La emisora _Antena del río_ y su lucha por no naufragar en el

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La emisora “Antena del río” y su lucha por no naufragar en el
Magdalena Medio
Hacer periodismo en la capital del Magdalena Medio no es fácil. No es fácil porque es una
región que por décadas ha estado marcada por guerras, masacres y narcotráfico. Aún así
desde hace más de cuatro años, y a pesar de las amenazas de las que ha sido víctima,
sobrevive radio “Antena del Río”; una emisora comunitaria que informa en medio del
vendaval.
“Antena del Río” es el núcleo de 13 emisoras comunitarias de la región. Es un espacio que
nació como consecuencia de un cuidadoso laboratorio de paz que brotó de las aguas cargadas
de cuerpos del río Magdalena. Su programación está dirigida al campesinado, les pone
carranga, boleros de los 80, vallenato, les habla de unidad, del campo y por supuesto de paz.
Para entender la titánica labor de esa emisora hay que asomarse a Barrancabermeja; un
municipio de 350.00 habitantes y un importante puerto petrolero en el corazón de Colombia.
Barrancabermeja es el foco del convulso Magdalena Medio, por sus tierras han pasado
milicianos del EPL, del ELN, de las FARC, los primeros grupos paramilitares del MAS y los
sanguinarios hombres de Carlos Castaño. El 16 de mayo de 1998, luego de décadas de dominio
de las guerrillas, ingresaron 50 paramilitares al norte de la ciudad. Mataron 11 personas y se
llevaron otras 25 que nadie volvio a ver. Años después se vino a saber de ellos, fueron
asesinados y sus cuerpos incinerados.
Esa masacre dio inicio a lo peor de la guerra en el occidente del Norte de Santander. Una
guerra que hoy ha dejado una ciudad habitada por toda clase de bandas criminales. En lo que
va del 2011 ha habido 17 homicidios por sicariato y el pasado 6 de abril, 3 sindicalistas de la
USO tuvieron que salir de la zona por amenazas. La ciudad es un punto estratégico importante
para el corredor del narcotráfico que sale hacia Venezuela y que a través del río Magdalena
surte de droga el interior del país. Este año Barrancabermeja ha visto la lucha a muerte entre
las dos bandas que se disputan el microtrafico en sus barrios. Por un lado, los Urabeños y por
el otro los Rastrojos. Una batalla que además de muertos ha dejado sindicalistas, defensores
de derechos humanos y periodistas amenazados o desplazados.
En ese difícil escenario, el 30 de abril del 2007 nació “Antena del río”. La idea inicial fue del
padre Francisco de Roux, a cargo entonces del Programa de Desarrollo y Paz de Magdalena
Medio. El padre formó equipo con la Diócesis, buscó ayuda de la Unión Europea y levantó los
recursos necesarios para dejar la emisora en funcionamiento. Álvaro Gómez Vázquez, actual
director de la emisora, dijo a la FLIP: “Es una emisora de interés público, le damos voz a la
comunidad y es un espacio de comunicación para la región. Además no estamos vinculados a
ninguna organización política”. La aclaración es importante porque la emisora ha sido uno de
los blancos preferidos de los paramilitares de la zona.
El mismo año de su fundación fueron víctimas de varios robos y saboteos. El 24 de agosto del
2007, Pedro Severiche Acosta y Alexandra Mantilla, periodista y productora de la emisora
respectivamente, fueron interceptados en la calle por desconocidos que los amenazaron y les
advirtieron que el lema de la emisora no les gustaba. El slogan de la emisora es: “Nos
comprometemos a defender primero la vida con dignidad, Antena del Río, una radio
comprometida con la comunidad”.
Las amenazas y la estigmatización de sectores radicales han empeorado la situación de la
emisora. El pasado 31 de enero de 2011, fue dejado un panfleto amenazante en sus
instalaciones por medio del cual les decían: “sigan apoyando a los perros de izquierda pa’
matarlos uno como a ellos y saben vayasen (sic) de la ciudad”. Desde entonces, carros
sospechosos han venido circundando la emisora y hasta hoy la protección de las autoridades
ha sido poco menos que deficiente. “Por esa situación en los últimos tres días renunciaron tres
empleados de la emisora, la supervivencia es difícil. Además, está el asunto del patrocinio
porque acá todo el que haga periodismo independiente no se le da pauta.” Afirmó Gómez
Vásquez. Alvaro Pinzon, otro periodista de la emisora que tiene el programa “Dignidad y río”,
sentenció “Yo creo que la emisora se va a caer, no hay colaboración economica de las
instituciones y cada dìa es más dificil.”
La emisora ha sobrevivido arrendando espacios radiales a otras personas y gracias a algunas
donaciones de organizaciones. Sin embargo, sus deudas aumentan cada vez que prenden el
transmisor que opera desde la Universidad de la Paz, en Barrancabermeja. Blanca Herrera, jefe
de prensa del programa Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, organización aliada de Antena
del Río, dijo a la FLIP: “La principal deuda es con la Electrificadora departamental, casi cuarenta
millones de pesos. Se han hecho grandes esfuerzos para salvarla, se buscó infructuosamente
acuerdos con el gerente de la electrificadora, se buscó pauta, se intentó que la gente tuviera
sentido de pertenencia, pero a veces todo parece en vano. Antena del Río es la única emisora
de interés público de toda la región.”
A pesar de todas las dificultades economicas, de los cortes de luz por falta de pago y de la
violencia que pretende silenciarla, Antena del Río continúa operando las 24 horas. La emisora
ha sabido moverse en un territorio donde habitan todos los actores armados del país. Su
director afirma: “ La Emisora la sostenemos por amor, yo mismo me debo 3 meses de sueldo.
Pero es que cuando la emisora deja de transmitir se siente el apoyo de la comunidad, nos
llaman los campesinos a preguntar qué pasó, viajan, vienen hasta la emisora, nos traen
productos, guayabas, huevos… Es su forma de ayudar. Uno se sorprende por el cariño. A veces
se cree desfallecer, pero hay que sacar fuerza por esa gente que nos oye.” A pesar de ese
futuro incierto, Antena del Río continúa su labor informativa en contra del vendabal, y aunque
parece un bote que lucha por no naufragar en las aguas del Magdalena, hoy su señal continúa
alimentando a 30 de los municipios más violentados por el conflicto armado que vive el país.
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