La vertebración del territorio a través de la utilización turística de sus

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La vertebración del territorio a través de la utilización turística de sus
activos: el caso de la Sierra de Albarracín (Teruel).
Autores y e-mail de la persona de contacto:
Mª Isabel Saz Gil, Profesora Contratada Doctor ([email protected])
Mara Cendón Avellaneda, PhD Historia del Arte. Gestión del Patrimonio Cultural.
([email protected])
Departamento: Dirección y Organización de Empresas.
Universidad: Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel, Universidad de
Zaragoza.
Área Temática: Políticas regionales y de cohesión.
Resumen:
El amplio abanico de activos territoriales y la puesta en marcha de proyectos
turísticos en la Sierra de Albarracín (Teruel), han dado como resultado la consideración
de esta región como una de las preferidas por los turistas que buscan espacios rurales y
de interior. El proceso de implantación y desarrollo de las diferentes modalidades de
turismo rural de la zona ha descansado en la iniciativa privada, que lo ha entendido
como una alternativa a la economía local, convirtiendo esta actividad en una forma de
explotación de los recursos endógenos no deslocalizables. Así, los recursos territoriales
turísticos, especialmente los medioambientales, se han convertido en actores
protagonistas de la supervivencia de los pueblos que conforman la Sierra.
Sin embargo, se ha venido ofertando de forma espontánea, lo que ha conducido a
que no se haya desarrollado de forma integral y a que no se hayan activado todas sus
potencialidades. Para ello, es necesario activar todos los recursos territoriales de los que
dispone la zona, ofrecer una actividad más compleja al turista que conduzca a una
mayor especialización funcional -diversidad de oferta, equipos de recreo, museos,
ofertas culturales, etc-., además de introducir mejoras técnicas e innovaciones.
Por otro lado, cada vez más se incide en la importancia de examinar la
innovación desde el prisma de las redes sociales, estructuras sociales que vinculan a un
conjunto determinado de actores (individuos, grupos, etc…) a través de lazos de diversa
índole. Por lo que conviene analizar el papel de las relaciones de colaboración entre
individuos y organizaciones.
En este marco, nos aproximaremos a la cooperación entre las distintas
administraciones y los diferentes actores turísticos, medioambientales y culturales, que
den como resultado una mejor vertebración y cohesión del territorio rural en el marco de
un proyecto de desarrollo turístico a largo plazo. Todo ello para contribuir al desarrollo
rural de la Sierra de Albarracín, mediante estrategias de ordenamiento de los recursos
naturales y de fomento de la participación de la población local.
Palabras Clave: desarrollo rural, turismo, vertebración del territorio
Clasificación JEL: Q01, Z13
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Introducción.
Esta comunicación se enmarca dentro de un estudio prospectivo y de impacto
socioeconómico de los activos territoriales de la Comarca de la Sierra de Albarracín
(Teruel), aproximándonos a la situación actual de la implantación de estrategias
destinadas a la utilización de los activos territoriales como recursos turísticos.
Nos aproximaremos a un análisis de la cooperación entre las distintas
administraciones y actores turísticos, medioambientales y culturales que faciliten la
cohesión del territorio rural en el marco de un proyecto de desarrollo turístico sostenible
a largo plazo, mediante estrategias de ordenamiento de los recursos naturales y el
fomento de la participación de la población local.
La comunicación se desarrolla a través de cuatro puntos fundamentales. El
primero de ellos es la contextualización del estado de la cuestión, donde se describe el
escenario actual de la Sierra de Albarracín, posteriormente, se analiza brevemente el
papel de los recursos territoriales en el turismo rural, continuando con una aproximación
a los elementos que conforman un proyecto de turismo rural y detallando el caso de la
Sierra de Albarracín. El último punto, es un apartado con las conclusiones de lo
expuesto en el desarrollo.
Contextualización del estado de la cuestión
Los espacios naturales cumplen diferentes funciones, como son las de carácter
recreativo y las medioambientales, que afectan al bienestar de las personas. Por lo tanto,
son activos ambientales que la sociedad desea conservar ya que proporcionan utilidad
no sólo a los habitantes de la sociedad rural donde están inmersos sino también a los
turistas que los utilizan principalmente con una finalidad recreativa. Dado que los
bienes ambientales carecen de precio, pero no de valor, se han establecido diferentes
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métodos para estimar dicho valor y dividirlos entre valores de uso y de no-uso (Pearce,
1993; Freeman, 1993; Pearce y Turner, 1995; Dixon y Pagiola, 1998 y Dosi, 2001).
En el caso de la Sierra de Albarracín, nos encontramos con un ambiente natural
propicio en el que conviven la flora y la fauna de la región con el patrimonio cultural y
los estilos de vida tradicionales. Por ello, es fundamental equilibrar la protección de los
bienes culturales sin perjudicar la biodiversidad y los ambientes naturales de la región,
como también los modos de vida habituales de sus habitantes.
Estos recursos naturales y culturales se enmarcan dentro del Parque Cultural de
Albarracín (Decreto 107/2001, de 22 de mayo, del Gobierno de Aragón), que cuenta con
ejemplos significativos del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península
Ibérica, incluido en la Lista del Patrimonio Mundial (UNESCO) y el Paisaje Protegido
de los Pinares de Rodeno (Decreto 91/1995, de 2 de mayo, de la Diputación General de
Aragón), por la importancia de los valores naturales y morfológicos de los modelados
de paisaje de rodeno (arenisca de color rojo de las facies Buntsandstein) y paisaje de
caliza con modelado kárstico (campos de dolinas) combinados con los pinares de
rodeno de los Montes Universales, y cubrimiento por carrascales y sabinares de los
llanos de Pozondón cuyo perímetro fue ampliado en el año 2007, en el ámbito de la
montaña media mediterránea.
Así vemos a la Sierra de Albarracín como depositaria de riquezas tanto naturales
como culturales, con valor intrínseco, que merecen una especial consideración y deben
ser gestionadas atendiendo al desarrollo sostenible y sin perjuicio de aquellos que
hicieron posible el mantenimiento de la región, es decir, las personas que en ella
habitan.
A través de una buena gestión de los recursos de la sierra por parte de las
diferentes administraciones competentes y los actores privados se puede obtener un
turismo de calidad, diversificando la oferta turística como también rehabilitando las
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áreas más deprimidas y que cada vez están perdiendo recursos como el empleo y los
habitantes.
En este contexto, cada vez es más patente la necesidad y el deseo de ampliar los
posibles usos de la naturaleza, incidiendo en usos de ocio y disfrute, que al mismo
tiempo sirvan como arma de protección para el medio ambiente. La forma de vida en las
áreas rurales demanda nuevos enfoques en las estrategias y modelos de desarrollo. En
este marco la apuesta por usos alternativos y complementarios de los recursos naturales
toman cada vez más importancia cuando hablamos del desarrollo sostenible.
En el escenario económico actual, es necesario que los diferentes actores
reconozcan el valor ecológico y ambiental de las áreas naturales que permita justificar la
adecuada gestión de los espacios naturales, convirtiéndose así en el modo, por un lado,
de aumentar el nivel de renta de los habitantes de la zona a través del efecto
dinamizador que supone el desarrollo del sector terciario vinculado al ocio y al turismo
rural en la zona y, por otro, contribuir a la protección del medio ambiente. De hecho el
turismo se ha constituido en salvador de muchos aspectos económicos, físicos, sociales,
psicológicos, culturales y políticos de diversos destinos (Crouch y Ritchie, 1999).
En este sentido, es importante señalar la aparición de hábitos turísticos nuevos
(Bote, 1988; Pardellas, 2000) que se añaden a formas alternativas de organización del
sector, y que se manifiesta en un descenso en la estancia media de los turistas o en un
incremento en el número de viajes que son generalmente de más corta duración. Los
cambios han venido en algunos casos de la mano de las preferencias de los turistas, que
entienden los espacios rurales y de interior como alternativas a los tradicionales destinos
masificados.
El proceso de implantación de las diferentes modalidades de turismo de interior,
y especialmente el rural, ha descansado en la iniciativa privada que lo ha entendido
como una alternativa a la local, convirtiendo esta actividad en una forma de explotación
de recursos endógenos no deslocalizables. No habrían prosperado las numerosas
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iniciativas privadas sin unas modificaciones en las preferencias de los turistas, que han
apostado por nuevas modalidades vinculadas a la puesta en valor de nuevos recursos.
Papel de los recursos territoriales en el turismo rural.
Los recursos territoriales turísticos se han convertido por tanto en actores
protagonistas de este proceso de cambio. Las tendencias del sector en relación a la
valoración de los espacios rurales han incrementado el protagonismo de los recursos
empleados, estrechamente relacionados con el interés creciente por la naturaleza, el
paisaje, el patrimonio histórico-artístico o la cultura local.
Algunos estudios realizados, aunque pocos todavía, evidencian que es el paisaje
el principal elemento de referencia. Hay por tanto que asumir el indiscutible papel que
ocupa el territorio en una doble dimensión: como soporte de recursos y como recurso en
sí mismo. Su importancia es evidente, ya que acoge a los elementos del sistema
turístico, y se convierte en fundamental en la conformación de los productos. La última
década ha permitido que se generalice su uso y que se incorpore al mercado turístico
(López, 2008) en buena medida por las transformaciones operadas en el propio
concepto de turismo.
Los recursos constituyen la materia prima de la actividad turística y del producto
turístico (Olivares, 2008). Existen visiones disciplinares diferentes de ellos. Desde una
perspectiva estrictamente económica están vinculados a iniciativas empresariales con
capacidad de explotarlos. Sin su presencia es inviable la articulación de productos
turísticos, puesto que son el armazón sobre el que se soporta un determinado destino.
El turismo de naturaleza se enmarca en el turismo postfordismo, fruto de los
cambios de la sociedad postindustrial y de sus nuevos hábitos de consumo de ocio y
recreación (Urry, 1995), representando el mundo de la naturaleza un punto de encuentro
entre el hombre y el medio ambiente y una alternativa de desarrollo turístico al turismo
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convencional. Desde la conceptualización de la psicología ambiental (Pitt y Zube, 1987)
los espacios naturales han pasado de ser simples soportes de las actividades turísticas a
ser fundamentales en la experiencia turística en base a sus recursos. En este contexto
han ido surgiendo diversas tipologías turísticas como turismo de naturaleza (activo,
especializado/ecoturismo), ecológico y turismo verde donde se practican una serie de
modalidades como el senderismo, campismo, cicloturismo, alpinismo, etc., propiciando,
así, en el marco de las tendencias de las nuevas demandan, una verdadera
“mercantilización” de la naturaleza (Vera, 1997), en esa búsqueda de la calidad de vida
de la sociedad moderna.
Aproximación a los elementos de un proyecto de turismo rural.
Esta tendencia de turismo de la ciudad al campo está marcada principalmente
por un tipo de público bien caracterizado. El turista que decide realizar actividades de
turismo rural y cultural disfruta de un nivel socio-económico medio alto que
necesariamente tiene que ser aprovechado y tenido en cuenta a la hora de idear
proyectos de gestión patrimonial y turística.
Asimismo, se pueden revalorizar aquellos sitios de la sierra que tengan valor por
poseer unos recursos medioambientales que merecen ser puestos en valor. Sin embargo,
estas iniciativas no se podrían llevar a cabo de manera efectiva si no conciliamos dos
conceptos que en muchas ocasiones no aparecen unidos: utilización de los recursos y
desarrollo sostenible
El objetivo primordial que parte de la unión de estos dos conceptos es la
utilización de los recursos medioambientales en un contexto de desarrollo sostenible a
través de la puesta en marcha de iniciativas locales avaladas por la administración
encargada de la protección de dichos recursos, como también de agentes de desarrollo
local.
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De esta manera, el turismo se transforma en una gran oportunidad de desarrollo
para aquellos pueblos de la sierra que todavía se encuentran aislados. Sin embargo, es
fundamental no caer en aquellas gestiones que no tienen en cuenta los modos de vida
tradicionales o que explotan sin sostenibilidad los recursos naturales y culturales.
Por ello, se pueden elaborar una serie de características a tener en cuenta para
llevar a cabo un proyecto de turismo rural (Barrero y Muñoz, 2003:15):
CARACTERÍSTICAS
Muchos espacios abiertos
Población dispersa
Ambiente natural
Muchas actividades al aire libre
Carencia de muchas infraestructuras
Actividades individuales
Establecimientos pequeños y firmas locales
Desarrollo de actividades agropecuarias
Trabajadores viven en localidad
Fuerte estacionalidad
Pocos
visitantes
pero
con
nivel
socio- Relación personal con los visitantes
económico medio alto
Administración principiante
Atmósfera local
Construcciones antiguas
Límites éticos
Mercado de nicho
Tabla 1. Características fundamentales a tener en cuenta en un proyecto cultural. Elaborado a partir de
Barrero y Muñoz, (2003:15)
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Además, los proyectos de este tipo deben contar con una serie de requisitos
esenciales, que vendrán definidos por el concepto de “localidad” o “de lo local”. Es
decir que deben ser de iniciativa local, gestión local, con efectos locales, marcado por
los paisajes locales y valorizando la cultura local. Todo ello con el objetivo de crear los
mecanismos precisos para el desarrollo tanto económico como social.
El caso de la Sierra de Albarracín
Para que exista desarrollo en la Sierra de Albarracín, sus activos territoriales
necesitan ser vistos como un recurso económico que al añadirle valor turístico se
convierte en un atractivo turístico y en un producto turístico con posibilidades de
explotación.
No obstante, dicha explotación tendrá que contar con una regulación de la
administración competente que trabajará con los agentes privados encargados de la
gestión, como con la participación de los habitantes del territorio, para la salvaguarda
del patrimonio cultural y natural de la región y su puesta en valor atendiendo a los
criterios de desarrollo y sostenibilidad apuntados anteriormente.
Un tipo de actividad relacionada con el turismo es el turismo deportivo, que
genera claros impactos económicos, al margen de la consideración de los beneficios
sociales, culturales o de otra índole. Comienzan a surgir, cada vez con más frecuencia,
investigaciones acerca del impacto económico y turístico de estas prácticas deportivas
realizadas en la naturaleza (Slee, Farr y Snowdon, 1997). En estos casos, la integración
del montañero/turista en el medio rural es fundamental para la consolidación de la oferta
de actividades: alojamientos en zonas próximas, gastronomía tradicional, ofertas de
turismo activo basadas en las costumbres locales (senderismo, caza, pesca,…),
itinerarios culturales de interés (fiestas populares, construcciones típicas, restaurantes de
comida tradicional), riesgo y “aventura”, etc.
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El desempeño de este tipo de actividades tiene repercusiones económicas y
sociales en muy diversos aspectos, entre los que se pueden destacar:
-
Creación de nuevos puestos de trabajo, directos e indirectos.
-
Creación de trabajos especializados y cualificados.
-
Ampliación de negocios.
-
Desarrollo de economías y sinergias en diversos sectores de la producción:
construcción, comercio, restauración, taxis, artesanía, agricultura ecológica,
supermercados, sector servicios y de transportes, etc.
-
Recuperación de tradiciones locales: cocina tradicional, folklore local…
-
Nuevos hábitos y costumbres de los ciudadanos.
-
Nuevos modelos de vida, nuevos valores sociales.
-
Impactos sociales, económicos, culturales y ambientales.
Según Slee, Farr y Snowdon (1997) los pequeños negocios turísticos y lugares
situados en el medio rural tienden a tener multiplicadores más altos que los negocios
situados en zonas turísticas tradicionales, por lo que el gasto realizado por el turista
repercute mucho más en la renta y el empleo locales que ese mismo gasto realizado por
el turista tradicional, por ejemplo, en una zona de playa.
Conclusiones.
Como hemos visto, el contexto socio-espacial de la Sierra de Albarracín es el de
una zona rural profunda, debido al aislamiento territorial por el difícil acceso, la baja
densidad de población, el alto grado de envejecimiento y la falta de jóvenes, por lo que
se acelera la desertización económica y su competitividad territorial (Rubio Terrado,
2008).
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Desde principios de la década de los noventa del siglo XX se han desarrollado
diferentes programas de desarrollo rural (Leader I, Leader II y Leader +) para facilitar la
terciarización de la actividad económica. La explotación de sus recursos culturales y
naturales han facilitado la implantación de actividades relacionadas con el turismo
cultural y el ocio rural, sin embargo los servicios turísticos son insuficientes a pesar de
la existencia de estructuras de gestión territorial y se observa que la dinamización
sostenible endógena que puede dar lugar al crecimiento demográfico y económico del
territorio no parece florecer (Rubio Terrado, 2008).
En un informe sobre los resultados obtenidos en el programa INTERREG
SUDOE III-B (Revital) (Hernando, 2007) se valora la relación entre el patrimonio
cultural como un activo territorial esencial para la revitalización socioeconómica en
áreas rurales deprimidas y la dotación de servicios turísticos para la atención del
visitante. Rubio Terrado señala que se identifican disfunciones muy interesantes en la
relación patrimonio-servicios, concluyendo que aunque exista un potencial patrimonial
que pueda ayudar a un desarrollo sostenido en áreas deprimidas, generando nuevo tejido
socioeconómico, si no existe una infraestructura turística que lo acompañe, no se
producirán impactos positivos sobre ese territorio (Rubio Terrado, 2008).
Asimismo, falta una implicación real de las administraciones locales para
dinamizar el territorio a través de proyectos innovadores y coherentes con las
necesidades de la población local y también por parte de los emprendedores privados
que todavía no desarrollan actividades económicas a largo plazo en la región. Se
observa que la cooperación entre las distintas administraciones y los diferentes actores
turísticos, medioambientales y culturales, es escasa por lo que todavía no encontramos
una vertebración y cohesión eficientes en el territorio de la Sierra de Albarracín.
La presente comunicación no dista de ser un informe preliminar del estado de la
cuestión de la vertebración del territorio en la Comarca de la Sierra de Albarracín,
basado principalmente en fuentes secundarias de análisis. Por ello, es necesario
proponer posibles líneas de investigación de futuros trabajos que incidan en las
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limitaciones identificadas en la comarca, como por ejemplo la realización de un estudio
de campo utilizando fuentes de información primaria, la valoración de los activos
ambientales, analizar cómo ve la población local la relación de los recursos territoriales
como activos turísticos o el grado de cooperación entre la administración local y los
agentes privados para llevar a cabo acciones destinadas a la revitalización de la región.
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