Comarca del Somontano de Barbastro. Escultura y pintura en el Arte

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Comarca del Somontano de Barbastro.
Escultura y pintura en el Arte Medieval
MARÍA
DEL
CARMEN LACARRA DUCAY
Cuando, a mediados del siglo XVI, don Pedro Vitales,
doctor en Sagrada Teología, realizó la visita pastoral por
tierras de la diócesis de Huesca, tuvo la oportunidad de
recorrer distintas localidades del Somontano de Barbastro
y conocer, en las iglesias entonces abiertas al culto,
muchas obras de arte mueble hoy desplazadas a museos
y colecciones existentes fuera de los límites geográficos
aragoneses. Al leer su Itinerario eclesiástico (1599-1560)
se advierte la importancia que alcanzaron durante la época medieval y renacentista las iglesias y ermitas de esa
zona del Alto Aragón, dotadas de un rico mobiliario litúrgico en gran parte desaparecido. Los efectos de la Desamortización de 1835 en el patrimonio eclesiástico, las
pérdidas humanas y materiales provocadas por las guerras civiles, y el abandono
de algunos núcleos de población por sus primitivos habitantes, explican la actual
situación en la que hay que lamentar la pérdida de numerosas obras de arte.
Para recabar información sobre escultura y pintura de época medieval en la
comarca del Somontano de Barbastro hay que acudir a la bibliografía de autores
antiguos y modernos y a los archivos fotográficos que conservan negativos que
reproducen obras desaparecidas.
El Catálogo Monumental de Huesca de don Ricardo del Arco (1942), es aún obra
de referencia obligada para cualquier aproximación al patrimonio artístico oscense
y, por tanto, de la comarca del Somontano de Barbastro.
Posteriores estudios dedicados a la villa de Alquézar y su colegiata (A. Durán
Gudiol) y a la catedral de Barbastro y su Museo Diocesano (M. Iglesias Costa) han
actualizado los datos reunidos por Ricardo del Arco. Y el estudio dedicado al
Patrimonio Emigrado de A. Naval Mas (1999) aporta un seguimiento razonado de
las obras de arte dispersas fuera del Alto Aragón.
En la ciudad de Barbastro se encuentra el Museo Diocesano cuyos fondos, que
proceden de diversas iglesias de la comarca, se distribuyen entre algunas dependencias de la catedral y el palacio episcopal.
De las Artes
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En las salas de la catedral,
se custodian importantes
obras de arte medieval románicas y góticas. Un fragmento de pintura sobre tabla, parte de un posible
baldaquino dedicado al Calvario, que procede de la
iglesia de San Vicente mártir
de Vió, obra de estilo románico de la primera mitad del
siglo XII, que ha sido relacionada con el taller de las
pinturas de Santa María de
Tahull (Lérida). Las pinturas
murales de la iglesia de
Santiago de Villamana, que
Museo Diocesano de Barbastro. Pantocrátor procedente de
pertenecen al gótico lineal
Vió (comarca del Sobrarbe)
de la primera mitad del
s. XIV. En la bóveda del
ábside se representa a Cristo en majestad con el tretramorfós, acompañado de los apóstoles Pedro y Pablo.
En el friso inferior hay escenas de la leyenda de Santiago el Mayor. Un banco de
retablo procedente de la ermita de Santa Marina del lugar de Oto, con las figuras
de Santa Marina, San Saturnino, Santa Catalina de Alejandría y San Lorenzo, a los
lados de la imagen de Cristo saliendo del sepulcro entre la Virgen María y Juan
evangelista. Forman parte del retablo de la Virgen con el Niño que se conserva en
el Museo de Bellas Artes de Zaragoza, y se atribuye al pintor Blasco de Grañén,
documentado en Zaragoza entre 1422 y 1459, y destacado intérprete del Gótico
Internacional aragonés.
En el campo de la imaginería sobresalen tallas de los siglos XIV y XV, como el
Cristo crucificado de Salinas de Trillo, la llamada Virgen del Romeral de Puy de
Cinca, un Santo Diácono, probablemente San Lorenzo que procede de Suils, y
un San Miguel Arcángel y una Santa Bárbara que proceden de Troncedo.
En el palacio episcopal se expone la pintura mural de la cabecera de la iglesia
de San Vicente de Vió, obra de transición del románico al gótico de la segunda mitad del siglo XIII. Se presenta al Pantócrator con el tretramorfós, flanqueado por las escenas del martirio de San Vicente mártir y de la Epifanía. En
el registro superior de la bóveda se encuentra la Resurrección de los muertos,
llamados al Juicio Universal, y en el arco triunfal están los ancianos del Apocalipsis.
De la antigua iglesia de San Román de Castro, proceden dos pinturas sobre
tabla con las figuras de los santos Pedro y Pablo entronizados que fueron parte de un retablo de comienzos del siglo XIV.
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Somontano de Barbastro
Dentro de la catedral, en la capilla de San José, situada en el lado izquierdo o
del evangelio, se conserva el que fuera retablo mayor del monasterio de San
Victorián, cuya tabla titular con el santo abad entronizado flanqueado por sus
discípulos San Gaudioso y San Nazario, es una pintura aragonesa de estilo hispano-flamenco que se atribuye a Martín Bernat (1450-1505), pintor de Zaragoza. Se inspira en la pintura de Santo Domingo de Silos que Bartolomé Bermejo había pintado entre 1474 y 1477 para el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo de Silos de Daroca (Zaragoza) que se guarda en el Museo del
Prado. Y no hay que olvidar que Martín Bernat colaboró con Bermejo en la
terminación del retablo de Santo Domingo de Silos de Daroca a partir de 1477.
En el ayuntamiento de Barbastro se conservan cuatro pinturas sobre tabla de
la segunda mitad del siglo XV, de formato alargado y pequeño tamaño, que
pertenecieron a dos retablos diferentes. Tres de ellas fueron parte de un sagrario o tabernáculo destinado a ocupar el centro del banco y su iconografía es la
tradicional en este tipo de muebles durante el período gótico; Cristo crucificado
que sale del sepulcro y tiene detrás la cruz de su crucifixión y los emblemas de
la Pasión o «Armas de Cristo», acompañado en los lados por la Virgen María y
San Juan evangelista. Se atribuye a un pintor conocido con el nombre de «Maestro de Viella» por ser autor del retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Viella (Lérida), del que se conservan obras en el Museo Diocesano de Barbastro, en
la iglesia parroquial de Fonz, y en el monasterio de Santa María de Casbas. La
cuarta y última de las tablas, representa la imagen de San Sebastián asaeteado,
abogado contra las epidemias y enfermedades infecciosas, y formó parte del
marco de un retablo o polsera como se advierte por su forma estrecha y alarga-
Ayuntamiento de Barbastro. Tablas góticas atribuidas al maestro de Viella
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da y por su mazonería dorada que culmina con un escudo de armas heráldicas
aragonesas. Pertenece a Pedro García de Benabarre, destacado pintor altoaragonés (doc. 1445-1485) que pasó los últimos años de su vida en Barbastro, con
obra conservada en Aragón y Cataluña. El sagrario parece que procede de la
iglesia del antiguo hospital de San Julián y Santa Lucía, y la pintura de San
Sebastián pudo formar parte del retablo mayor de la iglesia del convento de
San Francisco, obra encargada a Pedro García en 1483.
En el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona, se conserva una pintura sobre tabla con Santa Ana, la Virgen y el Niño, del pintor Pedro García de
Benabarre; procede del desaparecido convento de Santa Clara en Barbastro y
por sus dimensiones era la tabla principal de un retablo.
En la iglesia de Santa María la Mayor de Alquézar, del s. XVI (1525-1532), cuyo
edificio sustituye a uno procedente de época románica, consagrado en 1099,
se encuentra una soberbia imagen del Crucificado tallada en madera conocida
popularmente como «Santo Cristo de Lecina». Responde tipológicamente al
modelo románico de Cristo Crucificado con cuatro clavos, de tamaño casi
natural, con los ojos cerrados y la cabeza inclinada sobre su hombro derecho.
Mencionado en un texto de indulgencias de 1313, como protagonista de grandes milagros sucedidos en su
capilla, situada en el claustro
de la colegiata, en el siglo
XVII, se trasladó a la nueva
capilla barroca —que amplió el
recinto de la iglesia— construida a expensas de la familia de
los Lecina, que debió terminarse en 1615.
Y en los cuatro muros del
claustro, reconstruido en el
siglo XIV con elementos del
claustro primitivo románico, se
pintaron composiciones narrativas con escenas evangélicas
en la segunda mitad del siglo
XV, a manera de tapices policromados, repintados sucesivamente en los siglos XVI y XVII,
pinturas murales que han sido
restauradas recientemente por
el Gobierno de Aragón.
Colegiata de Alquézar. Santo Cristo de Lecina
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Somontano de Barbastro
En el siglo XVII se edificó una
planta sobre el perímetro del
claustro en cuyas estancias hay un pequeño museo en el que se custodian
importantes obras de arte medieval y moderno. Así destaca por su rareza, un
cayado curvo en marfil, decorado con cabeza de dragón, parte superior de un
báculo episcopal que pudo haber sido depositado por un obispo de Tortosa a
cuya sede pertenecía el priorato de Alquézar entre 1148 y 1242. En pintura sobre
tabla sobresalen dos retablos góticos, representativos de las corrientes estilísticas
de los talleres oscenses durante el siglo XV.
El más antiguo se realizó entre 1437 y 1438 para la capilla dedicada a Santa Ana
situada en el claustro de la colegiata. Es obra de estilo gótico internacional avanzado de gran expresividad y brillante colorido. El autor no documentado, se
conoce con la denominación de «Maestro de Arguis», por el retablo de San
Miguel Arcángel que procede de Arguis (Huesca) conservada en el Museo del
Prado.
El retablo, de pequeño tamaño, se conserva completo, a falta de su guardapolvos. Consta de banco, de siete casas, cinco calles de dos pisos las laterales y una
la central, y el coronamiento. En el banco, de izquierda a derecha se encuentran, San Pablo Apóstol, Santa Lucía, Santa Bárbara, Cristo saliendo del sepulcro,
Santa Catalina de Alejandría, Santa Úrsula y San Pedro Apóstol. El cuerpo del
retablo se dedica a narrar pasajes de la leyenda de los santos Joaquín y Ana,
basada en los evangelios apócrifos de la Natividad de María. En la tabla central
se representa a Santa Ana entronizada que tiene en los brazos a la Virgen niña
que lleva la corona real. Y en el ático se sitúa el Calvario.
El segundo de los retablos procede de la antigua iglesia parroquial de San
Miguel Arcángel, situada a la entrada de la villa de Alquézar. Es de tamaño
mediano y está dedicada a Santa Quiteria, virgen y mártir. Se atribuye al pintor
Juan de la Abadía el Viejo, documentado en la ciudad de Huesca entre 1471 y
1498, destacado representante del gótico hispano-flamenco.
Consta de banco de cinco casas, y cuerpo de tres calles, las laterales de dos
pisos y de uno la central. En el banco se representa de izquierda a derecha y en
posición sedente, Santa Catalina de Alejandría, la Virgen María, Cristo saliendo
del sepulcro con la ayuda de un ángel, San Juan evangelista y Santa Bárbara. El
cuerpo del retablo lo preside la imagen de Santa Quiteria, como joven princesa,
con la palma del martirio y un libro en la mano: se acompaña en su lado derecho por un hombre postrado a sus pies encadenado y con las manos metidas en
un cepo, su símbolo personal como abogada contra la rabia y la locura. En las
cuatro escenas distribuidas, dos a dos, en las calles laterales, se representan
pasajes de la leyenda de Santa Quiteria, iniciándose el relato en la parte superior
de la calle lateral izquierda para terminar en la parte inferior de la calle lateral
derecha. En la primera, Santa Quiteria recupera el tesoro de las iglesias que
había sido arrojado al río por orden del rey Lentimano; éste arrepentido, lo
devuelve y distribuye entre los pobres. En la segunda, Santa Quiteria encarcelada, bendice a un grupo de fieles que se acercan a la ventana de su celda. En
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Colegiata de Alquézar. Museo. Retablo de Santa Quiteria
la tercera, Santa Quiteria, ya decapitada, avanza hacia el trono donde está su
padre, el malvado rey Catillio, con la cabeza entre las manos; y en la cuarta y
última, un grupo de fieles imploran ayuda por la intervención del cuerpo de la
santa, enterrado en un suntuoso sepulcro.
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Somontano de Barbastro
De la iglesia parroquial de Santa María la Blanca de la villa de Berbegal procede un hermoso frontal pintado al temple sobre tabla dedicado al Salvador
en actitud de bendecir, acompañado por los doce apóstoles dispuestos simétricamente en grupos de tres. Es obra destacada por sus dimensiones, poco
frecuentes (99 x 252 cm) de la primera mitad del siglo XIII, relacionada estilísticamente con las pinturas murales de Sijena que desde 1904 pasó a formar
parte de los fondos que constituyen el Museo Diocesano de Lérida.
La iglesia de San Fructuoso de la aldea de Bierge recuperó en 1994 parte de
las pinturas murales que le fueron arrancadas en 1949 y que fueron trasladadas a lienzo para ser expuestas en el Museo Episcopal y Capitular de Huesca.
Eran obra de dos maestros distintos, distribuidas en la cabecera, en los muros
de la nave y en el arco triunfal de acceso al presbiterio. El primer maestro de
Bierge, en un estilo de transición del Románico al Gótico, decoró el muro de
la cabecera con un gran Calvario flanqueado por escenas de la Pasión y Muerte de los santos Fructuoso, Augurio y Eulogio, en la segunda mitad del siglo
XIII. En fecha algo posterior, un segundo maestro, conocido como «Segundo
Maestro de Bierge», perteneciente a la tendencia del gótico lineal, decoró los
muros de la nave con escenas de la leyenda de San Juan Evangelista (lado
derecho de la epístola) y de San Nicolás de Bari (lado izquierdo o del evangelio) más el arco triunfal de acceso al presbiterio con ángeles en las enjutas en
actitud de tocar sendas trompetas evocadoras del Juicio Final.
Bierge. Pinturas murales de la iglesia de San Fructuoso
De las Artes
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La iglesia parroquial de Nuestra Señora
de los Ángeles de la localidad de El
Tormillo recibió decoración pintada en
los muros de su cabecera en el primer
cuarto del siglo XIV.
En el lado derecho o de la epístola se
representan en registros superpuestos
escenas de la Vida de Cristo desde su
entrada en Jerusalén hasta su Flagelación. En el lado izquierdo o del evangelio, peor conservado, se identifica la
escena de una Anunciación y los restos
de una Epifanía.
Iglesia parroquial de El Tormillo.
Pintura mural gótica
Son pinturas de estilo gótico lineal
caracterizadas por su elegante dibujo y
fina policromía, que confirman la alta
calidad alcanzada por los talleres pictóricos de la comarca del Somontano
durante el siglo XIV.
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Somontano de Barbastro
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