La ingeniería social como destino de la ingeniería de sistemas.

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LA INGENIERIA SOCIAL COMO DESTINO DE LA INGENIERIA DE SISTEMAS 1
En particular propongo que en la Ingeniería de Sistemas que nosotros ejercemos está, de modo
más o menos visible, la misión histórica de realizar el "soñado proyecto" de juntar la ingeniería
que controla el proceso físico y la ingeniería que controla el proceso humano. Pero, no
olvidemos que ese proyecto es la absoluta degradación de todo proyecto vital. Es cuestión de
saber mirar y de sabernos mirar!
Jorge Dávila
Universidad de los Andes
Quisiera repetir el título de este ejercicio especulativo: La Ingeniería de Sistema tiene como
destino la Ingeniería Social. Este es un tipo de conferencia donde el invitado supone que su
margen de libertad para la expresión intelectual es infinito y que él tiene la responsabilidad de
especular sobre un tema en el que siente que algo puede decir. esta conferencia es especulativa, y
para ser un poquito más riguroso con lo de especulativo, quisiera decirles que es, también, una
ficción. mejor dicho, pretende ser una ficción.
1. Trascripción de la conferencia que, con el mismo titulo, fue dictada en el VI Congreso Venezolano de Ingeniería de Sistemas. Mérida,
Febrero de 1994.
Departamento de Sistemología Interpretativa. Escuela de Ingeniería de Sistemas. Universidad de Los Andes. Mérida - Venezuela
Una ficción es la forma genérica con la que trabaja un literato cuando construye una obra
literaria que no plasma la realidad, pero que si uno se mete dentro de ella -dentro de la obra
literaria, como cuando uno se mete dentro de una novela-, la historia es perfectamente coherente,
aunque nos desagrade o nos enamore alguno de sus personajes, o alguno de los relatos que allí se
plantean. Entonces yo quisiera describir como una ficción a la Ingeniería Social como destino de
la Ingeniería de Sistemas, es decir, espero que mi especie de ficción sea coherente.
Sé que el título ha incomodado, y la intención es que incomode. Va con dedicatoria especial a
mis colegas egresados de la Escuela de Ingeniería de Sistema de la Universidad de Los Andes.
El título es extraño porque, a primera vista, parece un ejercicio de futurología -yo tendría la
propiedad "casandriana", de imaginar el futuro y entonces estaría hablando de alguna profecía-,
pero además, el término destino es todavía más chocante porque invoca fatalidad. Cuando uno
dice destino, casi siempre se refiere al destino fatal. Y entonces el destino fatal de la Ingeniería
de Sistema suena ser, en el título de esta conferencia, una Ingeniería Social.
Yo quiero decir algo así, pero no tan fuerte. Lo que quiero decir es que la misión histórica,
sétima acepción de la palabra destino según la Real Academia Española -destino es la misión
histórica que cumple un conjunto de individuos en sus actividades-, la misión histórica, repito,
que ha estado cumpliendo -y con derecho a especular que seguirá cumpliendo esa cosa rara que
llamamos Ingeniería de Sistemas, se puede tipificar como Ingeniería Social. Y de la Ingeniería
Social podemos hacer lo que hacen los buenos policías con los buenos delincuentes, como no los
consiguen entonces hacen retrato, y ese retrato, nunca hemos entendido muy bien por qué, lo
llaman retrato hablado.
Yo quiero hacer el retrato hablado de la Ingeniería Social, nada más porque estoy hablando de
ella. esa es la ficción que quisiera construir. Ese retrato Hablado no consiste en describir cómo
son los rasgos que la definen exactamente, sino mas bien trata de buscar, de indagar, en que es lo
que hizo posible que apareciera esa figura llamada la Ingeniería Social
Por si el tiempo se me acaba y no he terminado vamos a resumirlo ya, y muy brevemente.
Por Ingeniería Social quisiera especificar la conjugación perfecta que se da en un individuo que,
en la sociedad industrial avanzada, logra reunir las mejores características de un tecnólogo, con
las mejores características de un tecnócrata.
Ese Ingeniero Social tiene todo el dominio aptitudinal, como dicen los psicólogos, propio de la
técnica. Perfecto dominio aptitudinal en estas dos esferas: la del conocimiento tecnológico, que
permite controlar el comportamiento de las cosas que llamamos naturales, físicas, y la del
tecnócrata, en el primer sentido de la palabra, que tiene las mejores capacidades como aptitudes
para el gobierno, para la conducción del comportamiento de, ya no esa cosa que es materia física,
sino más bien humana; es decir, el comportamiento de los hombres. En una palabra, me refiero al
control del comportamiento de las cosas al tiempo que se controla el comportamiento de los
hombres o de los individuos relacionados con esas cosas.
Me imagino que no les debe sonar extraño que quien intente hacer eso está haciendo ingeniería
en el sentido lato de la palabra; está conduciendo, puede diseñar ese complejo proceso, puede
evaluarlo, puede proponerlo; en fin, puede ingeniarlo. ¿Cómo es esto posible? o mejor, ¿cómo ha
sido esto posible? Es decir, ¿es posible que a ficción, el retrato hablado que voy construyendo se
parezca al presente que vivimos?
Voy a acudir a un personaje que reflexionó mucho y nos dejó su legado en textos que, cuando los
leo, me parece que no puedo reflexionar tan bien como él entonces, lo más que puedo hacer es
"robarle" las ideas, reinterpretarlo. Quisiera ofrecer un esquema de cómo responde José Ortega y
Gasset la pregunta relativa a qué es ese misterio que llamamos la técnica, como una vía posible a
través de la cual podamos pintar ese retrato hablado de esa ficción de la Ingeniería Social.
Porque esta última tiene que ver-claro está, en la definición- con el control técnico: las técnicas
para conducir el comportamiento de los hombres, las técnicas para conducir el comportamiento
de las cosas, de los procesos físicos naturales, etc.
Ortega en su hermosísimo libro "Meditación de la Técnica", que es el resumen de unas clases
que dictó en una universidad por allá en los años treinta, muestra, digamos, tres cosas
importantes.
Una de ellas, nos golpea muy duramente al enseñamos que la técnica no es el invento que hace el
hombre para resolver las necesidades que él se plantea (aunque siempre creemos eso). Ortega
muestra que más bien la técnica es el resultado de que el hombre, una vez cubierto un conjunto
de necesidades básicas, le quede tiempo libre para ponerse a inventar. En ese tiempo libre en el
que puede inventar, en el que pone en ejercicio la más maravillosa capacidad de que está dotada
la especie humana -a saber, la imaginación- imagina muchos que no son "el mundo", los arma y
descubre que hasta los puede hacer. De modo que es secundario que la técnica sirva para resolver
necesidades. Ciertamente después, el resultado de la técnica lo transforma y lo coloca al servicio
de algo que él comienza a llamar necesidades, más allá de lo que animalmente se le plantea. Esa
es una buena enseñanza.
La segunda buena enseñanza que deja la reflexión de Ortega en la meditación sobre la técnica,
me parece ser la siguiente. Técnicas hay muchas, o sea, la técnica no es ese cuentico que siempre
nos han enseñado, a saber, un primitivo descubrió la rueda, otro le puso un palito, lo pegó con
otra rueda,... invento del carro, después, un ingeniero francés inventa el tren... y entonces... eso
es la técnica, eso ha progresado mucho; ¡cómo ha avanzado la técnica!, decimos. No, nada de
eso. Ortega dice que hay de técnicas; eso de la técnica, en cada cultura es distinto. ¿Qué crea la
imaginación una vez cubierto un campo básico de necesidades?, bueno crea la técnica, pero,
¿cuál?, muchas.
Ortega, por ejemplo, nos ofrece un contraste divinísimo, extraordinario, entre la técnica budista
de los tibetanos -lo que hacen los tibetanos con el tiempo libre o lo que han hecho culturalmentey lo que a hecho la Europa moderna, por ejemplo. Desarrollan una técnica espectacular los
tibetanos, de tal modo que no tienen televisores, ni casas que cuidar, ni seguros que ponerle al
carro; en fin, una técnica que no entendemos, eso sí. Cuando tienen tiempo libre van a meditar; la
ocupación más maravillosa que pueden hacer. Esto nos cuesta mucho a nosotros entenderlo, pero
esa es una técnica.
Además, Ortega nos muestra que cuando uno dice:"la técnica progresa", esa frase es inútil, no
hace falta decir eso de que la técnica progresa. La técnica cambia, y hasta hay técnicas que se
desechan en distintas culturas. Puede ocurrir que un invento que hizo alguien como fruto de su
imaginación, se quedó allí, se perdió, no volvió a aparecer. Es decir que, en resumidas cuentas, el
maestro Ortega relativisa culturalmente la técnica.
Por último, la tercera y más importante enseñanza. Nos ofrece Ortega una tipificación de la
técnica.
Hay la técnica del primitivo que realmente es algo así como la notécnica. Es casi técnica, se le
parece, pero no es técnica todavía. Hay la técnica del artesano, que cubre lo que nosotros
llamamos la técnica de la edad media. Y hay la técnica del técnico, es decir, la Técnica, técnica
ya completa, esa que conocemos hoy en día. La técnica del técnico, permítanme que la llamemos
tecnología para que nos pongamos de acuerdo en los términos que usamos comúnmente.
La técnica del primitivo es como una especie de técnica azarosa. El invento se le ofrece al
primitivo, pero se le ofrece no realmente porque el cubrió la necesidad y tiene la imaginación
volando, sino porque tiene un poquitico de eso y porque el azar le ofreció la posibilidad de que,
por ejemplo, frotando unos palitos aparezca el fuego. Por eso dice Ortega que en el primitivo, el
invento que uno llamaría técnico, se da en estrecha correlación con los netos. Como si en estos
últimos quedase el invento volcado y como volando con la capacidad imaginativa. Ciertamente,
es difícil reconstruir la técnica del primitivo.
Detengámonos un poquito más bien en el segundo tipo la técnica del artesano. Es la técnica del
arte, lo que hace el artesano, y esa es una técnica que no se puede desprender del individuo. Es
decir, del artesano, qué es -en la época media que uno conoce- aquel que va aprendiendo una
cantidad de habilidades, de un modo muy lento, al lado de un maestro. Ciertamente, la técnica
del artesano no está separada de quien la ejecuta, aunque obedezca todo el proceso al trabajo de
la imaginación. Es como una lenta preparación, hay como una especie de formación de
habilidades de aptitudes que también requiere, simultáneamente, del cultivo, de la formación
lenta, pausada de una actitud: de una forma de ser. En cada paso, el invento técnico es parte
substantiva del hacer del artesano. Para poder ser artesano, para que el maestro le diga algún día
a uno: "aprendiz ya no eres más aprendiz, eres maestro", y uno diga "maestro me siento
maestro", para ello, se conjugan la formación de una actitud y de un conjunto de aptitudes
específicas.
Antes de que pasemos a la técnica del técnico, quisiera yo meter de harina de mis costales, en ese
costal intelectual de Ortega, la siguiente idea que tiene que ver con el soñar.
Quizás el fruto más espectacular que pueda dar la imaginación en la especie humana es,
precisamente, el construir un sueno, un sueño imaginario que no realiza, que se ve como
irrealizable. Es construir una utopía y descubrir -¿habrá cosa más extraordinaria?- que esa utopía
o que ese sueño construido en la imaginación debe convertirse en la guía de todo lo que la haga
de allí en adelante el hombre, el grupo cultural con que él está; es decir, que el hombre descubra
que es esencialmente un proyecto de vida: la vida debería ser "tal cosa", lo que se constituye en
proyecto. El hombre inventa un "programa de ser", como dice Ortega. Y, ¿qué tiene que ver esto
con la técnica del artesano?
La técnica del artesano parece estar ligada de manera bien estrecha a una visión que él extrae de
la actitud de su vida, ligada a un proyecto existencial, a un proyecto de lo que debe ser la vida.
Es decir, la técnica del artesano nos permitiría descubrir que la técnica, que es fruto de la
imaginación, está supeditada, está al servicio, es un ejercicio de la actividad humana que se pone
al servicio de lo más espectacular que puede ofrecer la imaginación: un proyecto de lo que puede
ser el hombre. En comunidad, se entiende; es decir, de lo que puede ser en su cultura. Aunque
francamente, del proyecto vital subyacente a la técnica del artesano muchos hilos nos resultan
sueltos.
De modo que diríamos, abusando de la expresión técnica, que ese es el "invento técnico" más
extraordinario del hombre: el proyecto; porque descubre que cuanto invento haga, cuanto se le
ocurra en la imaginación que pueda realizar, lo puede colocar al servicio del proyecto vital.
Ahora podemos abordar la técnica del técnico.
La época en que la técnica como invento se separa del individuo, es la época de la máquina; o
sea aquel invento en que, en vez de estar yo aprovechando lo que él hace, en vez de estar
haciéndome o siendo junto a él, comienza uno a sentir que el invento lo aprovecha a uno para
que él haga lo que él hace: que de la máquina yo sólo sea el operador. El artesano jamás inventó
eso, el artesano siempre se apropiaba del esfuerzo de su trabajo.
El tecnólogo descubre que para la máquina tiene que crear un operador. Para todo invento
técnico de la técnica del técnico tiene que haber alguien, especificado de algún modo, que opere.
Surge una separación dramática entre el invento-por excelencia la máquina-y el hombre que
pareciera pasar ahora a jugar un papel secundario.
Curiosamente, se pudiera decir, de manera simplificada, que en la época en que comienza el
apogeo de la técnica del técnico, de la técnica del tecnólogo, lo que llamamos la época de los
grandes inventos, apenas ayer, del telar para acá, hace menos de 200 años, es la época en que con
más fuerza florece la mejor invención -en la cultura occidental- del ejercicio imaginario.
Florecen los proyectos vitales, los proyectos de lo que puede ser la sociedad, la cultura. Aparecen
estos proyectos de un modo explícito en la cultura occidental. Y la fuerza con la que arranca esa
construcción de proyectos, esas utopías, se corresponde con la fuerza con la que nace la
construcción de la tecnología, de la técnica del técnico, porque se entiende que esa tecnología va
a estar al servicio de esos proyectos. Pero, cosa un tanto misteriosa -sin duda, un tema arduo o
difícil para la interpretación- pareciera que la técnica del técnico iniciase, en su propio origen, un
lento proceso en el que se desprende muy fácilmente del proyecto vital al cual ella serviría, para
descubrir que se basta a sí misma; es decir, para imponerse como el proyecto que los hombres
tienen quehacer. En una palabra, la técnica aplastando, sustitutivamente, al proyecto vital.
¿Qué es lo que tienen que hacer los hombres? Pues basta que hagan la técnica del técnico, basta
la tecnología pues todo lo demás vendrá con ella. Comienzan a mermar los proyectos vitales, de
tal modo que Ortega en el año 33 ya decía que el drama que vivía la comunidad europea era que
Europa se estaba quedando sin proyectos. o como el lo ponía en sus términos "lo que pasa es que
no sabemos qué es lo que nos pasa". No entendemos qué es lo que nos pasa, porque entendemos
muy bien lo que hacemos con la técnica; pero, ¿para qué es esta? Ya eso como que no hace falta
preguntarlo, como que si la técnica tuviese toda la respuesta, como si el vivir se redujese a "vivir
de fe en la técnica y sólo en ella".
Resulta entonces que, a la inversa de la técnica del artesano, la técnica del técnico, la tecnología
hace que al hombre se le vacíe la vida. Porque, dice Ortega, "ser técnico y sólo técnico es poder
serlo todo y consecuentemente no ser nada determinado. De puro llena de posibilidades, la
técnica es mera forma hueca, es incapaz de determinar el contenido de la vida. por eso estos años
que vivimos, los más intensamente técnicos que ha habido en la historia humana, son los más
vacíos". ¿Hemos cambiado en las 6 décadas que nos separan de 1933?
Nosotros hemos estado acostumbrados siempre a creer el cuento que nos echan de la historia de
los inventos y de la técnica y del gran progreso. Allí vemos cómo la ingeniería está al servicio
del avance de la técnica y de la tecnología. Hemos estado acostumbrado a pensar en ese avance
como que ese es el camino que conduce a una especie de felicidad que no podemos definir de
manera precisa. Y creemos que, esencialmente, ese camino radica en las capacidades -que se
acumulan en nosotros- de lograr controlar los procesos que controlamos.
Pero hemos tenido una inclinación terrible, en todos los campos intelectuales, a hacer sinónimos
la técnica y el control del mundo físico, como que si no se hubieran desarrollado otras técnicas.
Ocurre que en paralelo con esa tecnología que asociamos al control del mundo natural, también
se fue desarrollando, desde hace 200 años, una inmensa tecnología que quiere controlar la
conducta de los hombres.
Sobre todo en los campos de la ingeniería, siempre hemos tenido a pesar -cuando nos
sorprendemos en estas reflexiones- que en las ciencias humanas el asunto debe ser distinto.
Pensamos que nosotros como que somos los malos que tiramos las bombas atómicas, ponemos
los aviones que dispara, etc. Yo no se si llamarlo bueno o malo, lo cierto es que me parece que
en los dos campos hay una inmensa coherencia. No sólo en el campo ingenieril, el que asociamos
más fácilmente con la tecnología, sino también en el campo "humanístico" hay una tecnología.
Esa tecnología -si quieren llamémosla tecnocracia- es el afán de gobernar la conducta de los
hombres, así como se gobierna la conducta de los proyectiles para que lleguen y exploten allá en
Irak, en Bosnia o en cualquier lado donde hace falta exterminar, también se gobierna la conducta
de los hombres con esa otra tecnología que, claro, no es tan visible, no da muestra de grandes
resultados, como el asombro de que un hombre camine sobre de la luna. ¿Por qué no nos
asombra esa otra tecnología? Quizás porque la tenemos posiblemente muy metida en nuestra
vida cotidiana y, sobretodo, en las instituciones de las que hemos formado parte desde niños.
Ese campo tecnológico. esa pretensión del gobierno de los hombres, se anida también en campos
intelectuales, en disciplinas intelectuales, en las que uno predominantemente ubicaría ¿sólo
ciencias humanas como la psicología? No; también -permítanme el ejemplo- puede ser la
Investigación de Operaciones, si la vemos con cuidado. Si se analizan históricamente las
formulaciones de los problemas esenciales que dan origen a la Investigación de Operaciones,
"notamos que lo que se quería era organizar el comportamiento de los ejércitos -formados por
hombres, claro está-, el comportamiento de los hombres cuando tienen que tener ordenado un
inventario de cosas que debería tener un almacén etc. ; es decir, la utilización no es de variables
neutras xi y las xi vienen del aire; no, las xi las mueven, las hacen los hombres y con la
optimización de las xi se está optimizando la actividad de los hombres -finalmente, ¿no las
operan los hombres?- Bueno, creemos que las máquinas ayudan muchísimo, pero siempre alguna
máquina la mueve algún hombre en alguna parte. Operaciones: hombres que operan, hombresoperadores... usualmente... ¡de máquinas!
Propongo que nosotros entendamos la juntura -que aparentemente nunca se ha dado de manera
explícita- de estas dos formas de control, de estas dos pretensiones de gobernar conductas
humanas o hechos físicos, en una sola ingeniería que nunca ha existido, porque nunca ha habido
una ingeniería, digamos, integral. La ingeniería siempre' ha sido parcial, terriblemente
parcializada hacia el mundo físico. Tanto, que siempre avergüenza tener que poner en los pensa
universitarios unas materias humanísticas que resultan un estorbo, porque la gente no le hace
caso a eso... decimos que más valdría la pena la lógica, la matemática y sobre todo, entender muy
bien la física, los procesos químicos, los procesos físicos de la naturaleza que podamos controlar.
Ciertamente, la ingeniería ha sido muy parcial.
Sin embargo pudiéramos tener una Ingeniería, digamos ahora, Total, una ingeniería que sea
consecuente con su pretensión de disco, construcción, seguimiento, evaluación, y rendimiento de
los procesos. Pero los procesos no son independientes de los hombres, y los hombres también
tienen su conducta, y ¿por qué esa conducta no puede ser conducible, manejable, manipulable en
el buen sentido de la palabra -que también es el mal sentido de la palabra- manejarla y
gobernarla hacia? Podemos pensar en esa ingeniería, que para ponerle un nombre, dado que
siempre hemos cargado la ingeniería tanto hacia el lado natural, hacia el lado físico, pues,
digamos que es como si ahora estuviera cargada para el otro lado, pero, claro sin que se vaya a
olvidar de la tecnología física y, repito, para ponerle un nombre, llamémosla Ingeniería Social.
A mí me parece que, en corta mirada, a saber, la Ingeniería de Sistemas que ejercemos en
Venezuela -fundamentalmente oriunda de la escuela de Sistemas de la Universidad de los Andes, las expresiones que sobre aquello que no necesariamente se llama ingeniería de sistemas pero
que son cosas que se le parece, como la consultoría gerencial y, por otra parte, con más larga
mirada, muchas cosas que se dicen se leen y se escriben a nivel transnacional -que nos llegan a
nosotros, muchas, y algunas poquiticas salen de nosotros y llegan a otro lado; me refiero a las
aparentes modas como re-ingeniería, mejoramiento continuo, calidad total- me parece, repito,
que todas esas prácticas están prefigurando la expresión de la Ingeniería Social, como que sí ese
es el destino de esos variados ejercicios.
Por lo demás, ya vemos, con no poca claridad, esa prefiguración de la misión histórica. Y hasta
vemos su concreción figurativa individual. La de cada uno de nosotros, eventuales ingenieros
sociales. De tal modo que esa figura tiene algo así como una expresión artística degradada; tiene
la figura como de un escultor degradado. Y ese escultor sería -como dice un facilitador y
consultor gerencial venezolano, que escribe regularmente es el periódico "Economía Hoy"-sí, él
lo define de manera cabal, qué más se le puede agregar-, sería repito, un escultor de sistemas
humanos.
Eso es, esculpir el sistema humano, tallarlo lenta, pausadamente, para irlo conformando como el
mejor mecanismo, técnico se entiende. ¿Y cómo se lo imagina? El consultor-facilitador no se lo
imagina, él lo conoce; es él mismo. Pero él dice que lo descubrió, que él descubrió que era
escultor de sistemas humanos, gracias a un ingeniero que le dijo que realmente él lo veía como
un escultor. El consultor-facilitador mismo lo relata del siguiente modo.
Su artículo comienza `Tu eres como un escultor', me decía Félix, joven ingeniero, gerente de
mantenimiento de una de las plantas donde estamos haciendo esfuerzo con mucho entusiasmo
para vivir realmente la filosofía de calidad total" Posiblemente esa sea la filosofía de ese
ingeniero social; del escultor de sistemas humanos. Felix le decía a Femando -que se llama este
escultor- "tú vas golpeando con un cincel nuestra estructura y va quitándonos las virutas y los
perfiles deformes, hasta hacer de nosotros una hermosa escultura". Dice ahora el escultor" "El
sentimiento que internamente experimentamos al escuchar este tipo de comentario no puede ser
descrito con palabras", yo creo que tampoco. Félix, dice él, "dimensionaba en forma sencilla la
gran responsabilidad que como [ingenieros sociales] tenemos"...
REFERENCIAS
DAVILA, J. (1993) Focault's Interpretive Analytics of Power, Systems.
FERRY, L (1991) Filosofía política., Fondo de Cultura Económica. México.
FOUCAULT, M (1976) Vigilar y Castigar. El Nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores,
México.
JACKSON,M (1994)Beyond the Fads: Systems Thinking for Managers, Working paper N° 3,
The Center for Systems Studies, University of Hull.
ORTEGA y GASSET, J. (1977) Meditación de la Técnica. Revista de Occidente S.A., Madrid.
Abogado. Rafael Hands
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