ARMANDO ZARATE: Facundo Quiroga. Barranca Yaco: juicios y testimonios. Buenos Aires: Plus Ultra, 1985. Juan Facundo Quiroga, el caudillo prometeico de las provincias argentinas del interior, ha sido inmortalizado por los bardos gauchos y por escritores cultos, y su figura todavia arroja inmensas y ambiguas sombras sobre los escritos de los historiadores de su pais y continente. iLPor que su asesinato en 1835 cerca de la estafeta postal de Barranca Yaco, a unos pocos kil6metros de C6rdoba, inspir6 la imaginaci6n po6tica de sus contemporaneos y nos contintia fascinando hoy? LCudl es la importancia hist6rica del hombre cuya prematura y brutal muerte produjo profundas convulsiones en la sociedad argentina, que, como muchos podrian afirmar, ain hoy afectan al desarrollo de la naci6n, a su status y condici6n? Estas dos cuestiones son el foco de esta antologia <<cubista que une escritos hist6ricos, poeticos y criticos, que son juiciosamente introducidos y anotados por Armando Zarate, originario de C6rdoba (Argentina) y en la actualidad profesor de Espanlol en la Universidad de Vermont. La gran fuerza de este trabajo esta en su aproximaci6n multidireccional a la primera de estas cuestiones. En la primera secci6n, Zarate copia de bien conocidas antologias folkl6ricas seis baladas coetdneas que tratan el asesinato de Quiroga y el destino final de los supuestos asesinos. El explica que estas creaciones de la imagimoral>> del periodo naci6n popular pertenecen mds apropiadamente a la debido a su 6nfasis sobre valores en conflicto y a su proyecci6n del castigo final sufrido por los autores de malas acciones. Las baladas incluidas documentan el argumento de Zarate de que los poetas populares en general no eran favorables a Quiroga, a pesar de que se lamentaran en esta ocasi6n de su triste destino. Zarate, por consiguiente, arguye que el pathos o la emoci6n recogida por los bardos rurales tiene poca relevancia politica o social. Su lecci6n es primariamente moral: incluso aunque los bardos repudiaran el criminal asesinato de Quiroga, esto no significa la justificaci6n ptiblica del algunas veces cruel caudillo y de su terrible legado. Sin embargo, aquellos lectores inspirados por la exhortaci6n de Bradford Burns (The Poverty of Progress: Latin America in the Nineteenth Century [Los Angeles y Berkeley: University of California Press, 1980]) a investigar en la expresi6n folkl6rica sobre caudillos rurales tales como Quiroga y sobre las casi olvidadas luchas <<historia 614 RESENAS del pueblo rural contra la brutal imposici6n por las elites urbanas, deben legitimamente cuestionar la representatividad de las fuentes elegidas por Zarate. zEs posible que un interds artistico de cardcter sensacionalista por parte del pueblo diera lugar a una exclusi6n en su cancionero rural de temas tales como la proverbial castidad, fidelidad, honestidad de Facundo y su firme devoci6n a su pueblo? Estas estdn entre las cualidades morales de Facundo Quiroga, de acuerdo con el historiador liberal Vicente Fidel L6pez. O Les posible que los transcriptores del folklore a principios de este siglo utilizaran o crearan ellos mismos, sin que sepamos la raz6n, una distorsionada o poco representativa selecci6n de la expresi6n oral popular? La lectura de este libro no ha saciado las dudas debidas a la perversa curiosidad de este lector. La tesis de Zarate es que la fascinaci6n del piblico con la emboscada en Barranca Yaco encuentra su mejor explicaci6n en la dimensi6n psicol6gica o estdtica: el intento intemporal del hombre por comprender los misterios de la vida. El reconoce en Facundo a uno de los pocos hdroes miticos de la cultura latinoamericana, y es por ello que compara la imagen textual del caudillo con aquella de Don Juan, Macbeth y Fausto. Los diversos relatos sobre el desd6n de Facundo hacia la muerte y su violento destino tambidn nos recuerdan a la catarsis de las tragedias griegas y de los dramas de sangre de Calder6n. La tercera secci6n de la antologia incluye poemtica-, que ejempoemas, apuntes en prosa y dramas breves -la plifica c6mo varios de los mas consagrados escritores argentinos (E. Gutierrez, Borges, Molinari, Capdevila, D. Pefia, E. Molina, por citar a algunos) han utilizado el acontecimiento hist6rico en la creaci6n de su discurso podtico o literario. A juicio de este lector, las mds atrayentes selecciones son dos ensayos en la cuarta y iltima parte del libro, que intentan explicar en terminos analiticos el fascinante poder que ha ejercido el mito de Facundo generaci6n tras generaci6n. El primer ensayo, escrito por el mismo Zarate, <<El Facundo: un mito como su h6roe> (publicado previamente en Revista Iberoamericana, 104-105 [1978], pp. 471-485), admirablemente explica que la dramttica biografia de Facundo Quiroga escrita por Sarmiento va mas alla de la mera integraci6n del dato hist6rico dentro del libelo propagandistico, y penetra dentro del nivel arquetipico de la experiencia humana. La tesis de Zarate es que Facundo, tal como es presentado por Sarmiento, es un simbolo fantasmag6rico, y como tal, un mito cuya trayectoria s6lo puede ser tratada adecuadamente a travs del discurso literario. Por consiguiente, el mayor logro de Sarmiento se encuentra en primer lugar en el campo de la literatura: en su narrativa, 61 preserva con dxito el vigoroso y primitivo impacto de aquellos romances y poemas populares que trataron sobre la vida y muerte de Quiroga. La segunda selecci6n, tomada de La tradicidn nacional, de Joaquin Y. Gonzalez, integra liricamente una visi6n hist6rica y una profunda comprensi6n de las mediaciones psicol6gicas que trabajan en la imaginaci6n popular. Segdn Gonzalez, los crimenes que Quiroga cometi6 en vida fueron eclipsados despuds en la memoria e imaginaci6n popular con lo que se percibi6 como el extraiio poder psicol6gico que Quiroga ejercia sobre sus contempordneos y el aura de invencibilidad que proyectaba en la batalla y en el juego. La imaginaci6n popular represent6 a Quiroga como genio sobrenatural, especie de exhalaci6n fugitiva que brota de los llanos ardientes y surca la atm6sfera arrastrada por los vientos>> (p. 216). La muerte de Facundo es uno de esos acontecimientos que quedan grabados en la memoria hist6rica colectiva porque combin6 10 mas grande del valor y las virtudes humanas con los aspectos mas s6rdidos del terror y el crimen, y porque inspir6 una extrajia mezcla de reacciones que fueron desde el desprecio al miedo y desde la conmise- <<mundanos> <<creaci6n <<un 615 RESENAS <<secreta raci6n a la simpatia. Esta es la ley estetican que, segin GonzBlez, condiciona nuestra percepci6n y ha favorecido a Facundo en la visi6n que de 61 tiene la posteridad. Pero Zsatisface esta i6gica de recepci6n artistica todas las continuas dudas con respecto a nuestra comprensi6n del lugar de Facundo Quiroga en la problematica historia de su pais? Desafortunadamente, la segunda secci6n del trabajo que reviso, que trata los escritos historiograficos, no se enfrenta directamente con el tema de la desvirtuada tradici6n politica e ideol6gica en la Argentina, que ha tratado a Quiroga como demonio o angel o como la violenta encarnaci6n de la barbarie rural o como la mas alta manifestaci6n de la primitiva civilizaci6n de las provincias del interior. En la introducci6n de la antologia, Zarate articula claramente el principal dilema con que se enfrenta el investigador contemporaneo al intentar adquirir una com-historia, la poesia prensi6n hist6rica de la vida y tiempo de Facundo Quiroga: o la ficci6n se definen por sus fronteras abiertas a trav6s de un proceso de mutua exclusi6n> (p. 12). Esta interpenetraci6n de discursos literarios, socio-cientificos -se podria afiadir politicos o propagandisticos- es un inmenso problema cuando uno se acerca a muchos textos historiograficos. Zarate, buen conocedor de este problema, brevemente orienta al lector con res--pecto a c6mo, en un trabajo tal como el Facundo, los fuertes prejuicios ideol6gicos e incluso las pasiones personales muchas veces desviaron a Sarmiento de cualquier intento de escribir una versi6n de la vida e ideas de su protagonista. Interesantemente, la obligatoria selecci6n de Sarmiento es incluida bajo la categoria de <<Prosa hist6rica y no, como Zarate argumenta en el ensayo discutido anteriormente, la <Creaci6n poemtica>>. La raz6n para esto se hace aparente cuando uno lee las detalladas anotaciones de Zarate a lo largo de la antologia, demostrando que el trabajo de Sarmiento es quizas el mis fiable texto del periodo en lo que refierea correctos nombres de personas y lugares y pequefios detalles sobre la carrera de Facundo Quiroga. Pero, como 61 alerta al lector, estos detalles precisos estan incluidos en un texto al que se ha dado forma de acuerdo con una tesis altamente politizada. Es, por consiguiente, necesario situar al Facundo con respecto a la aguda critica de Juan B. Alberdi, de que los historiadores liberales de la categoria de Mitre y Sarmiento habian, de hecho, enterrado mediante sus distorsionados escritos politicos el legado positivo de los caudillos del pais. De hecho, es bien sabido que Sarmiento era totalmente partidario de este papel politizado y activista del historiador,_ como ejemplifican los muy partidistas comentarios sobre el caudillo uruguayo Jos6 Artigas, en las paginas del Facundo, y la tendenciosa auto-justificante biografia que 61 escribi6 posteriormente sobre Angel <<El Chacho>> Pelialosa. Como tal, el lector informado legitimamente cuestionaria el valor historiogrdfico de esta <biografia> de Facundo Quiroga, especialmente conociendo el violento odio de Sarmiento por el de los ilanos>> y los caudillos rurales en general. En relaci6n con estos temas, la introducci6n de Zarate a la secci6n sobre prosa hist6rica es concisa y exacta. Sin embargo, no satisfard completamente a aquellos lectores que busquen una mas completa orientaci6n sobre los prejuicios y lealtades de los diferentes escritores y, por consiguiente, una mas comprensiva discusi6n del status historiografico de los diferentes textos incluidos. Otro tema polemico tratado en este libro es la situaci6n de Facundo Quiroga con respecto al conflicto hist6rico que estaba emergiendo como posible dlave del periodo: la lucha por la hegemonia nacional entre, por un lado, la sociedad urbana con una oligarquia comercial burocratica, clerical -y posteriormente latifundista-, que estaba incrementando su dominio en y alrededor de la ciudad portuaria capital <<La <<objetiva>> <<Tigre 616 RESENAS del pafs, y, por otro, los defensores de una cultura regional, tradicional, popular e incluso plebeya, que residian principalmente en las provincias mediterrineas. Este acalorado conflicto influy6 inevitablemente en la producci6n historiogrlfica y cultural de la regi6n en aquella dpoca; incluso hoy afecta en la comprensi6n que uno tiene del caracter e importancia hist6rica de caudillos tales como Artigas, Gilemes y Facundo Quiroga. La antologia de Zarate incluye lecturas representativas de cada una de las dos preponderantes posiciones historiogrificas que tratan sobre el tema: la revisionista y la liberal. A algunos historiadores contemporaneos, que estan entre los mss prestigiosos en este campo (Scobie, Ferns, M. Peia, Halperin Donghi, etc.), se les ha unido un politizado grupo de ide6logos nacionalistas «hispanicistas> (J. M. de Rosas y seguidores) en su apoyo por la lectura revisionista. Muchos de 6stos argumentarian que la entonces predominante poblaci6n criolla del pais, pero especialmente la de las provincias del interior, crey6 durante gran parte del siglo XIX que el mayor peligro para su modo de vida emanaba de la oligarquia bonaerense. Esta oligarquia, al identificar sus intereses clasistas y regionales cada vez mss con el imperialismo europeo (fundamentalmente britinico), margin6 de la estructura de poder del pais a las provincias del interior y a la poblaci6n con herencia hispdnica. Los historiadores revial aristocratico y europeizado Rivadavia, como al latifundista y demagogo Ross y al aristocratico y europeizado Rivadavia, como al latifundista y demagogo Rosas y como a los elitistas dem6cratas liberales Mitre y Sarmiento. Zarate caracteriza el ampliamente extendido sentimiento en el interior del pals a esta toma del poder por parte de los hacendados-exportadores de Buenos Aires, los intereses comerciales extranjeros y la creciente poblaci6n inmigrante: <<Pero no era el gaucho de nuestras llanuras pastoras el agente feudal y apost6lico de nuestro fracaso, sino la barbarie detentada por los caudillos demagogos de la ciudad, y los vicios por ellos encarnados, como prueba de perversi6n y destrucci6n del hombre libre>> (p. 43). Zarate hace bien en incluir aquf una selecci6n de uno de los mis prestigiosos historiadores, David Peia, cuya tesis autoritativa en Juan Facundo Quiroga (1906) es que Facundo, el implacable, magnrnimo, cruel y generoso lider del interior, fue asesinado por mandato de Juan Manuel de Rosas, el tirano de Buenos Aires. Esto fue porque Rosas vefa en Quiroga al inico rival por el liderazgo nacional y vio una amenaza a la hegemonia de la ciudad portuaria en los incansables esfuerzos de Quiroga por organizar la Republica bajo una constituci6n federal. Pero es obvio que la propia posici6n de Zarate estil mis con la interpretaci6n opuesta, aquella de la escuela liberal, que ha predominado en los circulos intelectuales de Argentina y que ha monopolizado la opini6n del pdblico lector ingl6s en base a escritos ampliamente difundidos y grandemente respetados, tales como Life in the Argentine Republic in the Time of the Tyrants, de Sarmiento -la ajustada traducci6n del Facundo (1845) realizada por Mary Mann-, y Las ideas politicas en Argentina, de Jose Luis Romero. En la antologia uno encuentra lecturas liberales de Tomas de Iriarte, Joaquin Y. Gonzalez y Ram6n J. Cdrcano (habria ayudado si Zarate hubiera incluido lo que en otro lugar uno aprende sobre estos tres historiadores, que son respectivamente: general unitario y enemigo de Rosas, escritor liberal de finales del siglo xix y un respetado historiador en las primeras ddcadas del siglo xx). La introducci6n a la secci6n de lecturas historiograficas que nos ofrece Zarate sigue fielmente estas fuentes. Escribe: Juan Facundo Quiroga no era el sol invicto, sino el rayo que nace de la torva nube. Su biografia (biografia inmoral la llama [Sarmiento]) es la historia de un hombre de genio, maniitico y rebelde, devorado al fin por su mismo chorro de energia primitiva>> (p. 43). La btsqueda de <<... 617 RESENAS Zarate en relaci6n al mito y la historia de Facundo puede ser comparada a la busqueda de Vargas Llosa en La historia de Mayta, pero con una notable excepci6n: aquf Zarate no nos da la explicaci6n de por que favorece una lectura de la leyenda de Facundo sobre otra. Puesto que el principal foco de Zarate es la muerte <podtica> de Quiroga, e1 solamente considera de forma breve a estos importantes e inevitablemente pol6micos temas que rodean la vida «hist6rica de su protagonista y que merecerian un tratamiento mas amplio. De manera similar, la antologia de selecciones hist6ricas podria ser ampliada y hecha mas representativa. Como ejemplo, cabe citar la ausencia de escritos de tanta importancia como los de Juan Bautista Alberdi y Vicente Fidel L6pez, cuyos favorables puntos de vista sobre Quiroga deben ser tenidos en cuenta en cualquier detallado estudio del tema. En resumen, la antologia, con las introducciones y anotaciones de Zarate, provee un excelente tratamiento literario del encuentro de Facundo con el destino en Barranca Yaco. Pero tendriamos que esperar un segundo estudio para satisfacer al lector que busque una discusi6n histdrica de la misma intensidad acerca de las tramas de significaci6n y las pasiones y prejuicios relevantes a Facundo Quiroga y sus sombras. Esta es la tarea que espera a Zarate, quien despliega en este volumen juiciosas opiniones, atenci6n al detalle imparcial y una intima familiaridad con las circunstancias hist6ricas y la bibliografia existente sobre Facundo Quiroga. Mientras tanto, el volumen estudiado presenta una valiosa introducci6n a Juan Facundo Quiroga, cuya presencia hist6rica e imagen un siglo y medio despu6s de Barranca Yaco continda atrayendo la atenci6n de historiadores e impregnando la literatura y el folklore de todo un continente. WILLIAM University of Wisconsin at La Crosse. 42 KATRA