FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS VII Coloquio en Humanidades Mayo de 2013 Área temática # 7 Estudios Sociales y Culturales Título CIUDADANIA Y DEMOCRACIA enclave de CHANTAL MOUFFE Participantes LIDICE RAMOS RUIZ [email protected] PATRICIA SILVA RODRIGUEZ [email protected] FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS, UANL RESUMEN Ciudadanía y democracia radical y plural son dos conceptos del pensamiento filosófico y político de Chantal Mouffe que apoyan los estudios feministas sobre las sociedades globalizadas. Opina que dicha categoría debe repensarse a la luz de las transformaciones sociales contemporáneas y entender la ciudadanía como encarnada en sujetos políticos que no pueden ser concebidos como personas pre-constituidas y con obligaciones y derechos pre-determinados sino que la ciudadanía es un espacio político de identificación de valores ético-políticos en que se constituyen dichas personas como sujetos al igual que sus demandas en el proceso de creación e interacción de sus propias identidades. Concepción dada sobre una racionalidad práctica de democracia. Apoya sus clave el estudio de los binomio: democracia liberal –democracia radical; pólemos-polis; conflicto-consenso; emociones-razón; adversario-enemigo; nosotros-ellos; La política-Lo político. INTRODUCCIÓN Ciudadanía y democracia son dos conceptos centrales en el pensamiento político de nuestra época. A partir de los años noventa del siglo XX, su manejo adquiere más espacio en el debate público internacional por los grandes cambios económico-sociales de la globalización y por las transformaciones del orden político internacional a partir de la caída del socialismo real, de la reducción de los derechos sociales del Estado del Bienestar. Además del aumento creciente de las desigualdades humanas, la falta de sentido de pertenecía ante las migraciones masivas y el contenido de justicia exigido como otorgamiento de derechos. Por ello, el presente trabajo tiene como objetivo traer a la mesa el análisis de una de las pensadoras más influyentes en el ámbito de la filosofía política actual, Chantal Mouffe, que con más soltura abordan temas de ciudadanía y democracia y pueden ser de utilidad en los debates de la ciudadanía y política feminista dado el tenor actual de las relaciones sociales mexicanas. Chantal Mouffe es una politóloga y filósofa de origen belga que vivió en Colombia y junto con su compañero de vida, Ernesto Laclau, ha dado pie a la visión neo marxista de la democracia como proyecto político. Opina que dicha categoría debe repensarse a la luz de las transformaciones sociales contemporáneas que algunos y algunas teóricas llaman Modernidad Tardía o Posmodernidad o bien Globalización. Ella invita en varios de sus escritos (1999, 2003, 2007) a fijar nuestra atención en cómo abordar la multiplicidad de conflictos sociales y culturales, ya sea étnicos, religiosos, ambientales, de género o identitarios que sacuden en la actualidad y que no pueden ser aprehendidos bajo la lupa clásica del modelo tradicional liberal de democracia y ciudadanía dada su concepción de justicia y de derechos individuales implícitos en esta visión. Al entender la ciudadanía como encarnada en sujetos políticos que no pueden ser concebidos como personas pre-constituidas y con obligaciones y derechos predeterminados sino que la ciudadanía es un espacio político de identificación de valores ético-políticos en que se constituyen dichas personas como sujetos al igual que sus demandas en el proceso de creación e interacción de sus propias identidades. Concepción dada sobre una racionalidad práctica de democracia radical. Apunta que al estar inscritos en un esquema liberal democrático de los derechos y de la razón universal donde se leen los nuevos conflictos de la vida en sociedad abonado a procedimientos para la creación de consensos, de colocar el estado de derecho y la moral por encima de La Política, se olvida que los antagonismos colocan las pasiones en el centro de Lo Político. Indica que, la perspectiva racionalista, individualista y universalista de lo liberal ha tenido el problema de que, al desaparecer la oposición entre totalitarismo y democracia, que había servido como frontera política para discriminar entre amigos y enemigos, ha desestabilizado los discursos y facilitado la evasión de La Política en sus dimensiones de antagonismos. Es quizá, por ello, que en México contemporáneo estamos visualizando al adversario como enemigo y esto no permite concluir en propuestas de una sociedad para todas y todos, por más mecanismos y estrategias que se establezcan sobre derechos humanos. Busca elaborar una propuesta analítica para colocarla en el debate del retorno a La Política, que sin dejar de postular la defensa de los derechos humanos y el principio de la libertad individual y la igualdad, no se escamotee la cuestión del conflicto, el antagonismo y la decisión. He aquí donde al rescatar para su argumentaciones la dupla de Lo Político/La Política, para despejar lo privativo de la democracia que se conecta con demandas de la política feminista de “lo privado es público”. DEFINICIONES Chantal Mouffe define Lo Político como “la dimensión de discrepancia, de hostilidades existentes en las relaciones humanas, de los desacuerdos por el sentido y significado de los principios democráticos” y La Política “como la dimensión de los acuerdos que apuntan a establecer un orden y organizar la coexistencia humana en la diversidad”. Nos remite a entender el lazo entre “pólemos” y “polis” raíces comunes de lo/la política. Dice textualmente (1999:14): a fuerza de querer privilegiar el “vivir juntos” propio de la polis, hemos dejado de lado el pólemos, es decir el antagonismo, y el conflicto-como ocurre en el caso de muchos autores contemporáneos que se inspiran en la tradición del republicanismo cívico- se pierde la posibilidad de aprehender la especificidad de la política democrática. Ya que para ella el objetivo de la política democrática no reside en relegar las emociones y pasiones a la vida privada o eliminarlas, sino ponerlas en escena de acuerdo con los dispositivos agonísticos que favorecen el respeto al pluralismo. Agonismo entendido como relación con el adversario y no antagonismo que es relación con el enemigo. Se precisa remarcar que los dispositivos agonísticos son todos aquellos elementos que permiten entender los comportamientos humanos relacionados con su entorno social y que, refieren a las tendencias que tenemos los humanos y humanas para planificar señales de marcaje, reconocimiento y pertenencia a un grupo. Desde el punto de vista de la psicología, se certifican las señales y significados que se construyen en los rituales de defensa del territorio, de reconocimiento y comportamiento de lucha, de selección y memoria que expresan los comportamientos humanos. Desde la etiología serian los comportamientos de los animales para la sobrevivencia en su medio natural. Ella es enfática al proponer que la vida política no puede prescindir del agonismo, pues atañe a la acción pública y a la formación de identidades colectivas, a la construcción de un “nosotros” en un contexto de diversidad y conflicto. Donde se favorece el enfrentamiento agonal que es a su vez condición de la existencia de las democracias, porque sin un “nosotros” y un “ellos” cómo se puede tener la posibilidad de escoger entre alternativas reales y la adhesión a principios éticopolíticos y construir consensos para formar una sociedad humana de convivencia. Más, un “ellos” y “nosotros”, no como enemigos, ¡cuidado! Ello nos lleva a criminalizar a multiplicar enfrentamientos en términos de identidades esencialistas o de valores morales no negociables. Como nos está pasando en México con los migrantes por ejemplo que se ven como peligro para la identidad nacional, con los jóvenes o todas aquellas personas, las mujeres, los ecologistas, que se presentan a la opinión pública como enemigos y no como adversarios, como sujetos que trastocan el orden y no como sujetos que buscan integrar otro orden social más incluyente y sostenible. La democracia es frágil, nunca algo definitivamente adquirido, algo una vez logrado, ya establecido por siempre, los acuerdos de justicia implementados en las instituciones democráticas son limitados. El consenso sobre los derechos humanos y los principios de igualdad y libertad son necesarios, pero debemos tener claro que las confrontaciones se dan sobre la interpretación de esos principios y es necesario escucharlas y ponderarlas. En palabras de Chantal Mouffe. (1999:19) Precisamente la confrontación sobre las diferentes significaciones que se han de atribuir a los principios democráticos y a las instituciones y las prácticas en las que se concreten es lo que constituye el eje central del combate político entre adversarios, en el que cada uno reconoce la imposibilidad de que el proceso agonístico llegue alguna vez a su fin; pues esto significaría reconocer que se han eliminado las relaciones de poder y agregamos se ha olvidado la historicidad de los conceptos y de la vida humana. Entendemos que la ciudadanía de la Modernidad clásico construida en el modelo liberal corresponde al ámbito de lo público identificado con los varones y excluyendo a las mujeres que se les coloca en el ámbito de lo privado. Primera y fundante exclusión sociopolítica. División del mundo femenino y masculino, que de acuerdo a Carole Paterman, citada por Chantal Mouffe ( 1999:117: cita 10) se ve el mundo femenino como privado, de la naturaleza, particularidad, diferenciación, desigualdad, emoción , amor, lazos de sangre y está puesto aparte del ámbito público universal, masculino, de la convención, igualdad civil, libertad, razón, acuerdo y contrato. Hacer referencia a ciudadanía, es entender que lleva implícita una propuesta de sujeto social, de individuo u agente social que la ejerza. Así es preciso tener análisis que busquen cómo encarnar la aspiración de igualdad entre personas que conlleva la democracia. En el Trabajo de Carole Paterman sobre el Contrato Sexual (1988) precisa que ciudadanía es una categoría patriarcal que como sabemos ha sido definida desde la Grecia como aquella que habla de ciudadano igual a los otros con identidad colectiva y acceso a la justicia. (en un mundo de esclavos, libertos y libres) Apelaban a un sentido de igualdad y superación de las diferencias de toda índole por la vía de los derechos y el veredicto del voto. La época ateniense entiende ciudadanía como las cualidades de un varón nacido de un padre ciudadano, que había estado ejerciendo su servicio militar , entre 18 y 20 años de edad, que podría asistir a las reuniones de la asamblea lo que le otorgaba derechos a ser usufructuados y participar de la justicia distributiva de dicha sociedad si cumplía con sus obligaciones. .En tiempos recientes, ante la caída del horizonte igualitario en que se presenta el Estado de Bienestar, ante las desigualdades de las sociedades modernas se vuelven a retomar estos ejes de acceso a la justicia e igualdad en las polémicas a favor de una democracia incluyente que trascienda el espacio electoral y se construya una ciudadanía completa o integral para usar el término actual y no fragmentaria y parcial como la tenemos hoy día. La globalización como sistema de articulaciones cuestiona la asociación que la Modernidad daba a Estado Nación-ciudadanía- democracia y remarca ahora que dicho trinomio no da cuenta de las interdependencia creadas. Autores como Thomas Janoski (1998) citados por Alberto J. Olvera ( 2008:14) define ciudadanía como la membrecía pasiva y/o activa de un individuo en un Estado- Nación con ciertos derechos y obligaciones en un dado nivel de igualdad. Se entiende dicha adscripción formal como nacionalidad. Por tanto podemos ver que dicho concepto antecede a ciudadanía como ejercicio de derechos, ahora resulta insuficiente la idea ente las migraciones masivas y los criterios para procesos de nacionalización o integracionistas se vuelven cada vez más sofisticados dando origen a ciudadanos de primera , segunda o tercera clase. Del trabajo de Ciudadanía y clase social (1998) del sociólogo ingles T. H. Marshall que Alberto J. Olvera (2008:20) comenta se tiene desde la versión original de 1950, rescatamos las dimensiones históricas que dicho autor clasifica desde el estudio de los derechos de ciudadanía de su país y que son: la civil, la política y la social. Interesante porque clasifica y argumenta que los derechos civiles protegen la seguridad del ciudadano y le permiten autonomía frente al Estado en cuanto consideran al sujeto competente y capaz de tomar decisiones y reconocer sus preferencias e intereses. Los derechos políticos hablan de la capacidad del ciudadano para elegir a sus representantes; los sociales garantizan las condiciones mínimas de dignidad y sobrevivencia para los miembros de la comunidad en base a la igualdad. Es decir presenta un sentido teórico para entender la aplicación de derechos. Aplicación pasiva de derechos cuando se refieren a aquellos que están contenidos en leyes. De educación, salud, por ejemplo. Y serán activos cuando la participación ciudadana exija operar en los asuntos públicos aquellos derechos que no forman parte del consenso social que da sustento a las leyes establecidas en ese momento y que por tanto presionan para el cambio democrático y la inclusión de nuevos derechos en las leyes. MUJERES Y CIUDADANÍA La visión de la democracia radical y plural de Chantal Mouffe que entiende la ciudadanía como un principio articulador, más que como una identidad política permite a los grupos de mujeres y feministas desmontar la separación público/privado y dar a estas personas un rol de agentes sociales que permite , nos dice (1999:120) una pluralidad de lealtades especificas y el respeto de la libertad individual. Construye la distinción público/privado ya no en esferas discretas y antagónicas sino a condiciones específicas de cada situación, en cada una de ellas hay un encuentro entre las dos esferas que tiene que restringirse por una comprensión especifica de los principios ético-políticos del régimen que provee la “gramática” de la conducta de los ciudadanos. Agrega, los deseos, las decisiones y opciones son privadas porque son responsabilidad de cada individuo, pero las realizaciones de tales deseos, decisiones y opciones son públicas. Coincidimos con ella cuando afirma que el feminismo es la lucha por la igualdad de las mujeres que pretende la realización de dicha igualdad dentro de la amplia gama de formas en que se construye la subordinación de las mujeres. Porque el feminismo como teoría política ha sido claro que la o el ciudadano no es un receptor pasivo de derechos específicos y que goza de la protección de la ley solamente como algo pertinente, sino que como principio articula diferentes posiciones subjetivas que les mantienen unidos por el reconocimiento de un conjunto de principios de igualdad y libertad que en común han construido. La ciudadanía de las mujeres está en construcción, en movimiento, en las prácticas sociales, en la concreción de derechos y en el des-aprendizaje y deconstrucción de ideas patriarcales que propicien las necesidades y obligaciones de constituirse en sujetas de derechos porque la ciudadanía es un proceso histórico, dialéctico, situado, de posiciones que pertenecen o exigen ser incluidas en una determinada comunidad política para contribuir a la vida pública mediante la participación . BIBLIOGRAFIA Avila, Betania (2006) Los sentidos del feminismo. Ponencia del Encuentro de Articulación de mujeres brasileñas- www.amb.org.br Beck, Ulrich (1998) La invención de lo político, hacia una teoría de la modernidad reflexiva. FCE de Argentina Chantal Mouffe (1999) El retorno de lo político en Paidós, Barcelona -------------------- (2003) la paradoja democrática, Gedisa. Barcelona -------------------(2007) En torno a lo político, FCE, Buenos Aires Lechner Norbert (2002) Las sombras del mañana: la dimensión subjetiva de la política. Edición LOM, Santiago de Chile Olvera Alberto J. (2008) Ciudadanía y democracia- Cuadernos de divulgación del Instituto Federal Electoral. México DF Varias autoras (2010) reivindicaciones feministas para una ciudadanía transformadora. Publicación de Hegoa y Universidad del país Vasco y ACSUR www.hegoa.ehu.es y www-acsur.org, www.nodo50.org