Discurso y violencia Ojos que no ven…

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Adrián E. Duplatt - Narrativas nro. 25, enero / junio de 2015, ISSN 1668-6098
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Discurso y violencia
Ojos que no ven…
El siglo XXI es más cruel que los anteriores, pero su violencia se disimula con nuevos discursos o se oculta con nuevas tecnologías. No solo durante las guerras.
Curar enfermos pobres no es redituable para los laboratorios
y se invisibilizan las consecuentes muertes evitables.
Para intentar cambiar el statu quo, otros discursos son posibles.
Adrián E. Duplatt
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Más muertes, menos noticia
Si bien para el historiador Eric Hobsbawn, el Siglo XX fue un siglo breve porque lo considera desde el inicio de la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra (1914) hasta la implosión de la
Unión Soviética (1991), el Jurista Raúl Zaffaroni le reprocha que no tuvo en cuenta la importancia
del fin de los totalitarismos -nazismo y fascismo- con el fin de la Segunda Guerra mundial (1945).
Hobsbawm también considera distinto al siglo XIX, al que llama “largo” por estar comprendido
entre la Revolución Francesa (1789) y la Primera Guerra Mundial. El historiador considera que la
Segunda Guerra Mundial fue la continuación de la primera, así como la Guerra Fría lo fue de ella.
De todos modos y de Perogrullo, al referir el siglo XX es acuerdo general el lapso normal
de 100 años y, antes de entrar al nuevo milenio, Zaffaroni se preguntó qué mitad del siglo XX fue
más cruel. Parecía un interrogante fácil de aclarar. En la primera mitad hubo dos guerras mundiales con ochenta millones de muertos, hubo detonaciones de bombas atómicas -Hiroshima y
Nagasaki, doscientos mil muertos-, hubo genocidios justificados por una raza superior -el judío,
seis millones de muertos-, genocidios por cuestiones étnico-nacionalistas -el armenio, un millón
y medio de muertos-, genocidios por cuestiones económicas -el Congo, diez millones de muertosy hubo revoluciones de la magnitud de la rusa1. La segunda mitad no exhibe en su palmarés
conflictos como estos y, por lo tanto, aparenta ser más benigna. Sin embargo, no lo es. El periodista y escritor Nicolás Mavrakis (2015) afirma que “en el balance, los especialistas resaltan que
es la excepcionalidad de la violencia y no su norma lo que comprueba que vivimos en un mundo
cada vez menos peligroso, o al menos más pacífico que antes”.
Mavrakis habla solo de violencia por guerras, la más espectacular de todas. Pero existen
otras. Para Zaffaroni, la ingente violencia actual se camufla con un cambio discursivo y con nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Las muertes se enmascaran para que pasen
inadvertidas ante el ciudadano de a pie, que no reacciona ante lo imperceptible.
Los crímenes invisibles
Zaffaroni argumenta que el premio nobel de medicina César Milstein reclamó una medicina para los pobres, teniendo en cuenta que África se muere de sida y que cualquier recorte
presupuestario en los dispensarios de América Latina provoca abrumadoras muertes de niños en
época estival. Si se sumaran todas las muertes evitables -afirma Zaffaroni-, se estaría en presencia de un genocidio en estricto sentido jurídico.
La Convención para la Sanción y Prevención del Delito de Genocidio, de Naciones Unidas,
en su art. 2º, señala:
[… ]se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o
religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o
mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas
1
Cifras complejas que no permiten una cuantificación precisa; diversas fuentes estiman una cota mínima y una máxima. Aquí se señalan los valores más bajos.
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a impedir nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro
grupo"2.
Por lo tanto, el total mundial de muertes evitables, v.gr., con vacunas que se consiguen
en el mercado, pero inalcanzables por razones de pobreza, se enmarcarían en el concepto de
genocidio. Podría argumentarse que no existe -o no se puede probar- la intencionalidad, pero por
desidia ante ese mar de muertes salvables es plausible crear una nueva definición: el genocidio
culposo3.
Algunos números para darle materialidad a la etiqueta “muertes evitables”:
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a la pobreza como la enfermedad más mortal
en el planeta. Afecta a más de 1,000 millones de personas de todas las edades y todo el mundo;
aunque el 70% son mujeres, según información del Fondo de las Naciones Unidas para las Mujeres4.
- En el periodo que va del año 2000 a 2003 se registró un total de 10,6 millones de muertes de
niños menores de cinco años. La neumonía fue la enfermedad más mortal (19%) de los decesos,
le siguen la diarrea, partos prematuros, malaria y otras enfermedades. Para la OMS, en 2005 las
enfermedades y situaciones prevenibles son las principales responsables (75%) de la mortalidad
infantil5. En 2008, para la Unicef, el porcentaje ascendía al 80%6.
- En nueve países del África Subsahariana – Angola, Chad, Côte d’Ivoire, República Democrática
del Congo, Lesotho, Mozambique, Nigeria, República Centroafricana y Sierra Leona - la esperanza de vida tanto de hombres como de mujeres sigue siendo de menos de 55 años; mientras
que en los países europeos y Japón, supera los 80 años7.
- El gasto público en salud de la Argentina, en términos de PBI per cápita, es el más alto de la
región, y uno de los más elevados de su historia (8,5% del PBI), quienes trabajan en el sistema
público creen que "nada ha cambiado" o incluso, que la situación "está peor"8.
- En la Argentina de 2011 había dos millones de infectados con el mal de Chagas, una enfermedad que se puede prevenir y se puede tratar con medicación gratuita provista por el Estado, pero
hace falta, además, educación sanitaria y erradicar las condiciones que auguran larga vida a la
vinchuca9.
La politóloga Pilar Calveiro también habla de
Fosas comunes con cientos de cuerpos por los que nadie responde, comunidades indígenas
desterradas por topadoras sojeras, poblaciones civiles arrasadas por aviones no tripulados,
toneladas de agua y millones de hectáreas contaminadas por el uso de cianuro y agrotóxicos,
miles y miles de ciudadanos arrojados a la pobreza y a la exclusión en todo el mundo (Calveiro,
2013).
Calveiro agrega, entonces, a las poblaciones indígenas y a los migrantes a este inventario
de muertes. A ellos no se los aniquila como a los enemigos, sino que se les niega el derecho a la
vida y se los invisibiliza.
La politóloga coincide con Zaffaroni y cree “que el mundo actual es un mundo terriblemente violento y con una violencia muy indiscriminada” (Calveiro, 2013), pero profundiza su análisis y agrega otras explicaciones a la violencia invisibilizada:
Con el tránsito a la democracia se instalan, en cierto discurso democrático, dos fantasías: una,
la de la supuesta transparencia del poder, que es un contrasentido porque el poder por definición es opaco y busca la opacidad; la otra es la idea de que la democracia es no violenta. Ahí
hay dos procedimientos que son dudosos, una cosa es que se pugne por visibilizar formas de
la gestión, esto tiene que ver con la rendición de cuentas, que es importante y posible en un
gobierno democrático, y otra cosa es suponer que a partir de eso se puede establecer un
2
Cátedra Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas, Facultad de Ciencias Sociales (UBA), http://www.catedras.fsoc.uba.ar/feierstein/index.htm
3
Homicidio culposo (art. 84 CPA): “ …el que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, causare a otro la muerte”.
4
CNN México: “Las 10 enfermedades relacionadas con la pobreza que cobran más vidas”, 29/7/2011.
5
Isabel F. Lantigua: “Seis enfermedades causan el 73% de la mortalidad infantil”, El Mundo, 29/5/2005.
6
María R. Sahuquillo: “Enfermedades evitables causan el 80% de las muertes de niños”, El País, 23/1/2008.
7
Organización Mundial de la Salud: Estadísticas Sanitarias Mundiales 2014.
8
Matías Ahumada Rioja: “Salud enferma: la crisis de los hospitales públicos argentinos”, La Nación, 13/4/2005.
9
Irupe Tentorio: “El chagas no es historia”, Supl. LAS/12, Página/12, 11/2/2011.
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poder transparente. La idea de la transparencia del poder es o muy inocente o malintencionada
ya que pretende practicar una visibilidad que no es real. Algo parecido ocurre con la violencia,
una cosa es plantear que es importante la restricción de la violencia estatal o social, la restricción y autorrestricción de esas violencias y otra es suponer que existe un poder estatal que no
tiene ejercicio alguno de violencia. Cuando ocurren estas dos cosas, la ilusión de la transparencia y la de una no violencia en las democracias, en realidad lo que se hace es oscurecer el
hecho de que, como las democracias existen como partes del sistema de dominación efectivo
de la sociedad capitalista, hay violencias propias, estructurales, inherentes a su institucionalidad. Entonces, al negarlo, lo que se hace es visibilizar solamente las violencias que se opondrían al Estado, y que resultan deslegitimadas porque se oponen a un orden que se presenta
como no violento (Calveiro, 2013).
Una de esas violencias invisibilizadas se viven en el campo de la salud.
Un mundo enfermo
Volviendo a Zaffaroni, el razonamiento que justificaría el genocidio de enfermos y pobres
es que los medicamentos son caros porque de lo contrario los laboratorios no investigarían para
su desarrollo y la medicina no progresaría. La tesis deja al Estado fuera de las políticas sanitarias
que debería dirigir en pos del bienestar de la población general. Ergo, la medicina no avanzaría
por necesidades humanas, sino por su rentabilidad económica. El epistemólogo Mario Bunge
denunció que es el mercado el que decide qué remedios se producen, que los investigadores no
tienen trabajo y que viejas enfermedades reaparecen (Bunge, 2012). Afirmó Bunge10:
A las compañías farmacéuticas les conviene mucho seguir produciendo drogas exitosas, les
reporta más ganancias producir Viagra que ensayar nuevas drogas porque los ensayos son
muy costosos. Un artículo reciente del Medical Journal demuestra que destinan solamente el
1,7% de su ingreso a la investigación, que se termina haciendo principalmente en las universidades y en los institutos estatales de EE.UU., Alemania e Inglaterra.
El filósofo Thomas Pogge explica que para los laboratorios no es económicamente redituable investigar y producir drogas para las llamadas “enfermedades olvidadas”, como la malaria
y el dengue y por ello propone un Fondo de Impacto sobre la Salud. “La iniciativa consiste en
brindar a las compañías farmacéuticas la opción de vender al costo y cobrar un monto adicional
por el impacto en la salud que cause una nueva droga. Cuanto más efectiva, cuantos más individuos logre curar, más ganancias tendrá la empresa” (Carbajal, 2010). La idea fue seleccionada junto a otras por la OMS- para discutir su implementación.
En síntesis: la consecuencia directa para la humanidad de la situación que señalan Zaffaroni, Bunge y Pogge es la división de las personas en un sector biológicamente sano y otro biológicamente enfermo. Además, a la falta de incentivo económico para investigar las enfermedades de los pobres, se deben sumar las terapias genéticas que se están desarrollando y que son
demasiado caras para el ciudadano común. Con este escenario, los delirios hitlerianos de una
raza superior no solo se verbalizarían: serían un hecho de la realidad.
Es así que determinados fenómenos del acontecer tecnocientífico como el análisis genético para la selección de embriones en procesos de fertilización asistida, reavivan el debate sobre
la eugenesia: “Algunos creen que hay … una especie de recreación de la eugenesia, mientras
que otros consideran que no, porque no obedece a ningún plan estatal sino a la planificación
familiar en el ámbito privado”, afirma Marisa Miranda, investigadora del Conicet (Rodríguez,
2014). Como ilustración de esta última posición, en 2013 los medios publicaron que nació el primer bebé genéticamente perfecto. Una pareja estadounidense que no podía tener hijos realizó
una fertilización asistida, lograron 13 embriones y analizaron el ADN de todos. Eligieron al más
apto y se lo implantaron a la madre11.
Pero la eugenesia no es nueva. El concepto
[…] fue acuñado por Sir Francis Galton (1822-1911), primo hermano de Charles Darwin, quien
expuso sus fundamentos ante la Royal Society de Londres. El objetivo de esa “nueva ciencia”
era, según sus cultores, el mejoramiento de las características biológicas de la especie humana, en el mismo sentido en que los agrónomos hablan del mejoramiento de las características de sus cultivos (Rodríguez, 2014).
El periodista Marcelo Rodríguez explica que el darwinismo social de la Inglaterra victoriana
–teoría desarrollada por el ingeniero y sociólogo Herbert Spencer (1820-1903)- se justificaba con
la teoría evolutiva de Darwin. Mutatis mutandis, la naturaleza pasaba a ser la sociedad de libre
10
11
Inés Hayes: “Un filósofo en la sala de urgencias”, Supl. Ñ, Clarín, 3/12/12.
Mariana Iglesias: “Nació el primer bebé con genes “perfectos” y hay polémica”, Clarín, 25/7/2013.
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mercado, “y ya se sabía quiénes serían los más aptos en esa “lucha por la vida”” (Rodríguez,
2014). Por ello la eugenesia se convirtió en la materialización del darwinismo social. Señalaba
quiénes podían reproducirse y quiénes no. A través de la medicina y el derecho se le procuraba
un beneficio a la sociedad.
La eugenesia fue la bandera de los imperios colonialistas en sus conquistas y matanzas
de ultramar. Europa de principios del siglo XX se rendía ante los nuevos avances de la ciencia.
Por ello no es de extrañar que el nazismo no fuera “otra cosa que el neocolonialismo practicado
dentro de Europa, conforme los principios de la misma ciencia colonialista” (Zaffaroni, 2009).
Vidas sin valor vital
Zaffaroni ejemplifica su postura relativa a la eugenesia y el nazismo con un acontecimiento
de la Segunda Guerra Mundial. Los nazis obligaron a los médicos de los hospitales psiquiátricos
alemanes a señalar cuáles eran los pacientes recuperables y cuáles no. Si se negaban, llevarían
a todos. Para los enfermos con vidas sin valor vital, el destino era la eutanasia.
En julio de 1933 Hitler había firmado una ley que disponía la esterilización (voluntaria o
forzada) a fin de prevenir lo que la medicina eugenésica llamaba lebensunwertes Leben (vida
indigna de ser vivida). Luego fue prohibido el casamiento y y se legalizó el aborto “en los casos
en que uno de los miembros de la pareja padeciera “una enfermedad contagiosa” o “hereditaria”
(ceguera o sordera hereditarias, esquizofrenia, epilepsia, malformaciones físicas hereditarias,
etc.)” (Lenard, 2010).
En septiembre de 1939, Hitler firmó otro decreto en el que invocaba la necesidad de “conceder
a los enfermos incurables el derecho a una muerte sin dolor”, y así daba pie a la construcción
de las primeras cámaras de gas en centros en donde, entre diciembre de 1939 y agosto de
1941, murieron alrededor de sesenta mil alemanes, muchos de ellos niños (Lenard, 2010).
El Schloss Hartheim, uno de los seis centros en los que se gaseaba a los pacientes/condenados, se administraba como un hospital. Se trató, en definitiva, de un ensayo para lo que
después se conoció como la Solución Final: el genocidio judío.
En todo caso, cuando terminó la guerra, los médicos fueron enjuiciados por homicidio. El
jurista alemán Gustav Radbruch -no nazi- afirmó que ante el drama humano vivido por los médicos, el derecho debía callar, pero que se debía juzgar con todo el peso de la ley a quién los
pusieron en esa situación, es decir, a los nazis.
Hoy, ante otros dramas, se obra distinto. Si en la posguerra el laboralismo inglés implementó un sistema de salud modelo que prácticamente cubría gratis a todos sus ciudadanos y que
dio inicio al Estado de Bienestar en Gran Bretaña (Duplatt, 2012), en la actualidad se pueden ver
en los medios de comunicación las denuncias contra los médicos ingleses por dejar morir a sus
pacientes. Los médicos -explica Zaffaroni- se excusan con los recursos limitados que les provee
el Estado, que los obliga a decidir prioridades. No todos pueden recibir el tratamiento que necesitan.
En la Argentina actual ocurre lo mismo. Los médicos son acusados por malas praxis y
estos se excusan en las deficiencias en la administración de salud.
Según la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI), los juicios por mala
praxis aumentaron un 22% en 2008. El abogado experto en juicios por malas praxis, Luis Vono,
advirtió que muchos médicos se encuentran frente a un dilema ético: cuidar al paciente o al sistema de salud que les paga12; por otra parte, Vito Heras, abogado especializado en daños, opinó:
"Cuando no les hacen un estudio para ahorrar o tienen que esperar un mes para que los atienda
el médico de cabecera y otro mes para que los vea el especialista, la responsabilidad no es del
médico sino del sistema de salud"13.
La tesis de las vidas sin valor vital ya no solo se verbalizan, sino que se concretan, pero
hoy no existe un Radbruch que defienda a los médicos. Se razona al revés y se los condena sin
tener en cuenta que son empleados mal pagos del sistema de salud. Algo similar ocurre con los
colectiveros. Trabajan mal descansados y si ocurre un accidente, los culpables son ellos, no los
patrones que los ponen en esa situación. La responsabilidad penal es parte del contrato laboral,
dice Zaffaroni.
Derechos humanos
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Gisele Sousa Días: “Crecen los juicios por mala praxis”, Clarín, 11/9/2009.
ibídem.
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Zaffaroni explica que el derecho a la vida es el primer derecho humano, ya que de él se
derivan los demás. La supresión arbitraria de la vida -por acción u omisión- y la jerarquización
biológica son gravísimas violaciones a los derechos humanos. No importa el discurso con el que
se los quiera racionalizar.
Los totalitarismos que sucumbieron en 1945 -continúa Zaffaroni- no fueron horrorosos por
enunciar teorías racistas, sino por las acciones que justificaron con su discurso. Este último podría
ser un delito menor; lo realmente grave son los hechos concretos que se perpetraron.
En todo caso, a la víctima poco le debe importar cómo se explican sun padecimientos: si
por la tesis de las vidas sin valor vital o por la baja del presupuesto de salud. Lo fundamental es
el mal que debe soportar, que incluye la muerte. Ambos argumentos son incalificables, dice Zaffaroni.
Guerras y nuevas tecnologías
A este cambio discursivo se le sumó que la guerra parece menos cruel gracias a las nuevas tecnologías para la guerra, a la realidad virtual y al cambio de paradigma informativo para
cubrir los conflictos bélicos. Las muertes se disfrazan como en un videojuego o directamente no
se muestran.
El filósofo Jean Baudrillard en 1991 afirmó en forma provocadora que la guerra del Golfo
no había existido, que todo había sido un simulacro (Baudrillard, 1991). Para el filósofo, el fin del
siglo XX significó el desarrollo de un espacio hiperreal donde los hechos, aún los más impactantes, son vividos como simple espectáculo. No fue que no se compadeciera de las muertes y el
horror de la guerra, sino que dijo que se vivía, gracias a su mediatización, como un show más.
La guerra sucedió, pero
[…] en la conciencia colectiva, una vez terminada la guerra se tiene como no sucedida.
Más que una guerra real se ha tratado de una guerra virtual. Una guerra cuyo final era predecible, cuya desproporcionada relación de fuerzas hizo llamar "operaciones quirúrgicas" a los
ataques aliados y en donde el enemigo se convertía en un parpadeo abstracto sobre la pantalla del ordenador. El desarrollo de lo que constituía el mayor drama humano fue "cubierto"
por la información (Baudrillard, cit. en Verdú, 1991).
Baudrillard sostuvo que teniendo en cuenta el material del que se dispuso (la ausencia de
imágenes y la profusión de comentarios), cabría pensar en un inmenso test publicitario y que la
carencia de imágenes no fue accidental ni motivada por una auténtica censura, sino por la imposibilidad de ilustrar la indeterminación de esa guerra (Baudrillard, 1991).
Los muertos y el dolor no se exhiben; solo se ven luces y destellos en una pantalla. Sumado a este panorama umbrío, el nuevo modelo informativo para la información de guerra mutó
de la libertad casi absoluta para los periodistas -como en Viet Nam- al modelo Malvinas de 1982,
en el que se ejerce una fuerte censura y la información publicada fue bajada desde los mandos
militares a los corresponsales autorizados que llegan a los escenarios bélicos cuando concluyó
la acción, o que directamente no salen de sus hoteles (Duplatt, 2005).
Coda
En resumidas cuentas, las viejas violaciones a los derechos humanos se envuelven en un
discurso nuevo, lo que facilita que la sociedad no reaccione ante estos crímenes cotidianos. Por
ello, y al margen de las iniciativas como las de Pogge o de lecturas críticas de los medios, Zaffaroni propone:
[…] un nuevo desafío a los derechos humanos, que podría encararse con eficacia mediante
una sólida alianza de los médicos y las ONG, que garantice a los primeros la posibilidad de
denuncia sin riesgo laboral. No es difícil imaginar esta alianza, dado que cada día parece ser
más evidente que, cuando el escándalo quema, se deriva la responsabilidad en los profesionales de la salud que se convierten en víctimas indirectas de los sistemas.
Cabe agregar agregar que las nuevas víctimas no son solo los profesionales de la salud,
sino cualquier trabajador en un mundo laboral precarizado y por ello es necesario discurrir desde
una “perspectiva donde las palabras y los discursos tienen un carácter performativo, donde ya no
son reveladores o encubridores de una verdad, sino que los discursos construyen verdad, disputan sentido con otros discursos. Palabras que reaparecen, que luchan contra su presunta obsolescencia, discursos que señalan un horizonte, que corren el límite de lo pensable y lo decible”
(Stura, 2015). Los indígenas de Brasil ocuparon en abril de 2015 la capital para manifestarse
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contra la enmienda constitucional que posibilitaría que les arrebaten las tierras que ocupan14. Sin
tierra, ellos mueren. Si la reforma es exitosa, se condenará a pueblos enteros a la muerte física
y cultural, afirma la periodista y escritora Eliane Brum. Pero no se les presta atención. En un
mundo blanco, los indígenas no despiertan el interés de las protestas de obreros o de ciudadanos
de clase media. Brum explica:
La prensa y la población están prestando mucha atención a las protestas en las calles de Brasil. Lo curioso
es que, cuando son los indígenas quienes ocupan el espacio público, a pesar de todo su colorido, de su
fascinante diversidad, corren el riesgo de volverse automáticamente invisibles. Su dolor, su muerte y su
palabra parecen no existir, o existir apenas en el diminutivo. La mirada de los no indígenas los atraviesa
(Brum, 2015).
Ante esta indolencia generalizada, la tarea no es poca: visibilizar lo imperceptible, construir otras verdades, ampliar el círculo del discurso permitido… En pocas palabras, mostrar lo
encubierto para humanizar el mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
BAUDRILLARD, Jean (1991): La guerra del Golfo no ha tenido lugar. Barcelona, Anagrama.
BRUM, Eliane (2015): “Los indígenas y el golpe a la Constitución”, El País, 14/4/2015
BUNGE, Mario (2012): Filosofía para médicos. Buenos Aires. Gedisa.
CALVEIRO, Pilar (2013): “El mundo actual es terriblemente violento”, en Supl. Ñ, Clarín,
13/6/2013.
CARBAJAL, Mariana (2010): “Un plan para cambiar la salud mundial”, Página/12, 29/8/2010.
DUPLATT, Adrián (2012): “Sistemas de salud y padecimientos que regresan”. Un problema universal”, Narrativas, nro. 21, abril/junio de 2012.
________ (2005): “Yendo de la trinchera al living”, Narrativas, nro. 5, julio/septiembre de 2005.
LENARD, Patricio (2010): “La canción del verdugo”, Supl. Radar Libros, Página/12, 31/1/2010.
MAVRAKIS, Nicolás (2015): “¿Vivimos la era más sanguinaria de la historia?”, Supl. Ñ, Clarín,
30/3/2015.
RODRÍGUEZ, Marcelo (2014): “Todos rubios y de ojitos celestes”, en Supl. Futuro, Página/12,
15/3/2014.
SOUSA DIAS, Gisele (2009): “Crecen los juicios por mala praxis”, Clarín, 11/9/2009.
STURA, Santiago (2015): “Las luchas por el lenguaje”, Página/12, 16/4/2015.
VERDÚ, Vicente (1991): ““La guerra del Golfo no ha existido”, afirma Jean Baudrillard”, El País,
13/5/1991.
ZAFFARONI, Raúl (2009): “Clases peligrosas”, Página/12, 10/12/2009.
________ (1999): “Viejo delito, discurso nuevo”, en Clarín, 28/12/1999.
14
Propuesta de Enmienda de la Constitución, PEC 215. El uso de códigos burocráticos aleja a la gente de las noticias, facilita la desinformación y el desinterés; como antaño, se benefician las élites dominantes (cf., Brum 2015).
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