Medicina social y Salud Colectiva en la lucha de los movimientos y procesos político-sociales progresistas: avances y nuevos desafíos Paraguay El país se encuentra en un proceso de transición democrática que aún no culmina, desde hace 23 años. La dictadura militar depuesta en febrero de 1989, por medio de un golpe militar, dejó secuelas profundas que hasta hoy repercuten sobre los procesos de democratización que involucran al Estado, los gobiernos y la sociedad. En este contexto, en el año 2008, en un proceso histórico y en el marco de una alianza electoral, el partido colorado de derecha, oligárquico y feudalista, es derrocado del ejecutivo después de 60 años de hegemonía de partido, permitiendo la implementación por parte del poder ejecutivo de políticas y planes centrados en los derechos de las personas, con las restricciones de un Estado limitado por su propia estructura y por el hecho de que la hegemonía neoliberal se mantuviera en el poder legislativo, lo que se tradujo en ingobernabilidad durante el periodo 2008 – 2012 y que se consolida en un golpe de Estado Parlamentario fraguado el día 22 de junio, quebrando el proceso democrático a pocos meses de unas elecciones nacionales y generando un desmonte de las políticas sociales que se reflejan incluso en el recorte del presupuesto para el año 2013. Con base en lo anterior es fácil entender que el Estado Paraguayo no es un Estado Social de Derechos y que el gobierno que se instaló en el 2008 distaba de ser un gobierno de izquierda aunque se promovieron políticas públicas centradas en derechos en absoluta dependencia de las agendas ministeriales sin que exista una línea directriz desde el gobierno central. En este contexto, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, fue la única cartera del ejecutivo que inicia la gestión de gobierno con una política pública clara, escrita y que apuntaba a la universalización del derecho a la salud con Integralidad, Equidad y Participación. Las Políticas Públicas para la Calidad de Vida y Salud con Equidad fueron el producto de un proceso de construcción colectiva que se inició en septiembre de 2007, impulsado por un equipo multiprofesional y multidisciplinario afín a los principios de ALAMES que logra centrar la propuesta en el reconocimiento de los derechos de las personas, introduce el concepto de territorialidad y propone una estrategia promocional de calidad de vida estructurada por las etapas del curso de la vida y por proyectos de desarrollo de autonomía ante los diferentes eventos de salud que la desafían, considerando además las transversalidades y la determinación social de la salud. Las PPCVSE sustentada por sus cuatro principios filosóficos representaban un desafío para el sistema vigente en aquel entonces en el país. Un sistema de salud segmentado donde el Ministerio de Salud debía responder a las necesidades de más del 85% de la población, la seguridad social con una cobertura menor al 20% y otros subsistemas (FFAA, Policía, Universidad, ONGs y Sector Privado) a cargo de un segmento pequeño de población. El desafío radicaba en pretender migrar el sistema de salud hacia un sistema único, en el que no existan barreras para el acceso de las personas y con calidad asumiendo la enorme distancia entre lo que el sistema ofrecía y las necesidades de las personas. Más concretamente se pretendió transformar un sistema de salud piramidal organizado por niveles de atención, con poca capacidad de respuesta y excesiva fragmentación en un sistema que se estructure en función a una Estrategia Promocional de Calidad de Vida, donde la Atención Primaria de la Salud sería la herramienta más importante para la universalización, extendiendo la cobertura hacia territorios sociales crónicamente excluidos y eliminando barreras para el acceso como la barrera económica, recordando que en el País los servicios de salud estaban arancelados y generaban un gasto de bolsillo que afectaba sobre todo al quintil más empobrecido y la barrera política, considerando que el sistema respondía a una lógica prebendaria y clientelar, en el que la salud era moneda de cambio y mercancía. En este contexto, analizamos los avances con respecto a los pilares que sustentaban la Política de Salud. En cuanto a la Universalidad, una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno ministerial fue la eliminación progresiva de los aranceles, proceso que se inició en setiembre de 2008 y culminó en Diciembre de 2009, momento a partir del cual todo servicio del MSPBS pasó a ofrecerse sin que represente un gasto de bolsillo para la población, contribuyendo de esta manera a la economía doméstica que en ese entonces gastaba alrededor del 60% de sus ingresos en la recuperación de la salud. Esta eliminación de la barrera económica para el acceso se tradujo inmediatamente en un incremento de la demanda de atención en los servicios, poniendo de manifiesto la precaria estructura de los establecimientos de salud y la inadecuada distribución de profesionales, generando una tensión entre la comunidad y los prestadores que estaba prevista. A la eliminación de aranceles se sumó el inicio de la re estructuración de la atención de las personas en redes de servicios, incorporando el concepto de integralidad y equidad. Un parteaguas fue la incorporación de las Unidades de Salud de la Familia como parte de la red de Atención Primaria de la Salud. Estas unidades diseñadas para albergar a equipos constituidos por un médico, una lic. de enfermería , un auxiliar de enfermería y cinco agentes comunitarios se instalaron en territorios de exclusión crónica de acuerdo a una estratificación del país por desigualdades. La selección del equipo se realizó por concursos de oposición en alianza con la Secretaría de la Función Pública y se instalaron hasta diciembre de 2011, 704 equipos de los 1875 inicialmente proyectados (37,5%) lo que significó el ingreso de alrededor de dos millones de personas al sistema público de salud y la incorporación de más de 2000 profesionales de la salud. Sin embargo el proceso de desarrollo de las redes de servicios fue asimétrico, en parte debido a la resistencia de los gremios y en parte a la falta de voluntad política para la estructuración de las redes de atención especializada, urgencias y hospitales así como las redes complementarias de diagnóstico, asistencia farmacológica y vigilancia epidemiológica. Esta asimetría se tradujo en el desarrollo de la red de atención primaria sin que se logre el desarrollo de las líneas de atención que debiera haber sido el mecanismo a través del cual las personas encuentren respuesta a sus necesidades de salud a lo largo y ancho de redes de servicios interconectados en los mismos territorios. Además la red de Atención Primaria, al extender la cobertura del Ministerio de Salud, permitió identificar al 40% de población que se autoexcluía del acceso a las redes de hospitalización pese a tener manifiesta necesidad de este tipo de servicios, generándose un incremento de la demanda de atención en hospitales y urgencias, que se vieron colapsados en cuanto a su capacidad de respuesta y desnudando además la crisis de gerenciamiento que afecta a toda la estructura del Ministerio de Salud. Este incremento de la demanda que también era previsible se intentó canalizar implementando herramientas funcionales como el desarrollo de la estrategia de RAC (Recepción, Acogida y Clasificación) en las red de urgencias y la instalación de centros de regulación médica. Ambos procesos incipientes y actualmente truncados. El esfuerzo por transversalizar los programas de salud en proyectos de desarrollo de autonomía bajo metas de indiferencia cero chocó con la profunda fragmentación del contenido programático del Ministerio representado por programas verticales con presupuestos protegidos por ley y avalados por agencias de cooperación que fueron un escollo ante el imperativo de lograr un ordenamiento que responda al principio de integralidad de las respuestas. Y a todo esto debe sumarse el disconfort en los gremios de profesionales que no entendieron el alcance de la política de salud, y en este punto es importante asumir las dificultades para la socialización de estas políticas con un enfoque sensibilizador sobre todo con los prestadores especializados y los que trabajan en los hospitales lo que produjo tensiones extremas entre especialistas y profesionales de atención primaria, llegando en el periodo 2011-2012 a huelgas de diversos gremios que persiguieron flexibilización de la carga horaria y mejorías salariales, que eran necesarias y estaban previstas en las políticas de salud, pero que sin embargo se dieron en el contexto de una claudicación del gobierno ministerial ante la presión de los gremios, al no vincularse estos aumentos a contratos de gestión que obliguen a la prestación de servicios de calidad. Desafíos Recuperar un Estado Social de Derechos y esta consigna, de cara a un proceso electoral, cobra una importancia capital que brinda la oportunidad de evaluar el proceso iniciado en el 2008, identificar las principales dificultades y proponer la profundización e innovación de todo lo que oriente a la concreción de los derechos de las personas, aprovechando elementos fundamentales del proceso iniciado en el 2008 que son la re instalación del debate ideológico y el empoderamiento ciudadano. Desarrollar un Sistema Nacional de Protecciones Sociales sustentado por un modelo económico al servicio de las personas y apuntando al desarrollo humano en su relación con el territorio y para lo cual la participación de las comunidades es vital tanto para la planificación como la presupuestación y el monitoreo/evaluación. Instalar el debate sobre el tipo de profesionales de la salud que un sistema universalista requiere y contrastarlo con el rol de las universidades en la formación de profesionales de la salud que respondan a estos principios.