unidad 6 - IES Bárbara de Braganza

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UNIDAD 6
“LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL”
INTRODUCCIÓN
A finales del siglo XIX los estados, bajo la presión de las masas populares, se
democratizaron progresivamente. Las rivalidades económicas y coloniales, junto con el intenso
nacionalismo político, conducirán a la Primera Guerra Mundial, un suceso que supone una
auténtica brecha en el desarrollo histórico europeo. El mundo de 1919 no tendrá nada que ver
con el de preguerra. El siglo XX histórico había comenzado.
1.- LA PAZ ARMADA.
Los 44 años que van desde la guerra franco-prusiana (1870) hasta la Primera Guerra
Mundial constituyen lo que se ha venido en llamar “la era de la gran paz” o de “la paz
armada”, caracterizada por la modernización económica, la progresiva democratización, los
sistemas de alianzas, la rivalidad y la tensión creciente.
1.1. El sistema de alianzas de Bismarck y la configuración de bloques:
Durante el último tercio del siglo XIX la política europea estuvo dominada por el
canciller alemán Bismarck. Su objetivo, fue consolidar el poder y el prestigio de Alemania
dentro del escenario europeo. En consecuencia, desarrolló una potente acción diplomática
encaminada, en primer lugar, en eliminar a Gran Bretaña como líder político de Europa, lo
que se vio favorecido por su voluntario aislamiento. En segundo lugar, Bismarck orientó su
actividad en aislar diplomáticamente a Francia, considerada por Alemania como su enemigo
tradicional.
En 1872 el canciller preparó una entrevista de los tres emperadores: Guillermo I de
Alemania, Francisco José de Austria y Alejandro II de Rusia. Decidieron firmar una serie de
acuerdos que, en 1873. dieron lugar a una alianza entre las tres potencias en materia de
política exterior (Tratado de los Tres Emperadores). Esta alianza era en realidad muy poco
factible, ya que la cuestión de los Balcanes enfrentaba radicalmente a Austria y Rusia. Las
diferencias entre ambas potencias se agravaron tanto que, a partir de 1878, Alemania tuvo que
tomar la decisión de mantener la alianza con Austria o con Rusia. Aunque el Káiser y Bismarck
no estaban de acuerdo, prevaleció la opinión de este último, y en 1879 se firmó la Doble
Alianza entre Alemania y Austria y, en el año 1882, la Triple Alianza con la incorporación de
Italia.
La llegada al trono alemán, en 1890, de un nuevo emperador, Guillermo II, significó
un giro importante en la política exterior alemana y provocó cambios en el sistema de
alianzas europeo. El nuevo Káiser se enfrentó con el canciller Bismarck hasta el punto que
éste acabó dimitiendo. Las razones del desacuerdo afectaban tanto a la política colonial
(Guillermo II era un partidario decidido de la expansión imperialista) como a los compromisos
políticos firmados por Bismarck en la etapa precedente.
Francia no desaprovechó la ocasión y, ante la lamentable situación de la hacienda
rusa, ofreció recursos financieros a cambio de acuerdos políticos. En 1892 firmó con Rusia
una convención militar contra Alemania y se movió diplomáticamente para convencer a
Inglaterra del peligro de la nueva política colonial alemana a causa de su creciente predominio
industrial y comercial. En 1902, Inglaterra y Francia firmaron una entente cordial que
olvidaba sus diferencias coloniales y las convertía en aliadas frente a Alemania. Cuando, en
1907, se firmó un acuerdo anglo-ruso, quedó constituida la Triple Entente entre Inglaterra,
Rusia y Francia. De esta manera quedaron definidos los dos bloques que se enfrentarían en la
Primera Guerra Mundial: por un lado, Alemania, Austria e Italia ( aunque esta última acabó por
declararse neutral y en el año 1915 se incorporó a la Triple Entente), y por otro, Inglaterra,
Francia y Rusia.
2.- CAUSAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Aunque la causa inmediata, final de la contienda es el asesinato del archiduque
heredero al trono austríaco en Sarajevo. Este magnicidio no basta por sí sólo para explicar las
razones del conflicto, pudiendo diferenciar una serie de factores que fueron contribuyendo a
crear un clima de enorme tensión en Europa.
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2.1. Las relaciones diplomáticas :
Éstas se basaban en la configuración de dos bloques antagónicos (Triple Alianza y
la Triple Entente) y que funcionaron como alianzas rígidas y automáticas cuando llegó el
momento (julio de 1914).
2.2. Las tensiones nacionalistas:
En lugar muy destacado podemos situar las tensiones nacionalistas existentes en la
región balcánica, así como la rivalidad entre Austria-Hungría y Rusia, que pretendían tener
el mayor número de Estados de la zona bajo su órbita. En el Imperio austrohúngaro existe, por
otra parte, una gran diversidad de pueblos que reclaman desde tiempo autonomía o
independencia, a los que no dudan en apoyar Serbia y Rusia. Éstos dos países, aliados entre
sí, aspiran a ser líderes, en distinta medida, del mundo eslavo. Además, el declive del Imperio
turco generó una rivalidad por hacerse con sus territorios europeos que llevaría a dos
importantes guerras balcánicas.
En la primera (1912) el Imperio Turco fue derrotado por la Liga Balcánica (Serbia,
Bulgaria y Grecia) con el apoyo de Rusia y, reconociéndose la independencia de Albania y sus
posesiones europeas quedaron reducidas a Estambul y a la zona de los estrechos. El resto de
sus territorios quedaron repartidos entre las vencedoras. La segunda guerra (1913) enfrentó
a los vencedores de la primera, es decir a serbios, con el apoyo de todos los Estados de la
zona, contra búlgaros, quienes fueron derrotados al tener que ceder zonas a griegos, serbios
y rumanos. A pesar de la victoria Serbia no se encontró satisfecha al no conseguir la salida al
mar ni la unificación de los eslavos del sur, ya que Austria-Hungría ejercía el control sobre los
eslavos de Bosnia Herzegovina, que se había anexionado en 1908.
Dentro de la zona también existen otros motivos de rivalidad como el revanchismo
búlgaro, las disputas entre Albania y Grecia y los deseos del irredentismo italiano.
Elemento nacionalista, aunque de signo distinto es el anhelo de los polacos por lograr
la independencia y la rivalidad franco-alemana por el deseo francés de recuperar Alsacia y
Lorena, revanchismo que aún no ha muerto.
2.3. La rivalidad imperialista:
La competencia por controlar más colonias generó una política agresiva, principalmente
por parte de Alemania, quien deseaba un nuevo reparto colonial que estuviera más acorde con
su pujanza económica. Para ello el Káiser Guillermo II se lanza a una Weltpolitik para la que
desarrollara un ambiciosos programa naval que alimentara el recelo británico (potencia
marítima indiscutible) y se marcara como objetivo la ocupación de Marruecos, uno de los
últimos puntos de África que aún quedaban por repartir. El problema marroquí tuvo dos
momentos importantes (1906 y 1911) que se saldaron con la creación de un protectorado
franco-español en Marruecos y a cambio Alemania obtuvo la ampliación de su colonia de
Camerún a costa de parte del Congo.
2.4. Un ambiente belicista:
A principios del siglo XX Europa se encontraba en un carrera de armamentos y
fuerzas militares, producto del ambiente prebélico existente. El peligro de una guerra inminente
justificaba el rearme.
Asimismo, los militares y los propios gobiernos crean a través de la prensa unos
estados de opinión para que la población se muestre favorable al alargamiento del servicio
militar y a las grandes inversiones en armamento. La prensa habla del riesgo de guerra y las
provocaciones del posible adversario y hace llamadas al patriotismo. Este ambiente belicista
explicaría el fracaso de las tentativas pacifistas.
2.5. El detonante: el atentado de Sarajevo.
El incidente que provocó el estallido de la guerra fue el asesinato, el 28 de junio de
1914, en Sarajevo, capital de Bosnia, del archiduque Francisco Fernando, heredero del
Imperio austrohúngaro. El atentado fue perpetrado por un joven bosnio y Austria vio en él la
complicidad indirecta de Serbia. Para los defensores del Imperio era la ocasión ideal para
frenar las tentativas serbias y alejar el peligro de su desintegración.
Alemania estuvo rápidamente de acuerdo en que Austria-Hungría realizara una acción
armada contra Serbia. Así, tras la negativa serbia aceptar las condiciones del ultimátum
austriaco, el imperio austrohúngaro le declaraba la guerra a Serbia el 28 de julio. Rusia, sin
consultar a Francia, pero sin dudar de su apoyo, salió en defensa de su aliado eslavo y declaró
la guerra a Austria. El juego de alianzas se desencadenó rápidamente: Alemania declaró la
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guerra a Rusia y Francia, e Inglaterra hizo lo propio con Austria-Hungría y Alemania. El
conflicto se había generalizado.
3.- EL DESARROLLO DEL CONFLICTO.
La primera Guerra Mundial conmovió de tal manera a sus contemporáneos que la
bautizaron con el nombre de Gran Guerra, con unas características totalmente nuevas que
estremecieron a sus coetáneos. En primer lugar, sorprendió su extensión y duración, ya que
implicó no solamente a Europa, sino a todos los continentes y, además, se prolongó durante
cinco años. En segundo lugar, el material bélico constituyó una auténtica novedad: carros de
combate, gases asfixiantes, todo tipo de artillería, uso de la aviación, etc., así como la
generalización de las trincheras para defender las posiciones conquistadas. Sin embargo, lo
que más conmovió fue el carácter de guerra total que, por primera vez, implicó a toda la
población civil y movilizó toda la economía en función de la guerra. En el desarrollo del conflicto
podemos diferenciar varias fases:
3.1. La guerra de movimientos:
Al principio de la guerra las operaciones fueron llevadas a cabo básicamente por los
ejércitos alemán y francés. Así pues, se enfrentaron dos estrategias militares:
a) El plan alemán (Plan Schlieffen), que preveía un ataque rápido sobre Francia penetrando
por Luxemburgo y Bélgica. En seis semanas Francia debería capitular y los imperios centrales
dedicarían todos sus esfuerzos al frente ruso.
b) Las previsiones francesas (Plan XVII), que preparaban una ofensiva sobre Alsacia y
Lorena.
El ejército alemán avanzó velozmente, conquistó Bélgica y entró en Francia. El ejército
francés reorganizó las fuerzas y las trasladó hacia la frontera belga con el objetivo de resistir el
empuje alemán. Los alemanes se situaron rápidamente cerca de París, aunque sus previsiones
de entrar en la capital se vieron frenadas por la victoria aliada del Marne (6 de septiembre).
Las consecuencias de esta batalla fueron muy importantes: la guerra relámpago de los
alemanes había fracasado, los franceses consolidaron sus posiciones defensivas y el frente
quedó inmovilizado desde la frontera suiza hasta el mar del Norte. Comenzaba, así, una guerra
de posiciones, de desgaste, que duraría cerca de cuatro años.
3.2. La guerra de posiciones:
Los frentes se habían estabilizado y una larga línea de trincheras recorría los
campos de batalla, convirtiéndose en el símbolo de la Primera Guerra Mundial. En ellas, las
condiciones de vida de los soldados se volvieron insoportables.
La suerte de los diversos frentes fue la siguiente:
a) En el frente occidental, la guerra de posiciones alcanzó su punto máximo en la batalla de
Verdún, iniciada por los alemanes para romper el frente. Sin embargo, las tropas francesas
resistieron durante cuatro meses. Los aliados comenzaron su ofensiva en el Somme, pero
tampoco fructificó. Las pérdidas humanas fueron altísimas (casi dos millones entre franceses y
alemanes).
A partir de 1915 se abrió un segundo frente en Italia, donde se enfrentaron austrohúngaros e italianos, ambos combatientes libraron cruentas batallas, con ventaja para el
Imperio Austríaco.
b) En el frente oriental, tras el avance inicial ruso, bajo el mando de Hindenburg el ejército
alemán derrotó al ruso en Tannenberg. Más al sur, una nueva ofensiva austro-alemana,
durante el verano de 1915, recuperó los territorios perdidos y conquistó la Polonia rusa y
Lituania. El ejército ruso había sufrido innumerables pérdidas.
En los Balcanes, las tropas imperiales se habían adentrado en territorio serbio, sin
embargo, los serbios volvieron a ocupar las posiciones iniciales.
c) En los frentes extraeuropeos de África y Asia, los aliados ocuparon gran parte de las
colonias alemanes, contando con la colaboración japonesa
En cuanto a la participación turca, su capacidad ofensiva y de resistencia sorprendió
a los aliados, que tuvieron que movilizar importantes contingentes para derrotarlos.
d) La guerra marítima y submarina. La batalla de Jutlandia, en la que lucharon la marina
británica y la alemana, fue el enfrentamiento marítimo más importante de la guerra. El resultado
quedó indeciso. También, los alemanes iniciaron la guerra submarina contra el bloqueo
marítimo que los aliados habían decretado sobre su país. Los barcos aliados o americanos que
atravesaban el Atlántico eran interceptados por los submarinos alemanes.
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3.3. La crisis del año 1917:
Ante la duración y la inutilidad de la guerra, a pesar de los esfuerzos que ambos
contendientes habían realizado, un sentimiento de desengaño y frustración recorrió Europa
durante el año 1917. Las protestas se generalizaron.
Dos hechos dieron ese mismo año un vuelco al curso de la guerra. El primero fue el
estallido de la Revolución Rusa y la subida de los bolcheviques al poder. El nuevo gobierno
soviético, recogiendo el descontento del pueblo ruso frente a la guerra, solicitó el armisticio y
firmó, en marzo de 1918, el Tratado de Brest-Litovsk con los imperios centrales. Rusia tenía
que abandonar Ucrania, Polonia, los países bálticos (Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia) y
algunos de los caucásicos, y además cedió Besarabia a Rumania y una parte de Armenia al
Imperio Turco. Los aliados consideraron la retirada de Rusia como una gran traición, mientras
que los alemanes vieron en la finalización del frente oriental la ocasión más favorable para
avanzar de una vez por todas en el frente francés..
El segundo de estos hechos fue la entrada de Estados Unidos en el conflicto
armado. Al comienzo de la guerra, Estados Unidos mantuvo una posición de neutralidad,
aunque las simpatías hacia la causa aliada eran mayoritarias. La neutralidad permitió que
Estados Unidos iniciase una carrera comercial con el fin de suministrar a los países
beligerantes el armamento y las provisiones que éstos necesitaban (básicamente con los
aliados; de ahí, también, el interés en su triunfo). La neutralidad americana se vio
comprometida cuando los alemanes declararon la guerra submarina, que dificultaba el tránsito
por el Atlántico e impedía el comercio americano. La intervención de Estados Unidos se hizo en
nombre de la libertad de los mares y tuvo lugar después de que el hundimiento de dos
transatlánticos americanos facilitase el pretexto esperado para declarar la guerra.
3.4. El hundimiento de los imperios centrales:
Durante 1918 se produjo el desenlace definitivo de la guerra. En un primer momento
(marzo-julio), los alemanes aprovecharon la superioridad numérica que les había
proporcionado la retirada de Rusia para intentar conseguir la victoria definitiva. Así pues,
realizaron sucesivas ofensivas que les reportaron victorias parciales.
En julio los aliados retomaron la iniciativa, después de haber reorganizado sus
fuerzas bajo un mando único y contando con los refuerzos de numerosos soldados americanos
que llegaban equipados con abundante material de guerra. El resultado fue la segunda victoria
del Marne y la progresiva retirada de los alemanes, que poco a poco fueron perdiendo todo
el territorio que habían conquistado. En Italia, el ejército italiano consiguió vencer a los
austriacos. Los imperios estaban hundidos y su colapso acabó de confirmarse en los
Balcanes, donde las tropas búlgaras claudicaron ante el avance aliado; por otro lado, el
Imperio Turco se rindió ante la ofensiva de las tropas inglesas en el Oriente Medio.
El Imperio Austro-húngaro quedó definitivamente despedazado: la Dieta croata
proclamó su independencia y más adelante los eslavos meridionales acordaron su unión en un
nuevo Estado. Los checos habían anunciado también la creación de un Estado propio y
Hungría rompió sus vínculos con los Habsburgos. Ante este panorama, el 13 de noviembre el
Imperio Austriaco se rindió y el Emperador abdicó. En Alemania, el Reich también se había
hundido. La marina se había sublevado y una revolución, protagonizada por los consejos
revolucionarios de obreros y soldados, estalló por todo el país. El Káiser abdicó y se proclamó
la república, cuyo gobierno quedó en manos del partido socialdemócrata alemán, que se
encargó de reprimir la revuelta obrera y de firmar la capitulación en nombre de Alemania. La
Gran Guerra había terminado definitivamente.
4. LA ORGANIZACIÓN DE LA PAZ y LA CREACIÓN DE LA SOCIEDAD DE NACIONES.
Una vez firmado el armisticio (noviembre de 1918) que ponía fin a los
enfrentamientos armados, en enero de 1919 se inauguró en París la conferencia que tenía
que regular las condiciones de la paz. Los principios que inspiraron la conferencia fueron los
14 puntos que el presidente Wilson había proclamado en enero de 1918. Para Wilson, la paz
debía fundamentarse en la destrucción de los imperios, en la consolidación del sistema
democrático y en el reconocimiento de los derechos de las nacionalidades, hechos que
asegurarían una paz estable y duradera.
Con este telón de fondo, la conferencia aceptó el nacimiento de nueve nuevos Estados
que se edificaron sobre las cenizas de los Imperios. Se reunieron en Versalles representantes
de treinta y dos naciones, aunque las decisiones fueron tomadas por los cuatro vencedores:
Estados Unidos (Wilson), Gran Bretaña (LLoyd George), Francia (Clemenceau) e Italia
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(Orlando). Los Estados perdedores no participaron en ningún momento y sólo fueron
convocados al final de los debates para firmar los tratados elaborados por los vencedores
(diktat para los alemanes).
El más importante de los tratados que pusieron fin a la guerra fue el de Versalles, en
el que se reglamentaba la suerte de Alemania. Este tratado se elaboró partiendo de la base de
que Alemania era la responsable del conflicto y, por ello, no fue fruto de unas negociaciones,
sino una imposición. El Imperio Alemán quedó amputado y sus colonias fueron repartidas entre
los vencedores. Se le impuso el pago de fuertes reparaciones de guerra, se suprimió el servicio
militar obligatorio y su ejército fue reducido a 100.000 hombres. Se prohibió de manera explícita
su unión con Austria y los aliados pasaron a ocupar la orilla izquierda del Rhin mientras la
Renania fue desmilitarizada. El Sarre quedó separado de Alemania durante quince años; una
vez transcurridos, se celebraría un plebiscito.
En los otros tratados se acordó lo siguiente:
Austria perdía todos los territorios eslavos y se convertía en una república; Hungría
perdía la salida al mar y una parte de sus antiguos territorios eran cedidos a la nueva
Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y Rumania; Bulgaria cedía parte de sus territorios a
Grecia y ,por último, el Imperio Turco desaparecía en favor de árabes y griegos, surgiendo
poco después la Turquía moderna gracias a Mustafá Kemal, “Ataturk”.
En París se crearon también las bases de una nueva organización, la Sociedad de
Naciones, cuyo objetivo era garantizar la paz y fomentar la cooperación internacional. La sede
se fijó en Ginebra y su composición quedó establecida en dos organismos: la Asamblea
General, de la que formaban parte todos los Estados miembros, y un Consejo, formado por los
vencedores (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y Japón) y por cuatro Estados más
elegidos por la Asamblea. La SDN se encargaría de supervisar el cumplimiento de los tratados,
de garantizar el desarme general, de proteger a las minorías nacionales y de administrar los
territorios amputados a Alemania y Turquía (Mandatos). La paz, sin embargo, había sido
impuesta y la SDN no consiguió sus propósitos.
5.- LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.
Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial fueron de una enorme importancia
para el futuro desarrollo de Europa. Analizaremos el desastre demográfico, la quiebra
económica y la reestructuración territorial que sufrió el continente después del conflicto. Sus
consecuencias fue-ron de una gran envergadura y marcaron los veinte años posteriores. En
primer lugar, durante la guerra tuvo lugar la creación del primer Estado socialista del mundo, la
URSS. Por otra parte, la quiebra económica originada por las pérdidas de la guerra generó una
profunda crisis económica, que tuvo su punto álgido en la crisis de 1929. Finalmente, la
humillación y la presión sobre los vencidos dio pie, junto a otros factores, al surgimiento de los
fascismos. Como resultado de esta situación, al cabo de 20 años estalló la Segunda Guerra
Mundial.
5.1. Los efectos demográficos:
Las pérdidas en vidas humanas como resultado de la guerra fueron considerables. La
cifra de muertos se podría situar alrededor de diez millones, casi todos europeos. Alemania
tuvo el mayor número de muertos, seguida de Rusia y Francia. Además, hay que añadir seis
millones de inválidos y un elevadísimo número de mutilados y heridos.
A estas pérdidas directas hay que sumar la sobremortalidad de guerra causada por la falta de
alimentos, por las pésimas condiciones de higiene y por la epidemia de gripe de 1918.
La elevada mortalidad, que afectó fundamentalmente a los hombres movilizados entre
veinte y cuarenta años, supuso una fuerte disminución de la natalidad a lo largo de diversas
generaciones. La pirámide de edades de muchos países europeos sumó profundas entradas
5.2. Consecuencias políticas y territoriales:
La paz de Paris dio lugar a una profunda reestructuración territorial de Europa. Quizás
el fenómeno más importante de esta modificación de fronteras fue la desintegración de los
grandes imperios, que habían dominado el centro de Europa durante todo el siglo XIX, y la
aparición de nuevos Estados. En este sentido, se afirma que el principio de las nacionalidades
fue uno de los grandes vencedores de la Primera Guerra Mundial. De la desintegración de los
Imperios Austro-húngaro, Ruso y Otomano surgieron los nuevos Estados de Polonia,
Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Yugoslavia (que integraba a Croacia, Eslovenia, BosniaHerzegovina, Serbia y Montenegro), Checoslovaquia y Hungría. Otros Estados balcánicos,
como Grecia, Rumania, Bulgaria y Albania, consolidaron su independencia, aunque vieron
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modificados sus territorios. Alemania tuvo que realizar importantes cesiones territoriales a
Francia (Alsacia y Lorena), a Bélgica, a Dinamarca y a Polonia ( el corredor de Danzig) y se vio
privada de todas sus colonias.
Además de estas transformaciones territoriales, en Europa se produjeron cambios
politicos importantes. Las dinastías más tradicionales (Habsburgo, Romanov, Hohenzollern y
los sultanes turcos) fueron destronadas. La democracia fue ganando terreno sobre las ruinas
de los regímenes aristocráticos y autoritarios.
El sufragio femenino comenzó a introducirse en muchos países europeos y el
derecho al voto se amplió notoriamente. Ahora bien, esta democratización de los Estados no se
consolidó y las tensiones provocadas por la crisis económica de los años 30 marcaron una
nueva evolución hacia el autoritarismo.
5.3. Los cambios económicos y sociales:
La Primera Guerra Mundial significó la pérdida definitiva de la hegemonía europea
en el terreno económico. El conflicto empobreció a los países beligerantes como consecuencia
de las pérdidas sufridas y del endeudamiento que de ello se derivó. En el año 1918 la situación
financiera de Europa era gravísima. Todos los países europeos estaban endeudados tanto en
el interior (empréstitos de guerra) como en el exterior (préstamos concedidos mayoritariamente
por los Estados Unidos). Además, para financiar las compras de material de guerra, muchos
Estados habían tenido que utilizar una buena parte de sus reservas de oro y aumentar la
cantidad de papel moneda en circulación, lo que provocó el aumento de la inflación.
En contrapartida, Estados Unidos fue el gran beneficiario de la guerra y la
economía americana se convirtió en líder de las finanzas mundiales. Sus exportaciones
crecieron, Nueva York reemplazó a Londres y se convirtió en el primer centro financiero del
mundo, mientras el dólar sustituía a la libra esterlina como moneda en las transacciones
internacionales. El relevo de Europa por Estados Unidos se había producido definitivamente.
La hegemonía europea comenzó también a ser contestada desde las colonias. Al final
del conflicto muchos pueblos colonizados, conscientes de su contribución a los esfuerzos
bélicos, esperaban una mejora de su situación. Sus aspiraciones de independencia fueron
animadas por los principios wilsonianos y por la difusión de las teorías leninistas (el derecho a
la autodeterminación). Las manifestaciones nacionalistas se extendieron por doquier y, aunque
no consiguieron triunfar, sí que provocaron unas nuevas relaciones entre colonizados y
colonizadores.
La guerra conmovió a la sociedad. Surgió una clase de nuevos ricos formada por
aquellos que se habían beneficiado de los pedidos de guerra (banqueros, comerciantes,
grandes propietarios de tierras, algunos industriales, etc.). Acabado el conflicto, hacían
ostentación de su poder económico frente a los numerosos grupos sociales empobrecidos
por la guerra o por las nuevas condiciones económicas. La pobreza afectó sobre todo a los que
poseían rentas fijas y a los asalariados, que vieron cómo la inflación reducía día a día su
capacidad adquisitiva. Este deterioro de las condiciones de vida provocó el crecimiento de los
movimientos reivindicativos obreros.
Por otro lado, la clase media se mostraba también descontenta y culpaba al Estado
liberal de no haber sabido proteger sus intereses. Este contraste provocó un resentimiento en
la opinión pública hacia los nuevos ricos y llevó consigo un aumento de las tensiones
sociales a lo largo de las dos décadas siguientes.
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