Elegía en la muerte del doctor José Vicente Uribe Restrepo /

ELEGIA
EN
LA
MUERTE
DEL
DOCTOR
.
.JOSE VIGENTE URIBH RHSTREPU
MEDELLIN.
nIPRENTA DE
- 1890
El Espectad<w
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Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis
Arango
del Banco-....de la República,Colombia
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A
:JUAN DE DIOS,
EDUARDO
Y AGAPITO
URIBE.
Stc leal amigo
A. J. R.
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ELEGIA
Vi1'll
el mahado
atormelltaDclo, .,
YI1'fl,
Y ua ailllo entero elfl maldad completa:
y el honrado mortal ell cayo pccho
La bondadoea hUDllL1liclad
le abl'illa
lVace,y deja de 1er ••••.•••••
ClE~"FUEGOS.
Así, cual convenía á tu altiveza
y al noble orgullo del profundo sabio
Doblaste en el sepulcro tu cabeza.
SÚplica de temor no aj6 tu labio,
Ni recibieron en tu adiós supremo
La Ciencia y la Verdad ningún agravio.
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-6...".,.
Viste llegar el doloroso extremo
OOUlOel firme piloto que en la rada
El ancla suelta y abandona el remo.
Tn faz siempre serena, iluminada
Oon luz indeficiento de ternnra
Talvez lloró la tierra abandonada.
La es_hez
de la hosea sepultura,
El silencio infecundo de la muerte,
Talvez pusieron en tu sér pavura:
Que el más templado
corAZÓll
advierte,
Y lo publica eD instaniáneo aua1n,
El rigor despiadado de la
saerœ.
Lo mismo del lem que del arbusto
Tiemblan tal voz las ateridas flores
Al acercaœe elleAa4o:r adusto.
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-1Si es la vida apesar de sus dolo~
La sola realidad de lo sensible,
Lo s610 cierto en este mar (le errores,
Al romperse la célula invisible
(~ne la preside y la sustenta y crea
Demos un ay !...• un ay ! inextinguible.
1: la tuya ¡oh var6n de alta presea!
l'ué luz de resplandores tan vivaces
Que aun después de apagada centellea.
Aun brilla nuestra patria con sus haces,
So cspacia a(m la conturbada mente
Por sus variadas, armoniosas faces.
Di6te Naturaleza providente
Amor al bien, en que tu pocho ardía,
De tu~ virtudes almndosa fuente.
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-8Ta levantado espiritu vivía
En ámbitos abiertos á lo bello
"Y amó la libertad ¡Quién no ama el dia t"
Del genio algÚB elarisimo- destelk>
Quizás besó tu sien desde la cuna
y allí dejó su perdurable sello,
Si cual dameña el fuerte á la Fortuna,Tú con tu verbo mágico pudiste
Las ciencias domeñar una por una.
Remotas tierras y ciudades viste-,
Inqniriende con lengua poliglota
Oómo aliviar nuestro linaje triste.
Del ajeno gemido- ni URa nota
Se escapó sin vibrar on tus oídos:
De cada lIant~ te mojó
Ull..'\
gota.
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Como otros van del oro á. los rt\idos,
O cual turba en tropel hacia el magnate,
Iùas tú del humilde á los plañidos.
Jhlé tu voz como ariete en el debate
Doude la juventud
escucha y caHa,
Donde apresta sus armas al combate.
Allí do la palabra es la metralla
y el becho dcmostrado el argumento
y un cad;Íver el campo de batalla;
En aquel cOllsagr¡tdo monumento,
En aquella tu cátedra bendita,
Allí está el pedestal de tu talento ....
Lenguas profanas hoy •... iPiensâ y medito,
Oh viril Jnventud!
Venùrán auroras
Tras esta noche sepulcral, maldita.
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-10 Volverán nuestras huestes vencedoras
A poner sus guirnaldas á·Minerva
Donde hoy i Oh Monstruo de tinieblas!
moras.
Ya la amarilla, la invasora hierba
Haùita en esos claustros, donde el alma
De encorvarse al error al fin se enerva.
Ya el "hervir vividor" tornóse on oalma,
-En la calma nociva del Mar Muerto-,
Y ortigas crecen donde fué la palma.
El mundo intelectual es nn desierto
Sin manantiales, árboles ni oumbre,
Por calcinadas bóvedas cubierto.
En tanto la indole.nte muchedumbre
Humilla la cerviz y besa ~l ara
Sin que haya un sol que por piedad le alumùre.
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-11La Muerte se llevó con mano avara
Cuantos tuvo la Patria hijos preciados
A quienes ella su pendón confiara.
gélida escaroha por los prados,
Como en la mies ajena hoz enemiga,
COIllO
Así auatió la muerte sus soldados.
Ya ni ann el llanto sn dolor mitiga:
Al suelo ve caer, indiferente,
Lo mismo la zizafla que la espiga.
:Mas cuando
tÚ
bajaste la pendiente,
i Oh predilecto amigo! que separa
.Aqnel Ocaso mustio de este Oriente,
Quiso que tu sepulcro refrescara
Su lágrima postrera, la más pura,
y que aUi tus cenizas perfumara.
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-' 12
.
Ella dará primaveral verdura
.
Al campo en que doblaste la cabeza
Sin zozobra, sin miedo, sin pavura,
Así, cllal convenía á tu altiveza.
Medellin, Diciembre de 1889.
ANTONIO JOS~ RESTREPO.
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