LOS SIETE DO:LORES DE ·MARIA. POESIA O , POR RUPERTO S. GOMEZ. , • < , BOGOTÁ. IMPRENTA DE MEDARDO RIVAS. , 1884. CAT G 10 I 1 "> Gobze1'1zo Eclesz'dstzCo.-..,..BogOfá, Marz o 22 de 188{- Vista' el informe del señor Presbítero .Rafael Carr asquíHa sobre la composición poética del señor Don H. uperto Gómez, que tiene por título "Los siete dolor es de JJ1ár ia;" y hallándolo favorable, damos la aprobación y licencia para i mprimir1a. fPIÑER OS, J. Vicario general, PARDO VERGAR A'1 Secretario, LOS 81 ElE DOLORES DE MARIA. ( A LAS SEÑORAS CO IlOMEH~NAS). RRIMER DOLOR. Al través del furioso tor.bellino Con que azota el invierno la Judea" De Salén toma el árido camino La Virgen' celestial de Galilea. Al Infante divino Calienta con amor en su regazo; Al soplo rudo de ventisca helada , De frío tiembla su virgíneo brazo : Penetra al templo augusto ;' Al Dueño de los cielos y los mares Postrada ofrece al pié de los altares Al Niño Dios . En la espaciosa tienda: Formada por los cóncavos espacios Jamás vieron los ángeles ni el hombre Sobre las aras tan sublime ofrenda. Acéptala el Eterno, y el Angel malo de pavor temblando Se hunde en las simas del profundo Averno. U n venerable anciano Cuya faz arrugada se doblega De los años al peso, Al santo grupo, trémulo se llega. Alza al reciennacido, en la mejilla, Fresca como el jazmín, le imprime un beso, y con acento desmayado exclama: " Me has cumplido, Señor; la gran promesa; Ya te han visto mis ojos, luz del alma, Ya puedes desp.edirme y de la huesa , Al hondo seno bajaré con calma. 4" Tú con tu- faz' asombras La celestial esfera, Oh gloria de Israel, cIara lumbrera, Que·del gentil disipará las sombras. Cuántos alzados de entre el polvo inerte Verán la lumbre de tu eterna vida? y cuántos á tu planta bendecida Encontrarán la sempiterna muerte? A ti, cual blanco, asestará sus tiros La perversa maldad encarnizada : y entonces, tú, Señora, destrozado A y! sentirás er pecho.inmaculado De cruel dolor al filo de la espada l" Devorando su pena La Reina prosternada en el' santuario, - Con mirada profética veía La Cruz entre las peñas del Calvario.. . Oh cándida María! Oprimido de angustia á Galilea Llevas el corazón, pero tu frente Umi aureola fúlgida rodea, SEGUNDO · I:>ü1.QR.. Partieron ya los Magos del Oriente Que adoraron.la cuna . .. Del Dios.por quien su luz resplandecienteVierten los soles y la casta Luna. Partieron! y el tirano que temblaba. Bajo el dosel del trono Del Redentor la muerte. decretaba. La' Virgen reposaba en. su retiro . Cuando un ángel en sueños al Patriarca En el silencio de la noche ordena Que huya de Egipto. á 1a feraz comarca.. - ·5 Que el pérfido monarca Al .N i ño .con furor perseguiría, Ella al oír temblando La nueva aterradora, De -súbito .en su lecho se incorpora:; . E l hijo toma en sus amantes brazos, y en medio del silencio pavoroso De la noche, con paso silencioso Ay! parte, el corazón .h ech o pedazos. De asuella noche-entre la sombra fría De las 'e strellas á Ia d ébil lumbre, A .pié te ausentas de la Patria impía, Abrumada de ntgFa pesad umbre. La tempestad bravía Rugiendo azota el centenario tronco Del alto cedro; yel aullido ronco Se escucha del mastín que en la alquerías Temible centinela, Junto alumbral de la portada vela, Todos reposan en 'm ullid o 'lech o, ' Mas tú llevas clavada En el materno pecho De los Dolores la terrible espada. El Dios Omnipotente Que hizo brotar de entre Ia oscura .na da De luceros el coro :refulgente, Que resplandecen en el vasto cielo, Huyendo de las iras de un tirano Amparo 'busca en extranjero süelo'l TERCER DOLOR. De la pascua aproxímanse las fíéstas; 'D e las tribus las grandes caravanas De comarcas :l~j an as, / -6Cruzando las montañas y florestas De Sión hacia el templo se dirigen. A 10 lejos se ven los peregrinos Como festones de variadas flores . Que adornan las' v:eredas y caminos. Detrás de los tumultos se divisan Un venerable anciano Que á un infante conduce por la mano, y una gentil doncella '. Más donosa y más bella Que la corola del clavel temprano, Que.de la tarde la radiante estrella. Es la Sacra Familia Que va á Jerusalén con el Cordero, .Que ofrecerá en el Gólgota su sangre Del padre Adán por el linaje entero.. ' Del Señor á la casa penetraron, y el cóncavo cimborio y las columnas Del Niño á las pisadas retemblaron. En torno de El postrados los querubes Sus ·arpas prelúdiaron, y sus cantos sublimes se elevaron Del grato. incienso entre las densas nu bes. Terminado el solemne sacrificio, Del pórtico por puertas diferentes Salieron reverentes Los hombres y mujeres sin bullicio, y siguen todos.de su hogar la senda .. Torna al punto la Virgen su mirada y no di visa de su' amor la prenda Por quien pasa su vida desvelada; Afanosa la busca, mas en vano. Devorando su pena se imagina Que al lado parte de su padre anciano ; También el triste padre se sorprende De Jesús por la ausencia; Sus ojos mustio y azarado tiende r - '7 - Buscándole anhelante Éntre los niños que risueños corren En pos del fatigado caminante; Mas pronto seconsuela Pensando que su Esposa Por el infante cuidadosa vela. Llega al mesón la celestial María Cuando la noche oscura .: Su manto por los valles extendía, y llena de tristura En él hallar á su consorte espera. Mas no le encuentra y al camino torna; Divísale por fin, corre ligera; Mas viene solo, oh riegra desven tuna 1 " El Niño! " á uI} tiempo con afán exclaman, Mas al verse sin El, entre los gozos ' .Del gentío prorumpen en sollozos y torren tes de lágrimas derraman. En vano al pasajero , Preguntan con dolor. Indiferente Se aleja. De las tardes el lucero Se oculta tras las sierras de Occidente, y todo queda en soledad profunda. La Madre desolada Alza sus ojos al hermoso' cielo De lágrimas cubiertos por un velo, y amargo mar su corazón inunda. é, ¿ Dónde estás, exclamaba, hermoso mío, N o sabes que sin ti la vida es muerte, Que á .t u lado" Señor, me siento fuerte? " Ante aquella amargura las estrellas Tras espesas tinieblas se escondieron, y de los tristes sauces en las ramas Los vendavales sin cesar gimieron. ' Pasa la oscura noche; el nuevo día Indeciso apar.ece, y apenas con sus rayos esclarece Del firmamento la región sombría. ." -8El humilde Patriarca y la Doncella Toman del Templo la anchurosa vía, ¿ Habrá volado de su Padr-e al s-eno Sin derramar su sangre sobre el mundo Y O el hondo cáliz de amargura lleno Ha ya apurado, y sólo y moribundo Exhala lejos de su madre amante Sobre la Cruz el último suspiro? Acaso está en Jerusalén, y errante Por sus ruidosas calles ha vagado, y no ha encontrado hospitalario teche, . y umbral duro y helado . Le habrá 'servido de suntuoso lecho. Virgen desventurada! Ningún materno corazón .pod r ía , Sin quedar sobre el polvo inanimado, Resistir un momento tu agonía. A 1a ciudad llegaron cuando apenas El último crepúsculo doraba Del Templo la techumbre y las almenas. Jerusalén ! Jerusalén! tus calles Recibieron las lágrimas ardientes De la casta Doncella Que al tierno Infante con afán buscaba Al resplandor de solitaria estrella. Ya del magnate la robusta puerta Se cierra con estruendo, y la ciudad desierta Cruza la Madre de dolor gimiendo. El sol irradia en su carroza de oro, y la encontró llorando Sin descubrir su celestial tesoro. A la mansión sagrada va al Eterno . A demandarle su querida prenda: Penetra, tiembla; sus oídos hiere La voz vibrante de su Niño tierno. -9De 10"s doctos en medio y los ancianos El-infaute Jesús con elocuencia Mostrándoles estaba los arcanos De .la santa y divina Providencia. Atónita 'la 'noble concurrencia pe sus labios pqrísimos oí-a La doctrina sublime q ue encerraba De un profeta la gran sabiduría. La Virgen corre y con afán exclama: " Hijo, tu Padre 'Y yo con -amargura Te est ábamos buscando." -" -P ara qué me buscábajs, i ne sabíais, Respóndele á su Madre, Que sin descanso consagrarme debo .A los misterios de mi eterno Paclre ? " Calló, y al punto el Bias; de las estrellas Del lll,unilde J'os éf 'Y de María Siguió en silencio las sagradas huellas, I I 'CUART O DOLOR. Hada el Calvario el Redentor carnina De la Cruz agobiado bajo el peso, El cuerpo delicado Por millares de azotes destrozado; Enturbiados los ojos; De Ias sienes divinas En torno, por diadema, la corona De dardos punzadores y de espinas. En su corcel el centurión romano A len to paso guía El fúnebre cortejo; y sus clamores Tristes y aterradores , Levantan los clarines. Entre tanto Corre la Virgen Madre apresurada -10Hacia una 'encr ucijada En pos del triste Juan y Magdalena. Al Varón de dolores "Quiere estrechar contra su amante pecho, Seguir con El del Gólgota á la cumbre, El rostro en .llanto de pesar deshecho. Comprimiendo el aliento Llega de la Amargura A la calle pea diente. Oh cielos 1 mira A su Hijo ensangrentado y macilento, Que alarbe entero compasión inspira, Subiendo con la Cruz á paso lento De 10$ reos en medio y del bullicio Hacia el tremendo altar del sacrificio. -C omo feroz serpiente Dolor agudo dava En su afligido corazón el diente. Las fuerzas la abandonan un momento, Su rostro palidece; Exhala un triste y lánguido lamento: y como flor tronchada desfallece. Recóbrase de pronto, parte, vuela Ya á su Jesús abraza, _ Mas sin piedad un fiero centinela Con su nudosa pica la rechaza. Alza el divino Salvador los ojos, y la marcha suspende; Sobre su Madre tiende Una mirada de dulzura llena; Y de la agreste loma, Cual cedro herido por rabi oso viento; Sobre las duras piedras se desploma. Entre ronca y. terrible vocería D é Di os al Hijo con la Cruz levantan. La Reina de los cielos sumergida -11En un piélago Inmenso -de dol óres En pos sigue del Mártir resignada Del pueblo entre los pérfidos clamores. QUINTO DOLOR. Cuando el astro del día Desde el ceni t tendía Sobre Salén su abrasadora lumbre, Ll,ega Jesús seguido de María Del Gólgota á la cumbre. Los sayones despójanle al instante Sin piedad de su sacra vestimenta. Encúbrese la Y irgen el semblante Ante el horror de tan terrible afrenta. Sobre la Cruz le extienden,' Y, desgarrando su alma, De la siniestra la sangrienta palma -Con clavo agudo á martillazos hienden. Á cada golpe rudo De la Madre en el pecho acongojado Se agita el corazón, cual si quisiera Volar hasta su Dios despedazado ' Y morir á sus piés. Ya está enclavado En la Cruz afrentosa, Y el hondo hueco en el peñón cavado. Con gruesos cables el pesado leño Levantan los verdugos lentamente, Y de los orbes y del sol el Dueño Presenta humilde la divina frente Á los rayos del Padre omnipotente, De repente la Cruz en lo profundo Á plomo se hunde; prolongado y seco Se levanta un sonido tremebundo Que fiel repite con pavor el eco. BA¡--lCO Dc LA REPUBUCA 5lBLlOTECA LUIS - t Nrjf:' L ARANGO CATALOGACION -12El golpe duro 'cont ra 1a ·agria roca Del 'Cristo ensancha las profundas llagas W los huesos crujiendo le disloca. Golpe espantoso que conmueve el seno De la triste María, Por cuyo rostro de tristeza lleno Río de sangre abrasador corría. Mudo está el ~r-isto de ;la Cruz pendiente, El rostro de marfil desencajado; El cuerpo por torrentes inundado En él licor ardiente de sus venas, Que corre sin cesar por el madero Hasta el polvo que oculta 'las cenizas Del padre Adán, el pecador primer-o, Juega-n entre ·b lasfem ias los sayones Tendidos á sus piés la sacra veste 'j y se cubre de espesos nubarrones La extensión de la bóveda celeste. Bajo sus alas la tiniebla oculta Hasta el valle apartado y la 'colina , y el pueblo vil que al Redentor insulta A la ciudad huyendo se encamina. ' I El aquilón entre las rocas brama, El Hombre-Dios. sus ojos levantando Entre dolores infinitos clama: . " Padre Eterno, perd ónalos, no saben Lo que ellos hacen," y rojizo velo Cubre sus ojos, la cerviz doblega, . Y el -rayo -cruza ell tempestuoso -cielo. Muda contempla á su Señor -natura, Sólo la brisa -l ánguida suspira En torno al árbol santo, y con dulzura Volviendo el rostro el Cristo hacia la Virgen . Le dice lleno del-amor de padre: ~. , Mujer, mira á tu-hijo," y volvi éndose á Juan: ·H Mira á tu Madre." y moribundo, inerte, I ' -13Cubierto por las alas' de la Ml,lerte; . " Tengo sed," dice con marchita boca : ' A S1l1 voz se agitó cual cervatillo En el D.esierto, del Horeb la roca. Contemplando después el. firmamento Por tenebrosa nube encapotado, Dice con triste acento : " Todo está .consumado ; " . y un instante después, falto de aliento: " ¿ Por gu.é¡ Dios mío, me .has desamparado? lf I Calló por'un instante Doblado al' peso' de dolor tremendo, Mas alzando la voz, " oh Padre, exclama, En tus' manos mi espíritu encomiendo." El triste rostro de su Madre-mira, Y, la faz inclinando, Abandonado de su Dios espira, Saltan las duras peñas del Calvario, Tiende la ronca tempestad' SoU vuelo, Rásgase en el Santuario, Cuya bóveda cnuje, el santo velos El' huracán entre los cedros zumba Y el pálido-cadáver se levanta De entre el oscuro seno de la tumba. El universo entero se -conmueve Del Señor ante la.última agonía,• .Ay sólo muda en su.dolor María. Contemplándole muerto no .se mueve. Aterrada la plebe Se aleja de Sión por el camino•. • El horror de los mundos ha calmado, El hierro agudo sin temor Longino Sepulta de Jesús,en el. costado,. Y sobre el p ólvo, de la. herida brota De sangre yagua la. postrera gota, Que deja el sacrificio consumado. - .14Ay! de amargura llena 'L a L>olorosa la cabeza inclina, Cual entre espesas zarzas se reclina Por Aquilón tronchada la azucena.' SEXTO DOLOR. El rayo ardiente de la luz febea La frente de la Víctima ilumina: Nícodemo, José de Arimathea Con anchas fajas de nevado lino y riquísimo ungüento, Que dulce aroma exhala, Ascienden por la escala. J osef, por cuyo rostro venerable Abrasadora lágrima'resbala, Poco á poco desprende.la corona Que taladra las sienes del Mesías. Tómala entre sus manos la Doncella; Que al contemplarla inconsolable gime, Y, sin temor á los punzantes dardos, Contra su seno maternal la oprime. Ya está el cuerpo sangriento desclavado; Ya descienden con él de heridas lleno ; Ya le tienes, oh Madre, reclinado . Inerte y frío contra el casto seno. . Y ¿ cómo le contemplas? Destrozado, De seca sangre por doquier cubierto. Su labio mudo, yerto, No pronuncia tu nombre inmaculado. ,E n este instante triste, tu memoria Recordó de Belén la dulce .historia. Entonces en tus brazos vir.ginales Le arrullabas feliz, y en el exceso Del maternal cariño, ardiente beso '1!:' -- 1xv·· ·Ay tu boca imprimía En su faz que contigo sonreía, y h oy está helado, muerto, y hoy brotando de lágr-imas raudales Circundada te ves por un desierto. Ya para ti la 1uzodel claro día Que tanto regocija á los mortales Es más oscura que la noche umbría. SJtPTIMO not.ox. . Cubierto por los lienzos y el sudario Del mundo ingrato el Redentor divino, Toma el cortejo fúnebre el camino Del sepulcro, no lejos . De la sangrienta cumbre del Calvario. Josef de Arimathea, Nicodemo y Juan llorando de profunda pena; Condúcenlo entre sábanas tendido; .y de fragancia .el céfiro se llena. y detrás con el rostro compungido Caminan sollozando Magdalena y la triste María, Que muda como estatua En silencio devora su agonía . Ya llegan al sepulcro, y reverentes De la muerte le tienden en el lecho, Hechos los ojos de llorar dos fuentes La Virgen del dolor contra su pecho De su Jesús oprime la cabeza, Y luégo le reclina En la última morada, que ilumina Con su brillante resplandor la .L una. La que en las pajas de la humilde cuna Dichosa le acostaba Hoy entre el polvo sepulcral le extiende .. .. .. \,. I -1~~- Oh Madre! nadie tu dolor comprend'e, Que si el Sol insensible lo sintiera, Por la profunda bóveda azulada, Sin sus ardientes rayos destrozada Vieran los orbes su radiante esfera.