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1º de mayo: siguen hablando los trabajadores
1º de mayo: siguen hablando los trabajadores
Son los trabajadores y las trabajadoras, la tantas veces citada, denostada, trivializada y desaparecida "clase
obrera" (así se llamaban y eran hace 120 años). La diferencia entre pasado y futuro es y será que aparecen
nuevas cosas y que las viejas, que se mantienen, se llaman de otra manera: capitalismo/economía de mercado
Hace bastante tiempo que el 1º de Mayo es una fiesta. En 1885 una octavilla que se repartía en las ciudades industriales
de EE.UU. decía:
?Un día de rebelión, no de descanso. Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se
moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la
tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar de ocho horas de trabajo, ocho
horas de descanso y ocho horas para lo que nos dé la gana.?
En vísperas del 1º de Mayo de 1886 el Arbeiter Zeitung, periódico en lengua alemana de los anarquistas emigrantes en
EE.UU., dijo:
?¡Adelante con valor! El conflicto ha comenzado. Un ejército de trabajadores asalariados está desocupado. El
capitalismo esconde sus garras de tigre detrás de las murallas del orden. Obreros, que vuestra consigna sea: ¡No al
compromiso! ¡Cobardes, a la retaguardia! ¡Hombres, al frente!?
340.000 huelguistas consiguieron entonces que 1 millón de trabajadores norteamericanos vieran en fechas próximas
reducida su jornada sin reducir salario: proporción pequeña pero victoria sindical de una gran resonancia. Una ley
federal había instituido en 1868 la jornada de 8 horas para los trabajadores del Estado y, desde entonces, la reducción de
jornada laboral era una reivindicación dura para los patronos y por ello, en 1886 el clima era explosivo y en Milwaukee
una carga de fusilería de la policía cobró 9 muertos en una manifestación el 1 de mayo. En Chicago, en la plaza de
Haymarket, a las 7,30 de la tarde del 3 de mayo, quince mil trabajadores vieron cómo dos sindicalistas eran abatidos por
la policía y seis heridos morirían a las pocas horas. Las detenciones y procesamientos de los llamados ?mártires de
Chicago? (militantes de origen alemán todos ellos y algunos, además, judíos): Spies, Fielden, Necbe, Fischer, Schwab,
Lingg, Engel y Parson, los ocho acusados a la horca, sembrarán el campo del mito del 1º de mayo.
Dijo Spies a los jueces: ?Podéis sentenciarme, pero, al menos, que se sepa que en Illinois ocho hombres fueron
sentenciados a muerte por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la
justicia?.
Así eran las cosas hace 120 años. Así hablaban hace 120 años.
Aquí y ahora el 1º de Mayo es una fiesta. Pero hay que hablar en la fiesta.
Hay que hablar en la fiesta de cómo eran las cosas cuando no había fiesta y qué cosas ocurrieron para que hoy el 1º de
Mayo sea fiesta. De que en estos 120 años ha habido cambios importantes: derecho del trabajo. Estados Sociales con
escuela obligatoria; universitarios de extracción obrera; seguridad social y sistema sanitario público; sindicatos libres.
Hay que hablar de que estas reivindicaciones fueron sostenidas durante mucho tiempo por el movimiento obrero junto a
otras: voto universal o resistencia a conflictos armados. Por ello, gran parte de lo mejor de nuestra realidad ha venido de
esa riada humana que durante más de un siglo, cada primero de mayo ha pedido lo mismo: paz, derechos, igualdad.
Son los trabajadores y las trabajadoras, la tantas veces citada, denostada, trivializada y desaparecida ?clase obrera? (así
se llamaban y eran hace 120 años). La diferencia entre pasado y futuro es y será que aparecen nuevas cosas y que las
viejas, que se mantienen, se llaman de otra manera: capitalismo/economía de mercado; poder empresarial/capacidad
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1º de mayo: siguen hablando los trabajadores
organizativa de la empresa; masas obreras sindicalizadas/agentes sociales; lucha de clases/conflicto de intereses
legítimo, etc. Pero hay cosas nuevas (contrato colectivo, seguridad social, indemnización por despido) que se deben a
las luchas y que son las que han permitido que las viejas cosas se llamen de otra manera, y que el ?capitalismo que
esconde sus garras de tigre detrás de las murallas del orden? se haya convertido en ?economía social de mercado?.
Hay que hablar en la fiesta de este 1º de Mayo de cómo queremos que sean las cosas mañana y pasado mañana.
Mañana: un nuevo derecho social, un nuevo pilar del Welfare: atención a las personas en situación de dependencia.
Mañana: igualdad real de trato en el empleo entre hombres y mujeres. Mañana y pasado mañana: que se deje de
maltratar a la riqueza del país, al llamado capital humano, que es la antigua ?clase obrera? y que es la primera riqueza de
la sociedad y que reclama educación, cualificación permanente para adaptarse a los mercados, a la tecnología, a las
oportunidades económicas y sociales, herramientas que mejoren realmente productividad y competitividad ?los dos más
graves riesgos para nuestro bienestar futuro-, como innovación empresarial, tecnología, investigación ...
Esto demandan aquí y ahora los epígonos de los huelguistas de Milwaukee, de los que fueron a la plaza de Haymarket y
fueron tiroteados por la policía. Hoy, aquí, los policías y los guardias civiles que reclaman sus derechos están con
nosotros, con sus sindicatos y asociaciones, fraternalmente. Otra nueva cosa. Hoy se fragua, para el otoño en Viena, la
creación de una gran Internacional Sindical que agrupe las existentes e incorpore a la gran mayoría de sindicatos
democráticos del planeta, en un impulso de unidad y de lucha.
La Paz, este 1º de Mayo se demanda y se celebra. Se demanda como un orden justo para el planeta y se celebra aquí,
cuando los terroristas han sido rendidos por la unidad de los partidos democráticos y por la dura resistencia de la
sociedad a plegarse a sus pretensiones. La paz reivindicada será posible si se amplían pacíficamente las reglas de juego
de la democracia más consistentes y sólidas: igualdad, respeto y tolerancia (pero sin ceder a los fundamentalismos, que
reclaman construcciones de la convivencia basadas en ?petición de principio?) y verificación de los resultados para las
personas de los distintos modelos de convivencia.
El empleo de calidad no sólo es la base de los derechos sociales, es la base de la distribución y multiplicación de la
riqueza, porque es la base del progreso económico, de la mencionada productividad y tan necesaria competitividad. Es
la base de la supervivencia de las democracias occidentales.
Y la igualdad es la expansión de los derechos a todos y todas. También a los de fuera y a los que aún no han asomado al
horizonte, a los del futuro. Esta voluntad no debe permitir que la explotación sea una ventaja competitiva ni que la
democracia sea el sobre coste con el que se sostienen, todavía, los esclavistas con Estado y sin Estado. Globalizar
derechos es globalizar seguridad y estabilidad.
De todo esto se habla ahora en las plazas del mundo el 1º de Mayo por esta gente que sale con sus banderas, algunas
más que centenarias y que recuerdan a los mártires de Chicago.
Madrid, 1 de Mayo de 2006
José Mª Fidalgo Velilla
Secretario General de CC.OO.
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