Pistolas rifles y fusibles

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Las pistolas, rifles y fusiles de nuestros vecinos,
también causan muertes entre nosotros
Dra. María del Carmen Platas Pacheco
14 de noviembre de 2010
LAS PISTOLAS, RIFLES Y FUSILES DE NUESTROS VECINOS,
TAMBIÉN CAUSAN MUERTES ENTRE NOSOTROS
De acuerdo con datos del Centro Nacional de Estadísticas sobre Salud de EU,
cada año mueren alrededor de 30 mil estadounidenses en su país a causa de las
armas de fuego, y esa nación no vive una batalla contra el crimen organizado
como la que afronta México. No obstante, en la ciudad capital del país,
Washington, no se advierte interés en revisar y reformular las leyes contra el
tráfico de armas, la mitad de esas muertes han sido por homicidio y, el resto,
por suicidio, todas con disparo de armas de fuego.
A pesar del alto número de decesos, la laxitud de las leyes estadounidenses
permiten el comercio y la posesión legítima de armas de uso “deportivo”, lo
mismo que otras de alto poder, que se alteran en sus componentes y
especificaciones reales para aparecer “en el catálogo” como deportivas, tal es
el caso de las AK-47, generalmente de origen ruso o rumano, y cuya
importación, al menos en el discurso, está prohibida, sin embargo circulan
libremente por el territorio norteamericano en ofertas por tiendas, ferias e
internet, porque se catalogan como de “uso deportivo”.
A lo largo del año, en todo el territorio de Estados Unidos se llevan a cabo
cientos de ferias de venta de armas, de manera que adquirir armamento en ese
país es muy fácil basta llevar dinero en efectivo, a la disposición del cliente se
encuentran pistolas, metralletas, lanzagranadas, las personas que venden sus
“colecciones” de armas no están obligadas —como lo están las tiendas
establecidas— a hacer revisión de los antecedentes penales del comprador, de
hecho, es común ver letreros en esas ferias que dicen: “Compre aquí, no
hacemos revisión de antecedentes penales”.
En Estados Unidos, a la extrema facilidad con la que se pueden comprar
pistolas, rifles y fusiles en las ferias se le ha llamado “laguna jurídica de los
shows de armas”, y no hay signos reales de que las autoridades estén
intentando resolver el problema. Como es lógico suponer, muchas de estas
armas terminan en manos de mexicanos. En los últimos tres años, la violencia
del crimen organizado ha provocado en nuestro país la muerte de más de 32
mil mexicanos, la mayor parte de estos decesos han sido por disparo de arma
de fuego, en un país donde la venta y portación de armas está prohibida para el
ciudadano.
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Las pistolas, rifles y fusiles de nuestros vecinos,
también causan muertes entre nosotros
Dra. María del Carmen Platas Pacheco
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En todo Estados Unidos, con excepción de California, es legal la compra y
venta de armas deportivas y de asalto, adicionalmente, la legislación federal
no establece un número máximo en la compra de rifles para “uso deportivo”.
Esta situación la aprovechan quienes se dedican a actividades delictivas para
abastecerse de armas, contratan a compradores hormiga, por lo general
jóvenes estadounidenses que adquieren rifles, y a los que se les paga entre 100
o 200 dólares por rifle adquirido.
El 11 de septiembre de 2001, en el ataque a las Torres Gemelas murieron tres
mil personas, sin embargo, en ese país cada año fallecen diez veces más
personas por heridas de bala. En materia de armamento, las leyes no avanzan,
pero los gastos en salud que hace Estados Unidos para atender a sus
ciudadanos afectados, sí: cada año eroga 100 mil millones de dólares en este
rubro, afirmó la legisladora demócrata Carolyn McCarthy, quien señaló que el
dato lo dio a conocer Philip Cook en su libro de 2008 Violencia Armada: los
costos reales. Por su parte, el presidente Obama resumió en un párrafo de su
discurso del 10 de mayo de 2010, lo que su gobierno ha hecho al respecto.
Estamos esforzándonos por detener el tráfico de armas estadounidenses y
dinero hacia el sur, y por eso, por primera vez, estamos inspeccionando el
100% de la carga ferroviaria que va al sur. Y guiados por nuestra nueva
Estrategia Nacional de Control de Drogas, estamos formulando nuevas
estrategias para reducir la demanda de drogas en nuestro país. Ojalá su
“nueva estrategia” de buenos resultados, hasta ahora, los resultados están a la
vista.
El Estado de California aprobó en 1989 la ley Roberti-Ross de Control de
Armas de Asalto, reformada en 1999 y que prohíbe la compra-venta de casi
cualquier arma semiautomática, lanzagranadas, armas de asalto y algunos
tipos de pistola. Sin embargo, según el agente de la ATF de Sacramento,
California, Graham Barlowe, muchos traficantes, que trabajan para los
cárteles, viajan a Nevada para comprar las armas y después las meten a
California.
En el vecino país del norte, las personas en general no se preocupan por el
problema de la violencia armada, excepto cuando son afectados directamente.
Para los jóvenes compradores hormiga es muy fácil ir a una feria o tienda de
armas y llenar un documento, la forma 4473, para comprar un arma, falta
generar conciencia en ellos, en realidad no piensan en las consecuencias, es
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también causan muertes entre nosotros
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decir, en cómo están ayudando a llenar de armas las calles de sus ciudades y
de otras más allá de sus fronteras.
Sobre la compra de armas, no existe en la legislación federal estadounidense
ley o reglamento que establezca un tope o número máximo de armas de asalto
que pueden ser adquiridas por un individuo. Por ejemplo, un joven puede ir a
una tienda de armas y comprar cinco o más AR-15 o AK 47 y pagar en
efectivo, posiblemente se trate de un comprador hormiga pagado por el crimen
organizado, sin embargo él camina libremente por la ciudad, nadie puede
detenerlo, ni impedirle que lleve a cabo su compra.
¿Qué tiene que pasar en Estados Unidos para que las leyes de introducción,
fabricación, compra y venta de armas se modifiquen para abatir la violencia?,
¿por qué las leyes no cambian a pesar de la contundencia de los números y del
dolor irreparable de tantas familias? Desde luego, los tiempos que vivimos no
son ya los de los antiguos cowboys, en los orígenes del proceso de población
de América del Norte. En el siglo y año que vivimos, difícilmente se podrían
esgrimir argumentos coherentes que justifiquen la producción, posesión y
comercialización de armamento “con fines deportivos”, que terminan siendo
usados para finalidades muy distintas, asociadas a actividades ilícitas,
generando violencia y desintegración social.
El razonamiento es muy sencillo, para que exista la cantidad de muertes por
disparo de arma de fuego que se registran en México, mas de 32,000 en lo que
va de la lucha de estos años en contra del narcotráfico, debe haber un número
proporcional de armas de fuego que provocan ese resultado, si México no
produce ni permite el uso de ellas, es claro que provienen de fuera. Gran parte
de las respuestas a estas reflexiones se esconde en tres letras: NRA, la
Asociación Nacional del Rifle que en los 52 estados de Estados Unidos
protegen "el derecho de los americanos a la portación de armas", y con ello a
su producción y comercialización.
Desde diversos foros políticos, económicos y académicos se alzan voces en
nuestro país con el propósito de denunciar el doble discurso de Estados
Unidos en el sentido de pretender prohibir, sancionar y condicionar “ayudas” a
otros países, y al nuestro en situación de geográfica vecindad, por aquello que
abiertamente permiten y facilitan en su país, contribuyendo con ello a generar
situaciones de violencia y desintegración social que dolorosa e
irremediablemente exceden con mucho a las muertes de los propios
norteamericanos.
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