LATERCERA Domingo 14 de agosto de 2016 mercado. Y no van a desaparecer. Al revés, habrá más Boric y más Jackson, que acumularán más y más capital político a expensas de las empresas si éstas no entienden que tienen que hacer cambios profundos en el modo como operan. También se beneficiará la izquierda antisistema. Y por cierto se abre un espacio enorme para liderazgos populistas que representen a los descontentos. Pero junto a ellos aparece en las encuestas en un lugar privilegiado Sebastián Piñera, ubicado al otro lado del espectro político... Sebastián Piñera no tiene problemas de reputación, de lo contrario no estaría en la posición expectante en que está en las encuestas. A estas alturas es percibido como un político y no como un empresario. En esta coyuntura se beneficia de un gobierno muy impopular. Pero yo no sé qué pasaría con Piñera si Boric y Jackson tuvieran la edad para ser candidatos. Al parecer, ellos representan mejor el clima imperante que Piñera. Personeros como el ex presidente PPD Jaime Quintana también han elevado un discurso antimodelo. ¿Por qué no capitaliza? Ni todo político antisistema será exitoso, como tampoco todo político pro sistema será un fracaso. Hay una multiplicidad de factores que intervienen en la popularidad de un político. ¿El gobierno -que pasa por una crisis de adhesión- opta por un buen camino cuando escucha las demandas de la calle y las hace propias? ¿Ello podría revertir sus niveles de popularidad? Las cosas no son tan lineales. Escuchar a la calle, cuestión que el gobierno ha hecho, no ha revertido la baja adhesión que tiene. A la larga, y a veces a la corta, las “ Los gobiernos se han vuelto más vulnerables a la presión social, y las empresas también”. Los presidentes tienen y seguirán teniendo una gran dificultad para resistir la presión antiempresa. Parte de las reformas que ha impulsado este gobierno sólo es posible en un escenario de extremo desprestigio de la actividad privada. “Escuchar a la calle, cuestión que el gobierno ha hecho, no ha revertido la baja adhesión que tiene”. b R13 malas políticas públicas erosionan la popularidad de los gobiernos, como las malas prácticas afectan la reputación de las empresas. Un caso paradigmático es la reforma educacional con la promesa de gratuidad universal en educación superior. Esta es una reforma que, sorprendentemente, la opinión pública ha rechazado. Para enfrentar la crisis reputacional a la que usted alude, en el caso del sector privado, ¿por qué rasgo debería apostar una empresa? Hoy día, si yo tuviera que elegir un rasgo pro reputación, sería por lejos la transparencia. Una empresa que está dispuesta a mostrar la mugre debajo de la alfombra y a limpiarla a ojos de quien lo quiera ver, tiene menos posibilidades de perder su reputación y una mayor probabilidad de recuperarla cuando la pierde. ¿Se dan cuenta las empresas que son responsables del deterioro de su imagen? Creo que sí. Pero quizás no saben cómo hacer las cosas de otra manera. Pero en los próximos 10 años, muchos de los empresarios que hoy son cabeza de grupos económicos van a dejar paso a una nueva generación que de a poco va a ir tomando el control de las empresas. Esa generación viene con una mentalidad distinta y más abierta. ¿Qué caminos pueden adoptar para revertir este cuadro? Desde el lado de la empresa hay mucho por hacer. Los altos ejecutivos tienen que entender que la reputación no mejora con el lobby, las donaciones filantrópicas y las comunicaciones. Hoy, las empresas viven en una casa de vidrio. La comunicación por sí sola no tapa las malas prácticas. Si se quiere mejorar la reputación, es un error centrarse en la imagen. Ese es el último eslabón de la cadena. Hay que cambiar la cultura al interior de la empresa. Reducir los problemas de reputación a un asunto comunicacional y de imagen es como tener un conflicto matrimonial e intentar resolverlo invitando a la señora a un viaje. Se podrán distender las cosas por un rato, pero el problema estructural seguirá donde mismo. Si uno mira a los grandes emprendedores contemporáneos y las misiones de sus empresas, uno se encuentra con mandatos que habrían hecho que a Milton Friedman le dieran arcadas. ¿Cual es la misión de Google? “Organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible”. Cuando Sergéi Brin y Larry Page estaban creando Google, no pensaban en la plata que iban a ganar. Lo que querían era cambiar el mundo. Y lo cambiaron. De paso, generaron mucha riqueza. La misión que se trazaron tiene un correlato en la empresa. La misión de Google permea todo lo que hace: sus productos, la relación con sus empleados, el tipo de personas que reclutan, el tipo de filantropía que hacen, etc. Lo que quiero decir es que esto no es poesía. ¿Qué pasa en casos como SQM y Caval, en que las malas prácticas vienen tanto del mundo político como del privado? Casos como esos y otros, donde las malas prácticas se entrecruzan con las del sector privado, generan un fuerte sentimiento antisistema. Los empresarios quedan expuestos a presiones que pueden descomprimirse con medidas populistas y antimercado, que al mundo político le puede ser tentador adoptar. Este es el peor escenario. Pero no es el caso chileno hasta ahora. El camino del gobierno ha sido promover medidas anticorrupción. No todas las que se requieren, pero muchas de las que propuso la Comisión Engel.R