DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE DICHOS Y HECHOS Desde la Educación Básica y Media en el Distrito Capital GINA ALEXANDRA VELÁSQUEZ MORENO [email protected] Tel: 31449274857182522 UNIVERSIDAD DE LA SALLE DIVISIÓN DE FORMACIÓN AVANZADA MAESTRÍA EN DOCENCIA BOGOTÁ D, C 2007 DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE DICHOS Y HECHOS Desde la Educación Básica y Media en el Distrito Capital GINA ALEXANDRA VELÁSQUEZ MORENO [email protected] Tel: 31449274857182522 Director JUAN JOSÉ PLATA UNIVERSIDAD DE LA SALLE DIVISIÓN DE FORMACIÓN AVANZADA MAESTRÍA EN DOCENCIA LINEA DE INVESTIGACIÓN: POLÍTICAS PÚBLICAS Y EDUCACIÓN BOGOTÁ D, C 2007 AGRADECIMIENTOS A mi familia, por su confianza con todos mis proyectos y su paciencia con mis constantes ausencias cuando me dedico a estos. A ti, porque con amor incondicional te aventuras conmigo. A mis colegas amigos, por las insistentes reflexiones compartidas a propósito de la docencia. A Juan José Plata, porque con su sabia compañía en este caminar facilitó hilar mucho de lo que aquí se expone. A todas las maestras y maestros, que de una u otra manera participaron en este proyecto. “Por mucho tiempo escuché a mi madre sus experiencias como maestra, e incluso las gocé y las sufrí a su lado. Hoy, en algunas charlas espontáneas sobre la profesión, percibo nostalgia, cuando compara los “tiempos de antes para la profesión “como ella misma lo dice, y las actuales condiciones con las que culmina su labor docente. En un silencio cómplice me advierte y yo en un “silencio activo” como diría Freire, en esos momentos en que uno debe interiorizarse, pienso en ¿Cómo podría ser mejor maestra? ¿Cómo podríamos ser mejores maestros? Y a propósito de ello ¿Qué debiese darse en nuestro país para que esto sea posible?” Velásquez Gina (2007) Título de la investigación: DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE DICHOS Y HECHOS Una mirada desde la Educación Básica y Media en el Distrito Capital. Palabras clave: Maestro en el Distrito Capital, Sistema Educativo, Sistema Escolar, Políticas Educativas, Dignificación de la profesión docente. Autor: Gina Alexandra Velásquez Moreno. RESUMEN Cuando se habla de mejorar la docencia en Colombia se contemplan diversos aspectos a trabajar, uno de ellos la dignificación de la profesión; pero este término tan mencionado está poco aterrizado a compromisos y acciones concretas que nos permitan trascender los discursos. En primera instancia se debe reconocer que la dignificación de la profesión es un proceso que involucra a varios actores, desde el Estado hasta los mismos maestros, y que solo podrán darse verdaderos cambios en la medida que nos acerquemos a la cotidianidad escolar y en especial al ser y hacer de los maestros, escuchando sus percepciones y dándoles voz. Revelar parte de esta cotidianidad en busca de lo que representa hoy particularmente en el Distrito Capital la dignificación de la profesión docente, los dichos y hechos al respecto, y los retos que podríamos emprender desde cada escenario y agente, es el principal objeto del presente trabajo. INTRODUCCIÓN La docencia hoy demanda múltiples reflexiones y construcciones. Se hace cada vez más relevante volver a ella cuando se piensa en los diversos factores que influyen en la calidad educativa. Algunos estudios desarrollados a apropósito de esta relación docencia y calidad de educación, han generado un notorio interés por la cualificación de la profesión, una mayor preocupación por el ser y hacer del maestro. Se ha insistido en nuestro país en la necesidad de maestros y maestras innovadores e innovadoras, a la vanguardia de los múltiples retos que hoy deben asumir los proyectos educativos de cada nación. También de lo necesario que resulta para alcanzar esta calidad educativa, dignificar la profesión; tema que ha dado lugar a numerosas interpretaciones y posturas, tanto en los discursos escritos como en el cotidiano escolar. Pero no se ha investigado desde los mismos actores: ¿Qué representa o puede representar la dignificación de la profesión docente? ¿Con qué situaciones particulares se asocia esta pretensión? ¿Qué lugar asumen los maestros? ¿Se está trabajando realmente sobre este aspecto en el sistema educativo colombiano? y ¿Qué se está haciendo particularmente en el distrito? ¿Cómo considerar la dignificación de la profesión docente? ¿Qué agentes, escenarios y acciones concretas deberían adelantarse? Este estudio pretende dar una mirada a tales interrogantes, retomar el quehacer cotidiano del maestro para que de allí surjan posibles caminos, plantear algunos retos y más preguntas. De tal forma que se provoquen debates y nuevas búsquedas. Partamos por reconocer que la docencia ha sido considerada decisiva en la formación de mejores generaciones, en el desarrollo de competencias ciudadanas y laborales, en la redimensión del papel de la escuela frente a los devenires de esta época, y en consecuencia se ha hablado de un maestro innovador, crítico, reflexivo y comprometido. No obstante, también se ha dicho del maestro como sujeto renuente a los cambios, como profesional amenazado por nuevas formas de enseñanza-.aprendizaje y como individuo inconforme con el lugar social que se le da a su profesión en el país. Pero, aunque se ha dicho, muy poco se han resaltado las voces de los mismos maestros y poco se han tenido en cuenta para la toma de decisiones sobre la educación y la profesión. Se estiman resultados de la tarea escolar y desde ellos se devuelven lineamientos; pero no se considera la particularidad, la singularidad de los sujetos y de las relaciones que se suscitan en cada contexto, los sentires frente a sus haceres, y como todo ello no puede ser ignorado en las nuevas construcciones que se pretendan. Por ello, y para el caso específico de éste estudio sobre la dignificación de la profesión docente, es imprescindible convocarse y escucharse a diversos agentes, en especial a los mismos maestros, e integrarlos de manera activa en los cambios que se acuerden deben darse. Pues es un despropósito pensar en mejoras para la docencia, únicamente desde fuera de la escuela, o solo al interior de ésta, exclusivamente desde las políticas educativas, o tan solo desde la responsabilidad del magisterio; en tanto el abordar este tema exige un proceso juicioso y ampliamente participativo. Si esto no se da, habremos detectado una necesidad y de seguro hecho algunas aproximaciones valiosas, pero quedándonos en discursos lejanos de ser llevados a la práctica. De la misma manera, sabemos que varios fenómenos se hacen evidentes en los escenarios escolares, desde las condiciones físicas de las instituciones, hasta las relaciones que se dan en la convivencia diaria, la forma como se concibe al maestro a sí mismo, hasta los imaginarios que de la profesión se tengan. Pues bien, luego de acercarnos a estos fenómenos, nos damos cuenta como todo ello se relaciona también con la dignificación de la profesión. La idea de esta búsqueda partió de un desacuerdo con las limitadas percepciones sobre la dignificación de la profesión docente, y del interés por acercarnos a una construcción más colectiva y pertinente. Dos hipótesis guiaron el trabajo desarrollado: Tras el sentir, pensar y actuar del maestro existen múltiples realidades de vida que al ser reveladas permiten una mirada más amplia de lo que es el maestro hoy, lo que lo motiva y/o desmotiva, lo que incide en su desempeño, aquello a lo que poco se llega antes de emitir juicios respecto a su labor, y que puede ser de gran valor para cualificar la profesión. Para mejorar la calidad educativa en nuestro país es necesario que se de la dignificación de la profesión docente, y que esta sea reconocida como proceso de cualificación que involucra a todos los agentes del sistema escolar; Estado, gobierno, medios de comunicación, sociedad civil en general y principalmente, a los mismos maestros. Junto a las anteriores convicciones comienzan a revelarse otros aspectos que necesitaban ser considerados, pues mostraron estar relacionados con un emergente concepto de dignificación de la profesión. Para ello entonces, habría que contextualizar primero el escenario, empezar a caracterizar desde donde se haría el estudio y se construiría el discurso. Es así que en el CAPÍTULO I: DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE: CONCEPTOS Y DILEMAS BÁSICOS se presenta una orientación de los conceptos articuladores de la investigación, de aquellos temas que aparecen recurrentemente a lo largo del documento. Ahora bien, como “SER MAESTRO EN BOGOTÁ” (CAPÍTULO II), tiene sus propias implicaciones, habría que considerar cómo ante unos lineamientos nacionales y otros ya mas sectoriales surgen encuentros y desencuentros en los maestros de la capital, cómo asumen el proyecto educativo establecido en nuestro país, y en el distrito. Los siguientes temas abordados recogen en cierta forma tales tensiones: a. Sistema nacional de evaluación a maestros, estudiantes e instituciones. b. El maestro frente a retos de globalización. c. Participación y autonomía en la construcción curricular. d. Intervención de otras instituciones en el contexto escolar. e. Violencia en el ambiente escolar. f. Participación e incidencia del magisterio en la construcción de políticas educativas. g. Escenario para la profesión docente. Algunos de estos encuentros y desencuentros han sido manifestados en diversos espacios de participación pública y medianamente tenidos en cuenta, pero otros permanecen marginados en los contextos escolares. Las posturas más frecuentes son la del maestro victimario o la del maestro víctima de lo que no ha podido hacerse en la educación colombiana, y en este caso en la del Distrito Capital. En consecuencia circulan numerosas matices de debate que se han subestimado, cuando representan un alto valor a la hora de hablar, proponer y planear sobre dignificación de la profesión docente. Desde lo mencionado anteriormente, se abordaron también algunas percepciones y representaciones de varios actores sobre el magisterio: estudiantes, familias, medios de comunicación, agentes oficiales, y de los mismos maestros Temas que se desarrollan en el CAPITULO III: frente a su labor. ACTORES SOCIALES: PERCEPCIONES Y REPRESENTACIONES DEL MAGISTERIO. Tales percepciones ameritan ser reflexionadas e intervenidas. Es pertinente a propósito de estos imaginarios, hacer un mayor énfasis en las percepciones que los mismos maestros tienen de su profesión y su labor. Recurro al término “desilusión pedagógica” para destacar un malestar en la cotidianidad escolar, que deberá también ser reflexionado e intervenido, no desde la sanción o exclusión de los sujetos; sino desde el diálogo y el encuentro comprometido alrededor del ser y hacer de la profesión, de las realidades vividas y de lo posible por construir. Frente a esto de lo posible por construir, se desarrollan en el CAPÍTULO IV: POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN, tres aspectos que condensan todo el trabajo investigativo con miras a una propuesta de dignificación de la profesión docente. • Mejores condiciones, garantías y estímulos laborales: Mencionados aquí algunos procesos que debiesen darse en las políticas educativas y su ejecución, en especial aquellas que se refieren al magisterio. • Nuevas construcciones culturales y sociales en torno al maestro: Se da una mirada a la formación y actualización de los maestros, y a la contribución de otros agentes e instituciones en la consolidación de referentes sociales respecto de la profesión docente. • Empoderamiento desde el quehacer docente: La dignificación de la profesión vista también desde los mismos maestros, con sus acciones cotidianas y con la manera de enriquecer estas prácticas, de cualificar lo que profesamos. Finalmente se enuncia de manera específica en el CAPÍTULO V: PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN, algunas estrategias que podrían adelantarse en Bogotá, especialmente para el magisterio del sector público oficial, que bien pueden convertirse en rutas hacia la dignificación de la profesión docente. Esta investigación se llevó a cabo en dos colegios públicos oficiales de Educación Básica y Media en cada localidad de Bogotá, donde se involucraron principalmente a los maestros y se contrastaron los hallazgos con percepciones y opiniones de otros agentes tales como; estudiantes, padres de familia, y directivos docentes. A su vez se hace una recurrente búsqueda de las políticas educativas, discursos en algunos medios de comunicación, estudios previos sobre dignificación de la profesión; para identificar de qué manera se viene trabajando este aspecto particularmente en Bogotá, cuáles son las variables que intervienen, cuáles los encuentros y desencuentros entre lo que se dice y se hace, y qué agentes contribuyen o pueden contribuir. De tal manera que no solo se describe la problemática sino que se generan nuevos conocimientos y se ponen en evidencia algunos retos. A fin de aportar a la comprensión de las dinámicas de construcción de la profesión docente y las consecuencias que las mismas deben tener para las políticas educativas en Bogotá. La información se recolectó valiéndose de instrumentos propios de un enfoque de investigación cualitativa, desde la observación participación, historias de vida, relatos biográficos narrativos, entrevistas, escritos-archivos y documentos de las mismas instituciones, análisis crítico del discurso en periódicos y revistas, y participación en algunos espacios de encuentro de maestros (foros, congresos, talleres y seminarios). Durante el proceso de investigación se realizaron socializaciones y discusiones con pares que adelantaban investigaciones sobre temas de interés por la educación y la docencia. Tales espacios contribuyeron a enriquecer el presente documento. Una de las principales pretensiones de la investigación fue dar voz a las situaciones vividas en la cotidianidad de las escuelas y colegios distritales, a los sentires de los sujetos en especial de los maestros, en relación con la dignificación de la profesión docente. No se da por tanto un concepto de dignificación de la profesión, más sí se ponen en evidencia, como ya resalté; hallazgos, relaciones, tensiones y nuevas pregunta, que inviten a considerar nuestros propios escenarios y vivencias, y que provoquen otros debates y nuevas búsquedas. La investigación se realizó en la facultad de Educación, Formación avanzada de la Universidad de La Salle, en el programa de Maestría en Docencia, bajo la coordinación del maestro Juan José Plata- director de la línea de investigación en Políticas públicas y Educación del mismo programa. La pregunta motivadora de esta búsqueda consistió en ver: ¿Cómo se ha venido trabajando la dignificación de la profesión docente en el Distrito Capital, qué dichos, qué hechos? Teniendo como problema, que para el trabajo de este tema, poco se han escuchado a los mismos maestros desde un acercamiento a los distintos contextos escolares, y como principal objetivo el adelantar un estudio sobre la dignificación de la profesión docente en el Distrito Capital que permitiera establecer algunos retos a trabajar desde cada agente involucrado. Como segundas pretensiones estuvieron el hallar relaciones y tensiones entre los diversos fenómenos del contexto escolar y lo que representa para los maestros la dignificación de la profesión docente, el ampliar la búsqueda del tema abordando otros escenarios y agentes involucrados en el sistema educativo, y construir un documento de discurso y debate frente a la dignificación de la profesión docente, particularmente en el Distrito Capital, que pueda ser compartido en otros escenarios de interés por la educación. La mayor justificación de esta investigación está en que se logra identificar qué representa la dignificación de la profesión en el Distrito Capital, variables que intervienen en este proceso, encuentros y desencuentros entre lo que se dice y se hace. A su vez, resaltar qué agentes y cómo contribuyen o pueden contribuir; de tal manera que no solo se describe la problemática sino que se generan nuevos conocimientos y se pone en evidencia algunos retos. Todo ello, desde la firme convicción de que se hace necesario dignificar la profesión docente en nuestro país para mejorar la calidad educativa, y que tal proceso se construye con la participación activa y comprometida de Estado, agentes del sistema educativo y escolar, medios de comunicación, gobiernos, y desde los mismos maestros. ÍNDICE Resumen INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE: CONCEPTOS Y DILEMAS BÁSICOS • Políticas Educativas / Reformas Educativas…………………………………..…….6 • Individualidad y colectividad en el magisterio bogotano…………………….……10 • El malestar de los docentes……………………………………..……………………14 • ¿Dignificación de la profesión?- “Dignificación de la profesión docente”……... 17 CAPITULO II SER MAESTRO EN BOGOTÀ • La docencia en el actual sistema educativo……………………………….…….…22 a. Sistema nacional de evaluación a maestros, estudiantes e instituciones..…..…33 b. El maestro frente a retos de globalización………………………………….………39 c. Participación y autonomía en la construcción curricular………………….……..44 d. Intervención de otras instituciones en el contexto escolar……………….………48 e. Violencia en el ambiente escolar……………………………………………………54 f. Participación e incidencia del magisterio en la construcción de políticas educativas……………………………………………………………………………..59 g. Escenario para la profesión docente……………………………………………….63 CAPÍTULO III ACTORES SOCIALES: PERCEPCIONES Y REPRESENTACIONES DEL MAGISTERIO. • Del maestro frete a su labor: “Desilusión pedagógica”………………….………..69 • El maestro que quieren los estudiantes………………………………….………...75 • ¿Y las familias?....................................................................................................79 • Voces oficiales frente al magisterio……………………………………….………..84 CAPÍTULO IV POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN • Resignificar el oficio de maestro……………………………………………..….…88 • ¿A quiénes les corresponde?.............................................................................93 Mej ores condiciones, garantías y estímulos laborales………………….……….108 Nue vas construcciones culturales y sociales en torno al maestro……….…….113 Empoderamiento desde el quehacer docente. ………………………….……….120 CAPÍTULO V PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN. • Preguntarnos, uno de los tantos caminos que debemos emprender………….125 • Algunas estrategias para la dignificación de la profesión docente en el Distrito Capital………………………….……………………….…………….............…..….127 • Otras preguntas, otras posibles búsquedas………..…………………………….132 EPÍLOGO……………………………………………………………………………………134 Bibliografía……………………………………………………………………………………150 Anexos……………..…………………………………….……………………………………159 TABLA DE FIGURAS Figura 1. Agentes escolares……………………………………………………….……….21 Figura 2. Retos docentes……………………………………………………………….…..39 Figura 3. La clase……………………………………………………………………………44 Figura 4. Aula Exclusiva……………………………………………………………………50 Figura 5. Clase en espacios cercanos al colegio………………………………………...63 Figura 6. “Desilusión pedagógica”…………………………………………………………69 Figura 7. Maestros y estudiantes………………………………………………..…………75 Figura 8. Plaza de Bolívar, 31 de Mayo de 2007……………………………………......111 Figura 9.Carrera séptima, Bogotá D.C……………………………………….……………112 Figura 10. Reuniones de maestros………………………………………………………..113 Figura 11. Maestros de apoyo……………………………………………………………...120 Figura 12. Rutas……………………………………………………………………….…….132 Figura 13. Introspección………………………………………………………………….….134 CAPÍTULO I DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE: CONCEPTOS Y DILEMAS BÁSICOS. La figura del maestro es común a las más diversas culturas. Pero, en la sociedad moderna se convierte en parte central del sistema escolar, esa institución que se formaliza para formar al ciudadano e integrar a las nuevas generaciones a la cultura, al conocimiento, a la sociedad. Se promueve la profesionalización del oficio, se establecen nuevos estándares. Sin embargo, la manera como se ve y valora la profesión no es homogénea. La impresión que se tiene dentro del magisterio en nuestro país es que se sigue devaluando al maestro, no obstante se diga otra cosa desde las más diversas posiciones. Más que una afirmación cerrada a modo de receta de lo que debe ser el maestro hoy, está el interés por la aproximación a la comprensión de lo que constituye en el presente la docencia y el mejoramiento de la misma, en el marco de la educación pública y el ejercicio de la profesión especialmente en el distrito. Más que una revisión de las políticas orientadas a los maestros y a garantizar sus derechos, lo que se quiere es propiciar una mirada de los efectos y los supuestos que hay detrás de las mismas, los efectos no deseados, y en especial permitir que se escuchen las voces de los propios maestros. Este trabajo se hace con maestros de Bogotá, en un contexto que delimita de por sí circunstancias particulares asociadas tanto a procesos históricos del ser y hacer del maestro en nuestro país, en la capital, como a los cambios globales y locales evidenciados en y para la educación. 1 En el país se ha venido consolidando una comunidad de investigadores que ha permitido la construcción del campo educativo como ámbito de preocupaciones y de actividad investigativa. Se han realizado trabajos muy importantes sobre la historia de la práctica pedagógica, así como sobre la vida de maestros, o el devenir de organizaciones escolares. De todo este tejido de construcciones culturales, emergen concepciones y prácticas del maestro, múltiples estudios y reflexiones al respecto, como las expuestas por Zuluaga, Martínez Boom, Saldarriaga, Villarraga, Noguera, Unda Bernal 1 y otros, dedicados a la investigación de la educación, la pedagogía y la cultura. Ha sido destacado entonces el interés por saber y decir sobre el maestro en escenarios académicos; lo que no parece ser tan evidente es la relación entre la investigación que se adelanta respecto a los maestros, las instituciones educativas, la pedagogía, la escuela y las políticas públicas. Pareciera que el mundo del conocimiento va por un lado, y que el de las instituciones educativas, su regulación y transformación fuera por otro. Ocurre que los modos de organizar, direccionar, evaluar y proyectar la docencia, están más sujetos a las reformas educativas producto de cambios políticos, económicos que decidan asumir los gobiernos que del necesario reconocimiento de la profesión en tanto construcción cultural, donde los mismos maestros sean actores y gestores. Si, la profesión demanda de una práctica reflexiva, en la que sea posible investigar sobre la propia labor, donde sea posible la curiosidad epistemológica que permite la apertura a nuevas formas de entender y dar sentido a la escuela, nuevas opciones pedagógicas, asumir el reto del cambio cultural. Como lo sugiere Saldarriaga ( “una nueva mutación en las prácticas culturales afecta los fines sociales ) de la educación, y una transformación epistemológica modifica aun los saberes sobre el 1 [El maestro desde su hacer cotidiano, sus prácticas pedagógicas, sus sueños de maestro, sus historias de vida, el maestro según los lugares, de cara a numerosos cambios, junto a otros maestros, el maestro y la escuela, el maestro que acierta, el que se equivoca, el magisterio que reclama, que se transforma, que puede y debe cualificarse…En fin, estudios que han sido muestra del destacado interés por saber y decir sobre el maestro], “ actualidades palpitantes para pensarnos en nuestro presente” Bomm, Villarraga y Noguera (1999). [Del necesario paso de la retórica a las prácticas]. 2 enseñar y el aprender, y en conjunto, afectan otra vez el oficio del maestro” Los maestros primero que cualquier otro agente en el proyecto educativo, deberán apropiarse y de hecho se les deberá facilitar las condiciones para que así sea, del constitutivo propio de su profesión, solo de esta manera, y recurro nuevamente al término, podrán ser actores y gestores. No sujetos subalternos de relaciones unilaterales, técnicos de reformas decididas y en consecuencia privados de real autonomía y creatividad 2 .Un docente que se limita en el encerrado de estas relaciones dependientes, difícilmente podrá tomar posición crítica y reflexiva de su ser y hacer, resignificar -convencido de su tarea- sus prácticas educativas, tomar posición ante lo establecido en el sistema, ubicar su rol en tal escenario y recrearlo. En consecuencia, tanto para el maestro como para la formación de sus estudiantes, estaremos corriendo el riesgo de la ausencia de sujetos capaces de proponer y construir mejores formas de organización social, y de convivencia, ante realidades que cada vez demuestran menos equidad y más violencia. En este contexto, se hace necesario hoy un maestro que en primera instancia conozca la historicidad del maestro, de su profesión; no para aferrarse caprichosamente a esta sino para desde allí comprender y reconstruir lo presente de su labor. Que descubra y asuma su rol dentro de los retos que a la educación sugieren los acelerados cambios científicos y tecnológicos; no para caer en la resistencia ausente de crítica o una mínima inclusión obligada sino para de manera activa y comprometida dar lugar a las actualizaciones y enriquecimientos de los propios desempeños según las nuevas exigencias a la tarea educativa. Todo por supuesto, sin perder de vista el tiempo que nos ha tocado vivir y los debates que la tecnociencia ha generado. No se trata de repetir acríticamente el advenimiento de las economías y sociedades del conocimiento. Recordemos que así como ha habido 2 “La práctica educativa burocráticamente controlada genera un sistema de dependencia de los profesionales respecto de las directrices exteriores, de modo que la respuesta de los docentes pasa por un problema de ajuste/conflicto con las condiciones establecidas (legales, curriculares, organizativas) sin demasiadas posibilidades de propuestas originales.” María Inés Abrile de Vollmer, 1994. Nuevas Demandas a la educación y a la institución escolar, y la profesionalización de los docentes. Revista Iberoamericana de Educación, N° 5, Mayo-Agosto de 1994. 3 progresos en campos como la salud, y las ingenierías, las obras modernas, el desarrollo de las comunicaciones, también, tenemos evidencia de los horrores en la aplicación de la tecnociencia. Las metas del milenio son un reconocimiento por parte de los estados de la incapacidad de garantizar el bienestar social y humano, la exclusión y la pobreza son el pan de cada día, aún dentro de los propios países desarrollados. Por lo mismo siguiendo a Freire (1997) no se puede perder de vista el merecedor debate a un “progreso científico y tecnológico que no responde fundamentalmente a los intereses humanos, a las necesidades de nuestra existencia” sino a intereses únicamente de lucro. También, un maestro que ame lo que enseña, pues “el que enseña no puede comunicar lo que no ama” Zuleta citado por Suárez(1995), afirmación que puede parecer trivial, pero que si nos detenemos a observar lo que sucede en las aulas, en los contextos escolares, podremos darnos cuenta cuándo estas vivencias son resultado tan solo de un deber impulsado por la presión familiar y social del estudio en cuanto acreditación para incorporación en posteriores niveles de formación académica o desempeño laboral, o del gusto por lo que se enseña y se aprende, también por el deseo de saber. Como diría este mismo autor por la filosofía, en el entendido de que esta no es un cuerpo de saber que pueda ser transmitido. Es una práctica. Es una sospecha organizada, exigente y rigurosa. Ibíd. Igual que el filósofo es filosofo en cuanto vive en la práctica del filosofar, el maestro es maestro en tanto vive la práctica de la docencia, ama, vive y siente lo que hace. Por otra parte, ante la instrumentalización del saber y la cada vez más creciente demanda de conocimientos técnicos, que bien puede verse reflejada en lo escolar cuando se habla y se establece un sistema de “mínimos exigidos para áreas fundamentales”, la educación y preocupantemente la educación pública, tiende a reducirse a un modelo de escolaridad para la formación de individuos no altamente competentes en la generación de ciencia e innovaciones tecnológicas, o con gran liderazgo político y de organización de sus comunidades sino individuos que 4 favorezcan la productividad a menor tiempo y costos, más resultados-menor inversión, sujetos reducidos a objetos. Pero, ¿Cuál es el lugar del maestro, el maestro en la educación pública? Si la educación pública ha de caracterizarse por perseguir el sueño de la igualdad, de propiciar que aquellos que menos han tenido accedan a las posibilidad de mejorar sus condiciones de vida y no sean excluidos; de construir un Estado que estime la educación de su gente como máximo para su progreso; pues el maestro que se encuentre en este proyecto deberá estar muy convencido de la causa, y ello deberá reflejarse tanto en sus discursos como en sus prácticas. “Aprender y entender y no ser simplemente un especialista, una fuerza de trabajo alta o medianamente calificada. Alguien que no solo sabe realizar un trabajo sino que también sabe quién es él, en qué sociedad vive, qué busca. Si la educación no da cuenta de este aspecto es una fatalidad cultural” Ibíd. Aplicado esto tanto para la labor docente en cuanto el maestro tenga muy claro su compromiso social, más allá del cumplimiento de una jornada de trabajo o la mera transmisión de conocimientos; como para la formación de los mismos estudiantes. Individuos que disfruten del aprendizaje para que deseen saber más, que sospechen de lo establecido para que se aventuren a buscar mejores formas, que se interesen por conocer sobre las organizaciones, instituciones, derechos-deberes universales y nacionales, para que sepan elegir y participar, que junto a sus anhelos personales incluyan un compromiso con los otros y por el espacio que cohabitamos. Podrían plantearse otros tantos propósitos para la educación, y en el caso de la educación pública; pero lo que interesa aquí es resaltar que se necesita también hoy de un maestro convencido y comprometido con la defensa de lo público como oportunidad de igualdad social. Entiéndase esta como igualdad de oportunidades para todas nuestras comunidades, no como homogenización de la multiculturalidad. En los párrafos siguientes se van a tratar los dilemas básicos que se confrontan desde el magisterio. Dilemas básicos que permiten ver la concepción que se tiene de la educación y de los maestros. La comprensión de los mismos. Su formalización y 5 descripción se constituyen en una necesidad si se quiere abordar el tema de la profesionalización del magisterio, y el de la condición y estatus del maestro en nuestro medio. Recordemos que tras la profesionalización hay un propósito de cálculo racional, propio del mundo moderno, pero tras de la pregunta por el estatus de la profesión, por los imaginarios en torno al maestro, hay una pregunta por nuestra condición como seres humanos, por nuestra legitimidad como interlocutores sociales y la manera como es valorado nuestro ejercicio por la sociedad y por los propios maestros. Políticas Educativas/ Reformas Educativas La tensión que más se ha hecho notar en nuestro país en tal relación , ha sido una de las ya destacadas por la Comisión Internacional sobre educación para el siglo XXI; “La tensión entre lo mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadanos del mundo sin perder sus raíces y participando activamente en la vida de la nación y las comunidades de base” Delors (1996), pero por otro lado está también la tensión entre una educación que conlleva a legitimar las desigualdades sociales en tanto oportunidades de progreso y una educación desde la que sea posible la construcción de una sociedad más justa , democrática y participativa. En cuanto a la primera tensión entre lo mundial y lo local, se estimaría como ideal que pudiese incursionarse en los desafíos globales sin perder la propia identidad cultural, y que la educación fuese a su vez un proceso mediador en tal propósito, pero para que ello se dé, debe ser lo educativo un proyecto de interés de todos, más allá del discurso. Y es importante resaltar esto de ir más allá del discurso en la preocupación por la educación, porque suele suceder en nuestro país que a la hora de decidir nortes para la educación y establecer lineamientos, se hace propaganda del valor irremplazable de lo educativo y que todo se adelantará entonces de acuerdo a las necesidades de nuestras comunidades , que los procesos de discusión y consenso son ampliamente participativos y pertinentes, y que solo haría falta el compromiso de los sujetos en la 6 puesta en marcha de lo que se concluya. Pero pocos son los que se sienten luego realmente conformes con el proyecto establecido, de ahí las resistencias, y de ahí que no se noten grandes cambios de acuerdo a lo planeado. En nuestro caso, para efectos del proyecto educativo, se crean algunos modos de participación como lo fue la convocatoria masiva a través de diferentes medios de comunicación para la construcción del nuevo Plan Decenal de educación; pero no son suficientes estos mecanismos para garantizar que todas las comunidades en general y todos los agentes del sistema educativo en particular , manifiesten plenamente sus necesidades e intereses, y lo que viene luego de ello; establezcan sus propios planes, se organicen y trabajen colegiadamente en pro de las metas definidas. Muchos se quedan al margen de este proyecto, aquí el plan es centralizado y luego se harán descentralizadas las obligaciones, como si ya se tuviese claro que hacer y solo se pretendiera legitimar tal proceso aludiendo una participación masiva. Tomemos tan solo como ejemplo de esta marginación las comunidades que no tienen acceso a internet o no cuentan con línea telefónica, acaso ¿no deben ellos también participar en algo que nos afecta a todos, el proyecto educativo? Con estas maneras de proceso social y comunicativo, estamos lejos del necesario consenso sobre lo local, donde las mismas comunidades también se piensen y se organicen, no de manera anacrónica sino autónoma, mientras afirmamos cada día más un sistema que intenta responder únicamente a demandas mundiales o de organismos internacionales. Tales procesos sociales y comunicativos como afirma Martinic (2001) son fundamentales para la formulación de políticas de reformas educativas pues estas tienen por objeto producir cambios culturales que afectan los contenidos, las prácticas y las interacciones de los actores relacionados con el sistema educativo, y este proceso de cambios se realiza en un complejo sistema de relaciones en el cual los actores intervienen con sus propios marcos de referencia desde los cuales se piensan, definen sus intereses y las estrategias colectivas de acción, mientras esto no se dé no podemos hablar de un proyecto construido por todos y para todos. 7 Es perfectamente concebible entonces con este sistema, una educación entendida como servicio y no como derecho, donde “la participación que promueven las reformas educativas no tiene un sentido político o ideológico. Por el contrario, estas son entendidas como sistemas de control social de los resultados de la prestación de servicios” Ibíd. Es decir, un organismo central decide, reforma y controla la prestación del servicio, como si la educación fuese un objeto más de mercado. Las políticas educativas no son en consecuencia resultado de consensos sino mandatos unilaterales y en el peor de los casos sin posibilidad a disensos. Es desde la consideración de tal panorama, el de unas políticas educativas y reformas dadas de manera unilateral, que se exponen muchos de los temas abordados en el presente estudio, en el entendido de hacer ver algunas de las deficiencias de este sistema tanto para la educación como en ésta para la docencia. De tal manera que empecemos a replantear mucho de lo que sucede en nuestros propios contextos escolares, y miremos que de ello definitivamente no nos favorece y cuáles podrían ser las nuevas rutas. En cuanto a la segunda tensión, del proyecto de sociedad para el cual se da lo educativo y si este contribuye a crecer las desigualdades sociales o a combatirlas, conviene volver a mencionar la demagogia presente en muchos de los acuerdos para la educación pública: “Necesitamos una educación de calidad para todos”: ¿Se da en igualdad de condiciones? ¿Quiénes, cómo y bajo qué criterios se decide la calidad educativa? ¿Se hacen las inversiones e intervenciones necesarias? ¿Se tiene en cuenta y de qué manera, el sentir y pensar de los agentes involucrados? ¿Estamos todos asumiendo lo que nos corresponde? Es más que evidente que no, si los logros en materia de educación se han quedado cortos, entonces muchas cosas están fallando, empezando por quienes lideran el sistema educativo. Y no se trata de invisibilizar los esfuerzos de muchos, o algunos claros avances con los que tanto maestros, estudiantes y comunidades en la capital se sienten sino del todo conformes sí esperanzados en que la educación pública se 8 fortalezca y mejore; se trata más bien de reconocer que existe ante el sistema educativo que nos rige un malestar social y que este es creciente, como consecuencia de promesas no cumplidas por los ministerios de educación, que se expresan en el desinterés de los alumnos, en la desesperanza de los padres, y en la frustración de los docentes, inmersos en una estructura que no produce resultados aceptables para la sociedad” Abrile de Vollmer (1994). Y ello es muestra en nuestro país de constantes reformas al sistema educativo, resultado de procesos que como resaltaba anteriormente tienen escasa concertación entre los distintos actores del proyecto educativo, y en ocasiones hasta resultan desconociéndose consensos ya logrados, ejemplo, el anterior Plan Decenal de educación; “ En el mejor de los casos, se elogió la movilización social conseguida por quienes alentaron el desarrollo de la discusión pública, pero se ignoraron los contenidos y las orientaciones que se habían logrado con la participación ciudadana. Tan fue así, que el siguiente gobierno ni siquiera consideró el Plan Decenal como orientador del Plan Nacional de Desarrollo 1998-2000, tal como dispone el artículo 72 de la ley 115 de 1994” Cajiao (2004). Problema para el tema de las políticas de reforma educativa, que las búsquedas juiciosas y que pueden aportar significativamente al proyecto educativo poco se consideren. Algunas que logran ser reconocidas no van más allá del elogio como lo dice el secretario de educación del distrito, las decisiones y los planes se adelantan de manera aislada. Ante toda esta problemática y su enorme impacto en el cotidiano escolar, en las metas que se pretendan a corto y largo plazo, en la profesión docente y la reducción a sus garantías laborales; nos corresponde tomar parte, darnos a la dispendiosa tarea de comprender y emprender búsquedas hacia mejores formas desde lo que nos sea posible. Y esta es por cierto una directriz de los retos planteados en la presente investigación. 9 Individualidad y colectividad en el magisterio Bogotano “Es importante resaltar que el nuevo momento en la comprensión de la vida social no es exclusivo de una persona. La experiencia que posibilita el discurso nuevo es social. Sin embargo, una persona u otra se anticipa en hacer explícita la nueva percepción de la misma realidad. Una de las tareas fundamentales del educador progresista es, sensible a la lectura y a la relectura del grupo, provocar a éste y estimular la generalización de la forma de comprensión del contexto” Freire (1997) Algo es claro, y es que para avanzar en la cualificación del magisterio se necesita de un sentido y visión de colectividad, o si así se le quiere llamar de una identidad colectiva en tanto maestros, que se sustente claro está en el reconocimiento y enriquecimiento de la propia individualidad docente, o en la identidad individual frente a la profesión. En el caso de la docencia en Bogotá y de ser maestro en el proyecto de “educación pública” 3 , se está hablando de la construcción de identidad profesional respecto a la ciudad, más allá de saberse parte de un “grupo de maestros del distrito” que laboran bajo unas mismas directrices y que comparten esporádicamente ciertos espacios culturales o en razón de diligencias y tramitologías del “personal docente”. Miremos para comprender este enunciado dos aspectos que vale traer a discusión pues hacen parte de esas relaciones individualidad-colectividad en la profesión que poco se consideran para las construcciones que de la docencia sean necesarias hoy. 3 Entiéndase por “educación pública” cada vez que se nombre en este escrito, la educación en instituciones educativas del Estado, aquellas de carácter público-oficial, en las cuales se tiene y /o debe tener derecho a una educación gratuita e incluyente. 10 Primero, dentro del pretendido liderazgo de la capital hacia una “ciudad educadora” 4 , donde la “ escuela va a la ciudad y la ciudad va a la escuela”, emergen sin duda concepciones que hacen alusión a la necesidad de otro tipo de formación, de escuela, de maestro,… lo que Saldarriaga (2000) caracterizara en sus estudios sobre la historia del oficio de maestro de la siguiente manera: “ El Hombre, la Sociedad, y el Ciudadano, simbolizan tres tipos de sujetos a formar, tres tipos de metodologías, tres tipos de horizontes políticos y culturales y tres tipos de maestros para hacerlo”, y que nos permite ubicarnos hoy en la formación de ciudadano, de “ cultura ciudadana”. Nuevos símbolos, códigos, conductas en relación con el espacio, con los otros, con lo público,…, proyecto para el cual se viste la ciudad desde la imagen como tal hasta las prácticas que traen inmersa esa nueva pretensión de ciudadano. Aquí lo escolar juega un papel altamente significativo. Empiezan a surgir para las escuelas y colegios proyectos que resignifiquen los espacios escolares, ya no como espacios cerrados sino abiertos a explorar las múltiples posibilidades de aprendizaje que ofrece la ciudad. Otras instituciones son convocadas (teatros, museos, bibliotecas, parques, hospitales, universidades,…) a constituir programas que apoyen la tarea escolar, mientras en las instituciones educativas a los maestros se les convoca a la construcción de nuevas rutas para el conocimiento, experiencias innovadoras de enseñanza y aprendizaje. Estos dos conceptos, enseñanza-aprendizaje, en consecuencia adquieren connotaciones diferentes, buscando revolucionar las prácticas tradicionales de la escuela, bajo el entendido de que ya no solo el maestro enseña, y ya no se aprende solo en el aula. Y así como tales concepciones sufren transformaciones, también alrededor de las áreas o asignaturas, de los tiempos y escenarios educativos, el estudiante, y el maestro; comienzan a generarse otras construcciones y proyecciones. 4 “La propuesta de ciudad educadora para Bogotá, se inscribe en el marco de un movimiento mundial que busca fortalecer las relaciones y sinergias entre los espacios urbanos los seres o sujetos que los habitan y los viven y de manera particular las relaciones con la escuela y el papel del docente en este proceso activo, crítico y participativo.”Irma Salazar – Rocío Mora, (2005) BOGOTÁ, CIUDAD EDUCADORA UNA PARADOJA O UN PROCESO VITAL DE DESARROLLO, en Travesías y sentidos locales Memorias de Maestros y Maestras, 2005. Pág. 269. ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ Y SECRETARÍA DE EDUCACIÓN. 11 Ser maestro entonces en la ciudad, y en particular, en Bogotá, tiene hoy unas características, exigencias y retos específicos. Entiéndase esta particularidad como un aspecto que hace parte de la identidad colectiva del magisterio en el distrito, sin desestimar otros tantos aspectos que contribuyen también a crear este sentido de colectividad, como lo son los espacios de bienestar social, los encuentros pedagógicos, etc. Volver sobre esta colectividad del magisterio en la ciudad, aun con los micro- contextos producto de las marcadas diferencias entre los sectores de la capital, es pensar en proyectos comunes. Más allá de la autonomía de los colegios, y de los maestros, está la necesidad de mirarnos y pensarnos también como grupo, de compartir reflexiones sobre nuestro hacer, establecer metas comunes y procurar un mejoramiento profesional mutuo. Algunas cosas se han logrado por la presencia y vivencia, y otras tantas no, por la indiferencia y ausencia de esta identidad colectiva en el magisterio. Pero, ¿Cómo lograr que todos nos preguntemos cómo puede mejorar la profesión y nos demos a las búsquedas y construcciones necesarias, sin hacernos tal pregunta y darnos a tal tarea, también desde lo individual? Esto de preguntarnos se desarrolla de manera más precisa al finalizar el trabajo, pero debo rescatar entonces la relación individualidad-colectividad en el magisterio, como prácticas que se retroalimentan, y desde donde adquieren coherencia los discursos de reivindicación, dignificación de la profesión. Si bien es cierto que no se puede avanzar desde instituciones escolares y comunidades que han perdido sus propios horizontes y que van hacia donde se les lleve, que no se hacen consientes de su propia identidad, tampoco desde prácticas totalmente aisladas, encerradas y abstractas en las aulas respecto de la cotidianidad de la ciudad, y en esta al colectivo de maestros. Son diversos los temas que como colectivo docente en el distrito habrían de tratarse, y debe posibilitarse los espacios y tiempos para ello. 12 Un tema podría ser el recurrente desplazamiento de personas de otras regiones y municipios a la capital. Más allá del discurso respecto de las políticas de Estado o gobierno que si no es que propician en gran medida esta problemática, tampoco contribuyen a la generación de soluciones eficientes; interesa aquí el énfasis en lo que constituye para la educación pública en la capital tal situación de desplazamiento, al verse convocada a integrar dicha población al sistema escolar. “Durante los últimos años, el escalonamiento de la guerra en Colombia ha tenido como consecuencia evidente el aumento en el número de personas en situación de desplazamiento. Sociológicamente, esto representa un flujo no controlado de personas y en tanto esto, tiene una serie de efectos tanto para quienes llegan como para la comunidad que forzosamente los recibe” Castillejo (2000). En materia de efectos habría que analizar varias formas de impacto en la ciudad, desde lo social, lo económico, lo laboral, etc., pero consideremos para nuestro interés directo, la inserción en el sistema escolar. Para los niños y jóvenes que llegan a las escuelas y colegios públicos de la ciudad, a cualquier época del año y con historias educativas tan distintas, tanto para las comunidades, estudiantes y maestros que los reciben. Esto representa demandas no consideradas, dificultades, incertidumbres y malestares en los colegios. No puede por tanto solo notificarse la obligatoriedad de incluir los sujetos al sistema, olvidando la subjetividad de los mimos, es decir, sin el apoyo y acompañamiento, para este caso, en lo escolar. No puede darse tal hecho como algo que crece aceleradamente, y de lo que poco nos detenemos a reflexionar, esta es una actitud que deja a los agentes escolares, sobre todo a los maestros, con “las manos atadas pero con la carga a sus espaldas”. Tan solo este ejemplo nos permite adentrarnos en muchas otras situaciones que como colectivo docente hace falta retomar y conversar. 13 Una mayoría coincide en unos mismos sentires frente a su profesión, pero insisten en seguir aislados, una mayoría coincide en lo que puede hacerse ante algunas problemáticas pero desisten de sus ideas, un número considerable de maestros buscan mejores futuros para su profesión desde el perfeccionamiento individual y la constitución de una propia identidad profesional, pero descartan el necesario encuentro con la identidad colectiva de su profesión, unos pocos se empoderan de discursos que hablan de esa identidad colectiva y defensa de intereses para el magisterio, pero marginan en el cotidiano de su hacer la pregunta por sus propias prácticas y el perfeccionamiento de estas. Hace falta equilibrar tanto en el discurso como en la practica la construcción de una identidad individual y colectiva del magisterio, que permita el mejoramiento de la profesión. Es por ello que a lo largo de este escrito se insiste en lo que debe hacer cada agente; pero en lo que nos corresponde a todos. El malestar de los docentes Se me ocurre pensar este malestar desde “lo que se quiere y se espera en relación con lo que es y se aproxima”. Todo maestro y maestra quiere y espera de la profesión, y aunque de manera diversa por sus propias historias y proyectos de vida, quiere y espera también desde los sentidos y búsquedas comunes en tanto labor pedagógica, entendidos de compromiso social, construcciones de identidad y proceder ético-político, pretensiones de y desde agremiación, a su vez desde las dinámicas locales y globales, y los cambios emergentes para su profesión. Ahora bien todo esto está en constante tensión con lo que es y se aproxima, es decir con la realidad constituida y la que empieza a construirse. Los lugares donde se trabaja, las condiciones, recursos, tiempos, relaciones, prácticas, gastos, ganancias y proyecciones. Incertidumbres, seguridades, encuentros y desencuentros. 14 Cuando la distancia entre lo que se quiere y se espera, y lo que es y se aproxima para la profesión se hace cada vez más grande, surge en consecuencia el malestar, o los malestares, pues son éstos múltiples y complejos. Fierro (1993) ha hecho distinciones de las consecuencias de acción de tal malestar que puede llevarnos a comprender la magnitud del problema. Según este autor se puede caer en la “circularidad de la conducta, en un anillo cerrado sobre sí mismo y muy difícil de romper” o en “cursos de acción, la acción abierta, en curso, en progresión”. La circularidad de la conducta estaría caracterizada para el caso del malestar frente a la situación desfavorable de la profesión docente, en prácticas que poco posibilitan la superación del malestar y en cambio contribuyen aumentarlo, como la desesperanza, la falta de compromiso, el abandono académico o de actualización, la generación de malos climas o ambientes de trabajo, etc. Los cursos de acción, o la acción abierta, sería posible entonces desde la disposición hacia la superación de las situaciones que generan el malestar, prácticas de auto-reflexión, interés por cualificar el desempeño, actitud crítica y comprometida desde lo que es posible intervenir, etc. No obstante las condiciones de trabajo también influyen en las acciones que expresan malestar y en consecuencia en el desempeño de los docentes. “Se conjunto de condiciones produce un a las que el esfuerzo y la competencia del maestro son insuficientes para alcanzar las que –se supone- han de ser metas de su actividad educativa; ese conjunto aparece como productor de tensión, de “ estrés”, resultado de sentimientos negativos, de insatisfacción y decremento de la motivación. Aumenta la posibilidad de actividad ineficaz, fracasada, se agrava la tensión y sentimiento de inutilidad completa […] De este proceso se da el maestro “quemado” no tanto por algún momentáneo fracaso cuanto por el impacto negativo, acumulativo a largo plazo, de sucesivas y cada vez más profundas experiencias de fracaso en su esfuerzo docente” Blase(1982). Es decir, superar estos malestares no depende únicamente de los maestros, también de las condiciones que se les establece al magisterio para su labor: Horarios, tareas, recursos, tratos, salarios y oportunidades. 15 Considerando que este malestar es común en los maestros del distrito, miremos entonces cuáles pueden ser las causas, pues solo así sabremos donde debe intervenirse. Tales condiciones pueden estar dadas por su formación inicial, por la ausencia o práctica desarticulada de actualización de saberes pedagógicos y de su área específica, por la escasa participación o exclusión en las decisiones para su profesión, por las pocas garantías y estímulos a su trabajo o por lo difícil de los contextos propios donde desarrolla su labor. Cuando estas condiciones no responden a las expectativas de los docentes, se debilita su desempeño y se limitan sus alcances respecto a las metas que se contemplen en los proyectos educativos. Se necesitará entones pensar y poner en marcha estrategias no solo como asistencia a problemáticas agudas sino como prevención, “propiciar el desarrollo de procesos psicológicos de decisión y elaboración de planes de acción” Fierro (1993); que requiere comprensión del malestar, sus causas, consecuencias y posibles maneras de intervención. En este caso no como estudio con miradas únicamente externas que reduce los sujetos a objetos, sino como estudio que haga introspección a los contextos y permita decir a los mismos sujetos. De tal manera que las posibles soluciones no se limiten solo a dispositivos unilaterales y en cambio progresen a acuerdos y construcciones también desde los mismos sujetos, desde los mismos grupos. Una estrategia de intervención considero ha sido el programa de bienestar docente adelantado por la Secretaría de Educación del Distrito SED, encuentros deportivos, eventos culturales y artísticos, excursiones y celebraciones, que contribuyen a mitificar la inconformidad y el malestar de los maestros del distrito con las condiciones para la profesión; pero habría que mirar primero ¿Cómo son percibidos y /o vividos por los maestros estos programas? ¿Cuáles las intensiones y cuáles los resultados? ¿Qué concepción de bienestar social orienta estos programas? ¿Obedecen las actividades organizadas a las necesidades e intereses de los maestros?, y segundo ¿con qué otros aspectos además de dichos espacios de integración y recreación se puede contribuir 16 para que los maestros se sientan más reconocidos, valorados, en el ejercicio de su labor? De cómo se piense el malestar de los maestros dependerá como este se trate, pero de cómo vean los mimos maestros su malestar (en caso de que este se dé) dependerá que las soluciones estén también en sus propias concepciones y acciones. ¿Dignificación de la profesión?- “Dignificación de la profesión docente” Decía anteriormente que el malestar de los maestros se daba por la tensión entre “lo que se quiere y se espera” y “lo que es y se aproxima para la profesión”. Pues bien, la creciente distancia entre estos dos aspectos en nuestro país conlleva a una “incongruencia del estatus” Travers (1996), entre la paradoja crítica de saber y hablar sobre el valor incalculable de la docencia, pero ver como esta es subvalorada, subestimada. Entonces, “se le confiere un estatus a un individuo que no corresponde a las expectativas y esperanzas que él tenía”, o dichas expectativas y esperanzas que surgen en el trascurso de su desempeño docente se hacen cada vez más difíciles de alcanzar, cuando sea el caso de obstáculos que salen de su capacidad de intervención, es decir, que corresponden a otras instancias. Y no se trata entonces de advertir a quienes inician la carrera docente el poco prestigio que esta tiene hoy, de las múltiples necesidades tanto profesionales como personales que deben soportarse, para que cuando inicien su labor no intenten preguntarse por las injustas condiciones de su lugar de trabajo, la ausencia de recursos, el bajo salario, las inconsistencias en el sistema de salud u otros; y asuman todo ello como lo que ya sabían corresponde a la profesión y no afana por tanto pretender cambiar. Pues ocurre en consecuencia un fenómeno de “metamorfosis del maestro” pero en este caso de mariposa a oruga. Los primeros años de trabajo abona sus mayores esfuerzos 17 y parecieran ser las condiciones y garantías laborales un aspecto apenas secundario, pero luego todo este peso a largo plazo de las distintas problemáticas que aquejan la profesión docente, termina por generar malestar en el maestro. Este malestar se va agudizando y suscita en cadena otras problemáticas. Al final para quienes por uno u otro motivo continúan en la docencia, se da una especie de “labor en reposo”, donde priman las condiciones y garantías laborales antes que el buen desempeño. Son muchos los que pierden entonces la alegría por su profesión y la esperanza con la que iniciaron. Claro que sí, hay también otros tantos maestros que inventan a diario nuevas motivaciones, que curiosos buscan oportunidades para perfeccionar sus saberes y que insisten en crear cuanta estrategia sea necesaria para que sus estudiantes logren más y mejores aprendizajes; han caminado mucho en el magisterio y aun no se agota su deseo por dar lo mejor dentro de sus posibilidades. Pero esto de que sepamos que la docencia cumple un papel clave en lo educativo, y lo educativo a su vez en el desarrollo del país, y aun así se tenga en la profesión tantas dificultades y problemáticas que poco se intervienen efectivamente, no puede menos que generarnos interés por preguntarnos, por intentar buscar dónde y cómo empezar a construir cambios. Parafraseando a Freire (1997), No hay nada que hacer, eso no me corresponde a mí, ya para qué, es el discurso acomodaticio que no podemos aceptar. El concepto más relacionado con este interés de cambio es el de dignificación de la profesión, pero ¿Cómo alcanzar algo que no es aún muy claro? Primero debemos partir por reconocer que no se trata entonces de la rebeldía de algunos que protestan porque “esperan más de lo que deberían” y de que otros mientras tanto no se unen a estos reclamos porque tal vez la situación no es tan problemática como insiste en hacerse ver, pues que los maestros quieran y esperen mejores escenarios para el desarrollo de su labor, para el mejoramiento de su profesión, es en sí lo más coherente con un sujeto del que se espera tanto compromiso y contribución social, “la lucha de los profesores en defensa de sus 18 derechos y de su dignidad debe ser entendida como un momento importante de su práctica docente en cuento práctica ética. No es algo externo a la actitud docente, sino algo intrínseco a ella” Ibíd. Más bien se trata de una relación de respeto por la delicada tarea puesta en los maestros, y que les autoriza a esperar tanto las condiciones para el pleno desarrollo de sus funciones, como las garantías y estímulos correspondientes para que se sientan satisfechos con su profesión. Ahora bien, consideremos que el interés por la dignificación deviene de estimarse deteriorada una “imagen profesional y una imagen pública” Travers (19997) y que dicha imagen no solo correspondería a un estatus poco privilegiado para la docencia dado por los organismos administrativos y sus lineamientos de política, que de hecho es lastimosamente cierto en nuestro sistema educativo; sino también de lo que los maestros proyectan con lo que dicen y hacen. Desde allí los otros establecen referentes, hacen apreciaciones, emiten juicios y configuran imaginarios. Por eso la insistencia en este estudio y en los retos planteados, por una dignificación pensada tanto desde las políticas educativas como desde los mismos maestros. Aunque faltaría ver cómo estos imaginarios circulan en lo social, cómo se refuerzan, se mitifican, desmitifican, o transforman, y cómo a su vez vuelven a los sujetos influyendo en sus acciones. Ello nos lleva a pensar en la influencia de otros agentes más, no solo de los directamente involucrados en la práctica escolar. La pregunta por qué agentes, qué acciones, desde qué escenarios. Hagamos ahora otra aproximación a lo que puede permitirnos ejercer con dignidad una profesión y pensemos entonces en un sujeto que se sienta descalificado para responder a una mayoría de tareas que se le asignan. Puede este optar por desarrollar las competencias necesarias para desempeñarse de manera más eficiente, olvidarse de estas tareas y tan solo dedicarse a las que considera sabe hacer, abandonar tal oficio ante el sentimiento de impotencia, ó tal vez soportar en silencio estas 19 descompensaciones por conservar la oportunidad laboral ante la dificultad de acceder a otras. Ahora bien, si consideramos que esta tarea es la de formar seres humanos, la responsabilidad por los resultados se hace mucho más grande y los éxitos o fracasos tienen mayores consecuencias. De ahí que el estar en condiciones para atender las exigencias de la enseñanza, hace parte de dignificar la profesión docente. Sentirse y saberse maestro capaz de responder a los retos que su labor demanda. 20 CAPÍTULO II SER MAESTRO EN BOGOTÁ Fotografía 1. Agentes escolares. Definitivamente existen marcadas diferencias entre lo urbano y lo rural, esto de por sí pone a la educación y a los maestros en otros escenarios y roles. A su vez las mismas ciudades desarrollan aunque bajo unos lineamientos nacionales de manera particular su proyecto educativo. En lo que respecta a Bogotá, hemos visto en los últimos años algunos cambios en educación que la perfilan como una ciudad pionera en el trabajo por lo escolar, programas como: Bogotá una gran escuela, Construcción y/o reforzamiento de colegios, comedores escolares, subsidios educativos, entre otros, le han apostado a una ciudad más interesada y comprometida con la niñez y la juventud, en especial desde lo educativo. 21 Con todas las fortalezas y falencias que estos proyectos y programas puedan tener, han constituido una identidad educativa para Bogotá y para los maestros en la capital. Pero como hablaremos aquí de los maestros en colegios públicos oficiales, es decir aquellos que se encuentran inscritos a la Secretaría de Educación el Distrito SED, deberemos hacer notar nuevas diferencias. No es lo mismo ser maestro en un colegio privado que en un colegio del Estado, y bajo este entendido se desarrollarán los siguientes puntos. Políticas macro- políticas educativas distritales; dudas, halagos, críticas, bienestares y malestares, un magisterio que tiene mucho por decir, desde sus escuchadas, o en ocasiones relegadas voces. La docencia en el actual sistema educativo Si bien en nuestro país se han logrado algunos avances en educación, es más lo que falta por hacer, algunas intenciones se quedan en el discurso y no se alcanzan con éxito. Un claro ejemplo de esto es la meta de mejor calidad educativa, se sabe que para ello habrán de darse múltiples condiciones y el mismo sistema educativo en algunos casos no las favorece. Más y mejores espacios escolares y hasta ahora se ha adelantado algo sobre ello, pero tan solo en el distrito, una mejor selección de los docentes y se permite el ingreso al magisterio de otros profesionales que aun con todos los talentos que puedan poseer en sus disciplinas de saber, carecen del saber pedagógico, mejoramiento docente, y los programas de formación y actualización no son suficientes o no están pensados de tal manera que todos los maestros participen, una mejor preparación para la educación superior desde la básica y media, pero se establece un sistema de evaluación que promueve el bajo rendimiento académico, y así con otros aspectos que intervienen en la calidad educativa, hace falta ver cómo funciona todo realmente en la práctica. 22 Y preocupa esto de que tengamos tantas cosas pendientes en materia educativa, porque como bien estima Gómez Buendía (1998), “la sociedad global del conocimiento se nos vino encima y el educarse para ella no es un acto piadoso sino una necesidad vital”, que en nuestro caso particular, se convierte en una demanda que no da tiempo, son los desafíos cada vez más apremiantes y los logros pequeños alcances que se encuentran poco articulados, y a los que no se les da continuidad. Los maestros saben de estas urgencias, pero se ven confundidos porque condiciones del sistema como las mencionadas anteriormente, poco dejan avanzar. Todo ello sucede en parte porque los valores y metas para la educación y la construcción de las políticas educativas no están siendo pensadas ni asumidas por todos los actores que intervienen en el educar. Si en el momento de establecer los lineamientos de política que direccionarán la educación en nuestro país, realmente se tuviese en cuenta lo que se investiga, lo que se dice en los colegios y universidades, lo que piensan las familias, lo que opinan los maestros, muy seguramente cada agente se comprometería más, al ver que hizo parte de los acuerdos. También porque no son contundentes las estrategias nacionales en el fortalecimiento del sistema educativo, ni en voluntad política (recursos para educación), ni en participación desde igualdad de condiciones. La educación pública oficial que atiende a poblaciones más vulnerables y con mayores necesidades no se estimula con verdaderas pretensiones de calidad, más bien se pone al servicio de las exigencias de los organismos económicos internacionales. Y una cosa es responder a tecnológicos, ambientales, éticos, demandas globales desde los retos científicos, y otra muy distinta es alienar a todas nuestras comunidades a un mercado internacional donde pierde valor lo local. A propósito de este afán de lo global, también surgen otras problemáticas, y es por ello que este tema inquieta a los maestros. 23 Un ejemplo, es que no sabemos con claridad para donde vamos, se introducen apresuradamente modelos en nuestra educación bajo la promesa de “el cambio que necesitamos”, que aportan algunos elementos valiosos al enriquecimiento de las prácticas educativas, pero que ni siquiera han terminado de comprenderse cuando ya son reemplazados por otros. Empecemos a darle entonces voz a los maestros, para que sea desde allí que consideremos la docencia en el actual sistema educativo, un sistema educativo que como ya vimos, se debate entre la urgencia de responder a unos retos mundiales y las dificultades del mismo para alcanzarlos, entre una educación hacia una mayor humanización o una instrucción hacia una mayor mercantilización. Para entender esta tensión basta con escuchar relatos como el emitido por un maestro en el distrito; “Esta profesión, creo, es la que pasa por más paradigmas en menos de nada. Por ejemplo en evaluación: que números, letras, logros, indicadores, luego que por competencias y ahora que por procesos .Y entonces lo que da risa es que ese cuento termina siendo lo mismo pero con otro nombre. Pero como en ésta carrera vivimos de las modas, el profesor debe hacer memorizar al estudiante, luego ya no, debe hacer que comprenda, ahora que investigue, y en éste momento que todos sean bilingües y manejen las nuevas tecnologías. Claro que está bien que eso se haga, pero ¿en qué condiciones? ” 5 . A los maestros les desagrada que se les cambien constantemente las reglas del juego y que deban asumirlas sin entenderlas, sin estar capacitados para ello o sin estar de acuerdo. Entonces una mayoría termina haciendo lo mismo, aunque en sus escritos y registros incluyan todo el nuevo diccionario pedagógico. 5 Entrevista a un docente, localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 24 ¿Sucederá esto porque como dice Saldarriaga (2003) “nuestras prácticas pedagógicas nunca dejarán de estar hechas de fragmentos variados y heterogéneos. Pero tal vez el deseo de vernos a nosotros mismos como más cercanos a una matriz u otra- la tendencia es adherirnos o hacernos adherir cada vez a la “mas nueva”, pretendiendo borrar los rastros de las anteriores?” Lo que pareciera estar pasando es que en el afán de manejar las últimas tendencias en educación, se desecha lo existente y no se dan transiciones que reconozcan lo trabajado y que partan de estas bases para construir las innovaciones. Los cambios y resultados se exigen a menor tiempo de lo que requiere la actualización y la nueva disposición para estos, o en los casos más absurdos, sin las condiciones necesarias. Estos modelos pasan entonces a ser impuestos, y en consecuencia a sacrificar gran parte de nuestra identidad cultural y autonomía para decidir qué necesitamos y qué queremos que aprenda nuestra gente. Es cierto que debemos asumir los retos que implican para todas las naciones los cambios a nivel global, pero debo decir, que al estar nuestro sistema educativo sujeto únicamente a las demandas del mercado y a las exigencias de la dominación ejercida por otros países, perdemos el poder, el derecho y el deber de construir nuestro propio proyecto educativo. Para ampliar un poco más esta idea, retomemos el caso de los lineamientos y estándares de calidad para la Educación Básica y Media. Estos sugieren unas metas comunes, pero al no ser contextualizados según las poblaciones, sus propias culturas y formas de desarrollo, tienden a estandarizar también los sujetos, a homogenizar nuestras culturas que son tan distintas y diversas. Y todo ello bajo unos mínimos, tan solo para la producción de mano de obra a menor costo en posteriores desempeños laborales. También enfatizan estos estándares algunas áreas que tienen por consiguiente mayor espacio en el horario escolar, mayor inversión y capacitación. Aquí el discurso de formación integral pierde coherencia pues las demás áreas pasan a ser espacios menos privilegiados. 25 A su vez, los maestros de estas áreas deben completar su intensidad horaria con asignaturas que no corresponden a su especialidad. ¿Qué calidad se garantiza con este sistema y qué condición digna para el desempeño del maestro, cuando debe enseñar algo para lo que no fue formado y no es actualizado? Ahora bien, si a la manera como se han dado estas reformas educativas les sumamos las condiciones de inequidad en las que muchas escuelas y colegios públicos oficiales se encuentran funcionando, respecto a las garantías que ofrecen otras instituciones privadas que la gran mayoría de nuestros niños y jóvenes no se pueden costear, diría que no son posibles los grandes propósitos de la educación, si no existe también un sistema de organización social, política y económica más equitativo y comprometido con los intereses y necesidades de todos y no de unos pocos. Recordemos a este respecto lo mencionado en el Balance del Plan Decenal de Educación, (1996-2005): “A la nación por su parte le corresponde generar una política económica y social que contribuya a disminuir la inequidad para que así muchas familias puedan brindarles a sus hijos condiciones favorables para educarse”. Pasamos con esta otra problemática a la queja frecuente de los maestros respecto a los niños y jóvenes que reciben a diario sin útiles escolares, sin una adecuada alimentación, con problemas de atención y concentración porque sufren a diario los conflictos y necesidades de sus familias, con la desbordante influencia negativa de medios de comunicación en cuanto a sexualidad, drogas y violencia, etc. Los maestros sienten ante esta realidad que se les recarga sus responsabilidades y se cambia de manera brusca su rol, para lo que fueron formados no es para lo que luego deben desempeñar. Así, podemos encontrar otras tantas situaciones que aquejan nuestra educación, reformas que han generado contradicciones y preocupaciones en el sistema escolar, y que a su vez ponen en determinado lugar la docencia, tema que deseo resaltar y que orienta el siguiente punto a desarrollar: 26 El actual proyecto de educación, mal llamado; “Revolución Educativa”, quizás más una “contra” revolución” educativa” 6 Estrada Álvarez (2003), digno de reflexionar, cuestionar y replantear. Para poder dar entonces una mirada a éste proyecto y el lugar que sugiere al maestro, primero profundizaré en los diversos conceptos que lo integran: Calidad, Cobertura, y Eficiencia; (requisitos para fines del sistema estipulados en el decreto 1283 de 2002), orientadores de las reformas que en materia de educación se adelantan. La Calidad, ¿Nuevas metas y estrategias a favor de qué proyecto educativo y de la formación de qué sujeto? Esto es lo que poco nos hemos detenido a mirar, el ideal de sujeto y sociedad que persigue el proyecto educativo y la concepción de calidad que lo orienta. Pero aun más allá, la construcción de sociedad que está propiciando hoy la escuela. “ Se va avanzando cada vez, más en una escuela en función de la producción y de la empleabilidad, donde el discurso de competencias y estándares construye la escuela en función de procesos cognitivos, de gestión, técnicos, depositados en el individuo, produciendo una desaparición de la pregunta por la función social de la escuela y generando una carrera por adaptarse a las exigencias, sin construir una mirada crítica sobre “lo nuevo” de la refundación capitalista de la escuela de la globalización” Saldarriaga (2003). Esta concepción educativa, donde todo lo nuevo representa progreso y por tanto debe asumirse desde la escuela muchas veces de manera acrítica, solamente puede llevar a la alineación social frente a lo establecido, así se sepa que no se está beneficiando a la mayoría, y que poco se ven los mencionados adelantos del país en la calidad de vida de las comunidades. 6 “revolución”. Este concepto sugiere que se está en presencia de una transformación radical, de cambio rápido y profundo de las estructuras y las instituciones que han regido el sector educativo del país. Si se juzga por los contenidos y las orientaciones de las políticas de la “revolución educativa” , así como de los programas y proyectos, se puede afirmar-sin duda alguna-que antes que una situación de ruptura radical, lo que se aprecia es una continuación y una profundización de los diseños y de las ejecutorias de la política educativa del último lustro. La “revolución educativa” adopta y acentúa la tendencia a la mercantilización y la privatización. (Elementos para un entendimiento crítico de la “revolución educativa”) 27 Cuando en los procesos escolares no hay entonces estímulo de tales estructuras de pensamiento crítico y reflexivo, ni la posibilidad de que los sujetos se sientan desde ya partícipes activos de las decisiones y compromisos en el proyecto educativo, y en el destino de sus comunidades, se restringe la tarea educativa a una única preparación para el mercado laboral. Ver qué tipo de educación se está llevando a cabo, qué tipo de sujeto se está formando y para qué tipo de sociedad, ya no resulta prioritario en los colegios. A las reuniones de maestros se les envía otras tareas que respondan más bien a un proyecto de educación como servicio (inversión–producto, costo-beneficio) donde las anteriores preguntas no tienen mayor espacio, no son tan relevantes, el ajetreo escolar no da tiempo para esto. Terminan los maestros en algunos casos desarrollando prácticas educativas sin la plena comprensión del ideal de calidad que se persigue. Al verse la Calidad con el único afán de instituir una educación que responda a las demandas del país frente a la competitividad laboral del mundo del mercado, empezamos a debatirnos en la aplicación de múltiples modelos educativos, que como decía anteriormente no son pensados para nuestras poblaciones y sus circunstancias, características, necesidades e intereses particulares. Algunos de dichos modelos se instalan efectivamente en ciertos contextos con mayores ventajas, y logran arrojar resultados positivos, pero en otros contextos en situaciones socioeconómicas desfavorables, se convierten en promesas generadoras de frustraciones, en metas inalcanzables. Pues al no tenerse satisfechas necesidades prioritarias tales como: vivienda, salud, alimentación, recreación, o recursos para la educación: infraestructura, útiles escolares, y demás condiciones básicas que influyen en el proceso escolar, los máximos que se debe pensar la educación se hacen cada vez más lejanos, ni los modelos más aconsejados tienen mayores resultados. Vemos entonces que las estrategias de esta política de calidad, desconocen causas, factores asociados y poco interviene en estos, por consiguiente para asegurar cierto 28 cumplimiento de las metas se enfoca más en la exigencia a los sujetos, “ya no se dirigen como en el pasado, a afectar los factores determinantes de la calidad educativa sino a presionar por diversos mecanismos a las instituciones educativas y a los maestros para que respondan social y políticamente por ella” Rodríguez Céspedes (2002), como si en el contexto escolar estuviesen dadas todas las condiciones y caprichosamente no se hiciese lo que se debe. ¿Quién se ha dado a la tarea de ver que hace falta en cada colegio público oficial de Bogotá para que los maestros puedan desempeñar mejor su labor y efectivamente alcancemos una educación de calidad? Los maestros reclaman la atención necesaria a la escuela, para que esta pueda cumplir con la calidad que debe, no solo con la que se le exige. La calidad que debe es la pensada también por toda la comunidad educativa, la que se le exige es tan solo la decretada unilateralmente. Por otra parte, aunque dicha Calidad está estrechamente relacionada con el desempeño de los maestros, en los actuales lineamientos educativos se tiende a olvidar, que éste desempeño está asociado a otros múltiples factores, no solo a la formación, sino a su vez a la concepción y práctica que los maestros tengan de su profesión. Y que estas percepciones de la propia labor, están mediadas por el reconocimiento que de la misma se hace. Un reconocimiento de la profesionalidad que está entonces directamente relacionado con las políticas laborales del magisterio y la manera como estas se concretan en programas para su mejoramiento académico, pero que no desconoce el mejoramiento cultural y el bienestar social de los maestros (Ibarra Russi, 2004), como aspectos que influyen en la calidad educativa. La Cobertura, ¿Más niñ@s y jóvenes en el sistema, sin importar en qué condiciones? Cobertura, propuesta en comienzo por el Plan Decenal de Educación de 1996, para ampliar el servicio educativo a través de convenios que permitiesen un mayor porcentaje de la población dentro del sistema educativo. Es de hecho este un aspecto indispensable para garantizar que todos puedan acceder a la educación, el problema 29 está en la manera como se ha desarrollado dicha política de cobertura, que en vez de ir de la mano con la Calidad, se da en detrimento de ésta. Dentro de los ejemplos nombrados por los mismos maestros cuando se refieren al impacto de tal política en sus colegios, está la asignación de cupos sin tener en cuenta el lugar de residencia del estudiante, promoción obligada de estudiantes para evitar deserción y costos, hacinamiento de alumnos en las aulas, etc.; insistiendo en que con todo ello se perjudica su trabajo. Sobre esta cuestión un maestro dice: “uno quisiera a veces un trabajo más personalizado, pero con grupos tan numerosos, 50, 48 estudiantes en un aula con capacidad para 30, la limitación de espacio y tiempo es grande” 7 , No podemos desconocer entonces que tal situación afecta directamente el ambiente en el aula, los procesos de enseñanza-aprendizaje, y valga resaltar que de paso el bienestar del docente. Los maestros, se quejan con frecuencia de no poder atender las necesidades de todos y cada uno de sus estudiantes, de no poder hacer un adecuado desarrollo de las clases. Estos efectos preocupantes ya han sido manifestados, pero el problema continúa. Mientras no se amplíe también la capacidad de atención educativa, la cobertura seguirá ocasionando conflictos escolares internos y afectando la calidad de la educación que se ofrece. Eficiencia, ¿Mayores resultados con menos recursos? Eficiencia, más enfocada a la rentabilidad económica que a la pertinencia del proyecto educativo. De ahí que hoy se observen críticas a un sistema que se impone bajo parámetros de empresa y que relega la formación humana integral, dándole relevancia 7 Entrevista a un docente, localidad 16 PUENTE ARANDA. 30 a la reducción de costos y la relación costo-beneficio, dejando que estos sean los criterios centrales en las decisiones de la política educativa. Tanto a nivel internacional como nacional, el escenario educativo pasa a ser dominado por los economistas y una visión economicista de la educación, cambiando los escenarios y roles de los sujetos (Torres citada por Rodríguez Céspedes, 2002), hacia la disminución del debate por lo social, por una educación más humanizante. La eficiencia se ocupa de hacer las mínimas inversiones, por ello vemos que se atiende lentamente y con numerosas limitaciones aspectos tales como: sistemas de tecnología e información con el que cuenta cada comunidad para dinamizar sus prácticas académicas, recursos e infraestructura que tienen y necesitan las instituciones públicas para mejorar su desempeño, inversión en espacios y tiempos que se hacen necesarios para la constante reflexión y mejoramiento de las prácticas educativas, vínculos con otras instituciones y agentes que debe involucrarse en el proyecto, políticas públicas de inversión social que atiendan problemáticas incidentes en el escenario educativo, entre otros. Son estos, algunos de los temas de los que poco se ha ocupado la eficiencia. En muchas instituciones se siente que se han lanzado exigencias y planes generales que desconocen sus particularidades y necesidades, y que luego se asume una simple función de exigencia y control. Aunque no podríamos desconocer ante este tema de calidad, cobertura y eficiencia que se han dado algunos avances en Bogotá desde la Secretaria de Educación del Distrito SED, como lo es el proyecto de reconstrucción y fortalecimiento de colegios públicos oficiales. Ello ha motivado a las comunidades, estudiantes y maestros, pues sienten que se ve atendida una de las mayores falencias que tenía la educación pública, y que esto beneficia significativamente la cotidianidad escolar y los procesos pedagógicos: “En termino de las plantas físicas necesitamos plantas físicas dignas, yo estoy muy contenta de ver el nuevo tipo de planteles 31 que tenemos, eso refleja un nuevo modo de pensar la educación, cuando desde el gobierno se piensa en que los niños y las niñas necesitan un espacio digno y que eso va a mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, indiscutiblemente uno pone de su parte también. Cuando yo entro a un salón y encuentro ventanas amplias, buena iluminación, puestos adecuados, pisos que no generan polvo, eso me parece una planta física humana. En recursos, falta dotar las salas especializadas, están los espacios pero no todo lo necesario. Y no olvidar que los espacios de recreación son tan importantes, tan urgentes, que tenga canchas, zonas verdes, que sean amplios”. 8 Y no se trata de hacer propaganda a un periodo de administración, pues esto es parte de lo que debe hacerse desde los agentes encargados de organizar y liderar la educación bogotana. Además también aquí encontramos ciertas falencias, como la no culminación total de algunas obras (varios planteles, o no se han entregado en la fecha acordada, o se han entregado sin todo lo acordado), la insuficiencia en dotación de dichas plantas físicas con los recursos y medios necesarios para el apoyo al trabajo pedagógico, etc. . Sirva el anterior acercamiento paradójico, a los conceptos de Cobertura-Eficiencia y Calidad, para resaltar que aunque las tres deberían integrarse realmente a favor de una mejor educación y para todos, no se ha encontrado el equilibrio que favorezca tal objetivo. Más sí se reproducen en cadena otras consecuencias negativas, que se salen de las manos en el ambiente escolar y que debilitan el ejercicio de la labor docente. En este marco de la labor docente y el sistema educativo, los maestros encuentran grandes distancias e inconformidades, tanto con las políticas educativas como con las reformas adelantadas, situación que ha sido evidente en las numerosas marchas y 8 Escrito de una docente a propósito de la construcción y reforzamiento de colegios, localidad 8 KENNEDY 32 paros del magisterio, y que puede reafirmarse aquí desde los mismos relatos de los maestros: “a los maestros nos han limitado mucho desde las políticas de educación, en cuanto a salud, pensiones, prestaciones. Esto va desmejorando, en comparación a otras profesiones estamos en gran desventaja” 9 . Son estas algunas de las voces en el magisterio que denuncian la ausencia de un sistema que invite, motive y permita ejercer adecuadamente la labor. Pero ¿Porqué tales inconformidades? ¿Cuáles son los desencuentros entre el magisterio y las políticas educativas vigentes? Veamos las principales tensiones halladas: Más allá del reclamo salarial, aunque este sea un factor fundamental, es preciso contemplar otras dinámicas que también constituyen el quehacer de la docencia y desde las cuales pueden darse procesos de exclusión o inclusión, de marginación o empoderamiento. a. Sistema nacional de evaluación a maestros, estudiantes e instituciones. “Por supuesto evaluación pero no inspección. Mediante la inspección, los educadores se convierten simplemente en objetos vigilados por una organización central”. Freire, citado por Giroux, (1990) No pretendo atacar la evaluación, y decir que ella no debiese hacerse y que sus resultados no deberían tener ciertas consecuencias, pues 9 Entrevista a una docente, localidad 14 LOS MÁRTIRES 33 la evaluación es indispensable para el mejoramiento de cualquier proyecto, y más si éste es educativo. Pero sí haré referencia al sistema de evaluación actual y sus implicaciones en la profesión docente, pues considero que esta evaluación tanto a maestros como a estudiantes, e instituciones desde la acreditación, de la manera en que se viene aplicando, no contribuye realmente a la superación de las dificultades. En cuanto a la evaluación docente, estudios sobre el desempeño docente en América latina, muestran como ”La evaluación de calidad de la educación en muchos casos se encuentra referida a la calidad de la docencia o reducida exclusivamente a la ponderación de la labor y desempeño del docente” Huaylupo Alcázar (2000), y aunque como se encontrará constantemente en este documento, el desempeño de los maestros tiene una decidida influencia en la calidad educativa, también la tienen otros factores que quizás no están siendo considerados a la hora de evaluar el desempeño de los maestros. Desde el sistema de evaluación a maestros (decreto 1278 de 2002 artículo 24 del Estatuto de Profesionalización Docente), se pretende clasificar docentes “idóneos”, pero se abandona la responsabilidad frente a la deficiencia detectada. De tal manera que la evaluación suele convertirse en un control externo que poco avanza a la consideración de cada contexto, en aras de unificar se desconoce lo particular, y finalmente esta evaluación no trasciende como debiese a la revisión y reflexión de las propias prácticas. Se ha presentado tal evaluación con unas verdades que por sus justificaciones resulta caprichoso desvirtuar. Al hablar de mejores maestros: ¿Quiénes no quisieran mejores maestros? ó decir que se propende por un mejor trabajo en las aulas, una mejor enseñanza ¿Quién negaría esto como necesidad real en nuestros colegios? Ante tales metas lo esperado es entonces que se utilice la evaluación de los maestros para garantizar los logros, pero se olvida que el éxito del sistema escolar no solo depende de los maestros, pues influyen otros factores asociados. De tal suerte que sancionando o excluyendo a los docentes que no superen las pruebas no se habrán solucionado realmente las problemáticas educativas que hoy se tienen. 34 A esto se debe en gran medida la aparente resistencia por parte de los maestros a las pruebas o evaluaciones de Estado al magisterio, pero ¿por qué ésta supuesta resistencia? Al respecto dice un maestro: “El docente se ve muchas veces impedido para trabajar, y trabaja con las uñas. Después de un tiempo, ¿a quién le echan la culpa?, pues al docente,- es que usted no hizo, es que usted no cumplió, usted es el culpable, y lo ajustan a uno con una evaluación” 10 . Entonces en la mayoría de escuelas y colegios distritales no se tienen los recursos ni las condiciones suficientes para garantizar el buen desempeño de los maestros, y esto poco se estima a la hora de evaluar los resultaos. A su vez no es claro, cómo, en qué momentos y para qué es utilizada la evaluación. Y ahí está su mayor deficiencia, no pareciera ser la evaluación posibilidad de mejoramiento, tiende más a una evaluación docente de sanción-exclusión. Por ello bebe pensarse la evaluación y construir una cultura alrededor de esta, como proceso generador de cambios y cambios construidos por todos, no únicamente como juicio que conlleve acciones inmediatistas. Por otra parte, en cuanto a la evaluación a estudiantes, se han sufrido, literalmente, en los últimos años reformas constantes que han generado a su vez cambios en la estructura ideológica y organizativa del sistema escolar. Aunque estas reformas sean presentadas con documentos que las argumentan epistemológica y pedagógicamente, respaldando su inserción en la escuela, no hay una apropiación efectiva en las comunidades educativas. Al contrario, son numerosas las críticas frente a las consecuencias que estas reformas al sistema de evaluación han representado para la calidad educativa. 10 Entrevista a un docente, localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 35 El primer relato que aparece a continuación es muestra de la inconformidad expresada dentro de las mismas instituciones educativas, el segundo hace parte de los debates que se han dado a través de medios de comunicación masiva y en foros locales. Esto se difunde aumentando la necesidad de que se diera un debate tanto en el reciente Plan Decenal, como en otros espacios de política educativa, para que se reconsidere la norma: “hay leyes, políticas que uno no comparte como profesor, por ejemplo cuando yo estudié se le exigía bastante al estudiante, y las leyes permitían que se nos exigiera. Hoy en día con ese decreto 230 del sistema de evaluación, se les dan muchas, demasiadas facilidades a los estudiantes y ellos se apegan a esto para no hacer nada. Yo diría que ciertas leyes hay que cambiarlas porque no dan resultado, darán resultado para otras cosas, pero perjudican la calidad de la educación” 11 “ El conjunto de orientaciones y normas expuestas , incluido el 230, afecta a nuestros estudiantes de variada forma: los rezaga frente al conocimiento de sus pares, no sólo de otras latitudes sino de sus mismas ciudades o municipios; dificulta la formación de la concepción científica del mundo desde temprana edad, los relaja académicamente; los induce a la pérdida del gusto y al desprecio por el estudio; los coloca en desventaja para el ingreso a la universidad Pública ; los enfrenta abruptamente , cuando egresen, a una realidad que no se rige por la laxitud de la norma y mantienen en vilo el ambiente escolar” 12 11 Entrevista a un docente, localidad 8 KENNEDY 12 Miguel Ángel Pardo Romero. Cfr., periódico de la ADE, Noviembre de 2006. 36 No obstante aunque este sentir que se ha generalizado, también cuenta con debates en contra. Quienes apoyan el decreto hacen referencia a sus beneficios: menos mortalidad académica, menos deserción, y hasta lo relacionan con la autoestima en los niños y jóvenes. Pero quienes continuamos criticando esta normatividad, insistimos en sus perjuicios: menor calidad académica, desmotivación para los buenos estudiantes, bachilleres graduados sin las competencias necesarias, entre otros. Finalmente, no solo se insiste en un perjuicio de lo académico sino de la formación integral de los sujetos y de la profesión el docente. (Anexo A) Tiene que verse aquí qué está pasando con la evaluación a los estudiantes ¿cómo asumen los mismos estudiantes y las familias estas formas de evaluar? ¿qué representa para el maestro, para su tarea pedagógica, para su rol en lo escolar, este sistema de evaluación? ¿Qué encuentros y desencuentros se manifiestan en las comunidades educativas frente a esta normatividad? ¿Cuál es la racionalidad de dicha política? Ahora bien, la evaluación a instituciones educativas también ha generado nuevos fenómenos que suscitan algunas controversias. Ante el sistema de acreditación y vigilancia del cumplimiento de indicadores de calidad, las instituciones han puesto sus mayores esfuerzos al resultado de tales evaluaciones, porque ven supeditada su continuidad y condicionado su prestigio respecto a otras instituciones. Se tiende por tanto en algunos casos a reducir las prácticas internas a función de estos controles, incluso muchas de las evidencias exigidas no siempre son fruto de procesos construidos y vividos colectivamente. Tal es el caso de los Proyectos Educativos Institucionales, que han aparecido como una abstracción flotando sobre la realidad escolar; discursos que poco se vivencian. Se abre en muchos casos una brecha entre la intención del documento y la práctica real de cada maestro, de modo que el PEI carece de respaldo en la vida real de la escuela (Ruth Cortés. Cfr., Aula Urbana, Enero-febrero de 2006). Y si lo que dicen los PEI no 37 es lo que se persigue en la práctica, corremos el riesgo de la producción de muchos otros escritos e informes sin mayor coherencia con el trabajo cotidiano. Otro aspecto es la dedicación de los pocos espacios de encuentro de maestros para diligenciamiento de formatos, evacuación de “documentos requisito”; que no alcanzan a resignificarse en cada comunidad, cuando apremia conversar sobre lo que se hace particularmente en la institución , compartir las incertidumbres y los éxitos, crear juntos, proyectar estrategias, en fin, tan solo los maestros sabemos de las numerosas tareas que esta labor implica y del reducido lugar que se le da hoy a ello en las escuelas y colegios: “En la institución no hay tiempo, porque uno está seis horas en el colegio, pero en ese tiempo usted se tiene que multiplicar hasta por cuatro personas para responder por todo lo que toca hacer. Si es director de grupo, a la vez su área, el proyecto, el comité o el consejo al que pertenezca, etc. En la jornada entonces no hay tiempo por ejemplo para sentarse a escribir, y fuera de la jornada menos, por la cuestión económica en esta carrera. A uno le toca hacer otro tipo de cosas” 13 . Entonces, si no se puede atender cabalmente lo que se presenta en la cotidianidad escolar, ¿De qué calidad dan cuenta entonces las pruebas de calidad? ¿Qué es lo que evaluamos realmente, y de qué nos sirven dichas evaluaciones? 13 Entrevista a un docente , localidad 3 SANTAFÉ 38 b. El maestro frente a retos de globalización. “El conocimiento no es algo dado y acabado, sino un proceso social que exige la acción transformadora de los seres humanos sobre el mundo” campo Freire (1992). escriturado solo Y no como un a quienes se reconocen como investigadores, los maestros hoy también están llamados investigar. Figura 2. Retos docentes. Las circunstancias sociales de ésta época han hecho del quehacer educativo un ejercicio complejo. Se producen múltiples exigencias a muy cortos tiempos, se generan nuevas dinámicas escolares, académicas y de convivencia, que desbordan la teoría y demandan en la práctica prontas respuestas y numerosas estrategias. En este movimiento de búsqueda para incursionar exitosamente en un mundo global, en la sociedad del conocimiento, que cada vez sugiere más a la ciencia, intervine significativamente el aspecto pedagógico. Al mirarse en la educación la herramienta más poderosa para formar los individuos que necesita este nuevo modo de sociedad, el discurso y las prácticas pedagógicas no son ni pueden ser indiferentes. Tal objetivo educativo de desarrollo de competencias desde los procesos escolares, que prepare a los sujetos para interpretar, argumentar, proponer, exponer; para 39 investigar, representa un gran reto al saber pedagógico. Es a través de éste saber que se constituyen las formas de enseñanza-aprendizaje posibilitadoras de aquellas habilidades para “aprender a aprender, para recuperar el encanto por la pregunta, para hacer posible la autonomía en los estudiantes…” Plata (2005). La escuela puede entonces ser un lugar propicio para la formación de este ser humano inquieto, reflexivo, crítico, que aporte en beneficio de la ciencia, la tecnología, la ética, y la estética, que vea en el saber un valioso camino para mejorar las condiciones de vida humana propias y de sus grupos; solo mientras esté pensada, organizada y vivida diariamente para tal fin. Pero también puede ser desafortunadamente un lugar para cortar los sueños, para reprimir las preguntas, para formar seres heterónomos, para legitimar injusticias sociales y equivocaciones políticas; cuando es pensada por pocos, cuando es organizada y asumida en ausencia de un real compromiso social. Y frente a estos abordajes ¿los maestros qué? Se ha considerado siempre que la tarea de los investigadores y la de los maestros conservan distancias radicales, que hace que uno no pueda actuar en el campo del otro, ya sea por su mismas concepciones, o por las distribuciones de sus tiempos y las formas de organizarse tales tiempos par las tareas que le son propias. Esta relación de mutua dependencia ha llevado a que algunos critiquen que el quehacer del maestro tiende a convertirse en especie de laboratorio para quienes generan conocimiento: los investigadores, y que el maestro se convierte entonces únicamente en quien se vale de dicho conocimiento para seguir actuando, el que se limita a aplicar lo que otros han dicho. Existen al respecto múltiples debates en los cuales no profundizaré, pero sí diré que algunos trabajos adelantados por maestros son muestra del interés por darse a la tarea de pensar las propias prácticas y recrearlas, por desarrollar las competencias académicas necesarias para acceder a la investigación y que ésta quehacer pedagógico. 40 enriquezca el Es necesario como lo dice la intervención hecha por una maestra en un foro, que desde la cotidianidad escolar surjan los temas a investigar y los proyectos a desarrollar. Pues se cree que la investigación está lejos de la competencia de los maestros, e incluso son subestimados en algunos casos por los mismos maestros y compañeros maestros sus propios aportes a la construcción de nuevas propuestas educativas: “Nosotros los maestros tenemos que convertirnos indiscutiblemente en investigadores de nuestro cotidiano, creo que siempre investigamos pero no lo hacemos de manera sistemática, por eso escuchamos compañeros diciendo: pero lo que dice aquí yo lo hice, bueno pues publiquémoslo, metámoslo al premio compartir al maestro, seamos rigurosos con la recolección de datos y no temamos publicar. Eso dignifica, pues hace público algo positivo, sin esperar que sean cosas perfectas, al menos lo intentamos, eso es un reto, volvernos investigadores, autores de lo que está ahí, pero de lo que no hemos sido consientes” 14 Entonces, en una educación que está llamada a responder a aceleradas demandas tanto científicas como tecnológicas, debe superarse la gran brecha entre maestros e investigadores, el maestro también debe investigar. Y debe hacerlo porque “la investigación contribuye a un ejercicio reflexivo, sistemático, crítico, riguroso e innovador por parte del maestro, que le ayuda a hacer mejor su tarea”. Hernández, (2005). No creo que haya un maestro al que no le gustaría hacer mejor su labor, lo que sucede es que solo algunos dedican el tiempo y el esfuerzo para estar en esta constante búsqueda; pero otros abandonan la intención por numerosas razones. También pasa que la investigación ha llegado más a la escuela como proceso externo que como enriquecimiento interno. Es decir, son escasos los proyectos que benefician la cotidianidad escolar y logran mantenerse. 14 Intervención de una maestra en el Foro Local, localidad 8 KENNEDY. 41 Pero para que esto sea posible, se hace necesario que el mismo Estado garantice las condiciones a los maestros que deseen avanzar en dichos procesos de investigación, y que los productos de sus investigaciones sean valorados y aprovechados realmente en los contextos educativos y el quehacer pedagógico. Pues si ante las buenas intenciones, y propuestas innovadoras, el sistema educativo no valida, motiva y mantiene tales esfuerzos, se contribuirá a relegar la tarea del magisterio a simples funciones técnicas. En esta misma línea de los retos que plantea para la docencia la globalización, también está el apuro de los maestros por adquirir las competencias necesarias en el uso e implementación de nuevos sistemas de información y comunicación, para su actualización académica-cultural y para su tarea pedagógica. El maestro se ha visto en gran medida, en cierta forma desplazado por multitudinarias maneras de adquirir información y conocer, ante las cuales los estudiantes parecieran estar más interesados, ya sea por su inmediatez y menor esfuerzo, o porque están más cerca de sus gustos y estilos de aprendizaje. Así que para cualquier docente independientemente de su área de desempeño, es importante el manejo y apropiación de estos nuevos saberes: pero tal como lo sugiere un maestro, ello no es posible sin unas condiciones favorables: “Creo que uno de los retos que tiene la educación es que el maestro y el estudiante se pongan al día con el uso de las nuevas tecnologías. Pero uno encuentra salas de informática en la que cuatro estudiantes deben compartir el mismo computador, o donde no se puede hacer una consulta en Internet, porque la red se cayó. Se quiere ver una película y no están las condiciones adecuadas para verla. En fin, todo este tipo de recursos no los hay, y sin embargo las exigencias que nos hacen es que todo eso 42 lo tenemos que manejar, lo debemos aplicar y los estudiantes deben saber cómo se utiliza” 15 Cabría preguntarnos al respecto, ¿están los maestros, y las instituciones educativas en general, realmente preparadas para responder a éstos nuevos intereses y formas de comunicación-educación que exigen los niños y jóvenes de hoy? o ¿se está pensando la preparación para ello desde el manejo básico de medios y sistemas, cuando la exigencia va más allá del simple uso?; cuando obedece más a una amplia interpretación y comprensión de los signos y símbolos de ésta cultura y su inserción en el mundo cotidiano, y en el ambiente escolar. Algunos maestros logran incorporar medianamente estas nuevas tecnologías a sus prácticas educativas, otros mas aventajados han creado experiencias pedagógicas innovadoras desde estos medios, pero un gran porcentaje de maestros se han visto limitados , ya sea por la brecha generacional de haber sido formados en una educación que no incluía muchos de los medios tecnológicos que hoy abundan y con los que sí han crecido y conviven diariamente sus estudiantes, o porque no se brindan en las instituciones donde laboran las condiciones físicas-académicas necesarias para trabajar juiciosamente en este reto. Deberá garantizarse entonces una infraestructura adecuada, con todos los servicios que permitan el acceso y uso eficiente de aulas especializadas para cada área. Pues por mucho tiempo se han dotado de manera precaria las escuelas y colegios, con algunos saldos de empresas, sin posibilidad de convertirse en mediaciones significativas para el proceso escolar. Solo con el proyecto de reforzamiento y reconstrucción de plantas físicas en escuelas y colegios distritales se ha empezado a ver tal necesidad de aulas especializadas, pero para que estas cuenten con todo lo necesario y además se haga una adecuada apropiación en las prácticas educativas; el proyecto no puede quedarse en la instalación de nuevos equipos y materiales. También los maestros tienen una gran 15 Entrevista a un docente, localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 43 tarea de actualización en este campo, que si bien se hace mas dispendiosa entre menos contacto se haya tenido con estos medios de comunicación e información, no puede ser evadida. Deberán manejarse en el colectivo de los maestros unas competencias básicas frente a las nuevas tecnologías, y más cuando se han convertido en una potente fuente de aprendizaje, que debe integrarse al quehacer pedagógico. c. Participación y autonomía en la construcción curricular. Figura 3. La clase. “La investigación y el desarrollo del currículo debe corresponder al profesor y a la convicción de que existen expectativas para llevar esto a la práctica. Admito que ello exigirá una generación y si la mayoría de los profesores y no sólo una minoría llega a dominar este campo de investigación, cambiará la imagen profesional que el profesor tiene de sí mismo y de sus condiciones de trabajo” Stenhause, citado por Rodríguez y Castañeda (2001) 44 En nuestro sistema educativo en cuanto a planeación y desarrollo curricular se refiere, vivimos en la dicotomía: ¿Mayor inclinación por las exigencias globales consecuencia pérdida de identidad y diversidad cultural, ó mayor y en trabajo por lo nacional y regional aunque ello implique el aislamiento de las nuevas demandas mundiales? Existen numerosas teorías, concepciones, diseños sobre el currículo en este contexto de debate, pero nuestra real tarea como maestros debe trascender del mero acercamiento teórico al análisis crítico y propositivo desde nuestros propios contextos y prácticas pedagógicas. “Así como es un error permanecer adherido a lo local, perdiendo la visión del todo, también es un error flotar sobre todo sin referencia a lo local de origen” Freire (1992). Es decir, se hace imperativo que el proyecto educativo de cada nación propenda por una construcción y empoderamiento frente a lo curricular, respondiendo al panorama mundial pero a su vez a lo local, donde se preserve la propia identidad cultural. Desde esta perspectiva me referiré entonces al currículo dentro del sistema escolar de nuestro país. “Aun cuando en la práctica existen muchos elementos científicos, políticos, culturales, y económicos que determinan y regulan el currículo, el sector educativo no cuenta con conceptualizaciones y procedimientos difundidos y compartidos nacionalmente al respecto” M.E.N (1998). Esta afirmación hecha por un grupo de trabajo direccionado por el MEN a propósito del diseño y publicación de lineamientos y estándares curriculares para la Educación Básica y Media, permite vislumbrar algunos aspectos importantes de considerar desde el proceso desarrollado en el país en materia de currículo, y la participación de los maestros en este. Un primer aspecto, es la ausencia de trabajos de conceptualización desde las mismas instituciones educativas. Pareciera ser que esta tarea se halla relegada a un pequeño grupo de expertos que es convocado cuando en el país se necesita construir ciertos dispositivos para materializar políticas públicas en educación. 45 Claro está que se han realizado experiencias innovadoras y exitosas en algunas comunidades educativas, lo que muestra un interés de avance en la elaboración curricular; pero aun se evidencia un mayor porcentaje de establecimientos que no desarrollan trabajos colegiados, pertinentes y continuos. Quizás la principal causa de ello sea la ausencia de formación en este aspecto desde las licenciaturas y los mismos maestros en ejercicio, pues cuando dicho tema se aborda, se hace de manera superficial. O bien, los maestros asumen una participación pasiva frente al diseño curricular, son indiferentes a éste asumiendo las prácticas pedagógicas desde su parecer, o se limitan a aplicar lo establecido sin hacer mayores aportes o necesarias contextualizaciones. Como segundo aspecto está la pregunta por la autonomía de las instituciones en la construcción de los currículos, sin dejar de lado los básicos que se piensen a nivel nacional y que están directamente relacionados con lo evaluativo, con lo que se deberá dar cuenta ante los exámenes, test y demás pruebas masivas de calidad. El problema aquí radica en ver con supremacía las pruebas, en tanto ellas representen el boleto de acreditación que garantiza un estatus y permanencia de las instituciones educativas en el “mercado educativo”. Aunque son los maestros en últimas los que deciden los contenidos, las metodologías y las actividades que realizan con los estudiantes y ello de hecho es un espacio de autonomía, puede correrse el riesgo de centrar toda la actividad escolar en las pruebas y las áreas que van a evaluarse, y marginar otras experiencias educativas que también contribuyen significativamente en la formación integral, en el reconocimiento y conservación de nuestra identidad cultural. Ya la Misión de Ciencia Educación y Desarrollo C E D y el Plan Decenal de Educación contemplaban al respecto la utilización ética de la creatividad de los individuos, el desarrollo de ciudadanos integrales, los mayores logros de la educación vistos desde 46 los intereses y expectativas de las mismas comunidades, y la búsqueda del ideal de país desde la participación activa de todos. Considero que ahí es donde se encuentra nuestro mayor desafío educativo, y a donde debe apuntar el trabajo de los maestros a propósito de lo curricular. Ahora bien, aunque muy seguramente existen otras situaciones desde lo que es, ha sido y se espera que sea el currículo en la educación colombiana, mencionaré una última situación que hace parte de éstos tres aspectos que a mi juicio son los más relevantes por considerar desde la docencia. Se trata de lo que sucede en cada escuela, colegio, universidad o establecimiento educativo; desde la enseñanza, el aprendizaje, hasta las singularidades constituidas por las propias formas de ser y hacer de cada comunidad educativa. Ello también determina el currículo, tal vez de manera implícita en el diario vivir, y no necesariamente prediseñado como plan de trabajo y resultados esperados. Esto es lo que Torres Turjo denomina currículo oculto: “todos aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la participación en procesos de enseñanza y aprendizaje, y en general, en todas las interacciones que se sucedan día a día en las aulas y centros de enseñanza” Citado por Lafrancesco V, (2004-a). De tal manera que abordar el currículo no solo obedece a establecer o diseñar un programa o plan de estudios, sino a su vez a la “reflexión de la acción como una epistemología de la práctica” Ibíd., necesariamente no solo de las acciones pedagógicas, sino de las relaciones y construcciones socio-culturales que emergen en el diario escolar y que son también fuente de aprendizajes. Tarea que deberá ser liderada por los mismos maestros desde el trabajo interdisciplinario, pues bien sabemos que hoy estamos llamados a construir sociedades de conocimiento alrededor de los problemas que nos suceden y de las necesidades de nuestros propios contextos. De nada sirve que critiquemos el sistema de lineamientos y estándares sino damos inicio a un trabajo de empoderamiento frente a dicha realidad, tanto desde las 47 instituciones formadoras de maestros, como desde el sistema de formación y actualización del magisterio, y desde el trabajo diario en cada una de las instituciones educativas. Donde lo diseñado sea pertinente, donde lo desarrollado sea reflexionado, donde las reflexiones contribuyan a mejorar las prácticas y muy especialmente, donde lo curricular sea un espacio también de construcción de los mismos maestros y comunidades. d. Intervención de otras instituciones en el contexto escolar. Sabemos que la escuela no puede estar aislada de lo que sucede en la familia, en el barrio, en la ciudad, el país y a nivel mundial, en tanto en la escuela se pretenda la formación de individuos que se mueven en estos otros contextos, que devienen y van a ellos. Es por esto que la tarea asignada a las instituciones educativas puede ser respaldada por lo que sucede fuera de ellas o desvirtuada. Esto amerita de las otras instituciones influyentes un mayor compromiso por la educación. Cuando esto no se da, observamos numerosas tensiones entre lo que se considera debe lograr la escuela, pero que no está alcanzando. Una primera tensión no desconocida por la sociedad en general, los padres de familia y los maestros, es la urgencia de reflexión a los medios de comunicación, ya que estos, tal como se dijo en el PLAN DECENAL DE EDUCACIÓN 1996-2005: “son importantes actores sociales que juegan un papel determinante en la construcción del proyecto de nación y en el logro de las metas educativas del país. No solo son instrumentos de difusión, sino también vehículos de formación”. En este sentido la construcción de valores, de identidad cultural, de formas de vida, no es tan solo responsabilidad de la familia y la escuela; juega un papel importante la influencia de los medios de comunicación y más en esta época donde niños y jóvenes permanecen la mayor parte de su tiempo frente al televisor, los videojuegos y la Internet. ¿Cómo se da el control en nuestro país frente a la veracidad de la información, frente al aporte ético y educativo de los medios de comunicación? De igual manera, ¿Cómo se 48 orienta esto desde las familias e instituciones educativas? Sin duda alguna estas experiencias constituyen un potencial incalculable para mediar las prácticas educativas, de lograrse un mejor uso, una visión más crítica y reflexiva. Otra tensión vivida en esto de más instituciones incursionando en lo escolar, sobre todo en los colegios distritales, es la saturación de actividades y propuestas de fuera. Al ver en la escuela un espacio con múltiples posibilidades de intervención y al encontrar una alta demanda por el desarrollo de ciertos temas según las necesidades del país o la ciudad, se han puesto en marcha proyectos que en algunos casos dejan resultados satisfactorios; pero que en muchos otros, no tienen una contextualización adecuada, un seguimiento o continuidad. Aunque en principio tales intervenciones sean muestra del compromiso de otras instituciones con lo educativo, si no se hace una selección rigurosa y se desarrollan adecuadamente los proyectos, se puede estar perjudicando en vez de ayudar. Por otro lado debemos contemplar también el cierre de las instituciones de educación especial, que hizo que los niños y jóvenes debiesen integrarse a las instituciones de educación formal. Este cambio dado en nuestro sistema educativo a partir de la resolución Nº 2665 del 24 de Octubre de 2003, por la cual se establecen los parámetros y criterios para la prestación del servicio educativo a la población con necesidades educativas especiales, ha tenido en consecuencia impactos ideológicos, organizacionales y de procedimiento, urgentes de abordar. 49 Figura 4. Aula exclusiva. Algunos maestros y padres han dado inicio a consultas, investigaciones, autoformaciones para el manejo de éstas condiciones especiales en la escuela, y se han empeñado en ver y hacer ver en la integración educativa de éstos niños y niñas, un reto más de la educación y la sociedad: “reconocer, respetar, aceptar y convivir en la diferencia”. Ejemplo de ello la red de maestros y maestras integradores en el distrito READMAIN, o la red de padres con hijos en discapacidad, FUNGAMA (Fundación grupo de apoyo y orientación al núcleo familiar del ciudadano autista). Pero pese a estos esfuerzos, algunos maestros muestran cierta inconformidad con el programa, pues ven en él, numerosas exigencias para las cuales no están preparadas las instituciones educativas oficiales, ni en capacitación de docentes, ni en condiciones locativas, ni en recursos didácticos, material de apoyo, etc. Expresan con preocupación cómo los estudiantes en éstas condiciones, demandan atención personalizada que en grupos de 45 estudiantes resulta imposible darse. Además consideran dispendioso la preparación de clases para el resto del curso y al tiempo para los niños con NEEP, cuando sus características son tan matizadas y en otros casos ni siquiera existe un diagnóstico previo. 50 Ante esta situación algunas pocas instituciones son privilegiadas y cuentan con un psicólogo o maestro de apoyo enviado por la secretaría de Educación del Distrito SED, pero otras muchas con estos casos de integración no tienen el apoyo necesario para abordar el programa. Queda en consecuencia en el ambiente escolar cuestionamientos tales como: ¿Se han considerado las actuales condiciones en las instituciones para la implementación de éste programa de integración? ¿Qué mecanismos de control, apoyo, seguimiento, desarrolla ó debiese desarrollar el sistema educativo para tales programas? En el TEXTO DEFINITIVO DE ACUERDO 01 DE 2007 APROBADO EN PRIMER DEBATE EN LA SESIÓN DE LA COMISIÓN DE PRESUPUESTO REALIZADA EL DIA 28 DE ENERO DE 2007, Artículo 15; se habla de un incentivo por desempeño docente para los docentes de aulas de niños y niñas en condición de discapacidad: “ los docentes que presten sus servicios en colegios distritales oficiales en aulas que atiendan exclusivamente niños y niñas en condiciones de discapacidad y que hubieren cumplido satisfactoriamente con las metas de calidad de este programa establecidas por la Secretaría de Educación Distrital para el respectivo periodo escolar, recibirán como incentivo 2 smmlv en diciembre del correspondiente año”. Esto es sin duda un reconocimiento a la urgencia de trabajar sobre tal situación en el distrito, que cobijará principalmente a instituciones líderes en proyectos de integración; pero ¿qué sucederá con los maestros que no atienden aulas exclusivas, sino que cuentan con algunos casos de niños y niñas con NEE integrados al aula?, ¿Cuál será el apoyo y reconocimiento para ellos?, se habla de un incentivo en dinero, pero ¿dónde se especifica el apoyo en cuanto a formación? Y ¿dónde se habla de los recursos que se les darán a las instituciones que asumen este proyecto? También debe mirarse en la intervención de otras instituciones en el contexto escolar, el tema de las necesidades económicas- sociales que buscan suplirse desde la escuela, puesto que estas nuevas tareas generan a su vez nuevas concepciones de lo escolar, reorganizan los tiempos, los espacios, los roles y hasta las intencionalidades del proyecto educativo. Me refiero a necesidades de salud, alimentación, todas 51 aquellas situaciones producto de la pobreza y el olvido del Estado a ciertas comunidades. Debemos saber que la educación por sí sola no puede solucionarlo todo. Si bien desde ella se pueden lograr grandes cambios a favor de una mejor calidad de vida para todos, es necesario que las políticas sociales apunten al mismo sentido. De lo contrario ¿cómo llenar, solo desde los espacios escolares, los vacíos que deja la falta de un hogar digno para vivir, la ausencia de asistencia en salud, y otras necesidades básicas insatisfechas? 16 Estas necesidades deben suplirse y garantizarse desde el trabajo común de diversos organismos y no únicamente desde los centros educativos, de lo contrario las escuelas y colegios se convertirán en meros centros de compensación social, a manera de guarderías y restaurantes comunitarios, donde se acumulan numerosos proyectos que congestionan la vida escolar y reducen espacio para la labor académica. Miremos lo que opinan los maestros de estas nuevas tareas que se le han asignado a la escuela y al docente: “El cuento de la “revolución educativa”, la “Bogotá sin hambre”, todo eso tiene repercusiones en el ejercicio de la docencia .Por ejemplo en el sector público, el docente se va a convertir en un ente de algo que le podríamos llamar: beneficencia. El profesor tiene que salir y buscar al estudiante, los colegios tienen que 16 “El mejor proceso de desarrollo será aquél que permita elevar la calidad de vida de las personas…esta dependerá de la posibilidad que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales. Necesidades que pueden desagregarse- vg según categorías existenciales y según categorías axiológicas: Por una parte las necesidades de ser, tener, hacer y estar y por otra, las necesidades de subsistencia y protección. Afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad, salud, alimentación…Cualquier necesidad humana no satisfecha de manera adecuada produce una patología. Nuevas patologías colectivas se originarán en el corto y largo plazo si continuamos con enfoques tradicionales y ortodoxos. No tiene sentido sanar a un individuo para luego devolverlo a un ambiente enfermo” Max-Neef Manfred, Elizalde Antonio, Hopenhayn Martín, 1996. DESARROLLO A ESCALA HUMANA UNA OPCIÓN PARA EL FUTURO, Pág 32. CEPAUR, FUNDACIÓN DAGHAMMARSKJÖLD. 52 ofrecer desayunos ó almuerzos, y el refrigerio. Pero cuidado se le exige al estudiante, porque el docente se mete hasta en problemas legales, cuidado lo reprende porque le arremete su libre personalidad, y porque al final de nada sirve que le exija académicamente pasan. Quienes acuden al sector oficial, lo van hacer como a un hogar de beneficencia. Son personas que cada vez mentalmente van a ser más pobres, porque la misma política lo promueve. Entonces vamos a llegar a estudiantes que vengan y se sienten, se crucen de brazos, y haber como trabaja el que está allá parado. Haber haga el que enseña y yo hago como que aprendo. Estaremos bajo esa política, cada vez habrán más analfabetas titulados” 17 . Al respecto cualquiera podría preguntar sí ¿no es esa también una función de las instituciones educativas?, ser escenario para que se desarrollen programas y proyectos que beneficien a la comunidad y compensen las necesidades de sus vidas cotidianas. Pero hago entonces énfasis en el tiempo de la jornada escolar que es dedicado a la asistencia de éstas necesidades, reduciendo considerablemente los tiempos de clase. Mientras en otras instituciones con todas estas condiciones básicas satisfechas, se dedican a formar semilleros para la investigación y a desarrollar elevadas competencias para los nuevos desafíos, en los colegios públicos oficiales se reduce el tiempo a estas actividades, pues existen otras diversas problemáticas que los maestros deben asistir diariamente. 17 Entrevista a docente, localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 53 e. Violencia en el ambiente escolar. “Es evidente que los educadores, aunque convencidos del impacto que tiene su trabajo sobre el tejido social de la urbe, usualmente se ven enfrentados a situaciones de profunda complejidad, que no siempre saben cómo asumir” IDEP (1999) Son cada vez más los conflictos que se presentan al interior de las aulas, del contexto escolar, y mayor también la preocupación de los maestros al no encontrar soluciones o formas de abordarlos. Desde la preocupación de los docentes por formar no solo en lo académico sino en habilidades sociales, se crean estrategias, se ponen en marchas planes para intervenir, pero no siempre se obtienen los resultados esperados. Algunos de las acciones emprendidas regulan ciertas problemáticas, pero otras son desvirtuadas lastimosamente por las condiciones de vida que niños y jóvenes deben afrontar fuera de la escuela, por la poca colaboración de las familias, la ausencia total de estas en los procesos escolares, el mal uso de los medios de comunicación, etc. Son múltiples las causas y no en todas se pude intervenir desde la escuela. Al respecto, es ya un sentir colectivo que los escenarios escolares son “manifestaciones sutiles de la violencia”, pero se presentan casos que nos muestran como dichas manifestaciones ya no son tan sutiles. Muchas de las formas de violencia en los colegios han rebozado los límites de lo pedagógico, y trascienden a otras instancias extraescolares; BINESTAR FAMILIAR, POLICIA, etc. Se vuelve común ver noticias, o escuchar relatos sobre: agresiones verbales y físicas entre estudiantes, estudiantes y maestros, maestros y padres de familia, expendio de droga dentro de las escuelas y colegios, consumo de sustancias psicoactivas, 54 homicidios por problemas intra- familiares o por pandillas, suicidios, amenazas, riñas, abuso sexual y embarazos prematuros. El maestro entonces en el lugar de mediador, conciliador, indiferente, víctima o victimario; son éstas posiciones que suele abordar como respuesta a las manifestaciones constantes de violencia en el contexto escolar. Se ven los maestros en la búsqueda de algo como herramienta, si no formadora, punitiva, que les permita tener el control. “La norma como sanción” impresa en los llamados “manuales de convivencia”, se convierte para los estudiantes en un tratado de conceptos muchas veces incomprensibles e impuestos, que prefieren desconocer. Para los padres en un mecanismo de las instituciones educativas que ha perdido su poder, y para los maestros en una utopía que cada vez está más lejos de sus realidades. Parecieran agotarse los recursos y muchos casos son medianamente controlados, otros permanecen en la escuela agudizando crisis, y otros finalmente terminan en deserción escolar. El maestro ve perdido los mecanismos de poder-control y se ve llamado a buscar otras maneras de responder a las problemáticas que se suscitan en el ambiente escolar, que son en su mayoría manifestaciones de los distintos tipos de violencia vividos en el país, y de los cuales ni la escuela se escapa. Siente en algunos casos vulnerada su integridad personal y profesional como lo muestran los relatos de algunos maestros. (Anexo B). Estas situaciones, de hecho pueden resultar similares a las acontecidas en varias instituciones educativas, y hasta aquí para muchos solo se estaría trayendo a colación un ejemplo de las múltiples problemáticas escolares; aun cuando para otros también puede que resulten novedosos tales sucesos. Pero la intención va más allá del mero relato y descripción, es una invitación a considerar al maestro como sujeto inmerso en esta violencia escolar, el rol que asume, 55 las estrategias que aplica, los sentires que manifiesta, las implicaciones para su desempeño, y hasta las nuevas concepciones emergentes para la profesión. Tenemos los maestros ante la violencia escolar un gran reto en las instituciones educativas, junto a la participación activa y comprometida en primera instancia de las familias, que en muchos casos han descargado su responsabilidad como primeros educadores a la escuela. También se necesita la contribución de los medios de comunicación, que deben asumir su gran influencia educadora en niños y jóvenes e incluso en la sociedad en general, para incluir proyectos que eduquen desde los valores que nos garanticen una vida más pacífica, más armoniosa. A su vez, desde las políticas educativas en tanto no vean como única estrategia al conflicto social, el retener a los niños y jóvenes en la escuela sin crear otros mecanismos de intervención. Y por último, desde otras entidades y organismos, a través de programas de atención social según sus propios campos de trabajo. Que no se piense esta problemática como única responsabilidad de las escuelas y colegios, pero que las intervenciones al ambiente escolar por parte de otras instituciones, no desconozca las particularidades de cada comunidad, ni altere los procesos internos propios, forzando o saturando sin mayor sentido el trabajo de los maestros. Dadas las intervenciones de esta manera, como resaltaba anteriormente, no se contribuyen a mejoras y sí aumentan los conflictos. La violencia manifestada en la escuela no solo debe ser intervenida desde la escuela; “Estado, Familia, sociedad. Nadie puede huir a su responsabilidad” (Anexo C ). Pero agrego aquí, es la escuela un cierto y valioso espacio para que empiecen a darse los debates, y junto a las comunidades, los proyectos. Sabemos que, “Los variados contextos de aprendizaje contribuyen de manera diversa a hacer circular el conocimiento y preparar al individuo para asumir distintos roles. Por eso, la convergencia y complementariedad de los estímulos facilita enormemente la 56 labor de la escuela; y a la inversa, su eficacia se ve mermada cuando otras instancias formales e informales, contradicen los mensajes oficiales del sistema escolar ( de aquí, por ejemplo, el tan debatido efecto “des educador” que tendrían los medios de comunicación e materia de sexo y violencia” Gómez Buendía (1998). Valga esta cita no solo para reafirmar la incidencia de múltiples factores en lo escolar, sino para hacer una necesaria distinción entre sistema educativo y sistema escolar. Deberá comprenderse el sistema educativo, como amplias redes de información e intercambio de códigos, valores, concepciones, que habitan lo cotidiano y contribuyen a instituir un tipo de sujeto. Los espacios y tiempos asignados a la tarea específica de su formación, junto a roles establecidos y dinámicas generadas por los propósitos u objetivos, hacen parte entonces de un sistema escolar. Tener presente esta diferencia, pero a su vez esta confluencia e interrelación propias del sistema educativo y del sistema escolar, representa una primera base para pensar en un proyecto educativo asumido desde responsabilidades compartidas, pues es aquí donde nuestra educación sufre su mayor malestar. Dejamos todo en manos del sistema escolar. Reducir una construcción que cada vez demuestra estar integrada por más vivencias y ligada a nuevos factores, tan solo a los dispositivos tradicionales de escuela, es pensar que la educación se desarrolla en un único lugar y que le corresponde a unos únicos sujetos. Por supuesto que en unos más que en otros está tal deber, de lo contrario no habría quien direccionara y quienes contribuyeran; y desde la ausencia de dichas funciones no haríamos nada, les corresponde a las familias y al sistema escolar el grueso de esta tarea. Pero como ya resalté, visto el sistema educativo de manera más amplia, desde allí muchas otras instituciones y procesos podrían aportar. Por otra parte, es característico en una mayoría de padres, ver en los colegios la obligación de una formación humana que para muchos se ha salido de sus manos. Aun sabiendo que son ellos los primeros educadores de sus hijos, dicen tener múltiples 57 problemáticas familiares que han roto los lazos de comunicación y la autoridad para formar a sus hijos. El no tener conocimiento de temas que son de interés para los niños y jóvenes, no contar con tiempo para estar en casa y acompañar sus actividades, el no saber cómo abordar algunos de sus comportamientos, o no poder satisfacer todas sus necesidades básicas, ha dejado a los padres impotentes para educar y en consecuencia incapaces también de contribuir a lo que son llamados desde las instituciones educativas. Sumado a esto se presenta aun un fenómeno más preocupante, con frecuencia varios padres acuden a la escuela o al colegio para declarar la pérdida de interés en sus hijos y haber decidido entonces ya no hacer nada por ellos. Ya sea ésta posición extrema por circunstancias de conflicto familiar o fracaso escolar, resulta preocupante, que ni las mismas familias logren apropiarse de su función educadora. Es por ello que se convierte la falta de acompañamiento familiar en una de las quejas más comunes de los maestros, en una de las limitantes que más evidencia la escuela para la eficacia de sus propósitos educativos y la trascendencia de sus alcances, es esta, también una causa directa de la violencia escolar. Y ante la violencia en la escuela los maestros convocan a las familias para que retomen su función, para que no dejen sus deberes en busca de que otros hagan por ellos, pues están convencidos que estas problemáticas en su mayoría vienen de los mismos hogares: “Creo que nuestro reto hoy está por el lado de los valores, debemos construir nuevos valores pues la juventud se siente confundida. Esto se debe hacer primero desde casa, pues ellos juegan un papel muy importante, para que no sintamos los maestros que los padres nos entregan sus hijos para que se los terminemos de formar o simplemente son estudiantes que se les 58 han salido de sus manos y quieren que nosotros prácticamente se los arreglemos” 18 Es apenas obvio que esto afecte el trabajo que se pretenda en la escuela, pero deberá mirarse más allá: ¿Cuáles son las causas de éste fenómeno? ¿Qué hace y/o debería hacer el Estado? ¿Qué las familias? ¿Qué las instituciones educativas y en estas los maestros? ¿Qué hacen o deberían hacer otros organismos? f. Participación e incidencia del magisterio en la construcción de políticas educativas. “No es posible generar teorías válidas desde supuestos de “alta estirpe intelectual”, pero con desconocimiento de la vida escolar” Rodríguez y Castañeda (2001) El foro distrital de los dos últimos años, ha estado enfocado a la revisión de las políticas educativas y su incidencia en las instituciones escolares. Previo al foro distrital se llevan a cabo los foros en los colegios y luego a nivel local. El trabajo se centra en el debate por el cómo se viven desarrollando estas políticas, qué fortalezas, problemáticas, nuevos propósitos y retos, se evidencian en cada una de las comunidades educativas, y para el distrito en general. Dicha actividad macro de la cual participan todos los colegios de la ciudad, se convierte en un escenario propicio para dar una mirada al maestro en espacios de reflexión, de discusión, de proposición. El mismo anuncio del foro ya empieza a suscitar diversas posiciones, comentarios, que delimitan indudablemente el desarrollo de éste. Los maestros de más antigüedad en 18 Entrevista a un docente, localidad 8 KENNEDY. 59 las instituciones, relatan como dichos foros no han tenido mayor impacto en las problemáticas propias de sus comunidades, y manifiestan su poca fe en el sentido de éstos espacios de trabajo, argumentando que se convierten en mero cumplimiento de requisitos institucionales. Veamos: “Los maestros son los que menos deciden en las cosas de la educación, porque las decisiones las toman más quienes convocan, los de la parte administrativa, los maestros de aula poco. A nosotros los maestros nos exigen demasiado y es que sin nosotros no habrían chicos educados, pero no se nos tiene en cuenta verdaderamente para estas cosas, las de decisiones mayores” 19 Si bien es cierto que no en todas las instituciones de la ciudad se da de la misma manera el trabajo frente a los foros y otros encuentros para el debate político y pedagógico, pues las características propias de cada comunidad arrojan problemáticas particulares, proyectos distintos, retos y posibilidades específicos; también es evidente que existen numerosos puntos de encuentro. Sin pretender entonces desconocer tales diferencias, abordaré tan solo los aspectos comunes, las preocupaciones y ocupaciones compartidas, aquello que se convierte en un sentir de mayorías y que puede darnos pistas para comprender cómo asumen los maestros dichos espacios de participación. El ejercicio de participación en los foros locales, reúne a representantes de padres de familia, estudiantes, directivos docentes, funcionarios de la Secretaria de Educación del Distrito SED, y otros agentes involucrados con la educación en Bogotá. Algunos maestros participan con entusiasmo y llevan documentos elaborados juiciosamente en sus instituciones, otros tan solo asisten para cumplir con el requisito. 19 Entrevista a una docente, localidad 8 KENNEDY. 60 Se inician las mesas de trabajo y comienzan a converger distintos sentires frente a la educación, al cabo de las primeras charlas se reducen las distancias generadas por la rutina interna de las instituciones, ahora son muchos más los que tienen las mimas inquietudes, y abundan las propuestas. Se llega al debate central con un valioso ejercicio de discusión y conclusiones colectivas, pero el escenario es otro, preocupa dar cumplimiento al protocolo, hacer el cierre a tiempo, dejar en el ambiente unas preconclusiones de la gestión desarrollada en materia de educación, y las calurosas opiniones de los maestros que ven la oportunidad de empoderarse desde del discurso y empezar a ganar terreno en estos que pueden ser insumos para las construcciones de política educativa; se opacan. Voces que quedan a la espera de alguna incidencia, de que la participación a la que se les ha convocado sea un proceso honesto de las futuras proyecciones en educación para la ciudad, y no una más de las múltiples diligencias institucionales que se quedan sin sentido. Pensando en resignificar estos espacios, se cambia este año el foro institucional y local por la “feria pedagógica” que convoca al compartir de experiencias significativas desarrolladas en las escuelas y colegios de la ciudad. Allí muchos maestros, junto a estudiantes y padres muestran procesos que han sido exitosos y que a demás de merecer un reconocimiento, pueden ser generadores de nuevos proyectos o ejemplo de trabajo para otras instituciones. Los protagonistas son entonces los mismos agentes escolares. Esto hace parte de empezar a construir confianza por lo que se hace en la escuela, por la labor del maestro, de incentivar el fortalecimiento del saber pedagógico del que debe ocuparse constantemente la docencia. Más allá de la opinión sobre lo que está instituido en el sistema educativo, con las merecidas críticas que pueda hacerse al respecto, se avanza a la construcción de propuestas, de cambios provocados desde las mismas prácticas. 61 No obstante aunque este carácter proactivo y con un enfoque más pedagógico, resulta valioso, también es importante que se amplíen los espacios de discusión frente a las políticas educativas y la participación que los maestros deben tener en el proceso de construcción de las mismas. Lo que cobraría aquí mayor importancia, es ver el lugar que se le da al maestro, y el lugar que asume el maestro en tales espacios de debate público, para crear nuevas estrategias que posibiliten un mayor empoderamiento su labor y un mayor impacto de los temas abordados junto a compromisos acordados, en cada una de los contextos escolares. ¿Cuáles de las realidades que otros maestros comparten, vivimos también en nuestra localidad, en nuestras instituciones? ¿Qué otras situaciones no se contemplan en estos encuentros, y deberían trabajarse? ¿Qué agentes están implicados y de qué manera? ¿Cubren las expectativas y en qué medida, estos espacios de encuentro hacia temas de interés por la educación? ¿Qué viene y que debería venir luego de un foro, un congreso; en cada una de nuestras comunidades educativas? ¿A qué estamos llamados los maestros en y desde estos espacios de participación política? Insistiré en algo que bien se dijo en el Encuentro Iberoamericano de Formación Docente: Es necesario “que los educadores cobren cada vez mayor autonomía, pudiendo conformarse como un grupo de opinión decisorio en torno a la elaboración de las políticas educativas” Herrera (2004). No se vale que a un docente no le interese el tema, ni que a los que más intervienen en éstas discusiones, se les agote o se les ignoren sus voces cuando terminan estos eventos. Pues persisten los malestares y poco se hace por combatirlos. Ahí radica gran parte de la distancia preocupante entre los agentes encargados de la construcción de las políticas educativas y los agentes de la vida escolar. Deben acercarse estos escenarios, debe darse una participación abierta y real, de lo contrario no pueden esperarse cambios exitosos. 62 Ahora bien, si “en la medida en que una persona ejecuta una tarea que le viene regulada de arriba o desde afuera, no puede hacerse después responsable por los resultados, porque él no tomó la decisión de hacer las cosas así” Tedesco, compilación Sandoval Sandra, (2001), a muchos maestros entonces no se les podría exigir hoy cuentas de una gran parte de las problemáticas de la educación, ni hacerlos responsables de una calidad de la que no se les ha permitido pensar activamente. Para que se dé corresponsabilidad, y se evidencie gran compromiso en el ser y hacer de los maestros, deben abrirse y cualificarse estos espacios de participación e incidencia en las decisiones que afectan la educación y en especial al mismo magisterio. g. Escenario para la profesión docente. Figura 5. Clase en espacios cercanos al colegio. El ser maestro es una labor indudablemente significativa socialmente, y en esto no hay discusión. Es por tanto el maestro un agente con gran poder social, pero en nuestro país, constantemente limitado por las condiciones para la profesión. Dejemos entonces 63 que los mismos maestros nos permitan ver parte de este escenario donde dicen encontrar tantas limitaciones. La primera limitación está en que en los lugares de trabajo no se cuente con todos los recursos necesarios: “Yo creo que unas de las limitaciones del maestro y que la estamos viviendo hoy en día, son los colegios de pocos recursos. La falta de recursos en todos los sentidos, tanto espacio, como de los salones, de textos, de ayudas audiovisuales, de recursos para salidas. Entonces esto empieza a diezmar la actividad pedagógica, a tal punto que los maestros se sienten ya vulnerados en su posibilidad de enseñar” 20 . Y luego del reforzamiento o construcción de nuevas plantas físicas ¿de qué recursos estamos hablando? Dotaciones para las bibliotecas, laboratorios, talleres, medios audiovisuales, material para el debate pedagógico, subsidio para salidas pedagógicas, recreativas, culturales (con cobertura a todos los niños y jóvenes de cada institución), etc. Es aquí donde más se siente el recorte a las transferencias 21 para educación, se limita el quehacer escolar y las prácticas educativas de los docentes. Una segunda limitación, es la formación y actualización de los maestros en ejercicio. Aunque existen algunos programas, estos no son suficientes y entonces aumentan las exigencias en cuanto a competencias del docente; pero son pocos los que están preparados para asumirlas. ¿Presupuesto? ¿Hábitos de estudio? ¿Motivación?, todos estos factores influyen, lo cierto es que si no se trabaja en ello, se estará reduciendo el tiempo de desempeño competente de los maestros mientras bien sabemos que si se aumenta el tiempo para su pensión. 20 Entrevista a un docente de apoyo , localidad 14 LOS MARTIRES. “El magisterio y todos los sectores democráticos tienen que abrir un debate…No habrá calidad de educación si hay reducción de transferencia” Luís Eduardo Garzón. Cfr., periódico ADE, Diciembre y Enero de 2006. 21 64 En cuanto a los ingresos salariales, que es otra limitación en el magisterio colombiano, según estudios publicados en PREAL (2004), esta situación ha traído problemas en el reclutamiento a la profesión. “la docencia se ha transformado en una profesión que no paga lo suficiente para atraer a los mejores candidatos porque las estructuras de aumento salarial en la carrera son significativamente peores a las de otras profesiones. Esto hace que aquellos que ingresan a los institutos de formación tengan, en promedio, peor historial educativo que otros estudiantes que acceden a otros estudios más valorizados socialmente”. Si bien no podemos centrar los problemas actuales de la docencia tan solo en lo salarial, tampoco podemos desconocer que este aspecto es relevante, pues de tales ingresos dependerá la calidad de vida de los maestros, sus posibilidades de formación permanente, la apertura a nuevos códigos de modernidad que deberán manejarse para orientar eficazmente el aprendizaje de los estudiantes, y en gran medida, la motivación por el desempeño de su profesión. Encontramos también como limitación, el sistema de salud. Y esta se muestra como la mayor problemática del magisterio actualmente. Se han dado cambios constantes de EPS para los maestros y se ha reducido la calidad del servicio. Muchos se quejan de no recibir el tratamiento necesario ni oportuno, de notar el afán de las EPS en ahorrar recursos desde la no intervención en casos que les representen altos costos. Los maestros deben seguir asistiendo a sus trabajos aun con sus problemas de salud que nos les permiten un óptimo desempeño; por ello son numerosas, quejas como las que hacen estas maestras: “Cada día lo de la salud es peor, porque antes regular y ahora sí que estamos mal. No hay quien nos defienda, ni siquiera los sindicatos. Los que nos quedamos sin el servicio de Mejor Salud, estuvimos un tiempo sin atención, ahora que nos reubicaron, no sabemos cómo va a ser eso. Un compañero que ya fue, dijo que se veía peor” 22 22 Entrevista a una docente, localidad 11 SUBA. 65 “Nosotros deberíamos ser libres de escoger el sistema de salud, porque es que unos para un lado otros para otro, a unos los atienden bien a otros no, eso no se ve en otras EPS. En mi caso por ejemplo, mi mamá también es maestra y estos días necesitaba droga vital, ayer me tocó seis horas rogando por una droga y no. Eso no es un trato digno para ninguna persona, y menos cuando es droga que no la venden en cualquier parte” 23 ¿Si en esta necesidad básica no se está atendiendo dignamente al magisterio, cómo esperamos que los maestros empiecen a tener otra imagen de sí mismos, y que en la sociedad puedan empezarse a construir mejores imaginarios frente al magisterio? Ahora bien, en bienestar para los maestros del distrito se han hecho algunas cosas, pero no son suficientes. Que exista en la Secretaría de Educación SED un espacio para pensar este proyecto y destinar algunos recursos, cuando antes ni siquiera se contemplaba tal aspecto, es un avance; pero miremos que opinan algunos maestros que participan o conocen de estos espacios de bienestar: “La parte de recreación, si no es por COMPENSAR, estaríamos mal. Hay empresas donde les entregan bonificaciones, les hacen salidas con sus familias; pero aquí, cumpla con lo que tiene que cumplir y ya. Los juegos los promueven las cooperativas, desde ahí se motivan los maestros; pero ¿el resto de maestros? ¿Los que no pueden por limitación física o enfermedad? bienestar.” 23 24 Deberían 24 Entrevista a una docente, localidad 8 KENNEDY. Entrevista a una docente, localidad 7 BOSA. 66 promover más actividades de “Yo participo de los juegos, pero como los organizan los domingos, y es el único día para la familia, o preparar actividades del colegio, uno a veces lo piensa para ir. A demás, bienestar no solo es recreación, debe haber información sobre los riesgos profesionales, realidad del maestro a nivel legal, derechos y deberes a nivel público, pues uno actúa sobre la ética y el sentido común. Hay una orientación desde los PEI, pero debe haber un sistema más amplio y conocido.” 25 Entonces debe seguirse trabajando en bienestar para los maestros en el distrito, y no desde la pretensión del favorecimiento u apoyo a partidos políticos, sino porque exista realmente una convicción de que los maestros lo merecen, y que en la medida en que se sientan reconocidos desempeñarán mejor su labor. Por otra parte, el sistema de contratación, de asenso y de estímulos en la profesión tampoco es satisfactorio. Por un tiempo se mantuvo congelado el escalafón, impidiendo cualquier trámite que representara mayor inversión en el pago de maestros, luego entonces, se crea un nuevo estatuto docente que disminuye los salarios, aumenta los tiempos para el asenso e incluye profesionales que no han sido formados para la docencia. Aunque con la actual administración se hace un esfuerzo por atender la mayor parte de estas solicitudes que se encontraban represadas en el escalafón y hasta se crean programas para subsidiar estudios de los maestros, aun hoy no hay desde el Ministerio de Educación Nacional MEN un direccionamiento claro frente a este nuevo sistema, que por cierto ya ha recibido bastantes críticas y resistencias. Estas entre otras condiciones laborales ponen la profesión docente en un lugar menos favorable respecto a muchas otras profesiones en nuestro país. Entonces ser maestro, 25 Entrevista a un docente, localidad 8 KENNEDY. 67 no representa un mayor estatus social, pues se ha trabajado poco desde una política nacional en mejorar el escenario para la docencia. Hoy se abonan algunos importantes esfuerzos; pero ¿cómo garantizar que se conviertan estos avances en un trabajo que seguirá siendo prioridad dentro de lo que debe hacerse para garantizar una mayor calidad educativa? No habrá de olvidarse que los maestros son agentes principales en estas mejoras, y que si no se mejora el escenario para la profesión desde los aspectos antes mencionados, difícilmente se alcanzarán las metas de calidad para nuestra educación. 68 CAPÍTULO III ACTORES SOCIALES: PERCEPCIONES Y REPRESENTACIONES DEL MAGISTERIO. Del maestro frente a su labor: “Desilusión Pedagógica” Existe una visión generalizada que relaciona en causaefecto las condiciones de vida y el sistema educativo, la poca posibilidad que se considera tienen de progreso algunas comunidades con el “bajo” nivel de educación que se les brinda. Algunos estudios muestran que el nivel agregado al rendimiento escolar está estrechamente vinculado con el origen social y las condiciones de vida, pero a su vez el sistema educativo refuerza los factores externos desfavorables. (Parra Sandoval, 1996). Parecieran entonces los contextos socio-culturales de los estudiantes, ser los que definen la calidad de la acción pedagógica. Se convierte en consecuencia la educación en una forma más de generar marcadas distancias sociales, y de calidad de vida. Pero, ¿a qué se debe esto? Figura 6. “Desilusión pedagógica” Se dice que “los docentes suelen tener estereotipos acerca de la capacidad de aprendizaje de sus alumnos según su origen social” Tedesco, 69 compilación de Sandoval (2001), y manejan estos para orientar y desarrollar las prácticas educativas, pero preocupa que tal estereotipo resulte convirtiéndose en un pretexto para no buscar calidad en los procesos escolares, cuando corresponda a poblaciones marginadas o con altos índices de pobreza. Aunque no podemos decir que la calidad de educación dependa únicamente de los maestros, y los estereotipos que tienen de las poblaciones donde laboran, pues ha sido evidente en nuestro sistema educativo, que quienes manejan tales estereotipos son más quienes deciden cuánto se invierte en la educación de ciertas comunidades, por cierto siempre menos favorecidas a la hora de organizar, desarrollar y proyectar lo escolar. Este trato a la educación pública oficial tiende a aumentar el malestar de los maestros, e incluso incide en su desempeño. Cuando bien la acción del maestro puede contrarrestar en parte la problemática, en algunos casos tiende más bien a legitimarla. Tal malestar, diría yo contagioso, se propaga en las instituciones educativas oficiales. Sin el ánimo de generalizar y desconocer otras realidades, llamaré a éste fenómeno “desilusión pedagógica”. Sin duda alguna habremos escuchado en talleres, conversatorios y otros encuentros de maestros, un pronunciado desacuerdo con la mayoría de las políticas educativas en nuestro país, las formas de acción e impacto de las mismas en el sistema escolar y sus consecuencias tanto a corto como a largo plazo. Discursos que otorgan la responsabilidad del fracaso escolar a las condiciones de vida de los estudiantes, otros a la profesionalidad del maestro, pero sobretodo, al Sistema Educativo que direcciona la escuela hacia una educación generadora de más desigualdades y menos oportunidades. Se critica el daño que ciertas leyes y decretos han causado a la educación, tanto en la calidad de la misma como en las garantías y condiciones laborales para los docentes. Hecho que afecta inevitablemente la calidad de vida de los sujetos. 70 Este malestar ha impregnado la escuela, hace parte del tinto y las charlas del recreo, pero aun más ha trascendido al interés y compromiso por las propias acciones pedagógicas. Es este malestar, algo que en muchas ocasiones se descarga en el aula y en el ambiente escolar. Es decir, las falencias del sistema educativo, que a mi modo de ver son bastantes, están siendo motivo también de las no acciones pedagógicas. Me refiero con éstas últimas a lo que se supone debe hacer la escuela y en esta los maestros para la búsqueda de calidad en la enseñanza y los aprendizajes, y que se abandona por una notable desesperanza. Los maestros que llevan mayor tiempo en su cargo, al hablar de la profesión hacen alusión a un cambio negativo para este oficio, que les desmotiva: La primera experiencia que tuve como maestra fue con el departamento, y fue mejor, pues es diferente porque son niños de campo y pues los niños eran muy receptivos, disciplinados, muy decentes. Cuando ingresé a la parte oficial había mucho respeto para el docente, los estudiantes cumplían con sus deberes, se presentaban inconvenientes, pero los normales. Con el tiempo cambió esta situación, en éste momento a nosotros no nos respetan, los estudiantes no traen tareas, no traen trabajos, son agresivos. Creo que esto se debe al paternalismo del gobierno, a las leyes que se ha inventado para retener a costa de lo que sea a los estudiantes en el colegio y pues ellos lo saben, porque los estudiantes de ahora conocen más de leyes. Entonces ellos saben que pasan su año, y simplemente no estudian porque saben que con el 5% pasar. 71 van a La profesión del maestro hoy desafortunadamente se ve mal, da tristeza cuando uno cuenta que es docente y la gente le pregunta:¿ Escogió la docencia? Y ¿Porqué?, yo considero que algunos docentes escogieron su profesión por la parte económica, no tenían plata para pagar otras carreras y como esto era menos costoso, y por otro lado hay otros docentes que escogieron ser maestros porque les gustaba, pues antes esta profesión era considerada una buena profesión, porque era valorada ante la sociedad, el profesor era el líder en la comunidad. Aunque siempre se ha hablado del sueldo del maestro en sentido despectivo, se respetaba al maestro como tal. En este momento ni se paga bien al maestro, ni se respeta al maestro, no lo respetan los estudiantes, ni los padres de familia, ni el mismo gobierno, ni los otros profesionales… 26 En este sentido debo rescatar el impacto negativo de varias políticas educativas en el contexto escolar, que contribuyen a potenciar tal “desilusión pedagógica”. Insistiré en los aspectos más nombrados por los maestros: Sistema de evaluación que flexibiliza en demasía la exigencia académica y permite la promoción de estudiantes con un bajo nivel académico, estándares que presentan una interminable lista de competencias que deben tener los estudiantes sin estimar los medios con los que cuentan las instituciones para alcanzar dichos logros y a su vez reduciendo la evaluación a la aplicación de ellos, carencia de recursos locativos y de apoyo al trabajo de aula, ausencia de estímulos y garantías laborales que motiven el constante perfeccionamiento de la labor docente, escasas políticas sociales que atiendan eficientemente las marcadas necesidades de las comunidades, con el agravante de que estas necesidades descuidadas problemáticas escolares, entre otras tantas. 26 Historia de vida de una docente, localidad 14 LOS MÁRTIRES. 72 han generado diversas De no reconocer esta realidad estaría afirmando entonces, que las poco comprometidas o no acciones pedagógicas de algunos maestros, obedecen a meros caprichos. Y si bien la limitante en varios casos es la no vocación o identidad con lo que se profesa es decir con la profesión (“maestros gendarme”); en muchos otros casos es la ausencia de políticas sociales-económicas que respalden las educativas, condiciones laborales que posibiliten y motiven el buen desempeño de los maestros, recursos educativos que propicien ambientes adecuados para el aprendizaje, acompañamiento e inversión en la formación permanente y pertinente de los maestros, garantías y espacios para el trabajo colegiado; lo que sin duda alguna no permite el pleno desarrollo de las expectativas pedagógico-educativas de los maestros comprometidos ( “ maestro pueblo” ). Ante todo este sentir, sabemos que las injusticias y desigualdades de nuestra sociedad se muestran como gigantes que se hacen cada vez más fuertes y difíciles de derrotar, pero si de repente decidiéramos que ya no hay nada que hacer ¿en manos de quiénes estaría el cambio? Se hace urgente construir esperanza en y desde la escuela, parafraseando a Freire (1992) como construir mejores realidades presentes si no nos atrevemos a soñarlas, no hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza. ¿Cuántos de nosotros maestros sufrimos de “desilusión pedagógica”? ¿Qué situaciones sociales, políticas y hasta personales, propician esto? ¿Cómo combatir tal malestar que deja a la profesión sin alma? Debe atacarse esta “desilusión pedagógica”, pues aunque “a la educación desde luego no se le puede pedir que corrija los entuertos del mundo, si podemos aspirar a que forme ciudadanos capaces de hacerlo” Cárdenas (2000). Es decir, nuestro compromiso por superar tal desilusión pedagógica, no solo debe estar en busca de un bienestar propio sino de la formación de nuestros estudiantes. En efecto, generaciones que no sigan alimentando la cadena de violencia y autodestrucción, de anonimato de muchos que tienen valiosas ideas para el bienestar común y protagonismo de aquellos que solo persiguen intereses personales, aun por encima del bienestar de la mayoría. 73 Recuerdo que la primera vez que pensé en un término que mejor se ajustara a este malestar, que se hace latente en algunos espacios escolares, tuve que recurrir a los posibles sentimientos que lo producen y para ello, a algunos que yo haya experimentado. En un acto de lectura de ciertos momentos de mi propia cotidianidad como maestra, entonces los reconozco: ¿Por qué hacer si otros no hacen? ¿Para qué lo hago si no se ven los resultados que espero? ¿Habré elegido la profesión que realmente deseo? ¿Si no se me reconoce tanto esfuerzo por qué no hacer lo mínimo? Estas contradicciones, son entre otras tantas, síntomas que debemos reconocer a tiempo, y no para quedarnos en una afirmación de la “desilusión pedagógica” que tan solo conduce a continuar “padeciendo” la docencia y todo lo que esto pude generar en el ambiente escolar. Tampoco propongo un sentimiento de culpa que no nos permita reconocernos en la complejidad de nuestra labor y entonces afecte la autoestima, producto de lo que pensamos sobre lo que somos y hacemos en nuestra profesión, y en últimas reflejo en nuestro quehacer pedagógico. Más valioso resulta aprovechar tales tensiones para pensar en mejores formas y para buscar construirlas. ¿Cuáles de las causas que me generan este malestar son susceptibles de intervenir? ¿Qué situaciones generan satisfacción con el ejercicio de mi labor, y cómo puedo provocarlas? ¿Qué otros aspectos no dependen directamente de mí, pero como podría provocarlos? 74 El maestro que quieren los estudiantes Figura 7. Maestros y estudiantes. El estudiante ya no como sujeto silencioso y sumiso. El estudiante hoy, como individuo inquieto, que cuestiona, que critica, que pone en duda la coherencia entre las prácticas de las escuelas y colegios, y las situaciones reales de vida que le son propias, o las que luego debe “enfrentar”. Como si se tratase de una educación abstracta que luego hace sentir a los jóvenes arrojados a un mundo para el cual no estaban preparados, la escuela como “un purgatorio antesala obligatorio del trabajo manual” Varela y Álvarez Uría. (1991). Creo que la anterior cita resume la situación crítica del sentido de la escuela para los niños y jóvenes. Allí acuden en su mayoría por deber impuesto no por entusiasmo. El deseo de aprender, de saber, el amor por el conocimiento que debiese caracterizar la escuela, se hace cada vez más difícil de alcanzar. Ni siquiera podríamos decir que represente para todos una decidida oportunidad para posteriores vinculaciones laborales, porque vemos a diario muchos profesionales sin empleo, o que han tenido que dedicarse a otras laborales diferentes a su profesión. 75 De la misma manera se reduce la posibilidad de una continuación en estudios superiores con alta calidad, pues son pocos los que pueden costearse la universidad, o sus niveles académicos son muy bajos y difícilmente ingresan a universidades públicas. Muchos coinciden en que el sistema de evaluación y promoción que ya se expuso en este documento tiene mucho que ver con esta tensión, pero muy seguramente existen otras causas asociadas, como la escasa inversión para la educación pública, los mínimos exigidos cuando debiesen darse las condiciones para exigir unos máximos, las problemáticas juveniles ante las que las familias y la escuela se quedan cortas para tratar y que luego se evidencian en deserción de la vida académica, etc. Los estudiantes empiezan a sentir la incertidumbre de terminar el colegio y no encontrar mejores opciones de vida. Por ello esperan que sus maestros puedan prepararlos para tal futuro incierto, pocos tienen un proyecto de vida medianamente definido, y trabajar alrededor de este, puede representar para los jóvenes una importante ayuda de sus maestros. Los estudiantes esperan también que la escuela y las prácticas de sus maestros, toquen en algo sus vidas cotidianas, para sentir que el tiempo que permanecen allí les beneficia realmente. Y ante ello, todos sabemos para qué debiese servir la escuela en la vida de un individuo, bueno eso decimos en los PEI. Hablamos constantemente de que la escuela debe ser una poderosa experiencia para construir las bases de una proyección académica, laboral, social y política. Y que ésta propende por la formación integral de sujetos comprometidos consigo mismos, con los demás y su entorno. Súmesele a ello, todo lo otro que pueda decirse desde los nuevos desafíos que genera la globalización, la crisis ambiental y ética, las problemáticas sociales, etc. Tales propósitos se nos quedan en los documentos y escritos de las instituciones, al no darse por múltiples motivos, el vínculo entre la vida escolar y las vidas que están, que se sueñan detrás de los rostros de cada estudiante. 76 Quizás aquí se explique en parte el desinterés aparente de los estudiantes por muchas de las prácticas educativas. Situación que se convierte en una preocupación para los maestros en tanto sienten que no logran obtener lo esperado: “Desafortunadamente la apatía de los estudiantes es algo que nos desmotiva constantemente, hay mucha desesperanza de los docentes porque estamos en una transición donde no sabemos qué hacer, donde preparar clase muchas veces es igual a no prepararla, los estudiantes n participan, no trabajan, no dejan realizar la clase” 27 . Los estudiantes por su parte, aluden tal desinterés a la poca utilidad que pueden dar a los conocimientos aprendidos en situaciones cotidianas. “deberían los profesores prepararnos mas para la vida, que no se diga solo que tenemos que aprender y como hacerlo, sino como podemos utilizarlo luego”, también hacen referencia a las maneras de desarrollar las clases “me gustan los maestros que saben hacer su clase, pero a la vez lo entienden a uno, donde las clases no son aburridas, esas donde el maestro solo habla y regaña, es que a veces la manera en que explican no es la manera en que los estudiantes entienden” 28 . Muchos dirán frente a estos relatos que las causas del poco interés y compromiso de los estudiantes hacia las actividades escolares, no están relacionadas únicamente con el desarrollo de las clases, y también a sí lo creo, pues sin duda alguna tiene que ver aquí también otras situaciones personales, familiares y sociales. Pero no podemos seguir diciendo que notamos desinterés o apatía, sin darnos a la tarea de buscar las posibles causas y soluciones, al menos las que estén a nuestro alcance. Esto es algo que los mismos maestros reconocen como compromiso desde de sus prácticas: 27 28 Entrevista a una docente, localidad 14 LOS MÁRTIRES. Escrito de una estudiante, localidad 8 KENNEDY. 77 “De pronto el desinterés de los estudiantes también depende de los maestros, de la motivación, aunque esta debe ser también intrínseca y si no llegan al colegio con esa motivación las cosas son más complicadas. El maestro tiene que aportar mucho para que la motivación que traigan los estudiantes no decaiga, al contrario, que aumente con nuestras actividades y metodologías” 29 . Y entonces deberá ser una tarea, el resignificar lo que se hace en el aula, pues ¿si lo que se viene haciendo no funciona, porqué continuar haciendo lo mismo y de la misma manera? Ahora bien, miremos como junto a esta situación académica se encuentra lo afectivo. El estudiante que observa cuidadosamente, que caracteriza, clasifica, valora o desecha; que ve en sus maestros lo que quizás ellos mismos no se ven. El estudiante reclama un maestro amigo, otro que conozca de su vida, sus expectativas y dificultades. Tal vez los estudiantes busquen más allá del conocimiento, afectos que no encuentran ni en sus propios hogares. Estudiantes que quieren un maestro no lejano y autoritario, que encuentre el sano equilibrio entre la exigencia y el afecto, la firmeza y el amor. Para que como lo dice este estudiante, los maestros no desconozcan sus propias realidades: “los maestros a veces no tienen en cuenta los problemas que tenemos en la casa: si el estudiante trabaja, si no come, si el papá es drogadicto…. Yo siento que unos de mis profesores se preocupan por esto, otros no, unos dictan la clase y ya, otros sí se preocupan por uno” 30 . 29 30 Entrevista a un docente, localidad 10 ENGATIVÁ. Entrevista a un estudiante, localidad 14 LOS MÁRTIRES. 78 Las crecientes problemáticas familiares han generado conflictos y crisis emocionales, que se reflejan en el comportamiento de los estudiantes, en sus relaciones intrapersonales e interpersonales. Los maestros saben de esta problemática y muchos de ellos generan ambientes orientados a compensar estos vacíos: “uno como maestro debe conocer y comprender la situación de la que viene cada estudiante. En mi caso, con mis compañeros, tratamos de darles el mayor afecto, el trato que se merecen, hacerlos sentir bien y ayudarlos a través del diálogo” 31 . Claro está que este ambiente de afecto, no debe verse únicamente como recurso de atención a comunidades marginadas o excluidas, pues de por sí el afecto es un factor fundamental en el aula, el afecto por el otro, el amor por lo que se aprende, por el conocimiento; es en consecuencia la mejor mediación pedagógica. Respecto al maestro que quieren los estudiantes, es preciso reconocer que estas son unas primeras aproximaciones, pero haría falta realizar un trabajo más amplio que se proponga escuchar a los niños y jóvenes frente a la educación que reciben y la que desean, frente a cómo ven a sus maestros y que podrían mejorar estos para que la vida en la escuela se convierta en toda una experiencia significativa y agradable. ¿Y las familias? Los padres de familia reconocen el distanciamiento que se ha dado entre lo escolar y la comunidad. En su mayoría, saben de lo necesario que resulta en esta época el diálogo constante con los maestros de sus hijos; pero también saben de las múltiples situaciones que complican este trabajo común: “Veo que deberían los maestros, según el caso de cada muchacho tener más relación con los padres de familia. Porque a 31 Entrevista a un docente, localidad 5 USME. 79 veces hay unos padres que no les podemos exigir, por ejemplo: por su medio cultural o la educación que hayan tenido, no le dan una educación acorde a estos tiempos. Entonces, ellos siguen educando con los golpes. El maestro como que debería llamarlos y hablar con ellos, como que también los padres deberían tener una educación en cuanto a la educación de sus hijos. Aunque es difícil deberían hacerse talleres de educación a los padres, me parecería muy interesante, aunque el trabajo de los padres, el tiempo, no dejaría hacerlo. A veces no es culpa ni de los mismos maestros, sino que no hay interés de los padres. Por eso veo que la relación de la mayoría de padres y maestros es un poco distante” 32 Esta entrevista a una madre de familia permite identificar unas primeras tensiones comunes en la relación de maestros y familias de estudiantes. Cuando ella menciona, por ejemplo, que “los padres deberían tener una educación en cuanto a la educación de sus hijos”, hace explícita una necesidad latente en las instituciones educativas, y como respuesta a esta problemática se generan algunas estrategias de trabajo con las familias: talleres, conversatorios, actividades de integración familiar, etc.; pero como también menciona esta mamá, incide el nivel educativo de los padres y el poco tiempo que tienen para dedicar a sus hijos. Partamos primero por caracterizar las posturas más frecuentes de las familias frente al proceso escolar de los estudiantes: -Participación activa de los espacios que se les convoca y en el acompañamiento del proceso académico y convivencial de sus hijos. -Asistencia a reuniones, talleres y demás actividades, pero poca intervención o colaboración con las necesidades detectadas en el proceso escolar. 32 Entrevista a una madre de familia, localidad 6 TUNJUELITO. 80 -Participación esporádica. No continuidad en el acompañamiento escolar. -Son delegadas a conocidos o vecinos de la familia la mayoría de responsabilidades frente al proceso escolar de los niños y jóvenes. Acudientes como cumplimiento de requisito, más no como acompañamiento real. -No hay presencia de las familias o acudientes. Se formalizan procesos de inscripción, matricula, diligenciamiento de documentos; pero no hay acompañamiento. Nos encontramos entonces ante el sentido de lo urgente, y aquí lo urgente o apremiante para un gran número de familias es el trabajo que les garantiza el sustento de sus hogares, lo escolar pasa a un segundo plano, se deja a responsabilidad única de los colegios. Aunque también se dan casos de padres de familia que disponen de tiempo para el acompañamiento escolar y aun así no asumen su función, no asisten ni muestran mayor preocupación por el desempeño de sus hijos. Esto está ligado sin duda a lo cultural y a las concepciones y constituciones propias del núcleo familiar. De ahí que como lo dice esta misma madre de familia, hasta los mismos padres necesitan ser educados para su tarea de educar. Vemos pues que las familias descargan gran parte de sus funciones en los maestros, e incluso se dan casos de mal trato hacia ellos: “La peor dificultad, los padres de familia, si al niño le va bien eso es la familia, pero si le va mal eso es la maestra y entonces hasta la tratan mal. Son muy agresivos con los docentes. Aquel día escuché a una mamá diciendo: mire que ella gana más que yo, y ¿qué es lo que hace? Pero ellos si no hacen, les compran cosas 81 innecesarias a su hijos que a veces son hasta bien costosas, y los materiales para la escuela, esos si no se los compran.” 33 Pero en otros casos, los padres sienten que deberían ser mas convocados por los maestros a las múltiples tareas que les permitan mejorar sus intervenciones, y potenciar su papel formativo. En cuanto a la percepción del maestro, se han dado cambios que son considerados por los padres como positivos para la formación de sus hijos, pero otros que son relacionados con la baja calidad educativa: “El cambio de mi época de estudiante a ésta, ha sido mucho. Antes el maestro era visto como la figura allá que nunca se equivocaba, a la que uno no se podía acercar, solo para pedir una explicación más no para algo personal. Veo que ha cambiado, ahora los maestros son más asequibles, los muchachos pueden acercarse a ellos para hablar de otros tema.” 34 Esta situación representa en parte para los padres otro que ve y trata a sus hijos con afecto. Lo que contribuye a establecer nichos de confianza en el rol del maestro. Pero por otro lado está, la preocupación en este mismo sentido de los cambios del maestro vistos desde las familias, la baja calidad académica: “Me parece que académicamente falta un poco, es muy corta la jornada. A veces los maestros tienen reuniones, deberían dejar más tareas y subir el nivel de exigencia” 35 Como si paradójicamente los padres contrastaran el paso de un maestro lejano, autoritario; pero del cual se “aprendía más”, a un maestro cercano, flexible, jovial; pero que poco garantiza una alta calidad en lo escolar. 33 Entrevista a una docente, localidad 13 TEUSAQUILLO. Entrevista a una madre de familia, localidad 14 LOS MARTIRES. 35 Escrito de un padre de familia, localidad 15 ANTONIO NARIÑO. 34 82 Volvemos por tanto, a la búsqueda de un equilibrio, que de manera precisa concluye una madre de familia: “El maestro definitivamente debe ser hoy una persona muy humana, solo así es capaz de identificar que problemas tiene el muchacho. Y obviamente debe tener mucho conocimiento de lo que está enseñando” 36 . También es pertinente considerar las familias como veedoras y contribuyentes del trabajo del maestro. Este rol es más frecuente en los colegios privados, pues se les deberá entregar unos resultados a su inversión, y todos saben que las opiniones de los padres de familia inciden directamente en la contratación y permanencia de los docentes. La comunicación entre padres y maestros es más constante, e incluso se manejan estrategias que garanticen el apoyo de las familias a la visión y la misión de la institución. Pero en el sector público, el rol de las familias frente al maestro es otro. Quizás por la misma concepción que se tiene de lo público; aquello que es de todos, pero donde fácilmente se evaden las responsabilidades individuales. Los padres intervienen menos en los procesos escolares, hacen uso de algunos procedimientos legales cuando se presentan problemáticas con los docentes, pero poco contribuyen en lo formativo. Esta relación del maestro con la comunidad debe fortalecerse, pues la escuela se ha encerrado, y las familias se han desentendido. 36 Entrevista a una madre de familia, localidad 18 RAFAEL URIBE URIBE. 83 Voces oficiales frente al magisterio Preocupa que el ser maestro resulte reducido a la aplicación de programas escolares, y que no sea esta una profesión altamente calificada para asumir con autonomía el delicado compromiso de construcción social. Ante la responsabilidad que sabemos tiene la docencia, surgen diversas discusiones por parte de voces oficiales y estas tienen su impacto tanto en los maestros como en las comunidades educativas. El magisterio y demás receptores empiezan a tejer tales discursos y a construir imaginarios de las maneras como son percibidos los docentes y como se hace referencia su labor. O si no, veamos la siguiente percepción de una maestra: “El otro día que la ministra estaba hablando del Plan Decenal, le echó la culpa a los maestros, no se pone a pensar que otras cosas también están mal” 37 Algunas de estas voces, en especial las relacionadas directamente con la creación de políticas educativas, insisten en considerar al magisterio resistente a muchos de los proyectos que se plantean en educación, como “un agente extraño a la política educativa, o si lo aprecia, lo considera un factor de resistencia, “conservador”, renuente al cambio” Estrada Álvarez (2003). Esta apreciación generaliza un imaginario colectivo que afecta considerablemente el lugar que se le da a la profesión desde los direccionamientos y las instituciones administrativas del proyecto educativo, en tanto reduce la posibilidad de que los maestros se empoderen de su campo de saber, que es también el de pensarse a sí mismos, sus prácticas, el de pensar la educación y aportar en su cualificación constante. En otras palabras, si se ve en el maestro un problema para lo que se pretende, un culpable de los no logros escolares, en consecuencia solo podemos concebirlo como un sujeto merecedor de poca confianza que necesita ser vigilado, controlado y 37 Entrevista a una docente, localidad 11 SUBA. 84 sancionado. Sujeto que poco tiene que aportar en las decisiones sobre la educación, que más bien debe limitarse al ejercicio diario de lo que para él se asigne. Ahora, si se ve en el maestro una víctima, un profesional que poco puede hacer por la reivindicación de su profesión, las voces de los maestros solo se escucharán para reclamos y exigencias. Me llama la atención esta equivocación, la de las voces que se sitúan en uno u otro extremo: maestro víctima- maestro victimario, de lo que no ha podido hacer la escuela. Numerosos discursos se debaten hoy en ésta dicotomía: Al maestro victima entonces se le justifica mucho de lo que no hace y le corresponde hacer, por todos los factores externos que se quieran, y al maestro culpable se le asigna la responsabilidad de todos los males, incluso de aquellos que están lejos de su alcance. Digamos ante todo esto que debe haber una responsabilidad por parte de los maestros frente a la calidad educativa y frente a la imagen y desarrollo de su profesión, de modo que esto hace que no pueda situarse en el lugar de víctima. Ahora entonces, consideremos también que los resultados de la educación están asociados no solo a las prácticas escolares, y por tanto no solo a los maestros, lo que haría que no pueda situarse al maestro tampoco como un culpable. En cuanto a la búsqueda de calidad educativa desde los maestros, quizás puedan emitirse múltiples juicios generalizados y muchos de ellos queden lejos de la realidad que se vive en los contextos escolares, pues “las distintas instituciones poseen sus formas idiosincrasias de organización a pesar de las semejanzas generales que se plantean a primera vista” Perafán (1999). El clima escolar de un colegio en la localidad de Suba puede ser muy distinto al de otro en la localidad de Usme, el desempeño de los maestros en un colegio de San Cristóbal tendrá ciertas características que no se tienen en otro colegio situado en Bosa, y aun, existirán múltiples singularidades en instituciones educativas situadas en la misma localidad o zona. Esto para llamar la atención sobre la necesidad de abordar cada lugar, cada grupo y realidad, para 85 comprender y actuar de manera más pertinente a la hora de crear estrategias de intervención al mejoramiento docente. Se debe dejar decir a cada comunidad educativa, a cada equipo de maestros que se desempeñan en estas, pues así muy probablemente se hallen respuestas más acertadas, que si nos sentamos en una mesa a deliberar sobre la escuela y lo que está siendo y haciendo el maestro en ella, para luego crear políticas y mecanismos que mejoren el panorama. De esta manera unilateral, los sujetos poco se comprometen con los cambios. Los verdaderos cambios son producto de la misma voluntad, esfuerzo y compromiso de las comunidades. Otras voces que contribuyen a crear imaginarios culturales de la docencia, son los medios masivos de comunicación. Tomemos como ejemplo un artículo expuesto en el periódico El Tiempo (Anexo D), que reduce los análisis del trabajo de los maestros a relaciones únicas de horas laborales- pago recibido, argumentando como la profesión no es mal paga. Se hacen ver por tanto, en este caso, las peticiones del magisterio como caprichos injustificados, evitando el debate por la integralidad compleja de la profesión, por las demandas propias de su hacer que pocos maestros pueden cubrir con el salario que devengan. Otro ejemplo de cómo los medios de comunicación masiva hacen circular discursos con cierto grado de impacto en lo social-cultural, es el reciente trabajo adelantado para la construcción del nuevo Plan Decenal. Al convocar abiertamente la opinión pública frente al tema de la educación, muestra una aparente participación de todos en lo que se acuerde trabajar para el sector educativo, cuando bien sabemos de las limitantes que este proceso ha tenido. Veamos una carta abierta a la ministra a propósito del tema: “Como se puede dar cuenta, señora Ministra, en su gestión la educación no ha sido puesta en la sociedad. Tardíamente se intenta por medio de un Plan Decenal un remedo de participación que intenta obviar los caminos de un debate amplio y no controlado”. 86 Estas otras versiones y posiciones frente a la forma en que se da el nuevo plan, e incluso frente al seguimiento de las mesas de trabajo, los documentos elaborados y los agentes que se involucraron, no se divulga con la preocupación que merece un proyecto educativo de una nación. Cuánto podría contribuir la radio, la televisión, la prensa, en la construcción de una cultura de interés y compromiso por la educación, e incluso cómo desde allí podría resaltarse la gestión de cada agente, hacer más visible mucho de lo que se hace y se queda en el anonimato, o en caso de perjuicio, mucho de lo que aun sabiendo no conviene, se sigue haciendo. Por otro lado existen las voces que se mueven en lo académico, proyectos de expedición, que han hecho un trabajo más cercano con los maestros, y que ayudan a hacer notar las prácticas exitosas, los esfuerzos de los maestros por reinventar la escuela y la enseñanza, numerosas evidencias de prácticas pedagógicas, ricas y muy variadas, que rompen con los formatos con los cuales aún hoy se continúan esquematizando y estigmatizando al maestro y a la escuela, en un modelo que se ha generalizado ya sea por los medios de comunicación, por las políticas y por no pocas investigaciones educativas que se hacen sobre las escuelas y los maestros (Unda Bernal, 2001). Estas otras miradas al magisterio resaltan la labor de los docentes, percepciones y representaciones del magisterio que confrontan, evalúan, y sugieren, que les permiten saberse agentes dinamizadores de los numerosos retos que hoy debe asumir la escuela. Sin el ánimo de ocultar las dificultades y falencias de la docencia, debe construirse desde los avances significativos logrados, debe dejarse ver a la sociedad el complejo trabajo de los maestros, para que este sea reconocido, valorado y apoyado. 87 CAPÍTULO IV POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN Luego del estudio realizado, y en el marco general para pensar posibles propuestas de trabajo sobre la dignificación de la profesión docente en el Distrito Capital, se resaltan en este capítulo las ideas o principios que pueden orientar tal fin. Resignificar el oficio de maestro “La calidad de los docentes va más allá de la capacitación; implica sobre todo una nueva concepción de la profesión del educador”. Vásquez (2000). El lugar que el maestro ocupa hoy en la sociedad, obedece tanto a las condiciones históricas que lo han acompañado desde su aparición, como al lugar que le ha dado las políticas de Estado, las construcciones culturales emergentes de otros agentes sociales y el propio ejercicio de su labor. Es por ello, que hablar de calidad en la docencia, implica no solo mirar hacia su capacitación o actualización, sino también reconstruir, tejer una nueva ubicación del maestro, desde lo político, lo social y cultural. Es preciso en ésta medida un proyecto común, que involucre en primera instancia a los maestros, directivos escolares, familias, medios de comunicación, otras instituciones que intervienen en la educación, y demás agentes del sistema educativo. Entendido este último en un sentido amplio y complejo, no únicamente como sistema escolar, pues el rol del maestro también es producto de todas estas relaciones y tensiones, no solo de lo que sucede al interior de la escuela. 88 En este sentido, debe construirse un pacto social por la educación y por todos los factores que influyen en su calidad. Siendo la docencia uno de ellos, es preciso encontrar los mecanismos de la movilización social para la defensa de la profesionalidad (Ibarra Russi, 2004). Reto que al asumirse, permitirá entender y vivir lo educativo como compromiso de todos, y la cualificación de la docencia romo resultado de acciones conjuntas, para no seguir pensando que los problemas del magisterio solo afectan a los maestros. No debemos de olvidar que todos o la gran mayoría de individuos de cada nación habrán de pasar por unos maestros, que de tales experiencias depende en gran medida sus futuros y que con los alcances logrados por los sujetos y sus comunidades desde los aprendizajes construidos y recreados, se contribuye de una u otra manera al desarrollo de los pueblos. En consecuencia, cuando se afirma que son los maestros los que definen el éxito o fracaso escolar, a mi modo de ver se está reconociendo el papel preponderante de los docentes en la calidad educativa, y eso es indiscutible. Pero se está poniendo a su vez a responsabilidad única de los maestros, un sinnúmero de situaciones problemáticas que no son solo producto de sus prácticas, y que obedecen también a situaciones de pobreza, violencia, desempleo, marginalidad, exclusión, y otras realidades que se viven en nuestro país. Realidades que inevitablemente permean el sistema escolar y afectan la educativo. Cuando todo esto es minimizado, y el problema educativo se enfoca solo al interior de las aulas, en éste caso a lo que hace el maestro y como lo hace, se empiezan entonces a plantear algunas estrategias para remediar en parte la crisis; pero luego éstas muestran como no solo allí se pueden buscar soluciones. Quizás esto permita comprender el éxito o fracaso de los programas de formación de maestros en ejercicio. ¿Porqué existen ciertas posibilidades de formación y aun así muchos maestros no optan por ellas? 89 Primero es sano reconocer, como lo dice un maestro, que: “hay profesores que no se atreven a hacer algo transformador, que están casados con prácticas de hace años” 38 o como bien critica otra maestra: “hay profesores que siente que ya no necesitan esta actualización para subir en el escalafón, pues ya han logrado el asenso que deseaban” 39 . Esta realidad es sin duda urgente de transformar y aunque se de por múltiples factores, primordialmente está relacionada con la voluntad y compromiso de los mismos maestros por enriquecer constantemente su desempeño. Al respecto emergen del discurso docente algunas justificaciones. Entre estas, la dificultad para asumir ciertos conocimientos, como es el caso de las nuevas tecnologías de información y comunicación o el manejo del inglés, pues son culturas con las que no se educaron y ante las cuales sus estudiantes les llevan una gran ventaja. Claro que aluden principalmente su escasa o no actualización en estos temas a la falta de recursos y tiempo: “Son bastantes los maestros que no se actualizan, también por cuestiones de tiempo, pues muchas de las maestras, porque si hablamos del magisterio estamos hablando en su mayoría en femenino, tienen hijos en casa, trabajos en jornada contraria, y no cuentan con el dinero suficiente para poner en manos de otras personas estas obligaciones, y poder dedicar el tiempo a estudiar” 40 . Las anteriores situaciones son solo algunas de las muchas causas que los maestros otorgan a su no participación o participación pasiva en las ofertas de formación y 38 Entrevista a un docente, localidad 16 PUENTE ARANDA. Entrevista a una docente, localidad 8 KENNEDY. 40 Entrevista a una docente, localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 39 90 actualización. Pero, ¿Por qué aunque algunos maestros se actualicen e intenten hacer cosas por mejorar el quehacer escolar, aun persisten tantas problemáticas educativas? Dicho por un docente: “A los docentes se nos ofrecen muchos cursos, que terminan convirtiéndose en eso: cursos, no hay para ello un proceso, un seguimiento real” 41 . Tal vez el maestro busque algo que lleve a una resignificación más amplia de su oficio, y a unas posibilidades más pertinentes para el desarrollo de su labor. Un todo, no un remedio parcial. Algo que garantice mejores condiciones laborales, bienestar humano- profesional, y un mayor reconocimiento de su labor. De lo contrario la capacitación corre el riesgo de convertirse en programas desarticulados que solo algunos obtendrán, ya sea para acceder a un mejor salario o por crédito para sus hojas de vida; pero lejos de ser conocimiento que circule, se apropie y reconstruya en los contextos escolares y las comunidades educativas. Reconocer entonces al maestro como agente principal en la construcción de mejores escenarios educativos, y mejores procesos de enseñanza-aprendizaje, implicará desde la anterior reflexión empezar a darle también un mejor lugar en el sistema educativo. Pues como bien dice el actual secretario de educación del distrito: “no basta la buena voluntad de la gente si ella se desenvuelve en estructuras organizativas inapropiadas” Cajiao (2004). Por ejemplo, si el maestro al alcanzar la formación y actualización disciplinar- pedagógica que se le exige, aun está inmerso en un aparato en el cual no se hallan incentivos, espacios, recursos, que motiven y garanticen el ejercicio óptimo de su labor; los “buenos maestros” o “docentes de calidad”, seguirán siendo sujetos inconformes con el poco reconocimiento de sus esfuerzos, y limitados en muchas de sus buenas intenciones o proyectos. 41 Entrevista a un docente, localidad 15 ANTONIO NARIÑO. 91 Como consecuencia de ello, se deteriora la imagen profesional, tiende a perder sentido en la práctica, se desintegra y contribuye a crear un estado de insatisfacción, de malestar, que lleva a la búsqueda de otros caminos en la movilidad o en la deserción profesional (Parra Sandoval, 1986). Es el caso de maestros investigadores que luego de crear propuestas pedagógicas exitosas “dejan de ser maestros y se desplazan a otros cargos” Saldarriaga (2006), porque no existe un sistema que facilite y reconozca sus esfuerzos dentro del magisterio, dejan en consecuencia de ser maestros cuando logran ser mejores maestros, “convirtiéndose la docencia en una de las pocas actividades en la cual la persona que la ejerce adecuadamente , es promovida y deja de hacer lo que está haciendo” Tedesco en compilación de Sandoval(2001), ó maestros que optan por retirarse cuando cuentan con presupuesto para un trabajo independiente. Pero ¿y qué con los que se mantienen haciendo acrobacias laborales en dos o más empleos simultáneos para devengar un salario que represente “mejor calidad de vida”? ó ¿qué con los que soportan o padecen sus condiciones laborales porque no encuentran otras oportunidades? ¿Podrían ejercer estos maestros dignamente su labor? El artículo de EL TIEMPO, enero 15, 2007 (Anexo E), recoge apenas algunas de las acrobacias relacionadas con la vinculación al magisterio en tanto “oportunidad laboral”. Estos casos darían para un amplio estudio sobre los saberes, competencias, y valores propios exigidos al profesorado. Por ejemplo, la tensión entre poseer el saber disciplinar y no el pedagógico o viceversa, ingresar por gusto, vocación, identidad con la profesión o únicamente por necesidad económica. En palabras de una maestra, no todos están en este cuento porque les guste: “Decido ser maestra porque me colaboraron, pues yo de bajos recursos no podía aspirar a terminar mis estudios, un padrino me ayudó a ingresar a la normal, aunque no fue por vocación, la verdad, fue porque no había más. Llevo 26 años ejerciendo la 92 profesión, esto no es fácil, pues tratar con niños es complicado, pero trata uno de hacer lo mejor que puede” 42 . En fin, habrá de mirarse con mayor detenimiento y responsabilidad: ¿Quiénes son los que quieren ser profesores? y en esta misma línea ¿Cuáles son los que llegan a serlo y cómo llegan a la profesión? Y habrá de considerarse esto, porque de ello depende en gran medida la imagen del magisterio respecto de sí mismo y la imagen que la sociedad tenga frente a este, el posterior desempeño individual y colectivo de los maestros. ¿A quiénes les corresponde? El Estado debe invertir y comprometerse más con la formación inicial y continua de todos los docentes, como estrategia para garantizar calidad en la enseñanza. Desde unas políticas que faciliten dicha intención, que tengan en cuenta para la “formación de formadores” 43 Alanaís Huerta (2004), los contextos, las culturas, necesidades, oportunidades o intereses propios de cada sector. Dicho en otras palabras, una formación permanente y pertinente, donde los maestros asuman la responsabilidad de vincular de manera constante la teoría y la práctica (Giroux, 1990). No obstante no podrá olvidarse que con ello no se habrá garantizado la calidad de los maestros, pues el buen desempeño como ya resalté no solo es resultado del potencial académico-pedagógico. Deberán entrar en juego aquí muchos otros aspectos tales como: condiciones laborales, estímulos y reconocimientos, bienestar social, sistema de apoyo a redes académicas e investigación; todo lo que desde las políticas de Estado, mas no únicamente desde turnos de administración, pueda pensarse sistemáticamente en pro del fortalecimiento de la profesión. 42 Historia de vida de una docente, localidad 8 KENNEDY. Antonio Alanís Huerta, 2004. La formación de formadores es un proceso permanente cuya razón de ser es la vinculación constante entre la teoría y la práctica. Por tanto, ninguna acción de formación tendrá sentido si los elementos ahí adquiridos no son confrontados en un espacio contextual que los valide; en el caso de un profesor, tendrá que ser el contexto donde éste realiza su práctica cotidiana. 43 93 Este tema ya empieza a verse relevante en las discusiones sobre el proyecto educativo, es por ello que desde la actual administración de la SED se han tratado de incorporar algunos reconocimientos y cambios en las condiciones laborales de los maestros: -“En lo que compete a la actual administración distrital, ¿qué propuestas hay para la dignificación profesional del educador? “(entrevista en Magazín Aula Urbana) -“Ya comenzamos: hemos logrado que el Concejo de Bogotá redacte un Acuerdo donde se contemplan estímulos e incentivos para el ejercicio profesional de la docencia en Bogotá. Está aprobado por el Concejo y estamos trabajando en el decreto reglamentario de ese Acuerdo para ponerlo en vigencia” Abel Rodríguez Céspedes (2007) También en el plan de trabajo para la construcción del nuevo plan DECENAL se contempla como tercer ítem a desarrollar la Profesionalización, dignificación y formación de los docentes: Estímulos a la profesión docente, Intervención en las necesidades de los docentes e incentivos y capacitación docente. Cfr., Altablero Nº 40, (may - mar., 2007) Desde estos discursos parecieran mostrarse mejores futuros para la docencia, en tanto ya comienzan a considerarse sus problemáticas y la urgencia de establecer mecanismos que fortalezcan la profesión, tanto para los maestros que están ejerciendo como para aquellos que decidan ser maestros. Y no quisiera desconocer estos pequeños logros, pero me asaltan algunos interrogantes. En el caso de la Secretaría de educación del Distrito SED ¿Tendrán continuidad estos avances con un próximo cambio de administración? Y en el caso del MEN desde el nuevo plan DECENAL ¿Quiénes decidirán en últimas como debe trabajarse esto de la dignificación de la profesión docente? ¿Estarán articulados estos discursos de nuevas formas de concebir la docencia con reales cambios en las bases ideológicas del sistema educativo, o se quedarán en intensiones a mostrar para favorecer periodos de gobierno? 94 El PLAN DECENAL 1996-2005 quiso apuntar también al propósito de estímulos e incentivos al magisterio, lo estableció como una de las estrategias para alcanzar sus objetivos y metas en el decenio: “Meta 9, Ítem e:- Establecer de manera paralela al escalafón docente un sistema nacional de estímulos al ejercicio de la profesión docente, elevación del nivel de formación profesional (postgrados y doctorados), innovación e investigación educativa y pedagógica, y mejores formas de vida y de trabajo”, pero aunque se dieron algunos avances a través de la participación masiva por la educación, y desde lo que la expedición pedagógica 44 aportó en especial a la reflexión en torno al maestro, hoy luego del tiempo pactado falta mucho por hacer al respecto, sobretodo en dignificación de la profesión docente. No se han creado políticas que contribuyan a fortalecer altamente a los maestros, al contrario parecieran disminuir desfavorablemente sus condiciones de vida y trabajo. De tal suerte que quienes incursionan hoy en esta profesión, inician con un modelo de menos garantías y una concepción más tecnicista de su labor. Convirtiéndose en objeto de reformas educativas que los reduce a la categoría de técnicos superiores encargados de llevar a cabo dictámenes y objetivos decididos por expertos totalmente ajenos a las realidades de la vida del aula, y distantes de lo que constituye en la cotidianidad escolar, ser maestro (Giroux, 1990), pues el proyecto ya está trazado, las intencionalidades ya se han pensado, y con unos pocos recursos se le entrega al maestro su tarea. ¿Dónde quedan entonces los sueños de las mismas comunidades? ¿Son acaso estos apagados, porque quienes no nacen en familias de altos recursos, no tienen derecho ni posibilidad en nuestro país de aspirar a mejores condiciones de vida, a otros futuros? Se convierte nuestra educación pública oficial en una inclusión precaria 45 Rodríguez y 44 Alerto Martínez Bomm, María del Pilar Unda Bernal, Marco Raúl Mejía ( ). La expedición Pedagógica Nacional constituye una experiencia singular, producto del encuentro de un pensamiento renovado y una amplia movilización social de los maestros por el territorio colombiano, con lo cual se da un paso significativo respecto a expresiones anteriores del Movimiento Pedagógico. Simultáneamente ésta se orienta a la experimentación de una mirada distinta sobre la escuela, las prácticas pedagógicas y las formas de ser maestro. 45 “ Mediante el proceso de estratificación del sistema escolar la escuela y el trabajo de los maestros se transforma en un mecanismo de inclusión precaria” ( Pág. 31) “ Esta tensión se siente en la vida cotidiana de los maestros y choca con su deseo , su dedicación y sus esfuerzos por construir desde la escuela una vida mejor para las jóvenes generaciones” ( Pág. 130) 95 Castañeda (2001) de las clases populares, donde los maestros también son incluidos precariamente. Esto sucede en parte porque las políticas educativas en nuestro país no son políticas de Estado que asuman responsable y comprometidamente un proyecto de educación en beneficio de todos, sino mandatos de periodos de gobierno que desde intereses particulares frente a la educación se constituyen en dispositivos a insertar en la escuela, no como producto de consensos sociales y expectativas nacionales. ¿Se trata entonces de beneficios solo para ciertos grupos sociales? ¿De avanzar efectivamente en la búsqueda de alternativas para solucionar las necesidades educativas y pedagógicas de los colombianos (racionalidad crítico-social-comunicativa) o de continuar atendiendo a las demandas de los organismos internacionales, que han definido nuestras políticas educativas en las últimas dos décadas (racionalidad instrumental)? Cristina Martínez. Cfr., AULA Urbana febr., 2007. Estas preguntas sobre la racionalidad de las políticas educativas, están muy relacionadas con la docencia, pues de la manera que se han centralizado las decisiones en educación y se ha puesto lo educativo bajo este modo de racionalidad instrumental, también se han creado los lineamientos que orientan la profesión docente, la legislación y normatividad que rige al magisterio; los maestros son vistos y tratados desde este mismo modelo. Con estrategia entonces se maneja la participación de los sujetos en las decisiones sobre la educación, se hacen congresos, foros, pero no se garantiza la participación masiva y activa en estos, o no se tienen en cuenta los resultados, como se debería: “Hay miles de profesionales de la educación que sin duda tienen cosas que decir sobre las razones por las cuales los niños dejan las escuelas o tienen dificultades para aprender…pero no son protagonistas en los foros de expertos que con mucha propiedad hablan de cifras indicadores” Estrada Álvarez (2003), pero estos eventos se convierten tan solo en el cumplimiento de un requisito, en la legitimación de proyectos ya pensados y no tienen mayor incidencia sobre lo que se espera mejore. Otro aspecto prioritario en la dignificación de la profesión docente, es que el querer hacer nazca de los propios maestros, de su interés y motivación personal. Sin ello 96 no se podrán impulsar y mantener procesos de fortalecimiento. Un valor a la profesión, que como menciona un maestro, también nos corresponde construir: “es a partir de un compromiso social, político, ideológico, profesional, disciplinar, como yo tengo que hacerme valer ante la sociedad” 46 . Es decir, se necesita que los mismos maestros se empoderen de lo que representa su labor en un mundo que exige mayores y mejores resultados a la educación, que determina en el conocimiento- la investigación, valiosos caminos para el desarrollo del país. Implica a su vez ver la futuridad a construir, lo que Freire citado por Apple (1997) llamó “Inédito viable” 47 , aquella búsqueda constante de mejores formas para la profesión, aún estas parezcan imposibles de alcanzar. Dicho en otras palabras, no pueden los maestros asumir posición pasiva en el proceso de búsqueda de calidad educativa, deberá ser el docente, líder y dinamizador de cuanto necesite hacerse en la escuela para alcanzar mayores logros. Maestros poseedores de un sentido personal de dignidad y consientes de su misión culturalsocial, maestros que exigen y luchan por lo que merecen, pero a su vez dignifican la profesión desde su mismo trabajo. (Cajiao, 2006) Claro está, que también es un factor relevante la intervención responsable de los demás agentes sociales: familias, organismos, instituciones y medios de comunicación, que contribuyen de una u otra manera a potenciar el papel del maestro, y en cierta forma reafirman o desvirtúan el lugar de éste en la escuela, y en la sociedad. 46 Entrevista a Armando Montealegre, I.E.D. LUIS CARLOS GALÁN SARMIENTO Citado por Michael Apple, 1997. Paulo Freire, desde “Pedagogía del oprimido”, habla de “inédito viable”, es decir la futuridad a construir, que exige la superación de la situación obstaculizante no solamente desde las buenas intenciones sino desde la praxis, y esta no como acción ciega, sino como acción-reflexión./ reflexiónacción. 47 97 No podemos desconocer, por ejemplo, que noticias publicadas en los periódicos a propósito de los docentes, contribuyen en la creación de imaginarios colectivos frente al magisterio y la educación que se imparte en la escuela. A mi modo de ver, estas noticias construyen “sistemas abstractos” que afectan la confianza en el otro y su proceder, Giddens citado por Mejía y Zambrano (1998). Se puede por ejemplo suscitar una desconfianza generalizada frente al magisterio mostrando a los docentes como el foco del problema, olvidando o “encubriendo” todas esas otras variables ya mencionadas que también son causas del éxito o fracaso de la educación, ó se puede resaltar la labor de los maestros, motivar a otros agentes para que reconozcan y apoyen su tarea. Diré entonces, que si bien el maestro desde el actual panorama empieza a reconocerse como uno de los principales agentes en el proceso educativo y por ende es contemplado en varios aspectos de las nuevas políticas de educación, también en muchas otras situaciones es desconocido. Primero por el sistema educativo, al no garantizársele las condiciones laborales y los apoyos necesarios para su trabajo, al limitar su espacio de participación e incidencia en las decisiones sobre las políticas de educación, cuando ya muchos como es el caso de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, han dicho de manera puntual que este aspecto es importante para elevar la calidad educativa de los países: “Habría que asociar más estrechamente a los docentes a las decisiones relativas a la educación” Delors (1996). También es desconocido el maestro y la complejidad de su labor por parte de las familias y comunidades, pues estas descargan una gran mayoría de sus responsabilidades en la tarea educadora a los docentes. Luego por los mismos maestros, al no apropiarsen de su función frente a las necesidades de la comunidad donde se encuentran, y a las exigencias y retos educativos de la época. Este desconocimiento también es consecuencia del lugar social que se le ha dado al maestro, se ha marginado la profesión desde sus primeras apariciones, para este 98 caso en la capital. Desde sus inicios se ha hablado de una tarea compleja, pero se ha hecho escaso reconocimiento de esta, existe una autoridad para exigirle resultados aunque esta poco contribuya en la recompensa de los mismos “El maestro en contraposición con el carácter de hombre público, ha sido más bien un sujeto público, es decir un sujeto de lo público, como lo ha entendido el Estado: como territorio de su jurisdicción, de su potestad y por tanto de control y vigilancia. Quedó así el maestro sujeto al poder por la norma que dirige, controla, circunscribe su práctica y hasta su vida misma, mediante la caracterización moral que hace del sujeto de la enseñanza y por el salario que recibe” Martínez Bomm (1999). Todas estas paradojas del ser maestro, hacen parte de una historicidad de la profesión en nuestro país, en la capital que debe reconocerse y reflexionarse, para entender el lugar que se le ha dado y se le da actualmente al maestro y la relación directa de este estatus con acontecimientos sociales-políticos propios de las épocas. Ello permite una mejor apropiación del ser y hacer del maestro en nuestro momento histórico. Podemos decir, que ha sido común el poco reconocimiento del trabajo de los maestros, desde el mismo régimen salarial hasta escasos mecanismos de motivación y potenciación de su papel social. Y hoy en una sociedad que se dice estar dispuesta a asumir los retos que la modernidad implica, se avanza muy lento en el cambio que demanda ello para el magisterio, desde la resignificación y dignificación de la profesión. Más sí se hace énfasis en mejores resultados, en mayor calidad, en maestros investigadores y proposititos, innovadores en su profesión, pero: ¿están dadas realmente las condiciones para este cambio? No pretendo con lo dicho, mostrar al maestro como víctima, y afirmar entonces que todos los maestros desde una verdadera vocación y compromiso abonan esfuerzos para la construcción de una educación de calidad, y que de ello dan fe sus propuestas pedagógicas, proyectos y prácticas cotidianas, pero que encuentra en el sistema limitaciones y muchas veces desmotivaciones a su labor. Eso sería desconocer que también existen docentes que muy seguramente ocupan su cargo por clientelismo, o 99 por falta de otras oportunidades laborales, y dejan entonces en el ambiente escolar muestra de su desinterés y no identidad con la profesión que ejercen. Contamos como diría Nidelcoff (1994), con –maestros pueblo-, pero también con –maestros gendarme*48 Más sí, deseo hacer notar la importancia de considerar la “heterogeneidad del magisterio” 49 , Parra Sandoval (1986), de estimar los múltiples espacios en los que los maestros se mueven, los diversos contextos propios de su labor, y las variables o factores que intervienen en su desempeño; para que solo desde dicha mirada amplia y sin duda muy compleja, se emitan juicios sobre lo que hace el maestro o deja de hacer, y sobre lo que haría falta entonces construir para fortalecer la docencia. Volviendo a lo de los “maestros gendarme”, (para seguir con el juego de palabras), muy seguramente esta situación ha contribuido a disminuir la credibilidad frente al maestro y su papel en la escuela. Lo que ha suscitado a su vez desde las políticas educativas, el afán de control, inspección, seguimiento; que muchas veces termina en exclusión de los sujetos, más no en solución de las reales problemáticas, y la consideración de todo 48 “Maestros gendarmes” maestros que encuentran que todo está muy bien como está, que los valores y características de la sociedad actual no deben cambiar, que deben ser difundidos. Actúan conscientemente como representantes del actual régimen social, asumen la responsabilidad de incorporar los alumnos a dicho régimen, adaptándolos al sistema de vida y a los valores que este propugna. “Maestros” no perciben o no quieren percibir las implicaciones ideológicas y sociales de muchas de las tareas y “ritos” escolares. Con su aparente apoliticismo y con su postura acrítica se convierten, de hecho, en gendarmes del régimen social, sin saberlo y, a veces, sin quererlo. Al no trabajar para cambiar, ayudan a los que quieren conservar. (No se asume esta definición de maestro cuando en el texto se utiliza dicho término, solo se retoma el concepto en esta cita, para mayor comprensión de la clasificación que hace la autora) “Maestros pueblo” no creen que su misión sea difundir en el pueblo los valores del opresor, cree que el sentido de su trabajo es ayudar al pueblo a descubrirse, a expresarse, a liberarse. Es decir, “maestro pueblo” es el que con su trabajo quiere contribuir a crear hombres nuevos y alumbrar una sociedad nueva, donde se de la promoción de los poseídos, donde el pueblos sea protagonista. Será un maestro para cambiar no para mantener. Pág. 20. 49 Rodrigo Parra, 1986. LOS MAESTROS COLOMBIANOS. El análisis de la profesión del docente debe partir de una paradoja: el hecho de que la función específica que cumple en la sociedad la constituye en un grupo homogéneo de tipo ocupacional, pero a la vez, las formas de su inserción en el medio de trabajo, la diferencia de manera fundamental y hace que el conglomerado de los maestros se caracterice también por una heterogeneidad que no es posible ignorar. 100 lo que implica y está implícito en la calidad de nuestra educación. Ya que, aunque la educación como afirmó Zuleta, en compilación de Suárez(1995), “sea un campo de combate y desde allí el maestro tenga un espacio importante del cual es necesario que tome conciencia y estime sus posibilidades”, es urgente reconocer también que: Ni está en manos únicamente de la educación la construcción de mejores formas de vida, ni es responsabilidad única del maestro el educar nuestros niños y jóvenes hacia una sociedad más justa, solidaria y fraterna; pues bien sabemos existen otras instituciones y agentes que también son educadores. Por lo tanto, podemos afirmar que las responsabilidades en cualquier proyecto educativo que se piense, deberán ser compartidas. Así como los éxitos o fracasos escolares no obedecen solo a los maestros, solo al Estado, o únicamente a las familias, o a los contextos socio-culturales…, las soluciones o propósitos para alcanzar mayores y mejores resultados, no pueden ser descargadas en uno u otro agente, también deberán ser compartidas. Hasta el momento hemos hablado de la necesidad de resignificar el oficio de maestro y de los agentes que intervienen en ello, miremos ahora las relaciones existentes entre los actuales escenarios y prácticas educativas con la dignificación de la profesión docente en el distrito capital. Cuando se habla en nuestro país de profesionalización de los maestros en la mayor parte de las veces se hace referencia a los procesos académicos que puedan éstos acumular como garantía de poseer los saberes suficientes para ejercer competentemente su tarea pedagógica. Pareciera estar el reconocimiento de la profesión únicamente relacionado con la certificación y acumulación de títulos académicos y poco se contempla que “el estudio académico de la profesionalidad debe ocuparse no solo de los temas referidos a la intelectualidad y cultura de los maestros, sino que se hace imperativo incluir los aspectos que confluyen a su dignificación” Ibarra Russi (2004). Ello sugiere ver la cualificación de la profesión docente no solo desde una demanda de actualización epistemológica, pedagógica y cultural, aunque de hecho estos procesos sean necesarios; sino también desde la 101 consolidación de las condiciones dignas al desempeño de la labor. Pues de poco sirve un alto nivel de exigencia de conocimientos, si los ambientes para el desempeño no son apropiados y estimulantes. Así pues, dentro del propósito de mejorar las experiencias escolares para alcanzar una mayor calidad educativa en nuestro país, la dignificación del oficio del maestro, deberá considerarse como requisito indispensable; ya que lo que sucede en las aulas es resultado principalmente de la calidad de los maestros y ésta a su vez también es producto de las condiciones y estímulos que se les garantice. Es por ello, que una política que piense al maestro como agente clave en todas las intencionalidades del hecho educativo, y que reconozca el valor social de la profesión, no pude reducir la mirada al magisterio a pulir los mecanismos de vigilancia y control a sus prácticas, o a establecer mayores requisitos y exigencias para su contratación y permanencia, o a ofrecer cursos y programas de capacitación; como si solo con ello se garantizara su calidad. Pues el buen desempeño de los maestros no solo lo define su estatus académico, el buen desempeño, está también relacionado con su bienestar social, con sus condiciones humanas y profesionales. Claro está que dicho bienestar humano y profesional no puede verse como algo que se regale, ni la dignificación como algo que se otorgue. En primera medida, las condiciones adecuadas y estimulantes al magisterio deben ser derecho en sí mismas, escenario necesario para que el proyecto educativo pueda convertir en logros reales todas sus intencionalidades. En segunda medida, la dignificación de la profesión docente no se otorga, en tanto es algo que se construye dinámica y colectivamente, es decir no depende únicamente de las políticas educativas y la organización del sistema escolar, sino a su vez; del sentido , perfeccionamiento e identidad que los mismos maestros den a su profesión. Pues en palabras de Freire, (1992) “si no existe sentido de identidad, la lucha no es necesaria; solo hemos de combatir si estamos muy seguros de sí mismos”. 102 Ahora bien, comprender la situación del maestro en el actual sistema educativo, a propósito de la necesidad de resignificar esta labor, exige una mirada crítica y reflexiva sobre las prácticas educativas cotidianas, las concepciones de estudiantes y los de las familias, el manejo que del tema hacen los medios de comunicación, los discursos que se hallan en los mismos maestros, y la influencia de todos estos aspectos en la dignificación de la profesión. Implica establecer una necesaria contrastación entre lo que se dice y lo que realmente se hace, o lo que no se dice y aún así se hace. Claro está, sin olvidar que la realidad se revela cuando vamos más allá del conocimiento puramente sensible de lo que aparentemente observamos y creemos, en busca de los factores y las razones que hay tras los factores. (Freire Op.cit.) Se debe para ello llegar a lo que sucede en las escuelas y colegios de la ciudad, eso a lo que poco nos acercamos cualitativamente, pues prevalece más un sistema de compresión de información a través de cifras y datos cuantitativos, que dejan de lado el valioso acercamiento a las propias situaciones y necesidades de cada institución, a las dinámicas que integran su vida escolar, a los ambientes en los que se desarrollan las prácticas educativas, y particularmente a la relación de todo esto, con el desempeño de los maestros y con la dignificación de la profesión. Respecto a esta dignificación de la profesión, pueden encontrarse diversos discursos desde los agentes involucrados en los procesos escolares, en el sistema educativo y desde la sociedad civil en general. Mi pretensión en el presente trabajo no fue dar un concepto de dignificación de la profesión, más bien se buscó contribuir a la búsqueda de un sentir colectivo y hacia la identificación de los retos, agentes, acciones necesarias para hacer posible esto de lo que tanto se habla y se dice le hace falta a la docencia, pero que aun sigue siendo tan superfluo. Cobra importancia, la pregunta por el ¿cómo se ve el maestro?, ¿cómo se ve al maestro?, ¿el porqué de lo que hace o deja de hacer?, lo que pude representar hoy la dignificación de la profesión docente; son entre otras, rutas valiosas para visualizar tendencias, establecer relaciones y generar desde allí nuevas reflexiones. Fue este el núcleo de preocupaciones de la presente investigación. 103 Y, ¿Dónde inició el interés por decir sobre esto, y el inevitable ejercicio de preguntarme nuevamente sobre ello? Diré entonces que hablar del maestro, de su situación actual en nuestro país, de “la dignificación de la profesión”, es sin duda un compromiso propio, de establecer, como dice Mclaren (1997); “juicios críticos sobre lo que la sociedad puede significar, y sobre lo que es posible o deseable fuera de las configuraciones de poder y privilegio existentes”. Es decir, sí encontramos que en nuestro país debe cualificarse la docencia, es propio de quienes nos desempeñamos en este campo, contribuir a las discusiones y construcciones. De ahí que desde este documento, se haga una mirada al magisterio en el actual sistema educativo, se aborde la profesión desde realidades presentes, problemáticas, y se dé cuenta tanto de los avances, como de los retos que estas sugieren. De igual modo como se indica en el anterior párrafo, allí donde se hacen evidentes numerosas inconformidades con nuestro sistema educativo, los maestros tenemos mucho por decir y hacer. Pues es común escuchar en las conversaciones desde la docencia, la difícil situación en la que la profesión se debate en nuestro país. Estamos ante un auge de apremiantes exigencias y desafíos, pero con diversas limitaciones que hacen más lejanas las metas, ante la ilusión de un mejor futuro para la profesión, pero viendo como disminuyen las condiciones y garantías laborales, y todos esperamos mejores panoramas, pero gran parte de nuestros discursos carecen de compromiso y coherencia. Por otra parte, el acercarse a varios de los contextos escolares en diferentes ubicaciones geográficas de la ciudad, e indagar desde los mismos maestros la situación actual de la docencia, propicia dar cuenta de puntos comunes, de situaciones frecuentes, y de sentires compartidos, del maestro respecto a si mismo, y de otros agentes educativos y sociales frente al maestro. Son caminos para avanzar: Primero, hacia la consolidación de un ideal común, claro y consecuente de dignificación de la profesión docente, pues es necesario que este sea compartido por las políticas educativas, la estructura administrativa del sistema escolar, 104 universidades formadoras de maestros, otras comunidades educativas, agremiaciones de la docencia y los mismos maestros; de lo contrario estaríamos persiguiendo algo confuso, un ideal sin forma, poco aterrizado a situaciones concretas, lejos de ser, como diría Mclaren (2006)“utopía real”. Claro que esto exige un proceso complejo y no podrán esperarse consensos inmediatos, pues mientras más fragmentado y dividido por culturas profesionales e imágenes de las organizaciones múltiples y rivales esté un ámbito, como le sucede hoy al magisterio, más importante y difícil será la tarea de construir un referencial que articule estas distintas representaciones, en particular las relacionadas con la dignificación de la profesión docente (Jobert, 2004). Pero aunque tal tarea sea compleja y lleve tiempo deberá emprenderse, pues hace imperativo en nuestro país seguir trabajando sobre la profesión docente y su dignificación, para que esto se vea reflejado en la calidad educativa. Un segundo avance, es el reconocimiento de los agentes que intervienen en el quehacer del maestro y de qué manera lo hacen. Cómo cada uno de ellos ha contribuido a la construcción de un entramado de significados e imágenes, y cómo esto influye a su vez en lo que es hoy la docencia, lo que significa y representa hoy ser maestro. Solo así podremos caminar hacia la búsqueda de lo que le compete hacer a cada quien en la dignificación de la profesión, de cuáles serían las posibles acciones a emprender y quienes deben asumirlas. Se avanza también en el campo de reflexión hacia la labor docente. Pues ante los enormes esfuerzos que debe hacer nuestro país en materia de educación, los maestros debemos tomar parte y asumir gran responsabilidad desde nuestra función educadora. Reto que exige fortalecer como ya lo mencioné, el oficio del maestro, resignificar su papel en la escuela y en la sociedad. 105 “Uno de los elementos básicos constitutivos de una profesión es la conformación de una imagen que le confiera un sentido social, que la dignifique y le dé un código de conducta dentro del cual desarrolle su actividad específica”. Parra Sandoval (1986). Esta imagen como se ha venido diciendo la constituyen los mismos maestros, pero también otros agentes que intervienen en su labor, los códigos de conducta a su vez son resultado de estas dos formas de construcción de imaginarios. Los maestros son lo que ellos y otros piensan respecto de su labor. Como quiera que el ejercicio de la profesión docente tenga varios escenarios dentro de las sociedades y economías del conocimiento, es necesario resignificar la profesión en estos nuevos contextos. “El cambio de contexto para la educación superior (sociedad global, sociedad del conocimiento, universalidad, etc.) exige realizar cambios en el sistema educativo para dar respuesta a los nuevos retos planteados. Los cambios que hay que realizar son de dos tipos: intrínsecos (del modelo pedagógico) y extrínsecos (del modelo organizativo de las instituciones)”Ginés Mora. (2004). Valdría hacer extensiva ésta visión a la Educación no solo Superior sino Básica y Media de nuestro país, pues esos cambios intrínsecos y extrínsecos, son de gran relevancia en las mejoras que se piensen para el sistema educativo. Intrínsecos serían los cambios que los mismos maestros asuman en el aula, que las instituciones educativas constituyan desde su organización y funcionamiento, los que los estudiantes y familias adelanten respecto a su responsabilidad directa con el proyecto de formación, los cambios que lidere el Ministerio de Educación Nacional MEN y la Secretaría de Educación del Distrito SED desde una dirección coherente, pertinente y comprometida. Tienen que ver con los sujetos, las concepciones sobre sus prácticas y las influencias de las mismas en determinados propósitos comunes. Extrínsecos, aquellos cambios que se hacen desde políticas públicas y que afectan la educación, aquellos que necesariamente involucran a la sociedad civil en general, en tanto es derecho y deber de todos pensar nuestra educación. Tienen que ver con los escenarios propios de las situaciones económicas, políticas, culturales que intervienen en lo educativo. 106 En cuanto a los cambios intrínsecos, actualmente se han adelantado varios proyectos en Bogotá, que buscan fortalecer lo pedagógico, y que brindan posibilidades para cualificar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Otros proyectos se han enfocado en la atención a algunas necesidades básicas desde la escuela, o en la adecuación de mejores espacios escolares; pero aun falta una revisión más minuciosa de otros cambios que deben llevarse a cabo, entre ellos el repensar el maestro y su rol, y el buscar la dignificación de la profesión. Reitero que si se habla de dignificar, es porque gran parte de las condiciones de trabajo que existen hoy para el maestro no responden eficientemente con lo que realmente se necesita, y que dicha situación no solo afecta el desempeño inmediato de su labor sino su propia persona, su calidad de vida. De la misma manera diré que tal propósito no solo obedece a reivindicaciones desde las condiciones laborales del magisterio, sino que constituye también una compleja tarea colectiva con muchos agentes convocados, entre ellos los mismos maestros. “Si se quiere propiciar un decidido desarrollo educativo del país, es imprescindible un serio esfuerzo de dignificación de la profesión docente” Cajiao (2004). Reconocer al maestro y la dignificación de la profesión, como condición fundamental para avanzar en los propósitos que se tengan de calidad en educación, es una tarea que se hace a medias en nuestro país. Y ¿Qué sería poder ejercer dignamente su labor? ¿Qué significaría hoy la dignificación de la profesión docente? Respecto a la dignificación de la profesión, suelen encontrarse en los maestros algunos imaginarios colectivos, que permiten visualizar significados potenciales; paso indispensable para acercarnos a la comprensión de lo existente y de lo soñado, de lo explícito y lo implícito. 107 En este sentido destacaré tres aspectos relevantes: Mejores condiciones, garantías y estímulos laborales. Si bien se ha querido potenciar el rol del maestro en la escuela bajo la necesidad de actualización y de innovaciones en la enseñanza, poco se avanza en la consolidación de condiciones, garantías y estímulos laborales. Lo que nos lleva a pensar que es esto algo que se sabe se necesita, pero que se queda en cortos avances. Solo se hacen evidentes las manifestaciones de los sindicatos y agremiaciones, pero no se ha asumido este ideal ni con empoderamiento de todo el magisterio y ni con voluntad política de gobiernos y Estado. Esto ya no es solo un imaginario colectivo y tal vez el más común, sino que se convierte en un reto, considerar la dignificación de la profesión desde una mayor remuneración, mejores condiciones y garantías laborales, y que sea esto contemplado por las políticas de Estado y no solo por la estructura administrativa del sistema educativo. Tal como lo aconsejó la comisión internacional sobre educación para el siglo XXI: “para que los buenos profesores no abandonen la profesión hay que ofrecerles las condiciones de trabajo satisfactorias y sueldos comparables a los de otras clases de empleo que exigen un nivel comparable de formación” Delors (1996) Esta situación ha sido una constante para el magisterio desde sus inicios y a lo largo de casi toda su historia 50 , de ahí que aumente la inconformidad del magisterio al considerar que no están recibiendo lo que deberían, y que ello obedece a políticas de gobierno que en lugar de incentivar la profesión, reduce sus garantías a tal punto que desdice de éste oficio como actual labor y como opción para futuras generaciones. 50 Las Paradojas del Maestro. CATÁLOGO EXPOSICIÓN ITINERANTE, 2005. CMEP- .IDEP-MPC. Desde sus inicios y a lo largo de casi toda su historia el maestro se vio en la necesidad de mendigar su salario, primero a través de las respetuosas y suplicantes masivas a las autoridades virreinales o republicanas y después, a través de paros y marchas de propuesta como gremio sindicalizado. Tanto ayer como hoy; el exiguo salario o estipendo ha sido objeto de constantes denuncias, exigencias y súplicas. 108 Desde la Secretaría de Educación Distrital SED, se ha tratado de intervenir, “inmediatamente el gobierno nacional descongeló el escalafón comenzamos a trabajar, y hemos atendido más de 24 mil solicitudes de ascenso e inscripción en el escalafón” Rodríguez Céspedes (2007), pero indudablemente el actual estatuto docente y el nuevo sistema de escalafón con el que ingresan hoy los maestros, no permiten mayores avances (Anexo G). Condiciona los ascensos a ciertos tiempos, y a maestrías y doctorados que pocos se pueden costear en universidades privadas. Y aunque se brinde para algunos casos un pago del 70% de estas formaciones en universidades públicas, muchos docentes no pueden acceder, pues tales programas exigen tiempos semanales exclusivos que se cruzan con las jornadas de trabajo. De la misma manera no se considera proporcional la inversión en formación- actualización, a lo que luego se devenga salarialmente. Me permitiré citar nuevamente las voces de algunos maestros frente a este aspecto en concreto y otros que consideran hacen parte de mejores condiciones, garantías y estímulos a su profesión: “Me desmotiva la parte salarial, pues con las nuevas leyes y reformas el gobierno ha implementado una nueva escala de salarios, entonces los que llevamos mucho tiempo en este cuento y que hasta ahora ingresamos a la parte oficial, no estamos ganando lo que merecemos, porque muchos de nosotros a parte del pregrado ya tienen especializaciones, maestrías y algunos hasta doctorados, y ganar lo que se está ganando no compensa” 51 . “se necesitan condiciones mejores, como el salario, pues e esta sociedad de consumo donde cada vez se exigen más gastos y donde tenemos tantas obligaciones económicas, como pagos de servicios, cuotas de préstamos, arriendos…, ese sería un primer 51 Entrevista a un docente, localidad 8 KENNEDY. 109 punto, pagarle lo justo a los profesores y más si es una profesión tan difícil” 52 . “En salud encontramos falencias que antes no existían. Por ejemplo lo de los especialistas, cuando uno pide una cita, le dicen que está de vacaciones, que lo cambiaron, que se fue y entonces ya uno ni vuelve. Los medicamentos también, casi a todas las personas les formulan lo mismo, Acetaminofén. A uno le dan algo en el momento, pero no le siguen haciendo tratamiento” 53 . “Dignificar la profesión también a través de incentivos, yo se que en este momento hay algunos, pero deberían darse más incentivos, para permitir que el profesor quiera más su profesión. Por medio de estudios, actualizaciones permanentes de acuerdo a sus intereses, viajes, intercambios, bienestar social” 54 . Podrían citarse aquí otras cuantas necesidades manifestadas por los maestros; pero tan solo estas ya nos permiten ver de manera clara, primero, que existe una pérdida significativa de algunas garantías para la profesión, y segundo, que se debe escuchar al magisterio para empezar a establecer las políticas que se ocupan de la profesión docente. De lo contrario, seguiremos en direcciones autoritarias, no consolidadas que contribuyen a aumentar los malestares de los maestros frente al sistema educativo. Juan Carlos Tedesco, citado por Delors (1999) dice que “el análisis del papel de los docentes en estos momentos de profundos procesos de cambio social, económico, cultural y tecnológico, pone de manifiesto la enorme complejidad de los problemas y la necesidad de enfrentarlos con estrategias sistemáticas de acción y no con políticas 52 Ibíd. Entrevista a una docente, localidad 2 CHAPINERO. 54 Entrevista a un docente, localidad 10 ENGATIVA. 53 110 parciales”. En tanto las “estrategias sistemáticas de acción” también hagan parte de un proceso de participación de todos los agentes involucrados y no sean estrategias para ser efectivas las mismas “políticas parciales” y en nuestro caso con evidentes inconformidades de numerosas comunidades. Inconformidades que bien pueden observarse en manifestaciones masivas por una mejor educación, como las llevadas a cabo durante este año en la capital: Figura 8. Plaza de Bolívar, 31 de Mayo de 2007. 111 Figura 9. Carrera séptima-Bogotá D.C. 112 Nuevas construcciones culturales y sociales en torno al maestro. Figura 10. Reuniones de maestros. Aquí entran en juego sin duda alguna, las universidades y facultades de educación formadoras de maestros. Recae en ellas una gran responsabilidad de garantizar que sus egresados se desempeñen luego con calidad, que puedan ser competentes ante las necesidades de la escuela, y que lleven el discurso pedagógico y disciplinar a la práctica de manera efectiva. Pues algunos de los recién egresados y que se encuentran ya trabajando en colegios públicos oficiales, manifiestan no haber encontrado en la universidad las suficientes bases para abordar las reales situaciones de los contextos escolares: “Yo creo que uno como maestro sale convencido de la universidad y afuera es otra cosa. A uno no lo forman realmente para ejercer la profesión docente” 55 . 55 Entrevista a un docente, Localidad 19 CIUDAD BOLIVAR. 113 Debe cobrar gran importancia aquí, la pregunta por ¿Cómo se están formando los maestros en nuestro país?, ¿Quiénes son los formadores de maestros?, ¿Cuáles son las competencias que se deben asignar hoy particularmente a esta profesión? ¿Quiénes deciden ser maestros?, y todas aquellas búsquedas que también llevan al perfeccionamiento del magisterio. Es entonces la formación de los futuros maestros un primer aspecto a considerar al hablar de dignificación de la profesión docente. También debe considerarse, a quienes constituyen hoy el magisterio, a quienes vienen desempeñando durante años su labor, ¿qué fortalezas?, ¿qué problemáticas? Y ¿qué retos se encuentran allí? Otro aspecto es el lugar que se les da a los maestros desde las instancias administrativas del sistema escolar, la ubicación de la docencia en un estatus poco privilegiado: “Llega uno a preguntarse si el perpetuo conflicto entre los maestros y el gobierno no es una sutil estrategia para quitarles toda una dignidad a quienes pueden acelerar cambios radicales en la tradición de nuestra sociedad y ponerlos en situación de complicidad con aquellos que no desean que nuestro pueblo se eduque y progrese” Cajiao (2004). Me gusta de manera especial que esto sea dicho por algunos agentes oficiales que intervienen directamente en el magisterio bogotano, en este caso desde la Secretaría de Educación del Distrito SED, porque si tales concepciones se materializan en intervenciones por mejorar la calidad educativa y en esta la docencia, entonces se seguirán dando avances en cuanto a la dignificación de la profesión docente en la capital. Lo que resulta preocupante es que siendo éstas voces tan pronunciadas cada vez que se habla de los maestros en nuestro país, no se insista en hacer mucho al respecto desde el gobierno, desde el Estado mismo. Pareciera aquí haber una gran inconsistencia entre lo que dicen los discursos del compromiso por la educación y los reales hechos: Digan maestros –pero no tanto, hagan-pero de esta forma, sean- pero 114 sin pasarse de acá, quieran y esperen-pero no más allá de lo presupuestado… ¿Qué maestro, de los más convencidos, no se desmotiva ante tales sofismas? Tiene sin duda alguna que considerarse tal problemática desde las primeras instancias y agentes encargados de la construcción de las políticas educativas y sus formas de ejecución. Claro que no podemos ignorar en estas nuevas construcciones culturales y sociales en torno al maestro, que también hay una notable influencia de los medios de comunicación desde los imaginarios que generan frente al magisterio, el trato que dan a los docentes las familias, los estudiantes y hasta los funcionarios de las instituciones a las que se encuentren vinculados. Para ampliar esto del trato que reciben los maestros, es indispensable pensar primero el trato que se da entre los maestros. Estas relaciones cotidianas alrededor tanto de situaciones escolares y de la profesión , como de intereses y acontecimientos personales constituye un “clima” o “ambiente” que puede favorecer o afectar considerablemente el desempeño de los maestros, la imagen que tienen de sí mismos y de su profesión, y la imagen que constituyen ante los otros. Aquí sí que no podemos generalizar, pues cada colegio es un mundo particular desde lo convivencial. Aunque recurriendo a algunas situaciones y sentires de los maestros respecto a las relaciones interpersonales en el trabajo, vemos como estas no solo contribuyen en las construcciones culturales y sociales del maestro, sino que hacen parte de la motivación de los maestros frente a su labor: “Me desmotiva ver en los compañeros esa hipocresía, esa doble moral. A veces uno piensa que ya no está para más en esto, porque aquí ya uno no sabe con quién trabaja. Me siento a veces con tanta gente pero solo, porque no tiene uno confianza en muchos. Generalmente cada quien trata de salvarse, no importa a quien se lleve por delante. Eso es maluco, 115 en el momento que toque salvarse, no importa a quien le corremos la butaca” 56 . Decir esto, es hacer referencia a una situación que no solo se da en el magisterio, que puede surgir en cualquier otra profesión o campo laboral. Pero en lo que respecta a la profesión docente, donde muchos de los fines perseguidos en la formación de los individuos son y han de ser parte de lo que vive quien profesa, se hace más compleja esta labor: Pretender un respeto por el otro, un trato amable y sincero, solidaridad ante sus problemáticas, trabajo en equipo y respeto a la diferencia, cuando quizás estos no se logren en algunos casos en la misma relación cotidiana de los docentes, son en consecuencia los discursos, más difíciles de vivenciar. Po otra parte: “En cuanto a los maestros, es necesario la no persecución, un clima agradable, que llegues y puedas saludar a todos los compañeros y nos sientas que hay roscas. Donde se pueda conversar, se pueda discutir alrededor de lo académico, donde haya gente propositiva más que destructiva, pues hay gente que cuestiona todo pero no aporta nada. Una relación cordial con el rector o rectora, una presencia de este en la institución, pues debido a las fusiones de colegios, esto se ha complicado. Que uno por lo menos pudiera ir a conversar con el rector, sentir un apoyo” 57 . La maestra que cuenta esta necesidad de un clima agradable pone en evidencia una segunda relación, ya no únicamente el trato que favorece la convivencia, el estado de ánimo; sino un trato que también posibilita el trabajo de lo académico, que se convierte en plataforma para organizar, impulsar y mantener las construcciones en lo que respecta al saber pedagógico y al saber disciplinar. Porque ni aun 56 57 Entrevista a una docente, localidad 7 BOSA. Entrevista a una docente, localidad 9 CIUDAD BOLIVAR. 116 pretendiendo la mayor objetividad en los procesos escolares, podemos negar que la convivencia y las relaciones constituidas a alrededor de esta, es decir, las subjetividades y lo particular de ellas en cada contexto, sean decisivas para el desarrollo de cualquier tarea común, para el sentido de la misma y su impacto. A buena hora se menciona también en esta entrevista, el trato entre directivos docentes y maestros, pues ha dado lugar tal relación a varias tensiones que definen algunas formas de ese ambiente o clima laboral. Distinguimos una primera tensión y es la producida por la fusión de escuelas y colegios, donde se cambian las funciones administrativas y con ello el rol que estas mismas personas han de representar en las comunidades escolares. Al rector o rectora, se le amplía sus responsabilidades en tanto diligencias gerenciales, veedores de eficiencia (costo-beneficio), mayor población bajo su dirección suprimiendo otros cargos, y se le reduce su participación en los procesos pedagógicos, los debates académicos, los espacios de encuentro y discusión frente a la cotidianidad escolar, entre otras, que deberían contar con la participación activa y el acompañamiento constante de los directivos docentes a la labor del maestro. Pero, ¿podemos entonces concluir que todos los directivos docentes se han visto alejados del grupo de maestros en cuanto a los espacios pedagógicos? Lo que sí es cierto, es que al darse esta fusión de instituciones se redujo considerablemente el tiempo que los directivos dedicaban para acompañar más de cerca el trabajo de los maestros, y no me refiero a la vigilancia de este, sino al necesario liderazgo, debate, apoyo, que debe verse desde quienes direccionan las instituciones escolares. Pero, también es de rescatar el esfuerzo de varios directivos por mantener esa buena relación con sus maestros, fortalecer los espacios de encuentro pedagógico, participar de las distintas actividades que realiza su comunidad, crear estrategias para mejorar los procesos escolares, etc. Creo que esto solo sucede cuando quienes son directivos han sido maestros y no olvidan lo que significa ser maestro: 117 “Llego a ser coordinador por que anhelaba ser directivo docente. Me motiva cambiar el paradigma que se tiene de jefe. Normalmente pensamos que jefe es el que manda y punto, y para mi esa no es la visión. Más bien es ser líder y para ello debo hacer todo lo pertinente para motivar a mis maestros, si me toca dictar clase lo hago, si tengo que ir a pelear por mis maestros, lo hago” 58 Los docentes esperan aquí una “presencia presente” no una “presencia ausente”, donde se sabe que hay un rector o rectora, coordinador o coordinadora en la institución que conoce y se involucra a diario con entusiasmo en el trabajo escolar. Aunque habría que reconocer que esta situación también ha sido consecuencia de los mismos cambios en nuestro sistema educativo desde los lineamientos de política y no solo desde la voluntad de los sujetos. Otra relación que debe mejorar en el ambiente de trabajo para los maestros es que en algunos casos sienten que no reciben un trato equitativo frente a otros compañeros: “se manejan influencias. Como vulgarmente se dice: el que más “lambe” en rectoría, o coordinación, es el que están teniendo en cuenta para acomodarlo donde le guste” 59 . Hagamos extensiva pues esta problemática a otras instancias de la administración escolar, a efectos de contratación, evaluación, ubicación, permanencia y hasta incentivos; para resaltar como deben generarse cambios que permitan a los maestros sentirse en igualdad de condiciones y oportunidades. Motivados a cualificar su profesión por necesidad individual y colectiva mas no únicamente por intereses personales y desde relaciones clientelistas. 58 59 Historia de vida de un directivo docente, localidad 5 USME. Entrevista a una docente, localidad 10 ENGATIVÁ. 118 Ahora bien, veamos otro trato que consideran los maestros, influye en el desempeño docente: “La relación con los estudiantes y con los papás también me parece vital, porque cuando uno no encuentra una población que vea con disposición para aprender y con unos padres comprometidos, la motivación del maestro tiende a decaer” 60 Ya mencionaba la problemática que se ha venido agudizando respecto al compromiso de los estudiantes y de las familias por los procesos escolares. Pues quizás a raíz de esto se ha deteriorado también el trato estudiantes-padres y maestros. En una tarea que sabemos, y a lo largo de este trabajo se ha insistido, debe ser compartida, habrá de darse como condición mínima un dialogo constante, trato respetuoso y ojala afectuoso entre padres y maestros, maestros y estudiantes, maestros y directivos docentes, estudiantes-estudiantes, pues estas buenas relaciones, son generadoras de otras tantas que permiten vivir lo escolar más allá de la transmisión de conocimientos. Donde lo escolar se vuelva un espacio también para soñar y empezar a construir mejores formas de convivencia. A propósito de estas relaciones, y en especial para el tema central de este estudio, que es la pregunta por la dignificación de la profesión, resalto también importante el trato que se les dé a los maestros desde las entidades administrativas del sistema escolar y otras instituciones que establecen vínculos directos con el magisterio en el distrito. Trato que tiene implícita una forma de ver y concebir a los maestros, su terea en el proyecto educativo y su contribución en la construcción social de país. Traeré a colación un ejemplo que he conversado en varias ocasiones con algunos compañeros, para hacer énfasis en como desde ciertos aspectos que parecieran mínimos, se empiezan a construir estas nuevas formas de ver al maestro y se contribuye a generar cambios favorables para la profesión. Aunque claro está que se 60 Entrevista a una docente, localidad 9 CIUDAD BOLIVAR. 119 necesitan otros cambios desde las directrices generales del sistema educativo; pero bienvenidos estos pequeños adelantos simbólicos que se sumen a otros y empiecen a generar un mejor lugar para los maestros. Se trata del libro entregado este año a todos los maestros y maestras de la capital en el “día del maestro”, cuya carta de presentación hace una invitación clara a reivindicar el magisterio bogotano. (Anexo F) Sea entendido este ejemplo desde la preocupación por empezar a generar nuevas construcciones culturales y sociales alrededor del magisterio. Empoderamiento desde el quehacer docente. “Un estatus, una posición, un lugar social no es algo material para ser poseído y exhibido; es una pauta de conducta apropiada, coherente, embellecida y bien articulada” Goffman (1959) Figura 11. Maestros de apoyo. 120 Ahora bien, existe otro imaginario tal vez menos considerado pero igualmente indispensable; la dignificación de la profesión docente desde los mismos maestros, desde la autocrítica y el perfeccionamiento constante de su labor, que conlleve a una lucha por mejorar la educación no como algo que se espera se dé por mandatos externos, sino desde el quehacer pedagógico, desde la cotidianidad en la escuela. Se necesita sin duda lo que Freire llamaría “visión profética permanente”: combinar la dinámica de la crítica y la lucha colectiva, con una filosofía de la esperanza. Citado por Giroux, (1990).Pues suponiendo que el discurso educativo en nuestro país alcanzara su mayor coherencia, y las condiciones se dieran para numerosos avances, entre ellos para que los maestros se sientan más valorados y motivados en su oficio; es preciso que los mismos docentes hagan lo que les corresponde desde su quehacer pedagógico, desde las prácticas cotidianas, porque también desde allí se dignifica la profesión. De lo contrario se corre el riesgo de reducir la dignificación de la docencia a cuestiones o acciones externas, olvidando la necesidad de una relación de doble vía. Donde el maestro también asuma su deber ser y hacer en la reconcepción de su propio rol y lugar social. Veamos entonces como es entendido por los maestros este reto que emerge al igual que los anteriores, de sus mismos discursos, y se constituye en un necesario reconocimiento de las propias responsabilidades frente a lo que se está dando en el magisterio y lo que habría que hacer para mejorar: “Dignificar al maestro, es darle el rol de pedagogo que le corresponde, cuando se le dan las condiciones y cuando uno se empodera de su ser y de su saber, eso es dignificar la profesión” 61 “La dignificación se la da entonces uno mismo, tratando de que en medio de todo este desorden, de todo ese caos, uno piense más bien en darle ánimo a los compañeros para que sigamos” 62 61 Entrevista a una docente, localidad 9 CIUDAD BOLIVAR. 121 “Yo dignifico mi labor, mostrando ante la comunidad que mi trabajo vale, que me reconozcan como un maestro que trabajo con agrado” 63 . Estas reflexiones de los maestros hacen una invitación y sin duda en ella tenemos que ponernos a trabajar; ¿Qué imagen de maestro hemos constituido en nuestro espacio escolar? ¿Qué imagen individual, qué imagen colectiva? “Los maestros de esta institución son un grupo especial. Yo aquí reconozco que entre nosotros circula una cultura de que las cosas hay que hacerlas bien” 64 Cuando escuché a este maestro, y reconociendo aquello de que en cada institución se desarrollan unas propias dinámicas de trabajo, de convivencia, en lo académico, en el trato con los otros,…pensé en lo importante que resulta al tiempo que nos vemos en la individualidad como maestros, vernos en lo colectivo. ¿Cómo es nuestro equipo de trabajo? ¿Qué fortalezas? ¿Qué debe mejorarse?, como dice este maestro; ¿Qué cultura nos identifica y mueve nuestro hacer cotidiano? Por otra parte, hay un aspecto más que contribuye a la dignificación de la profesión desde los mismos docentes: El dominio que del saber disciplinar y el saber pedagógico se tenga, es indispensable hoy para la docencia. Es una realidad que en el magisterio colombiano, no solo en el distrito capital, ha existido una constante tensión entre estos dos saberes que exige la profesión. “saber lo que se enseña, pero a su vez saber cómo enseñarlo”. Freire (1992) anotaba algo que es pertinente a este caso: el estudio, la búsqueda de lo que nos hace falta para desempeñar mejor nuestra labor como maestros, de lo 62 63 64 Entrevista a una docente, localidad 10 ENGATIVÁ. Entrevista a un docente, localidad 5 USME. Entrevista a un maestro de apoyo, localidad 14 LOS MÁRTIRES. 122 contrario podemos estar causando múltiples malestares en el ambiente escolar, en la formación de los estudiantes, en el trabajo del equipo de maestros, en la imagen del magisterio… “Un profesor que no tome en serio su práctica docente, que por eso mismo no estudia y enseña mal lo que mal sabe, que no lucha por disponer de las condiciones materiales indispensables para su práctica docente, no coadyuva a la formación de la imprescindible disciplina intelectual de los estudiantes. Por consiguiente, se anula como profesor”. Desde lo anterior quisiera decir que antes que caer en debates para justificar más un saber que otro en el ejercicio de la docencia, deberíamos ver qué consecuencias reales trae esta situación en el desempeño de los maestros y en la calidad misma de los procesos escolares. Yo insisto en considerar los dos saberes como indispensables, pero como quiera que en el magisterio se cuenta con profesionales no pedagogos, pedagogos con débiles conocimientos en su área disciplinar u otros tantos casos. Lo que debe hacerse es entonces un reconocimiento nuevamente individual y colectivo de tales condiciones para la profesión y emprender un juicioso proceso de formación y actualización. Y en tanto el mismo estatuto ha permitido desde sus criterios de vinculación docente estas situaciones, desde allí deberán también promoverse las tareas para cualificar tal aspecto, desde luego con la voluntad y compromiso del maestro. No obstante para las nuevas políticas educativas, y en especial para aquellas que traten la profesión docente como ocurre en el nuevo Plan Decenal, desde su intención de trabajo sobre la Profesionalización, dignificación y formación docente, tendrá que considerarse este tema, pues como ya resalté, define en gran medida el desempeño de los maestros y representa en consecuencia un valioso camino para dignificar la profesión. 123 Nos quedaría entonces otro reto, el de la esperanza. “¿Qué clase de educador sería si no me sintiera movido por el impulso que me hace buscar, sin mentir, argumentos convincentes en defensa de los sueño por los que lucho? En la defensa de la razón de ser de la esperanza con que actúo como educador” Freire (1992), la esperanza en que se pueden construir nuevas condiciones para ser mejores maestros, en que de hecho es necesario luchar por ello para que empiecen a darse los cambios, y que no es posible si no se da un empoderamiento desde el quehacer docente. 124 CAPÍTULO V PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN. Este último capítulo recoge de manera puntual varias estrategias que pueden ser adelantadas en el Distrito Capital para seguir trabajando en la dignificación de la profesión docente. Se tiene en cuenta algunos proyectos que ya se han venido adelantando en la educación pública oficial bogotana con el magisterio, y otros que quizás no se han contemplado y que pueden contribuir significativamente en este proceso de dignificación de la profesión. También se exponen nuevas preguntas y posibles rutas para continuar otras búsquedas. Preguntarnos, uno de los tantos caminos que debemos emprender. Regreso ahora a las preguntas que pusieron en marcha este trabajo: Preguntarnos por ¿Cómo mejorar la profesión docente? ¿Cómo ser mejores maestros?, es un cuestionamiento que debe estar presente siempre, aun cuando creamos haber superado o alcanzado mucho. De no mantener viva la pregunta no podrá darse un perfeccionamiento constante, pues de la actitud dispuesta a reevaluar y resignificar nuestro ser y hacer como maestros dependerá y no en vano, la pertinencia, coherencia y contribución sustancial de la pretendida enseñanza a la construcción social. No obstante, el preguntarse nos pone en evidencia, altera la rutina cotidiana que inventamos para hacer “más fácil” la tarea y ante tal desequilibrio que supone el hacer un alto en el camino y ver ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué se está logrando con ello? ¿Es esto lo mejor que puede hacerse?; optamos en la mayoría de casos por evadir la pregunta, que no es otra cosa que evitar hacernos responsables cuestionamientos, reflexiones y críticas a nuestras propias prácticas. 125 de los auto- Hacernos responsables en tanto no solo hagamos de manera interna el ejercicio de preguntarnos sino que nos demos a la búsqueda de lo que habría por hacer y emprendamos las construcciones. En este mismo sentido, pero ampliando la reflexión-acción sobre la individualidad a la colectividad como maestros, se hace aun más dispendioso el ejercicio, pues supone reconocer ante el otro y reconocer en el otro. Este es sin duda uno de los momentos y experiencias más imperantes hoy en la cualificación de la docencia. Hacer conciencia de nuestra individualidad pero a su vez de nuestra colectividad, intervenir en lo propio que deba enriquecerse o cambiar; pero avanzando también a lo que como colectivo se debe superar. No habría notado esta necesidad sin haber vivido tales tensiones dadas entre lo delicado de las relaciones humanas dentro de la docencia, y también la exigencia que demandan los saberes mismos del hacer, aquí el saber pedagógico y el saber de las propias disciplinas. Cuando en este escrito hice referencia a un “clima o ambiente de trabajo” pretendí resaltar lo importante de preocuparnos y ocuparnos por mantener unas buenas relaciones entre los distintos actores del espacio escolar, puesto que de estas relaciones dependía en gran medida el desempeño de las personas. Pues bien, reafirmando esto pero ahora integrándolo a las relaciones que establecemos también con el conocimiento, con lo que se enseña, con lo que se aprende, con, los propósitos de lo escolar; debo decir que desde los maestros no siempre manejamos con asertividad esta relación. Las buenas relaciones interpersonales en algunos casos, son más bien construidas sobre la complicidad por el poco hacer, el poco participar ó el “hacer mucho” pero de manera elitista y excluyente con el resto del grupo. Pero poco desde la disciplina y rigurosidad con que debe verse la construcción de conocimiento y desde el compromiso ético y político con el que debe asumirse el hecho educativo. Debemos por tanto dejar emerger iniciativas para conjugar el buen clima escolarmejores relaciones humanas, con la calidad de lo que se hace, es más, creo que 126 ninguno de los dos son reales en tanto discurso pedagógico para la escuela, si no existen concomitantemente. Que estos espacios de encuentro sean pretexto y contexto para resignificar lo que hacemos a diario en las escuelas y colegios, para pensar y actuar en consecuencia una mejor educación. Algunas estrategias para la dignificación de la profesión docente en el Distrito Capital ¾ Fortalecer desde la Secretaría de Educación del Distrito SED el programa de bienestar social para los maestros. Variadas actividades seleccionadas desde los intereses y necesidades manifestadas por los mismos maestros, donde se tenga en cuenta géneros, edades, lugar de residencia y condiciones físicas. Incluir a su vez planes que involucren las familias de los docentes y que no siempre representen el sacrificio de los tiempos que estos tienen par sus hogares. Que el bienestar llegue a los colegios, que en estos también se realicen jornadas donde se estimule la integración y el buen clima escolar. Y que toda actividad realizada cuente con la calidad tanto de los espacios, como de los facilitadores y recursos. ¾ Intervenir inmediatamente en el sistema de salud para los maestros, pues es la inconformidad más manifestada. Que las entidades prestadoras de este servicio sean idóneas para desempeñar con calidad sus funciones y que se garantice estabilidad, pues los cambios constantes e improvistos han generados numerosos malestares. Crear un organismo regulador de tal servicio, que esté al tanto del mismo y pueda darse respuesta oportuna a las solicitudes de los maestros. Es necesario un seguimiento más juicioso a casos críticos de salud tanto física como mental, para que los maestros no continúen desempeñándose en los colegios mientras se agudizan sus problemáticas. 127 ¾ Fortalecer las redes locales y distritales de maestros desde lo pedagógico y disciplinar. Brindar espacios, tiempos y recursos para que estas tengan un mayor impacto en todos los colegios, y no se queden en trabajos alejados o poco resignificados en las mismas instituciones. Trabajar desde aquí por una cultura de la participación y liderazgo no excluyente, que quienes participen compartan sus saberes y sus grupos de trabajo apoyen los procesos. ¾ Estimular la formación y actualización constante de todos los maestros, no solo desde la presión a través del escalafón y su sistema de asensos sino desde la consideración del presupuesto de los maestros para su formación según el salario que reciben, los horarios de los que disponen según sus jornadas de trabajo, y sus propios intereses y necesidades de formación y actualización docente. Que todo esto sea tenido en cuenta realmente para organizar los programas, que el apoyo a especializaciones, maestrías y doctorados, contemple y facilite posibilidades de intercambios académicos con otros países. Para incentivar la investigación en los maestros, y que todos estos avances se vean reflejados en el quehacer educativo de cada uno de los colegios. ¾ Teniendo en cuenta que muchos docentes presentan dificultad en la disposición de tiempo y recursos para actualizarse, incluso en temas que son urgentes hoy para la docencia y que de no manejarse limitan el trabajo pedagógico, como lo es el uso de nuevos medios de comunicación e información, y el manejo de un segundo idioma; pueden dedicarse jornadas periódicas a este trabajo en las mismas instituciones y con la colaboración de los maestros que demuestren un mayor dominio. REDP es un ejemplo de esta formación entre maestros del distrito, pero es preciso ampliar su impacto escolar. A su vez que exista la infraestructura adecuada para adelantar estas capacitaciones, pues en muchas salas de maestros ni siquiera se cuenta con un computador para el trabajo de los docentes. Seguimiento de las competencias que deban adquirirse, equipos y elementos necesarios para involucrar estos saberes como mediaciones del trabajo de aula. 128 ¾ Mayor contacto de las universidades formadoras de maestros y los colegios distritales para garantizar un mejor desempeño de los recién egresados. Que conozcan parte de las condiciones, características poblacionales, formas de trabajo, detecten necesidades y retos. A su vez se apoye la labor escolar, pues los maestros se quejan constantemente de la sobrecarga de trabajos. Debe darse un enriquecimiento muto entre los maestros con mayor experiencia y los nuevos maestros. Desde los equipos pedagógicos locales puede supervisarse tal trabajo, luego de establecer qué intervenciones se ajustan a los procesos propios de cada institución. ¾ Realizar un diagnóstico de la población estudiantil con necesidades educativas especiales NEE en los colegios del distrito, no solo para efectos de costo de matrícula, sino para apoyar las instituciones que presenten estos casos, con la formación de docentes que atienden tales necesidades sin haber sido formados para ello, recursos, y estímulos a esta compleja tarea. ¾ Institucionalizar la evaluación docente como un proceso participativo y enriquecedor. Que conlleve a la creación de nuevas estrategias, y contemple las causas de los desempeños para intervenir en ellas, es decir que no solo se centre en los resultados y las sanciones. ¾ Resignificar los espacios de participación de los maestros en las decisiones de las políticas educativas. Que estos sean convocados, escuchados y tenidos en cuenta, tanto en los planes que afectan la educación, como en las reformas que incluyen al magisterio. Para ello contemplar en los programas de las universidades formadoras de maestros, y en seminarios para los maestros vinculados a la educación pública oficial del distrito, el estudio y reflexión de las políticas educativas, reformas y legislaciones que acompañan el quehacer docente en Colombia y la capital. De tal manera que los debates se den desde conocimientos amplios del tema y surjan propuestas pertinentes que nos lleven a la construcción de mejores escenarios para el magisterio bogotano. 129 ¾ Ampliación de la jornada escolar, en busca de mayor calidad educativa. De nada sirve mantenerse en el colegio más tiempo si ese tiempo no garantiza mejor educación. Ello implica una gran inversión en la construcción de más colegios, contratación de más docentes, mejores sueldos, y más recursos. Los maestros contarían con mayor tiempo para el logro de sus propósitos académicos y convivenciales, pero a su vez tendrían que contar con las condiciones apropiadas para sentirse retribuidos en este aumento de su trabajo. ¾ La intervención de otras instituciones en el trabajo escolar desde proyectos financiados ya sea por las mismas entidades o por la Secretaría de Educación del Distrito SED debe ser acordada previamente con cada comunidad escolar, dependiendo de la pertinencia con los Proyectos Educativos Institucionales PEI, y las condiciones para el desarrollo de los mimos. Deben prevalecer los proyectos que la misma comunidad educativa se piense, construya y desarrolle, de acuerdo a sus propias necesidades. ¾ Compromiso de los maestros por actualizar sus saberes y adquirir las competencias que para su labor sugieren los cambios sociales. Que este enriquecimiento profesional se aplique en el trabajo escolar cotidiano y se evidencie también en el desarrollo de proyectos institucionales, locales y distritales. La Feria Pedagógica llevada a cabo este año en Bogotá es quizás un primer paso en este propósito, pero hace falta entonces una mayor organización en los procesos previos a la feria desde cada institución y localidad, y en el mismo evento. ¾ Adquirir la cultura escolar de reflexionar y enriquecer las propias prácticas, de sistematizar lo que se hace en el aula y de creer en el trabajo de los otros. Antes de invitar conferencistas, expertos a los colegios para que instruyan a los maestros, se deben aprovechar el talento de los mismos docentes. Muchos procesos de formación entre maestros pueden adelantarse en las instituciones si 130 se superan los trabajos aislados y desconocidos. “Maestros que aprenden de maestros” programa adelantado desde la Secretaría de Educación del Distrito SED, desarrollado en primera instancia en los mismos colegios y luego si compartido en otras localidades. ¾ Los maestros debemos convencernos de lo importante que es un clima o ambiente de trabajo agradable, y que este se construye desde las relaciones diarias con los compañeros, directivos, estudiantes, administrativos, y personal de servicios generales. Deben superarse por tanto las rivalidades, indiferencias, agresiones, envidias y apatías, primero desde los mismos grupos de maestros. Este buen clima o ambiente laboral debiese ser un primer propósito también desde los equipos directivos de cada colegio, para garantizar el buen desempeño de todos los agentes de la comunidad educativa. 131 Otras preguntas, otras posibles búsquedas. Figura 12. Rutas. El inicio de éste proceso de investigación, fue motivado por la búsqueda de lo que puede representar hoy en Bogotá la DIGNIFICACIÓN DE LA PROFESIÓN DOCENTE, preguntas por cómo se ve el maestro, cómo se ve al maestro, qué lo motiva y /o desmotiva. Pero he hallado en el camino nuevos cuestionamientos, que se convierten en puntos álgidos para otras investigaciones. Preguntas que surgen de tensiones vividas en el quehacer del maestro. Realidades que sin duda alguna, merecen ser observadas, discutidas, reflexionadas, tenidas en cuenta: ¿Sienten los maestros que fueron realmente formados para su profesión? ¿Qué fortalezas y vacíos ó necesidades, ve el maestro en cuanto a su propia formación? Existen en las instituciones educativas maestros nuevos, menos recientes y antiguos en el ejercicio de su labor: ¿Qué dinámicas de convivencia, de trabajo suscita éste hecho? ¿Cómo es la relación entre los maestros, y cómo influye en su desempeño laboral? ¿Qué trato reciben los maestros dentro y fuera del sistema escolar? ¿Cuáles son los encuentros y desencuentros de los maestros con las actuales políticas educativas? ¿En qué medida los contextos de trabajo determinan el estilo del maestro? ¿Qué maestros prefieren hoy los estudiantes, padres, comunidades? ¿A qué atribuyen los maestros el fracaso escolar? ¿Qué ventajas y desventajas observan los maestros del trabajo en las instituciones públicas respecto de las instituciones privadas? ¿Qué 132 dicen los maestros que necesitan para enriquecer el desempeño de su labor? ¿Qué cosas motivan y/o desmotivan a los maestros? ¿Qué es, qué representa para los maestros la dignificación de su profesión? Hechos que se distancian y a su vez se relacionan, situaciones que al abordarse permite entrever causas, consecuencias y quizás posibles soluciones. Sí bien no le compete solo al maestro la búsqueda y construcción de una mejor educación, pues es dicho propósito solo podrá ser el resultado de acciones sociales-políticas compartidas; sí es este agente un actor clave en cualquier mejora educativa que se piense. El maestro junto a sus estudiantes, es quien vive directamente el contexto de sus comunidades, quien disfruta las ventajas del medio o sufre las problemáticas y necesidades del mismo. El maestro es quien puede y debe contar las realidades presentes y las soñadas por los niños, jóvenes y familias de la comunidad donde se encuentre, para que desde aquí los demás agentes, instituciones u organismos, responsables también de la educación, intervengan realmente según les corresponda. “Qué bonita y necesaria en nuestro país, una escuela pensada y construida por quienes viven la escuela. Flexible y dispuesta a innovar con aportes de otros pero también desde sus propias iniciativas. No una escuela relegada, subordinada o marginada a lo que se le quiera “regalar”, como si no fuese la educación en sí misma un derecho”. 133 EPÍLOGO Figura 13. Introspección. En investigación es tan importante la pregunta de investigación, el problema que nos proponemos resolver como el camino que se opte para hacerlo, pero así como la novedad de la pregunta o problema de investigación reside en su interés y pertinencia, el asunto del método o enfoque adoptado en investigación también demanda correr ciertos riesgos. En este epílogo se quiere contar como se hizo esta apuesta, sin caer en la rigidez de la ortodoxia se asumió una aproximación más heterodoxa. Más reflexiva, muy cercana a lo que se da hoy en investigación social y educativa, reivindica la emergencia del sujeto que investiga en su propio quehacer investigativo. Lejos de toda pretensión objetiviante. Es evidente que esto de la dignificación de la profesión docente, no es un tema que pueda abordarse desde una sola mirada o un único estudio, por su misma complejidad y relevancia deberá ser motivo de numerosas búsquedas. Pero estas a su vez tendrán que encontrarse luego para consolidar una postura más clara, más contundente, sentida y compartida por el magisterio bogotano. 134 En este mismo sentido, los discursos sobre la dignificación de la profesión deberán articularse y contribuir a enriquecer las propias prácticas escolares. Sobre esta base llegaríamos a entender y propiciar que los individuos, organizaciones y grupos tiene la capacidad de responder a las situaciones en las cuales se encuentran y de moldearlas, y que entonces los mismos maestros habrán de empezar a reflexionar y mejorar su ser y hacer profesional, ya no a ver el tema de la dignificación de la profesión como un mero aspecto de política educativa y legislaciones, sino como un proyecto que también se construye desde su cotidianidad, desde sus propias acciones. (Anselm y Corbin, 1996); ó en palabras de Freire (1992), en la medida en que nos veamos para cualificar lo que somos y hacemos, que nos volvamos capaces de “tomar distancia” imaginativa y curiosamente de nosotros mismos, de la vida que llevamos, y de disponernos a saber sobre ella”, se mejorarán significativamente nuestras prácticas como maestros . No obstante, las investigaciones frente a este tema y otros relacionados con la educación deberán tenerse en cuenta para la construcción de las políticas educativas, de lo contrario tienden a quedarse tales estudios en los contextos académicos como mera herramienta didáctica y no trascienden efectivamente en su propósito transformador, no se materializan en estrategias concretas y sistemáticas que permitan avances reales. Bajo tal visión de la investigación se realizó este trabajo, aquella que propicia la reflexión de los mismos docentes y en consecuencia los lleva a confrontarse con su ser y hacer como maestros para enriquecer su labor, pero que también invita e involucra a otros agentes en cuanto reconoce que no solo los maestros podrán tejer los cambios, y que muchas otras acciones que se escapan de su competencia deberán darse para que lo que sí le corresponde a los docentes pueda ser llevado a cabo. Como un interés enfático de esta búsqueda fue la de ir más allá de consideraciones generalizadas que desconocieran las particularidades, descomponer los juicios y apreciaciones a priori sobre los maestros; revelar desde allí, lugares a donde paradójicamente no se llega, voces de sujetos que poco se tienen en cuenta, y desde 135 lo que luego sí se habla y con pretendida propiedad; entonces no podía este estudio realizarse desde otro enfoque que el cualitativo. La investigación con un enfoque cualitativo resulta valiosa para esta búsqueda, ya que “El carácter constructivo de la investigación cualitativa procede de su orientación al descubrimiento así como de la presencia de los siguientes postulados: “colocarse en el lugar del otro”, “despojarse de las teorías o ponerlas en suspenso”, “poner en duda los propios marcos teóricos”, y “dejar emerger el discurso de la realidad”- Camargo (2005). Esto es en consecuencia, ubicar los debates de manera descentralizada, sin la atadura rígida a una u otra teoría, aunque a la luz de sus invaluables construcciones. Donde se escuche a quienes viven directamente el contexto y el fenómeno que deseamos comprender, y los espacios a los cuáles queremos llegar para reconstruir y contrastar, para generar nuevas reflexiones y motivar nuevas preguntas. Ello hace de éste trabajo un campo no agotado que abre la posibilidad de nuevas rutas, pero que a su vez precisa y pone al descubierto aspectos relevantes, susceptibles de intervenir, por quienes deben apostarle a la dignificación de la labor docente: Espejos para los mismos maestros, voces para quienes organizan y administran el sistema escolar, imágenes para los formadores de maestros, retos para quienes construyen las políticas educativas, realidades para todos aquellos que de una u otra manera contribuyen a crear la profesión de maestro. Ahora bien, para empezar a construir lo que representaría la dignificación de la profesión docente desde el anterior contexto, se hizo necesario hallar referentes que nos permitan definir porque una u otra situación, unas u otras acciones, permiten al maestro ejercer dignamente su labor. Para tal ejercicio se debió partir por considerar, que si bien las investigaciones cuantitativas arrojan en el sistema educativo valiosas fuentes de información para efectos de inversión, organización, administración, y aunque no en su totalidad también para identificar el impacto de políticas públicas en educación; no todas las situaciones escolares son susceptibles de cuantificar y muchas otras deben versen desde su 136 singularidad y propios matices, cosa que no se logra si no es a través de un enfoque cualitativo. Aquí “ los métodos cualitativos se pueden usar para obtener detalles complejos de algunos fenómenos , tales como sentimientos, procesos de pensamiento y emociones, difíciles de extraer o de aprehender por otros métodos de investigación más convencionales” Strauss (1996), lo que nos permite no solo valorar las subjetividades y los sentidos constituidos por éstas en las comunidades, sino los valores asignados a temas transversales; es decir, que atraviesan los sistemas ideológicos – organizacionales de algunos contextos, en este caso , los contextos escolares. Fue preciso por ello, hacer una introspección, dar una mirada hacia dentro de las escuelas y colegios, a los sujetos que allí conviven y las realidades que con sus prácticas entretejen, para acercarnos al sentir de la comunidad educativa, en especial el del maestro frente a su labor y la dignificación de la profesión. Esta investigación no se da sobre educación sino en educación, pues es realizada desde la implicación directa en el contexto mismo de la práctica profesional, mientras que las investigaciones sobre educación son hechas entonces por sujetos no involucrados directamente en la realidad que es objeto de estudio (Lawrence Stenhouse, citado por Cendales y Mariño, 2003). De cierta forma se aproxima al trabajo del etnógrafo cuando decide investigar su propia cultura. En este estudio el primer referente es la propia vivencia de quien investiga y pregunta por la dignificación de la profesión docente en Bogotá. Si bien se hace introspección también se abren los espacios de conversación con colegas y actores sociales específicos, con el rigor necesario que permite sustentar los hallazgos y propuestas manifiestas en el presente escrito. En tal propósito resultó útil la pregunta por el ¿CÓMO SE VE EL MAESTRO? , ¿CÓMO SE VE AL MAESTRO? ( ”cómo se representan dichos actores, lo que hacen (el imaginario) y cómo son representados ellos mismos por los otros” Sánchez (1995) Y ¿QUÉ ES- QUÉ REPRESENTA PARA LOS MAESTROS Y LA COMUNIDAD 137 EDUCATIVA, “DIGNIFICAR LA PROFESIÓN DOCENTE”?. Dichos hallazgos se obtuvieron a través de los siguientes instrumentos: “Un instrumento de recopilación de datos es, en principio, cualquier recurso de que pueda valerse el investigador para acercarse a los fenómenos y extraer de ellos información” Sabino (1997). No obstante estos instrumentos deberán ser coherentes con nuestras intencionalidades de estudio y con la matiz que deseamos tengan las construcciones y productos finales. Las historias de vida como entramados de hechos y sentires, que habitan en la memoria de los individuos, producto de vivencias propias, subjetivas e independientes de la retórica que sugiere el abordar con preguntas para construir respuestas. Son en sí mismas expresiones auténticas, libres de intenciones aunque resultado de múltiples situaciones, las cuáles interesó aquí encontrar. “Hacia un trabajo polifónico, se trata de un trabajo a varias voces, pero más allá de la discusión sobre el registro, la transcripción, el detalle…lo que está en juego es la construcción de sentido”. Giddens, citado por Mejía (1998). Los relatos biográfico-narrativos. “La gente está viviendo sus historias en un continuo contexto experiencial y al mismo tiempo, está contando sus historias con palabras, mientras reflexionan sobre sus vivencias y se explican a los demás” Larrosa, et al (1995). Estos relatos permiten a los sujetos mirarse a sí mismos, en el caso de los maestros, reflexionar su propio ser y hacer profesional, como a manera de ejercicio meta -cognitivo que deberá de algún modo influir en nuevas prácticas. 138 James Díaz (2006) dice que estos relatos biográfico-narrativos son importantes en los procesos de formación docente al “procurar la disponibilidad reflexiva y la capacidad para contribuir en los procesos de configuración de subjetividad, a través de la resignificación de la propia vida y de las experiencias pedagógicas que tienen lugar en el ámbito escolar”. Ello nos diría que este instrumento no solo aporta a la investigación como tal, sino que repercute en la vida de los sujetos, pues dentro de una cotidianidad o rutina quizás poco reflexionada, el contar las propias historias, puede desencadenar nuevas construcciones de identidad y de proyección tanto individual como colectiva. (Maestro-Magisterio) Las entrevistas semiestructuradas, fueron diálogo directo entre las búsquedas del trabajo precisadas en las preguntas y el decir-hacer que manifiesta cada individuo desde sus propias prácticas, y desde el escenario particular donde se encuentra.” El acercamiento ya no es invisible o se da por allá lejos sino que se va acercando a la vivencia del propio ser, y tiene efecto sobre su identidad personal” Strauss y Corbin (1996). Este tipo de entrevista constituyó un vínculo directo entre los agentes convocados y el énfasis particular del trabajo de investigación. En el desarrollo de las entrevistas resulta importante tener en cuenta los atributos que destaca Woods (1987):”la confianza, la curiosidad y la naturalidad”, “Para mí tendría que tratarse de una persona comprensiva, a la que yo supiera interesada en mi por mí mismo (no por el proyecto) y que quisiera escuchar y apreciar mis opiniones sin juzgarlas, por raras, malignas, absurdas o mal expresadas que pudieran parecer”. Se recurrió a su vez a la mirada de escritos o documentos que circulan en los contextos escolares referente a los maestros y su labor, como un reconocimiento de archivos que dan cuenta de situaciones particulares, descriptivas. “Estos pueden a su vez contribuir a la reconstrucción de acontecimientos y dar información a cerca de las relaciones sociales” Ibíd. Los documentos se convierten en fuentes que permiten visualizar problemáticas comunes y establecer posibles relaciones entre estas, con un énfasis en el lugar o rol del maestro. 139 Se incluyó también el análisis crítico de periódicos y revistas, como otra fuente de discurso y construcción socio-cultural del oficio de maestro. Representan estos medios sin duda alguna una influencia en los imaginarios de maestro, y porque no decirlo en sus prácticas mismas. Extender a estos escenarios la pregunta por el magisterio y su dignificación, es empezar a reconocer que tal propósito no solo se construye desde las aulas o contextos escolares. Para este ACD (Análisis Crítico del discurso) Wodak citada por Mejía (1998); sugiere un valioso ejercicio de preguntas que me permitiré citar textualmente, y que orientaron el uso del instrumento en esta investigación: Algunas herramientas analítico –discursivas que resultan útiles para el análisis de los discursos (…) 1. Desde el punto de vista lingüístico, ¿de qué modo se nombra las personas y de qué modo se hacer referencia a ellas? 2. ¿Qué rasgos, características, cualidades y particularidades se les atribuyen? 3. ¿Por medio de qué argumentos y de qué esquemas argumentativos tratan algunas personas concretas o algunos específicos grupos sociales de justificar y legitimar la exclusión, la discriminación, la supresión y la explotación de otros? 4. ¿Desde qué perspectivas o punto de vista se expresan estas etiquetas, atribuciones y argumentos? 5. ¿Se articulan abiertamente las respectivas afirmaciones? ¿resultan intensificadas o atenuadas? Por último, “Las acciones pueden ser observadas y descritas”. Siegfred Täger citado por Pavonoy (1998), y no solo descritas, sino que desde estas se pueden construir relaciones a nuestro objeto de estudio. Se retoma entonces la observación participación en algunos espacios de encuentro de maestros; foros, congresos, reuniones, agremiaciones, etc.; para evidenciar dinámicas de inclusión- y exclusión, y de identidad en el magisterio. Todo ello hace parte también de la concepción de maestro y de dignificación de la profesión. Estas observaciones permiten considerar a 140 los maestros en otros escenarios donde de cierta manera se constituyen identidades colectivas y se evidencian intereses comunes.” La observación resulta útil y viable cuando se trata de conocer hechos o situaciones que de algún modo tienen un cierto carácter público, o que por lo menos no pertenecen estrictamente a la esfera de las conductas privadas” Sabino (1997) Las fotos del documento son homenaje a la labor del maestro, tomas espontáneas que resaltan su hacer cotidiano, todas ellas a propósito de los temas desarrollados, por tanto sugiero no verlas de manera desprevenida sino leerlas también 65 . Los dibujos como parte del propio discurso del trabajo y otra forma de decir, junto a las fotografías, cuentan cuentos, son parte del reflejo de la docencia en Bogotá en estos tiempos, para que los maestros nos veamos allí de alguna manera y para que otros reconozcan lo que hay detrás de estas aparentes imágenes, y nos preguntemos, y nos proyectemos. Los principales agentes para las historias de vida, relatos, entrevistas, documentos y espacios de encuentro fueron los maestros en el sector educativo público oficial de Bogotá (Dos maestros por institución, dos instituciones en cada una de las 19 localidades, para un total de 76 maestros involucrados de manera directa en la investigación). La información luego fue contrastada con acercamientos a concepciones de otros agentes principales en el sistema escolar: estudiantes, directivos docentes, familias de las mimas instituciones (un directivo, un estudiante y un padre de familia por localidad). Estos hallazgos desde los maestros y los otros agentes principales en el contexto escolar, fueron a su vez relacionados con los encontrados en otras fuentes documentadas: textos o artículos a propósito de la dignificación de la profesión docente. 65 La fotografía habla del acrecentamiento del capital simbólico y de la distinción y aumento del sentido de diferencia de unos grupos con respecto a otros. Así las maneras de posar, los escenarios que rodean a la foto -el contexto- hablan de maneras particulares. Estos instrumentos, lo narrado por la cámara como bien lo escribe Armando Silva, nos proyectan una imagen que nos permite el elemento de autoreferencia y de imagen por el cual nos miramos, nos fragmentamos o nos conocemos. Alberto Verón Ospina, Aproximación cultural a un álbum de familia. Revista de Ciencias Humanas No 21. 141 Este trabajo se adelantó durante 18 meses en el 2005 y 2006, en una sistemática recolección de historias de vida, entrevistas, relatos y documentos de diversas fuentes que se encuentran debidamente catalogadas y organizadas siendo posible su aprovechamiento para estudios más específicos sobre los temas relacionados con el magisterio y las percepciones y representaciones sobre su labor. Para efectos de mayor comprensión de la muestra de este estudio, usaré la gráfica sugerida por Lafrancesco V. (2003 b) POBLACIÓN: -Maestros en instituciones educativas públicas-oficiales del Distrito Capital. POBLACIÓN ACCESIBLE: MUESTRA REPRESENTATIVA. 2 maestros en cada institución seleccionada. Un estudiante, un padre o madre de familia y un directivo docente, por localidad. 2 Instituciones educativas por localidad. (Una jornada mañana, otra jornada tarde) 142 1. I.E.D. USAQUEN-I.E.D. CRISTOBAL COLÓN. 2. I.E.D. COLEGIO FILADELFIA-I.E.D. CAMPESTRE MONTE VERDE. 3. I.E.D. AGUSTÍN FERNÁNDEZ- I.E.D. LA GIRALDA. 4. I.E.D VILLAS DEL PROGRESO- I.E.D. TOMÁS RUEDA VARGAS 5. I.E.D. OFELIA URIBE DE ACOSTA- I.E.D.UVAL 6. INSTITUTO TÉCNICO INDUSTRIAL PILOTO- I.E.D.JOSÉ MARÍA CORDOBA.7 I.E.D. LUIS LÓPEZ DE MESA- I.E.D. MAZUERA. 8 I.E.D. ESCUELA CIUDAD ROMA- I.E.D. VILLA DINDALITO. 9. I.E.D. PABLO NERUDA- I.E.D. COLEGIO REPÚBLICA DE COSTA RICA 10. I.E.D. ROBERTH F KENNEDY -I.E.D.REPÚBLICA DE BOLIVIA. 11. I.E.D. ALBERTO LLERAS CAMARGO- I.E.D. EL SALITRE 12. I.E.D. ALEMANIA SOLIDARIA I.E.D. JORGE ELIECER GAITÁN. 13. I.E.D. MANUELA BELTRÁN- I.E.D.EL CARMELO. 14. I.E.D. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA- I.E.D. TÉCNICO MENORÁH 15. I.E.D. GUILLERMO LEÓN VALENCIA- ESCUELA NORMAL SUPERIOR DISTRITAL MARÍA MONTESORI. 16. I.E.D. LUIS CARLOS GALÁN SARMIENTO- I.E.D.ANTONIO JOSÉ DE SUCRE. 17. I.E.D. SAN FRANCISCOI.E.D.LARA BONILLA. 18. I.E.D. GUSTAVO RESTREPO- I.E.D. ENRRIQUE OLAYA HERRERA 19. I.E.D. NACIONES UNIDASI.E.D.LEÓN DE GREIFF. Este estudio fue realizado atendiendo a tres grandes pretensiones, que se convirtieron a su vez en tres momentos principales en el proceso de investigación: A. El primero consistió en detectar tendencias, relaciones, posibles causas y consecuencias de los fenómenos encontrados en los diversos contextos escolares en relación con el magisterio y la dignificación de la profesión. B. El segundo avanzó a establecer retos, reflexiones, invitaciones y nuevos cuestionamientos frente a la profesión docente y su dignificación. 143 C. Y un último momento, aunque no como conclusión pues falta mucho por decir y hacer, es la consolidación de esta propuesta de discurso y debate frente al maestro y la dignificación de la profesión particularmente en el distrito, que pueda ser compartida en otros escenarios de interés por la educación. Las siguientes actividades y sus respectivos propósitos articularon la búsqueda y fortalecimiento de la presente postura discursiva. Teniendo en cuenta que “cada investigador debe buscar y defender los criterios que mejor se apliquen a su trabajo” Larrosa, et al (1995), no son y deberán verse estas actividades como receta que pretenda simplificar la actividad investigativa o estandarizar la misma: • Análisis general de la situación del maestro en el actual sistema educativo a propósito de las reformas que lo incluyen, para encontrar las relaciones existentes entre la legislación educativa en nuestro país, el bienestar humano profesional de los maestros, y la dignificación de la profesión. • Construcción de referentes teóricos, con la pretensión de Identificar algunas teorías que se desarrollan en el mismo marco de interés, y que aportan a la comprensión o argumentación de los temas abordados en la investigación. • Selección de localidades e instituciones a visitar, agentes a entrevistar, junto al diseño de respectivos formatos y desarrollo de las entrevistas. Bajo la intensión de integrar diversas zonas de la ciudad que permitiesen visualizar percepciones comunes en el distrito desde el magisterio frente a su profesión y la dignificación de la misma. • Búsqueda en otras fuentes de información: historias de vida, documentos o escritos en cada institución, noticias o artículos en medios de comunicación con el objeto de contrastar imaginarios del magisterio frente a su labor e imaginarios de otros agentes frente a los maestros. 144 • Participación en espacios de encuentro de maestros: Foros, congresos, reuniones institucionales, locales y distritales. A su vez acercamiento a algunas agremiaciones con el fin de hallar debates, reflexiones, tendencias discursivas, de los maestros frente a actividades que los convocan en espacios de participación pública. • Análisis comparativo cualitativo, de la información hallada: posiciones desde algunas teorías y propias construcciones teóricas. De esta manera se buscaron tendencias, posibles causas y consecuencias de los fenómenos encontrados en los diversos contextos escolares en relación con el magisterio y la dignificación de la profesión. • Sugerencias discursivas y aproximaciones teóricas, orientadoras de los retos, reflexiones, invitaciones y nuevos cuestionamientos que se plantean en el documento. • Socialización de hallazgos del trabajo con otros grupos en la misma línea de investigación “Políticas Públicas y Educación”. El poner en común con otros pares el trabajo realizado, constituye un ejercicio indispensable para reconsiderar y fortalecer nuestras construcciones. • Consolidación y edición del documento final. Fotografías e imágenes también como discursos de los textos. Apuntando a una propuesta de discurso y debate, que pueda ser compartida en otros escenarios de interés por la educación, el maestro y la dignificación de la profesión. Finalmente me encantó poder compartir mis propias reflexiones sobre esta experiencia en investigación, en la que sin duda el principal reto consistió en asumir el compromiso y la distancia necesaria con el tema investigado, dado que el ser parte del mismo nos pone en esa situación de vivir y narrar la vida al propio tiempo. Es una experiencia reflexiva, como la propia educación o el propio conocimiento. Aprendizaje que nos 145 permite vislumbrar como la dignificación de la profesión deviene también del constante acto reflexivo del maestro. Entre la diversidad de formas de ser y hacer en la docencia que se hacen visibles en el sector público, en las escuelas y colegios distritales, comienzo a leer más allá de los acontecimientos, quizás detrás de ellos, antes y luego de ellos, a propósito de estos; en especial desde los sujetos y un claro respeto por cada historia narrada, por cada posición contada. Mi pretensión, tejer hallazgos sobre dignificación de la profesión, pero toda información pareciera relacionarse mientras toca también mi propia experiencia como maestra. Juan Plata, quien hiciera las veces de faro para todos aquellos que nos dimos a la tarea de aprender a investigar, con la sabiduría tranquila que lo caracteriza, pero en su afán de que se construya mientras se camina en la investigación, me permite comprender que puede y debe tomarse distancia sin desprenderse del deseo e interés que nos mueve en nuestra búsqueda, y que ya en marcha, ese interés definido habrá de permitirnos ver qué de todo lo que se revela y cómo articularlo. Es así como algunos temas más que otros emergen de manera insistente. En cada institución, independientemente de las zonas, localidades, jornadas o áreas de desempeño, se coincide en ciertos sentires y reflexiones, definiéndose en consecuencia una ruta más precisa para la búsqueda. La pregunta por la dignificación de la profesión conduce de repente a mirar la evaluación, los recursos, formación, salarios, actualización, relaciones laborales, tiempos, estímulos, espacios, voluntades, esfuerzos, compromisos individuales y colectivos,…aspectos que aunque diferentes no pueden ser distantes. Es por ello que quizás muy pretensiosamente intente desarrollar algo de cada uno, aquello que se hace notar más en los discursos y relatos, aunque debo anticipar que no con la profundidad que ameritan. Deberán darse aquí nuevas búsquedas. 146 También muy seguramente los lectores consideren otros aspectos no tocados en el presente trabajo como parte de la dignificación de la profesión o difieran de los resaltados como propuesta, lo que espero se convierta en un interés latente por seguir hablando del tema, pues en la medida que se genere un debate permanente y riguroso que convoque a muchos, que posibilite espacios de discusiones, acuerdos y compromisos, estaremos avanzando y no esperando a que se den por sí solas las soluciones, provocando la intervención de quienes insisten en preocuparse poco por el maestro y el mejoramiento de la profesión o que si lo contemplan lo hacen de manera unilateral. Desde estas orientaciones generales de la razón de ser de este trabajo, me gustaría ahora compartir un poco más la experiencia de acercamiento a los colegios seleccionados para el estudio. El foco de trabajo serían entonces los colegios distritales, los maestros que trabajan en el sector público oficial en Educación Básica y Media, pues aquí es donde más se han hecho notar preocupaciones por el magisterio, donde desde una clara heterogeneidad y diversidad persisten condiciones de unidad: la administración, los lineamientos, los planes, y todo aquello que relacionamos inmediatamente cuando alguien nos dice “soy maestro del distrito”. Además porque representaba para mí un escenario atractivo y de más fácil acceso en cuanto hago parte de él. Si era claro que en el marco de esta gran comunidad estaría mi búsqueda, ahora surgía la preocupación por alcanzar un sentir satisfactoriamente representativo de los maestros que allí trabajan, y entonces era claro que de alguna manera tendría que integrar cada localidad de la ciudad, y que debía estimar una institución por jornada, pues hasta eso incide en las propias dinámicas del trabajo escolar. Los contactos para hacer las primeras visitas y establecer los espacios de encuentro, las personas que participarían de las entrevistas, relatos, y otras charlas, ya eran una posibilidad de observación directa, que deja leer la cotidianidad de cada institución, y 147 permite establecer las maneras más pertinentes de acercarnos a esta. Aun con una metodología clara es preciso hacer ajustes en el camino. Como cada institución tiene sus propias formas de acoger, esto se convirtió en toda una aventura. Compañeros maestros que motivados por el tema vieron la posibilidad de expresar sus preocupaciones y de atreverse a plantear algunas posibles soluciones, otros que desde el malestar que les ha suscitado el estado actual de la profesión manifiestan con indignación muchas de sus propias experiencias, algunos que creen que hablar sobre todo esto no tiene mayor incidencia en sus condiciones reales de trabajo y por tanto opinan con tono de desesperanza, los que prefieren no contar mucho de lo que viven en sus colegios para evitar molestias y entonces optan por hablar desde generalidades, estudiantes y padres sorprendidos de que se les incluya para hablar de los maestros, pues sus intervenciones en lo escolar están más ligadas a otras funciones y temas, aunque evidentemente quieren decir sobre ello; docentes directivos que dejan entrever su sentir como maestros, y otros un poco mas distanciados de tal rol por sus misma diligencias administrativas. En este mismo sentido de particularidades y singularidades, me encuentro con escritos y relatos de maestros que prefieren no se divulgue su identidad, pues deben decir que están trabajando en algo que no aman, o contar historias muy personales sobre su experiencia como maestros; por ello y atendiendo a un compromiso ético con las personas involucradas en este estudio y las informaciones halladas, no aparecen los nombres en las citas, tan solo se hará referencia a localidades. Ahora bien, aunque estas búsquedas representen insumos valiosísimos para la elaboración del documento y de hecho sean las voces que más se destacan, era necesario ampliar los escenarios y considerar a los maestros en otros espacios de participación pública. El foro local “organicémonos para incidir”, el VI congreso internacional de “Investigación en Educación y Pedagogía”, reuniones “Asociación distrital de educadores ADE”, manifestaciones masivas por la calidad educativa que dieron lugar al paro de maestros y estudiantes, encuentro “El maestro y su 148 Compromiso con la Educación de Bogotá”. De igual manera hacer una mirada a los periódicos de mayor circulación en el magisterio bogotano: Altablero, Aula Urbana, Escuela País, Leonardo Davinci, Educador Distrital ADE, EL ESPECTADOR, Y EL TIEMPO. En estos dos últimos periódicos se focalizan discursos frente al maestro que merecen especial atención, en tanto contribuyen a la construcción de imaginarios sobre la profesión. En los primeros que son más conocidos en el contexto del magisterio bogotano, se revelan entonces los temas de mayor tensión para los docentes en la capital, sus posiciones, experiencias y propuestas. No obstante, esta realidad propia del maestro en la capital, está circunscrita a un sistema más amplio, el de las políticas educativas nacionales e internacionales, en consecuencia variados estudios adelantados al respecto permiten fundamentar, contrastar, diferir, afianzar cada hallazgo particular de la investigación. Y no podían faltar las huellas de aquellos que han escrito sobre la educación y en especial sobre los maestros, que han provocado tantas otras búsquedas e inspirado múltiples proyectos desde sus contundentes retóricas. Algunos centrados en Colombia, otros que aunque desde contextos y épocas distintas siguen siendo pertinentes. Cualquier demagogia la dejo a responsabilidad del autor. “Que la dignificación de la profesión no sea entonces vista como proceso que se desarrolla independiente del propio ser y hacer de los maestros, no como algo que se otorga, la dignificación de la profesión como asunto complejo que involucra principalmente a los mismos maestros y que inicia cuando nos damos a la tarea de pensar nuestra profesión y buscar los cambios antes de esperar que estos se den por sí solos”. 149 Bibliografía ALANAÍS HUERTA, Antonio (2004). FORMACIÓN FUNDAMENTOS PARA EL DESARROLLO DE LA DE FORMADORES, INVESTIGACIÓN Y LA DOCENCIA. Editorial Trillas. ABRILE DE VOLLMER, María Inés (1994). Nuevas demandas a la educación y a la institución escolar, y a la profesionalización de los docentes. Revista Iberoamericana de Educación N° 5 (Calidad de la Educación) Mayo-Agosto de 1994. ÁLVAREZ ESTRADA, Jairo (2003). 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