ARGENTINA Domingo 3 de abril de 2011 15 Plantar vida entre los recuerdos de la Guerra Malvinas: 29 años. Ex combatientes de La Plata viajaron a las Islas y acamparon en Monte Longdon. Pusieron cruces y pinos en fosas comunes. Jorge Nahúm Redacción / [email protected] A las 2O.45 comenzó el ataque británico que desató uno de los combates más cruentos en suelo de Malvinas. Era el 11 de junio de 1982, en Monte Longdon. Esa noche Fernando Magno estaba en el campo de batalla junto a 287 soldados del regimiento 17 y, después de 29 años, volvió al mismo sitio a acampar en la montaña con otros nueve veteranos, para reconstruir recuerdos dolorosos y también mantener viva la historia a pocos días de un nuevo aniversario de la gesta. Magno (49 años) es platense, ingeniero y padre de dos hijos. Es el fundador del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (Cecim), y luego de batallar largo tiempo rubricó un acuerdo con la municipalidad de esa ciudad, que por ordenanza desde hace tres años costea los gastos para que 16 veteranos platenses viajen a las islas en cuatro tandas anuales. A mediados de marzo pasado, Magno partió rumbo al archipiélago junto a nueve compañeros y tres civiles, entre ellos un abogado que denunció delitos de lesa humanidad por parte de los superiores a soldados argentinos, por abuso de autoridad. Los ex combatientes son parte de los que pueden contar la historia de aquella noche sangrienta, porque de los casi 300 soldados, entre bajas, prisioneros y dispersos, quedaron en pie menos de un centenar. El propio Magno fue cautivo de las fuerzas británicas durante tres días. “Ya había ido a las islas en 2007 solo, por mi cuenta. Esta vez fue distinto, un viaje desde el sentimiento, muy introspectivo porque con mis compañeros rearmamos el rompecabezas de aquella noche, identificar lugares donde quedaron los caídos. Con este viaje no le devolvemos la vida a ninguno ni le quitamos la amargura a sus familiares, pero seguimos con la militancia por Malvinas vigente”, afirmó el ex combatiente. Durante el combate tuvo a su cargo las comunicaciones, por lo que su recuerdo es vívido. “Hasta la llegada de las tropas inglesas, el peor enemigo era el hambre. Y también el frío. En esos momentos terribles, un soldado se volvió loco y se indigestó con papa cruda y harina. Otro murió de inanición. Ahora, la noche en que acampamos en el monte, comimos un cordero asado porque durante la guerra los superiores no permitían que fuéramos a buscar animales a las granjas, y a los que lo hacían los estaqueaban”, rememoró. HomenAje. El contingente argentino pisó suelo del archipiélago el 11 de marzo y se quedó hasta el 19 del mismo mes. Subieron la escarpada ladera del Longdon y acamparon en el lugar donde se libró la batalla, que fue cuerpo a cuerpo y a bayoneta calada. Además de las banderas argentinas y del centro de ex combatientes, los veteranos portaron otra que denuncia la instalación de una base militar de la Otan en el archipiélago. “Malvinas es pasado y también nuestro futuro. Porque debemos cuidar los recursos naturales y una base a 600 El respeto de los isleños y el vínculo por el rugby Fernando Magno y el resto del contingente argentino llegaron a Malvinas el 11 de marzo y se quedaron una semana. Se alojaron en casa de una isleña, Arlette Bets, y frecuentaron Puerto Argentino y los bares típicos, donde hablaron con ex combatientes británicos y militares en servicio. “Los isleños miran con respeto a los ex combatientes y hasta tienen un circuito turístico en Monte Longdon. Nuestra estadía transcurrió sin problemas, hasta disputamos un partido de rugby porque había jugadores argentinos dando una clínica de ese deporte en la única escuela secundaria de la isla. Fue una experiencia inolvidable y nos hace pensar más todavía lo insensata de esa guerra”, expresó Magno. Fernando Magno Ex combatiente de Malvinas El trato de los isleños hacia los ex combatientes es respetuoso. No quieren manifestaciones de soberanía y por eso no permiten mostrar banderas. También denostan al gobierno argentino por sus reclamos, pero en ningún momento percibí odio. Ex combatientes con pinos y cruces en una fosa común en Monte Longdon. kilómetros de nuestro país es para estar atentos”, planteó Magno. De todos modos, la esencia del viaje es el tributo a los caídos. Por tal motivo, los veteranos argentinos identificaron con cruces los lugares donde hay compatriotas caídos. Incluso lograron que el gobierno de las Islas se comprometiera a poner placas con los nombres para cada sepulcro. Según Magno, el 80 por ciento de los muertos en esa batalla ya fue identificado. “Es una pequeña reivindicación. Además, plantamos seis pinos en las fosas comunes para valorizar la vida sobre la muerte. Yo había puesto uno en 2007 y creció a pesar de lo agreste del lugar”, relató Magno. Y completó: “Todo fue muy intenso. Nos quedó la sensación de dolor por tantas muertes y a la vez, la tranquilidad de haber sobrellevado con dignidad nuestra obligación con la Patria”. De padres a hijos El grupo de ex combatientes de La Plata tiene en mente realizar en corto plazo un viaje a las Islas en compañía de sus hijos y recorrer junto a ellos los escenarios del conflicto. Los vínculos se estrechan desde ambas orillas, ya que un pintor isleño, James Peck, fue invitado al acto central ayer en La Plata para exponer su obra, alegórica a la guerra del ‘82.