El humor: Groucho Marx y las leyes de Murphy

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Junio - 2015
PSICOANÁLISIS Y LITERATURA
El humor: Groucho Marx y las leyes de Murphy
Alejandra Loray
Este trabajo surge del interés que me provocó la relación que Lacan establece en su última enseñanza, en el
Seminario L´Insu… entre la interpretación, la escritura poética china y el chiste, en cuanto a las resonancias que
pueden producir. En las variaciones que el humor ofrece es posible pensar que algunas de ellas, no todas, tienen la
forma del discurso del analista.
El “lust del witz”
En el Seminario 24, L´insu…Lacan hace una referencia al chiste vinculándolo a la interpretación analítica: “Si ustedes
son psicoanalistas, verán que es el forzamiento por donde un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido.
(…) El sentido, eso tapona (…) no tenemos nada bello que decir. Es de otra resonancia que se trata, a fundar sobre el
chiste” [1]. En su curso La fuga del sentido Jacques-Alain Miller habla de “el lust del witz”, el placer del chiste, prefiero
en este trabajo referirme al humor en general, que es también una traducción posible para witz.
En varios capítulos del mencionado curso, Miller sigue a Freud en su trabajo sobre el chiste [2], ubicando los distintos
niveles de satisfacción que éste permite. Freud plantea la existencia de un placer, una satisfacción, ligada al “ahorro”.
El juego significante permite decir algo en pocas palabras, lo que procura un placer proveniente de esta economía
lingüística y también del ahorro de la energía psíquica destinada a la represión. Pero, remarca Miller, hay también
satisfacción de la pulsión.
El trabajo freudiano sobre el chiste sigue un esquema de dos pisos, que inspira el grafo de Lacan. El primero tiene que
ver con el juego significante, la asociación de palabras, el reconocimiento y el sin-sentido - Freud habla de “placer en
el sin-sentido” - al que se agrega la satisfacción pulsional que vincula con el segundo piso del grafo.
Freud conecta el chiste con el sueño y de este modo con el inconsciente, distinguiendo el witz que está fundado en
el funcionamiento de la lengua - chiste inocente -, de un segundo nivel en que es puesto al servicio de la pulsión - el
tendencioso. Llegando a decir “…que la interpretación analítica es un witz, incluso un witz pulsional, en la medida en
que el witz como nos lo muestra Freud es un montaje significante que permite tener acceso a la satisfacción pulsional
a pesar de la represión… el enunciado interpretativo es una variante del witz pulsional.”[3]
Al justificar que el chiste hunde sus raíces en el inconsciente, muestra que no es la comprensión lo que hace reír, sino
la pulsión “…lo que nos hace reír es la pulsión Lo que está presente en el estallido de la risa es la satisfacción de la
pulsión” [4], probando que el significante trabaja para el goce.
El lenguaje mismo comienza con el juego significante del balbuceo infantil, que solo después se orienta hacia algún
sentido, por influencia del entorno - babababa = ¡¡dijo mamá!! - y que la pulsión pondrá a su servicio. Encontramos
entonces, primero la libertad del significante, enlazado secundariamente al sentido y a la referencia.
El Otro, lo social, el auditorio forman parte de las condiciones de producción del chiste, que juega con la inhibición y
la represión, haciendo vacilar los semblantes, siendo en este mismo sentido que se orienta la acción del psicoanálisis.
Al respecto podemos referir los chistes de los estudiantes aplastados por el saber universitario y, ¿por qué no?,
la costumbre de contar chistes en los velorios. Es también una táctica para hacer perder al Otro su neutralidad,
comprarlo ofreciéndole gratis una ganancia de placer.
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¿Por qué nos reímos?
El witz juega su partida en relación a la represión, extrayendo placer incluso de lo sometido a ella. En la lucha
de fuerzas entre la pulsión y la represión, el placer del witz “…aporta a la pulsión el reforzamiento que permite
superar el efecto de la represión. De allí que a partir del momento en que la represión se levanta, lo que sigue no es
simplemente el placer del chiste, sino el placer del chiste y la satisfacción pulsional. La pulsión freudiana encuentra
un modo de expresarse en palabras, manteniendo en su centro el núcleo del sinsentido. Por eso podemos reírnos
mucho más allá de la hilaridad que el chiste justifica. Ese es el “efecto multiplicador de la pulsión” [5], posibilitado
por una ruptura de la causalidad.
La risa no se explica por el sentido del chiste, por eso no hay nada peor que tratar de explicar un chiste. Igual que la
interpretación, no puede explicarse, ha dado en el blanco o no. El efecto del chiste como el de la interpretación, que
Lacan relaciona en el Seminario 24, es desproporcionado en cuanto a la causa “porque de manera subterránea está
lo que suponemos es la acción de la pulsión” [6], que también requiere, para producir su efecto, de la sorpresa, lo
inesperado, lo que despierta.
No nos reímos de las mismas cosas
La emoción y el llanto provocados por algo penoso, tienen algo de universal, habitualmente lloramos por las mismas
cosas, algo que los cineastas saben claramente, es más fácil hacer llorar que hacer reír. Pues lo que nos hace llorar, en
una generalización rápida y no demasiado rigurosa, remite a la pérdida - la muerte, el amor, el abandono etc. -. Sin
embargo, ya decía Freud que para reír de un chiste hay que ser de la parroquia, hay en el chiste, en el humor, algo
más singular.
En la película Made in Argentina [7] de 1987, Osvaldo, personaje encarnado por Luis Brandoni, regresa de su exilio en
Nueva York y visita a su familia en Bs.As. Tomando un café en un bar le dice a su cuñado, que vivía bien allá, pero
que era difícil y extrañaba: “¿sabés qué pasa? … no nos reímos de las mismas cosas”.
De algún modo el Otro del sentido, el de los juicios y prejuicios, el de las inhibiciones y represiones debe ser
compartido, porque el witz es una barra sobre el Otro y es de este modo que por producir una ruptura entre S1 y S2,
está en relación con el S (A) tachado.
Es posible pensar que en este sentido tiene cierto parentesco con el discurso del analista en ese punto de subversión
del sentido que perfora al Otro revelando que entre lo sublime y lo ridículo hay apenas un paso.
Groucho Marx y las leyes de Murphy
Que no nos reímos de las mismas cosas, se verifica en el gusto o disgusto que cada quien tiene por algunos humoristas
o estilos de humor, y el éxito de algunos evidencia las “parroquias” nombradas por Freud. Algunos consagrados
artistas suelen divertirnos a muchos, tal sucede con Groucho Marx, sus películas, libros o frases. Pero también
pareciera que son humorísticas las célebres leyes de Murphy, para las cuales tengo objeciones.
Según se puede averiguar - he intentado pero no he podido obtener más que lo que aquí resumo - las leyes de Murphy
“son una manera cómica y mayormente ficticia de explicar los infortunios”. Estas parten de una ley fundamental
que es que: “Si algo tiene posibilidad de salir mal, indudablemente saldrá mal”, por lo tanto, y como en función de
lo esperado todo puede salir bien o mal, según Murphy: todo saldrá mal. Lo que, por si queda alguna duda, está
ilustrado en Wikipedia, con la foto de una tostada estrellándose en el piso del lado de la mermelada.
No podríamos ubicar estas “leyes” del lado del witz freudiano, ni tampoco del lado del psicoanálisis. El Otro de
Murphy es un Otro completo, que sabe lo que sucederá, y dice siempre lo mismo: todo saldrá mal. Modo del discurso
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del amo que elimina la contingencia. No creo que esto provoque risa, en todo caso una mueca de sonrisa amarga,
mientras se agacha la cabeza frente al destino inexorable y fatal: “Usted está siempre en la fila equivocada. No se
cambie de fila. La ley no se altera”. Tampoco sabemos, a ciencia cierta, quién es Murphy. Al menos en el tango hay un
corazón herido, un dolor desgarrado y nombres que suscriben, por ejemplo un Desencuentro. Con música de Aníbal
Troilo, Cátulo Castillo dice “Por eso en tu fatal, fracaso de vivir, ni el tiro del final te va a salir”. Aún la fatalidad ha
hecho un esfuerzo de poesía.
El humor en cambio, como enseñan Freud, Groucho Marx, y tantos otros, juega con el sinsentido - “No puedo decir
que no estoy en desacuerdo contigo” - , no sabemos cómo terminará la frase, el sentido está en suspenso, “Detrás de
todo gran hombre hay una gran mujer, y detrás de ésta, su esposa” [8]
Esperamos lo inesperado, el remate, la sorpresa para poder reír, el humor apunta al Otro en el punto de no saber,
como lo define Groucho el “Humor es posiblemente una palabra; la uso constantemente. Estoy loco por ella y algún
día averiguaré su significado”.
NOTAS
1. Lacan, J. El Seminario, Libro 24, L´insu que sait…, clase del 19 de abril de 1977, inédito
2. Freud, S., “El chiste y su relación con lo inconsciente”, OC, Vol. VII, Buenos Aires, Amorrortu, 1976
3. Miller, J.-A., La fuga del sentido, Buenos Airers, Paidos, , 2012, p. 362
4. Ibid p. 336
5. Ibid p. 370
6. Ibid p. 373
7. Película Argentina, dirigida por Juan José Jusid, 1987, basada en la obra teatral Made in Lanús de Nelly Fernández Tiscornia, de 1986
8. Frases de Groucho Marx
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