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Nuestra Señora de Guadalupe
1.
Leer – Lea los versos despacio y con devoción, varias veces. Escriba
cualquier palabra o frase que haya resonado más en su mente y corazón:
¡Conexión Directa!
¿Qué dice el Evangelio según Apocalipsis 12:1-17 - pg. 1
¿Qué dice la Iglesia del pasado y el presente? - pg. 2-3
¿Qué te dice Dios a través de este pasaje? - pg. 4
2.
Meditar – Ahora, comience a reflexionar sobre los versos leídos y
pregúntele a Dios qué quiere decirle a través del pasaje bíblico. ¿Señor, que me
estás diciendo con esto?
3.
Reza – Responde desde tu corazón a lo que Dios te ha estado hablando.
¿Qué es lo que quieres decirme? Escribe tu oración al Señor o anota lo que
sientas te ha hablado.
4.
Contempla – Quédate en silencio y disfruta de Su Paz y Su Presencia.
¿Cómo esta Dios llamándote a actuar en respuesta a lo que te ha mostrado
y enseñado?
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Lectura de la Escritura – Apocalipsis 12:1-17
Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol,
con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su
cabeza. Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora
de dar a luz. Apareció también otra señal: un enorme dragón rojo con
siete cabezas y diez cuernos, y en las cabezas siete coronas; con su cola
barre la tercera parte de las estrellas del cielo, precipitándolas sobre la
tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para
devorar a su hijo en cuanto naciera. Y la mujer dio a luz un hijo varón,
el que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro; pero su
hijo fue arrebatado y llevado ante Dios y su trono, mientras la mujer
huyó al desierto, donde tiene un lugar que Dios le ha preparado. Allí la
alimentarán durante mil doscientos sesenta días. Entonces se desató
una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el
dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no pudieron vencer, y
ya no hubo lugar para ellos en el cielo. El dragón grande, la antigua
serpiente, conocida como el Demonio o Satanás, fue expulsada; el
seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él.
Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: “Por fin ha llegado la
salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su
Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba día y noche ante nuestro Dios. Ellos lo vencieron con la sangre
del Cordero y con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin
tener miedo a la muerte. Por eso, alégrense cielos y ustedes que
habitan en ellos. Pero ¡ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha
bajado donde ustedes y grande es su furor, al saber que le queda poco
tiempo”. Cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, se
puso a perseguir a la mujer que había dado a luz al varón. Pero se le
dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al
desierto, a su lugar; allí será mantenida lejos del dragón por un tiempo,
dos tiempos y la mitad de un tiempo. Entonces la serpiente vomitó de
su boca como un río de agua detrás de la mujer para que la arrastrara,
pero la tierra vino en ayuda de la mujer. Abrió la tierra su boca, y se
tragó el río que el dragón había vomitado. Entonces el dragón se
enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus
hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan
el mensaje de Jesús.
Lectura Espiritual
De las cartas pastorales de San Carlos Borromeo
Ha llegado, amadísimos hermanos, aquel tiempo tan importante y
solemne, que, como dice el Espíritu Santo, es tiempo favorable, día de
Nuestra Señora de Guadalupe
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la salvación, de la paz y de la reconciliación; el tiempo que tan
ardientemente desearon los patriarcas y profetas y que fue objeto de
tantos suspiros y anhelos; el tiempo que Simeón vio lleno de alegría,
que la Iglesia celebra solemnemente y que también nosotros debemos
vivir en todo momento con fervor, alabando y dando gracias al Padre
eterno por la misericordia que en este misterio nos ha manifestado. El
Padre, por su inmenso amor hacia nosotros, pecadores, nos envió a su
Hijo único, para librarnos de la tiranía y del poder del demonio,
invitarnos al cielo e introducirnos en lo más profundo de los misterios
de su reino, manifestarnos la verdad, enseñarnos la honestidad de
costumbres, comunicarnos el germen de las virtudes, enriquecernos
con los tesoros de su gracia y hacernos sus hijos adoptivos y herederos
de la vida eterna. La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor
tan grande hacia nosotros, exhortándonos a tenerlo siempre presente. A
la vez nos enseña que la venida de Cristo no sólo aprovechó a los que
vivían en el tiempo del Salvador, sino que su eficacia continúa, y aún
hoy se nos comunica si queremos recibir, mediante la fe y los
sacramentos, la gracia que él nos prometió, y si ordenamos nuestra
conducta conforme a sus mandamientos.
14-15. Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho
esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del
campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los
días de tu vida. Haré que haya enemistad entre ti (satanás) y la mujer
(María), entre tu descendencia (aquellos que siguen a satanás) y la suya
(Cristo y nosotros porque Cristo nos da a María como nuestra Madre y
somos hermanos y hermanas de Cristo); Él (Cristo) te pisará (satanás)
la cabeza mientras tú herirás su talón” Cristo sí golpeó la cabeza de
Satanás en el Calvario y este golpe fue un golpe de muerte. De hecho, el
Gólgota significa lugar de la calavera, y la Cruz fue incrustada en la
calavera. Cristo aplastó la cabeza de Satanás en la crucifixión. Estamos
conectados con Su muerte y resurrección, con su victoria a través del
bautismo. En otras palabras, podemos obtener la victoria, la victoria ha
sido ganada, pero debemos escoger el permanecer conectados, para
quedarnos en el equipo ganador. El juego ha sido ganado, pero aún
podemos optar por el equipo ganador o el perdedor.
Nuestra Señora de Guadalupe – Lección y Discusión
Batalla Uno - Satanás y los demonios vs. San Miguel y los ángeles - El
Bien gana. “Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón.
Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no pudieron vencer, y ya no
hubo lugar para ellos en el cielo.”
Batalla Dos - Satanás y los demonios contra Jesucristo, el Hijo de Dios
- El Bien gana. “Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con su
palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la
muerte. Por eso, alégrense cielos y ustedes que habitan en ellos.”
Batalla Tres - Satanás y los demonios contra Adán, Eva y toda la
humanidad - todavía continúa… “¡ay de la tierra y del mar!, porque el
Diablo ha bajado donde ustedes y grande es su furor, al saber que le
queda poco tiempo” “Después del primer pecado el mundo fue inundado
con el pecado, pero Dios no abandonó al hombre al poder de la muerte.
Más bien, él predijo de una manera misteriosa en el
‘Protoevangelio’ (Génesis 3:15) que el mal sería conquistado y que el
hombre sería levantado de su caída. Esta fue la primera proclamación
del Mesías y Redentor. Por lo tanto, la caída sería llamada en el futuro
una ‘feliz culpa’, ya que ‘ganó para nosotros tan gran Redentor’ (Liturgia
de la Vigilia de Pascua).”
Si se nos deja solos para combatir a Satanás, estamos terminados, se
acabó, y perdemos siempre. Gracias a Dios, no estamos solos. Estamos
conectados a Cristo y a la Iglesia (María, los Santos, los Ángeles y todos
aquellos en el cielo, la Iglesia triunfante). Sólo podemos conquistar a
nuestro enemigo a través de nuestra conexión con Cristo. El bautismo
nos conecta con Cristo y con la Iglesia, y los Sacramentos nos
mantienen conectados. Dios hace una promesa a Satanás en Génesis 3:
En el Antiguo Testamento, Judit, una heroína judía, salvó a su pueblo,
los hebreos, de Holofernes. “Holofernes era un general invasor de
Nabucodonosor. Nabucodonosor envió Holofernes para vengarse de las
naciones del oeste que habían detenido su asistencia a su reinado. El
general sitió a Betulia y la ciudad casi se rindió. Fue salvada por
Judith, una hermosa viuda hebrea que entró en el campamento de
Holofernes y lo sedujo. Después Judith decapitó a Holofernes mientras
estaba borracho. Ella regresó a Betulia con la cabeza sin cuerpo, y los
hebreos derrotaron al enemigo.” La “mujer”, mencionada en Génesis y
Judit son un “tipo”, una prefiguración de la “mujer” de la que se habla
en Apocalipsis. La mujer es María. Al comienzo de su ministerio Jesús
se refiere a su madre como “mujer”, afirmación de su papel en la
cooperación con Su misión de conquistar el pecado y la muerte, al
aplastar la cabeza de Satanás. “Jesús le dijo: ‘Mujer’, ¿por qué te metes
en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.” Es María la que afirma su
cooperación con su Hijo. Ella muestra lo que tiene que ver con su hijo
cuando le dice a los siervos y a nosotros, “hagan lo que él le dice” el
papel de María, lo que tiene que ver con su hijo, es hacer lo que Él le
dice que haga, ser obediente y ayudar a los demás a participar en esta
obediencia. María coopera con su hijo al aplastar la cabeza de Satanás;
es por eso que vemos en las estatuas de María, que la cabeza de la
serpiente está bajo los pies de María. Es María la perfección de la raza
humana, que dijo “sí” a Dios y dio a luz al Salvador, que entró en el
campamento de Satanás (el mundo) y lo decapitó, lo que nos permite
(la Iglesia) como los hebreos antes de nosotros, derrotar al enemigo.
Vemos en Apocalipsis que Satanás trata de matar al niño (Cristo) de la
mujer (María) pero no puede tocar a Cristo. Luego va tras la mujer
(María), pero no puede tocar a María. Luego, frustrado, va tras la
descendencia de la mujer, que es la Iglesia, nosotros, aquellos que
guardamos los mandamientos y damos testimonio de Cristo.
Apocalipsis sin embargo, no dice si Satanás gana o no. La conclusión
de la historia depende de nosotros.
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