Ubicación: Arco nº 23 Esta imagen representa aquel candelabro de

Anuncio
LA CAPILLA DE LA DOLOROSA
4.2.13. Consideratio XLII105. Non extinguetur [figs. 4.38 y 4.39]
Ubicación: Arco nº 23
Esta imagen representa aquel candelabro de siete brazos, que, como recuerda el
mote, de noche, al igual que de día, Non extinguetur –No se extinguirá106-. Precisamente
por ello, es un símbolo de María, quien, tras haber permanecido junto a Cristo durante
su Pasión y Muerte, se convierte en la luz que brilla para los moribundos. En torno
a esta idea se articula todo el emblema, tal y como anuncian el encabezado -“La
Bendita Virgen Dolorosa es Patrona de los que agonizan”-, el resumen - “La Virgen
Dolorosa, que asiste en la cruz al agonizante, es patrona fidelísima de todos los fieles
que agonizan”- y la cita bíblica escogida –“Para alumbrar a los que están de asiento en
tinieblas, y en sombra de muerte” 107-.
Figura 4.38
Figura 4.39
Ginther, por su parte, explica la comparación en los siguientes términos:
Por este candelabro de oro, o candil adornado con siete lámparas (como se observa
en nuestro emblema), ardiente siempre de día y de noche, San Epifanio entiende a la
Santísima Madre de Dios: «La Virgen María, dice, es el candelabro de oro que del altísimo
trono recibe mil veces el fuego brillante», y san Cirilo llama a la misma Madre de Dios
«lámpara inextinguible», porque no sólo de día, sino también de noche y en las tinieblas,
es decir, en la pasión y muerte de su Hijo Unigénito colgado en la cruz, brilla para los
[105] GINTHER, 1711: 337-344.
[106] El lema procede de un versículo de Proverbios: Non extinguetur in nocte lucerna illius [No se
apagará su candela durante la noche] (Proverbios, 31:18).
[107] Illumnare his, qui in tenebris & in umbra mortis sedent (Lucas, 1:79).
381
CAPÍTULO IV
miserables mortales que se pasean en la sombra de la muerte. Por este motivo, en Semana
Santa, cuando el misterio de la Pasión del Señor es recordado en la Iglesia por un lúgubre
canto y adorno, todas las lámparas, exceptuando una sola, y todas las demás candelas en
el candelabro trígono suelen ser apagadas (permaneciendo una sola de estas, colocada
detrás del altar en máxima oscuridad); lámpara que designa a la afligidísima Madre de
Dios, quien, al alejarse del Hijo sufriente todos los conocidos y amigos, ella sola, igual
que una lámpara de fe y caridad siempre ardiente, perseveró en medio de las tinieblas de
las persecuciones y asistió fielmente al Hijo moribundo hasta el final; así ni por la muerte
pudo ser separada de él, de ahí que mereciese ser llamada fidelísima Patrona y Abogada
de todos los fieles que mueren en Cristo108.
Consecuentemente, a través de este emblema se enfatiza especialmente la labor
mediadora de la Virgen; no en vano, como recuerda Ginther:
«No podemos, dice San Ildefonso, encontrar a nadie más poderoso para aplacar la ira del
Juez que a ti, que mereciste ser la Madre del mismo Redentor y Juez» […] «Es imposible,
dice san Anselmo, que se salven aquellos de quien la Virgen María aparte sus ojos de
misericordia, así es necesario que estos, a quienes vuelve sus ojos llamando por ellos, sean
tratados con justicia y glorificados»109.
El emblema Non extinguetur aparece recogido ya en la primera edición italiana del
Mondo Simbolico de Picinelli110, pero, tanto ésta como la ampliación de 1670111, aplicándolo
a la vela, lo ponen en relación con el “Justo perseguido” y el “Religioso retirado”. Es
en la versión latina en donde, a mayores, se vincula a la lámpara, pasando a significar
a Dios, al Religioso y a la Virgen María; eso sí, con un sentido más genérico que en la
obra de Ginther:
De ahí que distinguieses aquella lámpara con el lema: NON EXTINGUETUR. Esta
imagen es especialmente propia de Dios, de quien no sin un éxtasis del alma dice el Gran
Agustín: «Amor, que siempre ardes, y nunca te extinguirás, dulce Cristo, inflámame por
completo con tu fuego, y con tu amor». Además, es necesario que la vida del hombre
religioso o verdadero cristiano arda en el fuego permanente del amor Divino y que nunca
se extinga, pues es sentencia de los Santos Padres, «la vida de los Santos es una vigilia».
San Bernardo, meditando sobre aquello de Salomón «Su luz no se apagará de noche»,
comparó a la Virgen Madre de Dios con aquellas vírgenes necias, a quienes se les acabó
el aceite para las lámparas que debían estar encendidas hasta la vuelta del esposo: «No así,
dice, aquella mujer fuerte, que aplastó la cabeza de la serpiente […] porque de noche no
se extinguirá su lámpara […] Las adelantó la Virgen gloriosa, cuya lámpara ardentísima
fue también un milagro para los mimos ángeles, que decían: ¿Quién es esta? Etc. Brillaba
más que las otras, porque su Hijo Cristo Jesús la había llenado con el óleo de la gracia
mucho más que a sus compañeras»112.
[108] GINTHER, 1711: 338 (punto 1).
[109] GINTHER, 1711: 338 (punto 1) y 341 (punto 4).
[110] PICINELLI, 1653: 394 (Candela, lib. 15, cap. 5, nº 43).
[111] PICINELLI, 1670: 471-472 (Candela sotto il vetro, lib. 15, cap. 5, nº 51).
[112] PICINELLI
����������������������������������
y D´ERATH, 1687: 29-30 (Lucerna, lib. 15, cap. 15, nº 121).
382
La impronta de la
literatura emblemática
y la estampa europea
en los
programas devocionales
dedicados a
María
durante el siglo xviii
en la
Península Ibérica
Tesis doctoral
Carme López Calderón
Santiago de Compostela - 2013
FACULTADE DE XEOGRAFÍA E HISTORIA
DEPARTAMENTO DE HISTORIA DA ARTE
Descargar