ALGUNAS HAZAÑAS DE LAS MUCHAS DE DON GARCÍA HURTADO DE MENDOZA, MARQUÉS DE CAÑETE Antonio Mira de Amescua Edición de Francisco José Sánchez García ALGUNAS HAZAÑAS DE LAS MUCHAS DE DON GARCÍA HURTADO DE MENDOZA, MARQUÉS DE CAÑETE Poetas que escribieron esta Comedia: Acto primero: La primera escena del primer acto es del doctor Mira de A mescua [vv. 1-260]; el fin de la misma escena, q u e r e ma t a en estancias, es del Conde del Basto, hijo del Marqués de Belmonte [vv. 261-403]; la segunda escena, hasta dar fin al primer acto, es de Luis de Belmonte Bermúdez [vv. 404-1219]. Acto segundo: La primera escena del acto segundo es de don Juan Ruiz de Alarcón [vv. 1220-1585 ] ; l a segunda escena es de Luis Vélez [vv. 1586-1957]; la tercera, de don Fern ando de Ludeña [vv. 1958-2120]. Acto tercero: La primera escena comienza don Jacinto de Herrera [vv. 2121-2472]; l u ego prosigue don Diego de Villegas desde que sale Guacolda hasta que llevan preso a Caupolicán [vv. 24732701]; la última escena es de don Guillén de Castro [vv. 2702-3045]; la prisión del maese de campo Reinoso por el marqués es de Luis de Belmonte [vv. 3046-3195]. Personajes desta Comedia: Españoles Indios CAUPOLICÁN, general EL MARQUÉS DON FELIPE DE MENDOZA, su hermano RENGO REINOSO, maese de campo TUCAPEL REBOLLEDO, alférez COLOCOLO, viejo CHILINDRÓN, soldado gracioso Y otros soldados españoles OROMPELLO LEOCOTÓN, mágico GALVARINO NACOL COQUÍN, indio gracioso GUALEVA GUACOLDA QUIDORA Y otros indios soldados ACTO P RIMERO Tocan cajas, salen todos los indios y indias que pudieren, y dos coros de música CAUPOLICÁN P rosigue la fiesta en el eterno abril desta floresta, en quien altos sucesos tumbas han hecho de españoles huesos. 5 Aquí, en esta campaña, muerto Valdivia fue, terror de España; celebrad la memoria, donde alcanzásteis la inmortal victoria. TUCAPEL Caupolicán famoso, 10 que compitiendo con el sol hermoso, a quien Arauco adora, coronaste la frente vencedora de eternos resplandores, no de guirnaldas, de caducas flores: 15 celebra y soleniza sobre la negra y pálida ceniza del español vencido las vitorias que el sol te ha concedido. Tucapel te acompaña, 20 RENGO vivan tus glorias a pesar de España. La fiesta se prosiga, porque la Fama con sus lenguas diga que Arauco está triunfando de España, la que el orbe va ganando; 25 la antípoda eminente de Arauco, que es república valiente en cuyos valles tengo eternizado ya el nombre de Rengo. GUACOLDA ¿ P ensaba España acaso, 30 por piélagos de espuma hasta el ocaso, sujetar las regiones sin encontrar magnánimos leones que resistan las luces o rayos de tronantes arcabuces? 35 ¿ P ensaba que estos montes, vientos y mares, cielo y horizontes no ven los mismos grados de altura que en España están marcados? Engáñase si piensa 40 que la ártica virtud es más inmensa. No somos, no, de aquellos que sin valor, sin barba y sin cabellos, vivieron otro clima en los reinos de México y de Lima; 45 aquí somos hermosas competidoras de las blancas rosas las mujeres, y bellas como el claro brillar de las estrellas, ¿ qué mucho que los hombres el otro P olo espanten con sus nombres? 50 COLOCOLO Al blanco otra vez tiren porque al Centauro celestial admiren, despidiendo saetas que ganen la guirnalda de Mosquetas, 55 que agora están corridas de verse de ninguno merecidas, pues al blanco tiraron y las flechas apenas le tocaron. CAUPOLICÁN P ues ya mi altiva diestra, 60 que sólo con el sol entró en palestra por ganar esas flores, cometas ha de hacer los pasadores; que quiero que con ellas Gualeva se corone, en vez de estrellas. 65 COQUÍN También a los Coquines parieron padres para oler jazmines. Coquín ha de tirar sin resistencia; señor Capón y Can, tenga paciencia. RENGO 70 Aparta, loco y necio; competir con nosotros es desprecio. COQUÍN Bravo Rengo, perdona, que no soy bestia yo, sino persona, y a fe mal me conoce, que tiramos a un blanco diez o doce y ninguno dio en él el otro día, 75 y llegando la mía, apuntele muy bien y aunque soy loco tiré la cuerda, y no acerté tampoco. RENGO Así agora será. Mis araucanos: COQUÍN 80 ¡pongan los Cielos tiento en estas manos! Tira al vestuario ¡Allá va! GUACOLDA COQUÍN Su simpleza maravilla. Apenas dí del blanco media milla. TUCAPEL No es mucho. COQUÍN ¡Ah, cruel fortuna, en mi vida acerté cosa ninguna! CAUPOLICÁN 85 Flecha que el viento lleva por flores que coronen a Gualeva, toma aliento y favores de su misma deidad, no de las flores. Dispara GUALEVA La flecha al viento corta 90 como los rayos que la nube aborta de horror y espanto llenos; solo le faltan, al nacer, los truenos. TUCAPEL Al blanco fue derecha; alma llevaba la admirable flecha. CAUPOLICÁN 95 La fuerza le infundía con que la esfera lóbrega rompía. Gualeva, no te espantes si penetrara muros de diamantes. COLOCOLO La guirnalda mereces, 100 ¡viva Caupolicán! TODOS ¡Viva Caupolicán! ¡Beba tres veces! COQUÍN CAUPOLICÁN Gualeva la reciba, la deidad de Gualeva sólo viva. Pónele la guirnalda Caupolicán, y cantan los músicos CORO PRIMERO Los españoles tiranos 105 a Arauco domar quisieron, y sus sepulcros hicieron en estos valles ufanos, los araucanos. CORO SEGUNDO P retendieron Villagrán 110 y Valdivia la victoria, pero quitoles la gloria nuestro fuerte capitán Caupolicán. LOS DOS COROS Lleve la fama la nueva 115 al hemisferio español sobre los rayos del sol que para alumbrar se lleva los de Gualeva. COLOCOLO Estas plumas esperan la lucha infatigable. 120 TUCAPEL Ya veneran la frente de Quidora. RENGO De Guacolda dirás, alba que llora la muerte de Lautaro. TUCAPEL Claro es que he de vencer. RENGO 125 COQUÍN No está muy claro. Bien dice, que está escuro, pues que las plumas y luchar procuro. TUCAPEL Aparta, y neciamente no presumas. Derriba a Coquín en el suelo COQUÍN ¡Derribome, pardiez! Denle las plumas; y, si soberbio está porque ha vencido, 130 sepa el buen Tucapel que no ha querido derribarme ninguno que, sin miedo, no me haya derribado con un dedo. Luchan TUCAPEL Siempre, Rengo, te opones a mi heroico valor y a mis acciones 135 porque Faetón osado no ecede el poder que me dio el hado. RENGO ¿ P or qué en vano blasonas si sabe mi valor las cinco zonas, y aún la Tórrida sabe 140 que la puedo abrasar con luz más grave? CAUPOLICÁN Dos pinos se estremecen, colunas son del sol, montes parecen; bravos soldados tengo, contra Felipe, en Tucapel y Rengo. GUALEVA 145 Los dioses inmortales las armas y el valor les dan iguales. GUACOLDA La verde tierra gime cuando la fuerza de los dos la oprime. CAUPOLICÁN Las plumas se dividan 150 pues crespas con el aire se convidan a ser premios lozanos de tan igual valor, ¡basta Araucanos! Pone el arco entre los dos Las plumas se dividan, si bastantes son cuatro plumas para dos gigantes. TUCAPEL 155 RENGO Tu voz y arco respeto. Cetro es el arco, yo le estoy sujeto. COLOCOLO Apartanse Tomad las blancas plumas, que parecen del mar rizas espumas. TUCAPEL Las dos que faltan, tu deidad perdone. Dalas a Quidora, y dalas a Gualeva 160 RENGO Y Gualeva con estas se corone. MÚSICOS En el ameno vergel que riegan varios cristales, aún los dioses inmortales tiemblan la furia cruel 165 de Tucapel. CORO SEGUNDO En los ojos soberanos de Guacolda, vive el sol; y por Rengo al español atan las valientes manos 170 los araucanos. Saca [Caupolicán] una calavera hecha como casco CAUPOLICÁN P or fin de nuestra fiesta todos atiendan a mis labios: ésta que veis aquí desnuda (de cabellos y sangre, taza muda, 175 en que beber pretendo) cabeza fue del capitán tremendo hasta la ardiente Libia; aquí pulsaban sesos de Valdivia. Las cenizas que hay dentro 180 suyas han sido, y vuelven a su centro Hace que se rompe el brazo con una daga y sale sangre, que cae en el casco con sangre de mis venas, de horror y de venganza estarán llenas; que os brindo desta suerte, con la bebida que mató a la muerte, 185 la sed y ardor profundo, en esta sangre mi valor infundo: bebed, bebed mi furia que os brindo con venganzas de una injuria. TUCAPEL Así nuestros mayores 190 se conspiraban sobre aquestas flores; y, su sangre bebiendo, iban las almas y el valor partiendo. Hacen que beben los indios COQUÍN Bebida regalada, y en taza de cristal, limpia y pelada. 195 ¿ Vive el sol, que no quiero hacer razón a brindis que es tan fiero! Tu sangre chupar yo, y que no te duela, no quiero, no, valer de sanguijuela. TUCAPEL La libertad sagrada 200 en esta ceremonia está jurada. RENGO Libre la frente altiva de Arauco ha de ser siempre. ¡Arauco viva! TODOS CAUPOLICÁN Y nuestro fuerte estado nunca del español será domado. MÚSICOS 205 Los españoles tiranos a Arauco domar quisieron, y sus sepulcros hicieron en estos valles ufanos los araucanos. 210 P retendieron Villagrán y Valdivia la victoria, pero quitóles la gloria nuestro fuerte capitán Caupolicán. Sale Galvarino, las manos cortadas GALVARINO 215 Caciques valerosos: a pesar de los hados animosos, volved la fiesta en llanto si mi desdicha mereciere tanto. Yo soy el Galvarino 220 que llega, por su mísero destino, a ver sus araucanos, divididos los brazos de las manos. Tragedia soy funesta, y espectáculo triste de la fiesta; 225 en estos mares fríos, que abismos son de espuma, seis navíos prodigiosos españoles, haciendo de las aguas tornasoles con las valientes quillas, 230 al sol envidia dan y maravillas; domar quieren a Arauco sobre los reinos de Neptuno y Glauco, y su gente gobierna un joven, de valor y fama eterna, que llaman don García 235 Hurtado de Mendoza, luz del día; el Marqués de Cañete victorias, desde Lima, al rey promete. La Fama al virrey dijo 240 que Arauco está rebelde, y a su hijo, mancebo bravo y fuerte, envía con poderes de la Muerte. Atrevime a un soldado que refresco buscaba desmandado, 245 atrevime, y herile, y tembló de su voz el mar de Chile. Infeliz me ligaron, y, como veis, las manos me cortaron porque aqueste tormento de ejemplo os sirva a todos y escarmiento. 250 Lo mismo hará de todos aquel rayo español de ilustres godos: el arma apercibíos, que paren rayos esos seis navíos. CAUPOLICÁN 255 Soberbios araucanos: busquemos la venganza de estas manos. ¡Vive el sol, vive el día que lo mismo he de hacer de don García! TUCAPEL ¡Fuerte español, espera de Tucapel la furia! 260 ¡España muera! Van a entrar, y detienelos Colocolo, viejo RENGO COLOCOLO 265 270 275 280 285 290 295 300 305 ¿ Dónde vais a morir, determinados, cuando se os llega el postrimero día? ¿ Habéis previsto el orden de los hados? ¿ Sabéis quién es aqueste don García? Volved a detener los pies airados, no os admiréis de que la lengua mía os refiera de quien ha procedido, que en libros españoles lo he leído. Deste, pues, don García (cuya extraña majestad es de Júpiter desmayo, pues ya le tiembla la divina hazaña de aquestas Indias) generoso rayo su primero ascendiente fue, de España, tan gran restaurador como P elayo; Lope Manso es su nombre, cuyas glorias debe España tan ínclitas memorias. Éste después (a quien favor promete el Infante don Zuria y Memorana, hija del rey de Escocia) dio a Cañete primer nombre por línea soberana: Altamira en Vizcaya borró a Lete el olvido mayor, quedando ufana de su hijo don Íñigo Castilla, de España entonces la mayor cuchilla. Don Lope Iñiguez luego pone a raya en Roncesvalles al francés brioso. El cuarto señor llega de Vizcaya, don Iñigo, su hijo valeroso; éste, en quien Marte su valor ensaya, ganó a Castrogeriz, y al generoso don Iñigo, también López, dio al mundo primer Conde de Ordoño rey Segundo. Don Hurtado famoso de Mendoza, primer señor de aquesta casa altiva, sangre y blasones de los reyes goza porque en sangre real su nombre viva: aquí la fama oyendo, se alboroza, al que ilustró la fama fugitiva, al que de Cuenca fue por leal acero mayor guarda, y del rey mayor montero. Diole el conde don Tello a su heredera, doña María hermosa de Castilla, que sobrina del rey Enrique era, y de España gloriosa maravilla; Juan Hurtado, su hijo, en quien espera el orbe, ya que a su valor se humilla, cuñado del maestre don Rodrigo, 310 315 320 325 de sus grandezas fue el mayor testigo. Éste de la lealtad, columna y basa, en Cuenca, donde de Aragón venían sus infantes, les dio su propia casa, pero a veinte mil hombres que traían, con mano escrupulosa, aunque no escasa, la entrada les negó, que hacer querían en la ciudad, haciendo más efecto en él la vigilancia que el respeto. Honorato después, cuyo valiente espíritu de Marte ardor recibe, compró con riesgos título excelente que en bronce eterno ilustre fama escribe, blasones adquirió tal descendiente a esta gran familia que aún hoy vive aquel valor con que su fuerte espada rayo fue de los campos de Granada. Defendió de Castilla las fronteras venciendo mil batallas; y, llegando a fijar en Granada sus banderas la gloriosa Isabel y el rey Fernando, mayor Alcides de mayores fieras, 330 Juan Hurtado, en sus vegas murió, dando tal fama a su valor su fuerte acero que, siendo rayo, le trocó en lucero. Fue destos santos reyes gran privado don Diego Hurtado de Mendoza, y luego 335 reinó Carlos, y habiendo en él hallado al valiente Cipión y a Ulises griego, a España le envió, donde quietado del segundo marqués el civil fuego de las comunidades tan temido 340 como el emperador obedecido. Don Hurtado después que a sus historias con Carlos Quinto dio plumas fieles, a su lado alcanzadas mil victorias, a su lado ganando mil laureles, 345 colgando de sus templos mil memorias, varando a sus memorias mil bajeles, de sus triunfantes palmas coronados. Cuando, porque el P erú se levantaba, mirando el César que el Neptuno anciano 350 retirado en Cañete descansaba, volvió a inquietar aquel consejo cano, tomó el marqués segunda vez la clava al tridente; otra vez volvió la mano, llegó al P erú, ¿ quién hoy, decidme ahora 355 los rayos deste Júpiter ignora? Hijo deste es el bravo don García que a Chile con sus naves ha llegado, cuya fama los brazos desafía, cuyo valor los siglos ha parado; 360 pareceos con tan loca valentía, con furor sin consejo tan osado, probar las armas en dudosa guerra con quien ley pone al mar, freno a la tierra. Mejor es que una espía cuidadosa 365 vaya a inquirir sus fuerzas y su gente. CAUPOLICÁN Los dioses guarden esa edad gloriosa, pues tu consejo ha sido tan prudente. Tucapel, esta hazaña valerosa es de ese juicio y ese ardor valiente: 370 parte a ver con qué fuerzas ha venido esa furia que España ha producido. TUCAPEL ¿ Yo espía, Caupolicán? ¿ Yo mirar sólo qué gente trae, o qué furor reparte, si fuera a sustentar aqueste polo? 375 Aunque no pudiera, capitán, culparte, mándame que los rayos robe a Apolo, mándame que la espada quite a Marte, y no que vaya a ser espía de aquellos que presto he de matallos y vencellos. GUACOLDA 380 Caupolicán, yo espía seré segura, pues daré al español pocos recelos. COLOCOLO Tu gente en tanto ordena y asegura, pues nos ordenan este bien los cielos. RENGO 385 Ve, Guacolda; y, en viendo tu hermosura, los matarán las iras de mis celos. CAUPOLICÁN P arte, Guacolda, aunque mejor podría ser tan hermosa luz del sol espía. GUACOLDA Yo sabré sus ardides recatada, yo iré a reconocer el enemigo, 390 P alas seré con esta gente airada, pues las venganzas de Lautaro sigo. QUIDORA ¿ Quieres ir de Quidora acompañada? GUADOLDA ¿ No irá Gualeva? Nadie ha de ir conmigo GUALEVA COQUÍN 395 sino Coquín. ¿ A mí me ha escogido? ¡Hoy todo lo gracioso ha perecido! QUIDORA Ea pues, valientes indios: suene airado el belicoso son de las trompetas, alzad el freno, con acero herrado flechad los arcos, prevenid saetas; y, pues Marte en batallas ha trocado 400 el festivo furor de sus atletas, partamos a vencer a sangre y fuego; celebraremos dos victorias luego. Tocan cajas, y se entran todos, sale don Felipe de Mendoza, Rebolledo, Chilindrón, y soldados con espuertas de tierra, y otros con hachas encendidas DON FELIPE Ea, valientes soldados, esta noche ha de quedar 405 hecho el fuerte. REBOLLEDO Es trabajar para doblar los cuidados: ¿ no es mejor que en la campaña nuestras personas guardemos, 410 sin que muros levantemos adonde el valor se engaña? El soldado no ha de ver cosa que respete y guarde, que viene a hacerlo cobarde 415 sólo el temor de perder. Ap (Sabe el cielo que quisiera que llegara a las estrellas el fuerte para que en ellas asegurarme pudiera; 420 que el temor que vive en mí, es más que el fuerte mayor, pero acredito el valor porque la infamia temí). DON FELIPE Rebolledo, bien blasonas, 425 pero este fuerte que ves para los trofeos es mas no para las personas. Y mi hermano don García valor tiene que prestar, 430 y pues lo ha mandado alzar conoció que convenía. REBOLLEDO (Ap) También lo conozco yo. CHILINDRÓN ¡P lega a Dios, seo Rebolledo, que no nos parezca el miedo gentilhombre! Vanse 435 Bien logró el trabajo nuestra gente. DON FELIPE CHILINDRÓN Bizarros peones son. DON FELIPE Y con eso, Chilindrón, ¿ con ver que estoy yo presente, no trabajas? Yo, señor, CHILINDRÓN 440 hacer por uno pretendo; lo que trabajo defiendo, que no es pequeño valor. Si te ha parecido poco 445 una espuerta que llevé, sobre ella misma estaré peleando como un loco. Los demás que el muro encierra trabajen hasta caer, 450 que yo pienso defender sólo mi espuerta de tierra. Reinoso, con un hacha encendida REINOSO Señor, tu valiente hermano, el general don García, que desde la aurora fría 455 al ancho mar oceano, con prudencia y con valor dilata a voces su fama, hoy a su ejemplo nos llama a la victoria mayor. 460 Él mismo como el más pobre soldado que el campo encierra, cargando espuertas de tierra hace que el tiempo le sobre. De suerte nos ha animado 465 sólo el verle trabajar que hoy pudiera fabricar un fuerte cada soldado. Y, porque faltar no pueda dónde la tierra se lleve, 470 para que el trabajo pruebe quien por inútil se queda, haciendo francas las puertas de su tienda, a nadie ingrata: sus mismas fuentes de plata 475 están sirviendo de espuertas. Ya viene el Marte segundo, heroico valor de España. DON FELIPE Él pondrá con esta hazaña, freno a Chile, espanto al mundo. El Marqués armado con rodela a las espaldas, y en la mano una espuerta de tierra, y Soldados, unos con espuertas, y otros con fuentes de plata con tierra MARQUÉS 480 Ea soldados, no nos coja el día sin acabar el fuerte. CHILINDRÓN DON FELIPE P ues trabajar. Señor, el valor se enoja viendo en tan humilde acción tu persona. 485 MARQUÉS Don Felipe, para que yo participe de la gloriosa opinión que en Arauco han de alcanzar los que ahora viendo estoy, 490 me han de ver trabajar hoy y mañana pelear. El caudillo que aborrece el ocio, triunfos elige, que el trabajo del que rige 495 facilita al que obedece. La envidia, por más que lidia, no ha de ofenderme importuna, porque en la común fortuna no tiene lugar la envidia. Hoy haré mi nombre eterno 500 donde el vuestro el Tiempo escriba, porque en esta tierra estriba el peso de mi gobierno; y así, dejando apariencias 505 de culpadas gravedades, siembro en la tierra humildades para coger obediencias. Vase DON FELIPE Dudosa el alma suspende 510 por ver, cuando más se empeña, si fue la humildad que enseña mayor que el valor que aprende. Entra un soldado [SOLDADO] Ya es hora para mudar las postas. DON FELIPE Múdense pues. REINOSO 515 El cuarto del alba es. DON FELIPE Este lienzo hay que guardar con vigilancia mayor porque mira a la campaña, que al opuesto la montaña 520 presta defensa y valor; señor Rebolledo, aquí haga su posta hasta el día. REBOLLEDO La ventura ha sido mía. DON FELIPE Este sitio le escogí, 525 por más peligroso. El hombre REBOLLEDO que procura merecer, en los riesgos se ha de ver; tomo el arcabuz y el nombre. DON FELIPE El de esta noche es « san P edro» . REBOLLEDO 530 REINOSO P ues retirarse, y a Dios. Soldado, mirad por vos. REBOLLEDO Muy bien blasonando medro. Vase CHILINDRÓN Seó Rebolledo, abra el ojo, que cargan sobre una posta 535 los indios como langosta. REBOLLEDO De tus avisos me enojo. CHILINDRÓN ¿ Los soldados principales y con tan valiente dueño? REBOLLEDO En mí no hay temblor ni sueño. CHILINDRÓN 540 Sí, pero somos mortales. Vase y pasease Rebolledo REBOLLEDO ¡Que de valiente presuma con tan fingido valor si basta a darme temor moverse al viento una pluma! 545 Cielo, ¿ a qué cobarde clima mi pecho flaquezas debe, que ni al ejemplo se mueve ni con el premio se anima? En dura estrella nací, 550 sé que es infame el temor, procuro tener valor, y lo estorban dentro en mí. No entiendo este ciego abismo, ¿ vive conmigo otro dueño? Sé que en el valor me empeño, 555 y me acobardo yo mismo, pero jamás tendré honor si me han dado por caudal el valor accidental 560 y natural el temor. ¡Que en tan honrosa ocasión, si grande el trabajo ha sido, el sueño me haya vencido! P ero es natural pasión 565 a quien el cuerpo obedece; ¡plega a Dios que salga el día porque con la afrenta mía en sus caballos tropiece! ¡Qué poco el honor me alienta! Jamás llegaré a valer, 570 pues ha llegado a poder más el sueño que la afrenta. Duérmese, y sale el marqués MARQUÉS Esta punta es el lugar 575 que ha menester más cuidado. Rebolledo es buen soldado, dél me puedo asegurar (que, pues lo puso mi hermano, discreta fue la elección) en tanto que el escuadrón 580 admite el reposo en vano. En el defendido muro quiero ver las postas yo, que el Descuido no dejó honra ni lugar seguro... 585 ¡Buena jornada hemos hecho! ¿ Cómo, porque yo le abone, no pide el nombre, ni pone el fiero arcabuz al pecho? ¿ Que viendo tan cerca un hombre 590 puede haber tan vil soldado que le espere, descuidado, sin que dé primero el nombre? ¡Vive Dios que está dormido! ¡Estoy por matarle aquí! 595 ¡Qué venturoso que fui! Si yo no hubiera salido a rondar las postas, creo que me lastimara en vano; que el ejército araucano, 600 con el lauro y el trofeo de Valdivia y Villagrán (todas recientes victorias para infelices memorias) atrevimientos les dan. 605 Como otras veces, pudiera, en los gobiernos pasados, asaltarnos descuidados; mas la razón considera que el trabajo de hoy ha sido 610 inmenso; perdón merece buen soldado que se ofrece; estoy muy agradecido. Al cuidado que hay en vos ya se va acercando el día; 615 cuidado, por vida mía, ea, « san P edro» y adiós. Vase, y recuerda REBOLLEDO ¿ Qué es esto? ¡Válgame el Cielo! ¿ No es la voz de don García? Él me vio cuando dormía, 620 para su clemencia apelo. Mas desengañado estoy, que si a verme llegara dormido, me castigara. Temiendo sin causa voy: sueño fue; y, pues me convida, 625 por más que el temor me infama, goce a costa de mi fama de la mitad de la vida. Duérmese, y sale el marqués MARQUÉS Sobrada culpa ha tenido 630 en puesto tan peligroso. ¡P ensar que velé animoso lo que no guardó dormido! Y la milicia concluye que jamás debo creerme 635 ni de posta que se duerme ni de soldado que huye. ¡Y se ha dormido otra vez! ¡No aguardaré la tercera, que la muerte que le espera 640 ha de ser su mismo juez! Saca la espada, y dale de llano, y recuerda ¡Villano, aquí has de morir; pues, cuando por llave estabas deste fuerte, le entregabas, pudiéndole resistir! Don Felipe Reinoso, Chilindrón y soldados DON FELIPE Señor, ¿ qué es esto? 645 Al instante MARQUÉS muera este vil español porque, cuando salga, el sol mire ejemplo semejante. Colgalde luego de un roble. CHILINDRÓN 650 P ésame de haber salido buen profeta. DON FELIPE Obedecido has de ser; pero eres noble, y tu pecho generoso muestra clemencia y valor. MARQUÉS 655 En tal caso es el rigor, más que la piedad, forzoso. Durmiose estando de guarda y, aunque es natural pasión el sueño, la obligación honrados respetos guarda; y así vengo a concluir que al soldado que en la vela se duerme no le desvela la afrenta que ha de sufrir; y el que la afrenta que espera para que su puesto guarde no le desvela, es cobarde, y es bien que afrentado muera. ¿ Qué hacéis? ¿ Qué aguardáis con él? 660 665 DON FELIPE 670 No estás militando en Flandes, hermano, para que mandes, con ejemplo tan crüel, que muera ahora un soldado donde tan pocos venimos. MARQUÉS 675 Si este delito sufrimos no habrá en los demás cuidado. REBOLLEDO Haga, que es mucha razón su gusto el caudillo aquí, que yo le daré por mi 680 un soldado de opinión que la falta que yo he hecho la supla. MARQUÉS ¿ Y quién ha de ser? REBOLLEDO 685 690 Yo mismo, que os pienso ver obligado y satisfecho. No es menester que mandéis ahorcarme, que una afrenta en hombre que honor sustenta bien claramente veréis que es a matarle bastante; y, con la que recibí, vengo a quedar muerto aquí porque os miro a vos delante. Muerto estoy en la opinión, porque me juzgo afrentado; mas, como he nacido honrado y sentí mi obligación tan a mi pesar difunta 695 en cenizas de mi afrenta, la sangre que me sustenta 700 las mismas cenizas junta; y, con el fuego que exhala por el valor que le debo, resucita un hombre nuevo que con mi nobleza iguala; 705 y así, en un mismo lugar, dos en mí se han de advertir: afrentado por dormir y honrado por pelear. MARQUÉS Dejádome ha satisfecho, 710 pues hallo en su frente escrito que no disculpa el delito sino que descubre el pecho. DON FELIPE Tanto en su valor confío que, con tu gusto, quisiera 715 honrarle con mi bandera. MARQUÉS Tu gusto, hermano, es el mío. DON FELIPE Ya sois mi alférez. ¡No puedo tanto favor merecer! REBOLLEDO ¡Vuestra hechura vengo a ser! CHILINDRÓN 720 ¿ Qué hay seó alférez Rebolledo? Si es que por dormir muy bien le dan la bandera aquí hacerme pueden a mí maese de campo también; 725 que en honradas ocasiones como en las que yo me empeño puedo, en materia de sueño, leer cátedra a seis lirones. Un soldado SOLDADO Un indio y una mujer bella, aunque bárbara, vienen 730 a hablarte, señal que tienen, junto al soberbio poder, los bárbaros vencedores; pues, cuando la prisa miden, 735 con el silencio despiden espías y corredores que aseguran y descubren nuestro campo. En mi presencia MARQUÉS veréis con nueva experiencia 740 cuán poco el intento encubren. SOLDADO Ya están aquí. Guadolda y Coquín Gran señor, la fama de tu persona GUACOLDA mis pensamientos abona: llegó tu heroico valor 745 y, tocando en mis oídos, (no sé si es facilidad) derribó mi libertad para turbar mis sentidos. Viendo imposible el remedio, 750 por ser tu ausencia mi muerte, no quise morir sin verte; bien sé que es injusto el medio, bizarro y fuerte español, pues jamás te mereciera 755 aunque, por hermosa, hiciera nueva competencia al sol. MARQUÉS Yo te agradezco el deseo con honesta voluntad; mas, para ver si es verdad 760 (aunque en tus ojos la veo) el indio que te acompaña la dirá: ¡dadle tormento! COQUÍN ¡Dañoso acompañamiento y resolución extraña! 765 Señores, han de advertir que no tengo culpa yo, que este mujer me engañó. CHILINDRÓN La verdad has de decir. COQUÍN 770 Della fue el atrevimiento, y della el tormento es; dénselo, iré yo después a las ancas del tormento. GUACOLDA No publica esa crueldad la fama. CHILINDRÓN 775 COQUÍN Indio, ponte bien. ¿ Matarme queréis también con vuestra comodidad? CHILINDRÓN P or no quebrar la guarrucha te digo que te endereces. COQUÍN Diré la verdad mil veces si aflojas. ¡P ues dila! CHILINDRÓN 780 Escucha. MARQUÉS COQUÍN Si aquí no me hacéis notorio lo que pretendéis saber, ¿ por dónde he de responder si no hay interrogatorio? CHILINDRÓN 785 Ha dicho muy bien el reo. MARQUÉS ¿ Qué escuadrones se han juntado? COQUÍN Nones. Estáis emperrado. CHILINDRÓN DON FELIPE Aprieta. COQUÍN ¿ Que aun el deseo de deciros la verdad no admitís? 790 MARQUÉS ¿ P ues qué escuadrones se arman? Si dije « nones» , COQUÍN ¿ para qué tanta crueldad? CHILINDRÓN P ues perro, si estás negando ¿ no quieres que te aprete? No; COQUÍN 795 la verdad os digo yo: que los que vienen marchando son tres: el uno es de Rengo y el otro es de Tucapel, y el más soberbio y crüel... ¡Quebrados los brazos tengo: 800 suelta, ministro curioso, que andas por verme los huesos! MARQUÉS Dejalde. GUACOLDA En tales sucesos eres cobarde y medroso. ¿ Has visto algún araucano 805 que tema jamás la muerte? COQUÍN Yo lo enmendaré de suerte que le pese a algún cristiano. MARQUÉS Aunque te obligó el tormento, 810 te quedo yo agradecido. DON FELIPE P ara entretenerte ha sido, desta bárbara, el intento porque saber no pudieras que marcha su gente ya. MARQUÉS 815 Mi cuidado bastará contra sus máquinas fieras: luego se parta un soldado y por el bosque se encubra y su ejército descubra. CHILINDRÓN 820 Ya conoces mi cuidado y que siempre oso morir en tu servicio; yo iré, y el campo descubriré. MARQUÉS P ues luego te has de partir. CHILINDRÓN 825 Y con tan nueva invención que aún a mí me he de engañar. Vase MARQUÉS No te quiero castigar, mujer, porque la traición es en la mujer flaqueza 830 y estimalla es cobardía; vete en paz a quien te envía cuya arrogante fiereza fío en Dios que he de amansar con los soldados que miras. Vase GUACOLDA 835 A notable empresa aspiras. [Ap.] (¡Que no le pude engañar! ¡Desgraciada en todo he sido!). REBOLLEDO ¡No he visto mujer más bella; rayos del sol atropella! 840 ¡Vive Dios que me ha vencido su bizarro talle y cara! GUACOLDA [Ap.] Coquín: si ya, por cobarde, has confesado, no es tarde para la enmienda; repara 845 en el fuerte que hoy han hecho para que el aviso des a nuestra gente. Los pies han de ser de más provecho que la lengua: parte, amigo, 850 y de ese bosque a la entrada harás que aguarde emboscada nuestra gente. COQUÍN [Ap.] Ya me obligo a que la yerba no sienta mis plantas, que por vengar 855 mi agravio, aprendo a volar. Vase REBOLLEDO ¡Noche ha de ser si se ausenta aquesta hermosa araucana! GUACOLDA Español, saber querría 860 quién es este don García que con pompa soberana a nuestros términos llega tan bizarro y orgulloso; si es hijo del sol hermoso, ¿ para qué sus luces niega? 865 y, si es hombre, ¿ cómo a un hombre teméis, de tan poca edad? REBOLLEDO Oye, y sabrás la verdad porque su valor te asombre. De la más ilustre sangre 870 de España blasones goza, en cuyas timbres y escudos mira el sol regias coronas. Gran discípulo de Marte, 875 880 885 890 895 por las militares glorias trocó lascivos regalos donde el más cuerdo se engolfa. Dejó su padre y su casa y cuando, abrasada Europa, brotaba marciales fuegos al son de bastardas trompas, pasó a Italia, donde puso tan a riesgo su persona en singulares empresas y escaramuzas forzosas que, aunque es un rayo su espada, como la vio vencedora Marte, la juzgó prodigio, y el sol valor de Mendoza. Sitios, batallas y nombres dejo, porque tú lo ignoras, que adonde falta noticia pierden valor las victorias. A Flandes partió, y pasando por Alemania unas tropas de armada caballería 900 905 910 915 920 925 930 935 rebeldes a la corona del imperio, le encontraron; y, como también se opongan a la fuerza los ardides, con una traza ingeniosa se escapó, y llevó la nueva al César, donde malogra la esperanza a los rebeldes que, por vencidos, se postran. Hallóse con Carlos Quinto, en sus heroicas victorias, al socorro de Rentín, y en la batalla dichosa que dieron al rey de Francia en el bosque donde a todas si no adelantó su espada la igualó con virtud propia. Luego Filipo Segundo, de la corona española digno monarca, envío a las provincias remotas del P irú a su heroico padre que, como patricio en Roma, descansaba del trabajo de las armas vencedoras. Estaba alterado el reino, donde importó su persona para templar rebeldías y para asentar concordias. Acompañole su hijo, que es el capitán que asombra con su nombre el mar de Chile, pues ya le tiemblan sus costas; éste es el mancebo ilustre que, en esas murallas toscas, en su acreditado pecho está ensayando vitorias; éste es el rayo de Arauco que, desde el cielo de Europa, Filipo, Júpiter nuevo, para abrasaros, arroja. GUACOLDA ¿ P uede hacer por más de un hombre? P ues Chile hará que conozca que en escarmientos ajenos 940 puede haber afrentas propias. Quédate en paz. REBOLLEDO Oye un poco. GUACOLDA Es ya la prisa forzosa. Arriba, Reinoso y un soldado REINOSO El valle seguro está si el bárbaro no se embosca 945 por esa vecina selva. REBOLLEDO Quisiera, hermosa Guacolda, que el puro amor que te muestro le estimes y le conozcas. GUACOLDA P ues si me quieres y estimas, vente conmigo. 950 La honra REBOLLEDO es, en hombres bien nacidos, más que el amor, poderosa. GUACOLDA P ues ya me voy. Muy bien puedes. REBOLLEDO GUACOLDA [Ap.] Mi ventura ha sido corta, 955 pues que no llevo esta presa por señal de mi victoria. Vase REBOLLEDO ¡Qué presto iba desmintiendo mis esperanzas dichosas; pues, descuidado y lascivo, 960 haciendo el amor lisonjas, iba perdiendo el honor sin ver que el riesgo pregona afrentas para el cobarde; para el osado, victorias! Vase REINOSO 965 Hasta que pase el invierno, aunque nadie nos socorra, no quiere salir al campo don García. Un soldado SOLDADO Alientos cobra el enemigo en sabiendo 970 la resolución que toma, y ha de juzgarla a temor. REINOSO Verán su engaño las obras. Sale Coquín COQUÍN Desde aquí, sin que me vean los soldados que coronan 975 el fuerte, daré el aviso para que marchen las tropas de mi gente. Lindo sitio, aquí me siento a la sombra desta peña ¡Ah, quién se viera 980 en esta campaña, a solas, con aquel españolillo o ladrón en que congojas me vi danzando en el aire peligrosas cabriolas! Chilindrón, vestido de yerba CHILINDRÓN 985 Yo muchos miedos he visto, pero no como el de ahora; mas ya está echada la suerte; la traza ha sido famosa, salvo mejor parecer. ¡Valedme, Virgen de Atocha, 990 que he visto en el bosque un bulto! Ve Coquín a Chilindrón COQUÍN ¡Mucho se mueven las hojas para no hacer aire! CHILINDRÓN El Cielo por su piedad me socorra, 995 que aquel indio es añagaza de los demás que se emboscan; pero mientras les avisa le pescaré la persona y será bizarro lance; ¡Dios, sobre todo! 1000 COQUÍN No sopla viento tan grande que pueda mover un árbol ¿ Qué importa? Mas que los derribe a todos si... Mas ¡árboles con botas 1005 no los he visto jamás! El miedo causa estas sombras, claro está. Vuelvo a sentarme. CHILINDRÓN En desplegando la boca el indio, me hacen harina. 1010 COQUÍN El alma tengo dudosa, ¿ si fuese lagarto en pie? CHILINDRÓN ¡Oh, noramala lo coma el señor indio! Cae sobre él ¿ Eres tigre? COQUÍN CHILINDRÓN No, por cierto. ¿ Qué eres? ¿ Onza? COQUÍN CHILINDRÓN No, sino adarme. 1015 ¡Ah, español! COQUÍN CHILINDRÓN Gastemos palabras pocas, que soy corto de razones y permita que le ponga este lazo en las muñecas. 1020 ¡Jesús, válgate la mona! ¿ Tú veniste a ser, borracho? ¡Ea, camina! P or dos horas COQUÍN te ruego que nos sentemos, que no es de perder la sombra destos plátanos. 1025 Ya entiendo, CHILINDRÓN ¿ no es mejor que yo te ponga por sombra colgado al sol? COQUÍN ¿ Dónde, español? CHILINDRÓN En la horca. Vanse REINOSO Ya por la punta del bosque 1030 se van descubriendo tropas entre enemigas banderas; es gente que no reposa si no es tomando venganza. El marqués, Rebolledo, don Felipe y gente arriba MARQUÉS ¡Ea, soldados, la dichosa 1035 ocasión se nos ofrece en que la furia española dé alientos a la opinión! El fiero bárbaro asoma, orgulloso y confiado. DON FELIPE 1040 Si son de Dios las victorias, él las dará a quien le sirve. Tocan y sale Caupolicán, Tucapel, Rengo, y Orompello y gente CAUPOLICÁN Españoles: ya es forzosa vuestra muerte en la defensa, que no hay valor que se oponga 1045 al bravo Caupolicán. MARQUÉS El silencio te responda por mí, soberbio araucano. TUCAPEL P ues remites a las obras el valor de que te precias, 1050 bien presto haré que conozcas cuán engañado viniste. RENGO Si las estrellas que dora el sol que tu frente mira fueran las almenas toscas 1055 de tus murallas humildes, vieras derribarlas todas para alfombra de mis pies. CAUPOLICÁN ¡Cierra, al fuerte! ¡Al arma toca! RENGO REBOLLEDO No deben de conocerme, 1060 pues que sin temor se arrojan. CAUPOLICÁN ¿ Qué os acobarda, soldados? ¿ Sobre vuestras fuerzas propias no podéis trepar el fuerte? OROMPELLO Aunque no es hazaña heroica, 1065 verás sobre él a Orompello. CAUPOLICÁN Ya tu opinión valerosa se conoce, capitán. REBOLLEDO P or este lado se arroja el indio; si trepa el muro, 1070 déjenme con él a solas. Sube Orompello OROMPELLO Ya no hay muerte que me espante siendo el premio la victoria. Quítale el venablo a Rebolledo, y salta abajo el indio REBOLLEDO ¿ Hay más desdichada suerte? P erdí el crédito y la honra. MARQUÉS 1075 ¿ Estas son las esperanzas, Rebolledo? ¿ En tan honrosa ocasión perdéis las armas? REBOLLEDO Si las perdí, poco importa que pierda también la vida. Échase del muro TUCAPEL Matadle. 1080 CAUPOLICÁN No es valerosa hazaña, nadie le ofenda; que, cuando solo se arroja por el honor que ha perdido, matarle tantos no es honra. DON FELIPE 1085 Disparad los arcabuces para que compren la gloria de ofender a un español. MARQUÉS Esa es acción vergonzosa; 1090 ¿ no advertís que su caudillo pone a sus escuadras todas freno, y que sólo permite que cuerpo a cuerpo se opongan. los dos? ¿ P ues no fuera afrenta que estos bárbaros conozcan 1095 la ley de la cortesía, pues la publican con obras, y que me faltase a mí? CAUPOLICÁN Español, pues que pregona el valor tu atrevimiento: 1100 prosigue y tus armas cobra si lo permite Orompello. REBOLLEDO No en vano tu nombre goza tanta opinión de valiente. OROMPELLO Hoy mis deseos se logran, 1105 español. REBOLLEDO También los míos. CAUPOLICÁN Tocad las cajas y trompas para infundilles valor. REBOLLEDO Si no he de volver con honra, 1110 quede yo muerto en el campo. MARQUÉS ¡Bizarro el indio se arroja; ánimo gallardo tiene! CAUPOLICÁN Diera por esta victoria las demás empresas mías. 1115 RENGO La batalla está dudosa. CAUPOLICÁN Orompello es buen soldado. REINOSO P arece que el indio cobra más valor. P ues mi alférez DON FELIPE bastante esfuerzo le sobra 1120 para mayor enemigo. Derriba de un golpe al indio Declárase la victoria RENGO por el español. Espera, CAUPOLICÁN no le mates. Ya es forzosa REBOLLEDO su muerte, llegaste tarde. Quítale el venablo 1125 Si te he ofendido, perdona. CAUPOLICÁN ¿ Quién eres entre los tuyos? ¿ P or qué esta hazaña pregona tu nombre? REBOLLEDO Un pobre soldado, que apenas hay quien conozca 1130 en mi ejército quién soy. CAUPOLICÁN P ues si al mismo Marte asombras, siendo el menor de los tuyos, qué serán los que coronan el muro que hoy habéis hecho. 1135 Aunque sea vergonzosa esta retirada, amigos, en esta ocasión me importa; que al ejemplo de un soldado sin obligación forzosa, 1140 para eternizar su fama, harán inmortales obras. Toca a retirar al campo. TUCAPEL ¿ Es eso lo que blasonas, Caupolicán? ¡Vive el cielo 1145 que mereces que te pongan insignias de vil mujer! Tú, pues en el campo sobras, puedes retirarte solo, que Tucapel no perdona 1150 vida de ningún cristiano. RENGO Yo haré que los aires rompan entre abrasadas cenizas gemidos de los que lloran, 1155 profetas su muerte infame. Cierra el fuerte. MARQUÉS P oca gloria ganamos si aquí vencemos. Salga la gente en dos tropas a pelear en campaña porque el bárbaro conozca 1160 que no hay miedo en nuestro pecho. Vanse REBOLLEDO P ues acredite mis obras mi valor mientras me ayudan: bárbaros, mi espada sola habéis de ver, que es bastante 1165 para hazañas más heroicas. CAUPOLICÁN Ya es forzoso el pelear, que el excusarse es deshonra cuando la ocasión lo pide. TUCAPEL Dejad que me vengue ahora 1170 de la muerte de Orompello. REBOLLEDO Vuestras espadas son pocas contra este brazo español. Tocan arma, sale el Marqués y los españoles MARQUÉS A Caupolicán me toca, y a vosotros los demás. DON FELIPE 1175 Guarde el Cielo tu persona, que es el bárbaro valiente. RENGO Mucho el valor se les dobla que Dios les infunde esfuerzo. REBOLLEDO Es el caudillo Mendoza, 1180 y enseña solo a vencer. Retiran los españoles a los indios, y queda el marqués y Caupolicán CAUPOLICÁN Mas puede que tu persona tu fama, los hechos tuyos piden eternas memorias, 1185 pero cuando a verte llego, en mi crédito los borras: eres muy mozo, García, y siento el ver que mal logras con tu muerte tus deseos. MARQUÉS La ejecución te responda 1190 del que traigo de matarte. CAUPOLICÁN Pelean P ues con una pluma sola, que a ganarme te atrevieras, donde ves que tantas sobran, sobre el sol te coronaras 1195 por el dios de las victorias. MARQUÉS Tus arrogancias castigo desta suerte. Ya me asombra su vista más que la fama. CAUPOLICÁN Su golpe ha sido una roca 1200 que sobre los hombros tiento. Tocan a recoger MARQUÉS ¿ Hay suerte más lastimosa? Mis soldados se retiran cuando les doy la victoria; forzoso será ayudarles: 1205 bárbaro, porque conozcas que sólo te menosprecio y que tus escuadras todas sólo de mi nombre tiemblan, parte a ayudarles agora, 1210 porque con su capitán será mayor mi victoria. CAUPOLICÁN ¿ P orque temes te retiras? Mas poco, español, importa, que yo volveré a buscarte. MARQUÉS 1215 Temiendo voy que te escondas. CAUPOLICÁN ¿ Dónde, cuando yo te busco? MARQUÉS ¡Buscarás tu muerte sola! CAUPOLICÁN ¡Oh, qué atrevido te engañas! MARQUÉS ¡Oh, qué arrogante blasonas! Vase cada uno por su parte ACTO SEGUNDO Salen don García y los demás soldados MARQUÉS 1220 Valerosos castellanos: ya que ha puesto vuestra espada (con la victoria pasada) temor a los araucanos, pretendo aquí resolver 1225 si será bien que pasemos adelante (y no aguardemos a que junte su poder) o que, unido y amparado del fuerte nuestro escuadrón, 1230 en él, la resolución espere del indio airado. DON FELIPE De los contrarios, señor, nadie el gran número ignora; y, así, es buscallos ahora 1235 temeridad, no valor. Vaya primero una espía a conocer su intención, que prevenir la ocasión es lograr la valentía; 1240 y arresgamos, de otra suerte, cuando hasta aquí hemos ganado. Al que se pierde, de osado, le quita opinión la muerte. MARQUÉS Si ese es vuestro parecer, 1245 partan luego dos espías que, de esas dos sierras frías en las cumbres, puedan ser vigilantes atalayas que del valiente araucano 1250 descubran el fértil llano hasta las marinas playas; y, de doce arcabuceros, vaya una escuadra a traer bastimento. Voy hacer DON FELIPE 1255 que partan a obedeceros. Vanse, y queda don García y Chilindrón CHILINDRÓN Notable diversidad puso en las inclinaciones el Cielo, que hay condiciones que aman la dificultad. MARQUÉS ¿ P or qué lo dices? 1260 CHILINDRÓN P ondero cuán fácilmente pudieras, si en la corte estar quisieras, con tu talle y tu dinero, sin peligros ni embarazos, 1265 la flor del mundo gozar, y que vienes a ganar la comida a arcabuzazos. MARQUÉS Así el honor adquirido se aumenta, que el ocio al fin 1270 como la espada al orín, la fama entrega al olvido; y asentado tiene así el derecho de las gentes: dar honra a los descendientes. CHILINDRÓN ¿ P ues en eso miras? 1275 Sí. MARQUÉS ¿ Un noble no debe honrar los que le han de suceder? CHILINDRÓN Quien ama lo que ha de ser 1280 gran gana tiene de amar. Loco es sin duda el intento que por ese fin se guía, que no hay en filosofía amor sin conocimiento. Querer dar honra es amar, 1285 pues honrar lo que ha de ser es amar sin conocer, que es un conocido errar. Diógenes, cuando veía 1290 su fin cercano, mandó no enterrarse; replicó un su amigo que sería pasto su cuerpo de fieras; él dijo: « un palo tendré con que me defenderé» . 1295 P ues dime, « ¿ no consideras –su amigo le replicó– que, muerto, ni sentirás ni defenderte podrás? » ; y el sabio le respondió: 1300 « luego son tus miedos vanos; que, si he de estar sin sentido, ¿ qué importa más ser comido de fieras que de gusanos? » Luego tu amor mal se emplea 1305 en quien te ha de suceder; pues ni ves lo que ha de ser, ni lo has de ver cuando sea. MARQUÉS La doctrina de Epicuro es la tuya, Chilindrón. CHILINDRÓN 1310 Él tuvo mucha razón si despreció lo futuro. Un paje PAJE El valiente Tucapel con otro de paz, al fuerte ha llegado, y quiere verte. MARQUÉS Entre. 1315 CHILINDRÓN ¡Dios me libre dél. Tucapel, basta su nombre a que en sudor me deshaga, que me dicen que se traga como una cereza a un hombre! Tucapel, Nacol, Coquín, y otros indios con sartas de flores TUCAPEL 1320 Ésta es la ocasión, Nacol, en que muestres tu osadía. NACOL De mi valor te confía. TUCAPEL Honra del nombre español: el cielo mire, benigno, 1325 tu juventud y tu espada. MARQUÉS Dios te guarde. Una embajada TUCAPEL vengo a darte en que imagino que está tu dicha y el fin desta guerra. Toma aliento. MARQUÉS TUCAPEL (Ap). 1330 COQUÍN Bien se dispone mi intento. ¡Oh, Chilindrón! CHILINDRÓN ¡Oh, Coquín! ¿ Cómo escapaste? Tu yerba COQUÍN engañosa me prendió; mas supe, huyéndome yo, 1335 aplicar la contrayerba. CHILINDRÓN ¡Qué gordo estás! Es efeto COQUÍN de mi buena condición; pero tú, buen Chilindrón, estás flaco. CHILINDRÓN 1340 Soy discreto, y de mil cosas me enfado que no puedo remediar. COQUÍN Vivir, holgarse y callar es alta razón de estado. ¿ Qué te enfada? Tú me enfadas CHILINDRÓN 1345 el primero, porque vienes tan gordo, Coquín, que tienes la cara entre dos almohadas. TUCAPEL Arauco, gran general, que conoce tu nobleza, 1350 estima tu valentía y tu calidad venera. De tus partes obligado, por amigo te desea y dos medios te propone 1355 para dar fin a la guerra. En el primero te ofrece, porque a tu patria te vuelvas, los tesoros a medida de la sed más avarienta. 1360 Tu fin consigues con esto; porque, si vencer deseas, 1365 1370 1375 1380 1385 1390 quien te da parias te trata como si vencido hubieras. Y si intentas conquistar el suelo araucano, haz cuenta que lo has ganado y te compra Arauco su misma tierra. El otro, si de este medio general, no te contentas, es que en paz permitiera en sus reinos esta fuerza. Y que podáis dilatalla a población opulenta, si su palabra real el rey de Castilla empeña de que jamás pasaréis las cristalinas riberas de ese caudaloso río que da espejos a la sierra. Esto pide, y esto ofrece, heroico español; y, en prendas de que te ama por amigo y por noble te respeta, nos mandó que destas flores te hagamos humilde ofrenda, ceremonia con que el indio fe pública y paz concierta. Admite, pues, destos medios, el que te agrade, y no quieras de tu lucido escuadrón ver la ruina sangrienta; pues, aunque sois tan valientes, 1395 1400 1405 sabéis que el Arauco engendra monstruos que la tierra opriman, gigantes que al sol se atrevan. Y, si tenéis arcabuces, tiene el araucano flechas; fuerzas, si tenéis valor y valor si tenéis fuerzas; y, al fin, que tan pocos sois –y ellos tantos– que si fueran mujeres como son hombres, hormigas como son fieras, átomos como son montes, o flores como son peñas, en sólo su multitud se anegaran vuestras fuerzas. MARQUÉS Valeroso Tucapel: ni a mi rey le faltan tierras 1410 que sus vasallos habiten ni a mí me faltan riquezas; y, así, de esos dos partidos, puesto que los agradezca, 1415 ninguno puedo admitir. Sólo darle la obediencia al rey de España es el modo de poner fin a la guerra, y mientras no lo consiga ni esperéis paces ni treguas. TUCAPEL P ues oye. 1420 Dime Coquín, CHILINDRÓN ¿ hay acá mujeres bellas? COQUÍN Como el sol. ¡Qué linda cosa! CHILINDRÓN Mas dime, Coquín, ¿ se afeitan? COQUÍN ¡Con agua que dan las fuentes! 1425 ¿ Úsanlo las de tu tierra? CHILINDRÓN Tanto se afeitan y rizan que no hay una a quien no huela la cara a perro mojado, y a ratones la cabeza. COQUÍN ¡Qué malo! 1430 Una vez, saliendo CHILINDRÓN de retozar una dueña, me encontró un amigo, y dijo: « Chilindrón, ¿ qué es lo que llevas, que vas mortal? » Y fue el caso, 1435 Coquín, que, de un beso apenas que di a la dueña, quedé con la boca cenicienta. COQUÍN Eso es cubrirse la cara. CHILINDRÓN 1440 COQUÍN P ues no es a fe de vergüenza. Mas ¿ usan acá chapines? No. CHILINDRÓN COQUÍN Serán muy andariegas. ¿ P ues por qué? P orque en España, CHILINDRÓN sólo porque no lo sean, 1445 les hemos puesto chapines y faldas; y no hay quien tenga una mujer en su casa, y más si hay comedia nueva. INDIO De espacio está Tucapel. NACOL Temiendo estoy que se pierda la ocasión. 1450 ¿ Has prevenido INDIO el puñal? Como en la yerba NACOL el áspid, entre las flores oculto el acero. ¡Muera INDIO el español atrevido! 1455 COQUÍN NACOL Hoy tendrá fin su soberbia. ¿ Qué gente son en España los Chilindrones? CHILINDRÓN Nobleza y antigüedad los ilustra. COQUÍN ¿ De quién es su descendencia? CHILINDRÓN De los naipes. 1460 COQUÍN CHILINDRÓN ¿ Qué son naipes? Una zancadilla o treta, que prenden a quien los usa y los venden con licencia; 1465 COQUÍN un tributo disfrazado que los jugadores pechan. ¿ Y a quién dan ese tributo? CHILINDRÓN Aunque el decillo es vergüenza, te lo diré: a los tenderos; pues, los que jugar intentan, 1470 para hacello, han de enviar dos reales a la tienda; ¡bien hayan los italianos, Coquín, que a la morra juegan; y, con « doy, trey, quatre, cinque» , 1475 sin esa pensión, se huelgan! TUCAPEL Esa respuesta daré, mas da general licencia porque mi amistad te muestre, y al orden dicho obedezca 1480 para que al cuello te echemos estas flores, pues enseñan ser lazos que es amistad, ser círculos que es eterna, 1485 ser flores que es alegría, y sujeción ser ofrenda. MARQUÉS Yo lo admito y lo agradezco. TUCAPEL P ues llegad todos, y sea la primera esta corona. MARQUÉS Tente Tucapel, espera: 1490 corona, no; que esa toca sólo a la real cabeza del gran Filipo Segundo, que mil años la posea. Si quieres que yo, en su nombre 1495 se la envíe, será eterna tu fama y levantarán tu nombre hasta las estrellas. TUCAPEL Tu lealtad, gran don García me admira, y ojalá fuera mi rey el que ha merecido 1500 que tú su vasallo seas. Mas tú mismo que te obligas a deseallo me enseñas a ser leal, y a no serlo 1505 por parecerte lo fuera. Llegad vosotros, amigos, y cumplid lo que os ordena Caupolicán. CHILINDRÓN Gentil don, miren qué sarta de perlas. 1510 NACOL Hoy redime mi valor la libertad de mi tierra. Cáesele una daga a Nacol MARQUÉS ¡Válgame el Cielo! CHILINDRÓN ¡Ah, traidores! MARQUÉS NACOL ¿ Qué es esto? Faltar las fuerzas a la ejecución del golpe; 1515 mas yo, con mis manos mesmas, a mi corazón cobarde castigaré su flaqueza. Quiere el indio matarse MARQUÉS Tente, araucano valiente, 1520 vive, que quiero que veas mi valor en darte vida y en perdonar mi nobleza. No quites a mis hazañas un testigo en ti, y pues muestras tanto valor, no me quites 1525 muriendo a tus manos mesmas, la gloria de que las mías entre los demás te venzan, ¿ y tú, fuerte Tucapel? TUCAPEL Corrido estoy. Mas ya muestras tu vergüenza en tu color: MARQUÉS 1530 no es bien que te reprehenda, que a un hombre tan valeroso ella le basta por pena. La vida puedo quitarte 1535 pero porque más me temas, te la doy, que el que perdona vence más que el que se venga. Y porque obligar pretendo tu patria, es bien que le ofrezca 1540 la vida que tanto estima, sus flores le pago en ella. Indicios te doy en esto de la española nobleza, pues a un don que es tan pequeño 1545 doy tan alta recompensa. Oye, Chilindrón. CHILINDRÓN COQUÍN Señor. Todos los huesos me tiemblan; de los pasados cordeles estoy sintiendo las vueltas. Vase CHILINDRÓN Voy volando. 1550 TUCAPEL ¿ Qué deidad, español, tienes, secreta, que tal temor y respeto pone a la misma soberbia? 1555 ¡P or el alto sol, que estoy tan corrido que quisiera haber pasado mil muertes antes que sola esta afrenta! MARQUÉS Basta, no me digas más, que el valor que me confiesas, 1560 tanta piedad acompaña que me aflige tu vergüenza. Saca Chilidrón una espada y capa Toma pues, te doy la vida, espada que la defienda, y tú esta capa, con que 1565 encubrir tu infamia puedas. Y a Dios, del fuerte os partid antes que mi gente sepa vuestra culpa, que por dicha no os podré escusar la pena. TUCAPEL 1570 Guárdete el Cielo, español, que envidia y amor engendras. NACOL Tu valor aborrecía, y adoro ya tu nobleza. COQUÍN Vanse A más ver, Chilindroncete. CHILINDRÓN 1575 A más ver, como no sea con flores de vuestra patria. Vanse COQUÍN Ni cordeles de la vuestra. CHILINDRÓN Sin duda debes de estar muy vano desta fineza. MARQUÉS 1580 El beneficio castiga la culpa más que la pena, no digas lo que ha pasado hasta que en salvo se vean los indios. CHILINDRÓN 1585 Brasas me mandas sufrir, señor, en la lengua. Entran unos soldados y don Felipe DON FELIPE Hermano, ¿ qué pretendían los indios? P orque su tierra MARQUÉS no inquietase con la guerra, dos partidos me ofrecían 1590 DON FELIPE mas ninguno conveniente. Ya nos temen. P ues de paces MARQUÉS INDIO tratan, es cierto. Un indio ¿ Qué haces, general noble y valiente? Trata de escapar la vida, 1595 que del ejército fuerte que viene a darte la muerte no puede ser resistida la violencia. No da abril más flores que dan pendones 1600 al aire sus escuadrones; más son de cuarenta mil los indios que, airado y fiero, conduce el fuerte araucano; 1605 del cacique cayeguano tu amigo soy, mensajero, que por mostrarlo me envía tan cuidadoso a avisarte. MARQUÉS Valientes hijos de Marte: hoy es el dichoso día 1610 que vuestro nombre y el mío en bronce se ha de esculpir; pasemos a recibir a la otra parte del río la batalla, que han de ver que salimos a buscallos, y así será el despreciallos comenzallos a vencer. DON FELIPE ¿ Cómo intenta vueselencia salilles a recebir 1620 si el paso le ha de impedir la cristalina violencia del claro Nibequetén, ese caudaloso río cuyo sordo cristal frío 1625 de helado muro también sirve al bárbaro araucano? MARQUÉS 1 61 5 P ara triunfo tan glorioso ¿ qué importa cuanto espumoso fuera todo el oceano? 1630 Yo quiero ser el primero que el cristal que estorbo os hace animosamente esguace; que, a ser el piélago entero de quien todo un cielo es caja, 1635 de quien archivo es divino todo un orbe cristalino, fuera pequeña ventaja. ¡Sígame quien española sangre tuviere, de quien 1640 no sólo Nibequetén mas Arauco se arrebola; que en esta ocasión (¡por vida de mi rey!) que hasta morir 1645 pienso, españoles, servir con la sangre esclarecida que la casa de Mendoza dio a tanto ascendiente mío; que no ha de alabarse un río que fue a la nación que goza 1650 más despojos y trofeos; cobarde estorbo, jamás. REBOLLEDO ¿ P ues qué aguardamos? No más MARQUÉS de alentar vuestros deseos. REBOLLEDO ¿ Qué hay que alentar? ¡Vive Dios 1655 que es un gallina mojada el que reparare en nada, aunque bastamos los dos! Arrójese vueselencia, y déjeme a mí arrojar, 1660 que ninguno ha de quedar que no rompa la violencia del agua, dando a las plumas materias heroicas luego, si fuera nadar por fuego 1665 como cortar por espumas. MARQUÉS Seguidme, españoles, pues. De adentro, Gualeva GUALEVA No te aventures, detente, joven español valiente, 1670 porque escarmientos no des en tu propio precipicio a desengaños ajenos. MARQUÉS Oíd. GUALEVA A mí por lo menos debes este nuevo oficio de piedad. O es ilusión MARQUÉS o voces. 1675 DON FELIPE De una mujer araucana, al parecer. Avisos pienso que son que esotra margen del río gallarda pisa, y agora se arroja al agua. 1680 Enamora MARQUÉS el bizarro hermoso brío con que las ondas rompiendo, la corriente atropellando, la crespa espuma aumentando, 1685 círculos de plata haciendo bellísima carabela de cristal, tejiendo lazos, remos hace de los brazos y, de los cabellos, vela; 1690 de la espuma plateada que ella levanta y deshace segunda Venus se nace, si no es sirena que nada con uno y otro farol; 1695 engañado desafía, por sirte del fuego, al día, por escollo de oro, al sol. Ya que nuestro margen toca, sangre muestra en el cabello, 1700 pendiente el arco del cuello y las flechas en la boca. Ya tomó puerto, y el frío traje que al sol desordena en perlas paga a la arena 1705 la plata que debe al río. Ave agora diligente, la que fue en el agua barco, flecha parece del arco que sacó al cuello pendiente. Sale Gualeva, mojada y con sangre en la frente, del modo que la han pintado GUALEVA 1710 Generoso don García, en cuyos valientes hombros tu rey, español Atlante, libra el peso de dos polos: Gualeva soy, araucana, 1715 del valor que saben todos tus valientes capitanes, mis caciques valerosos que a la merced obligada que de tu valor heroico 1720 recibí cuando la muerte dar estorbaste a mi esposo, en el peligro que has visto, para avisarte, me pongo; y fuera lo mismo el campo 1725 del mar del Sur proceloso, a volverse sus arenas lucientes pardos escollos, sus espumas basiliscos, fuego el aire, el agua plomo. 1730 ¿ Quién te engaña? ¿ Quién te vende, valiente español (asombro del que fue primer pirata por el vellocino a Colcos) que precipitarte intentas, 1735 con ejército tan corto, en poder de la Fortuna, teniendo a Arauco en tan poco? Mira que Caupolicán, 1740 Jerjes américo, todo el Arauco ha puesto en arma, agotando los arroyos y los caudalosos ríos por donde sus caudalosos escuadrones van pasando, 1745 haciendo en nubes de polvo al sol locas amenazas, cuyos bárbaros y locos atrevimientos parece que los mira temeroso; 1750 y, con ser el sol divino el dios que adoramos todos, así le dan con las plumas de las flechas en los ojos. A Caupolicán, a Rengo, 1755 Tucapel, y Colocolo, viejo Catón del Arauco, cuantos caciques famosos habitan, sus tambos siguen, dando espantos, dando asombros: 1760 Leocotón, que armado el pecho de conchas marinas, monstruo parece de sus espumas; el valiente Manguecolgo, que desgaja un roble el bravo; 1765 Torrelmo, que con un oso lucha y, por las dos quijadas, 1770 1775 le divide hasta los hombros; Talcomara, que levanta un monte en peso; P illolco que detiene la corriente de un río; el bizarro Ongolmo, que arroja un risco una legua; Gracolano, que dos toros, por las melenas asidos, derriba a un tiempo, furioso, en la tierra; Lebopia, que corriendo con Tegoldo 1780 1785 1790 1795 1800 1805 1810 1815 parejas, vibran dos pinos; P ilmayquen, y Guaticolo, que mueven una montaña de su aliento; Leucotongo, Guanolicán, Millalermo, P urén, Guaticano, y otros infinitos que acaudillan mundos de araucanos golfos, de dardos y de macanas, de flechas y de arcos corvos. Mira, Mendoza valiente, mira, español valeroso, que la poca edad te engaña, que te ciega el valor propio; porque, cuando se volvieran en tu ayuda, en tu socorro, españoles, las arenas deste margen, los pimpollos destos plátanos sombríos, destos mameyes y chopos, escudos, armas y balas, los átomos del sol rojos (pues dicen que sois sus hijos, que a ti por tal reconozco), fuera imposible, García, el hacelles más estorbo que hoja en el olmo ligera del manso Céfiro al soplo. ¡No malogres, joven fuerte, el ánimo más glorioso que dio a la América espantos desde el contrapuesto polo! ¡Vuélvete, no te anticipes a los hados, cuyos sordos rigores la muerte sigue con pies menos perezosos! Toda esta sangre que ves me cuesta el buscarte; todo este peligro, el aviso que te doy, valiente mozo, hijo del sol, dios del mar, apó de la Europa ¿ cómo 1820 no tocas a retirar, que ya suena el alboroto del ejército araucano? Conténtate con el oro y la plata, que te dieron 1825 primero sus prodigiosos minerales, como en feudo; o, por cobarde soborno, la ambición y la codicia, la temeridad y el odio 1830 no sean eclipse infame de tus blasones heroicos. A esto vengo, esto me debes, esto te aviso, a esto solo 1835 pasé el río, y otra vez a sus espumas me arrojo. MARQUÉS Detente, aguarda, araucana valerosa, que presumes desmentir tantas finezas, bárbaras ingratitudes. 1840 Y afrentando las edades por valor o por costumbre, borrar historias romanas con hazañas más ilustres. Que después de agradecer 1845 esta fineza que luce tanto en mis obligaciones con las que gallarda cumples quiero advertirte, Gualeva, que al recelo nunca pude 1850 (por Mendoza y español) reconocer servidumbre; y que, cuando sobre Arauco llovieran indios las nubes y ejércitos abortaran 1855 1860 las ásperas pesadumbres destos montes, que gigantes de piedra al cielo se suben a buscar sagrado, cuando de nuestras espadas huyen, fuera imposible, Gualeva, aunque de mayores cumbres hiciérais muros, dejar que las católicas cruces y leones españoles 1865 1870 1875 1880 1885 1890 1895 1900 no rompieran las azules ondas de Nibequetén, cuyas espumas no sufre mas puente que el valor nuestro, que es aquél que hoy nos conduce a esta empresa, sin que un paso otros mil mundos me muden. Que fuera facción de Araytes, mal nacidos, y comunes, retirarnos cuando Arauco nuestras banderas descubre. Yo vengo lleno de fe, y de aquel valor ilustre godo, y español fiado en el Cielo, de quien tuve tan católicos alientos que a esta conquista propuse (con el poder de Filipo mi rey, hijo del que a Túnez ostentó tantos trofeos, águila que de las luces del sol salió vencedora con hazañas y virtudes), de no volver sin victoria a sus pies cuando me ayuden no más de los españoles, india que es razón que escuches, porque contra los caciques que a Caupolicán presumen darle españoles despojos, con muertes o esclavitudes, don Miguel, que con el nombre de Velasco, excusa y suple tantas alabanzas, basta; cuando el de P ereira, ilustre portugués, y don Francisco Manrique, que al Cielo sube, a Najara no subiera por la misma heroica cumbre; y el valiente don Francisco 1905 de Guzmán, que dando lustre a la casa de Toral, de hazañas a Arauco cubre; Reinoso y P edro de Aranda, Gabriel Gutiérrez, Juan Núñez, 1910 don Francisco de Godoy, martes los tres andaluces; el famoso don Alonso de Arcilla, para que empuñe 1915 la lanza y la pluma tome con que a Apolo y Marte junte; el valiente montañés Rebolledo, que destruye vuestras vidas como rayo, vuestros campos como octubre; 1920 don Felipe de Mendoza, que, a no ser mi hermano, pude con heroicas alabanzas sobre las doradas cumbres del sol ponelle el primero; 1925 con los demás, que deslucen los paladines Roldanes y africanos Ferragudes. Con estos pasos, Gualeva, a Nibequetén, que infunden 1930 con sus pechos valerosos ejércitos que me ayuden los cielos, ¡al arma amigos!, ¡Ea, españoles ilustres, que para tantos es poco 1935 un mundo que se os descubre! Con esta resolución, Gualeva, avisa o reduce a los tuyos, si antes que el rendirse dificulten. 1940 No eres cometa del agua que su muerte les anuncie: nuestra victoria pregone y mis glorias asegure. REBOLLEDO El primero intento ser. GUALEVA Entrándose 1945 ¡Oh, heroico español, no pude con ardides engañar tu valor! MARQUÉS ¡Al arma, y busquen en Arauco vuestros hechos nombre inmortal con que ocupen 1950 la trompeta de la Fama! ¡Al río..! TODOS CHILINDRÓN ¡Al río..! ¡Hoy presume Chilindrón poner su nombre por corona de las nubes! ¡Al agua, pues, que a pesar 1955 de los cuartillos y azumbres, juraremos de ballenos, profesaremos de atunes! Tocan al arma y éntranse todos. Salen Caupolicán, Rengo, Tucapel y otros indios, y Guacolda, Quidora y más indias CAUPOLICÁN Rengo, los españoles son aquellos que ya llegan con brío 1960 a la margen opuesta deste río (queriendo, con soberbias españolas, romper las aguas y vencer las olas) y, antes que divididos de sus manos, esos cristales de la espuma canos, 1965 de la sangre contraria han de llevar las olas carmesíes, trocando los cristales en rubíes; y urnas vendrán a ser de tanta gente que detengan su bárbara corriente. TUCAPEL 1970 Valientes araucanos: fulminen rayos vuestras fuertes manos, defendamos el paso que procuran. ¡Ea, soldados fuertes 1975 ilustrad vuestra fama con sus muertes! RENGO Camina, gran Caupolicán, que todos te seguiremos donde verás abrir con manos homicidas sangriento campo en españolas vidas. Vanse los indios GUACOLDA La estrella favorable 1980 de un español soldado influye tal piedad en mi cuidado, que a ser amor llegara, si detenida en la veloz carrera ser más que inclinación le conociera. QUIDORA 1985 Allí de crespas ondas combatido a la vista se ofrece INDIO 1º sobre las aguas naufragante bulto. ¿ Si es español? INDIO 2º Un español parece. QUIDORA Sin duda que rompiendo la corriente, 1990 náufrago de las olas contrastado, y el dudoso camino INDIO 3º dejó a la voluntad de su destino. ¡Cuánto salir del piélago procura! GUACOLDA ¡Y cuánto a un desdichado 1995 huye solicitada la ventura! QUIDORA P arece que, al imperio de las aguas, valor ostenta la animada roca y conquistarlas quiere; pues las aparta y yere 2000 INDIO 1º con la espada pendiente de la boca. A la orilla parece que se acerca. GUACOLDA Saquémosle del húmedo elemento y, vengando la muerte de Lautaro, será de nuestras vidas alimento. 2005 INDIO 2º Tomar puerto procura. QUIDORA Tendrá la muerte en viva sepultura, dando principio a la primera hazaña, que muestre aborrecida la presunción de la soberbia España. GUACOLDA 2010 P oca satisfacción es una vida cuando, con muchas, fuera el hado avaro si vengara la muerte de Lautaro. QUIDORA Ya deja el cristal puro y, arrojado a la orilla, 2015 en ella el cuerpo sin aliento humilla. Rebolledo, con la espada en la boca REBOLLEDO ¡Válgame Dios! INDIO 3º Desalentado llega: dale, Quidora, muerte. QUIDORA ¡Aquí verás el fin de tu esperanza! GUACOLDA ¡Detened el rigor de la venganza! 2020 INDIO 2º Ya parece que cobra más aliento. REBOLLEDO [Ap.] ¡No fue la suerte en todo desdichada! Ésta es Guacolda que, del arco armada, Cupido es de estos montes si no Diana de estos horizontes. GUACOLDA No temas, español. 2025 Fuera locura REBOLLEDO que cobraran las puntas de las flechas el temor que le debo a tu hermosura y, en mi puesto, que fueran rigurosas: si anticipan tus ojos las heridas, 2030 fuera fuerza quedar ellas ociosas. GUACOLDA Mojado estás, enjuga, enjuga el rostro sin turbar el sosiego. Dale un lienzo* QUIDORA ¿ Cómo adelantas la piedad al ruego? GUACOLDA No es piedad la que aguarda 2035 los ruegos, en la pena, cuando miró necesidad ajena. REBOLLEDO Más que obligado, estoy agradecido. GUACOLDA ¿ Llegote al cuerpo el agua? REBOLLEDO Fue forzoso. GUACOLDA ¡Quién te pudiera dar otro vestido! REBOLLEDO 2040 El mío se ha enjugado a los rayos del sol que tú le has dado. GUACOLDA ¿ P ues el vestido pasa? REBOLLEDO* P asa el vestido y aun el alma abrasa, pues sabe el dios alado y niño ciego 2045 que entre las ondas me abrasaba en fuego. GUACOLDA P ues ¿ cómo ardiendo sales, infamando el remedio en los cristales? REBOLLEDO Amor es fuego y es de Venus hijo que fue nacido de la blanca espuma: 2050 y, siendo el parentesco tan cercano de las espumas y del fuego ardiente, ¿ qué mucho que no muera en la corriente de ese cristal que sin razón infamas si produjeron las espumas llamas? Sale Rengo 2055 RENGO ¿ Son éstas las venganzas homicidas, Guacolda, que en la muerte de Lautaro libraste airada en españolas vidas? ¿ Éste es el mármol que a su nombre claro entre aromas sagradas alimentas? 2060 Aquestas son las víctimas sangrientas y aqueste me ha de dar causa de celos, creciendo mi cuidado; ¡pedazos le he de hacer, viven los cielos! ¡Mal sabes a las manos que has llegado! GUACOLDA ¡Detente Rengo! 2065 ¡Déjame, Guacolda! RENGO Salen algunos indios INDIO 1º Un español con Rengo se acelera. INDIO 2º ¡P ague su atrevimiento! INDIO 3º INDIO 4º RENGO ¡Muera! ¡Muera! Villanos, mi valor ponéis en duda cuando, en esta ocasión, le dais ayuda. 2070 INDIO 1º Tu presunción se engaña; pues, con matarle, estamos defendiendo que ocupe tu valor tan corta hazaña. GUACOLDA ¿ Quién le puede matar si le defiendo? REBOLLEDO Mayor aliento cobra 2075 mi brazo en siendo más los enemigos; y aquí, Guacolda, tu valor me sobra cuando en ellos viniera partida en rayos la abrasada esfera. RENGO ¿ De qué nace la causa 2080 en ti de tu arrogante valentía? REBOLLEDO ¿ No basta militar con don García? INDIO 3º Matemos este Marte RENGO que reduce las obras a los fieros. Detened esos bárbaros aceros. Salen Caupolicán y Tucapel CAUPOLICÁN 2085 2090 2095 Así afrentáis, de Arauco, el fiero polo. ¿ Tantos acometéis un hombre solo? ¡Tened, tened las armas y el intento; que, con tan gran ventaja, tengo por afrentoso el vencimiento! Vete soldado donde está tu gente, y dile al valeroso don García, ese sol español, rayo cristiano, que no me ha de vencer en cortesía: si libertó tan generosamente a Tucapel, contigo satisfago, sin querer que un soldado tan valiente le falte en la ocasión, puesto que intento, topándote después en la batalla, hacer mayor contigo el vencimiento. REBOLLEDO 2100 Allá te pienso ver en la campaña, donde, siendo vencido y libertado, pagaré lo que debo en esta hazaña. Tocan al arma RENGO TUCAPEL Arma los españoles han tocado. Marchando vienen ya todos con brío. CAUPOLICÁN 2105 ¡Alto, soldados, a pasar el río! Salen Gualeva, y Coquín GUALEVA Ya tendréis, valerosos araucanos, segura la victoria con mis manos; marche la gente, marche, las trompas tocad, romped el parche. Tocan cajas y trompas; empiezan a marchar los indios por el palenque* hacia la calle, y los españoles de la calle al tablado, siendo los postreros Caupolicán y don García COQUÍN 2110 COQUÍN ¡Ah, señor Chilindrón! CHILINDRÓN ¡Ah, Coquinete! Darte la contrayerba no se excusa. CHILINDRÓN Ven, que allá te daré una garatusa. Sale por una puerta del tablado Rebolledo, frente los españoles REBOLLEDO ¡Acá me tenéis ya, fuertes soldados! ¡Rengo, acá, cuerpo a cuerpo quiero verte! 2115 ¡Dondequiera, tendrás cierta la muerte! TUCAPEL ¡P ocos sois, españoles caballeros! DON FELIPE ¡Bastara la mitad para venceros! CAUPOLICÁN ¿ Cómo tú no blasonas, don García? MARQUÉS En el campo, valientes araucanos, 2120 tengo yo las palabras en las manos. ACTO TERCERO Salen por la cumbre de dos montes que ha de haber a los lados del tablado, marchando, cajas y trompetas que se respondan a las dos partes los dos ejércitos, indio y español: en el uno Caupolicán y Tucapel y Coquín, y en el otro el señor don García, don Felipe, y Rebolledo y Chilindrón MARQUÉS ¡Ea, amigos: no tengáis por muy importante hazaña ser dueños desta montaña si esotra no les ganáis! CAUPOLICÁN 2125 Caciques, vuestra braveza hoy admire el horizonte: pasad a echarlos del monte en que han hecho fortaleza. Seguidme, que ya recelo 2130 mi venganza mal segura y que, por aquella altura, huyen de mi furia al cielo. MARQUÉS Si os pone horror la rudeza deste risco inaccesible, 2135 yo el primero hago posible el caminar; su aspereza más fama, más gloria es. Mostrad con pecho esforzado 2140 que la materia han trocado, con las peñas, vuestros pies. A vuestro brío español hoy la cumbre ha de humillarse, porque no pueda estimarse que la pisa sólo el sol. CAUPOLICÁN 2145 Advertid, por vuestro aliento, que os abro el primero yo senda que sólo pisó la planta veloz del viento. TUCAPEL Marcha, embiste descuidado. DON FELIPE 2150 Todos te siguen gustosos. MARQUÉS Son españoles famosos. CAUPOLICÁN MARQUÉS ¿ Qué es aquello? ¿ Qué he escuchado? Canta dentro de la peña una india INDIA Aquella campaña roja que mira cobarde el sol, 2155 cubierta de cuerpos muertos y poblada más de horror; aquel gigante de acero, aquel pequeño escuadrón 2160 que, en el monte de los muertos, fácilmente se escondió: de aquel Mendoza invencible, de aquel gallardo español, de aquel rayo de Filipo armas y trofeos son. CAUPOLICÁN ¡Tierna voz! 2165 ¡Canto suave! MARQUÉS DON FELIPE Dulcemente lisonjea. CHILINDRÓN O es ángel o mujer fea en quien tanta gracia cabe. TUCAPEL ¿ Qué dios es éste? Crüel REBOLLEDO 2170 COQUÍN dulzura Amor solicita. ¡Quién este monte no habita si hay tales aves en él! MARQUÉS ¡Sabroso canto! DON FELIPE Llamalle, pues, « encanto» (sin duda 2175 que al mudo silencio ayuda) con que llega el indio al valle y, de velle, nos divierte. TUCAPEL Mas no te suspenda agora esa voz que encantadora: la gente enemiga advierte 2180 por bajar disimulada al valle que casi pisa. CAUPOLICÁN Ya su caja nos avisa. MARQUÉS La batalla está aplazada. INDIA Canta 2185 Caupolicán, jayán fuerte, que ya en su imaginación, despreciando al enemigo sin acometer venció... MARQUÉS ¡Con bien venga! ¡Bien venido DON FELIPE sea! REBOLLEDO ¡Dé el 2190 Cielo la gloria a los suyos! La victoria RENGO a las manos te ha venido. CAUPOLICÁN Cielo, sol, mira el estrago que te doy por sacrificio. TUCAPEL 2195 Asiste esta vez propicio. MARQUÉS ¡Cierra España! TODOS ¡Santiago! Vanse a embestir los dos ejércitos, que han bajado ya del monte, y cáese una peña, dividida en tres partes, descubriéndose en ella un viejo indio mágico, recostado sobre las faldas de una india, que es la que cantaba; y ella vuelve a cantar y suspéndense todos INDIA Salió con el alba al campo y, como al campo salió, con el aljófar bordaba 2200 su grabado morrïón. LEOCOTÓN Indómitos araucanos cuyos ciegos barbarismos irritaron a los cielos, contrapuestos a los signos: 2205 2210 2215 2220 2225 2230 2235 2240 Yo soy Leocotón, yo soy quien tal maestro he tenido para las ciencias, que en todas fui –aunque humano– tan divino que en pedazos de los cielos, como en hojas de los libros, vi traspuesto lo pasado y lo venidero escrito. En las grutas destos montes oráculo vuestro he sido muchas veces con las voces, señalando los peligros. Y en todas ellas, en todas siempre, acordaos, siempre he dicho que vuestro indomable Arauco vería el tiempo perdido el día que viese yo, con llanto en los ojos míos, estas cruzadas banderas, estos pendones invictos, que son lisonjas del viento siendo arrogancias del siglo; a quien siguen animosos, y levantan presumidos saltando por estos valles, trepando por estos riscos estas centellas de España, esta nación, que de Cristo (que le da incansable aliento) toma famoso apellido. Acordaos también que, en sombras, de la suerte que los miro y los veis ahora, entonces fueron de vosotros vistos en los huecos de las peñas, en las aguas de los ríos, de los aires en las alas 2245 2250 de las nubes en los nichos; porque quisiera teneros ya, que no de inadvertidos, prudentes para los tratos, para los daños, previstos. No fue posible, y agora que del bélico ejercicio, oyendo alterado el son en los campos enemigos, de vuestra fatal desdicha miré el término preciso, a vuestro postrer remedio, aplicando mi designio, 2255 para obligar el silencio, templando por los oídos los rigores de los pechos con mágicos artificios. Vuela la india y prosigue A este fantástico cuerpo 2260 di voz, que ya fugitivo por los aires desparece entre las sombras los giros. ¿ Qué intentáis? Este mancebo, de estos cristianos caudillo, 2265 que entre valores humanos brota respetos divinos, en vuestro infelice Arauco con divinizado brío, ¿ qué esperanzas no ha logrado, 2270 qué batallas no ha vencido, dando prodigioso espanto? Más de cuarenta mil indios, con cuatro mil españoles venció, dispuesto al peligro 2275 el primero entonces, cuando al Nibequetén le dijo lo que al Rubicón el César, hecho en todo el César mismo. Nueve victorias famosas 2280 ha alcanzado, y nueve han sido las ciudades que ha fundado en los más seguros sitios. Desta provincia, a la una honró con el nombre antiguo 2285 del estado de su padre, dignamente merecido: « Cañete de la Frontera» la llamó, inmortal la hizo. A la otra llamó « Osorno» 2290 2295 2300 2305 2310 2315 2320 2325 porque el estado tan digno de su maternal abuelo memoria diese a los siglos. Y ya va de su valor, a su dicha reducido, ¿ qué muro hay fuerte? ¿ Qué tierra parece firme? ¿ Qué risco no se estremece? ¿ Qué campo no está talado? ¿ Qué río entre la sangre y el oro aunque corriente teñido no paga tributo al mar más caudaloso que rico? Demás desto, oídme agora dando una alma a cada oído: este milagroso joven, sol de España, heroico hijo del gran marqués, digna hechura del siempre sabio Filipo (pues, del P erú gobernando los dilatados distritos, pone su insigne diadema sobre el globo cristalino) será el primero en su casa, supuesto que en ella ha sido segundo en su nacimiento; pero en tan felice signo que, antes de heredar su estado por sus heroicos estilos, apoyados solamente de sus pensamientos mismos, produciendo primaveras tus florecientes principios, siempre con dichosos fines, ejercerá el regio oficio que tiene su padre agora; y, en el inmenso distrito destas provincias famosas, será, esparciendo prodigios, 2330 2335 2340 2345 2350 2355 2360 2365 2370 2375 en la guerra y en la paz, ya riguroso, ya pío, como Aníbal en Cartago y, como en Roma, P ompilio. Mientras, entretanto España le estará criando un hijo en su primera mujer engendrado y conocido por el nombre de don Juan, que honrará los apellidos de Hurtado y de Mendoza, de un mayorazgo tan rico heredero; y, aunque viendo las hazañas, los servicios de su abuelo y de su padre, después de haber competido en él onerosamente, dando agrados a ejercicios con lo grave de su estado, lo prudente de su estilo, podrá quejarse del tiempo con causa, pues enemigo de la razón pocas veces sus mudanzas, sus delirios dan méritos a las dichas, ni a las verdades camino: destos hijos tan constantes serán los ejemplos vivos, los decendientes tan claros, y tan eternos los siglos que el explicallo sería (procediendo en infinito) apurar eternidades y eternizar laberintos. Según esto, si los hados, en su favor prevenidos, para alcanzar tantas glorias le abrieron tantos caminos, ¿ no mirais que el oponerse a su dicha y a su brío sería querer parar de los influjos divinos las poderosas corrientes, poner nuevos epiciclos a las benignas estrellas y descompuestos los quicios del general firmamento, todos los orbes divisos, 2380 volver a su caos primero este esférico edificio? ¿ Qué esperáis, pues? ¿ No advertís, no miráis que como ha sido arrogancia el atreveros será prudencia el rendiros? Llegad, poneos a sus pies, que yo, mirando a los míos 2385 correr la sangre que lloro, temblar la tierra que piso, arder el aire que aliento, huir la estrella que sigo, viendo el plazo amenazado, 2390 viendo el término preciso de la muerte, doy la vida a mi centro, que es su abismo. Húndese, y cúbrese el monte; fíngese una tempestad MARQUÉS ¡Toca al arma! CAUPOLICÁN ¡Al arma toca! MARQUÉS ¡Qué portento! CAUPOLICÁN ¡Qué prodigio! MARQUÉS ¡El sol se obscurece! 2395 ¡Fieros CAUPOLICÁN rayos en el aire mismo! DON FELIPE ¡Niebla espesa cubre el campo! TUCAPEL ¡Del monte salen tronidos espantosos! ¡Bocas abren estas montañas! REBOLLEDO 2400 TUCAPEL ¡Los quicios del globo se desencajan! COQUÍN ¡Qué retumbantes sonidos! CHILINDRÓN ¡Qué confusas jerigonzas! COQUÍN Loco estoy. Yo estoy perdido. CHILINDRÓN CAUPOLICÁN 2405 No discierno cuáles son mis enemigos. Hacen una batalla, encuéntrense los graciosos Heridos MARQUÉS dejo mis propios soldados. CHILINDRÓN ¡Las narices me han rompido! COQUÍN ¡Derribado me han los dientes! MARQUÉS ¡Bien hago! 2410 ¡Bien determino! CAUPOLICÁN MARQUÉS ¡A recoger toca! ¡Toca CAUPOLICÁN a recoger! Vanse recogiendo ¿ Quién me hizo COQUÍN la nariz? CHILINDRÓN ¿ Quién me ha deshecho la quijada? (Éste es Chilindro COQUÍN [Ap.] 2415 o Chilindrón, vengaréme). Chilindrón, ¿ oyes? (Bien finjo). CHILINDRÓN ¿ Quién es? Don García; ven, COQUÍN ven conmigo. Voy contigo. CHILINDRÓN COQUÍN [Ap.] Yo le pondré como nuevo. CHILINDRÓN 2420 Temblando los aires piso. ¿ Eres tú? Agárrale ¿ P ues no? COQUÍN ¡Ay de mí! CHILINDRÓN COQUÍN ¡Agarréle! CHILINDRÓN COQUÍN ¡Bien, por Cristo! ¡Ay, cómo pesa el bellaco! CHILINDRÓN Llévale a cuestas ¡Que me estrujas el ombligo! Vanse; sale Reinoso, Maese de Campo, marchando con la gente que pudiere REINOSO 2425 Haced alto, que allí entre aquellas peñas su albergue tosco (que esta gente llama Tambo), según la espía dio las señas, tiene Caupolicán; y se derrama, si no me engaño amigos, ya el gemido 2430 de sus mujeres, que su auxilio aclama; que este tesoro tiene aquí escondido y hoy las viene a pasar al mismo fuerte. Del riesgo en que las vemos, advertido viene; sin prevención, porque divierte 2435 con Tucapel la gente, defendiendo la fortaleza más que no su muerte: el dársela o prenderle (que pretendo con más cuidado) fácil imagino. SOLDADO 1º Las voces crecen; que ha venido entiendo. REINOSO 2440 ¡Al arma, pues, soldados! ¡Al camino! Al embestir, sale Caupolicán y Rengo CAUPOLICÁN ¡P erdidos somos! ¿ Salid a la defensa, soldados! REINOSO ¡Españoles esforzados: 2445 esta hazaña conseguid! RENGO Seré rayo vengativo: furia seré resistida. Retira Rengo a una parte los españoles, y queda Caupolicán con la otra REINOSO Las armas rinde o la vida. RENGO Huid, cobardes. Mete [mano a la espada], retirando Rengo a los españoles CAUPOLICÁN Cautivo Caupolicán, ofendido 2450 habéis mi pecho esforzado: no en haberlo deseado sino en haberlo creído. REINOSO ¿ Querrás la muerte escoger? CAUPOLICÁN Hijos soberbios de España: 2455 todos me dais corta hazaña; pocos tengo que vencer. REINOSO P elea, pues. Pelean, y cae Caupolicán y préndele CAUPOLICÁN Cielo airado, caí, poco fuera Marte sin caer. P ues levantarte REINOSO 2460 puedes, libre, si esforzado aún en tu defensa estás; vuelve a cobrar el acero. Ea, general, que quiero vencerte sólo, que es mas: retiraos todos. 2465 Vencer CAUPOLICÁN puedes con tu cortesía. De ese Dios que alumbra el día es infinito el poder, tu esclavo soy. Tu osadía REINOSO 2470 no en mí sólo el triunfo emplea, que esto puede quien pelea en nombre de don García. Sale un soldado con Guacolda presa GUACOLDA ¿ Cómo el llanto no me anega? SOLDADO Feliz jornada has tenido. CAUPOLICÁN ¿ Qué miro, cielos? 2475 ¿ Qué ha habido? REINOSO SOLDADO Al maese de campo llega (de algunas indias que huyendo van tu rigor) la hermosura desta; tu dicha asegura. GUACOLDA 2480 En vano vivir pretendo. Dentro Gualeva GUALEVA ¡Caupolicán! ¡P ena fiera! CAUPOLICÁN RENGO ¡Guacolda! ¡Infelice hado! GUACOLDA RENGO ¿ Dónde tu luz se ha eclipsado? Dentro soldados SOLDADO 1º P rendelde. SOLDADO 2º Seguilde. ¡Muera! TODOS CAUPOLICÁN ¡Qué pena! 2485 ¡Qué confusión! GUACOLDA REINOSO ¿ Quién es la que por las peñas, ligera, sube? CAUPOLICÁN Sus señas suspenden mi admiración. GUACOLDA Tu esposa es. CAUPOLICÁN 2490 ¡Triste suerte! ¡A mi hijo trae en los brazos Gualeva, hecho pedazos! GUALEVA [Dentro] Vengo a infamarte. CAUPOLICÁN Oye, advierte... A lo alto del monte sale Gualeva con un niño en los brazos GUALEVA No movida a piedad, bárbaro amante, pruebas doy al rigor del sufrimiento, 2495 solo contra tu engaño, que arrogante soberbias blasonó que llevó el viento: pecho de tigre, entrañas de diamante, tiránico, feroz, cruel, violento, que entre la furia que mi honor provoca 2500 presas del alma arrojo por la boca. P reso Caupolicán, preso y rendido, del araucano imperio el indomable esfuerzo que a los cielos atrevido pudo del que su máquina admirable 2505 montes sufrió de luces oprimido competir el valor; y ya el mudable golpe de la fortuna menos fuerte tembló la ejecución, huyó la muerte. ¿ Qué escalador de nubes precipitas 2510 vuelos que sustentaron leves plumas? ¿ Qué hidropico de fama ardor imitas por más que en tu valor deidad presumas? Si niegas cuando asombros acreditas tu nombre al mar, tu sangre a las espumas, 2515 que en urnas de cristal, al sol que infamas coronen pompas de lucientes llamas. Huyendo con mi hijo, que piadosa a su vida rendir, pude olvidada, esfuerzos a su amor, oigo dudosa 2520 nuevas de tu prisión; vuelvo turbada a correr, mas cayendo recelosa en mi propia desdicha apresurada, cuanto de ti corriendo más huía, tanto volando a deshacer volvía. 2525 Éste, pues, de los dos nudo amoroso indisoluble, desatar pretendo, y de mi furia al golpe poderoso, rota su unión me admirarás venciendo. Con su muerte, tu hijo prodigioso 2530 ejemplo te será, mas que te ofendo si cuanto a castigarte más me obligo, siendo yo la mitad de tu castigo. P ero muera mi amor, pues agraviada en odio trueco mi afición primera, 2535 no soy mujer que de valor armada furias provoco, y a tu imagen fiera que un tiempo fue de mí tan adorada. ¡Ah, cielos! Aborrezco de manera que quisiera poder, para ofenderte, 2540 quererte más por más aborrecerte. ¡Contra tu afrenta, guerras y rigores, hallarán mis venganzas en mis celos en Citia yelos y en Libia ardores, 2545 tempestad en la mar, ira en los cielos, pena en mis glorias, muerte en mis favores, llanto en mis dichas, en mi amor desvelos, fuerza en mis manos, rabia en mis enojos, fuego en mi pecho, y rayos en mis ojos! REINOSO ¡Qué furia! ¡Qué valor! GUACOLDA ¡Aguarda, espera CAUPOLICÁN Gualeva, hermosa mía! 2550 ¡No me nombres! GUALEVA CAUPOLICÁN Culpa no mi valor, mi suerte fiera, y de verme vencido no te asombres de esta nación. Sin duda, verdadera deidad me inclina: dioses son, no hombres los españoles. RENGO Dentro 2555 ¡Ah, Guacolda! ¡Ay, cielo! CAUPOLICÁN GUALEVA ¡Calla, cobarde! Nuevo mal recelo. GUACOLDA Arriba, en la otra parte del monte, Rengo, que se quiere despeñar RENGO ¿ Dónde estás? ¡Ay de mí, mi amante veo! GUACOLDA REINOSO ¡Nuevo prodigio! Suspender deseo GUACOLDA mi furia cuando miro 2560 de Rengo, en el valor que atenta admiro, tan prodigiosa hazaña; quiero escuchalla, mientras desengaña tu fingido valor, desde esta peña. RENGO Guacolda hermosa, que tu luz me enseña: 2565 a tus divinos brazos llegaré, por librarte, hecho pedazos, que alturas no recelo; seguro volaré de cielo a cielo. GUACOLDA Oye... CAUPOLICÁN ¡Suerte, enemiga! GUALEVA 2570 RENGO Todos te infaman. Tu deidad me obliga. GUACOLDA Valiente araucano, como de antes eras blanco de mi iras y de mis firmezas: 2575 aguarda, detente, no, muriendo, quieras –pues te esperan dichas– competir tragedias. Tu valor me obliga, 2580 mi temor te fuerza a pedir que vivas porque ya no mueras. De amor son efetos, pues humilde hoy ruega 2585 quien ayer engaños despreció soberbia. Mi prisión no siento por sentir tus penas, que es agradecida 2590 siempre la nobleza. Si por adorarme tu vida desprecias, estima la mía que es la tuya mesma. 2595 Vive edades largas, porque mejor puedas gozar del contrario vitorias sangrientas. Tu ejército anima, muestra en mi defensa, 2600 opuestas al sol, nubes de saetas. No triunfe de Arauco la española fuerza, que para que rindas su arrogancia fiera, 2605 te da el sol sus rayos, el amor sus flechas, laureles la vida, victorias la guerra, fama la Fortuna, 2610 Marte fortaleza, historias el tiempo, favor las estrellas, y el cielo a tus dichas –a mí con más fuerza– 2615 RENGO un amor rendido que una alma sujeta. Más, Guacolda hermosa, con esas ternezas nunca imaginadas, 2620 mi valor alientas. ¿ Cómo he de poder consentir que seas, siendo yo tu esclavo, de otro prisionera? 2625 ¡No lo quiera el Cielo! GUACOLDA RENGO P oco a mí me precias. Un rayo detienes. CAUPOLICÁN ¡Qué furor! ¡Qué pena! ¡Al monte, soldados, GUACOLDA REINOSO 2630 no huya la presa y, entre sus amores, nuestras armas teman! GUALEVA ¿ Que esto el Cielo consienta? ¿ Que un bárbaro a mis ojos con afrenta 2635 sea vil prisionero cuando de Rengo el fulminante acero envidias da a la Fama? GUACOLDA Mi amor te obligue. GUALEVA 2640 Tu temor me infama. Araucanos, oídme, estadme atentos. Admirad, españoles, mis intentos, ya mi paso rendido. Del español antípoda temido valor, que tembló el cielo. 2645 P ara cobrar mi honor, sólo recelo que puedan mis venganzas resucitar tan muertas esperanzas. Éste es mi hijo. CAUPOLICÁN ¡Espera, querido dueño! ¡ P ues que muero, muera GUALEVA 2650 en él mi afrenta! Advierte... CAUPOLICÁN GUALEVA Vida le doy en tan honrosa muerte; que no quiero ser madre de un hijo vil de tan infame padre. CAUPOLICÁN Arroja el niño dentro ¡Detente! GUACOLDA ¡Qué rigor! ¡Crueldad extraña! REINOSO 2655 RENGO Sangrienta aurora la esmeralda baña del yerto campo frío que de su sangre alimentó el rocío. CAUPOLICÁN REINOSO ¡Ay hijo! Eternas señas jaspes matizan las nevadas peñas. CAUPOLICÁN Reviento de pesar. 2660 GUALEVA ¿ Qué, ingrato, esperas? CAUPOLICÁN ¡Oh, fiera, más que las deidades fieras que tal rigor permiten! GUALEVA Bárbara soy, fierezas me acrediten. CAUPOLICÁN Aguarda, escucha, advierte, 2665 verás que es mi valor del todo fuerte, pues ya no me ha acabado un dolor que pudiera imaginado, que en lágrimas desecho, a pruebas de desdichas es mi pecho. 2670 ¡Ay dulces prendas bellas, apenas flores, ya del cielo estrellas! GUALEVA Logré en ti mi venganza. GUACOLDA ¡Fuerte dolor! Valiente confianza. RENGO REINOSO Aunque en tosca rudeza 2675 mostró valor su bárbara fiereza. GUALEVA Ea, españoles fuertes, vidas os faltan para tantas muertes como a mi brazo fiero rinde la P arca en su valiente acero; 2680 que, pues mostré a las flores que –tierna– cultivé duros rigores, no está de mí seguro el cielo en los diamantes de su muro, 2685 que ya, entre mis querellas, arrancando a pedazos sus estrellas, aunque en número tantas, cortos trofeos ornarán mis plantas. CAUPOLICÁN Mi amor te disculpa para que así veas 2690 RENGO que alcanzo victorias, pues perdono ofensas. P arto a obedecerte. GUACOLDA El alma me llevas. RENGO ¡Tiemble España! ¡Tiemble GUALEVA 2695 su arrogancia fiera! REINOSO ¡Al arma, españoles! GUALEVA ¡Araucanos, guerra! [VOCES] dentro ¡Viva España! GUALEVA ¡ Mueran los que mi honor en mi venganza alteran! RENGO 2700 Envidio tu valor. ¡Ay, amor loco! GUACOLDA CAUPOLICÁN Deidad oculta, tu favor invoco. Vanse, salen Coquín y algunos indios, y Chilindrón en medio dellos CHILINDRÓN Ba, ba, ba. ¿ Qué decís, qué? COQUÍN Diréisme cuanto os pregunto. CHILINDRÓN Ba, ba, ba. Decildo al punto, COQUÍN 2705 o la tripa os sacaré con más sangre en esta toca que lleve vino una pipa, porque digáis con la tripa lo que negáis con la boca. 2710 Iré tirando, y midiendo cuantas varas de Cambray os cupieron muchas, hay: una, dos, ya van saliendo; tres, cuatro, cinco, quedado 2715 se habrán algunas, sí, sí, porque entonces más metí de las que agora he sacado. CHILINDRÓN Señor Coquín, ¿ estas mañas COQUÍN tiene? Mire... P icarote, 2720 ¿ no apretastes el garrote? ¡P ues vomitad las entrañas! Decid, decid lo que espero saber de vos. CHILINDRÓN Sí diré. Decid, acabad. CHILINDRÓN [Ap.] No sé COQUÍN 2725 COQUÍN qué decir, fingirlo quiero. ¿ Vos no fuístes yerba? CHILINDRÓN Soy un sonzo. ¿ Yo? Yo, a pesar COQUÍN vuestro, tengo de ahorcar la yerba que me engañó. CHILINDRÓN 2730 Llamad vuestro capitán, [.............] diréselo a él. INDIO 1º Yo voy. CHILINDRÓN ¿ Quién es? INDIO 2º Tucapel, ausente Caupolicán. CHILINDRÓN Ansí tendré más aliento, 2735 de pensar una mentira, que decir más, oye y mira tremolar el manso viento. Tocan las trompetas Las españolas banderas, de quien mi rescate espero. 2740 Ahorcarete primero que ellas lleguen. COQUÍN Cruel fueras, CHILINDRÓN señor Coquín; y, si es poco, señor don Coquín. ¡Traidor, COQUÍN no hay llantos! Sale Tucapel Señor, señor. CHILINDRÓN TUCAPEL 2745 Espera, ¿ estás loco? ¿ Qué es esto? Ya vengo a oir lo que dirás. Cosas muchas. CHILINDRÓN TUCAPEL Dilas, di. Tocan las trompetas Mas, pues escuchas este son, ¿ qué he de decir CHILINDRÓN 2750 sino que el polvo que entona su vuelo anuncios te envía de que viene don García a redimir mi persona? Y que viene como... ¿ Cómo 2755 lo diré, que lo autorice? Disparan ¡Tomatesa! ¡Ya lo dice con jerigonzas de plomo! ¿ No le temes? Calla, vil, TUCAPEL por el sol. Yo soy perdido. CHILINDRÓN TUCAPEL 2760 ¿ Cuándo temor ha cabido en mi pecho varonil? P ondré a tus razones necias... mas fuera desprecio en mí 2765 el hacer caso de ti, que de ser loco te precias. Vete, y dile a ese caudillo de esos cristianos que, puesto que no tuviera este puesto lo fuerte deste castillo, 2770 hay en él quien, con las alas del viento, saliera ufano a rebatir con la mano, como pelotas, sus balas; y dile que, si no allana 2775 su ambición desvanecida, lo ha de pagar con la vida. ¡Ve, vuela! De buena gana. CHILINDRÓN COQUÍN Espera. Déjale estar. TUCAPEL COQUÍN Fiad de mí. No fiéis de mí. CHILINDRÓN COQUÍN 2780 P ues veréis. CHILINDRÓN TUCAPEL Ven. COQUÍN CHILINDRÓN ¿ Qué? ¿ Qué? Veréis. Callar. COQUÍN Callar. CHILINDRÓN Vanse, y queda Chilindrón solo De buena escapé, ocasión fue de trance peligroso. 2785 La puente pasa del foso Tucapel, hecho un león. El ejército cristiano se acerca, y confusamente –para recoger su gente– toca al arma el araucano. 2790 Gustosa cosa es mirallos, y ver al viento ligeras tantas plumas y banderas, tantas armas y caballos. Hermosa sobre sosiego 2795 es la guerra, enamorara si en sangre no se bañara y se aumentara en su fuego. P ardiez, que llego volando, y pues tanto me alboroza 2800 la vista del gran Mendoza llegaré, pues va llegando. Salen don García, don Felipe, Rebolledo, y otros españoles REBOLLEDO Este sitio, donde el fuerte fundaron, llaman « Chapeo» . MARQUÉS 2805 Aunque de lejos le veo tiene artificio de fuerte que espanta el ver tal primor en bárbaros. DON FELIPE Bien notaste; pero tú los enseñaste a ser soldados, señor. CHILINDRÓN 2810 Señor, señor, bien venido, acá estamos todos. ¿ Cómo MARQUÉS te escapaste? CHILINDRÓN No es de plomo mi dicha, volando ha sido, y, pues por ti es milagrosa, 2815 escúchame, que del fuerte enemigo quiero hacerte una relación famosa. P oco trecho de las faldas del monte en una llanura 2820 fundado está, y le asegura el tal monte las espaldas. En un círculo espacioso le sirven con pies y manos, árboles, hoyos, pantanos 2825 de barbaca y de foso; para impedir tus intentos le hicieron fuerte y gentil, ellos son catorce mil, 2830 tus soldados son doscientos. Mira cuantos araucanos tocan a cada español y, como sueles al sol, muestra el acero en tus manos. MARQUÉS Siendo Dios de nuestra parte, 2835 la ventaja es nuestra; vea, pues por nosotros pelea, nuestro Dios, que es nuestro Marte. ¡Ea, ea, alarma toca, Santiago, Santiago! Da voces Chilindrón CHILINDRÓN 2840 Ya hice lo que no hago, con las manos en la boca. Vanse, quedan don García y Chilindrón. Tocan cajas dentro MARQUÉS ¡Qué animosos acometen, y qué pelear bizarro! CHILINDRÓN ¿ P ues el defenderse es barro? MARQUÉS 2845 Desdicha debe de ser. ¡Ah, españoles! (¡vil hazaña!) ¡Ah, españoles! ¿ Qué hacéis? ¿ Así os retiráis? ¿ P erdéis ansí la opinión de España? 2850 ¿ Qué he de hacer? Ya no soy mío; y, aunque general, me toca animaros con la boca y valeros con el brío. Liviandad es disculpada, no puedo más... 2855 CHILINDRÓN ¡Esto es hecho! MARQUÉS ...pues los fervores del pecho hacen de fuego mi espada. Vase. CHILINDRÓN Gallardamente se aplica a pelear, denodado 2860 llega, pardiez un soldado tomó la terciada pica. ¡Válgame Dios, temerarios golpes, bravos empujones; como quien cala melones 2865 pasa los pechos contrarios y en cada pecho español puso un león, y en sus manos mil uñas! Los araucanos se retiran –¡voto al sol!– 2870 y tras ellos don García se arroja por un portillo del cercado, y ya al seguillo son rayos ¡Gran valentía! Salen don García, y don Felipe deteniéndole DON FELIPE Señor, ¿ qué has hecho? ¿ Es cordura 2875 pelear un general? MARQUÉS Cuando la ocasión es tal es valor, y no locura; que hay muchos trances en quien debe hacer lo que hice yo: 2880 Alejandro peleó y Julio César también. [VOCES] dentro ¡Vitoria, vitoria! Clara MARQUÉS ved la experiencia, ¿ venciera con mi gente si no fuera 2885 que yo también peleara? REBOLLEDO Sale Rebolledo P or la otra parte del fuerte, ya desamparado el monte, se van huyendo; disponte MARQUÉS 2890 a seguillos. No es de suerte el terreno que caballos se pueden aventurar; y, así, conviene dejar de seguillos y alcanzallos. Hacelles puente de plata 2895 es más importante ahora, pues no los fines desdora quien por mejor los dilata. De suerte van que después vendrán atadas las manos, 2900 humildes los araucanos, a ser basas de mis pies. SOLDADO Un soldado Ilustre blasón de España, Mendoza al fin, que has traído yugo a Arauco, no vencido, 2905 terror ya de su campaña. El Cielo tu esfuerzo ayuda: hoy Reinoso te ha prendido a Caupolicán, que ha sido quien puso tu triunfo en duda. 2910 Que siendo, como lo arguyo, el indio de más poder le basta para el vencer ser un movimiento tuyo; mas, con todo, su aspereza 2915 ordinaria no ha templado, que como le ha averiguado ser de rebelión cabeza, por poder vengar la muerte de su tío (a cuya fiera 2920 se rindió, en su calavera, el escarmiento más fuerte), sentenciado a muerte queda. MARQUÉS ¿ A muerte? ¡Extraño rigor! No el suceso, no el valor 2925 suyo imagino que pueda serme de gusto si llega a morir Caupolicán. REBOLLEDO Es gallardo capitán, la resolución fue ciega, cruel ha sido. 2930 Afición DON FELIPE le tengo, el alma lo siente, que niega como prudente el bárbaro a su nación. P rocura, señor, libralle. REBOLLEDO 2935 P rocura, señor, valelle. MARQUÉS Hoy pienso, por socorrelle, pasar sin pisar el valle; seguidme. Justa intención. En fin, señor, ¿ vas? CHILINDRÓN ¿ P or qué MARQUÉS lo dices? CHILINDRÓN 2940 ¿ Vas? MARQUÉS CHILINDRÓN Sí. P ues vé, que tienes mucha razón. Vanse todos; sale Gualeva, Guacolda y Quidora GUACOLDA GUALEVA ¿ Dónde vas Gualeva? Voy a morir desesperada. QUIDORA Sé mujer. Soy desdichada. GUALEVA GUACOLDA Ten cordura. 2945 Loca estoy; GUALEVA y, entre confusiones tantas de acelerados enojos, en el fuego de mis ojos, con la furia de mis plantas, 2950 estas campañas abraso, estos montes desempiedro. Corren una cortina, y aparece en lo alto del tablado Caupolicán como que le acaban de bautizar, y soldados SOLDADO 1º Caupolicán, ya eres P edro. CAUPOLICÁN Soy dichoso. GUACOLDA Triste caso. GUALEVA ¿ Qué veo? Y tan diferente CAUPOLICÁN 2955 soy de lo que fui, que siento dar luz a mi entendimiento, de otro sol resplandeciente, cuyo hermoso rayo llega con tan divinos despojos 2960 a mi alma, y a mis ojos, que me alumbra y no me ciega. Y sabiendo desta suerte de su luz esclarecida que me lleva a mejor vida 2965 el tránsito desta muerte, estoy tal que sin sentir lo que en ella me acobarda, pareciéndome que tarda. Muriendo estoy por morir. GUALEVA ¡Ah, Caupolicán! ¡Esposa, CAUPOLICÁN 2970 mi Gualeva! ¿ Tuya soy? GUALEVA Tú mientes, rabiando estoy de ofendida y de furiosa; ¿ tan bajamente humillado 2975 te matan? ¡Ah, malnacido, qué de honores has perdido, que de afrentas has causado! ¿ Tanto pudo sujetarse tu infamia al rigor ajeno? 2980 ¿ En ti no había veneno y mano para matarte? ¿ Si no valor, invención no hallaste para morir? Mas pues ya, a puro batir 2985 las alas del corazón, anhelando me revientan y batiendo me quebrantan; de la tierra me levantan y en el aire me sustentan. 2990 Yo he de matarte; yo agora tu infamia haré menos fea: cristianos, dejad que sea de su muerte ejecutora. Su verdugo ser quisiera, 2995 o su corazón pasar; me dejad, pues sé el lugar adonde le tiene. Amaga con la flecha GUACOLDA ¡Espera, tente! ¡Ay, Guacolda! GUALEVA CAUPOLICÁN Gualeva, vuelve en ti, pues te prevengo 3000 que dichosamente tengo honor nuevo y alma nueva. Deja los rebeldes bríos no seas tigre, sé mujer, y para poderlo ser 3005 toma los ejemplos míos. El gran Dios de los cristianos es sólo Dios verdadero, y en su confianza muero para vivir en sus manos. Corren la cortina GUALEVA 3010 ¿ Qué has dicho, que he sentido que entre blandura y despecho, me va examinando el pecho y me divierte el sentido? QUIDORA No levantes, baja agora 3015 los ojos, que compasiones, matente mis relaciones, y no tu vista, señora. Que de espíritu previene cuando a morir se dispone, 3020 que de valores propone en la paciencia que tiene. Que bien se sujeta al yugo de la muerte que padece, piedades al Cielo ofrece, 3025 beso de paz da al verdugo. Válgame Dios, advertir puedo en esto, no hay dudar, que mas que el poder matar 3030 es valor saber morir. Mas hay quien vive sin verte la lástima con que muero, viendo tan crüel madero pasar cuerpo tan valiente. Caupolicán, dentro CAUPOLICÁN ¡Jesús, Jesús! GUACOLDA Muchas fuentes salen ya, de Sangre viva, 3035 GUALEVA QUIDORA por sus venas. ¡Suerte esquiva! ¡Qué piadosas, qué corrientes! GUALEVA Culpa es suya, iré a bebella, pues que tan infamemente la perdió, mas tiernamente 3040 me mata, Guacolda, el vella. P ero en mi naturaleza esto cabe, soy yo, yo, mas ya me venció, y venció 3045 a la ira la terneza. El marqués, don Felipe y los españoles MARQUÉS Reinoso, ¿ Caupolicán del araucano escuadrón es el dueño? REINOSO Suyas son las fuerzas que viendo están las nuestras. 3050 Y yo, ¿ quién soy? MARQUÉS REINOSO Mi general don García. MARQUÉS P ues, ¿ cómo, sin orden mía, sabiendo que en Chile estoy, a quitar os atrevistes 3055 la vida de un general? En la batalla campal, pues a mi lado tuvistes tantas con el indio fiero, matarle fuera valor; 3060 mas, preso, es contra el honor que de la vitoria espero. ¡Vive Dios, que por su muerte tal escarmiento he de hacer en la vuestra, que ha de ver 3065 ese coronado fuerte de los hombros dividida vuestra cabeza!; y sabrán cómo tenéis, capitán, a quién dar cuenta ¿ Una vida 3070 quitáis que tanto importaba para la paz del Estado? ¡Hecho fue de mal soldado! César, cuando peleaba, aunque de sólo el matar la vitoria procedía, 3075 que no muriesen quería por tener que perdonar. ¿ P ues cómo vos, cuando a mí por ejemplar me tenéis 3080 de las piedades que veis las estáis borrando así, con la crueldad más feroz que inventó bárbaro Escita? ¿ A un general se le quita 3085 la cabeza, buena voz saca un soldado cristiano de empalar un hombre? Luego le llevad al fuerte. Ciego DON FELIPE está de pasión mi hermano, 3090 aunque la razón le sobra, pero es el ruego forzoso, señor, pues eres piadoso. MARQUÉS El rigor alientos cobra con el ruego (si es testigo la justicia) has de advertir 3095 que el rogarme ha de servir para abreviar el castigo. Llevalde. Obediente estoy REINOSO a tu mandamiento justo. MARQUÉS 3100 Sepa el rey que a un hecho injusto, castigo justo le doy. Llevan a Reinoso, quitándole la espada DON FELIPE No pido que le perdones mas que adviertas su valor, sirviendo al emperador 3105 en tan arduas ocasiones. Como publica la fama Túnez conoció a Reinoso por capitán valeroso 3110 el bravo español le llama Alemania, pudo ser que como el fiero Araucano con término tan villano porque le sobró el poder, mató a Valdivia su tío. MARQUÉS 3115 No hermano, jamás alcanza la vitoria la venganza, éste es el oficio mío. P ues premio, he de castigar mientras fulmino el proceso 3120 éste con seis guardas preso. Vase REBOLLEDO Rogalle, será incitar su enojo, que está ofendido con causa, y dejalle importa que la templanza reporta 3125 el fuego más encendido. DON FELIPE Ver quiero a Caupolicán. Corren la cortina y descubren, empalado, a Caupolicán SOLDADO 1º Después de dalde el bautismo se debe la confianza de su gloria a su martirio. CAUPOLICÁN 3130 Don Felipe, mucho debo al gran marqués, pues que miro que voy, por su causa, al Cielo por tan seguro camino. Córrese la cortina [y dice dentro, agonizando] ¡Jesús, no puedo decirte 3135 DON FELIPE más! ¡Jesús, Jesús! Envidio más tu muerte que pudiera tu padre, aunque fuera vivo, envidiar hazañas mías. REBOLLEDO Hasta en su muerte se ha visto 3140 su valor y su prudencia. Encubren el cuerpo de Caupolicán SOLDADO 1º ¿ En qué ocasión ha podido verse más bien que muriendo? ¡P iadosamente le admiro! [Lloran Gualeva y Guacolda] DON FELIPE Gualeva, Guacolda, haced menor la pena. 3145 No asisto GUALEVA en mí; son mis confusiones, piedades y desvaríos. GUACOLDA Dame la mano, señora. Salen Rengo y todos los indios, y Tucapel y un soldado cristiano, y por otra parte el marqués SOLDADO Su rendimiento, los indios 3150 desta provincia, a tus pies ponen. MARQUÉS P or mi rey le admito. TUCAPEL El poder de Arauco todo llega a tus plantas rendido, capitán, el más valiente 3155 RENGO que, haciendo lucientes giros, alcanza a mirar el sol. En sólo tu brazo altivo, nuestra libertad perdida hallará consuelo digno. 3160 Huella este imperio, invencible hasta agora. MARQUÉS No imagino, valientes caciques, ser señor vuestro, sino amigo. A mi rey sólo os rendís, 3165 el príncipe más benigno y celebrado que el mundo ha respetado y temido. Yo, en su nombre, a gobernaros me ofrezco de suerte pío 3170 que seréis, para ser suyo, dueños de vosotros mismos; pedid lo que queréis todos. TUCAPEL Yo sólo, señor, te pido para estos reinos clemencia. MARQUÉS Antes te la he prometido. 3175 RENGO Yo a Guacolda por esposa. MARQUÉS ¿ Gusta Guacolda? GUACOLDA Y recibo merced si mandarlo quieres. MARQUÉS Y ser ofrezco el padrino 3180 al uso de mi nación. QUIDORA ¡Vivas mil gloriosos siglos! MARQUÉS A mi hermano don Felipe agradezco que acudido haya a su sangre también 3185 como en la ajena se ha visto. Y a Rebolledo le ofrezco que de mi boca advertido le ha de hacer su majestad las mercedes de que es digno, 3190 sin que me quede soldado sin el premio merecido, aunque de mi hacienda sea. REBOLLEDO Y aquí Arauco, aquí su invicto conquistador tenga fin, 3195 aunque en la fama infinito. FIN DE LA COMEDIA