Refugios Magazine - Casa Bonita Tropical Lodge

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Típica habitación con vista a las montañas
L
Barahona
República Dominicana se ha sumado
a la ola de turismo ecológico o de
naturaleza que cada vez gana más
adeptos en el mundo. Uno de esos
refugios para vivir la experiencia es
Casa Bonita, en Barahona.
Por Adrian R. Morales
Fotos: cortesía de Casa Bonita Tropical Lodge
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a competencia turística
obliga a los destinos a
renovarse y diversificar
su propuesta. La enorme biodiversidad de nuestro país es
una de sus grandes ventajas,
ya que cuenta con zonas protegidas y microclimas de ríos,
montañas, humedales, playas
y lagos. Salud y ecología son
dos ingredientes que usted
encuentran en Casa Bonita
Tropical Lodge, un hotel boutique de 12 habitaciones y una
máster suite, situado en lo alto
de una colina con impresionantes vistas del Mar Caribe y
de la frondosa vegetación de la
Sierra de Bahoruco.
La ubicación es el mejor
activo de este establecimiento
que pertenece a la marca Small
Luxury Hotels of the World
(SLH). La gran biodiversidad
predominante en la región es
uno de los principales motivos
de visita. En 2002 la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) nombró
como “Reserva mundial de la
biosfera” a la reserva JaraguaBahoruco-Enriquillo. Entre los
visitantes de Casa Bonita se encuentran observadores de aves
que aprovechan el potencial de
la Sierra de Bahoruco, donde
se pueden avistar 23 de las 26
aves endémicas de República
Dominicana. Los observadores
de palmas aprecian la gran variedad existente, sobre todo, la
llamada “Cacheo”, endémica de
la comunidad de Oviedo.
Naturaleza y diversión
La diversión en este entorno es
un privilegio. Una de las amenidades favoritas es el canopy,
una tirolesa de casi un kilómetro de extensión que corre por
entre las copas de los árboles.
El recorrido, un deleite sensorial
que no debe dejar de probar,
pasa por 10 plataformas y dura
45 minutos. El cargo es aparte
de la tarifa del hotel.
Un sendero de dos kilómetros y medio le permite caminar alrededor de la montaña,
o si prefiere, lo puede recorrer
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a caballo o en mountain bike.
Cualquiera de estas variantes le
permite estar en contacto con
la naturaleza del lugar, pródiga
en árboles, arroyos y riachuelos,
aves cantoras y con una buena
dosis de aire puro que contribuirá a revitalizar su cuerpo.
La experiencia Tanama
Y si de revitalizarnos se trata, la
opción más adecuada es Tanama Aqua Spa, 100% orgánico,
con productos y tratamientos
naturales de origen local. Tanama quiere decir mariposa en
lenguaje taíno, y Casa Bonita
está ubicada en una zona que
constituye un refugio de mariposas que pasan por aquí en
sus migraciones. Luego de una
investigación, Polibio Schiffino y
su familia, propietarios del hotel,
decidieron ponerle ese nombre
al spa y relacionarlo con el concepto de salud y bienestar.
La directora de este proyecto es la mexicana Azucena
Montes, quien viene de la tercera o cuarta generación de
curanderos. Sus ancestros eran
yucatecos, su abuelo era “huesero” (quiropráctico) y su abuelita fue reconocida como curandera maya, además de partera.
“Jugamos mucho con elementos de la región sur, como la
yuca, el mango, la piña, el cacao
y el café. Con ellos elaboramos
varios de nuestros exfoliantes y
tratamientos”, señala.
Vista al mar desde la piscina infinita
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Los sonidos del agua del
río y de las jabillas cuando explotan en las ramas se incorporan a la música natural del
entorno, específicamente en
los pabellones donde se llevan
a cabo los tratamientos. Uno
de los rituales se denomina
“Un día en el paraíso”, que incluye exfoliación y un masaje
con fango caliente dentro del
río. “La corriente del río es el
elemento purificante del aura.
Los tratamientos benefician
tanto al aspecto físico como al
espiritual”.
El contacto con la
naturaleza le permite
realizar agradables
actividades al aire libre
El agua de las duchas del
spa es a temperatura ambiente,
tal y como baja de la montaña.
Según Azucena, parte de la experiencia es que el cliente se
eche un chorro de esa agua fría
y grite lo que le venga en gana.
“Como estamos en la naturaleza, eso también constituye
parte del ritual de liberación. Es
una reacción primaria, instintiva
del ser humano. De esa forma
se adueña del entorno, lo hace
suyo”.
Casi todos los tratamientos, explica la especialista, van
acompañados del temazcal, un
baño de vapor rústico que con
el agua fría del río contribuye a
la vasoconstricción en el plano
El temazcal, terapia prehispánica para el
cuerpo y la mente
circulatorio. “Trabajamos el plano ecológico pero no descuidamos
la parte interna del organismo”. En la cultura prehispánica temazcal
quiere decir casa de calor y representa el vientre de la madre tierra.
En México y otros lugares se lleva un ritual más profundo pero en
Casa Bonita se enfoca en tratamiento de vapor para la purificación
y la desintoxicación. El proceso se da a partir del calentamiento de
las piedras del mar en un horno de leña, luego se insertan en el
tercer ojo presente en el centro de la cabina. Se prepara un té de
hierbas para salpicarlo en las piedras y que sirva de aromaterapia.
Los enamorados suelen utilizar el pabellón “Iró y Narú” (alma
de él y ella, en lenguaje taíno. Primero reciben el tratamiento, luego
se les enciende el jacuzzi, que contiene flores, y se les brinda una
copa del vino de la casa. “En el Ritual Ancestral el huésped participa con el terapeuta moliendo el café que se usará en su tratamiento, lo mezcla y al final se da un baño con ruda, romero, albahaca,
limoncillo y se le ponen flores. Todo eso ayuda a purificar el aura.
Bar y restaurante
Ese masaje sirve de exfoliación
y prepara a la piel para el sol”,
puntualiza Azucena.
También está el ritual Tanama, a cuatro manos, dos terapeutas para un cliente. Es uno
de los dos tratamientos que
fungen como sello de la casa.
El otro es el Cibazul, de carácter
holístico. “La piedra de larimar,
que en el mundo solo se encuentra en Barahona, equilibra
la energía. Cuando alguien sufre
de migraña se le pone a la altura del corazón. Trabajamos con
larimar, ónix y oxidiana. Una piedra a temperatura, otra caliente y
otra fría con hielo para trabajar la
parte linfática y circulatoria”.
Un hamacario es el espacio
ideal para después de los baños y tratamientos. Si el huésped dispone de tiempo, puede
balancearse y sentir la brisa y la
tranquilidad natural propia del
entorno. Aquí puede leer, tomarse un té o cerrar los ojos para
seguir con el proceso de relajación. Este concepto no puede
ser más natural y ecológico, es
como volver atrás, al estado de
flotación del vientre materno.
Tel.: 809.540.5908
www.casabonitadr.com
Refugios Magazine/19
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