LOS ANTIGUOS ASTURES Y ASTURIA. DEL DUERO AL OCÉANO Por Ángel Ocejo Herrero A partir de mediados del siglo II a.C. y durante toda la segunda mitad del mismo, los ejércitos romanos avanzaron agresivamente hacia el septentrión de la Península traspasando la línea del Duero por casi todos sus tramos. Primeramente, a partir de 153 a.C., iniciaron los ataques contra Numancia, los arévacos y los vacceos (año 151 a.C.). Más al occidente avanzaron también los romanos por la provincia Ulterior desde la línea del Tajo hacia el norte. Cuando finalmente la desaparición de Viriato dejó despejado el camino, traspasaron igualmente las legiones, con un cierto retraso respecto a la Citerior, las aguas del Duero, llegando e guerra contra los callaicos hasta la orilla del Miño. Esto propició, ya en los inicios del siglo I a.C. la exploración océano del lado noroccidental peninsular y las islas adyacentes. Ahora, al final de una etapa de guerras contra los celtíberos, los vacceos y los lusitanos y callaicos, la antigua línea o banda oblicua de NE a SO que podríamos trazar sobre el mapa de la Península como separación entre los dominios romanos y la Hispania indómita se transformó en otra banda sinuosa extendida de oriente a occidente, serpenteante sobre la línea del Duero en su mayor parte excepto en el tramo correspondiente a los astures (FIG 1) UNA PRIMERA REFERENCIA “ANTIGUA” SOBRE LOS ASTURES EN LOS ESCRITORES GRIEGOS. Esas Expediciones militares romanos más allá del Duero hacia el norte propiciaron la obtención de noticias de carácter geográfico y etnográfico acerca del área y las gentes de la franja septentrional peninsular extendida entre ese río y el océano. Las novedades fueron recogidas principalmente por escritores griegos, como Polibio, Artemidoro, Poseidonio, Asclepiades y otros, cuyos datos han llegado en parte hasta nosotros recopilados y transmitidos por Estrabón, otro griego del tiempo de los emperadores Augusto y Tiberio. Así, en la Geographia de Estrabón, en su III libro, dedicado a la Península Ibérica, al describir la parte occidental peninsular este autor recoge algunas noticias antiguas – algunas acertadas, otras no tanto- con las que va “iluminándose” la oscuridad existente sobre el interior de la franja norteña correspondiente a ese lado. Entre ellas se encuentra una referencia antigua sobre los astures, tal vez la primera a que podemos remontarnos, y que está referida a los astures más meridionales, originarios de ese nombre. Se inserta en los pasajes en que da noticias del occidente peninsular, reflejando datos de una etapa ya posterior a la expedición militar de Junio Bruto hasta la zona del bajo Miño (138-136 a.C.). Aparece junto a algunas informaciones atribuidas a Poseidonio (aprox. 120-60 a.C.), por lo que la descripción y la noticia que nos interesa podría provenir de la época de este autor griego que escribió en la primera mitad del s. I a.C., mucho tiempo antes, por tanto, de las guerras de Augusto contra los cántabros y astures. Hablando de la Lusitania y citando a los carpetanos, vetones, vacceos y callaicos como pueblos situados al oriene de esta región, indica que “Hacia la parte de oriente los kallaikoi limitan con los ástoures y con los íberes y los demás [carpetanos, vetones y vacceos] con los keltíbres” (Estrabón, Geographia III, l, l. Trad. García y Bellido). El nombre de los callaicos en estas noticias se refiere aún a las gentes montañesas extendidas sobre el último tramo del Duero, escenario de la campaña de J. Bruto, correspondiente a tierras del actual norte portugués. El nombre de los ástoures, por tanto, esta ligado aquí, en este contexto aún meridional, a los grupos más sureños de todas esas gentes a las que después se extenderá ese nombre. Esto coincide con lo que siglos después nos transmite Isidoro de Sevilla en sus Etimologías cuando comenta ue los astures traen su nombre del río Ástura. La derivación del nombre de un grupo humano a partir del nombre del río en cuya cuenca habitan o a partir del que comenzaban sus territorios, es un caso bien conocido en el mundo antiguo. Así por ejemplo, Plinio (N.H. III, 27) nos dice que los arévacos tenían sus nombre del río Areva. Los primeros en ser llamados “ástures” serían una de esas gentes con personalidad diferenciada de la que los grecolatinos tienen noticia al oriente de los callaicos a partir de ese avance romano por el sector occidental de la cuenca del Duero. Serían los de allende el río Ástura (Ástura-Ástula-Esla), refiriéndose a gentes de los castros del final de la Segunda Edad del Hierro, del norte zamorano y sur leonés. La mención de unos “iberoi” con los que también lindaban hacia oriene esos primeros callaicos, tal vez se refiera a unos posibles “aberi”?, “awri” o algún nombre similar, situables por tierras orensanas, en tiempos en los que aún no se había extendido generalizadamente hacia el norte esa denominación de “callaicos”. A media que las legiones y el conocimiento clásico fue avanzando hacia el norte, se iría extendiendo por parte de los escritores grecolatinos, tal como pasaría con el nombre de los callaicos, ese primer nombre genérico de ástures para englobar a otros grupos más norteños que probablemente tendrían algún tipo de semejanza o relaciones con esos primeros grupos originarios del nombre. Seguramente, ya antes de la llegada de los romanos al O. de la meseta del Duero y a sus bordes montañosos, se habría ido tejiendo una red de contactos de todo tipo (trasiegos ganaderos, pactos, guerras, uniones…), intercambios de influencias culturales semejantes, etc., que habrían ido propiciando un área de afinidades étnicas que los grecolatinos reconocerían bajo el nombre englobador de ástures. Pero, en un principio, fueron nombrados en su parte sur, cuando aún las tierras al norte de ellos quedaban en la “oscuridad” de lo desconocido. UN DESCONOCIDO INTERIOR NOROESTE EN LA ÉPOCA DE POSEIDONIO Y ASCLEPIADES (s. I a.C.) En efecto, a través de las noticias “antiguas” recogidas y transmitidas por Estrabón, puede apreciarse una etapa de datos en la que el interior noroeste y el occidente de la meseta del Duero aún no habían sido alcanzados por la exploración romana. Algunas de ellas reflejan cómo ciertos escritores griegos, con verdadera curiosidad científica trataron de recrear mapas y recopilar conocimientos sobre esas nuevas tierras y pueblos “abiertos” por el avance romano e incluso se preocuparon por reunir datos acerca de lo que estaba más allá de los límites de esas conquistas. Así, en el siguiente pasaje estraboniano, el III, 3, 4, al hablar de los grandes y pequeños ríos que regaban la Lusitania procedentes de oriente y que corrían paralelos al Tajo, tras nombrar al Moúndas (Mondego) y al Ouakoúa (Vouga), se continua diciendo: “el Doúrios, de lejanas fuentes, que pasa junto a Noumantia y otras muchas ciudades de los keltiberes y ouakkaioi” (Trad. García y Bellido). A continuación escribe: “Después vienen otros ríos. Tras ellos el Lethes, llamado por unos Limaia y por otros Belion. Este también viene del país de los keltíberes y ouakkaioi. Lo mismo pasa con el Bainis llamado por otros Minion (…) Poseidónios dice que procede también del país de los kántabroi (…) Aquí [en el Miño] terminó la expedición de Broútos. Más adelante hay otros ríos que corren paralelos a los ya nombrados” (Trad. García y Bellido). Se ve claro que es una referencia muy antigua, anterior al conocimiento de las tierras del interior noroeste. Se observa que a partir del Duero hacia el norte sólo se conocían, tras la expedición de J. Bruto (138-136 a.C.) y las exploraciones oceanas de Publio Craso (96 a.C.), las desembocaduras de esos ríos y sus anchos últimos tramos corriendo paralelos entre sí. De ese paralelismo y tal como ya se sabía de la trayectoria del Duero, se supuso erróneamente que el Limia y el Miño (en algún caso seguramente prolongado por el Sil) procederían igualmente de muy al este, de las tierras de los celtíberos y vacceos (FIG 2). Estas ideas implican, claramente, un desconocimiento de parte del territorio vacceo, de la llanura astur y de las montañas galaico-leonesas, que se interponen a esa supuesta larga trayectoria y lejan proveniencia del Limia y el Miño. Los datos están compuestos con los conocimientos existentes tras la época de la expedición de J. Bruto hasta el bajo Miño y seguramente ya tras las primeras acometidas contra Numancia, los arévacos y los vacceos, pero antes de los conocimientos propiciados por el avance romano sobre las tierras de los cántabros y astures en los tiempos de Augusto. ÁSTURES COMO AUXILIARES MILITARES EN LAS TROPAS POMPEYANAS CONTRA J. CÉSAR EN ILERDA (LÉRIDA) (49 a.C.) En el año 49 a.C. los lugartenientes de Pompeyo repartidos por las provincias Ulterior y Citerior de entonces extrajeron tropas de caballería e infantería entre las gentes de sus respectivas provincias (fundamentalmente de Lusitania por un lado y celtíberos por otro) para oponerse en Ilerda (Lérida) a la llegada de Julio César con su ejército proveniente de la Galia. Algunas noticias reflejan que Petreyo en la Ulterior Lusitania y Afranio en la Citerior, extrajeron también auxiliares militares de oros pueblos hispanos que aún estaban fuera de los dominios romanos, más allá, por el norte de los límites de sus correspondientes provincias. Así, sabemos por Julio César (b.c.I, 38, 1) que el ejército reunido por Afranio, encargado de las levas de la Citerior, además de por celtíberos estaba compuesto por tropas de cántabros y de todos los pueblos extendidos hasta el océano. Por otra parte la presencia de tropas de astures nos consta a través de Lucano (Pharsalia IV): “Afranio y Petreyo lideraban aquel ejército con igual autoridad (…) Además de las tropas romanas tenían robustos astures, ágiles vetones y celtas emigrados de una antigua gene de los galos que mezclaban su nombre con el de los iberos” . Las tropas de los dos primeros pueblos citados deben corresponder a las levas hechas por Petreyo, del que por las informaciones de César (b.c. I, 38, 1) sabemos que llegó proveniente de Lusitania a través de los vetones. CÁNTABROS, VACCEOS Y ASTURES EN ARMAS CONTRA ROMA (29 a.C.) En la época inmediatamente anterior a la invasión romana de las tierras de los cántabros y astures por las legiones de Augusto, aparecen relacionados estos pueblos con la que debió ser la última operación militar romana contra los vacceos. Refiriéndose al año 29 a.C. Dión Cassio nos dice “Estaban aún en armas, todavía, los tréviros, que arrastraban a los galos, los cántabros, vacceos y astures; y éstos fueron sometidos por Estatilio Tauro…” (Dión 51, 20, 5). El nombre de los ástures ha de estar referido aún a gentes del occidente meseteño, colindante con los vacceos, a los que debieron apoyar. La actuación romana debió llegar a los bordes más norteños y occidentales del área vaccea. (FIG. 3) Más allá, el conocimiento de los escritores grecolatinos acerca del interior noroeste no tendría aún una idea clara de hasta dónde llegaban las montañas cántabras más occidentales ni hasta dónde se extendían hacía el interior y hacia el norte las tierras y gentes relacionables con los astures. Aunque quizá hubiera algunos comercios marítimos de cabotajes entre áreas de las actuales costas gallegas y las costas centrales cantábricas, esto tampoco sería quizá suficiente para saber lo que había al otra lado de las montañas a partir de las costas. No obstante, esas últimas actuaciones contra los vacceos (inmediatamente después citados como aliados de Roma), habrían abierto seguramente a los romanos el conocimiento de sus tierras meseteñas más septentrionales, por lo que ya por esta época no se mantendría la antigua y errónea idea de que el Limia y el Miño provendrían de los celtíberos y vacceos. Pero más al norte y al oeste, lo que había por el interior de los cántabros y astures sería conocido sólo de oídas. DE LAS MONTAÑAS NEVADAS AL ÁSTURA. EL ATAQUE DE LOS ÁSTURES (25 a.C.) Hasta la misma época de las guerras de Augusto contra los cántabros y ástures, el interior noroeste entre las orillas del bajo Esla y el océano septentrional debió ser un territorio apenas conocido por el mundo clásico, refiriéndose las noticias sobre los ástures aún a su área meridional origen del nombre. Así, en las noticias iniciales que narran la invasión militar romana de las tierras de los cántabros y ástures ofrecida por Dión Cassio, que transmite informaciones de aquella época, el nombre de ástures está referido a gentes que habitaban en una latitud más meridional que los cántabros: “El proyecto de Augusto de marchar contra Bretania, puesto que no querían aceptar sus condiciones, fue impedido por la sublevación de los salassos y la guerra de los cántabros y ástures. Habitaban (…) los dos últimos la parte más escabrosa del Pirineo mirando a Iberia y la llanura que hay a su pie”. (Dión 52, 25, 2). (FIG. 4) Estamos de acuerdo con la interpretación de E. Martino, que refiriéndose a esa llanura dice: “esto último relativo a los astures y a su planicie leonesa hasta el Duero” (E. Martino 1982: Roma contra Cántabros y Astures. Nueva lectura de las fuentes. Ed. Sal Terrae, Santander, p. 54). En efecto, las siguientes referencias de Dión sobre los ástures que se reflejan en el mismo texto nos sitúan los primeros momentos de la guerra astur en un teatro de operaciones que se relaciona con las orillas del Ástura (Esla). Habiendo comenzado la invasión romana contra la parte meridional de Cantabria (la colindante con los vacceos turmogos y autrigones) con un despliegue triple de tropas (Floro II, 33, 48; Orosio VI, 21, 3), debió también producirse ya por entonces un triple asentamiento campamental romano seguramente no lejano al Ástura, frente a las tierras de los ástures. Esta concentración de tropas romanas debió sentirse tan claramente por los ástures como una inminente amenaza de invasión que decidieron coaligarse y atacar primero. Esto es lo que se refleja en Floro y Orosio, como muy bien vio E. Martino (Martino 1982). La actuación de los astures habla por sí sola, como si tuviéramos un texto por parte indígena, de su convencimiento de que iban a ser atacados. Su unión y la preparación de ese “defensivo” ataque, dividiendo junto a la orilla del Ástura su ejército en tres columnas para atacar a la vez a tres campamentos romanos, manifiesta la inquietud creada por el despliegue militar romano, la capacidad diplomática interna de los ástures y su gran potencial militar: “Los astures por ese tiempo descendieron con un gran ejército de sus nevadas montañas. Y no era a ciegas que aquellos bárbaros emprendían este ataque, sino que poniendo su campamento junto al río Astura, dividiendo el ejército en tres columnas, se prepararon para atacar a un mismo tiempo los tres campamentos romanos. Y hubiera habido una luchas dudosa y cuenta, y pluguiese a Dios que con pérdidas iguales para los dos bandas, viniendo con tantas fuerzas, tan súbitamente y con un plan tan estudiado, de no ser por la traición de los Brigaecini, quienes avisaron a Carisio y éste acudió con su ejército” (Floro II, 33, 55) (FIG. 5). Se ha dicho alguna vez que las montañas nevadas de las que baja la coalición militar astur no serían las cantábricas sino las montañas de León, la Sierra del Teleno. Esto, ciertamente, es más coherente con el escenario de la concentración astur junto al Astura (Esla) y la situación de los Brigaecini (de Brigaecium, en la Dehesa de Morales, Fuentes de Ropel, Zamora, en el interfluvio Esla-Cea), seguramente concernidos en el escenario del conflicto. Los planes de los astures fueron descubiertos por lo que según Floro y Orosio fue una "traición" de los suyos. Esta traición de un grupo astur, los Brigaecini, quizá no fuera tal, por no haber posiblemente una unidad política previa que obligase a todos a decisiones conjuntas, aunque seguramente si existiría un "mundo cultural" de interrelaciones de gentes en el área de los astures, con coaliciones entre próximos y semejantes. Por eso los políticos romanos y los historiadores y geógrafos grecolatinos reconocerían globalmente a los astures, a los cántabros y otros pueblos. Así también, por ejemplo, los helenos con sus semejanzas y diferencias y desunión política, eran vistos no obstante, englobadoramente cómo "griegos". Los Brigaecini posiblemente debieron tener claro que, estando cerca del teatro de operaciones, quedarían indefensos ante una segura represalia romana fuera cual fuera el resultado del ataque organizado por la coalición militar astur. Los astures fueron finalmente derrotados por los advertidos romanos tras una lucha cruenta. Carisio, legado de Augusto, avanzaría por las llanuras de la actual área leonesa en dirección norte hasta llegar a la poderosa ciudad de Lancia (cerro de Villasabariego, al S E de León), donde se había refugiado parte del ejército astur en repliegue. La ciudad no pudo ser defendida indefinidamente y parece que la plaza fue abandonada por el ejército astur: “Se consideró una victoria haber desbaratado sus planes aunque así y todo no fue una lucha incruenta. La poderosa ciudad de Lancia acogió los restos del ejército en derrota, y luchose en ella tan encarnizadamente, que cuando tomada la ciudad los soldados reclamaban que se le pegase fuego, a duras penas pudo conseguir el general se la perdonase, para que, quedando en pie, fuese mejor monumento de la victoria romana que incendiada” (Floro II, 33, 56). Parecida versión da Orosio, quien dice que Carisio “obligó a los bárbaros a que voluntariamente se entregasen”. Igualmente Dión Cassio se refiere a Lancia: “...Tito Carisio conquistó la ciudad de Lancia, que había sido abandonada, y sometió muchas otras.” (Dión, 53, 25, 8). Lancia quizá fue la población principal más norteña alcanzada en esa campaña del 25 a.C. Después hubo otras guerras, pues los cántabros y astures intentaron una y otra vez sacudirse la presencia militar romana. Así pues los primeros acontecimientos enrelación con la guerra contra los astures se desarrollaron en un escenario comprendido entre el bajo Ástura (Esla), las montañas nevadas (quizá la Sierra del Teleno), los Brigaecini (en el interfluvio Esla-Cea) y Lancia (cerro de Villasabariego al SE de León). Es decir las referencias atañen aún al área meridional, a la actual tierra leonesa. Desde ahí ya los romanos quedarían bien situados sobre todas las rutas para avanzar más hacia el occidente y el norte. En ese año 25 a.C. Augusto antes de volver a Roma debió dar ya órdenes para organizar las nuevas tierras conquistadas: "...recelando (César) del amparo ofrecido por los montes en que se refugiaban, les ordenó habitar y establecerse en sus campamentos situados en la llanura. Allí había un consejo del pueblo, y aquel poblado recibía los honores de capital. Favorecía esta decisión la naturaleza de la región circundante, rica en oro, malaquita, minio y abundante en otros productos. En consecuencia, ordenó que se explotase el suelo. Así los astures, esforzándose en excavar la tierra para provecho de otros, empezaron a conocer sus recursos y riquezas" (Floro II, 33, 59-60). Con la penetración de Roma en las tierras del cuadrante noroeste peninsular, el nombre de los astures, como el de los callaicos, debió ir extendiéndose como nombre englobador de un mayor número de gentes, en un proceso de generalización de sur a norte. LA PROVINCIA TRANSDURIANA A partir de los acontecimientos bélicos del 25 a.C., con las operaciones de Carisio y con operaciones militares de montaña aún en el 22 a.C. a cargo de Furnio, gobernador de los cántabros y del ejercito de la Citerior, que, seguramente desplazándose por la cordillera hacia occidente, combatió, según nos dice Dión, (Dión 54, 5, 1) también a los astures socorriendo a Carisio (Dión, 54, 5, 1), (incluso en la toma del Monte Medulo según Floro,2, 33, 50), debió integrarse a los astures en una efímera provincia: la “Transduriana”. Tenemos notica ee ella por una inscripción en bronce fechada en el ño 15 a. C., localizada en el año 1999 por Bembibre (León), en la comarca del Bierzo y en la que Augusto desde la Narbonense dicta algunas disposiciones que atañen a las gentes de la zona berciana. Como sabemos por Plinio (NH IV, 118) que en época de Agrippa la Lusitania debió integrar a la Asturia y la Gallaecia, esta nueva provincia posiblemente se refiera a una “Provincia (Lusitania) Transduriana”, una Lusitania "de más allá del Duero". Las guerras de conquista y seguramente algunos pactos fueron “abriendo” a partir del avance sobre los astures del Duero y el Ástura, los territorios del interior noroeste al conocimiento de los escritores clásicos. En una primera época de deslindes norteños entre las tierras ganadas por los avances romanos desde la Lusitania más allá del Duero hacia el norte y los territorios ganadso desde la parte de los cántabros, atacados desde la Citerior, las viejas y nuevas gentes conocidas debieron ser adscritas a uno y otro lado. En la Transduriana debieron ser conjuntamente integrados los astures junto a los callaicos. El dominio romano se extendió por el interior noroeste, la Cordillera Cantábrica y las orillas oceanas. Más allá de esos astures meridionales conocidos primeramente con ese nombre, una porción tanto de gentes de un pasillo hacia el O. por la actual área berciana y la cuenca del Sil como territorios y gentes correspondientes a la parte central de la actual Asturias, pasaron también, seguramente por proximidad geográfica, por los caminos de la propia dinámica de la conquista así como por algunas afinidades étnicas y redes de intercomunicación de influencias culturales semejantes, a ser englobados como “astures”. ASTURIA, LA TIERRA DE LOS ASTURES Poco tiempo después, quizá transcurrida algo más de una década de la creación de esa provincia Transduriana, una reforma administrativa hizo que todo el noroeste, con los astures y callaicos pasase a formar parte de la contigua provincia Citerior, con capital en Tarraco. En los datos que nos han llegado de esta nueva situación vemos, tal como debió ocurrir desde la época de la Transduriana, que el nombre de los astures está generalizado, quedando ahora todos representados por una gran “Regio” llamada ASTURIA, la tierra de los astures. La forma de esta gran Asturia, reflejada en el mapa reconstruible con las indicaciones textuales y de coordenadas de Claudio Ptolomeo, muestra su extensión entre el Duero y el océano Cantábrico y con una prolongación por localidades de la cuenca del Sil, que tal vez señale uno de los ejes del avance romano hacia el interior noroeste. FIG. 6. Esta gran Asturia sería una creación romana, pero probablemente no carente, como hemos dicho, de cierta base de proximidades geográficas, antiguos caminos de unión, relaciones culturales semejantes y vínculos étnicos previos. Dada la dilatad extensión de esta gran Asturia y de la Cordillera que se interponía entre el Duero y el Océano Cantábrico, fue subdividida en una “Asturia Augustana”, con una ciudad como “Asturica Augusta” (Astorga) y una “Asturia Transmontana” donde había poblaciones como “Lucus Asturum” (Lugo de Llanera, cerca de Oviedo) y como “Gigia” (Gijón) en la costa océana. Es Estrabón quien nos ofrece los primeros datos de los ástures de aguas al océano. Lo hace en la parte de noticias “modernas”, de su época, al hablar de un legado consular que con tres legiones vigilaba el cuadrante noroeste peninsular al norte del Duero, zona donde antes se citaba a la gente como “lusitanos”, pero ya en su época como “gallaicos”. Esta vigilancia con legiones se extendía a los astures y también a los cántabros y a toda la longitud de la Cordillera hasta el Pirineo. Respecto al área océano, Estrabón nos dice: “A través de los ástyres fluye el río Melsos; un poco más lejos está la ciudad de Noiga, y después más lejos, un abra del océano que señala la separación entre los ástyres y los kántabroi” (Estrabón Geographia, III, 4, 20) Igualmente, en el siglo I, Pomponio Mela en su “Chorographia” dedica algunos datos al “litoral de los astures”. Cayo Plinio, en su “Naturalis Historia” se refiere a los “astures”, al “Conventus Asturum”, a los 22 populi de la “Regio Astorum”, indicando que “Asturica” (Astorga) es “una gran Urbs” y no olvidándose nombrar el oro de “Asturia”. El geógrafo ClaudioPtolomeo, que vivió a mediados de nuestro siglo II pero que en sus datos sobre Hispania recopiló informaciones del siglo I también cita a “Asturia” y nos da la situación de los principales y nos da los nombres y la situación de sus principales poblaciones de entonces. En época bajorromana, cuando el territorio que nos ocupa formó parte de una gran provincia de “Gallaecia”, sigue habiendo referencias a “Asturia” y al “astur”, nombres que se citan también en época visigoda y que traspasan los tiempos de la Antigüedad. DE “ASTURIA” Y “ASTURES” A “LAS ASTURIAS” Y “ASTURIANOS” Al final del mundo antiguo una efímera conquista militar musulmana llegó a Astorga y a la orilla del océano. En la Alta Edad Media el nombre de “Asturia” pervivió, si bien fue eclipsado o sustituido por el norteño medieval y plural “Las Asturias” bajo el cual se englobó desde el siglo IX no sólo la parte oceánica astur sino la mayor parte de los territorios de los cántabros de aguas al mar. El nombre de los astures también pervivió, pero fue eclipsado por el neologismo medieval “asturianos”, empleado con la misma extensión astur-cántabra oceánica que el anterior. En relación con la reconquista y la capitalidad de todo un reino en la ciudad de León, se extendió este nombre sobre las antiguas tierras de la “Asturia Augustana”. No obstante la vieja ciudad de los astures, “Astúrica”, la actual Astorga, mantiene también a través de los siglos el recuerdo y el antiguo e histórico nombre de los “ástures”. Fig. I Área de dominios romanos y área indómita. (Mapa A. Ocejo) Fig. II. Supuesta trayectoria del Limia y el Miño. (Mapa A. Ocejo) Fig. III. La última campaña vaccea. (Mapa A. Ocejo) Fig. IV. Situación de cántabros y astures. (Mapa A. Ocejo) Fig. V. El ataque de los astures. (Mapa A. Ocejo) Fig. VI. Asturia en el mapa de Ptolomeo. (Mapa A. Ocejo)