PARA ESCRIBIR HISTORIA DE ORGANIZACIONES CIVILES Para escribir historia de organizaciones civiles Rafael Reygadas Robles Gil RESUMEN. Este artículo busca responder a una necesidad inicial de estudiantes y organiza- ciones sociales y civiles que se expresa en la búsqueda de elementos teóricos y metodológicos que permitan elaborar relatos históricos sobre la vida de diversas organizaciones, comunidades o dependencias públicas. Con esta intención se presenta una reflexión conceptual que muestra cómo la historia se construye a partir de los encargos y preguntas que la o el aprendiz de historiador tienen en el presente, pero que para producir un relato histórico también hace falta la fidelidad a los documentos del pasado y el ir y venir entre ellos y las preguntas del investigador. El concepto de analizador permite encontrar claves de sentido intrínsecas a la lógica de cada etapa del relato histórico. La metodología ofrecida es un posible camino para poner en operación estas concepciones teóricas. LAS ORGANIZACIONES CIVILES (OC), como preferimos llamar a los organismos no gubernamentales (ONG) que han trabajado en México en la promoción del desarrollo sustentable y la defensa de los derechos humanos en las últimas cuatro décadas, se forjaron en las luchas por la democracia frente a un régimen corporativo y autoritario. Su acción pública contribuyó en los últimos diez años a la democratización del país. Con los cambios políticos iniciados a partir de las elecciones del año 2000, algunas cosas han cambiado, particularmente en el ámbito político, muy poco en el terreno de la política económica. Por eso mismo hay confusión, nuevos vínculos nuevos espacios y viejas realidades que requieren de las OC y sus redes una mayor capacidad de análisis y discernimiento de la coyuntura, a fin de precisar el rumbo que quieren emprender en la nueva situación de México. Ciertamente las organizaciones civiles se encuentran en tiempos de perplejidad, de dilemas, de riesgos, de transición nuevamente interrumpida, de avances y retrocesos, de política económica dura, de monopolio creciente de los medios electrónicos de comunicación, de disputa fuerte frente al proceso electoral del 2003, pero también tiempos de algunas oportunidades, de quiebre de estructuras y relaciones corporativas, de algunos nuevos espacios sociales y políticos. En medio de todas estas ambigüedades es fundamental que las OC y sus redes definan sus prioridades estratégicas y el sentido de su acción pública. ANUARIO 2002• UAM-X • MÉXICO • 2003 • PP. 179-187 179 LOS DISCURSOS DE CLÍO Es por todo lo anterior que las OC requieren fortalecerse como instituciones, discutir la dinámica de su identidad y de su propio mandato civil, así como también necesitan aprender de su propia historia y sistematizarla, de tal manera que puedan enfrentar mejor preparadas los nuevos retos. Como parte de una investigación iniciada desde hace varios años, hemos venido trabajando en reflexiones e instrumentos que contribuyan al aprendizaje del lugar que las organizaciones civiles y sus redes han ocupado en coyunturas específicas locales y nacionales.1 En este artículo compartimos algunos elementos fundamentales que ofrecen pistas para los procesos de elaboración de relatos históricos de las organizaciones sociales y civiles que han incidido en políticas públicas en el pasado reciente y que quieren elucidar su propia historia como parte de un aprendizaje de sus propias fortalezas y debilidades, en el arduo camino de construir su identidad civil y democrática. Pero reflexionar sobre algunos elementos para construir historia, también proviene de una necesidad sentida percibida por el autor en más de treinta años de trabajo en las universidades públicas, particularmente en el campo de la docencia universitaria y más especialmente todavía en experiencias de asesoría a investigaciones terminales o tesis de licenciatura, en las que he percibido la demanda que las y los estudiantes tienen de instrumentos para construir la historia de centros, dependencias y organizaciones en las que están haciendo ya sea su servicio social o su investigación o ambas, como parte de un esfuerzo por comprender y abordar con profundidad muy variadas problemáticas sociales. La historia de una dependencia, centro u organización es a menudo una parte del encuadre que permite ubicar mejor el problema a investigar. Es por eso que redactamos estas líneas pensando en dos destinatarios: las y los estudiantes universitarios que hacen investigaciones de campo y las organizaciones civiles que trabajan en su fortalecimiento institucional. Algunos elementos para la reflexión sobre el relato histórico ¿Qué significa recuperar, o mejor todavía, reconstruir la historia de una organización social o civil, de un movimiento vivo y por lo tanto abierto al futuro?, ¿qué significa escribir historia reciente referida a acontecimientos y acciones del pasado cuya cercanía afecta e incide directamente en problemas del presente? La investigación histórica empieza por la curiosidad de alguien que quiere conocer el pasado, para lo cual formula algunas preguntas que le interesa que el 1 En esta línea hemos publicado el libro: Abriendo veredas. Iniciativas públicas y sociales de las redes de organizaciones civiles [UAM/UNAM/UIA/Convergencia, México, 1998] y una docena de artículos que tienen que ver con la historia reciente de las organizaciones civiles. 180 PARA ESCRIBIR HISTORIA DE ORGANIZACIONES CIVILES pasado responda, y, simultáneamente, excluye muchas otras interrogantes, esto es, construye historia desde el sesgo de la curiosidad de quien pregunta al pasado. En cualquier trabajo de historia, las preguntas son elaboradas desde el presente, suponiendo algo del pasado ya sea por intuición, por voz común, por experiencia vivida, o por haber escuchado, leído o visto algo acerca de ese mismo pasado. ¿Desde dónde, desde qué lugar se seleccionan unas preguntas y se rechazan otras para construir historia? Las preocupaciones, compromisos e implicaciones de quien quiere escribir del pasado, le llevan a seleccionar miradas en función de sus encargos o mandatos. Por ejemplo, escudriñar el pasado reciente para descubrir cómo los métodos de trabajo empleados por una organización civil o social han permitido o no que surjan y se formen sus nuevas y nuevos dirigentes, o bien cómo las prácticas de promoción han incidido en el desarrollo sustentable, o en propuestas viables de comercialización del café o la miel, o a partir de qué acontecimientos importantes entró en crisis una oficina pública que tuvo que modificar sus prioridades, sus estrategias de acción y sus prácticas sociales. Con esto queremos decir que la historia de una organización se va a construir en un entramado de relaciones como una construcción de sentido, que parte del interés que cada organización tiene acerca de su propia intervención en el pasado. A diferencia de la historia lejana, escribir sobre historia reciente, tiene implicaciones y consecuencias, pues al tratar acerca de personas y procesos sociales próximos, vivientes, el pasado sigue incidiendo en el presente. Pero no se puede escribir la historia sólo desde el encargo que tiene el historiador, sino que es necesario respetar las huellas del pasado: documentos escritos, monumentos, audiovisuales, testimonios, noticias y otros. Así pues, no toda forma de construir historia de las organizaciones civiles o de un establecimiento específico es válida, sino que es necesario interrogar a las fuentes, que en el caso de la historia reciente son muy abundantes: informes a las agencias, presupuestos, actas notariales, actas de asambleas de asociados, reuniones de trabajo, acontecimientos relevantes, seminarios, memorias de eventos, carteles, fotografías, folletos, manuales, inventarios, cartas, convenios con las organizaciones sociales, documentos para redes, encuentros, fotografías, películas, videotapes, discos compactos, noticias de periódico, programas de radio y televisión y muchísimos otros documentos que pueden ser considerados hoy como fuentes de la historia reciente. Metodológicamente conviene interrogar primero a los documentos y después a las fuentes vivas, a fin de esclarecer significaciones de los hechos, claves de sentido de las complejas tramas de acontecimientos. Ciertamente, los datos pueden ser y son, a menudo, muy irreverentes, incluso hacen estallar en mil pedazos la pregunta y los encargos iniciales de la o el aprendiz 181 LOS DISCURSOS DE CLÍO de historiador, pues insinúan nuevas interrogantes que puedan dar cuenta de manera más cabal del conjunto de relaciones problemáticas que se dieron en un periodo determinado. Es por eso que la metodología empleada permitirá ese azaroso ir y venir entre el investigador y los documentos y abordar, sin demasiada rigidez, los límites: La historia se desarrolla, pues, allí, en esas frontera donde una sociedad se une con su pasado y con el acto que lo distingue de él; en las líneas que trazan la figura de una actualidad al separarla de su otro, pero que borran o modifican continuamente el retorno del “pasado” [...] Hay vibración de límites. La relación que organiza la historia es una referencia cambiante en la que ninguno de los términos puede considerarse como estable [...] La verdad de la historia está en un “estado intermedio” [...] encuentra su unidad en la operación donde se combinan sin cesar las acciones del autor y las resistencias de su material [De Certeau, 1993:53y ss.]. El historiador articula, entrama a los ausentes y les construye significaciones, expresa unas connotaciones y excluye otras, buscando la inteligibilidad. La historia es un relato que ha desplazado la referencia a lo real al reconstituirlo, al significar conjuntos de prácticas sociales que vuelve pensables, inteligibles, narrables. En el relato de historia lejana los sujetos de los enunciados no están presentes para reivindicarlos: El discurso sobre el pasado tiene como condición ser el discurso del muerto. El objeto que circula por allí no es sino el ausente, mientras que su sentido es ser un lenguaje entre el narrador y sus lectores, es decir, entre presentes [ibid.:62]. La historia es también el relato de prácticas sociales del pasado, de formas de hacer en condiciones determinadas y por eso refiere a las acciones, individuales y colectivas, de los ausentes: El texto de la historia [...] arriesga el enunciado de un sentido que se combina simbólicamente con el hacer. No sustituye a la praxis social, pero es su testigo frágil y su crítica necesaria [...] Une el decir histórico con el hacer social, sin identificar el primero con el segundo, esta función recuerda al trabajo su relación con la muerte y con el sentido; sitúa a la historiografía verdadera al lado de las cuestiones indiscretas que deben investigarse en el inmenso movimiento de la praxis [ibid.:64 y s.].2 2 Cursivas mías para aludir a la matriz de la reflexión de esta cita de Michel de Certeau que asume las categorías de Cornelius Castoriadis que señala la relación entre el legein: la palabra, el discurso, el representar, el decir social y el teukhein: la acción, la práctica, la técnica, el hacer social, como creaciones absolutas del imaginario social. 182 PARA ESCRIBIR HISTORIA DE ORGANIZACIONES CIVILES La historia reciente se refiere a pronunciar una palabra, a elaborar un relato sobre acontecimientos que son contemporáneos de la vida del historiador. Entre las preguntas del historiador y los documentos de la historia que escudriña, hay una circulación que va y viene, que permite por un lado elucidar y organizar las acciones para su comprensión en la dirección de las preguntas, pero por otro hay relatos que provienen de los documentos, de las prácticas sociales, que esconden algo, que obligan a modificar las preguntas o a formular otras nuevas. Si esto es cierto, lo es mucho más, cuando el periodo trabajado está ligado con el propio pasado del que va a escribir, en el que las preguntas inciden en las acciones presentes de los actores interrogados. Hablar de historia lejana o reciente, implica distinguir etapas o periodos que son cualitativamente distintos unos de otros, que marcan novedades y cambios, en los que el conjunto de acontecimientos, de actores, de vicisitudes entre ellos, tiene una cierta congruencia, tiene un sentido en el que coinciden las diversas fuentes, o postulan las interrogantes que resultan de la confrontación de las mismas. Los periodos del relato histórico no se pueden establecer automáticamente y a priori a partir de décadas, o de sexenios, o de cambios de gobierno, es decir, de elementos externos a los propios acontecimientos y sujetos, sino que tienen una lógica compleja relacionada con la trama interna de acciones y significaciones que los diversos actores van construyendo en contextos específicamente determinados, de conformidad con la elucidación aportada al relato por las diferentes fuentes. Así pues, se hace necesario encontrar claves o categorías de análisis de la historia que permitan dar cuenta de manera cabal de los cambios sociales y subjetivos que las y los actores van desplegando, de los nuevos imaginarios y de nuevas realidades que se concretan en nuevas prácticas e instituciones sociales. Por esto una categoría fundamental para la escritura de la historia es la de “analizador” concepto que permite abordar la complejidad de las relaciones, dinámicas y compromisos en el que estuvieron implicados diferentes actores y actrices. Analizador es un concepto intrínseco a los procesos, es una clave de sentido que descubre el lugar de cada actor en un proceso y en un periodo determinado, fundamentalmente a partir de la lógica misma de los acontecimientos. El analizador facilita elucidar el sentido del quehacer de la organización, ajusta la institución y reasigna responsabilidades personales y colectivas diversas a los periodos anteriores. Roberto Manero explica así el término: El analizador es intrínseco a los procesos sociales, es una clave de sentido que descubre, que devela, el lugar que cada actor ocupa y juega en un periodo y en un proceso determinados; surge de la lógica misma de los acontecimientos [1990:143 y ss.]. 183 LOS DISCURSOS DE CLÍO Los analizadores históricos permiten ubicar los cambios significativos de periodo, es decir, ofrecen un camino para definir los periodos de la historia de una organización no en relación con referentes externos, sino con las propias lógicas internas de sentido de los acontecimientos. Elaborar la historia reciente permitirá a cada organización social o civil apropiarse y reconstruir colectivamente su identidad, pues al reconocerse en su pasado, en sus conflictos, en sus formas creativas de enfrentarlos, en sus aciertos y errores, se comparte mejor la forma de abordar los retos que plantea un futuro soñado como diferente. Instrumentos y metodología para la elaboración de la historia de una organización ¿Cómo podemos traducir estas ideas sobre la escritura de la historia, en relación con los encargos de la o el aprendiz de historiador, depositados, recibidos desde diferentes lugares en los que está colocado y atravesado: trabajo, investigación, acreditación, familia, escuela, proyecto político, etcétera?; ¿cuáles son algunos de los caminos mediante los cuales la historiadora o el historiador pueden escuchar, dejar hablar a los documentos, para dialogar con ellos desde sus propios encargos o preguntas?; en fin, ¿cómo encontrar o descubrir los analizadores clave que dan significación a cada etapa? Cada persona que esté trabajando por recuperar la memoria histórica de una comunidad campesina o indígena, de una organización popular o civil, de una oficina gubernamental, de un municipio o de una delegación, ¿con qué instrumentos puede contar para facilitar su tarea? Tener claros los encargos de la o el investigador es un buen punto de arranque, pues proporciona las preguntas y mandatos iniciales desde los que se parte para construir un relato histórico, para indagar sobre: la memoria colectiva y sobre la historia interna de la organización, las propuestas de las y los fundadores, el contexto socioeconómico y político, los cambios significativos, las diferentes personas que han pasado por la institución, las y los participantes actuales, la evolución de su proyecto o misión, las novedades de sus líneas de trabajo, sus modos de intervención y estrategias de acción, sus aprendizajes institucionales y alianzas, la estructura organizativa que ha ido desarrollando, en fin, la profesionalización de su quehacer. En todo esto, los encargos que el narrador tiene desde su presente orientan la búsqueda de información, de datos, de tramas de sentido. El presente pesa en la construcción del relato. Aquí tener claras unas cuantas, pocas preguntas, es central para iniciar el trabajo. 184 PARA ESCRIBIR HISTORIA DE ORGANIZACIONES CIVILES Al acercarse a las fuentes, a los documentos, éstos responderán de diferente manera dichas preguntas; a veces las confirmarán, pero a menudo, las relativizarán o cuestionarán, o mostrarán su escasa pertinencia; pero eso mismo es ya una información que abre al diálogo de la o el investigador con su material; el hecho mismo de cuestionar ayuda a buscar con mayor certeza, a afinar las preguntas, a intentar otras explicaciones, a relacionar otros acontecimientos. Al acercarse a las fuentes vivas las preguntas sirven de guía, pero son más discutidas, y se pueden reafirmar o modificar desde la experiencia y el horizonte de comprensión de los actores, que al ser consultados presentan su propio relato histórico, su propio modo de preguntar al pasado, desde sus propios implicaciones3 en el presente. Sin duda las fuentes vivas tienen mucho que decir sobre los analizadores de cada etapa. El historiador o historiadora tiene que dar cuenta de la diversidad de relatos que va encontrando, y seguramente a partir de ahí podrá encontrar los analizadores que darán sentido, articulación y ponderación a los datos aislados que va descubriendo, generando una respuesta más cabal a los diferentes documentos y a la totalidad de la problemática. Desde su propia implicación el que escribe va tomando nota de todo, pero también va seleccionando, dando prioridad, generando significados, proponiendo una interpretación de la historia específica. A fin de tomar en cuenta de manera viva los aportes de los diferentes integrantes de la comunidad, centro, organización o dependencia de la que se está escribiendo la historia, el investigador puede reunir un grupo de trabajo para llevar a cabo un ejercicio colectivo de construcción y análisis de la historia específica de la que se trate. Un instrumento muy útil para ello es el ejercicio llamado línea del tiempo, pues ayuda a elaborar, individual y colectivamente la historia. La línea del tiempo es un recurso gráfico, visual que organiza y facilita la participación de un grupo. Consiste en una línea horizontal, puesta en medio de un pizarrón o en un papel grande pegado en una pared o ventana, en el cual se dibujan cuatro o cinco rayas verticales pequeñas con una palabra, un acontecimiento, un nombre, una fecha, que represente hechos destacados que incidieron en cambios de estrategias y prioridades y se pregunta al grupo: ¿piensan ustedes que estos son los puntos clave de la historia de su organización?, ¿por qué?, ¿faltan otros?, ¿qué relación van teniendo unos acontecimientos con otros? , ¿qué es lo más relevante, lo nuevo que hace diferente cualitativamente un periodo de otro? Así pues, se va construyendo, socializando, discutiendo una visión compartida de la historia institucional. Sería bueno grabar esa sesión, pero sobre todo ir anotando en la pizarra o papelógrafo lo que vayan señalando todos los participantes. Dependiendo 3 Llamamos implicaciones al conjunto de compromisos y atravesamientos, conscientes o inconscientes que los actores tienen, y desde los cuales actúan. 185 LOS DISCURSOS DE CLÍO de los años de historia que se estén trabajando, el ejercicio puede durar desde una hora hasta varias horas o varias sesiones. Se buscará que en el relato de cada participante se aluda a documentos que existen para precisar o documentar un momento o acontecimiento. Los relatos también pueden ser apoyados por testimonios, fotografías, materiales diversos, informes, entrevistas, pactos, canciones, etcétera. Trazados en la línea del tiempo y quizá en consenso los acontecimientos y procesos principales que dan un significado propio a la historia de la organización, el investigador invitará a hacer una descripción más específica, más detallada de cada etapa, de tal manera que las diferencias entre un periodo y otro queden claras en cuanto a prioridades, a propuestas planteadas, a estrategias, a alcance o cobertura de las acciones desplegadas, a relaciones con otras organizaciones y con autoridades, y en cuanto a formas de intervenir o incidir en la realidad. Ya contando con la línea del tiempo, la caracterización y desarrollo de las etapas, se podrá aclarar de manera general el papel que la organización ha jugado como sujeto de iniciativas o propuestas que han incidido en los campos públicos de su competencia, es decir, en aquellos aspectos que han modificado el contexto y la situación que existía inicialmente. Después del ejercicio de la línea de la vida, el investigador o aprendiz de historiador redactará un borrador de texto de la discusión y de cada una de las etapas. Pondrá un cuidado especial en recuperar los modos de intervención, las propuestas, los dispositivos de acción, los saberes especializados, los vínculos con los medios de comunicación, las relaciones con autoridades, los logros y limitaciones de las acciones desarrolladas. Una vez contando con un primer texto escrito, se puede dar a leer ese texto a diferentes personas de la comunidad, organización, centro o dependencia para que precisen hechos, fechas, relaciones, significados. Es decir, el borrador del texto se transforma en un instrumento para que otros complementen, signifiquen y puntualicen. De este modo se va construyendo una versión colectiva de la historia de determinado sujeto social o civil. A modo de síntesis Hemos presentado un camino teórico y hemos ofrecido una posible traducción metodológica para responder a una necesidad inicial de elaborar relatos históricos de organizaciones sociales y civiles. El camino de la teoría nos muestra que la historia se construye a partir de los encargos y preguntas que la o el aprendiz de historiador tiene en el presente, pero producir un relato histórico requiere también de fidelidad hacia los documentos, 186 PARA ESCRIBIR HISTORIA DE ORGANIZACIONES CIVILES requiere ir y venir entre ellos y las preguntas del investigador, supone un diálogo constante y progresivo entre el encargo y las fuentes. Ese diálogo es el que permite encontrar los analizadores que develan las tramas profundas entre los acontecimientos. La metodología ofrecida es un posible camino para poner en operación estas concepciones teóricas convocando a una participación más amplia en la elaboración del relato. 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