LA NUEVA RESPONSABILIDAD CIVIL EN EL PROYECTO DE CÓDIGO: UN PASO HACIA ADELANTE Y UN INTERROGANTE Por CARLOS A. CALVO COSTA La proximidad de la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, actualmente en tratamiento parlamentario, provoca la necesidad de que efectuemos unas breves reflexiones sobre los cambios más relevantes que se apreciarán en materia de responsabilidad civil. Es sabido que ha existido una modernización en muchas codificaciones de países del derecho continental (basta con mencionar la del BGB alemán de 2002 o la del Código Civil peruano de 1984), y resulta menester que también nuestro país deba finalmente tener una legislación que se adecúe a las nuevas relaciones jurídicas y mercantiles propias del siglo XXI. Estimamos que el actual Proyecto de Código Civil y Comercial, al igual que lo hicieran sus antecesores de 1987, de 1993 y de 1998, recoge todas las modernas concepciones del derecho privado, y provee una legislación adecuada e innovadora, en muchos casos, que constituyen un avance para el derecho argentino. Uno de esos cambios transcendentales que nos brinda el Proyecto se da en las funciones asignadas a la responsabilidad civil, ya que a la clásica finalidad resarcitoria, el futuro Código Civil y Comercial le asignará dos nuevas finalidades: la preventiva y la punitiva. En principio, se advierte en el texto del Proyecto una consagración expresa del principio alterum non laedere, al cual la Corte Suprema de Justicia ha oportunamente considerado de raigambre constitucional1 e implícito en el art. 19 de nuestra Carta Magna. El art. 1716 así lo evidencia, al determinar que “La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código”. Lo mismo se advierte en los arts. 1710 y 1717, entre otros. Esto implica 1 CSJN, 05/08/86, “Santa Coloma, Luis I. y otros c/Ferrocarriles Argentinos”, JA, 1986-IV-624; y “Gunther, Fernando Raúl c/Nación Argentina”, CSJN, 05/08/86, ED, T. 120-522. 1 la aceptación de un sistema atípico de actos ilícitos (en donde bastará la trasgresión de este principio sin causa de justificación alguna para convertir a un acto dañoso en ilícito), y una configuración del daño mediante la amalgama del contra ius y del sine iure, lo cual constituye –sin dudas- un gran avance en la legislación nacional. De hecho, el art. 1717 determina, en torno a la antijuridicidad, que “cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada”. El Proyecto, también le asigna a la responsabilidad civil las funciones preventiva y punitiva: a) La finalidad preventiva también reconoce como fundamento la consagración del alterum non laedere, lo cual se advierte en el art. 1711 en cuanto dispone que “la acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento”, sin que sea exigible la concurrencia de algún factor de atribución; y le atribuye, a toda persona, el deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado, b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, y c) no agravar el daño si este ya se hubiera producido (art. 1710). b) En cambio, la función punitiva se manifiesta a través “sanción pecuniaria disuasiva” (art. 1714) que el juez puede imponer “a petición de parte, con fines disuasivos, a quien actúa con grave menosprecio hacia los derechos de incidencia colectiva”. A diferencia del daño punitivo receptado por el art. 52 bis de la Ley de Defensa del Consumidor, en el Proyecto se insiste en la necesidad de haber actuado el destinatario de la sanción con actitud dolosa, teniendo la multa el destino que el juez le asigne. Otros avances significativos que se advierten en el Proyecto, son: la unificación de las órbitas de responsabilidad civil contractual y extracontractual, desapareciendo las sustanciales diferencias existentes en el Código Civil todavía vigente (sobre todo, en materia de prescripción y extensión del resarcimiento), aun cuando mantiene normas específicas para el incumplimiento contractual, el 2 tratamiento específico de los elementos de la responsabilidad civil (sobre todo brindando un moderno concepto de daño, inexistente en el Código Civil de Vélez Sársfield, y definiendo a la antijuridicidad de acuerdo a un sistema atípico de actos ilícitos), y se amplía el ámbito de la responsabilidad civil objetiva relegando a la culpa como norma de clausura del sistema (cfr. art. 1721). Asimismo, también el Proyecto incorpora normas protectorias del consumidor, las que –sin derogar las disposiciones de la Ley 24240 y modificatorias- deberán ser interpretadas junto a ésta, ya que la pretensión del legislador es ampliar su ámbito de protección y no acotarlo, bajo ningún punto de vista. Sin embargo, el gran interrogante que nos plantea el Proyecto de Código Civil y Comercial, está constituido por la responsabilidad civil del Estado. La Comisión de Reformas designada por el decreto presidencial 191/2011 había redactado una serie de normas que atribuían responsabilidad objetiva al Estado, ya sea por daños derivados de sus actos lícitos (art. 1766), por el ejercicio irregular de sus funciones (art. 1764), y por los daños que ocasionaren los funcionarios y empleados públicos a particulares por acciones u omisiones que implicaren un ejercicio irregular de sus funciones (art. 1765). Con posterioridad a la presentación del Anteproyecto, el Poder Ejecutivo Nacional suprimió estas normas que atribuían la responsabilidad civil estatal, estableciendo como principio rector que la responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del derecho administrativo (art. 1765), al igual que la de los empleados y funcionarios públicos. Esperemos que las autoridades reflexionen y sometan a debate esta cuestión, ya que ello implicaría –de hecho, a nuestro entender- la desaparición de la responsabilidad civil del Estado, o al menos, provocaría la necesidad de empezar a forzar la interpretación de otras normas para poder configurarla. Nos preocupa, sobremanera, que se relegue la cuestión indemnizatoria al derecho administrativo, que es de orden local, por lo cual, cada provincia puede tener su propia normativa respecto al Derecho de Daños cuando el Estado es demandado. Así, el Proyecto de Código Civil y Comercial delega en la jurisdicción nacional o 3 provincial, según el caso, la regulación sobre la responsabilidad por los hechos lícitos o ilícitos cometidos por el Estado o sus funcionarios. Sería realmente una lástima que los grandes avances que significan las normas del Proyecto creadas por la Comisión de Reformas, se vean aplacados por la inaceptable reforma del Poder Ejecutivo en torno a la responsabilidad civil estatal, que, de convertirse en ley, conduciría, en definitiva, a la inmunidad del Estado y de sus funcionarios, para hacer frente a los daños que ocasionen. Basta, a modo de ejemplo, con sólo pensar en las víctimas de accidentes de tránsito que lamentablemente ocurren cada día: quien sufra un daño ocasionado por un automóvil particular tendría mejores perspectivas de cobro que aquella persona que haya sufrido daños irrogados por un auto perteneciente al Estado (vgr. patrullero policial). El Dr. Ricardo Lorenzetti, en los Fundamentos del Proyecto de Reforma, expresa textualmente que: “El Anteproyecto, en cambio, toma muy en cuenta los tratados en general, en particular los de Derechos Humanos, y los derechos reconocidos en todo el bloque de constitucionalidad. En este aspecto innova profundamente al receptar la constitucionalización del derecho privado, y establece una comunidad de principios entre la Constitución, el derecho público y el derecho privado, ampliamente reclamada por la mayoría de la doctrina jurídica argentina. Esta decisión se ve claramente en casi todos los campos: la protección de la persona humana a través de los derechos fundamentales, los derechos de incidencia colectiva, la tutela del niño, de las personas con capacidades diferentes, de la mujer, de los consumidores, de los bienes ambientales y muchos otros aspectos. Puede afirmarse que existe una reconstrucción de la coherencia del sistema de derechos humanos con el derecho privado”. Consideramos, en definitiva, que la desaparición de la responsabilidad civil del Estado del futuro Código Civil y Comercial, atenta contra el espíritu con que se ha encarado el Proyecto. Ojalá se reflexione al respecto y se someta el tema a debate en ámbitos académicos. Estamos a tiempo para cambiarlo. 4