La salud del pueblo está en la supremacía de la ley

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NÚMERO 28 SEPTIEMBRE
NOTICIA SANGUINO
Nuevo Consejo de Administración del Real Betis Balompié
Desde Sanguino Abogados, queremos felicitar al nuevo Consejo de Administración del Real Betis Balompié que resultó elegido el pasado día 23 de septiembre
en la Junta General Extraordinaria, tras recibir la mayoría del apoyo accionarial de
la entidad, y del que forma parte, como consejero, nuestro socio Ernesto Sanguino, el cual, a su vez, encabezará el nuevo comité jurídico que se ha creado por
este consejo para dotar de estructura al propio Consejo y coordinar, con el resto
de juristas del Club, todas las cuestiones de índole jurídica que precise la entidad
deportiva y sus accionistas.
EL COMENTARIO
tenga límites a la hora de cuantificar la base imponible del impuesto. En este punto
convendría recordar que ya la STC 221/1992 establece la imposibilidad por inconstitucional de gravar rentas o riquezas aparentes o inexistentes, criterio reiterado en la STC
194/2000 y que es, precisamente, lo que en numerosas ocasiones ocurre cuando no se
tienen en cuentan las circunstancias singulares del inmueble y su transmisión en aras de
poder establecer un criterio inflexible que facilite la gestión del impuesto.
Luis de La Campa
Socio y responsable de la oficina de Algeciras
de Sanguino Abogados.
En materia de motivación de los actos administrativos parece que se ha producido una
vuelta atrás, olvidándose que, según nuestra Carta Magna, la Administración está
sometida a la Ley y al Derecho (art. 103 CE). Nos referimos a la falta de motivación en las
Comprobaciones de Valores en masa que practican las distintas Administraciones
tributarias, en las que se manifiestan los intentos de la Administración de eludir la
motivación referida a cada caso, empleándose fórmulas genéricas con utilización de
numerosos folios, pero sin explicación mínimamente suficiente de cada concepto.
Como consecuencia de determinarse la base imponible en los distintos impuestos en
virtud del valor real y no del precio pactado, no sólo se evitan y dificultan los comportamientos de ánimo defraudatorio, sino que de hecho también se están obviando las circunstancias individuales de cada transmisión y que en muchas ocasiones afectan a la determinación del precio final, tales como la habilidad negociadora de una de las partes, la
urgencia en la venta, el desconocimiento del Mercado, etc.
La ambigüedad del legislador ha provocado que, a la postre, sea la Administración la que
termina, de facto, definiendo, según su propio criterio y ánimo recaudador, los detalles de
cómo se calcula este valor real, cayendo muchas veces en prácticas que la doctrina
jurisprudencial no duda en calificar como abusivas por su arbitrariedad. Entendemos que
el concepto de valor real encierra latente una cuestión de justicia tributaria. En el mismo
sentido, la propia STC 194/2000 nos recuerda que este proceder de la Administración no
es acorde con el fin perseguido y que no resulta acertado pensar que la Administración no
Por si esto no fuera bastante, a medida que la interpretación de los Tribunales ha ido
estableciendo límites a los criterios usados por las distintas Administraciones autonómicas y proporcionando argumentos que los contribuyentes han podido esgrimir en su
defensa, ha surgido una respuesta normativa que ha dado cobertura legal a las prácticas
de gestión aplicadas en los procedimientos de comprobación de valores. Prácticas que
fundamentalmente han perseguido y persiguen economizar el coste técnico de la
comprobación de valor de los inmuebles facilitando la gestión y tramitación masiva de
dichos procedimientos, pero que lamentablemente lo han logrado en detrimento del rigor
en el cálculo del auténtico valor real, más aún si se tiene en cuenta la crisis económica
que hemos padecido durante estos últimos 8 años.
Prueba de esta afirmación es la incorporación progresiva al catálogo de medios de que
dispone la Administración para comprobar el valor de los bienes, incluyéndose, con
motivo de la reforma de la LGT, a partir del 1 de enero de 2004 y posterior modificación
incluida en la Ley 36/2006 de medidas para la prevención del fraude fiscal, la posibilidad
de estimar por referencia a los valores que figuren en los Registros de carácter fiscal
–valor catastral tratándose de inmuebles–, o las incorporaciones al artículo 57.1 de la LGT
de las letras f), g) y h) realizadas por la citada Ley 36/2006 , que, a efectos del ITP y del
ISD, dan cobertura legal a la posibilidad de calcular el valor de los inmuebles mediante el
valor asignado a los bienes en pólizas de contratos de seguros, el valor asignado en la
tasación de fincas hipotecadas o a partir del precio o valor declarado correspondiente a
otras transmisiones del mismo bien. En definitiva, parece evidente que la intervención del
legislador frente a la interpretación de los Tribunales Superiores de Justicia, ha pretendido sobre todo acomodar la norma a las prácticas de gestión de la Administración.
“La salud del pueblo está en la supremacía de la ley”
- Cicerón -
Don Antonio Moreno Andrade
tivo, Moreno es miembro de la Sala de Gobierno del TSJ
andaluz y entre 1987 y 1990 fue Juez Decano de los
Juzgados de Sevilla. Colabora con diversas Universidades y Escuelas de Práctica Jurídica y es actualmente el
vicepresidente de la Real Academia Sevillana de
Legislación y Jurisprudencia.
Don Antonio Moreno Andrade pertenece a la carrera
judicial desde 1976 y ha ejercido en el juzgado de
primera instancia e instrucción 1 de Tarrasa (Barcelona),
en el juzgado de instrucción 1 de Las Palmas de Gran
Canaria y en el juzgado de instrucción 5 de Sevilla. En
1983 pasó a ocupar plaza en la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Tribunal Superior de Andalucía, en su
sede de Sevilla, que preside en la actualidad tras sus
nombramientos de 2004 y 2009. En el aspecto guberna-
La proliferación de leyes y normas administrativas es un hecho que está empezando a preocupar a ciudadanos, empresarios, a abogados,
jueces e incluso a la propia Administración.
Desde distintos sectores se acusa a la política
de utilizar el proceso legislativo como una de
las principales armas de proyecto electoral.
¿Está de acuerdo con esta afirmación o cree
que responde a una necesidad jurídica real?.
No sé si es debido a que sea un arma usada políticamente, pero lo cierto es que esta proliferación de
normas están haciendo que aquello de que la ignorancia de la Ley no exime de su incumplimiento sea un
sarcasmo. Además las continuas modificaciones que
están sufriendo leyes tan importantes como el Código
Penal, la Ley de Enjuiciamiento Civil o la más reciente
(el pasado día 1 entró en vigor) de la Ley Orgánica del
Poder Judicial hacen que no sólo sea más difícil su
asimilación para los ciudadanos y abogados, sino para
los propios Jueces.
NUESTRO
PROTAGONISTA
En estos años se está produciendo el dictado de
numerosas Sentencias que provienen de las
gestiones urbanísticas desarrolladas en la época
del boom urbanístico, pero muchos de sus fallos
son de imposible aplicación. ¿Cree que tenemos
un sistema efectivo de ejecución de este tipo de
Sentencias u otras similares?
Eso es un problema que hemos tenido desde siempre, no
es únicamente coincidente con ese período de proliferación urbanística. Este problema debe solucionarse con las
armas jurídicas adecuadas para ello y que son las medidas
cautelares. Un sistema en el que se impusiera a tiempo la
suspensión de la ejecución de un acto solventaría muchos
de los problemas que nos encontramos luego en las
ejecuciones, principalmente la imposibilidad de darle
cumplimiento a determinadas sentencias y, sobre todo, el
perjuicio que se le causan a terceros de buena fe.
Tras todos estos años de experiencia como jurista,
¿qué le gustaría haber cambiado del sistema?
Sin duda me habría gustado simplificarlo, creo que todo
debería ser más simple, no sólo las leyes sino las
resoluciones judiciales, las sentencias. Los ciudadanos se
merecen una respuesta rápida y sencilla que no implique
un esfuerzo para su entendimiento.
CASO DE ÉXITO
Concurso Fortuito
Recientemente SANGUINO ABOGADOS ha obtenido una importante Sentencia dictada
por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla en la que se declara fortuito y se
exonera de cualquier responsabilidad a nuestro cliente, administrador único de una
empresa industrial de Sevilla, que debido a su insolvencia se vio abocada a un concurso
de acreedores, en cuya sección de calificación, tanto la Administración Concursal como
el Ministerio Fiscal, interesaban la calificación de culpable y como persona afectada al
administrador social defendido por esta firma.
En sus escritos informando acerca de la calificación, tanto la Administración concursal
como Fiscalía consideraron que el administrador social había incurrido en culpa grave, al
haber formulado unos estados contables que no reflejaban la imagen fiel de la empresa
pues presentaban irregularidades relevantes y, por tanto, se causaba un daño a los
acreedores y a la propia Sociedad, todo ello pese a tener informes favorables de auditoría.
Los demandantes pedían la inhabilitación del administrador para administrar bienes
ajenos- lo que hubiese truncado su proyección como empresario- y su directa responsabilidad patrimonial por el 35% del déficit concursal que ascendía, según los informes de
liquidación, en torno a 5 millones de euros- lo que le hubiese dejado como persona física
en una situación de insolvencia de por vida.
Tras haberse sustanciado un arduo procedimiento judicial, en su Sentencia, el Juez del
Mercantil concluye que la estimación realizada por los demandantes no es merecedora
del reproche de la culpabilidad a los efectos de la responsabilidad concursal impetrada,
exonerando de toda culpa a nuestro cliente, que podrá seguir siendo empresario y
continuar con una actividad económica libre de trabas y cortapisas.
Dicha Sentencia y la consolidación del régimen de responsabilidad concursal por
déficit, resultante del Real Decreto-Ley 4/2014, de 7 de marzo, ratificado en este
extremo por la Ley 17/2014, de 30 de septiembre y por la sentencia del Pleno del
Tribunal Supremo de 12 de enero de 2015 (RJ 2015\609), en cuya virtud, se confirma
que la condena al déficit concursal sólo procederá cuando la conducta que ha determinado la calificación culpable haya generado o agravado la insolvencia, y esto quede
suficientemente acreditado en el proceso.
Se constata de esta forma que, cuando se gestiona una empresa con diligencia y
siguiendo un procedimiento adecuado en la toma de decisiones, apoyado para ello en
profesionales que asesoren al empresario en las distintas materias, el riesgo inherente
al ejercicio del cargo de administrador de sociedades mercantiles se reduce sensiblemente, incluso en los casos en los que la empresa se tiene que liquidar por su insolvencia.
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