La muerte heroica de un Educando de Banda

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La muerte heroica de un Educando
de Banda
http://www.belt.es/expertos/HOME2_experto.asp?id=3114
Fotografías
http://mili-en-melilla.forogratis.es/el-alcantara-en-fotografias-a-traves-deltiempo-t3247.html
DEDICATORIA: A los gloriosos jinetes del Regimiento de Caballería
“ALCÁNTARA” Nº14 (Veterinarios y Educandos incluidos), que en la tarde del
23 de Julio de 1921, ofrendaron su vida a la Patria, al cumplirse el LXXXV
Aniversario de su heroico y sublime sacrificio.
Campamento del Hipódromo (Alcántara 1909)
Cuartel del Hipódromo (Alcántara 1912)
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EL SBTE. MAESTRO CON EL EDUCANDO DE BANDA.
1942
La monjita que acompañaba al muchacho, en uno de los primeros días de
Enero de 1921, hasta el acuartelamiento del Regimiento de Caballería
“Cazadores de Alcántara” Nº 14, era la misma que catorce años atrás se
encontraba de guardia junto al torno del hospicio donde era depositado un niño
en un cesto de mimbre y con una nota escrita a lápiz donde con cierta dificultad
podía leerse: “Este niño no ha sido bautizado, cuiden de él por amor de Dios y
hagan que el día de mañana sea un hombre honrado y de provecho”. Durante
el trayecto, la monja iba recordando esa fría noche de Enero de 1907, cuando,
medio adormilada en su guardia, creyó sentir el tintineo de la campanita,
producido por el desplazamiento circular del torno al girar sobre sus goznes,
así como los pasos presurosos al alejarse, de la persona que había depositado
en él la cesta con el niño en su interior. Y este era el muchacho, todavía un
niño, que educado por la comunidad religiosa del benéfico centro durante sus
primeros 14 años, camina hoy a su lado con cierta tristeza reflejada en sus
ojos, al tener que abandonar el centro donde se crió, pero con la alegría que le
producía el saber que, si todo iba bien, ese mismo día podría vestir el honroso
uniforme de la Caballería Española; ya que desde meses atrás y esperando
tener cumplida la edad reglamentaria, había venido manifestando su deseo de
“sentar plaza” como educando de banda para luego seguir la honrosa carrera
de las armas y poder alcanzar con su esfuerzo y estudio los nobles y honrados
galones de Suboficial Maestro de Banda del Arma de Caballería. Empleo éste,
que ya habían alcanzado varios de sus mas antiguos compañeros del hospicio,
para honra, satisfacción y estímulo de esta noble, caritativa y benéfica
Institución.
No hubo problema alguno en la filiación del muchacho. El Coronel prometió a la
monjita que podía marcharse tranquila, ya que desde ese momento el chico
quedaba bajo su protección y al amparo del glorioso Estandarte del
Regimiento. Reconocido por el capitán médico y declarado “útil y apto” para el
servicio de las armas, el chico fue filiado como “Educando de Banda”
voluntario, por un período de cuatro años y “sin opción a premio”. En el mismo
acto, el Sr. Coronel ordenó al Suboficial Maestro de Banda del Regimiento que
se hiciera cargo del nuevo educando, al que iniciaría en la enseñanza de los
toques de clarín y de trompeta reglamentarios en la Caballería y de cuyos
progresos le tuviese puntualmente informado. Esto, sin menoscabo de la
asistencia del muchacho a las Academias Regimentales para que siguiera
progresando en el noble arte de la escritura, la lectura y las cuatro reglas
fundamentales de la aritmética. Ordena finalmente el Coronel al Subayudante,
que por la sastrería del Cuerpo se le confeccione un uniforme de paseo al
nuevo educando adecuado a su edad y estatura.
Han transcurrido ya seis meses desde aquél día y ahora estamos en el mes de
Julio del citado año 1921. El Regimiento de Cazadores de Alcántara se
encuentra destacado, en misiones de campaña, en las desérticas llanuras de
Annual, Zona Oriental del Protectorado de España en el Norte de África.
Durante los días 21 y 22 del citado mes de Julio –días tristísimos para la Patriase ha producido el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla, y la
propia plaza de Soberanía española ha estado a punto de caer bajo las hordas
rifeñas, sublevadas contra España por el cabecilla Abd-el-Krim. De la
Península, acuden en socorro de la plaza melillense varios batallones de
Infantería y con la mayor urgencia se trasladan también hasta Melilla, desde la
Zona Occidental del Protectorado, los Regulares de González Tablas y el
Tercio de Extranjeros al mando de su jefe, el Teniente Coronel Don José
Millán Terreros.
MELILLA RGTO.DRAGONES DE ALCANTARA
Nº 15, 1958, SARGENTO MAESTRO.<><><><><><><><><><><><><><>
En Annual nuestras tropas han sido masacradas por las cábilas de harqueños
declarados en rebeldía, y la desesperación, el pánico y el desaliento han
cundido entre nuestros soldados y han llevado a la deserción de la mayor
parte de unidades indígenas que servían bajo nuestra bandera. El
Comandante General de Melilla, Don Manuel Fernández Silvestre ha muerto,
al parecer disparando su pistola contra el enemigo, aunque su cadáver nunca
fue encontrado.(1) Esforzándose en impedir esta insólita desbandada han
caído con honor los coroneles Manella y Morales, encuadrados ambos a las
órdenes directas del Comandante General. La palabra “Desastre”en esta
ocasión, reviste con toda intensidad su cruda acepción terminológica.
El General de Brigada de Caballería Don Felipe Navarro y Ceballos-Escalera,
2º Jefe de la Comandancia General asume el mando y concentra las dispersas
tropas en Dar Drius, para intentar desde allí la retirada a las sucesivas
posiciones de El Batel y Tistutin (donde comienza el ferrocarril minero que
facilitará la evacuación de heridos y enfermos hasta Melilla), para enlazar
posteriormente con Monte Arruit y esperar allí, en posición defensiva, la llegada
de refuerzos urgentemente solicitados. A las tres de la tarde del día 23 de Julio,
el General Navarro ordena la retirada hacia la posición de“El Batel”, si bien
preocupado sobremanera por el bajo estado moral de las tropas con el
consiguiente detrimento de la disciplina. De la protección de la columna
encarga al Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA” Nº 14, que tras la
muerte heroica de su coronel Don Francisco Manella Corrales, ha tomado
el mando, el Teniente Coronel Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja,
ilustre jefe del Arma de Caballería, Profesor de Equitación Militar y hermano
menor del Teniente General de sus mismos apellidos. Don Fernando sabe que
la papeleta que le ha encargado el general es de difícil solución. En una
palabra, el cumplimiento de la misión implica que el Regimiento se ha de
sacrificar, si preciso fuere, en beneficio del resto de sus compañeros de
armas. En el Regimiento, a nadie se le oculta la gravedad de la misión
encomendada.
Río Igán.
Rió Igán, donde el 23 de julio de 1921 el Regimiento de Caballería de Alcántara,
se inmoló gloriosamente cubriendo la retirada de las tropas en su repliegue hacia Monte
Arruit<><><><><><><><><><><><><><>
GRUPO DE CABALLERIA ALCANTARA
CONDE DUQUE MADRID AÑO1942.<><><><><><><><><><><><><><>
Puesta en marcha la columna, escoltada por los escuadrones de
“Alcántara”nuestras tropas avanzan sin novedad, si bien y a poco de comenzar
el avance ya tiene el Regimiento que dar su primera carga, pues un pequeño
convoy, con los heridos más graves , estaba siendo atacado por los harqueños.
El teniente coronel manda cargar a uno de sus escuadrones, haciendo
replegarse al enemigo y consiguiendo que el convoy se abra paso y llegue sin
novedad a Melilla. Sobre las cuatro de la tarde, y tras una hora de marcha , la
columna logra alcanzar el cauce del Río Igán, que en este mes de Julio baja
completamente seco. Allí han tendido los moros una emboscada a la columna
y de improviso el fuego rifeño se hace patente desde los montes y laderas
cercanas. El enemigo, muy superior en número y crecido por la victoria sobre
nuestras tropas en Abarrán, Igueriben y Annual, ataca decidido sobre nuestros
desmoralizados efectivos. El Teniente Coronel Primo de Rivera sabe que ha
llegado la hora del sacrificio. El Regimiento entero sucumbirá, si es
necesario, para que la columna pueda progresar hasta alcanzar “El
Batel”. Reagrupado el Regimiento, el teniente coronel manda que los
escuadrones formen en “línea de a cuatro”, para acto seguido, con su voz
fuerte
y
bien
timbrada,
arengar
a
sus
soldados:
“Ha llegado para nosotros la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla
con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las
mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar
que no lo somos”.
El joven educando de nuestra historia que habíamos dejado recién filiado el
día de su ingreso en el Regimiento, pese a su juventud y al corto tiempo que
lleva en el mismo, actúa ya como “trompeta o clarín de órdenes”, y ocupa su
puesto en formación “a dos largos de caballo y a la izquierda” del que monta
el jefe, esperando con el clarín pegado a los labios la orden de este para dar
los toque reglamentarios. Intuyendo que hoy va a ser un día de gloria para el
Regimiento, ha adornado su clarín de mando con vestiduras de gala, figurando
en su anverso bellamente bordadas las armas de la Caballería y en el reverso,
sobre fondo blanco la Cruz flordelisada de la Orden de Alcántara, bordada en
verde, que da nombre al Regimiento. El Teniente Coronel lo mira fijamente y
compadecido quizás por su extrema juventud, le ordena retirarse a
retaguardia junto al resto de la banda, pues no lo necesita, le dice, toda vez
que mandará el Regimiento “ a la voz”. El joven trompetilla hace como que
obedece y simula retirarse, pero en su mente resuena aún con fuerza la
fórmula de su reciente juramento al Estandarte, en lo que dice de “Obedecer y
respetar siempre a vuestros jefes, no abandonarles nunca...”. Y si había
jurado esto ¿cómo iba él a “abandonar” a su Teniente Coronel en estos
momentos de peligro?. Jamás lo haría, sino podía combatir como educando lo
haría como soldado, pues ya dejó de ser un niño el día que vistió el honroso
uniforme
de
la
Caballería.
EL REGIMIENTO DE ALCANTARA,EL MAESTRO CON
SU BANDA A CABALLO DANDO LA SALIDA
DEL RGTO. PARA EL COMIENZO DE LA INSTRUCCION.
Puesto el Regimiento al paso, el Teniente Coronel desenvaina y a la voz
ordena a sus escuadrones : ¡Saquen... Sables!, y los sables de los jinetes de
“Alcántara” brillan refulgentes cual rayos cegadores al salir de sus vainas,
mientras golpean con sus espuelas los ijares de sus caballos para pasar “al
trote” y alcanzar poco después el galope. De nuevo suena potente la voz del
Teniente Coronel Primo de Rivera ordenando: ¡Para cargar! . Y acto seguido
da la voz ejecutiva : ¡Carguen! ¡VIVA ESPAÑA!. Como un alud impetuoso la
masa de jinetes arremete contra los harqueños recibiendo al descrestar un
nutrido fuego de fusilería, que hace aumentar el galope hasta convertirse en un
huracán desenfrenado. El combate adquiere una fiereza descomunal. Las
cargas se suceden pero el enemigo es muy superior en número y además
domina perfectamente el medio y conoce palmo a palmo el terreno en que
combate. Las bajas en los escuadrones empiezan a ser muy numerosas.
Nuestro trompetilla de órdenes, con el clarín colgado a la espalda, clava las
espuelas a su caballo y combatiendo como soldado, su sable, al que su débil
brazo le cuesta trabajo sostener, se abate terrible buscando una y otra vez el
cuerpo del enemigo.
Pero ahora, un golpe seco en el pecho seguido de un fuerte dolor junto al
corazón, le hacen tambalearse en el caballo al haber sido alcanzado por
una bala rifeña . Derribado al fin, la vista se le nubla y a su mente acude la
imagen de una bella mujer que le sonríe y le llama con cariño a su lado.
La dama que así se le presenta en su mente febril no es otra que su madre
a quien nunca conoció. Después la oscuridad, el vacío, la nada. El joven
educando había dejado de existir. De su cuello aún pende su clarín
engalanado, salpicado ahora por la sangre tan generosamente derramada.
A estas alturas del combate, el Regimiento ha sufrido un gran quebranto.
(también las bajas de los rifeños son muy numerosas). Exhaustos jinetes y
caballos por las cargas que llevan dadas, el tormento de la sed se hace
insoportable. Una oscura costra formada por el polvo y el sudor surcaba el
curtido rostro de los jinetes de Alcántara, denotando bien a las claras las varias
horas de feroz refriega soportadas bajo el ardiente sol africano. El desánimo
parece que empieza a cundir entre los soldados. Y es en estos momentos de
suprema angustia, cuando el Teniente Coronel Primo de Rivera, erguido
majestuosamente sobre su caballo “Vendimiar”, un magnífico ejemplar
español “pura sangre”, que el ilustre jefe maneja con singular maestría , arenga
de nuevo a sus soldados y les pide un postrer sacrificio: El Regimiento va a
dar su última carga (la octava); si bien, y dado el grado de extenuación de
jinetes y caballos, se va a producir un hecho histórico en los anales de la
Caballería:
El Regimiento, altamente disminuido por el gran número de bajas, va a
dar esta última carga con los caballos ¡Al paso! .
DESFILE MILITAR DEL ALCÁNTAR EN JAEN 1962.
En la extrema retaguardia se encuentra formada a caballo la banda Regimental
integrada por 13 jovencísimos “Educandos de Trompeta” – a los que hay
que deducir la baja del trompetilla de nuestra historia tan gloriosamente caído- ,
y al mando del Suboficial Maestro de Banda del Regimiento. Se encuentra
también formados en retaguardia, los tres Oficiales Veterinarios, junto al
Capellán(2) y al Teniente Médico. Enfrascado el “pater”en reconfortar
espiritualmente a los soldados moribundos, y esforzándose el médico en curar
a los heridos y aliviar sus sufrimientos; todo ello bajo el fuego enemigo y con
los precarios medios clínicos de que dispone.
Enardecidos por la vibrante arenga de su Teniente Coronel, los escuadrones
de “Alcántara” vuelven de nuevo sobre los moros, pero– como se ha dicho- a
estas alturas del combate, las fuerzas van faltando y los caballos apenas si
responden a las espuelas de sus jinetes. Carga por última vez “al paso” el
Regimiento, adentrándose con brío entre las zarzas y parapetos de los rifeños
y bajo una lluvia de encendidas balas. Muchos de los jinetes caen derribados
en tierra y aún se defienden, sable en mano, del enemigo que les rodea.
Atentos a la arenga del Jefe del Regimiento, y expectantes ante el cariz que
está tomando la desigual pelea, los tres Alféreces Veterinarios (Veterinarios
Terceros en la denominación oficial) saben que ha llegado también para ellos la
hora del sacrificio. Pese a ser “Oficiales Facultativos” (sin mando de armas)
tienen profundamente arraigado el sentimiento de que, por encima de todo, son
Oficiales del Regimiento de“Alcántara”, que en esta tarde del 23 de Julio, y en
estos momentos de gravísimo peligro para su Regimiento, van a intentar
conciliar lo aprendido en sus respectivas Facultades de Veterinaria con la
asignatura sublime del amor a España, representada en la defensa del glorioso
Estandarte del Regimiento; y así, transformados en un momento en Oficiales
de Caballería, intentan cubrir las numerosas bajas de sus compañeros del
Arma, cargando con brío contra las posiciones rifeñas. Esa tarde, el Cuerpo de
Veterinaria Militar se cubrió de gloria merced al valor y al arrojo de tres de sus
mas modestos representantes: Los Alféreces DON JUAN MONTERO
MONTERO, DON VIDAL PLATÓN BUENO Y DON EDUARDO CABALLERO
MORALES, ofrendando estos dos últimos su vida a la Patria al morir
heróicamente en la acción de tan señalado día. ( Tan sólo unos dias mas tarde
y en la heroica defensa de Zeluán encontraron también gloriosa muerte los
Oficiales Veterinarios Don Enrique Ortiz de Landázuri, Don Luis del Valle
Cuevas y Don Tomás López Sánchez; ¡GLORIA Y HONOR PARA ELLOS
¡)(3)
Jinete del Alcántara
Al fin los esfuerzos de Primo de Rivera y el brío y el tesón puesto de manifiesto
por los bravos soldados y oficiales de “ALCÁNTARA”se ven culminados con el
éxito. Duramente quebrantados los rifeños por el férreo castigo infligido por
nuestros soldados que en impetuosa carga han irrumpido de nuevo entre sus
filas, les obliga a ceder ante el terreno replegándose.
Cumplida la misión, cuando ya las sombras de la noche se han hecho
patentes sobre el límpido cielo africano, los escuadrones se van incorporando
poco a poco hacia la posición de “El Batel”,- muchos de los extenuados
soldados marchan a pie, llevando de la brida a su no menos extenuado caballodonde ya la columna del General Navarro había logrado alcanzar la posición, a
costa eso sí, de la casi total destrucción de sus hermanos de Caballería. Entre
los que marchan a pie, y mezclado con sus soldados, figura el Teniente
Coronel Primo de Rivera, a quien han matado a su corcel “Vendimiar” y ha
rehusado aceptar las ofertas de cederle el suyo los soldados que aún lo
conservan. Al anochecer de aquel fatídico 23 de Julio de 1921
“ALCÁNTARA”había dejado de ser un Regimiento, pero el Libro de la Historia
le abriría desde entonces una de sus mas brillantes páginas.
De los 691 hombres que formaban el Regimiento al toque de diana, al pasar la
reglamentaria lista de Retreta en la noche de ese día 23 de Julio , 541 habían
muerto en combate, 5 habían sido heridos (los moros remataron con feroz
crueldad a muchos soldados heridos), y 78 quedaron prisioneros de los
harqueños. TOTAL: 624 bajas. Sólo 67 jinetes extenuados consiguieron
alcanzar la posición de El Batel. Entre los muertos, los 13 jovencísimos
trompetas que formaban la banda, y entre ellos, como se ha relatado, el joven
educando de nuestra historia. (4)
Epílogo Emotivo.- No tardó el Teniente Coronel Primo de Rivera en acudir al
encuentro de sus soldados caídos sobre las ardientes arenas marroquíes.
Milagrosamente ileso (aunque una bala rifeña, como se ha visto, le mató a su
caballo) en los combates del día 23 de Julio, sin embargo, tan sólo unos días
más tarde y cuando se encontraba sobre el parapeto colaborando activamente
en la defensa de la posición de “Monte Arruit”, una granada de cañón le
destrozaba un brazo que un cirujano militar tuvo que amputarle sin anestesia ni
material adecuado (parece ser que utilizó para la amputación una navaja de
barbero y un hacha de carnicero) , pero declarada la gangrena entregó su alma
a Dios en la mañana del día 5 de Agosto de 1921. Recuperado su cadáver
durante la reconquista llevado a cabo por las tropas españolas, fue trasladado
a Madrid y recibido en la estación de Atocha con las máximos honores
militares, presidiendo el duelo S.M. El Rey Don Alfonso XIII, que, muy
emocionado, puso sobre el féretro del heroico Teniente Coronel la Cruz
Laureada de San Fernando, máxima condecoración al valor en España.
Ordenó además S.M. que el nombre glorioso de Don Fernando Primo de
Rivera y Orbaneja, figurase en lo sucesivo y a perpetuidad a la cabeza del
Escalafón de los Tenientes Coroneles del Arma de Caballería. (5)
Y a buen seguro, que al verle llegar por los confines del Cielo, el centinela
celestial daría la voz de ordenanza :”¡ Guardia a Formar, el Teniente Coronel!”.
Y allí, sobre la celeste bóveda sonarían con fuerza los dos puntos de trompeta,reglamentarios para recibir a un Teniente Coronel con la guardia formadatocados con toda la fuerza de sus pulmones etéreos, por aquél educando, casi
niño, que mucho antes que para soldado había estudiado para héroe, y que
ahora sonreía feliz al haber vuelto a encontrarse con su Teniente Coronel.
GRUPO LIGERO ALCANTARA, EL SBTE. Y EL EDUCANDO DE BANDA. AÑO 1942
NOTAS.
1. He investigado sobre los enigmas de la muerte del General Fernández
Silvestre, y los resultados de mi investigación los daré a conocer en un próximo
artículo.
2. El Capellán Segundo (Teniente) DON JOSÉ CAMPOY IRIGOYEN, que tan
heroicamente se portó en la jornada del 23 de Julio atendiendo espiritualmente
a los soldados del Regimiento de “Alcántara”, encontró gloriosa muerte – tan
sólo unos días después- en la defensa de Monte-Arruit y en el cumplimiento de
su sagrado ministerio.
3. En Octubre de ese año 1921, y coincidiendo con la inauguración del Curso
Académico en la antigua Escuela de Veterinaria de la madrileña Calle de
Embajadores, se descubrió una bella placa con el nombre de los Veterinarios
Militares muertos en combate en África, en el verano de ese año 1921.
4. El Regimiento de “ALCÁNTARA” tuvo, en la jornada gloriosa del 23 de Julio
de 1921, un 90´30% de bajas. Habría que remontarnos a la Batalla de Rocroi
(19 de Mayo de 1643), donde la Infantería Española quedó destruida (que no
vencida) por las baterías del Duque de Enghien, y donde quedaron sobre el
campo de batalla la práctica totalidad de nuestros infantes, para encontrar un
número similar de bajas.
5. Como en esta vida nada es perdurable, desde el año 1984 ya no figura el
glorioso nombre del Teniente Coronel Primo de Rivera a la cabeza del
Escalafón de los Tenientes Coroneles de Caballería. Con él, han desaparecido
los nombres de otros ilustres oficiales que encabezaban igualmente sus
respectivos Escalafones: Como los Capitanes de Artillería Don Luis Daoiz y
Torres y Don Pedro Velarde Santillán, el Teniente Don Jacinto Ruiz Mendoza
(a la cabeza de los Tenientes de Infantería) y varios más, dignos todos de
seguir figurando, de forma honorífica, en los Escalafones Militares.
6. La “OFICIALIDAD DE COMPLEMENTO” creada por Ley de Bases de 29 de
Junio de 1918, contó también con un muy digno representante en la heroica
jornada del 23 de Julio de 1921. Se trata del Alférez de Complemento de
Caballería DON JUAN MAROTO Y PÉREZ DEL PULGAR. Este Oficial, se
encontraba dicho día destinado en el Regimiento de Caballería “ALCÁNTARA”
14, y en él se cubre de gloria participando en todas las cargas contra los rifeños
dadas por dicho Regimiento. Milagrosamente ileso, consigue llegar a El Batel,
y al día siguiente se presenta voluntario y al mando de una sección
desmontada, para acudir en auxilio del Aeródromo de Zeluán, en cuya defensa
participa hasta caer gravemente herido, quedando prisionero de los rifeños y
teniendo que soportar un largo y cruel cautiverio de 18 meses en las
mazmorras del Rif. Liberado al fin por Abd-el-Krim –previo pago de un rescateS.M. EL Rey Don Alfonso XIII lo asciende a Teniente de Complemento de
Caballería y le otorga la Cruz que lleva el nombre de la excelsa Madre del
Monarca: LA CRUZ DE MARIA CRISTINA.
Francisco Ángel Cañete Páez
Profesor
mercantil,
economista
y
Comandante
Caballero de la Orden de San Raimundo de Peñafort
de
Infantería
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