Recordando a los Quebrantados de Corazón Recordando a los

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JULIO 2016
JULIO 2016
Recordando a los Quebrantados de Corazón
Recordando a los Quebrantados de Corazón
POR UNA OBRERA ALIANCISTA QUE SIRVE ENTRE LOS REFUGIADOS SIRIOS
POR UNA OBRERA ALIANCISTA QUE SIRVE ENTRE LOS REFUGIADOS SIRIOS
Caminando recientemente por las
calles de una ciudad en el norte de Europa, vi a refugiados por todas partes.
Escuchar sus relatos de escapar de los
peligros y destrucción de su patria me
partía el corazón.
Una madre estaba angustiada por las
noticias que había recibido de su esposo en Siria. Su hijo de tres años había
tomado agua envenenada y se estaba
muriendo. Esta mujer había escapado
un mes antes con su hija de cinco años,
porque la familia tenía dinero para enviar solamente a las dos. Ella estaba
inconsolable.
Me senté sobre su cama en el cuarto pequeñísimo donde otras cuatro refugiadas vivían con ella en camarotes.
Lloré con ella, la abrasé, y le dije que
Dios estaba vigilando por ella. Él veía su
dolor y la amaba profundamente.
Pocos minutos después, un amigo
llamó a la casa de esta mujer en Siria,
y consiguió hablar con el esposo. Yo escuché la voz de un niño que decía, “No
te preocupes, mamá, ¡estoy bien!” Era el
hijo que había estado a punto de morir.
Sus amigos de la mujer le dijeron que se
levantara, se lavara la cara, y se regocijara porque su hijo estaba vivo.
Más tarde ese día, nuestro equipo estaba caminando por la calle y nos encontramos con una pareja joven con un
niño recién nacido. Nos presentamos a
ellos y escuchamos su historia.
Esta mujer, con ocho meses de embarazo, y sólo la ropa que llevaba puesta,
había sido empujada a una balsa neumática en una noche fría de invierno.
Ella se había preguntado entonces si
sobreviviría para ver al niño que llevaba
en el vientre.
Por casualidad teníamos un Nuevo
Testamento que le ofrecimos al hombre. Lo aceptó con mucho interés y nos
agradeció varias veces. Seguía mirándolo y hojeándolo, como si no viera la hora
de regresar a casa para leerlo.
Los refugiados sirios han sido aplastados en todas las maneras imaginables—en cuerpo, alma y espíritu. Pero
hay esperanza para ellos si depositan su
confianza en nuestro amoroso Dios.
Tal vez no tengamos oro ni plata para
darles, pero sí, tenemos a Jesús. Proclamaremos Su amor por palabras y hechos a este pueblo desplazado, que lo ha
perdido todo. Oren, por favor, que ellos
encuentren el tesoro más valioso de todos—¡Jesús Mismo!
Caminando recientemente por las
calles de una ciudad en el norte de Europa, vi a refugiados por todas partes.
Escuchar sus relatos de escapar de los
peligros y destrucción de su patria me
partía el corazón.
Una madre estaba angustiada por las
noticias que había recibido de su esposo en Siria. Su hijo de tres años había
tomado agua envenenada y se estaba
muriendo. Esta mujer había escapado
un mes antes con su hija de cinco años,
porque la familia tenía dinero para enviar solamente a las dos. Ella estaba
inconsolable.
Me senté sobre su cama en el cuarto pequeñísimo donde otras cuatro refugiadas vivían con ella en camarotes.
Lloré con ella, la abrasé, y le dije que
Dios estaba vigilando por ella. Él veía su
dolor y la amaba profundamente.
Pocos minutos después, un amigo
llamó a la casa de esta mujer en Siria,
y consiguió hablar con el esposo. Yo escuché la voz de un niño que decía, “No
te preocupes, mamá, ¡estoy bien!” Era el
hijo que había estado a punto de morir.
Sus amigos de la mujer le dijeron que se
levantara, se lavara la cara, y se regocijara porque su hijo estaba vivo.
Más tarde ese día, nuestro equipo estaba caminando por la calle y nos encontramos con una pareja joven con un
niño recién nacido. Nos presentamos a
ellos y escuchamos su historia.
Esta mujer, con ocho meses de embarazo, y sólo la ropa que llevaba puesta,
había sido empujada a una balsa neumática en una noche fría de invierno.
Ella se había preguntado entonces si
sobreviviría para ver al niño que llevaba
en el vientre.
Por casualidad teníamos un Nuevo
Testamento que le ofrecimos al hombre. Lo aceptó con mucho interés y nos
agradeció varias veces. Seguía mirándolo y hojeándolo, como si no viera la hora
de regresar a casa para leerlo.
Los refugiados sirios han sido aplastados en todas las maneras imaginables—en cuerpo, alma y espíritu. Pero
hay esperanza para ellos si depositan su
confianza en nuestro amoroso Dios.
Tal vez no tengamos oro ni plata para
darles, pero sí, tenemos a Jesús. Proclamaremos Su amor por palabras y hechos a este pueblo desplazado, que lo ha
perdido todo. Oren, por favor, que ellos
encuentren el tesoro más valioso de todos—¡Jesús Mismo!
Intercedan por los Afectados
por las Tragedias Recientes
Sigan orando por las familias de las
49 personas (50 incluyendo al tirador)
que perecieron en el tiroteo del mes pasado en un club nocturno de Orlando,
además de los 53 heridos. Phyllis Fitzwater es capellán aliancista, y Directora de Cuidados Pastorales para Orlando
Health, a donde muchos de los víctimas
fueron llevados. Ella les ha provisto
consuelo a los heridos, y a las familias y
amigos de los que fallecieron.
Oren por Phyllis, que sigue ministrando a familias en crisis. Pidan también que la Iglesia siga demostrando el
amor de Cristo a los que fueron devastados por esta tragedia.
Intercedan además por las familias de
17 niños que perecieron en un incendio
grande a fines de mayo en una residencia para internados cristianos en Wiang
Pa Pao, Tailandia. El incendio empezó
cerca de las 11 p.m. en el primer piso.
Muchos de los niños que estaban durmiendo en el segundo piso no pudieron
salir cuando las llamas devoraron el
edificio de dos pisos. Las investigaciones preliminares indican que un foco
eléctrico que funcionaba mal causó la
conflagración.
Seis de los niños eran de una iglesia
de La Alianza en Khun Mae Pao. Oren
por la iglesia, que sigue ministrando a
estas familias adoloridas.
‘Se me Partía el Corazón’
POR UN OBRERO ALIANCISTA QUE SIRVE EN UN
PAÍS DE ACCESO CREATIVO
El Sr. F llegó el mes pasado a la oficina de nuestro amigo americano Bob,*
quien dirige un ministerio cristiano
aquí. “Hace 10 años recibí un libro (una
Biblia) de un soldado,” le dijo el Sr. F
por medio de un intérprete. “Lo he leído. Cinco años atrás me di cuenta que
es la verdad, pero jamás he encontrado a
nadie que comparta mi convicción. Hoy
sentía que se me partía el corazón; tuve
que decírselo a alguien. Por eso vine a
este edificio, que es el único donde he
visto una cruz.”
¡Bob quedó asombrado! (Este tipo de
confesión ha sucedido varias veces en
los últimos seis meses.) Él le envió al Sr.
F a nosotros para aclarar su relato y para
recibir instrucción.
Es una lección de humildad escuchar
las preguntas del Sr. F, como “Yo entiendo el Éxodo de esta manera.... ¿Es así?”
Él no tiene miedo, pero el compartir
su nueva fe le expone a riesgos graves.
Oren a nuestro Padre que el Sr. F tenga
valor, tino y sabiduría, y que por lo menos uno de sus amigos o familiares se
una pronto con él en su nueva fe.
*Nombre cambiado
Intercedan por los Afectados
por las Tragedias Recientes
Sigan orando por las familias de las
49 personas (50 incluyendo al tirador)
que perecieron en el tiroteo del mes pasado en un club nocturno de Orlando,
además de los 53 heridos. Phyllis Fitzwater es capellán aliancista, y Directora de Cuidados Pastorales para Orlando
Health, a donde muchos de los víctimas
fueron llevados. Ella les ha provisto
consuelo a los heridos, y a las familias y
amigos de los que fallecieron.
Oren por Phyllis, que sigue ministrando a familias en crisis. Pidan también que la Iglesia siga demostrando el
amor de Cristo a los que fueron devastados por esta tragedia.
Intercedan además por las familias de
17 niños que perecieron en un incendio
grande a fines de mayo en una residencia para internados cristianos en Wiang
Pa Pao, Tailandia. El incendio empezó
cerca de las 11 p.m. en el primer piso.
Muchos de los niños que estaban durmiendo en el segundo piso no pudieron
salir cuando las llamas devoraron el
edificio de dos pisos. Las investigaciones preliminares indican que un foco
eléctrico que funcionaba mal causó la
conflagración.
Seis de los niños eran de una iglesia
de La Alianza en Khun Mae Pao. Oren
por la iglesia, que sigue ministrando a
estas familias adoloridas.
‘Se me Partía el Corazón’
POR UN OBRERO ALIANCISTA QUE SIRVE EN UN
PAÍS DE ACCESO CREATIVO
El Sr. F llegó el mes pasado a la oficina de nuestro amigo americano Bob,*
quien dirige un ministerio cristiano
aquí. “Hace 10 años recibí un libro (una
Biblia) de un soldado,” le dijo el Sr. F
por medio de un intérprete. “Lo he leído. Cinco años atrás me di cuenta que
es la verdad, pero jamás he encontrado a
nadie que comparta mi convicción. Hoy
sentía que se me partía el corazón; tuve
que decírselo a alguien. Por eso vine a
este edificio, que es el único donde he
visto una cruz.”
¡Bob quedó asombrado! (Este tipo de
confesión ha sucedido varias veces en
los últimos seis meses.) Él le envió al Sr.
F a nosotros para aclarar su relato y para
recibir instrucción.
Es una lección de humildad escuchar
las preguntas del Sr. F, como “Yo entiendo el Éxodo de esta manera.... ¿Es así?”
Él no tiene miedo, pero el compartir
su nueva fe le expone a riesgos graves.
Oren a nuestro Padre que el Sr. F tenga
valor, tino y sabiduría, y que por lo menos uno de sus amigos o familiares se
una pronto con él en su nueva fe.
*Nombre cambiado
Gracias por orar por los obreros aliancistas y por las personas con quienes comparten el evangelio. Para
recibir “El Llamado a la Oración” de La Alianza y peticiones semanales de oración, inscríbase en www.
cmalliance.org/pray. Los ministerios de La Alianza son sostenidos por ofrendas al Fondo de la Gran
Comisión y el Fondo de Avance de CAMA.
Gracias por orar por los obreros aliancistas y por las personas con quienes comparten el evangelio. Para
recibir “El Llamado a la Oración” de La Alianza y peticiones semanales de oración, inscríbase en www.
cmalliance.org/pray. Los ministerios de La Alianza son sostenidos por ofrendas al Fondo de la Gran
Comisión y el Fondo de Avance de CAMA.
8595 Explorer Drive, Colorado Springs, CO 80920
8595 Explorer Drive, Colorado Springs, CO 80920
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