ClaseIII

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CLASE III (6/4/15)
Cuerpos significantes
La mirada fenomenológica de la corporalidad
La muerte temprana de Maurice Merleau-Ponty, en 1961, nos privó de
ver concluida una de las obras más originales de la filosofía contemporánea
occidental. Amigo de Sartre y cofundador de la revista Temps Modernes, fue
uno de los filósofos franceses más comprometidos con la situación de Francia
de la post-guerra. Discípulo de Husserl, a partir de sus estudios formula una
fenomenología radical. Según algunos analistas toda la intensión de su obra
fue superar dicotomías, entre ellas las heredadas de la Modernidad. Estudioso
amante de la pintura, vio en la expresión pictórica una metáfora para expresar
su propia fenomenología de la percepción.
Merleau-Ponty1 quiso evitar la clásica antinomia entre mente y materia.
Para hacerlo apelo a algo intermedio, que para él vendría a ser el cuerpo
humano (carne), ubicado
entre la conciencia (mente) y el mundo natural.
Nuestros cuerpos no son sólo el lugar desde el cual llegamos a experimentar el
mundo, sino que a través de ellos llegamos a ser vistos en él. Para MerleauPonty el yo está ubicado en el cuerpo, que a su vez está ubicado en el tiempo y
en el espacio. A veces somos conscientes de nuestros cuerpos como imagen
1
Según Ricoeur, fue una figura seminal en el desarrollo de la fenomenología
existencial francesa. En Antropología la concepción pontiana del cuerpo, su énfasis en
las prácticas, es retomada por los trabajos de Jakson ( 1983, 1989, 1996) y Csordas (
1993, 1994) quienes proponen enfoques teóricos fenomenológicos basados en “ser en
el mundo” como critica a las concepciones textuales o representacionales del cuerpo.
que es objeto de la mirada, en espacios sociales concretos, mientras que en
otros, como el hogar, no percibimos que nuestros cuerpos son imágenes.
En los espacios públicos podemos sentir que estamos en primer plano,
mientras que, cuando estamos en casa, nos encontramos entre bastidores. La
vestimenta es siempre «contextual», es decir, que se adapta a situaciones muy
distintas. Puede suceder que haya algunos momentos en los que el acto de
vestirse constituya un acto irreflexivo, similar a ir de compras o a recoger a los
niños al colegio y otros, en que el acto de vestirse es consciente y reflexivo,
como vestirse para una entrevista de trabajo o una reunión importante. El
tiempo y el espacio ordenan nuestro sentido del yo en el mundo, nuestras
relaciones y encuentros con los demás y, también, la forma de cuidar de
nuestros cuerpos.
En su Phenomenology of Perception (publicado por primera vez en
francés en 1945),
Merleau-Ponty desarrolló el concepto del sujeto-cuerpo
como una alternativa al “cogito” cartesiano. Esta distinción es especialmente
importante en cuanto
Merleau-Ponty percibe las esencias del mundo
existencialmente, oponiéndose a la idea cartesiana de que el mundo es
simplemente una extensión de nuestras propias mentes. La conciencia, el
mundo y el cuerpo humano como una cosa que percibe están estrechamente
entremezclados y comprometidos imbricados mutuamente. La cosa fenomenal
no es el objeto invariable de las ciencias naturales, sino el correlato de nuestro
cuerpo y sus funciones sensorio motoras. Asumiendo y coincidiendo con las
cualidades sensibles que encuentra, el cuerpo como subjetividad encarnada
intencionalmente reconstruye cosas dentro de un marco del mundo siempre
presente, a través del uso de su preconsciente, entendimiento pre-predicativo
de la estructura del mundo. Las cosas son aquello sobre lo cual nuestro cuerpo
tiene una percepción, mientras que el asir mismo es una función de nuestra
consustancialidad con las cosas del mundo.
La fenomenología de Merleau-Ponty sitúa el cuerpo en el centro de su
análisis de la percepción. Según él, el mundo nos llega a través de la
conciencia perceptiva, es decir, el lugar que ocupa nuestro cuerpo en el
mundo. Enfatiza el sencillo hecho de que la mente está en el cuerpo y llega a
conocer el mundo a través de lo que denomina el «esquema postural o
corpóreo»: captamos el espacio externo, las relaciones entre los objetos y
nuestra relación con ellos mediante nuestro lugar en el mundo y nuestro paso
por él. Por este motivo, la meta de su trabajo sobre la percepción es
«restablecer las raíces de la mente en su cuerpo y en su mundo, en contra de
las doctrinas que consideran la percepción como un simple resultado de la
acción de las cosas externas sobre nuestro cuerpo, así como contra aquellos
que insisten en la autonomía de la conciencia» .
A raíz del énfasis de Merleau-Ponty en la percepción y en la experiencia,
los sujetos son reinstaurados como seres temporales y espaciales. En lugar de
ser «un objeto en el mundo», el cuerpo forma nuestro «punto de vista sobre el
mismo». La tendencia de Foucault a ver el cuerpo como un objeto pasivo es,
de este modo, discutida. Según Merleau-Ponty, llegamos a entender nuestra
relación con el mundo a través de la situación de nuestros cuerpos física e
históricamente en el espacio. Es decir, nuestros cuerpos no son solo el lugar
desde el cual llegamos a experimentar el mundo, sino que a través de ellos
llegamos a ser vistos. El cuerpo forma la envoltura de nuestra existencia en el
mundo; la yoidad procede de esta ubicación en el cuerpo. Por consiguiente,
para este autor, la subjetividad no es esencial ni trascendental: el yo está
ubicado en el cuerpo que, a su vez, está ubicado en el tiempo y en el espacio.
Según Merleau-Ponty, la noción del espacio es crucial para la experiencia
vivida, dado que el movimiento de los cuerpos es una característica importante
de la percepción que las personas tienen sobre el mundo, su relación con los
demás y con los objetos que hay en él. Esta preocupación por el espacio
también se torna evidente en el trabajo de Foucault.
La atención que presta Merleau-Ponty a las diversas formas de arte (visual,
plástico, literario, poético, etc.) no debe atribuirse a una preocupación por la
belleza per se. Tampoco es su obra un intento de elaborar criterios normativos
para el arte. Por lo tanto, no se encuentra en su trabajo un intento teórico de
discernir lo que constituye una gran obra o una obra de arte, o incluso una
artesanía. La obra artística corporiza al sujeto productor: “´El pintor aporta su
cuerpo´ dice Valéry. Y en efecto, no se ve cómo un Espíritu podría pintar”
.
El cuerpo humano y los objetos en general, en mi percepción originaria no son
objetos dibujados, trazados, sino más bien juegos de la visibilidad. MerleauPonty nos invita a entender estas ideas en términos pictóricos y cita La ronda
nocturna de Rembrandt, la gran obra maestra del pintor holandés, en la cual se
puede ver la mano del capitán emerger magistralmente de los claroscuros
gracias al manejo del espacio y la perspectiva a partir del color. Ciertamente,
no vemos los cuerpos dibujados, como no estamos dibujados nosotros en tanto
cuerpo sobre un fondo en blanco que nos es ajeno, sino que somos esa tela de
la cual emergemos como cuerpo por una especie de narcisismo; somos, en
tanto cuerpo, primordialmente una protuberancia en el tejido del mundo.
.
Rembrandt (1646), La ronda nocturna.
Desvanecida la dicotomía cuerpo-mundo, la pintura puede entenderse como
una “operación de expresión”, en la que lo que pinta y lo pintado no pueden
distinguirse estrictamente. El/la pintor es el único al que se le permite poner el
mundo en suspenso, expresar lo no conceptualizado aún a partir de su
experiencia perceptual y corporal inmediata; sólo el/la pintor está exento/a de
los deberes del lenguaje y por ello puede mirar las cosas sin opinar. La pintura
celebra el enigma de la visibilidad, y ese enigma reside en el cuerpo del pintor;
ya que ni el color, ni la profundidad ni la luz existen sino porque despiertan un
cierto eco en el cuerpo. El /la pintor, aporta su cuerpo, pinta a partir de él, y no
hay pensamiento ni visión separada de él.
Cuerpos con historia
El pequeño ensayo, “Técnicas y movimientos corporales” del sociólogo y
antropólogo francés Marcel Mauss( 1872-1950 ) constituyó otro aporte
fundamental para que se posibilitara la mirada histórica del cuerpo, junto con
las ideas del filósofo francés Michel Foucault y el historiador francés Michel de
Certeau. Mauss señaló que las “técnicas del cuerpo” son “las maneras
mediante las cuales los hombres, sociedad por sociedad, de una manera
tradicional, saben utilizar su cuerpo”. Del mismo modo, Mauss argumentó que
cada sociedad tiene sus propios hábitos y técnicas corporales, las cuales
tienen poca o nula correspondencia con aquellas de otras sociedades y/o
épocas históricas.
Con este texto, Mauss hizo dos contribuciones significativas para el
entendimiento de las técnicas corporales como tema viable
en las
investigaciones de las ciencias sociales. Por un lado, estableció una definición
del concepto “técnica corporal” y por el otro, elaboró un amplio catálogo de
diferentes tipos de éstas. Las técnicas corporales que describe Mauss tienen
tres características fundamentales: primero, tal como su nombre lo indica, son
técnicas, pues están constituidas por un conjunto de formas y movimientos
corporales; segundo, son tradicionales, al ser adquiridas o aprendidas por
medio de la educación o de algún entrenamiento. Para Mauss no hay técnica ni
trasmisión si hay ausencia de tradición, y finalmente, son eficaces en el sentido
en que sirven para un propósito, una función o un objetivo definido. Aporta una
idea clave a los estudios de la corporalidad, el cuerpo tiene una historia.
En
1939, años después de las observaciones de Marcel Mauss sobre las
técnicas del cuerpo, el sociólogo alemán Norbert Elias publica El proceso de la
Civilización. Una parte importante del texto se centra en el estudio de los
manuales de civilidad o cortesía –también denominados manuales de
conducta–, que Elias utiliza para estudiar la generalización e interiorización de
controles sobre el cuerpo. Sugiere que los cuerpos de los individuos son
objetos de socialización a lo largo del proceso de civilización. Es decir, no sólo
se reprimen las necesidades escatológicas del cuerpo, sino que el cuerpo
humano se transforma en el lugar de expresión de los códigos civilizados de
comportamiento. En este sentido, el cuerpo es una figuración que cambia
constantemente, como resultado de las fluctuantes relaciones sociales, de las
tensiones y equilibrios de poder, en las que los individuos participan a diario.
Pierre Bourdieu2(1930-2002) retoma la noción de técnica corporal a través del
concepto de habitus , es el sentido práctico, producto de la dialéctica entre el
“sentido objetivo” (las relaciones objetivas que condicionan las prácticas) y el
“sentido vivido” de las prácticas (las percepciones y representaciones de los
agentes). Es una estructura estructurante, es decir, un esquema generador y
organizador: genera y organiza tanto las prácticas sociales como las
percepciones y representaciones de las propias prácticas y las de los demás
agentes. Por lo tanto el habitus es productor de prácticas sociales dentro del
marco de ciertas condiciones objetivas, pero este marco suele ser más amplio
y complejo de lo que aparece a simple vista. Que las prácticas y
representaciones de los agentes no sean producto de una elección libre e
individual no implica que éstos no tengan ningún margen de acción. La
efectividad del sentido práctico se debe a que es “un estado del cuerpo” se
encuentra incorporado, y por lo tanto naturalizado. En las propiedades
corporales se encuentran equivalencias de las diferentes divisiones del mundo
social, expresan “las significaciones y los valores asociados a los individuos
2
No hemos incorporado a la bibliografía de este seminario textos de Elias y Bourdieu,
sin embargo consideramos hacer una referencia a estos autores, ya que sus textos
dialogan con los que estamos desarrollando.
que
ocupan
posiciones
prácticamente
equivalentes
en
los
espacios
determinados por esas divisiones”. A través de la relación con el propio cuerpo,
las determinaciones sociales adscritas a una determinada posición en el
espacio social tienden a formar disposiciones constitutivas de una determinada
identidad. De todo esto da cuenta la afirmación de que el cuerpo es el locus de
las prácticas sociales, donde se encarna la clase, el género y la etnia.
Desde la Antropología
Hemos incorporado el texto de Silvia Citro , ya que sus estudios sobre las
performance corporales en los bailes de comunidades Tobas , retoma las
categorías teóricas de los autores de esta unidad. Su abordaje constituye una
propuesta teórico-metodológica pionera en el área de la Antropología del
Cuerpo. Como marco general, propone una mirada desexotizante sobre la
corporalidad de los “otros” a partir de identificar, más allá de la diversidad
cultural, las similitudes que implica la materialidad de los cuerpos. Su propuesta
enfatiza tanto el carácter material y simbólico de los cuerpos, como también su
carácter constitutivo y constituyente.
En el capítulo II del texto Cuerpos Significantes
retoma los planteos de
Merleau-Ponty y propone la hipótesis del vínculo del cuerpo con el mundo,
señalando que la experiencia fenomenológica de la carne abarca los modos de
percepción y las técnicas cotidianas y que, más allá de las diferencias
culturales, pondrían en juego la dimensión “preobjetiva” del ser. Asimismo,
describe los vínculos entre danza, “voluntad de poder” y pulsión a partir de un
complejo recorrido entre algunos de los principios filosóficos nietzcheanos y el
psicoanálisis, principalmente de Freud y de Lacan. A partir de este análisis,
define como el segundo rasgo de la corporalidad la “energía/empuje/poder”
que parte desde el cuerpo y que se vincula con las resistencias que el mundo
le presenta. Concluye este capítulo, con la necesidad de un análisis que
combine ambos modos de la existencia: la que describe la fenomenología en el
nivel de la percepción y la práctica, y aquel modo activo y transformador de la
acción sobre el mundo. Para ello, retoma la “hermenéutica de la dialéctica”
desarrollada por P. Ricoeur. La autora sostiene que, aunque contradictorios
entre sí, estos métodos abarcan dimensiones del sujeto que también resultan
contrapuestas y es, justamente, reconociendo esta contradicción constitutiva
que adhiere a un método dialéctico que pueda abarcar estos movimientos.
Síntesis
El recorrido a través de las concepciones de los autores del primer módulo no solo
tiene el propósito de historizar la categoría de cuerpo, sino poner de manifiesto la
emergencia del problema en términos de “cuerpos significantes”.
La noción de cuerpos significantes entra en tensión con la de cuerpos significados en
tanto la episteme moderna se articula a través de opuestos dicotómicos: universal
/particular, inmanencia/ trascendencia; sujeto/sociedad, etc. La concepción del cuerpo
significante debate con la ideología capitalista de la Modernidad que tiende a
homogeneizar los cuerpos a través de las instituciones de control.
Bibliografía básica
MAUSS, Marcel 1979 (1936). "Las técnicas del cuerpo" y "La noción de persona". En:
Sociología y Antropología ,pp. 309-336 y 337-356. Madrid
MERLEAU-PONTY, Maurice1993 (1945). Fenomenología de la percepción
(selección: Prólogo, pp. 7-24; 1era Parte: El cuerpo: Preámbulo y Capítulos I a V, pp.
87-190; 3era Parte: El ser-para-sí y el ser-del-mundo: Capítulo III, pp. 442-464.
Buenos Aires: Planeta Agostini
CITRO, Silvia (2009) “Variaciones sobre la corporalidad” en Cuerpos significantes.
Travesías de una etnografía dialéctica. Bs. As. Biblos
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