UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO SECRETARIA DE RECTORÍA DIRECCIÓN DE IDENTIDAD UNIVERSITARIA COLEGIO DE CRONISTAS “SUCESOS DE AQUEL INEXTINGUIBLE DEL BEATERIO DE TOLUCA: EL ÁRBOL DE LA MORA” M. EN E.S. ELENA GONZÁLEZ VARGAS CRONISTA DE LA FACULTAD DE QUÍMICA “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” M. en E.S. Elena González Vargas Cronista de la Facultad de Química Árbol de la Mora de la Universidad Autónoma del Estado de México, en 1833 ya formabas parte del patrimonio natural de la construcción llamada Beaterio de la ciudad Toluca de 1736. Recibiste sonriente a la comunidad del Instituto Literario de 1828, viste su anhelo de dar y recibir educación integral en las ciencias, las artes y las humanidades. De ella supiste tu nombre universal Morus nigra L, al saber la nomenclatura científica botánica de Carlos Linneo, así como tu sitio de origen en la cultura persa. Como ser biológico siempre te respetó la comunidad institutense. Nunca hubo intención de desterrarte, sigues vivo aún en el siglo XXI. Entonces en el amanecer diario te deleitabas el escuchar de su alumnado juvenil interno, el himno y la oración del Instituto Literario de 1851. Más y más le sonreíste al enterarte de que formaba parte del reglamento interno de su primera Ley Orgánica. Y les llegaste a sacudir tus frutos, las moras, al son del viento transportador del sonido gutural de los versos hímnicos: I II III Ya que el sol por el Que nuestra lengua Nuestros corazones Oriente modere sean asoma el brillante disco los pecaminosos dichos templados, rectos y roguemos a Dios y nuestra vista se limpios humildes aparte y la abstinencia refrene nos conceda hoy sus de cuanto ofrece los carnales apetitos. auxilios. peligro. IV V Para que cuando la noche La gloria sea a Dios Padre suceda al día en su giro con su unigénito Hijo testifique la conciencia como al Espíritu Santo que a Dios no hemos ofendido por los siglos de los siglos “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 2 Tus sonrisas fueron risas de alegría al observar que tu agrado se convertía en legado cultural de la comunidad institutense. Ahora, 1887, éste se quedaba plasmado en el Estandarte del Instituto Científico y Literario creado por ella misma. Todos los ojos de las hojas de tus ramas ahora miraban la luz radiante de la estrella pitagórica hacia el panal con sus abejas; asimismo escuchaban el lema: Patria, Ciencia y Trabajo, pronunciado con sentimiento de pertenencia de la comunidad. Pero tu espacio físico alrededor de tu tallo, también, acogía a aquel alumno inspirado en crear versos, referencias de vivencias del propio Instituto Científico y Literario. El catedrático ingeniero Rafael García Moreno, lo hizo para su apreciado amigo ingeniero Silviano Enriquez Correa, quien fenece el 22 de julio de 1900. Unos de sus versos dicen: Oh maestro, de la cátedra sagrada tú fuiste el sacerdote esclarecido rayo de sol que emerge la alborada y que despierta, esplendoroso el nido. Fuiste cóndor que dominó el espacio sublime apóstol de virtud ejemplo Abeja que construye su espacio para que alumbre en las crujías del templo. O aquel alumno de Jilotepec, a quien recibiste a sus 12 años para realizar los estudios integrales de preparatoria de 1880 a 1885. Un joven estudiante muy pero muy lector de obras literarias clásicas, inquieto, visionario y orador, Andrés Molina Enríquez. Quien en los primeros años del siglo XX publica su obra Los grandes problemas nacionales, donde residen los principios de la propiedad de la tierra y que quedaron en el artículo 27 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Árbol de la Mora, en el otoño de 1927 tus ramas expresaron regocijo al identificar a aquel joven orador institutense y toluqueño de voz cimbrante. Aún más se entusiasmaron cuando recordaron su triunfo de ganador del himno “La Flor de Oro” de la efeméride Juegos Florales del Centenario de la Consumación de la Independencia Nacional, y que su propuesta fue escuchada por el general Obregón, se hizo el traslado de los restos de los héroes insurgentes de la Catedral Metropolitana al Monumento de la Independencia del Paseo de la Reforma de la ciudad de México. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 3 ¡Uy! se dijeron tus ramas, se trata del gran maestro Horacio Zúñiga Anaya. Ahora está inspirado y dedicado en realizar la composición del Himno para el festejo conmemorativo del Centenario de la Proclamación del Instituto Científico y Literario del Estado de México del próximo 3 de marzo de 1928. Tus ramas se miraron entre sí para decirse vamos a enviarle vientos saludables que penetren hasta lo recóndito de sus células. Sorpresa mostraron al mirarlo acompañado de un señor cuyas manos movía en el aire armoniosamente. Quasi se duermen despiertas cuando escuchan sus composiciones como el vals Amor infinito, la mazurca Carmencita, el himno de los bomberos de la Cervecería de Toluca. Entonces se percataron tus ramas otoñales de que la composición literaria del Himno del ahora gran maestro Horacio Zúñiga estaría acompañada de la composición musical de aquel personaje. ¿Quién es?, se cuestionaban. Su pregunta tuvo respuesta hasta la celebración del festejo conmemorativo de los 100 años del Instituto Científico y Literario del Estado de México. Ese señor era don Felipe Mendoza López, originario de Tenancingo, ganador del primer premio con la composición Victoria de las fiestas patrias del Centenario de la Independencia Nacional. En ese día 3 de marzo de 1928, tus ramas invernales se sintieron galardonadas por la presencia de muchísima gente. Pero se intensificó su ánimo en el instante en que percibieron los sonidos guturales e instrumentales del Himno entonado por primera vez en el recinto educativo. Sobre todo con la composición que dice: ¡Instituto perínclita cumbre donde el alba es faisán de arrebol, con tu enjambre de abejas de lumbre liba el alma de auroras de sol! “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 4 Árbol de la Mora te mostrabas atónito completamente. No sólo por la celebración sino porque escuchaste los comentarios de tus institutenses reconocedores de sus alumnos, que, ahora en 1928, son personajes profesionales como el médico originario de Acambay, Maximiliano Ruiz Castañeda. Una de tus ramas cuestiona ¿qué ha hecho? Sencillo, su vocación de investigador biomédica junto con la del suizo Hermán Mooser y el norteamericano Hanz Zinsser, la llevó a salvar muchas vidas de México y del mundo con la prevención de la enfermedad “Tifo mexicana” a través de vacunas y sueros hiperinmunes, tras demostrar el agente causal, la bacteria Rickettsia prowaseki. Como subdirector del Instituto Nacional de Higiene y jefe del departamento de investigaciones médicas del Hospital General de México, creó el procedimiento inmunológico de reacciones antígenoanticuerpo llamado Fijación de Superficie. Ofrece resultados confiables y de costo reducido. También es dueño de la técnica de cultivo de la bacteria de la enfermedad Brucelosis, mundialmente conocida como “Castañeda Medium”, y, en su pueblo natal mazahua, montó el procedimiento “Autovacuna” a partir de la orina individual, aún vigente. ¡Que institutense y puma de México! Su amor a la Patria es irreprochable. Vino tranquilidad. Sólo que año con año Árbol de la Mora mirabas a nuevos jóvenes adolescentes y catedráticos. Escuchabas las pláticas de aquellos visionarios, dignos de estudiar en tu recinto, como el catedrático abogado Enrique González Vargas con los alumnos Adolfo López Mateos y Remedios Albertina Ezeta. El tema de interés se refería al contenido del artículo 3o de la Magna Constitución de 1917, particularmente, su apartado VII relacionado a Universidades e Instituciones de Educación Superior con respecto a la facultad y la responsabilidad de gobernarse así mismas, la libertad de cátedra e investigación. La atención de tus ramas se intensificó hacia ellos al escuchar el caso de la autonomía de la Universidad Nacional de México de 1929. Aún más en el instante de surgir las preguntas ¿el Instituto Científico y Literario del Estado de México también puede ser autónomo? ¿es capaz de crear más carreras profesionales y convertirse en Universidad Pública para la sociedad? “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 5 Tal fue el efecto de las charlas creativas institutenses que tus ramas mismas aprendieron a hacerlo entre ellas. Pero las ideas con el conocimiento, alimentados del estado anímico, no sólo quedó grabado en la memoria de estos alumnos sino que se divulgó hacia generaciones venideras con la participación de la sociedad de alumnos. En esos últimos años treinta y primeros cuarenta, tus ramas escuchan un bum detonante. Es la voz de la palabra de alumnos institutenses destacados como Carlos Mercado Tovar, José Yurrieta Valdés y Felix Vallejo Martínez. Su voz unida a la de sus profesores, los abogados Enrique González Vargas y Juan Josafat Pichardo. También, observan que su palabra la plasman en el proyecto de la autonomía del Instituto Científico y Literario. Escuchan que van a presentarlo al gobernador Isidro Fabela Alfaro. También observan su confianza en él al repetir su gran desempeño de escritor, diplomático internacional del gobierno federal desde Venustiano Carranza, 1914-1920, hasta Manuel Ávila Camacho, 1940-1946, y un gran defensor de la soberanía de México. ¡Oh Árbol de la Mora! presenciaste la satisfacción imperecedera de tus institutenses inquietos con el logro de la autonomía del Instituto. Reunidos, uno de ellos dio lectura al decreto de la Gaceta de Gobierno del sábado 15 de enero de 1944. Se trataba del decreto número 34 de la XXXVI Legislatura Constitucional estatal correspondiente a la Ley Orgánica del ahora Instituto Científico y Literario Autónomo del Estado de México (ICLA). Tal fue el impacto que te causó este hecho memorable que a tus moras las soltaste para que las apeteciera tu comunidad institutense. Sin embargo, el viento primaveral grato de ese año te hizo llegar la noticia conmovedora, recibirías al nuevo Director del ICLA 1944-1946. Nada más y nada menos se refería a aquel alumno institutense orador de Atizapán de Zaragoza. Ahora, es el abogado Adolfo López Mateos. Te percataste de su interés de colaborar cuando en tu sombra se escuchaban más alumnos institutenses. Unos dedicados al estudio de la Pedagogía Superior, más los de Jurisprudencia. Años después los de Comercio y Administración, Enfermería, Medicina e Ingeniería. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 6 Te regocijabas Árbol de la Mora al mirarlos dedicados al estudio, a la lectura de obras literarias, a expresar con libertad y soltura sus ideas, pensamientos, conocimientos y sus sentimientos de fraternidad, estéticos, musicales y otros. Además, tu organismo vegetal total siempre les repetía el acto irrelevante: El distintivo propio del ICLA, constituido de los elementos simbólicos del estandarte de 1887 encerrados en la circunferencia llamada con el término prehispánico “chimall” o “chimalli”. Nuevo símbolo de pertenencia de la identidad institutense. También, ¡Árbol de la Mora! en los primeros años cincuenta fuiste testigo de la organización de un grupo de alumnos practicante de la oratoria, con cargamento de consciencia de actos inclinados hacia la rebeldía con causa. Se trataba del grupo del profesor abogado pumita Juan Josafat Pichardo Cruz. Aunque años después viviste el disgusto de ver a alumnos rebeldes sin causa, sin responsabilidad, de sublevación. Rápidamente te aprendiste su pseudónimo “Los Vampiros”. El acto rimbombante de este grupo para la comunidad institutense y la sociedad toluqueña, fue la noticia de inadmisión de director del ICLA de alguien desconocido, es decir, no institutense. Así se le expresó fuertemente al licenciado Mario Colín Sánchez, en febrero de 1952. Árbol de la Mora huías de ver la huelga. Supiste la consecuencia, el director presenta su renuncia en junio. Árbol de la Mora ahora acogías a alumnos con ideas visionarias de progreso y a aquellos practicantes de la ociosidad. Tus miradas se iban más hacia los primeros, más admitías a los otros. Te alegraste al saber que tu nuevo director 1954-1956, el abogado Juan Josafat Pichardo, la mencionaba como el estilo político del ICLA. En los meses invernales de 1955 estiraste tus ramas hasta donde te fue posible. Lo hiciste para escuchar a la comisión meritoria de representar al ICLA ante el gobernador, el ingeniero agrónomo Salvador Sánchez Colín. Supersonreíste al identificar a tu apreciado catedrático Enrique González Vargas conversando con Juan Josafat Pichardo C. y el ingeniero catedrático José Yurrieta Valdés. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 7 Tu curiosidad por saber la verdad de la comisión, te hizo saber que se trataba del proyecto de la ley de convertir el ICLA en Universidad Pública del Estado de México. Esto con la mira de preparar profesionales a desempeñarse en ciudades de progreso. Nuevamente te mostraste alegre de percatarte que tus ilustres institutenses mostraron templanza a la comunidad y al gobierno de la entidad. Otra vez tus moras de primavera de 1956 se lucieron ante tu comunidad, principalmente, el 21 de marzo. Una fecha célebre para los institutenses y la sociedad de la entidad. Refiere a la entrada en vigor de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma del Estado de México del decreto número 70, presentada por el gobernador Salvador Sánchez Colín a la XXXIX Legislatura que da su aprobación el 16 de marzo. ¡Oh Árbol de la Mora! desde esa fecha aprendiste a pronunciar gratamente términos como comunidad universitaria, consejo universitario, rector, escuela, facultad, investigación científica y tecnológica, posgrado, difusión cultural. Más en los años cincuenta y los sesenta no te cansabas de observar la multitud de jóvenes universitarios apoyándose en los pilares de tus 100 arcos de planta básica y alta. ¡Ah! expresaste al oír la palabra descentralización asociada a facultad y a regiones pobladas y productivas del Estado de México. Así te impactaste de la tristeza de tus jóvenes universitarios de preparatoria y de carrera de despedirse de ti y del edificio del ICLA. Su residencia estaba en otros terrenos universitarios del municipio de Toluca: Área de aviación o de Paseo Colón, Cerro de Coatepec, el Cerrillo de Tlachaloya o campos de investigación de Santa Elena. A la vez de momentos tristes hubo de contento con la noticia de que los campus de la famosa UAEM, ofrecían a la juventud la carrera profesional de Medicina, Odontología, Enfermería, Química, Ingeniería, Jurisprudencia, Contaduría y Administración de Empresas, Ingeniero Agrónomo, Medicina Veterinaria y Zootecnia, Filosofía y Letras, Historia, Ciencias Políticas y Administración Pública. Además, varias de ellas iniciaron los estudios de posgrado con estudios de especialidad y de maestría. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 8 Árbol de la Mora, también, aprendiste que la comunidad universitaria no sólo radicaba en la casona de los 100 arcos, sino que residía en otras regiones de la entidad. Fue de tu conocimiento el saber que la Escuela Preparatoria moraba tanto en la ciudad de Toluca como en el municipio de Texcoco, de Tlalnepantla, de Amecameca, de Sultepec. Así todo tu organismo vegetal comprendió la descentralización de la educación universitaria en el Estado de México. De pronto despertaste al oír voces, te dijiste qué pasa. Entonces te percataste de la llegada y salida de personal académico y administrativo del edificio anexo a la casona de 100 arcos, el de la avenida Valentín Gómez Farías. Recordaste que en él moró la Escuela de Odontología de 1964 a 1976 y desde 1958 la primera Escuela Preparatoria. Tu atención hacia esa gente te hizo saber que en dicho edificio anexo se realizaban actividades administrativas de la UAEM. Y en la casona de los 100 arcos había personal de la secretaría académica, secretaría de rectoría y coordinación de difusión cultural. A ti ¡Árbol de la Mora! te fue fácil recordar que dicho edificio anexo fue aposento administrativo hasta el año 2005, cuando el rector doctor en química Rafael López Castañares dejó concluido el edificio de la avenida I. López Rayón 510 Sur para los asuntos administrativos de la UAEM. Y en este lugar, años subsecuentes empezaste a saborear el jardín neoclásico y la plaza “Benito Juárez García”. Sólo que fue inevitable tu melancolía al mirar el trabajo albañil de la construcción del cuarto torreón, oriente-sur, de la casona de los 100 arcos, concluida en mayo de 2013. A tus ramas les es imposible agrandarse para alimentarse del vergel neoclásico. Pero rápidamente te alegraste con el recuerdo de aquel joven universitario inquieto, espontáneo, talentoso, dedicado a la poesía y al teatro en atril de los años setenta. Es nada más y nada menos que Marco Antonio Morales Gómez. Él vivió el escenario del teatro universitario de cámara del universitario oriundo de Colorines, Esvón Gamaliel Calvillo Pérez. Actor creativo del teatro que no miente sobre la realidad, sino que la desnuda para descubrir la identidad del país y de la patria chica. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 9 Fue formidable y grandioso tu recuerdo inmediato de que Marco Antonio Morales como secretario académico dio inicio al desarrollo de las humanidades con el teatro, la música, la literatura, la oratoria, edición y publicación de obras, el deporte y más. Aunque te cimbraste de emoción al remembrar que él visualizó la importancia de la difusión de los símbolos históricos de la UAEM. Hubo momentos en que te miraba y se inspiraba para dejar plasmado las actividades sustanciosas de la Difusión Cultural y Extensión en la nueva Ley de la Universidad Autónoma del Estado de México del 27 de febrero de 1992 que el Rectorado del maestro en ciencias Efrén Rojas Dávila realizó. Quedó en el artículo 16, en síntesis dice que la difusión cultural y extensión universitaria consistirá en la actividad de la Institución que relaciona Universidad y sociedad, y pone a disposición de ésta el resultado de su trabajo académico al ser creadora de cultura. Tanto así fue el ímpetu sociocultural de él en la comunidad universitaria que te solicita permiso a ti ¡Oh Árbol de la Mora! para ser el emblema de su Rectorado 1993-1997 de la Máxima Casa de Estudios, la UAEM. Fue maravilloso para ti ¡Oh Árbol de la Mora”, saber la inmediatez de recibir atención a todas tus necesidades básicas y de crearse tus hijos en laboratorio de cultivo de tejidos vegetales de la Facultad de Ciencias Agrícolas, con la custodia del ingeniero agrónomo Francisco Escobedo González. Cada uno de ellos formó parte del patrimonio natural y cultural de cada espacio universitario de la UAEM. Te cuestionabas qué voy a hacer con todos ellos. Sencillo voy a activar la memoria genética de su ácido desoxirribonucléico (ADN) de todos los símbolos históricos y recuerdos inolvidables del Beaterio Decimonónico, llamado Casona de los 100 arcos o Edificio de Rectoría en siglo XX. Así serán el patrimonio cultural y de identidad de los universitarios de los espacios en la entidad mexiquense. Que formidable te dijiste al ver la oportunidad de que te conocieran a igual que el árbol de encina, de laurel y de olivo; sus ramas son elementos sustanciosos de la bandera de México. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 10 Expresas júbilo al escuchar la lectura de la sección Identidad Institucional del Plan General de Desarrollo de la UAEM 1993-1997. Dice “Se constituirá y fortalecerá la identidad institucional como fuente de postulados, valores y creencias que orienten y conduzcan la vida institucional que se llevará a cabo con compromisos tales como promover y rescatar los hechos históricos, las tradiciones y el anecdotario; preservar, rescatar y divulgar tanto los valores universitarios, como la filosofía y postulados de la Universidad Pública Mexicana”. Después elevas tus ramas para escuchar la creación de la figura del “Colegio de Cronistas UAEM” del rector ingeniero Uriel Galicia Hernández, en 1998. Es conformado por el cronista de cada uno de los espacios universitarios, un total de 45. Y es el órgano colegiado como principal promotor de la identidad institucional universitaria que va a coordinar el director de Identidad Universitaria, perteneciente a la Secretaría de Rectoría. Entonces ¡Oh Árbol de la Mora con tus hijos! te repites el pensamiento escuchado de tu alumno institutense decimonónico, 1887, Margarito González: Institutenses soldados de Minerva, hoy recibís, a semejanza de nuestros libertadores, la nueva sacrosanta insignia, que significando la Patria, la Ciencia y el Trabajo, será el pendón bajo cuya equidad combatiréis con tesón los innumerables obstáculos que suelen presentarse en la investigación de la verdad. Ahora sí a cultivar el principio de las pertenencias socioculturales y políticas de la UAEM, dices Árbol de la Mora con tus hijos al Colegio de Cronistas. Inicia con participar en el Reglamento del Escudo, Lema, Himno, Símbolos e Imagen Institucional de la UAEM. Así recibe la aprobación del H. Consejo Universitario con el decreto de su sesión extraordinaria del 30 de mayo de 2006 y es publicada en el órgano oficial Gaceta Universitaria. ¡Oh Árbol de la Mora con tus hijos! Continuamente refrescas tu memoria para grabar los innumerables hechos relevantes e históricos de todas tus casas de estudio, plasmados como crónicas de obras editadas en imprenta, digital y en la página web principal de la UAEM. También, la sesión ordinaria mensual o extraordinaria del Colegio de Cronistas llevada a cabo en alguno de tus espacios universitarios, son 192 sesiones de 1998 a agosto de 2014. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 11 Pero tus raíces y las de tus hijos se engrandecen al escuchar cimbrarse año con año tu sala “Ignacio Manuel Altamirano” y tu Aula Magna “Adolfo López Mateos” con la palabra de tus concursantes universitarios de oratoria. Asimismo con los concursos del conocimiento de símbolos y valores, conferencias, mesas redondas, realizados en los planteles de tu Escuela Preparatoria, Organismos Académicos, Centros Universitarios, Unidades Académicas Profesionales, Centros Académicos, Centros de Investigación e Institutos. En siglo XXI aprendiste Árbol de la Mora con tus hijos mucho de la Identidad Universitaria transmitida con los medios de comunicación modernos, tales como grabaciones audio de cronistas para radio Universidad 99.7 y entrevistas digitales, conferencias y eventos del Colegio de Cronistas a larga distancia. Tu memoria grandiosa no se olvida del año 2005 porque el doctor en administración pública José Martínez Vilchis, Rector UAEM, recibe la invitación del presidente de la Asociación Mexiquense de Cronistas Municipales, A.C. (AMECRON) y de la Asociación Nacional de Crónicas de Ciudades Mexicanas, A.C. (ANACCIM), el abogado Justino Antonio Mondragón, para participar el Colegio de Cronistas en el XXVIII Congreso de la ANACCIM, del 27 al 30 de julio, en varias ciudades municipales del Estado de México. A partir de ese año siempre participa la UAEMex en los Congresos de la ANACCIM a través de las crónicas de integrantes del Colegio de Cronistas. Tal es tu conmoción, Árbol de la Mora con tus hijos, al enterarte que la UAEMex recibe premios anualmente de esta asociación civil mexicana. A igual que todo árbol ícono, tú Árbol de la Mora y tus hijos en el siglo XXI tu comunidad universitaria los reconoce. Sabe que sus raíces son percepción del hondo sentido de la Tierra, o sea, el Alma Mater de tu UAEM. Pensamiento de un seguidor de Federico Nietzche escuchado en tu Aula Magna. El persa Zaratustra dijo “¡Yo os muestro al superhombre! El superhombre es el sentido de la Tierra. Que vuestra voluntad ordene, ¡que el superhombre sea el sentido de la Tierra!. Surgimos de la Tierra, regresamos a ella y le pertenecemos. “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 12 Un superhombre institutense dijo “Esta Universidad va a vivir mucho. Hagamos votos porque sea vigorosa y fuerte, que no la manche la torpeza, que sea blanca y cándida y que todos sus hijos expresemos Salve, Madre, eres Nuestra. Fue tu Director del ICLA 1944-1946, don Adolfo López Mateos. 13 “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora” 14 “2014, 70 Aniversario de la Autonomía ICLA-UAEM” “Sucesos de aquel inextinguible del Beaterio de Toluca: el Árbol de la Mora”