Se conocieron en la cárcel

Anuncio
08-tu.qxd
3/29/00
19:26
Página 1
8
Justicia, Seguridad y Policía
La Plata, jueves 30 de marzo de 2000
JUICIO A LOS 12 APOSTOLES
A cuatro años del infierno
El 30 de marzo de 1996, a las tres de la tarde, seis presos intentaban escaparse del Penal de Sierra Chica. Así
empezó el motín más sangriento de la historia carcelaria argentina. Hoy, los cabecillas son juzgados en una jaula
Se conocieron
en la cárcel
Ajuste de cuentas. Agapito Lencina (a la derecha) fue asesinado a facazos. Otros presos lo consideraban un buchón
Hace exactamente cuatro años, comenzaba en el Penal de Sierra Chica uno de los
motines más sangrientos de la historia carcelaria argentina, por el que hoy son juzgados 24 presos, entre ellos Los Doce Apóstoles de la muerte.
Aquel 30 de marzo de 1996 cayó sábado.
Después de comer, los presos salían al patio
a caminar y jugar al fútbol. La mayoría de los
guardias estaban cerca de la cancha del penal, porque les habían pasado el dato de que
iba a haber una pelea entre dos grupos rivales. Era una información falsa: por la parte
delantera de la cárcel -que en ese momento
tenía menos custodia- seis presos colocaron
una escalera hecha con palos y sogas, tratando de saltar el muro de 6.20 metros.
Fue el guardia Walter Vivas quien advirtió
la situación, cargó su ametralladora y les disparó. La escalera no soportó el peso y los
presos se cayeron. Uno estaba armado con
una pistola y le disparó al guardiacárcel, sin
dar en el blanco. Esos tiros eran el punto de
partida del horror.
Los rebeldes no perdieron el tiempo y en
pocos minutos tomaron como rehenes a
ocho guardiacárceles, a un jefe penitenciario, a tres presos Testigos de Jehová y al
médico del penal.
Pero lo que que hizo tambalear a las autoridades judiciales y penitenciarias fue cuando los cabecillas tomaron como rehén a la
jueza penal de Azul María Mercedes Malere,
quien había entrado al penal para negociar.
Malere y su secretario, Héctor Torrens, permanecieron cautivos hasta el domingo de
Pascua de 1996, en el sector de sanidad de
la cárcel. Los presos quebraron todos los códigos: nunca antes un juez había sido tomado como rehén en el país.
El 1º de abril, otros cuatro penitenciarios
engrosaron la lista de rehenes. Fue cuando
los amotinados accedieron a canjear a dos
guardias heridos por otros cuatro.
Con el correr de los días, comenzaron a cobrar importancia las antiguas rivalidades y
enemistades en el seno de la población carcelaria. En sólo una mañana, cinco presos fueron asesinados por los cabecillas de la revuelta, mientras que otros dos corrieron las misma suerte en los días posteriores.
Otro fue atacado a facazos y murió luego
en el hospital de Olavarría, adonde había sido trasladado de urgencia.
Las víctimas no fueron elegidas al azar. La
mayoría integraba una banda liderada por
Agapito Lencina Aquino, a quien muchos
presos le atribuyeron el rol de buchón del
Servicio Penitenciario.
Por primera vez, una jueza
fue tomada como rehén.
Ahí se comprobó que
todos los códigos estaban
quebrados definitivamente
Siete de los muertos fueron descuartizados
e incinerados en el horno de la panadería. En
el juicio, otros presos se arriesgaron a revelar
otra hipótesis: que algunos de los cuerpos
fueron cocinados para alimentar a los reclusos y rehenes.
El motín terminó el 7 de abril. Luego de
una extensa negociación, los amotinados entregaron el penal a cambio de ser trasladados
a otras unidades.
La rebelión ocurrida en la Semana Santa de
1996 se extendió nueve días. Y alentó revueltas en otros penales bonaerenses y federales.
Presos de las unidades de Olmos, Azul, Mercedes, Bahía Blanca, Batán, Junín, Devoto y
Caseros, también organizaron huelgas y
protestas.
El 7 de febrero último, los 24 acusados por
el motín comenzaron a ser juzgados por un
tribunal oral que fue instalado en la cárcel de
máxima seguridad de Melchor Romero para
evitar el traslado de los presos, considerados
de alta peligrosidad.
Los acusados presencian las audiencias
desde el interior de una jaula, a través de una
pantalla de televisión, una modalidad inédita
en la historia judicial nacional.
El 10 de abril cada uno de los reclusos conocerá su destino, ya que los jueces estarán
en condiciones de dictar la sentencia tras haber escuchado los alegatos de las partes y las
últimas palabras de los imputados, previstas
para la semana que viene.
Desde el comienzo del debate supieron que
su situación no era fácil. El fiscal de primera
instancia, Jorge Bertucci, les imputó 23
delitos y pidió penas de entre cuatro años y
medio de prisión y reclusión perpetua.
Opiniones
La modalidad de realizar un juicio oral por
videoconferencia y alojar a los 24 imputados
en una jaula alejada del tribunal, generó repercusiones en el ámbito penal.
“Esa no es forma de juzgar a la gente, tal
procedimiento relativiza mucho el juicio
oral, ya que hay gestos y actitudes que no
son registradas y que son el gran baluarte
de la oralidad”, opinó el abogado Omar
Breglia Arias.
El ministro de Justicia bonaerense, Jorge
Casanovas, dijo que “se logró la posibilidad
de que participen de la audiencia sin riesgo,
ya que estamos ante 24 acusados, muchos
de ellos ya condenados por delitos gravísimos. Son gente que está decidida a
cualquier cosa”.
La primera vez que se vieron fue
adentro de la cárcel. Nunca antes
habían integrado una misma banda.
El motín de Sierra Chica los convirtió
en doce de los presos más peligrosos
del país.
La banda de los Doce Apóstoles surgió
después. Así los bautizó el Servicio Penitenciario cuando intentaron fugarse
de la cárcel de Caseros, adonde habían
sido trasladados tras la rebelión.
La cabeza visible es Marcelo Brandán
Juárez, un hombre que está detenido
desde los 18 años. Le dicen Popó. Cumple una condena de 25 años de prisión
por robo, tentativa de homicidio e intentos de fuga. Por el motín de Sierra
Chica afronta un pedido de pena de reclusión perpetua, más la accesoria por
tiempo indeterminado. Está preso en la
unidad de máxima peligrosidad de Melchor Romero y su conducta -según la
evaluación del Servicio Penitenciario- es
Pésima 0.
Los lugartenientes son Jorge Pedraza,
Esquivel Barrionuevo y Miguel Acevedo. Para ellos piden reclusión perpetua.
Brandán Juárez y Pedraza están acusados de participar de los asesinatos de
seis presos, Esquivel Barrionuevo de siete crímenes y Acevedo de cuatro.
Pedraza ya purga una pena de reclusión perpetua. Esquivel Barrionuevo y
Acevedo fueron condenados a 10 años
de prisión por intentos de fuga.
Héctor Galarza Nanini -con conducta
Pésima 0-, está condenado a 15 años por
amenazas y asociación ilícita. Oscar Olivera Sánchez a 17 años. Marcelo González Pérez a 7 años. Jaime Pérez Sosa a
prisión perpetua. Todos ellos podrían
recibir penas de entre 15 y 18 años de
prisión por el motín de Sierra Chica.
Los otros cuatro apóstoles tuvieron
una participación menor. Para Marcelo
Villaseco Quiroga, Héctor Coccaro Retamar, Carlos Villalba y Carlos Gorosito
Ibáñez, se solicitaron condenas de entre
4 años y 7 años y medio de cárcel.
Las penas pedidas por la fiscalía de
primera instancia pueden ser modificadas por los fiscales del juicio y por el
Tribunal. Aunque para varios acusados,
la condena no cambiará en nada su
futuro.
Descargar