Cabañales y cabañas pasiegas en Campoo

Anuncio
1
Cuadernos de Campoo
Época II. Año IV. Número 8. Enero 2011
Cuadernos de Campoo es una publicación de la
Casa de Cultura “Sánchez Díaz”
Equipo asesor:
Jesús Allende Valcuende
Manuel García Alonso
Javier González Díez
Daniel Guerra de Viana (Coordinador)
Joaquín Gutiérrez Osés
Mª Elena Marchena Ruiz
Encarnación-Niceas Martínez Ruiz
Fotografía de cubierta:
Jorge Fernández Bolado
Redacción y administración:
Casa de Cultura “Sánchez Díaz”
39200 REINOSA (Cantabria)
Diseño y maquetación:
Jesús Allende Valcuende
Correo electrónico:
[email protected]
Edita:
Excmo. Ayuntamiento de Reinosa
Imprime:
Gráficas Quinzaños
ISSN: 1136-9639
D. L.: SA-670-2009
Edición patrocinada por Miguel Aja Fernández
2
5
Manuel García Alonso
29
Agustín Rodríguez Fernández
75
Carmelo Fernández Ibáñez
99
EL ARTISTA Y SU OBRA
109
ESPACIOS INTANGIBLES
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Campoo en la Edad Moderna:
el marco administrativo y los órganos de gobierno
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA
HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
JOSÉ LUIS VICARIO
LA BARCENILLA
3
4
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS
EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Fotografías:
Manuel García Alonso
P
uede resultar sorprendente pero en Campoo,
en Reinosa mismo, existen cabañas que responden al tipo pasiego más acendrado. Los
efectos de la emigración pasiega trasladaron el modelo de ocupación y explotación ganadera a lugares realmente muy fuera de su área compacta y
más propia, los Montes de Pas. Así, encontramos
fincas cerradas con cabañas pasiegas en las inmediaciones de Laredo, de Torrelavega y Corrales de
Buelna (El Dobra), y también en Campoo como vamos a ver.
1. Los orígenes históricos de la presencia
pasiega en la Merindad de Campoo
1
Lo que se puede
consultar en GARCÍA
GUINEA, M. A. 1979: El
Románico en Santander,
tomo I, p. 68, Santander;
y en GÓMEZ MORENO,
M. 1971: Anales Castellanos, pp. 10 y 11,
Madrid.
A partir del siglo IX se produjo, ya afirmada
la colonización de los valles cantábricos, con las
excepciones de los cursos más altos del Miera, del
Pas y del Saja, la repoblación al sur de la cordillera.
Para apreciarla baste recordar el famoso Fuero de
Brañosera o las referencias de los Anales Castellanos1. Este fenómeno no dejará de ampliarse hacia
el valle del Duero, y dichas áreas pronto alcanzarán un gran dinamismo socioeconómico y político,
muy superior al foco originario cantábrico, lo que
se confirmará finalmente con el traslado de la corte real al sur y la creación de un eje económico y
cultural sobre la antigua vía romana de Astúrica a
Burdigala, el conocido Camino Francés a Campostela. Cristaliza entonces una sociedad más jerarquizada y diferenciada cuya base son los señoríos,
eclesiásticos y laicos. Este sistema socioeconómico
no dejará de crecer hasta el siglo XIV, y con él el
auge de la actividad pastoril de montaña, realizada
ahora, predominantemente, por pastores de los numerosos rebaños señoriales que accedían de diversas formas a los pastizales comunales de las juris6
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
dicciones norteñas, a la vez que se daba una cierta
expansión de las tierras de cultivo precisamente en
virtud de un dinamismo que alcanza también a la
población aldeana.
El privilegio, atribuido a Sancho II, concedido
al obispado de Burgos en el año 10682 nos da a
conocer la situación de los espacios pastoriles entre
los ríos Deva y Cadagua por entonces. Nos indica
expresamente el aprovechamiento extensivo de los
pastos mediante pastores y cabañas. Nos habla, por
ceñirnos a la zona de nuestro interés, de «pascuis»
en Espinosa de los Monteros —Montes de Pas— , y
en Luena y la Virga, estos últimos ya en Campoo.
Por lo tanto ahí estarán, en los siglos XI y XII,
los pastizales, brenas o brañas, del aprovechamiento pastoril medieval en la zona, y que alcanzarán,
aunque recesivamente, a la actualidad
En la Baja Edad Media apreciamos los comienzos de la colonización de aquellas zonas marginales desiertas que han quedado a espaldas del avance repoblador inicial. Se realizará durante los siglos
XIII a XVI tras una concienzuda labor de tala y
roza. El Libro Becerro de las Behetrías de Castilla3 puede ser utilizado para conocer el fenómeno
a mediados del siglo XIV. Sólo los Montes de Pas
permanecerán aún un tiempo sin poblar de manera
estable.
En general ahora se concretará la organización
del terrazgo a partir de las comunidades aldeanas
situadas en los fondos de los valles, en donde tiene
un gran peso el sistema concejil comunalista. En los
rebordes montañosos de los mismos, que se configuran en este momento con claridad como otras
tantas jurisdicciones, se mantiene una importante
cabaña ganadera en régimen de aprovechamiento
comunal aldeano en convivencia con los derechos
señoriales. Esto sucederá también en Campoo y
7
2
El documento de
1068 señala que los
pastores de los rebaños
episcopales»... habeant
plenariam licentiam de
pascere et de stare et
tenere suas capannas
per omnes meos montes
de Auca et... et de Isieto
et in pastis de Iurga et
de Campo et de Spinosa
de Castella Vetula et
in Karrança et usque
Somrostro et in omnibus
montibus de Trasmera
et in illis de Karrieto
et de Val de Toranço,
et in illis montibus de
Fluena, sive in totos illos
montes de Asturiis et de
Capeçon et de Apleca»,
en SERRANO, L. 1935: El
obispado de Burgos y la
Castilla primitiva, desde
el siglo V al XIII, tomo
III, pp. 31 y 32, Madrid.
3
En MARTÍNEZ DÍEZ,
G. 1981: Libro Becerro
de Behetrías. Texto
y Estudio Crítico, 3
vols., León. Campoo se
percibe ya por entonces
como un espacio intensamente poblado, pero
no así los Montes de
Pas, pues Soba y Ruesga
aparecen con menciones
globalizadoras y Luena,
como pertenencia de
Toranzo, alcanza sólo a
San Miguel y San Andrés de Luena. En medio
las «montañas bravas y
desiertas» del privilegio
enriqueño de 1396.
Son numerosas las ordenanzas concejiles de
la región ya publicadas,
pero a título de muestra
citaremos algunas en
la zona que nos ocupa:
GONZÁLEZ ECHEGARAY,
M. C. 1974: Toranzo.
Datos para la historia y
etnografía de un valle
montañés, pp. 337 a
342, Santander, AZCUÉNAGA VIERNA, J. 1984:
Ordenanzas del lugar de
Santiurde (21 de Junio de
1825), en Anales del I.
de E. A. vol. VI, pp. 273
a 312, Santander; RUIZ
FERNÁNDEZ, C. 1982:
Ordenanzas del Concejo
de Camesa, en Publ.
Del I. de E. y F. «Hoyos
Sáinz», vol. X, pp. 243
a 257, Santander, o
GARCÍA ALONSO, M.
2001: Aguayo y los
Aguayos. La creación
del paisaje en la divisoria cantábrica, pp.
225 a 234, Santander.
4
Un estudio y descripción pormenorizada y
extensa de todos los
paisajes ganaderos tradicionales cantábricos,
desarrollados a partir
de los manejos diferentes del ganado, puede
encontrarse en GARCÍA
ALONSO, M. 2001:
Tiempos y espacios de la
trashumancia cantábrica, en Guazo Calderón,
M.: El cordel de las merinas. Por la huellas de
las cañadas, Santander.
5
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
será mantenido en todo el ámbito cantábrico, excepto como veremos en Pas, hasta finales del XIX
o pleno siglo XX, dependiendo de zonas.
Casi todos los concejos dispondrán, o se proveerán por entonces, de pastos para mantener su
ganado, y por lo tanto, de sus propios seles para
recogerlo con pastores, como prueban muchas de
las viejas ordenanzas de los concejos4. El pastoreo,
comunal y extensivo en las brañas, se integraba en
el ritmo anual de los trabajos agrícolas. La agrupación vecinal, la aldea, a veces el barrio, era el
centro del sistema y se componía de las casas o
lugares de habitación, las cuadras y pajares, y los
huertos cercados no lejos de las casas. Alrededor
se disponían, según la topografía y la calidad del
terrazgo —se preferían las tierras saneadas, soleadas
y de suelo ligero asequible al arado tradicional— las
mieses cercadas en común, en donde se encontraban las tierras del pan. Junto a ellas otras tierras
de sembradío, o llosas, cercadas privadamente. El
amplio ruedo circundante lo conformaban las praderías segaderas, muchas veces comunales, como el
prao-concejo o el prao-toro, o divididas en suertes.
Más alejados quedaban los pastizales comunales en
que se encontraban las brañas y los seles.
Esta ocupación del espacio originaba un paisaje
muy característico que derivaba del propio uso y
manejo de los terrazgos y los animales5. Durante el
verano, con la mayor parte de los animales en las
brañas, se prestaba toda la atención a la recogida de
las cosechas, de cereal y heno, a las tierras de labor
y suertes segaderas, hasta la entrada del otoño. En
el invierno el ganado se encuadraba y se aprovechaba el heno de los pajares. Con la llegada de la
primavera el ganado se preparaba para la partida a
los pastizales contratándose, por concejos o barrios,
los pastores. De Marzo a Mayo los animales subían,
con pastores y perros, a través de las brañas, hasta
alcanzar los seles propios en los puertos comunales.
Allí los pastores disponían de chozos —chuzos en
Pas— o cabañas para su resguardo que habían de
ser reparadas tras los fuertes temporales del crudo invierno. San Miguel de septiembre señalaba el
fin de la estancia en aquellas alturas y el inicio del
descenso de nuevo a la aldea para aprovechar la
derrota de las mieses y sacar la ganancia del año
en las ferias anuales del tardío, vendiendo algunos
animales, sobre todo las crías. Este ritmo o ciclo aldeano se repetía por igual en las aldeas campurrianas o en las aldeas espinosiegas, pues los espacios
montuosos de Pas, hasta el siglo XVI «montañas
bravas y desiertas», eran las pastizas comunales de
la villa y aldeas de Espinosa de los Monteros por el
conocido como Privilegio de los Herbajes de 13966,
a donde accedían sus pastores y ganados de la misma manera que a los puertos de Campoo el ganado
campurriano.
La tradición pastoril antigua es pues la misma para Pas y para Campoo, también el modelo
constructivo, el chozo de pastor destinado a hogar
y catre, así será al menos hasta la aparición y cristalización del modelo básico de cabaña pasiega de
dos plantas en el siglo XVIII. En las brañas de Campoo, al igual que en las brenas pasiegas, se situaban
los seles con su cabaña de planta rectangular. Los
mismos pastores las construían de piedra y madera
del lugar. En Campoo podemos encontrar alguna
diferencia constructiva, escasa, en la cubierta sobre banzo, con céspedes, o de planta ligeramente
trapezoide con portal abierto, esta más bien propia
de Campoo de Suso. En el resto del valle de Campoo, así como en el de Aguayo, las cabañas son de
planta y estructura similar en todo a las de Pas de
los primeros siglos de la Edad Moderna, aunque en
8
9
El rey castellano Enrique III concedió en
dicho año a los vecinos
de Espinosa, y a los
monteros de la guardia
real especialmente, este
privilegio por el cual
pueden apacentar sus
rebaños en un territorio
amplísimo que iba desde
la Matanela (Luena) hasta Ruhermosa (Rasines),
alcanzando por el norte
hasta Pisueña (Selaya) y
Bustablado (Arredondo).
El privilegio fue sucesivamente confirmado por
los distintos reyes de
Castilla hasta Felipe V.
6
Sobre las cabañas
campurrianas ver ALTUNA, P. 2000: Las cabañas campurrianas, en
Cuadernos de Campoo
22, pp. 15 y 16., Reinosa,
y GARCÍA ALONSO, M.
2000: Sobre el pastoreo
en la Merindad de Campoo. Algunas evidencias
de la arqueología del
paisaje, en Cuadernos
de Campoo 22, pp. 4 a
14, Reinosa.
7
Con más extensión se
estudian los seles y chozos de aquellos primeros
momentos en GARCÍA
ALONSO, M. 2006: Los
seles de los Montes de
Pas. Evidencias materiales de los comienzos
de la ocupación en las
montañas pasiegas, en
Sautuola XII, pp. 473506, Santander.
8
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
cubiertas puedan llevar teja además de cespedones
y lastras7.
Esta similitud se mantendrá con Pas, incluso
cuando en la zona pasiega más propia se impondrá en los siglos XVII y primera mitad del XVIII el
pastoreo privado, formándose auténticos poblados
de verano en los seles, como se aprecia en Castromorca (Espinosa de los Monteros); sólo desaparecerá cuando, como se ha dicho, la cabaña pasiega
con cerrada se extienda a partir de entonces8. La
confluencia arquitectónica entre las construcciones
pastoriles derivadas del chozo rectangular de las dos
áreas es evidente, aunque en Campoo hayan llegado testimonios vividos hasta hace dos generaciones
y en Pas esto se pierda en el olvido y sólo queden
ruinas dignas, quizá, de estudios arqueológicos. De
todas formas consideramos necesario señalar que es
posible sostener una relativa falta de homogeneidad
inicial, en la Edad Media, en los sistemas constructivos, lo que encajaría bien con momentos de experimentación y consolidación del sistema pastoril y,
por ende, de las edificaciones.
Tras la cristalización del modelo básico de cabaña pasiega, con dos plantas —cuadra y payo— vinculado a un régimen ganadero intensivo, asimilable además a un aprovechamiento trashumante en
altitud mediante una muda con semiestabulación
del ganado, practicado sobre parcela privada cerrada «en anillo», será a partir del siglo XVIII cuando
la divergencia entre Campoo y Montes de Pas resultará evidente. Esto contribuirá también a incrementar la construcción mental identitaria, por exclusión mutua, entre pasiegos y campurrianos. Pero
a partir de entonces el éxito económico, comercial
principalmente, del sistema ganadero experimentado y puesto en práctica en Pas explicará un largo
proceso, que alcanzará hasta el siglo XX, de «pasie-
guización» de los territorios colindantes, con continuas ocupaciones de comunales en los términos
aldeanos ajenos, muchas veces con la colaboración
de personas de dichas aldeas para las cuales resultan aparceros o renteros muy útiles y productivos.
En el caso de la antigua Merindad de Campoo se
trataba de continuar el proceso de densificación de
la pratificación de iniciativa privada hacia su ruedo
externo. Así, en la segunda mitad del siglo XIX el
proceso alcanzaba ya gran parte de los comunales
altos del valle de Luena y las cabeceras de Virtus
(Valdebezana) y Ahedo de las Pueblas (Valdeporres)
y, poco después, rebasaría los altos del puerto del
Escudo hacia Corconte (Campoo de Yuso). En este
caso conviene no perder de vista que, en los sistemas pastoriles anteriores, Valdeporres, Valdebezana, Santa Gadea y Campoo de Yuso establecieron
por sucesivos convenios con el Valle de Toranzo derechos de aprovechamiento en los amplios pastizales de verano de La Virga. Es decir que la tendencia
de expandirse hacia dichas zonas estaba precedida
por viejos convenios principalmente sostenidos con
Toranzo, jurisdicción en que debe incluirse Luena9.
Un grupo relativamente uniforme, y en relación
con esta expansión en los siglos XIX y primera mitad del XX de la que estamos ahora hablando, es el
de la cuenca de Seldehondón y el monte de La Zarzosa, en Valdeporres. En concreto podemos destacar
las cabañas de Seldehondón como muy expresivas;
una de ellas tiene un cabrio forastero para el breve volante y la sobrepuerta de roble en el vano de
acceso al payo, elemento este ajeno a la tradición
más propia de Pas, donde la sobrepuerta siempre
es de piedra al exterior. Estos edificios se techan
ya con teja curva. El otro grupo, con orígenes más
recientes como vamos a ver, es del Escudo y Corea
en Corconte, ya en Campoo.
10
11
Un estudio a fondo
sobre la cabaña pasiega,
sus orígenes y los procesos de la colonización
pasiega se encuentra
en GARCÍA ALONSO,
M. 1997: La cabaña
pasiega. Origen y evolución arquitectónica.
Santander.
9
La fase de recesión
económica que representa la Guerra Civil y
la posguerra favoreció
una continuidad en la
ocupación de los comunales, a lo que se habrán
de añadir en Campoo
específicamente los
repartos y ventas de
parcelas de comunales
ante la ocupación por
el agua del Embalse del
Ebro de las parcelas del
fondo del valle. Por otro
lado el elevado índice
de natalidad y la falta
de expectativas en otros
sectores hizo que la
población presionase
nuevamente sobre el
espacio. Realmente
el periodo autárquico
fue algo más que una
tendencia, y provocó
el retraso de una crisis
anunciada, la definitiva,
en los modos de vida
campesinos tradicionales. Fueron los
estertores del mundo
tradicional campesino y
en estas tierras supone
los últimos latidos de la
expansión de los modo
de vida tradicionales.
10
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
2. Los cabañales pasiegos en el valle de
Campoo
embargo, la cada vez más notoria especialización
en el vacuno holandés, la pinta, determinará la
adecuación de los espacios internos a esta explotación. Es lo que sucede por entonces en la localidad
de Corconte.
En la Sierra del Escudo y en su pertenencia a
Campo de Yuso, se encuentran los tres cabañales
—o agrupación de cabañas y fincas— corcontinos
de morfología pasieguizante más evidentes, los de
Corea, El Escudo y La Venta. Todos son cabañales
de altura, de breniza, situados en orientación dominante al mediodía, sobre suelos pobres pero húmedos, lamiciegos, lo que les hace apropiados para
el aprovechamiento estacional de verano.
El cabañal de Corea se encuentra sobre la localidad en la cota media de 1 050 m situado en
suave ladera orientada al sureste y se comunica
actualmente por una pista rural con Corconte.
Está compuesto por tres cabañas y sus correspondientes fincas, las primeras a las cabeceras de las
Resulta extraño al proceso de ocupación pasiego la colonización de tierras meridionales por varias razones, la principal porque desde las alturas
se buscan áreas de fondo de valle para invernar,
y porque el nicho ecológico varía, provocando la
ausencia de pastos de invierno, por los fríos, y de
verano por el exceso de exposición al sol en los
fondos de los valles, al tiempo que se alarga, haciéndola poco operativa, la ruta de trashumancia
altitudinal.
Conocemos la evolución de la agricultura española durante la Guerra Civil y el periodo franquista. El cambio de orientación económica a finales de
los cincuenta del siglo pasado va a ser fundamental para comprender la crisis del sistema ganadero,
pasiego o campurriano, a partir de los años sesenta10. Estamos realmente ante un momento bisagra
entre la prolongación de los sistemas tradicionales,
así como la ampliación de los espacios productivos
durante el periodo de autarquía de la posguerra,
y la crisis y abandono del agro que acompaña los
comienzos de la modernidad con el desarrollismo.
Habitantes de Campoo, de Pas, así como de la
montaña burgalesa, realizarán hasta la década de
los sesenta de dicho siglo una continua roza del
comunal, ya con pocas o nulas resistencias, para
la obtención de cierros o praderías artificiales cercadas. En las zonas pasiegas o pasieguizadas, en
los Montes de Pas en un sentido amplio, estos cierros llevarán aparejada la construcción de cabaña.
Junto al prado, o más bien en él, se levantará la
cabaña que, en gran medida, reproducirá el modelo tradicional pasiego, aunque sus constructores y propietarios no sean todos de ese origen. Sin
12
13
Corconte visto desde la
pista que sube a Corea.
Una aldea campurriana
en los límites de la
expansión pasiega.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Cabaña de abajo en
Corea. Son visibles las
pasaderas volantes y el
bocarón cegado.
Cabañal de Corea, en
Corconte. Se observa la
disposición y el tipo de
fincas y cabañas.
segundas, así como sus paredes, entradas y salidas. Todas son cabañas de tipo pasiego, con planta
rectangular, de piedra mampuesta de cierta calidad, auténtico sillarejo, techumbre a dos aguas
vertientes a laterales, con enrabaderos por alero, pero son edificios de gran tamaño en planta
y alzados, bocarones para descargar los carros y
cubiertas originariamente de teja con piedra para
sujetar aleros.
La cabaña mas baja ya tiene reparaciones del
tejado con «uralita», fachada con puerta a la cuadra y un ventano superior, así como un bocarón
en fachada lateral y otro en la trasera cegados con
tabique de ladrillo. La cabaña central es de sillarejo, está arruinada, con la cubierta caída, pero con
muestras de la presencia de lastras en él, con fachada principal simétrica de puerta a la cuadra y dos
ventanas superiores, con un solo cabrio forastero,
y aneja como añadido un portalón o colgadizo de
gran portón de entrada y cubierto de teja. La labor
14
de cantería en los esquinales, con almohadillados,
muestra una obra más reciente, así como el hecho
de llevar una sobrepuerta de madera imbricada en
el esquinal originario, además de ser ajena a la
tradición pasiega, confirma su mayor modernidad.
La tercera cabaña se encuentra en la finca más alta
del cabañal, se halla en su corraliza, también es de
sillarejo y tiene un bocarón cegado de ladrillo en el
lateral de la finca, además de dos cabrios forasteros
en fachada de accesos, muy simétrica con puerta
al pajar y dos ventanas superiores, y la fecha de
obra inscrita en la sobrepuerta: 1953. Las paredes
Cabaña del medio en
Corea. Podemos ver la
fachada principal con el
colgadizo añadido.
15
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Cabaña de arriba en
Corea. Se aprecia el
bocarón cegado.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
la cabaña de arriba a mediados del siglo XX y está
hecho «a la pasiega», tanto cabañas como fincas y
paredes. Sin embargo la presencia de bocarones,
que hace innecesarios e inexistentes las escaleras
y patines exteriores propiamente pasiegos, habla
de una forma de recoger la hierba, a granel, más
bien propia de Campoo.
El cabañal de El Escudo es similar y parejo al
de Corea. Se halla en la cota media de 1 020 m y
en suave ladera hacia el suroeste, hacia el núcleo
de Corconte. Se compone también de tres cabañas
con sus fincas y servidumbres. La primera, al noroeste y próxima a Corea, es una cabaña grande,
de enrabaderos de losa y techumbre de teja, con
vanos y esquinales con tirada y puerta centrada a
la cuadra, ahora cegada. Es muy parecida a las cabañas de Corea y en la actualidad está en ruinas,
sobre todo el muro largo norte. La cabaña central
está reformada recientemente y tiene tejado de teja
industrial moderna. Tiene un colgadizo o portalón
al norte y un bocarón en muro largo sur. La tercera
cabaña, al sureste y cercana ya al cabañal de La
Venta es una gran casa-cabaña cuya parte habitable sobresale en planta, reformada, con bocarón en
Cabaña de arriba en
Corea. Se encuentra con
su corraliza a la cabecera
de la finca.
Pared a la manera pasiega en el cabañal de
Corea.
En estas cabañas se
observan bocarones para
descargar la hierba en
el pajar.
En primer témino el cabañal de El Escudo y en
segundo el de Corea.
de la cerca, todas, son paredes armadas con un
solo paramento en seco, es decir pared pasiega y
muestran la existencia previa de una portillera a
la pasiega, con pies derechos de piedra.
La presencia de un mismo planteamiento en
las edificaciones, tanto en cantería como en vanos,
con detalles idénticos en la cantería, como las dos
piedras pasaderas en piso alto lateral oeste, nos
sitúan ante obras contemporáneas realizadas posiblemente por las mismas manos. Por todo ello podemos decir que el cabañal de Corea se fecha por
16
En la cabaña de arriba de
Corea se advierte, en el
cierre de pared la existencia de una portillera a
la pasiega hoy cegada.
17
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
En esta cabaña de El Escudo se puede observar
el bocarón y el almohadillado del vano y del
esquinal de la cantería.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
muro largo norte. Los vanos y esquinales llevan
un almohadillado pintoresquista. En el cabañal,
en Las Antenas, hay un edificio de sillería que no
tiene nada que ver con las cabañas ganaderas, una
especie de refugio de montaña con esta misma labra. Paredes y cerradas son también a la manera
pasiega. Como vemos es un cabañal de tres cabañas relativamente recientes, de mediados del siglo
XX también, de morfología pasieguizante, que se
encuentra casi sin solución de continuidad con el
de La Venta, regatada por medio, que sólo tiene
una cabaña.
Cabaña en ruina en el
cabañal de El Escudo.
Son apreciables su
volumetría y reparto de
vanos.
La cabaña de La Venta se encuentra en medio
de la finca, en un reparto de comunales con paredes rectilíneas a la pasiega, pero sin cabañas con
la excepción de la aludida y sobre la cota media de
980 m. Se trata únicamente de cierros en una pradería orientada al oeste. Estamos hablando también de una obra de mediado el siglo XX similar
a las anteriores, con bocarón para meter la hierba.
Más abajo, ya en el aro próximo a la localidad
de Corconte, nos encontramos una casa-cabaña
con su finca cerrada por la trasera. Es un edificio
de buen tamaño, de mampostería con las piedras
pasaderas sin cortar al exterior, de dos plantas
con fachada en muro corto oriental perpendicular
al cumbre del tejado, con pequeño volante de
cabrios forasteros, puertas a la cuadra y a la casa
desviadas del eje central y con escalera exterior
frontal entre pretiles. Lleva dos ventanas de la casa
en el muro meridional. Se la añadió un colgadizo
o portalón al muro norte con amplio portón. Tiene
un acceso exterior trasero, desde la finca, a este
Cabaña central de El
Escudo, una edificación
reformada.
18
19
Cabañal de La Venta. La
rectitud de las cercas
nos habla de repartos
de los comunales del
Escudo pertenecientes a
Corconte.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Casa-cabaña en Corconte, en los aledaños del
núcleo.
11
GARCÍA ALONSO, M.
1999: Análisis zonal del
patrimonio etnográfico:
la cabaña pasiega y la
arquitectura del contacto, en Publ. del I. de E. y
F. «Hoyos Sáinz» XIV, pp.
63 a 128, Santander.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
3. Una cabaña pasiega en Reinosa
portalón mediante prolongación del mismo. La
casa recuerda mucho a tipos similares de cabañas
recientes existentes en Sotoscueva y Espinosa de
los Monteros (Burgos).
Como se ve, al no ser una ocupación propiamente pasiega al modelo de cabaña se incorporan elementos impropios. La teja curva, con notable éxito, sustituye a las cubiertas de losas. Por
supuesto con colocación de hileras de piedras o
lastras para evitar el corrimiento de este material
ligero por el viento. Y, muy significativamente,
aparece el bocarón para meter la hierba henificada
en el pajar de la planta superior, siguiendo en esto
la tradición local campurriana que hace la carga
a granel e incluso en carro. Como la muda no es
propia de muchas de estas gentes, en la práctica su
función se ve reducida a invernal para el ganado,
pese al origen evidente en el modelo cabañero de
los Montes de Pas. Estamos ante lo que hemos denominado «arquitectura del contacto», fruto de las
influencias del sistema ganadero y constructivo
pasiego en los valles y tierras del contorno11.
20
Pero sin duda lo más llamativo es la presencia
en los alrededores de Reinosa de una cabaña pasiega incluso más prototípica que las reconocidas
en Corconte.
A las afueras de la localidad, actualmente
junto a la circunvalación norte a la altura del
barrio de Las Eras, encontramos una cabaña
vividora pasiega, la de Eladio el Lechero, como
era conocido en la villa y contornada D. Eladio
Ruiz Escudero12. El promotor de la obra fue este
ganadero pasiego, natural del barrio de La Sota de
San Pedro del Romeral, que instaló una vaquería
en Reinosa en los años veinte del siglo anterior,
en los momentos en que se producía el incremento
del mercado ganadero, con grandes ferias por todo
el país, y una emigración a las villas y ciudades
con el consiguiente crecimiento de la población
urbana en la cual estaban haciendo mella los
21
12
D. Eladio Ruiz Escudero, Eladio el Lechero,
nació en 1889 en la
finca de La Gamuniza
del barrio romeralo de
La Sota. Era el quinto
hijo de una familia numerosa de siete. Perdió
cuando niño a su padre,
D. Esteban Ruiz y la madre quedó con los hijos
a cargo, todos emigraron. Con familia dedicada a la ganadería y al
comercio en Valladolid
y Toro, Eladio comenzó
a ganarse la vida abasteciendo y reponiendo
ganado para sus fami-
La cuadra de Eladio el
Lechero en Reinosa.
Una cabaña vividora
trasladada al corazón de
Campoo.
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
en la estación de Reinosa. Es aquí donde se
establecerá finalmente
en 1920, con cuatro vacas traídas de su tierra
«al debe»,casándose en
1922 con Dª Crescendia
Ruiz Fernández, natural como él de la villa
pasiega, comprando
fincas, haciendo cuadras
y abriendo un despacho
de leche en la Avenida
de Carlos III de la localidad campurriana, todo
a lo largo de una vida de
trabajos y negocios que
dejaron huella en Reinosa de hombre emprendedor, trabajador y buen
vecino. Es un magnífico
testimonio de la gran
emigración pasiega de
aquél momento, cuya
historia aún está por
hacer.
13
El ambiente en la villa
de Reinosa en aquellos
tiempos resulta paradigmático, son las grandes
ferias ganaderas de San
Sebastián y San Mateo,
cuando los tratantes
montañeses acudían
en busca de novillos y
vacas de pareja para el
carro y los castellanos,
aragoneses y murcianos
lo hacían para conseguir
el mular para el tiro y el
acarreo. Reinosa crece
y recibe un goteo de
campesinos que buscan
en la industria local
un modo diferente de
ganarse la vida, en la
Naval, en la Vidriera, en
las diversas harineras,
en las queserías, en la
arriería o en el comercio
de la villa, cada vez más
pujantes. Existió una
primera vaquería, la de
Errazti, y cuando cerró
modos higienistas, consecuencia de los avances
en la medicina, que insistían en el consumo de
leche y derivados13. Esta coyuntura francamente
favorable fue aprovechada por los ganaderos
pasiegos, buenos conocedores de los mercados,
para, apreciando su rentabilidad, instalarse en
los entornos urbanos de casi toda España. D.
Eladio fue uno de ellos, trajo las primeras vacas
en 1920, compró fincas en Reinosa y, siguiendo la
costumbre de su tierra de procedencia, construyó
más tarde en este lugar de La Ventilla cuadra o
vaquería como si de una cabaña pasiega al uso se
tratara. La idea originaria de D. Eladio fue llevada
a efecto en torno a 1941 por el maestro de obra de
Bolmir D. Crisóstomo Munua.
El edificio es de amplias proporciones, en los
volúmenes y en las alturas, con cubierta de lastras
en un principio, hoy de teja, de un cuerpo central
y sendos colgadizos para ampliar la estabulación,
uno a cada lado. El cuerpo central es grande y de
planta rectangular, con dos postes o puntales interiores a lo largo, y una cubierta de amplia aguada que exige tercias para sostener el encabriado.
Dispone su fachada y accesos por el muro corto
perpendicular a la cumbrera, entre muros cortavientos de buena sillería de arenisca con mensulones a media altura para cerrar y contener la
balconada de hierro a modo de solana a la que se
accede por escalera exterior lateral que sube a un
patín central, esto todo de hormigón. Se cubre la
fachada con un amplio volante de tres cabrios forasteros que apoyan en soleras corridas de madera,
rematando al frente en enrabadero de losa a modo
de moldura. En la primera planta de fachada se
reparten la puerta a la cuadra y dos ventanas horizontales, en la planta alta los mismo vanos pero de
ventanas verticales amplias, muy simétrico y ra22
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
se instaló nuestro Ruiz
Escudero como proveedor de leche fresca. Una
muestra de esta frenética actividad se puede
ver en SÁIZ VIADERO, J.
R. 2002: Reinosa: algunos cambios producidos
en los últimos tiempos
del siglo XIX y el primer
tercio del siglo XX, en
Cuadernos de Campoo
30, pp. 4 a 9, Reinosa;
en SÁNCHEZ GÓMEZ,
M. A. 2002: Reinosa, los
prolegómenos de una
ciudad, en Cuadernos de
Campoo 30, pp. 20 a 26,
Reinosa; o en CASADO
CIMIANO, P. 1999: Las
queserías de Reinosa,
avanzadas y líderes en
una época (1880-1910),
en Cuadernos de Campoo 15, pp. 31 a 34,
Reinosa.
Se pueden apreciar los
rasgos pasieguizantes
que muestra la construcción. Dos plantas,
fachada en muro corto,
patín, solana...
cionalista, aunque se produce, como es común en
Pas, el desvío respecto al eje las puertas de acceso
a ambas plantas. Todo enlucido y blanqueado con
los sillares de los vanos recortados. Interiormente
dispone de dos pesebres sobre muros laterales, dos
aciles o cañales y el pasillo o entrecilera central.
Al cuerpo central se añadió inicialmente un
colgadizo amplio al este que arranca continuando
la aguada del alero, comunicado mediante vano
en el muro cortavientos correspondiente —un ele23
Sobre este hecho
podemos ver: MADARIAGA, B. 1970: La
ganadería en la provincia de Santander, en
Publ. del I. de E. y F.
«Hoyos Sáinz», pp. 173
a 210, Santander, o la
reedición del artículo
de ARCHE HERMOSA, F.
2007: El ganado vacuno
en La Montaña, de 1945,
reed. en En el país de la
vaca pasiega, pp. 71 a
85, Santander.
14
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
mento sumamente original que no está presente en
Pas— con gran portón de entrada, ya con accesos
a tractores, vehículos y maquinaria de motor. La
techumbre fue también de losas y aún conserva al
frente una hilada de las mismas, al modo pasiego.
Este colgadizo dispone de dos ventanas horizontales en la fachada este que da a un camino. El
mismo sirvió de almacén de ceba y aguada para
las vacas. Por el oeste, más recientemente, se le
añadió de nuevo y finalmente otro colgadizo similar y de simétrica disposición con el fin de ampliar
el número de cabezas de ganado frisón lechero,
aunque en este caso construido con materiales totalmente industriales.
Cabañas similares a esta, de donde procede sin
duda el modelo, se encuentran entre las cabañas
vividoras del siglo XIX y primera mitad del XX en
la zona occidental pasiega, desde el río Barcelada
al río Magdalena. Por ejemplo alguna de Bucimprún o de Bustalegín conocemos con la misma disposición de puertas, cortavientos y volante, otras
de Bustiyerro y El Rosario, y también algunas de
Resconorio. Incluso con las mismas molduraciones
en los cortavientos. Sin duda se trata de una imitación tardía sobre un modelo foráneo, el pasiego,
que nos habla de la preeminencia hasta entonces
de este modelo tipológico, visto como exitoso porque se asociaba al éxito económico pasiego en el
manejo y explotación del ganado de orientación
láctea. No olvidemos que habían sido ganaderos
pasiegos los primeros en introducir el frisón en la
región y en España casi un siglo antes14, mientras
todavía los campurrianos siguieron inveteradamente con la ganadería extensiva de razas autóctonas o mestizas de trabajo y carne.
4. La influencia de la arquitectura popular
pasiega en los pueblos campurrianos
24
Fuera del ámbito espacial de los cabañales al
modo pasiego, circunscrito en Campoo como hemos visto solamente a la localidad de Corconte,
también se percibe, si no el modo de vida pasiego,
sí la influencia de este. El influjo más aparente
son las fachadas en el muro corto perpendicular al
caballete y la dedicación del piso inferior completo
a establo y el superior, o superiores, a vivienda y
henil. Queremos recordar previamente que estas
características son ajenas inicialmente a la casa
rural montañesa, campurriana o de las merindades burgalesas. Son más propias de la denominada
arquitectura popular de los Montes de Pas y de la
arquitectura del contacto como veremos.
Concretamente existe una casa, hoy vacía, en
Corconte que es sin duda un buen ejemplo de dicha arquitectura del contacto, aquí pasiego-campurriano. Es una casa vividora de dos plantas con
fachada principal entre muros cortavientos, lo que
permite un alero de cubierta de dos cabrios forasteros, y con un bocarón en el lateral. Construida en
Casa en Corconte que
muestra el impacto de
la arquitectura pasiega.
Buena muestra de arquitectura del contacto.
25
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
15
Esto aparece ya
expuesto en GARCÍA
ALONSO, M. 2001: La
arquitectura popular.
Reflexiones acerca de
la identidad campurriana, en Cuadernos de
Campoo 24, pp. 10 a 19,
Reinosa.
piedra de mampostería asomantes las pasaderas,
con cubierta de teja y piedra sobrepuesta que desarrolla aleros encabriados. La carpintería de madera, así como la presencia de sobrepuertas de ese
material, se asimilan a la arquitectura popular de
Campoo.
Por otra parte, en los mismos momentos en que
datamos las construcciones anteriores, es destacable en la arquitectura popular campurriana del la
zona de Campoo de Yuso colindante con Luena,
primordialmente en las localidades de Corconte y
La Población, de un modelo de casa de gran tamaño, de tres plantas, con fachada principal en muro
corto y con miradores retranqueados bajo el faldón
de la cumbre. Se trata de edificios que muestran
claras divergencias con la generalidad de Campoo
y recuerdan más, aunque de forma más imprecisa,
a tipos más orientales, pasiegos o vizcaínos15. Esta
tipología de casa popular del siglo XX se encuentra extendida también por los pueblos de Valdearroyo, Santa Gadea —sobre todo se ven en Herbosa— y Valdebezana. La presencia de cabañas y
cabañales al modo pasiego, y de similares fechas
de construcción en Corconte, como hemos visto,
Casa en La Población de
Yuso que muestra en su
fachada influencia del
contacto.
26
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
Casa de La Población de
Yuso, buen ejemplo de la
arquitectura del contacto pasiego-campurriano.
así como la de caseríos montañeses —tipo propio
de la cuenca del Besaya— en Aguayo, Lanchares y
La Población, nos deben poner en la pista de esta
arquitectura aldeana tan peculiar. Hablar aquí, de
nuevo, de arquitecturas mestizas, fruto del contacto, no estará de más. Nos encontramos en la
confluencia de tres tradiciones de arquitectura popular, la pasiega, la montañesa y la campurriana.
Los influjos pasiegos no se ciñen a fincas y
cabañas. Los barrios y cabañales pasiegos o los
pasieguizantes que hemos visto, y las mieses y
praderías campurrianas, alzan sus paredes siempre a canto seco; pero en los cabañales altos de
San Pedro del Romeral, Luena y aldeas colindantes de Valdebezana y Campoo de Yuso (Cabañas
de Virtus, Corconte, Lanchares, La Población y La
Riva) se construyen esas paredes tan llamativas,
reconocidas aquí como pasiegas, de un sólo paramento con cantos y morrillos irregulares colocados «a cuña trabada» en hueco, tan hábilmente
que pueden alcanzar hasta más de metro y medio
de altura16.
En definitiva no es mas que un eco, pero he
aquí el eco que en tierras campurrianas tuvieron
27
Sobre los tipos de cerramientos tradicionales
en los predios rurales se
puede consultar GARCÍA
ALONSO, M. 2001, Setos,
llosas, morios, cortinas,
paredes y cercas. Paisajes en peligro, separata
central en la revista
Cantárida, Cabezón de
la Sal.
16
Manuel García Alonso
CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO
El Escudo. Un callejo
entre fincas, con sus
características paredes
pasiegas.
en un tiempo no muy lejano los modos de vida, los
sistemas de manejo del ganado y los tipos constructivos forjados en las tierras de Pas mucho antes. Un aporte de la pasieguería a estas tierras que
debe ser también tenido en cuenta.
28
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna:
el marco administrativo y los
órganos de gobierno. (I)1
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
En 1986 publiqué
Alcaldes y regidores:
administración territorial
y gobierno municipal
en Cantabria durante
la Edad Moderna.
(Santander: Institución
Cultural de Cantabria,
Ediciones de Librería
Estvdio). Este libro, que
pretendía dar una visión
global y esquemática del
marco administrativo de
la región de Cantabria
a lo largo del período
comprendido entre los
siglos XVI y XIX, debe
renovarse con nuevas
precisiones y aportaciones surgidas tanto
del análisis de fuentes
documentales como de
la historiografía reciente.
Este artículo es el ejemplo de la actualización
de mi análisis sobre el
marco administrativo
del territorio histórico
de Campoo en la época
aludida.
1
2
Sin embargo, tanto
los vecinos de Hoyos,
como los de San Martín,
satisfacían al rey los
impuestos de alcabalas y
servicios, incluidos los de
millones y, a estos efectos, estaban incluidos
en los repartimientos
generales de la Merindad
de Campoo.
Los concejos de Abiada,
Espinilla y Naveda compartían régimen realengo y señorial, según sus
barrios.
3
Preámbulo
En el transcurso de la Edad Moderna, las estructuras de la administración local en el territorio
histórico de Campoo se articularon conforme a una
gradación de niveles, que se correspondían con las
diferentes categorías de los propios entes en que se
organizaron las comunidades que ocupaban y articulaban el ámbito espacial campurriano, independientemente de que sus regímenes jurisdiccionales
fueran de realengo o señoriales. Estas entidades
socioeconómicas, que constituían a la vez unidades administrativas, se identificaron, siguiendo un
orden ascendente y teniendo en cuenta su menor
o mayor ámbito espacial y jerarquía jurisdiccional, con los barrios/aldeas, concejos, villas y otras
unidades administrativas de carácter supraconcejil,
tales como los concejos mayores y hermandades de
concejos.
Desde el punto de vista de su ámbito espacial
y jurisdiccional, Campoo se integraba en la Merindad de Campoo, que surge a finales del siglo XV
como heredera de la antigua Merindad de Aguilar
de Campoo y que abarcaba el territorio realengo
ocupado por la villa de Reinosa, las siete hermandades campurrianas (Suso, Enmedio, Yuso, Cinco
Villas, Los Carabeos, Valdeolea, Valdeprado) y el
valle de Valderredible. Quedaban fuera de la merindad varias localidades sometidas a régimen señorial: las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos (de
la casa de Hoyos)2, las villas de Pesquera (obispo de
Burgos) y Santa María de Aguayo (señorío laico),
así como los pueblos que formaban el Marquesado de Argüeso (Abiada, Barrio, Entrambasaguas y
La Lomba, Espinilla, Hoz de Abiada, Mazandrero,
Naveda, La Serna y Villar)3, feudo del duque del
Infantado.
30
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Valderredible, que funcionó como una hermandad de concejos hasta 1635, dejó de formar parte
de la merindad en esta fecha al adquirir jurisdicción propia, como valle independiente, desempeñada por dos alcaldes ordinarios.
Los ámbitos de la administración local
Los términos justicia y regimiento definen las
dos instituciones básicas de la administración de
los entes locales de Campoo, tanto en el ámbito
de la merindad como en los territorios señoriales,
durante el Antiguo Régimen. En efecto, el mantenimiento de la justicia y la administración de la res
pública constituyen la razón de ser de las diferentes unidades administrativas del ámbito territorial
campurriano. El poder judicial, atributo exclusivo
de la corona incluso en los territorios señoriales,
es ejercido, en los pueblos realengos (ámbito de la
villa de Reinosa y Merindad de Campoo), por el
corregidor real, que se intitula justicia real, o por
alcaldes ordinarios (caso de Valderredible, a partir
de 1635), que actúan como delegados del monarca. En los dominios señoriales, en cambio, aunque también por merced del rey, la función judicial
compete a los alcaldes nombrados o confirmados
por los respectivos señores. Sin embargo, el gobierno interno y la administración de los asuntos
públicos de cualquier comunidad, social y administrativamente organizada, compete, por voluntad del pueblo, públicamente manifestada a través
de su órgano deliberante (junta de barrio, junta de
concejo o junta de hermandad) a unos oficiales que
se conocen como mayordomos o regidores pedáneos en los barrios/aldeas, regidores en los concejos, regidor decano en la villa de Reinosa, alcaldes
31
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
ordinarios (en las villas de Argüeso, Hoyos, San
Martín de Hoyos, Pesquera, Rioseco, San Miguel de
Aguayo, Santa María de Aguayo y, desde 1635, en
el valle de Valderredible) y procuradores síndicos
generales en las hermandades de concejos.
Mayordomos, alcaldes, regidores y procuradores síndicos generales, estos tres últimos sobre
todo, eran, por tanto, los oficios de gobierno en
la administración local. Su elección competía, en
exclusiva a los vecinos de los barrios y a los vocales de las juntas de concejo, de hermandad o de
ayuntamiento (Reinosa) respectivos. Esta elección
de cargos constituía el máximo exponente de la
autonomía y libertad de administración de que gozaban los pueblos campurrianos a lo largo de la
Edad Moderna.
Sin embargo, como más adelante veremos, la
tendencia centralizadora de la corona articuló, ya
desde el inicio del siglo XVI, instrumentos que
coartaron aquella pretendida autonomía local: los
corregidores y los alcaldes mayores. Los primeros,
ejecutores responsables de los intereses del rey y
del estado, mediatizaron la autonomía administrativa de los concejos; los alcaldes mayores, hechura
de los corregidores o de los órganos centrales de la
administración que los nombraban, sustrajeron, allí
donde fueron destinados, el ejercicio de la justicia
a los tradicionales alcaldes de fuero, u ordinarios.
administrativa, a fin de encauzar las actividades de
sus individuos particulares al bien común de toda
la comunidad.
El barrio (o la aldea) constituyó, por tanto, en
el ámbito espacial de Campoo, la célula básica del
espacio rural organizado. Como núcleo elemental
de población, surge de la conjunción de una comunidad productora y un espacio de producción
y cultivo que se articula en torno a esa unidad de
población. Ambos elementos, colectividad humana y espacio productivo, aparecen investidos, además, de un carácter jurídico propio, públicamente
reconocido. En síntesis, los factores que definen al
barrio/aldea son: un núcleo de población o hábitat; un territorio acotado que comprende, tanto las
tierras y prados de propiedad particular (el terrazgo), como el terreno de ejidos y montes comunales
(el monte), de propiedad colectiva y explotados de
manera más extensiva, y un ordenamiento jurídico
(las ordenanzas de barrio) que regula la vida económica de la comunidad.
Estas unidades básicas de poblamiento y producción se forman tras el establecimiento permanente de varios campesinos, propietarios y cultivadores de tierras y ganados, en un mismo lugar,
proceso que en la comarca de Campoo pudo iniciarse en el transcurso de los siglos X al XI, para
quedar plenamente consolidado durante el XIII. Su
origen más inmediato, al menos para la mayoría de
los barrios o aldeas de la zona, quizás haya de buscarse, coincidiendo con el fenómeno histórico de la
repoblación foramontana, en la fundación y erección de iglesias (ecclesiae) y monasterios, primitivos focos de repoblación y colonización, ya que es
en torno a ellos donde se asientan los grupos de
población cuya actividad económica se centraba
en la agricultura y ganadería extensivas.
a) Los barrios o aldeas:
Dentro de la estructura administrativa local,
el órgano más elemental de gobierno aparece en
los barrios o aldeas. En efecto, estas colectividades
campesinas, agrupadas por el determinante de su
vecindad, se enfrentan ya a intereses económicos
comunes que precisan de una cierta organización
32
33
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Con frecuencia, debido a este origen eclesial,
el ámbito espacial de las aldeas o barrios coincide
con el ámbito jurisdiccional de la parroquia a la
que pertenecen. De ahí que los términos colación,
feligresía o parroquia, alusivos en origen a órganos
administrativos eclesiásticos, trasciendan también
a la división administrativa de tipo civil, cuya unidad básica y elemental está representada por estos
barrios o aldeas. Y es que al frente de estos núcleos
primarios de población y producción, constituidos
por individuos unidos por el determinante de su
vecindad y enfrentados a intereses socioeconómicos comunes que precisan de una cierta organización administrativa, nos encontramos con un órgano, más o menos rudimentario, de gestión: la junta
de barrio o junta de colación.
Esta junta, constituida por el conjunto de vecinos de cada barrio, convocados al toque de campana en el sitio de costumbre, se hallaba presidida
por un oficial de diversa denominación (mayordomo, regidor pedáneo). Ejerce el cargo anualmente y,
o bien es nombrado por los vecinos asistentes a la
junta de barrio, erigida para estos casos en junta de
elección, o bien en su desempeño se sigue un turno
rotativo, casa-hita, de todos los vecinos de la aldea.
El mayordomo o regidor pedáneo de barrio era,
ante todo, un delegado de los regidores del concejo
al que pertenecía la aldea y sus competencias administrativas se ceñían, en la práctica, a los intereses ganaderos de la comunidad a la que representaba. Le correspondía, por tanto, la convocatoria de
las juntas de barrio; hacer cumplir las ordenanzas,
velar por los intereses ganaderos de su comunidad (guarda de vecerías de ganados, designación
de sementales, contrata de pastores para los rebaños de la comunidad, repartimientos de gastos a
los ganaderos del barrio); vigilancia de sembrados
y servidumbres, así como ejecutar las penas en los
contraventores de las ordenanzas de barrio, misión
ésta en la que solía estar auxiliado por dos jueces
por él designados al efecto.
Desgraciadamente apenas contamos con fuentes documentales para un conocimiento más exacto de la administración de los barrios, pero este
procedimiento que acabamos de esbozar es el que
indican las Ordenanzas del Barrio de Arroyal de
Los Carabeos, redactadas en 16264. En el concejo de Camesa, en la Hermandad de Valdeolea, tal
como apuntan sus ordenanzas, los barrios que no
estaban representados por uno de los dos regidores
del concejo (lo que sucedía un año con el barrio de
34
35
Mapa geográfico del
Partido de Reynosa.
1785.
4
Publicadas por Agustín
Rodríguez Fernández:
Los Carabeos. Historia,
economía y sociedad en
un concejo rural de la
Merindad de Campoo.
Santander, Institución
Cultural de Cantabria,
1979, págs. 91-100.
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Rebolledo y al siguiente con el de Barriopalacio)
eran administrados por un regidor pedáneo.
que se reconocía personalidad político-administrativa propia. Se trata siempre de colectivos humanos
agrupados en uno o varios núcleos de población,
próximos unos de otros, que, en el caso de los concejos de Campoo, adquieren esta personalidad jurídica no por concesión de privilegio especial, real
o señorial, sino por la propia fuerza vital que les
depara la comunidad de intereses socioeconómicos, ya que sus vecinos, aparte de sus fincas particulares, detentan la propiedad colectiva de sus
respectivos términos comunales. De este modo, los
habitantes o vecinos de un mismo núcleo de población, o de dos o más barrios o aldeas próximas,
unidos por vínculos naturales de vecindad, actúan
conjuntamente en la defensa de sus comunes intereses y en la ordenación de su actividad económica
mediante la unión de todos ellos en una asamblea
vecinal, llamada concejo. Esta asamblea vecinal se
identifica, por tanto, con la reunión de todos, o
de la mayor parte, de los vecinos y funciona casi
siempre como concejo abierto, en el que todos los
miembros de la comunidad, por el simple hecho de
ser vecinos de ella, participan por sí mismos en la
deliberación y toma de decisiones.
A medida que avanza el siglo XII se constata
el fortalecimiento e independencia de los concejos, debido, fundamentalmente, al interés que los
propios reyes de Castilla y León manifiestan en
proteger a esta institución, como medida para contrarrestar el poder de la nobleza y el monacato y
consolidar la repoblación y la actividad comercial.
En este sentido, aunque la existencia de concejos
en Cantabria se documenta ya en el siglo XI, su
consolidación se produce a lo largo del XII, sobre
todo en la época de Alfonso VIII, para cristalizar de
modo definitivo en el siglo XIII5.
En la administración del concejo rural partici-
b) Los concejos:
De la unión de dos o más barrios o aldeas resultó el concejo, ente administrativo de estructura y funciones más complejas y al que hemos de
considerar como la unidad administrativa esencial
y básica de toda la organización socioeconómica
del ámbito territorial de Campoo en la época que
nos ocupa. Los concejos se rigieron por ordenanzas propias, la mayoría redactadas en la baja Edad
Media o comienzo de la Moderna, aunque todas
modificadas a lo largo del tiempo conforme las circunstancias así lo requirieron.
En la España cristiana medieval, ya desde el
siglo X, se llamó concilium —en romance concejo—
a la asamblea de los vecinos de una comunidad,
con capacidad jurídica para entender y determinar
en los asuntos que les afectaban comunalmente.
El concilium, o concejo local, era pues, la comunidad misma actuando y regulando las actividades
de interés común para los vecinos que la integraban: defensa del término territorial local; aprovechamiento colectivo de bosques, ejidos y dehesas;
arrendamientos de los bienes de propios; regulación de cierres y derrotas de los predios particulares; veredas y guardas de los ganados; control
de pesas y medidas; reparo de caminos, fuentes y
puentes; concesión de la vecindad a forasteros; salvaguarda de la moralidad pública y días festivos;
capacidad para disponer de los bienes comunales
de la comunidad, etc.
Pero fue en el transcurso de los siglos XI y XII
cuando numerosas comunidades locales se constituyeron como entidades de derecho público, a las
36
37
El concejo de Los
Carabeos, por ejemplo,
aparece documentado
en 1168, en la carta de
donación que Rodrigo
González, alférez del rey
Alfonso VIII, hace de su
palatium en Caraueo a la
catedral de Burgos. Luciano Serrano transcribe
el documento, conservado en el archivo de la
catedral de Burgos (vol.
27, fol. 133), en El obispado de Burgos y Castilla
primitiva. Madrid, 1935,
vol. III, pp. 236-237.
5
Requejo, Campoo de
Enmedio.
Foto: Cuadernos de
Campoo.
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
paba la totalidad de sus vecinos. La condición de
ser vecino (casado, soltero emancipado o viudo,
con casa abierta y hacienda propia) era el requisito imprescindible para poder asistir y tomar parte
en las sesiones de concejo, por lo que los solteros
no emancipados y las mujeres (solteras, casadas o
viudas), así como los meros habitantes o forasteros,
carecían de capacidad legal para participar en estas
asambleas. Los vecinos, siempre que las circunstancias lo requerían, se reunían en asamblea de
concejo abierto, convocado y presidido por oficiales
que ostentaban la autoridad delegada por la comunidad concejil y que en nuestra comarca recibían el
nombre de regidores.
La convocatoria a estas juntas de concejo, conocida como llamada a concejo, se practicaba mediante un toque característico de campana a campana tañida, celebrándose siempre en sitios con-
sagrados por la costumbre inmemorial: pórticos o
cementerios de iglesias o ermitas, al pie de un árbol
secular, en edificios expresamente destinados a tal
fin o en otros sitios de costumbre.
La estructura regimental del concejo rural, además del órgano rector o concejo abierto, convocado y presidido por los regidores, generalmente uno
por cada barrio o aldea que formaba parte de cada
concejo, contaba, además, con otros oficiales subalternos a los que se les encomendaba funciones
muy diversas.
La elección de estos cargos u oficios de gobierno en los concejos ofrecía numerosas variantes:
simple designación de los salientes quienes nombraban directamente a sus sucesores entrantes;
desempeño obligatorio para todos los vecinos, según turno rotativo, casa hita; elección por sufragio
general de todos los vecinos asistentes al concejo;
elección restringida y encomendada a una junta de
elección.
Resumiendo, la estructura administrativa de los
concejos venía definida por cuatro factores esenciales:
-Un soporte físico: un territorio y sus habitantes.
-Un órgano rector o asamblea concejil: el concejo abierto.
-Unos oficiales que ejercen, en períodos anuales, la administración de la república en nombre y
por delegación de la asamblea y comunidad concejil: regidores o alcaldes ordinarios. No podían ser
reelegidos hasta pasados tres años.
-Un ordenamiento jurídico que sirve de apoyo
legal a las tareas del gobierno. Esta norma legal
eran las ordenanzas de concejo, cuya legitimidad y
validación les venía de su aprobación por el legítimo representante de la autoridad real: el corregidor.
En los concejos de Campoo de Suso el núme-
38
39
6
Ordenanzas de Fontibre, año 1653. (A.H.P.C.,
Protocolos, leg. 3.880,
fs. 9-24).
Ordenanzas de Espinilla, año 1724. (A.D.S.,
Santillana del Mar. Civil,
núm. 184).
7
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
ro de sus regidores variaba en función de los barrios que componían cada concejo, o del régimen
jurisdiccional (realengo o señorial). Así, al frente
del concejo de Fontibre aparece un solo regidor6,
mientras que en el de Espinilla, compuesto por dos
barrios, uno realengo y otro de señorío, nos encontramos con dos regidores, uno por cada barrio7.
En ambos concejos la gestión de sus regidores, que
debían nombrar tenientes que les sustituyesen en
enfermedades o ausencias, estaba fiscalizada por
sobrerregidores, uno en Fontibre, dos en Espinilla.
Junto a los regidores figuran los fieles, que pueden ser fieles-diputados (acompañan a los regidores
en las juntas de hermandad) o fieles de alcabalas
y cientos, encargados del repartimiento y cobro de
impuestos reales. Aparecen, además, otros oficiales
subalternos nombrados directamente por los regidores. En Espinilla figura un guarda de campo (se
nombraba en el mes de marzo), un depositario de
penas de ordenanzas, dos apreciadores de daños y
varios contadores. En Fontibre la guarda del campo
comenzaba anualmente, a partir de Santo Toribio
(16 de abril), y se efectuaba por todos los vecinos
en turno rotativo casa-hita.
En la villa de Argüeso, capital del Marquesado de Argüeso, el concejo estaba presidido por un
alcalde ordinario, confirmado por el Duque del Infantado, señor del marquesado.
Todos los cargos eran de duración anual y no
cobraban salario, salvo que para cumplir sus obligaciones hubieran de salir fuera de su término concejil. Su renovación se efectuaba, en junta de concejo, en el sitio acostumbrado, el día de Año Nuevo.
En el concejo de Fontibre eran los regidores salientes quienes nombraban directamente a sus sucesores. En Espinilla, en cambio, la elección de oficios
revestía forma especial: la elección de regidores,
sobrerregidores y fieles era efectuada por una comisión electoral compuesta por los dos regidores
salientes y los dos vecinos más ancianos asistentes
al concejo. En caso de empate a votos, se designaba
un tercer elector, escogiendo siempre al vecino más
viejo en el concejo. Mecanismo semejante se seguía
en el concejo de Naveda8.
La asistencia a los concejos obligaba a todos
los vecinos y en sus sesiones no se permitían juramentos, blasfemias, insultos ni acudir a las armas.
Los asistentes debían guardar orden y compostura,
cada uno en su asiento, sin tomar la palabra a no
ser con licencia del regidor, despojándose del sombrero o montera, y guardar secreto de lo tratado en
las sesiones. No podían asistir al concejo los mozos
solteros no emancipados (menores de 25 años), clérigos y mujeres, casadas o viudas.
Para adquirir la condición de vecino se exigían
ciertos requisitos. En Espinilla el candidato forastero debía ser hidalgo y abonar al concejo 1 020 maravedises; el hijo de vecino pagaba media cántara
de vino blanco, seis panes y dos reales. En Fontibre
el forastero debía pagar seis ducados 2 250 mrs.), so
pena de que casara con hija de vecino, en cuyo caso
solo debía abonar una cántara de vino y seis panes,
requisito idéntico al exigido al hijo de vecino.
Ambos concejos contaban con sus archivos
propios: un arca con llave y cerradura, que los regidores salientes entregaban a los entrantes, con
inventario de todos los documentos y efectos que
en ellos se guardaban.
40
La estructura administrativa de los concejos de
la Hermandad de Campoo de Enmedio era similar
a la expuesta para los de Campoo de Suso. Las ordenanzas de los concejos de Matamorosa, CeladaMarlantes, Fombellida, Cervatos, Fresno del Río,
41
8
Ordenanzas de Naveda, año 1690. (A.H.P.C.,
C.E.M., leg. 36, núm. 20).
Ordenanzas de Matamorosa, año 1623.
(B.M.S., Manuscritos,
núm. 452).
9
Id. de Celada-Marlantes,
año 1697. (A.H.P.C.,
Protocolos, leg. 3.931, al
final de 1697).
Id. de Fombellida, año
1677. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs.
136-146).
Id. de Cervatos, s.f. (S.
XVIII). (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs.
83-101).
Id. de Fresno del Río, año
1627 y modif. de 1677.
(B.M.S., Manuscritos,
núm. 432, fs. 172).
Id. de Requejo, s.f. (S.
XVI). (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs.
341-350).
Id. de Aldueso, año
1567-1646. (B.M.S.,
Manuscritos, núm. 432,
fs. 123-135).
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Requejo y Aldueso9 nos describen los regimientos
de estos lugares presididos por dos regidores, con
sus respectivos tenientes, en cada concejo. Salvo en
Fresno, en ninguno de estos concejos mencionados
aparece la figura del sobrerregidor.
Los oficios de fieles presentan variedad de connotaciones; así en Matamorosa existe un fiel de
derramas, nombrado casa-hita, con función de repartir y cobrar impuestos, oficio que se repite en
Fresno, Requejo y Aldueso con el apelativo de fiel
de alcabalas. Merece destacar el caso de Fresno,
donde, además de fiel de medidas, aparecen nombrados tres vecinos encargados del reparto y cobro
de alcabalas: uno, elegido entre los vecinos más ricos; otro entre los medianos y el tercero sacado de
entre los más pobres.
Entre las misiones del fiel de Celada-Marlantes
figuraba la de tocar a concejo cuando así lo ordenase cualquiera de los regidores. En Fombellida y Cervatos, en cambio, el fiel lo era, fundamentalmente,
de fechos, es decir, que daba fe pública de los actos
del concejo.
En varios de estos concejos (Matamorosa, Celada-Marlantes y Requejo) nos encontramos con
cargos, nombrados directamente por los regidores,
que, bajo el nombre genérico de nombrados, auxiliaban a los primeros en cuantas cuestiones se
ofrecían y formaban con los regidores una especie de consejo especial del concejo. En Matamorosa
aparecen, como oficiales subalternos, un cogedor de
Bulas, dos apreciadores de panes y hierbas y un
guarda de campo.
Cervatos, Fresno y Aldueso contaban, además,
con sendos procuradores o apoderados, a cuyo cargo estaba la tramitación de los pleitos litigados por
sus respectivos lugares.
La elección de regidores, fieles y procuradores,
salvo en Aldueso y Celada-Marlantes donde eran
nombrados directamente por los regidores y fieles
salientes, se practicaba mediante una junta de elección. En Matamorosa ejercían la elección los dos
regidores salientes más dos vecinos de los más ancianos y un tercero, o acompañado, que decidía un
posible empate en las votaciones. Práctica similar
la encontramos en Requejo, Fresno del Río y Fombellida. En Cervatos, los dos vecinos que acompañaban a los regidores en la elección, no eran los
más ancianos sino dos elegidos por los asistentes
al concejo.
La renovación de los cargos se efectuaba, por
norma general, el día de Año Nuevo, excepto en
Celada-Marlantes que tenía lugar tres días antes.
Las juntas de concejo se celebraban en el sitio de
costumbre (Matamorosa, Fombellida, Cervatos, Aldueso y Requejo); junto a los olmos de delante de
la ermita de San Miguel (Fresno), o en el Caserón»
(Celada-Marlantes).
Las condiciones para adquirir la vecindad variaban de unos lugares a otros. Así, en Matamorosa,
el forastero debía pagar diez ducados y el hijo de
vecino dieciséis panes de trigo, veinte libras de carnero, dos de tocino y dos cántaras de vino. En Fresno, dos ducados el hijo de vecino y seis el forastero, mientras que éste pagaba, en Celada-Marlantes,
doscientos reales. Más barata resultaba la vecindad
en Fombellida, donde solo se cobraban cincuenta
maravedises al forastero y doce al hijo del pueblo.
42
En la Hermandad de Campoo de Yuso el regimiento concejil correspondía a regidores y fieles.
En el concejo de La Población de Yuso, según consta en sus ordenanzas de 165410, había dos regidores y un fiel de concejo, elegidos el día primero de
enero de cada año.
43
10
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3.881, fs. 140-152.
Ordenanzas de Lantueno, año 1551 y reformas de 1609 y 1698.
(B.M.S., Manuscrito 432,
fs. 218-241).
11
Id. de Somballe, año
1562. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 431
y ss.).
Id. de Santiurde, año
1658. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.884, fs.
456-463).
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Los regidores salientes nombraban directamente a los entrantes y estos, a su vez, designaban al nuevo fiel, cuya misión esencial era el
reparto vecinal de las alcabalas, que debía tener
dispuesto para el primer día de abril. El control
de estos repartimientos lo ejercía una comisión de
tres vecinos nombrada por los regidores (un anciano, uno de edad mediana y otro joven).
Este concejo poseía, en el barrio de Corconte, una casa-lonja, donde solían almacenarse las
mercancías que los arrieros y trajinantes traían y
llevaban con destino a los puertos de Santander,
Laredo y Bilbao, así como a Burgos, Madrid y
otros puntos del reino.
La junta de elección de oficios de San Miguel,
celebrada el 30 de diciembre de 1777 en la casa de
concejo de la villa, nos ilustra sobre la composición
de su ayuntamiento: dos regidores, uno mayor o
decano y otro segundo; un procurador síndico general; un alcalde de la Santa Hermandad, siempre
hidalgo, y un ministro alguacil. La duración de estos cargos era anual y en su elección participaban
los oficiales salientes y todos los vecinos de la villa.
En la renovación de regidores, procurador síndico y
alguacil se guardaba turno alternativo anual entre
los dos barrios que componían la villa (La Bárcena
y Somavía). El término de San Miguel de Aguayo
constituía señorío solariego de los Echeverz, marqueses de San Miguel de Aguayo, originarios de
Pamplona y residentes en México, que tenían como
apoderado en la villa a Matías Sánchez de Tagle,
vecino de Santillana del Mar. Por este motivo, en
estas elecciones de oficios, el ayuntamiento de San
Miguel de Aguayo proponía dos candidatos para
cada cargo, de los que el señor confirmaba a uno12.
Las ordenanzas de Rioseco apenas aportan detalles de la administración de esta villa13. Cuenta
con un alcalde-justicia ordinaria y dos regidores.
El concejo se celebraba en el sitio de costumbre a
toque de campana. Sin embargo, el acta de elección de oficios de 9 de enero de 177614 nos presenta un ayuntamiento presidido por un alcalde
ordinario y compuesto por los siguientes oficiales:
un regidor, un procurador síndico general, un depositario de propios y arbitrios, un ministro alguacil y un escribano de ayuntamiento. El alcalde era
puesto por el señor de la villa, Francisco Javier de
Ceballos Guerra, vecino de San Felices de Buelna,
quien confirmaba también la elección del resto de
los cargos anuales.
La administración de los concejos de la Hermandad de Cinco Villas ofrecía diversos grados
de complejidad, según se tratase de lugares (Lantueno, Santiurde y Somballe) o de villas (Ríoseco
y San Miguel de Aguayo).
Tal como demuestran las ordenanzas de los
tres lugares11, la gestión administrativa de sus
concejos era desempeñada por dos regidores, uno
por cada estado (hidalgos y pecheros), acompañados, en Lantueno y Somballe, por un fiel. Este,
un año era elegido entre los vecinos nobles y al
siguiente entre los pecheros. Los regidores de Lantueno nombraban tres asentadores de alcabalas,
uno para cada tercio anual (abril, agosto y diciembre), mientras que los de Santiurde y Somballe designaban sendos apreciadores de daños, para
fijar el valor y satisfacción de los daños causados
en prados y sembrados de los vecinos de estos
lugares.
Los concejos de las villas de San Miguel de
Aguayo y Rioseco estaban presididos por sendos
alcaldes ordinarios.
44
45
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.081, fs. 386-387.
12
13
Ordenanzas de la villa
de Rioseco, año 1772.
(B.M.S., Manuscritos,
núm. 432, fs. 351 y ss.).
14
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.097, fs. 1-2.
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
15
Ordenanzas del concejo de Los Carabeos, año
1695. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 58-65).
Publicadas por Agustín
Rodríguez Fernández:
Los Carabeos. Historia,
economía y sociedad en
un concejo rural de la
Merindad de Campoo.
Santander, Institución
El régimen administrativo de los concejos de
la Hermandad de Los Carabeos nos es conocido a
través de las ordenanzas de su concejo homónimo,
trasladadas en 1695 de otras más antiguas15.
La entidad local de Los Carabeos estaba compuesta de tres barrios mayores (Arroyal, Barruelo
y San Andrés) y otros menores. Los oficios de gobierno de este concejo, todos de desempeño anual
eran los siguientes:
-Tres regidores, uno por cada barrio mayor.
Hasta 1782, dos de ellos pertenecían al estado general de hombres buenos (pecheros), mientras que
el tercero había de ser hidalgo. Sin embargo, a
partir de esa fecha, eligen dos hidalgos y dos pecheros en alternancia anual, es decir, un año dos
hidalgos y un pechero y al siguiente dos regidores
del estado general y uno hidalgo. Estos regidores
designaban a sus tenientes.
-Un fiel, o diputado del concejo, que podía ser
hidalgo o pechero. Delegado del concejo, actuaba
en nombre de éste y fiscalizaba, además la gestión
del resto de los oficiales concejiles.
-Nueve nombrados, o ayudantes de los regidores. En unión de estos constituían una junta especial de concejo que, en determinadas ocasiones,
decidía en nombre del concejo sin necesidad de
convocatoria general del mismo. Los nombrados,
ocho pecheros y un hidalgo, eran los encargados
del libro de cuentas del concejo, que debían rendir
a los regidores salientes.
-Jueces. Se ignora su número, pero es posible
que ejercieran este oficio todos o algunos de los
«nombrados». Ante estos jueces prestaban juramento los demás oficios y auxiliaban a los regidores en la administración judicial de causas civiles
de poca monta (penas de ordenanza), ya que los
demás casos de justicia se reservaban al corregidor
46
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
de Reinosa y Merindad de Campoo.
Las juntas de concejo se celebraban, a campana tañida y convocadas por los regidores, en el
sitio que llaman el Rebollo, junto a la desaparecida
ermita de San Miguel (junto al roble de San Miguel, se dice otras veces), en las proximidades del
barrio de Arroyal.
La renovación anual de cargos se efectuaba
el 26 de diciembre, festividad de San Esteban. La
elección de oficios no se practicaba por la totalidad de los vecinos presentes en el concejo, sino
por una junta de elección compuesta por los regidores y fiel salientes, más tres electores previamente escogidos entre los nueve nombrados.
El funcionamiento de los concejos de la Hermandad de Valdeolea estaba regulado por sus
47
Vista de Campoo de
Yuso desde La Riva.
Foto: Javier del Pozo
(2009).
Archivo fotográfico
Casa de Cultura Sánchez Díaz.
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3877, fs. 142-143.
16
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3.937, fs. 89-118.
17
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
respectivas ordenanzas. De estas solo conocemos,
aunque ignoramos si se conservan otras, las correspondientes al concejo de Camesa y ciertos capítulos de las de Mataporquera16, añadidos en 1647.
El texto original de las ordenanzas del concejo
de Camesa nos ha llegado a través de un traslado
efectuado 172017, conservado en el Archivo Histórico Provincial de Cantabria.
Al frente del concejo de Camesa aparecen dos
regidores, de los cuales, uno siempre se elegía de
entre los vecinos del barrio de Camesa, mientras
que el otro, un año salía del barrio de Rebolledo y
al siguiente de Barriopalacio. En el año en que uno
de estos dos barrios carecía de regidor de concejo,
la autoridad era delegada en un teniente de regidor.
Junto a los dos regidores figuraba un fiel, encargado del cobro de los repartimientos vecinales y de
acompañarlos en las juntas de hermandad.
La elección de oficios tenía lugar, en concejo
abierto, cada primero de año, en el barrio de Camesa, punto donde siempre se ha acostumbrado a
hacer las juntas y concejo de los tres barrios. La
designación de nuevos cargos también era encomendada a una junta de elección, o de nominadores, integrada por los dos regidores, el fiel y el
elector en la junta de la Hermandad de Valdeolea, todos los cuales finalizaban con aquel acto el
desempeño de sus cargos. Estos cuatro electores,
acompañados de otros vecinos, los más ancianos
de cada barrio, se separaban del resto del concejo
y procedían a elegir a los nuevos regidores y fiel
del año que comenzaba. Ninguno de los elegidos
podía repetir cargo hasta pasados tres años y, para
que los regidores no parezcan dueños absolutos, los
nominadores elegían, ese mismo día de Año Nuevo, dos sobrerregidores, que actuaban de jueces y
fiscalizadores de los regidores.
El concejo poseía su archivo: un arca de dos
llaves que se depositaba en casa del regidor del barrio de Camesa, aunque la segunda llave la guardaba el otro regidor (de Barriopalacio o de Rebolledo).
El concejo de Cuena se componía de dos barrios: el propio de Cuena y otro conocido como las
casas de Monasterio. En 22 de marzo de 1576 los
vecinos de ambos firmaron un compromiso sobre
el aprovechamiento de los cotos y pastizas comunales por los ganados de uno y otro barrio18.
Contó con ordenanzas concejiles, cuyo texto
no se conserva, aunque sí los testimonios de sus
aprobaciones sucesivas, entre 1662 y 1742, por el
corregidor de Reinosa19.
En agosto de 1543 los concejos de Cuena (Cuena y casas de Monasterio) y Canduela firmaron
compromiso, en virtud de sentencia arbitraria,
sobre los alcances de pastos que ambos concejos
poseían en los términos de La Lastra de Henares,
Cuesta y Prado de las Barcenillas, Campo de Barriales y otros, así como sobre derechos de pesca en
el río Camesa20.
48
En la Hermandad de Valdeprado el gobierno
de los sus concejos también recaía en regidores,
aunque no es seguro que existieran fieles de concejo. En efecto, las ordenanzas del concejo de Sotillo-San Vítores21 mencionan dos regidores anuales,
uno por el estado noble y otro en representación
del estado llano, pero nada dicen sobre el nombramiento de fiel de concejo.
La elección de regidores tenía lugar el día de
Año Nuevo. Los salientes, junto con otros dos vecinos, uno por cada estado, se constituían en electores y nombraban a los nuevos regidores, quienes,
a su vez, designaban a sus respectivos tenientes.
El regidor por los vecinos pecheros nombraba a un
49
A.H.P.C., Cuena, leg. 1,
doc. 3. (Copia simple de
1770).
18
A.H.P.C., Cuena, leg. 2,
doc. 2.
19
A.H.P.C., Cuena, leg. 1,
doc. 1 a).
20
Redactadas en 1713.
En su preámbulo consta
la existencia de otras
más antiguas, desestimadas a raíz de una
sentencia arbitral, en
pleito de 1712, sobre
la forma de celebrar
la elección de oficios.
(A.H.P.C., Protocolos, leg.
3.936, fs. 71-87).
21
En la actualidad se
conservan las ordenanzas de 27 concejos
del valle, redactadas
en el transcurso de
1542 (Ruanales) al siglo
XIX. La mayor parte de
ellas se guardan en los
archivos de sus respectivas Juntas Vecinales
actuales. En el Archivo
Histórico Provincial de
Cantabria (Santander)
se conservan las correspondientes a Bárcena
de Ebro, de 1695 (Protocolos, leg. 3.951, fs. 9 y
ss.) y Loma Somera, de
1722 (Protocolos, leg.
3.955). Todas han sido
publicadas por Juan Baró
Pazos y Rogelio Pérez
Bustamante, El gobierno
y la administración de
los pueblos de Cantabria.
II Valle de Valderredible.
Institución Cultural de
Cantabria, Santander,
1991.
22
Según las ordenanzas
de 1620 el regidor de
Villota saliente nombraba al entrante, pero en la
reforma de sus ordenanzas de 1743 se dispuso
que el cargo de regidor
corriera, casa hita, por
todos los vecinos.
23
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
vecino del mismo estado como colector y coxedor
de zientos.
Las juntas de concejo, convocadas por el regidor del estado general, se celebraban, en régimen
de concejo abierto, en el sitio acostumbrado, que
es xunto a la yglesia de señor San Bítores. La asistencia a las mismas era de rigurosa obligación para
todos los vecinos y en ellas debían guardar la debida cortesía y moderación: sentados, sin pasear ni
ponerse las manos hacia atrás y, al intervenir en la
sesión, no hiziendo de manos o lebantando vozes.
La entrada de vecino en la comunidad le costaba, al hijo del pueblo, el pago de dos cántaras de
vino, diez panes y cinco libras de queso. El forastero, salvo si casaba con hija del concejo, debía abonar diciséis ducados y dos cántaras de vino.
Muestra de la rigidez estamental, incluso en estas sociedades rurales, es la disposición de las ordenanzas de este concejo sobre la distribución de los
asientos de los feligreses en la iglesia parroquial:
los hombres hidalgos ocupaban el lado del evangelio de la capilla mayor y capilla del Rosario; los
pecheros el lado de la epístola. Las mujeres hidalgas se situaban, en la segunda nave, en el lado del
evangelio, mientras que el lado de la epístola de
esta segunda nave se reservaba a las pecheras.
Generalmente los dos regidores salientes nombraban a los entrantes en la junta de concejo que se
celebraba el día de Año Nuevo, salvo en Navamuel
(6 de enero, día de Reyes), en el concejo mayor formado por los lugares de Villamoñico y Revelillas
(22 de febrero) y en Villota de Elines, solo hasta
1743 (domingo siguiente a Año Nuevo). No faltan
casos en que el nombramiento de regidores la efectúan los dos salientes y otros dos vecinos del concejo, elegidos por éstos; tal sucedía en Loma Somera, Navamuel, La Puente del Valle y San Martín de
Elines. Muy raras veces la elección de regidores la
efectuaban todos los vecinos asistentes al concejo
de elección (Arenillas de Ebro, Riopanero y Rocamundo).
Como oficiales subalternos, nombrados por los
regidores, aparecen, entre otros: dos regidores menores, ejecutores de penas de ordenanzas (concejo
mayor de Villamoñico y Revelillas); dos fieles o veedores de concejo para el control de tabernas, pesas,
medidas y precios (Población de Abajo, Ruerrero
y San Martín de Elines); uno o dos mayordomos24,
encargados de repartos, derramas y prendas (Quintanilla de An, Rocamundo, Ruerrero, San Martín de
Elines); dos contadores que tomaban cuentas a los
regidores (San Martín de Elines); dos repartidores
de alcabalas (Arenillas de Ebro, Cejancas, Repudio,
Riopanero, Ruerrero (tres en este caso), San Martín de Elines y La Serna; un mesquero, o guarda
de mieses (Arantiones) y dos apreciadores de daños
(Arroyuelos, Bárcena de Ebro).
Al frente de los concejos del valle de Valderredible, tal como reflejan las ordenanzas concejiles
conservadas22, figuran también regidores anuales.
En la mayoría de los concejos aparecen dos regidores, uno por el estado de hijosdalgo y otro por el
estado llano, aunque no faltan concejos que solo
cuentan con un regidor (Campo de Ebro, Repudio
y Villota de Elines)23, cargo que es desempeñado
por todos los vecinos del concejo, en turno rotativo
casa hita.
50
Dentro de la categoría de los entes concejiles, la
villa de Reinosa, cabeza de la Merindad de Campoo
y sede del corregimiento, merece una consideración
especial. El ayuntamiento de Reinosa, cuyo término
jurisdiccional aparecía rodeado, cual una isla, por
51
En Villaverde del Hito
se suprimió el cargo de
mayordomo en la reforma de las ordenanzas de
1662 y lo mismo sucedió
en Villota de Elines en
1623.
24
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3.927, año 1682.
25
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3.853, fs. 127-130.
26
José de Rújula, Marqués de Ciadoncha, «El
archivo histórico de
Reinosa, destruido», en
Revista de Santander,
1933, núm. 3, 6º tomo,
pp. 134-140.
27
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
el territorio de la Hermandad de Campoo de Enmedio, estaba presidido por el propio corregidor real,
aunque la administración interna de la villa estaba
en manos de dos regidores, uno de ellos decano, o
mayor; un procurador general y un alcalde de la
Santa Hermandad, siempre representante del estado
de los hijosdalgo25.
A lo largo de la Edad Moderna aparece, además,
el cargo de alférez mayor, vinculado, por compra
de privilegio real, a la familia de los Mioño Bravo
de Hoyos. Hay indicios de que la venta de oficios
públicos de Reinosa alcanzó también a otros cargos. En efecto, en escritura de encabezamiento por
alcabalas, otorgada en 1588, el ayuntamiento de
la villa aparece presidido por el corregidor Juan
Ribadeo de Celis y gobernado por cuatro regidores perpetuos, uno de los cuales desempeñaba, simultáneamente, el cargo de procurador general de
la villa. Pero aún hay más: uno de estos regidores
perpetuos era un oficial real, Sancho de la Paraya,
tesorero y depositario general del Rey nuestro señor
y de sus alcabalas y rentas reales de los encabezamientos de las Merindades de Campoo y Pernía y
sus partidos26.
Con la destrucción del archivo municipal de
Reinosa, en el incendio que asoló su casa consistorial en 1932, desaparecieron los libros de actas
y demás fuentes documentales sobre el desenvolvimiento administrativo no solo de Reinosa sino
de toda la Merindad de Campoo, ya que en este
archivo se guardaban, además de los fondos municipales, los de la Junta General de la Merindad de
Campoo y de su Audiencia27. Esta Junta o Ayuntamiento General de la Merindad la componían los
procuradores síndicos generales de las siete Hermandades (Campoo de Suso, Campoo de Enmedio,
Campoo de Yuso, Cinco Villas, Valdeolea, Los Ca-
rabeos y Valdeprado), Valderredible (este solo hasta
1635) y el regidor decano de la villa de Reinosa.
52
c) Las hermandades de Campoo y el
Marquesado de Argüeso:
Las hermandades de concejos surgen de la
unión de varios concejos y su origen, en Castilla y
León, se remonta a la baja Edad Media y es consecuencia de la inestabilidad política derivada de las
luchas civiles durante la minoridad de los monarcas castellano-leoneses de la época. Agrupados en
hermandades, los municipios buscan el poder que
les garantice la defensa de sus derechos frente al
abuso de la nobleza e, incluso a veces, de la Corona misma. Su mayor auge lo adquirieron en los
siglos XIV y XV, siendo entonces los propios reyes
los impulsores del ingreso de los concejos en las
grandes hermandades del reino.
En la región de Cantabria esta institución,
aunque no exclusiva, fue típica de la comarca de
Campoo. A finales de la Edad Media aparecen ya
configuradas seis de las siete hermandades de concejos de Campoo. La séptima, de Valdeprado, no se
consolida hasta 1503. Estas siete hermandades de
concejos (Campoo de Suso, Campoo de Enmedio,
Campoo de Yuso, Cinco Villas, Valdeolea, Los Carabeos y Valdeprado), junto con la villa de Reinosa
y el valle de Valderredible constituirán, a partir del
siglo XVI, el Corregimiento de Reinosa y Merindad
de Campoo.
Estas hermandades concejiles campurrianas
constituyeron, por tanto, unas demarcaciones administrativas con ámbito jurisdiccional superior al
de cada uno de sus concejos integrantes, aunque
sobre ellas ejerciera ya un control efectivo el corregimiento, como auténtico órgano fiscalizador de
53
Castillo de Argüeso.
Foto: Ricardo López
Blanco (2010).
Archivo fotográfico
Casa de Cultura Sánchez Díaz.
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
la administración local por parte del poder central
de la corona. Las hermandades eran los órganos
administrativos que enlazaban el gobierno propiamente local (concejos) con las instituciones de la
administración periférica del estado, representada
por los corregidores reales.
La administración de cada hermandad, como
unidad de gobierno local supeditado a la autoridad
delegada del corregidor respectivo, se regulaba,
aparte de las leyes del reino, por ordenanzas propias y era desempeñada por oficiales anualmente
elegidos por los regidores y diputados de sus concejos, pero unas y otros confirmados necesariamente
por el representante del rey en la circunscripción
territorial en la que la hermandad quedaba enmarcada, en nuestro caso, el corregidor de la villa de
Reinosa y Merindad de Campoo. En ocasiones estas
ordenanzas contaban con la aprobación expresa de
la Cámara o del Consejo de Castilla.
Uno de los fines primordiales de estas agrupaciones de concejos fue, sin duda, el cuidado de la
seguridad de las personas y bienes en sus ámbitos
territoriales. Las hermandades se comprometían a
mantener, por sus propios medios, el orden público, para lo que contaban con jueces especiales, los
alcaldes de la Santa Hermandad, auxiliados por
oficiales subalternos o guardas armados, vulgarmente llamados cuadrilleros. A estos alcaldes les
correspondía entender en los conocidos como casos de hermandad: fuerzas, robos, hurtos o heridas
realizadas en descampado, o por malhechor fugitivo aún dentro de los pueblos; quebrantamiento
de morada; forzamiento de mujer y desacato o
desobediencia a la justicia. Generalmente, en cada
hermandad eran elegidos dos alcaldes de la Santa
Hermandad, uno por el estado de los hidalgos y
otro en representación de los pecheros o estado llano, quienes tras prestar juramento ante el corregidor de Reinosa, recibían de este la vara de justicia.
Los alcaldes nombraban a sus propios cuadrilleros.
Al frente de cada hermandad figuraba un procurador síndico general, que la representaba, como
vocal nato, en las juntas del Ayuntamiento General
de la Merindad de Campoo en Reinosa. Ostentaba,
además, la presidencia del órgano rector administrativo de la hermandad: la Junta General de Hermandad. Junta que estaba formada por los regidores
y fieles-diputados de los concejos que integraban
la hermandad. El procurador síndico general, los
regidores y fieles de cada una celebraban junta de
elección anual, presidida por el corregidor de Reinosa, de la que salían elegidos los nuevos procuradores síndicos, los alcaldes de la Santa Hermandad
y, a partir de 1766, los diputados de abastos y los
personeros síndicos del común. De estos dos últimos cargos, creados por Carlos III, cada hermandad
54
55
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.095, fs. 1-2.
28
B.M.S., Manuscritos,
núm. 438. (Publicadas
por José Calderón Escalada, Campoo. Panorama
histórico y etnográfico
de un valle. Santander,
1971, pp. 215-226).
29)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
elegía su propio diputado de abastos. Sin embargo,
al menos en la Merindad de Campoo, el oficio de
síndico personero del común trascendía el ámbito
local de cada hermandad, de modo que la merindad
entera quedaba representada por un único síndico personero. Tal como se declara en el acta de
elección de oficios de la Hermandad de Campoo de
Enmedio, en 1768, el nombramiento de este oficial
quedaba en manos de 24 electores, tres vocales de
cada una de las siete hermandades y tres de la villa
de Reinosa28. Todos estos cargos eran de duración
anual y solo el procurador síndico general cobraba
salario por su gestión, que era satisfecho por los
vecinos de la hermandad respectiva.
concejos de Abiada, Espinilla y Naveda, sometidos
también a la jurisdicción señorial del Marquesado
de Argüeso.
Las ordenanzas de la Hermandad de Campoo
de Suso, comunes por otra parte al Marquesado
de Argüeso y aprobadas por el Consejo de Castilla
en 158929, nos confirman esta estructura administrativa. Las juntas de hermandad se celebraban en
su casa-ayuntamiento de Espinilla y las elecciones anuales de oficios tenían lugar el segundo día
de Pascua de Espíritu Santo, es decir, a finales de
mayo o principio de junio. No deja de ser interesante que, en el capítulo 76 de estas ordenanzas,
al referirse al nombramiento de los dos alcaldes de
la Santa Hermandad se fundamente su razón de
ser en la tradición de los antiguos duumviros del
municipio hispanorromano y de los antiguos jueces castellanos, con cita expresa de Nuño Rasura y
Laín Calvo.
Componían la Hermandad de Campoo de Suso
los concejos de Camino, Celada de los Calderones,
Fontibre, Izara, La Miña, Ormas, Paracuelles, La Población de Suso, Proaño, Salces, Soto de Campoo,
Suano y Villacantid, todos de régimen realengo, a
los que se añadían, solo en su parte realenga, los
56
El Marquesado de Argüeso fue creado en 1475
y concedido por los Reyes Católicos a Diego Hurtado de Mendoza, I duque del Infantado, para premiar
sus servicios a la reina Isabel. Hundía sin embargo
sus raíces en el siglo XIV, ya que su ámbito territorial coincidía con el cedido en Campoo de Suso por
el rey Alfonso XI a su hijo don Tello, uno de los habidos por el monarca castellano en Leonor de Guzmán. El Marquesado, aunque a primera vista así
lo pareciese, no constituía propiamente un enclave
dentro del territorio realengo de la Hermandad de
Campoo de Suso. La integración e interrelación entre los territorios, privativos y comunes, de estas
jurisdicciones (Hermandad y Marquesado) eran tan
simbióticas que la mayor parte de los confines externos de ambos eran coincidentes. Lo integraban,
además de los ya citados de Abiada, Espinilla y
Naveda (solo en su parte de señorío), la villa de
Argüeso y los concejos de Barrio, Entrambasaguas
y La Lomba, Hoz de Abiada, Mazandrero, La Serna
y Villar. La capital del marquesado radicaba en la
villa de Argüeso, donde la casa ducal del Infantado
nombraba un alcalde ordinario. Al frente del resto
de los concejos figuraban sendos regidores pedáneos.
A los pueblos de ambas demarcaciones (Hermandad y Marquesado), pese a su diferente régimen
jurisdiccional, les unían muchos intereses comunes para regirse por ordenanzas únicas aprobadas,
como ya hemos indicado, en 1589. Compartían los
gastos de los salarios de un médico y dos cirujanos,
batidas de lobos y extinción de animales dañinos,
mantenimiento de caminos, puentes y nuevos plan57
A.G.S., Dirección General de Rentas. Única
Contribución: Respuestas
Generales al Catastro del
Marqués de la Ensenada.
Libro 634, fols. 619-625.
30
Agustín Rodríguez
Fernández: «Pastoreo y
trashumancia en Campoo durante la Edad
Moderna», en Ilustraciones Cántabras. Estudios
Históricos en Homenaje
a Patricio Guerin Betts.
Santander, Institución
Cultural de Cantabria,
1989, págs. 249-277.
31
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 3.936 (año 1715),
fs. 3-4; leg. 4.095 (año
1768), fs. 1-2; leg. 4.095
(año 1771), fs. 4-5.
32
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
tíos. Pero, sobre todo, compartían el aprovechamiento de los puertos de montaña campurrianos.
Tres eran en número (Híjar), (Palombera y Fuentes),
(Palombera, Sejos y Saja), todos propios del rey,
quien, a cambio de nada, había cedido el usufructo
de sus pastos, aguas y maderas a los concejos de
Campoo y Cabuérniga.
Tal como recogen las Respuestas al Interrogatorio General del Catastro del Marqués de la Ensenada (1753)30, los concejos de la Hermandad de
Campoo de Suso y los del Marquesado de Argüeso
compartían el usufructo (2/3 la Hermandad y 1/3 el
Marquesado) de los puertos de Híjar y de Palombera
y Fuentes. Las hierbas del primero, con una extensión equivalente a 6 025 fanegas de sembradura, las
arrendaban todos los veranos a rebaños merinos de
La Mesta, cuyos hatos, al menos durante los siglos
XVII y XVIII, no bajaron de las seis mil cabezas31,
mientras que ganados propios de los concejos de
la Hermandad y del Marquesado pacían las hierbas
del segundo que, entre sierras de pastos y prados,
superaba las 4 800 fanegas de sembradura.
El usufructo del puerto de Palombera, Sejos y
Saja, en cambio, con una extensión de 4 620 fanegas de sembradura, era compartido mancomunadamente por los concejos de la Hermandad de Campoo de Suso y los del Valle de Cabuérniga, constituyendo la conocida «Mancomunidad de CampooCabuérniga».
por ejemplo, los regidores y diputados de los concejos de esta hermandad, presididos por don Andrés
Ángel Durán y Gómez, corregidor, capitán a guerra por su majestad de esta villa (Reinosa) y real
Merindad, eligieron un procurador síndico general
(Manuel de Villegas, vecino de Requejo), un alcalde
de la Santa Hermandad por el estado de los hijosdalgo (Francisco Seco Fontecha, vecino de CeladaMarlantes, residente al presente en la Duana de la
ciudad de Cádid), un diputado de abastos (Pedro
de Mier y Terán, vecino de Fresno) y tres electores
para la elección del procurador síndico personero
que habría de representar a esta hermandad en las
juntas del ayuntamiento general de la Merindad de
Campoo
Integraban esta hermandad dieciséis concejos,
todos de régimen realengo: Aldueso, Aradillos, Bolmir, Cañeda, Celada-Marlantes, Cervatos (con sus
barrios de Cervatos, Quintanilla de Enmedio y Sopeña), Fombellida, Fontecha, Fresno, Horna, Matamorosa, Morancas, Nestares, Requejo, Retortillo y
Villaescusa.
Las elecciones de la Hermandad de Campoo de
Enmedio tenían lugar el día de Reyes de cada año,
en la sala baja del Ayuntamiento de Reinosa, en la
sala del ayuntamiento, que está en las reales casas
de la justicia de esta villa de Reynosa, tal como
consta en las actas de 1715, 1768 y 177132.
En el acta de elección del 6 de enero de 1768,
58
En la Hermandad de Campoo de Yuso, cuya
sede radicaba en la casa de ayuntamiento de esta
Hermandad de Campoo de Yuso, consistente en este
lugar de Bustamente, uno de los comprendidos en
ella, la renovación anual de cargos se practicaba el
día 18 de octubre. En 1777, 1778 y 1788 los regidores y diputados de sus concejos eligieron, además
del procurador síndico general, diputado de abastos
y alcaldes de la Santa Hermandad, a un escribano y
a un merino33.
La totalidad del territorio de esta hermandad era
de régimen realengo y se repartía entre los concejos de Bimón, Bustamante, La Costana, Lanchares,
Llano, Monegro (y su barrio de Quintana), Orzales
59
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.081 (año 1777,
fs. 269-270; año 1778,
fs. 263-264); leg. 4.086
(año 1788), fs. 246-248.
33
En la Edad Media
había pertenecido a la
Orden Militar de San
Juan de Jerusalén, pero a
mediados del siglo XVIII
(Catastro de Ensenada)
aparece ya como concejo
realengo.
34
A.G.S., Dirección General de Rentas. Única
Contribución: Respuestas
Generales al Interrogatorio del Catastro del
Marqués de la Ensenada.
Libro 633, fol. 60. (Rioseco. Respuesta 2).
35
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
(y su barrio de Villapaderne), La Población (y su
barrio de Corconte), Quintanamanil, Renedo, La
Riva, Servillas, Servillejas, Villanueva, Villasuso y
el concejo mayor de Valdearroyo, integrado por las
localidades de La Aguilera, Arroyo, Bustasur34, La
Magdalena, Medianedo, Quintanilla de Medianedo
y Las Rozas. Los pueblos de Medianedo, La
Magdalena y Quintanilla desaparecieron bajo las
aguas del pantano del Ebro.
señorío, en 1685, a Agustín Echeverz y Suiviza, caballero de Santiago, natural y vecino de Pamplona,
primer Marqués de San Miguel de Aguayo36.
En 1752 el señorío de San Miguel de Aguayo lo ejercía José Francisco de Echeverz, marqués
de San Miguel de Aguayo, residente en la ciudad
de México, quien no percibía nada en concepto de
vasallaje. Las alcabalas, cientos, sisas y millones
se pagaban al rey, aunque estas rentas, enajenadas
por Felipe III, las cobraba en aquella fecha el citado
Lorenzo Fernández Fontecha37. Los marqueses, que
residían en México, administraron el señorío a través de apoderados. Como ya se ha indicado antes,
al aludir a la elección de oficios de gobierno de la
villa, en 1777 cumplía esta misión Matías Sánchez
de Tagle, vecino de Santillana del Mar.
Las juntas de elección en la Hermandad de Cinco Villas, que tenían lugar en la casa de su ayuntamiento, consistente en término del lugar de Santiurde, no tenían fecha fija. En 1767 se celebró el
primero de marzo, mientras que durante el período
1797-1799 tuvieron lugar dentro de la primera decena de mayo. En las actas de estos años también
aparece elegido, junto a los oficiales comunes, un
merino. En la elección de 1797 consta además que,
desde la celebrada en 1794, se había impuesto la
costumbre de reelegir al procurador síndico general uno, dos, tres y hasta cuatro años consecutivos,
«por considerar que un año solo no bastaba para
imponerse en tan bastos asumptos como los que
están a cargo del procurador». Al alcalde de la Santa Hermandad solamente le elegían los concejos de
Santiurde y Somballe, sin que participaran en el
acto las villas de San Miguel de Aguayo, Rioseco
ni el lugar de Lantueno38.
Las villas de Rioseco y San Miguel de Aguayo,
ambas de señorío secular, junto con los concejos
de Lantueno, Santiurde y Somballe, los tres de régimen realengo, conformaban la Hermandad de
Cinco Villas.
A mediados del siglo XVIII Rioseco pertenecía a Francisco Javier de Ceballos Guerra, vecino
de San Felices de Buelna, quien había comprado
esta villa a la Corona. Percibía de los vecinos de
la localidad, en concepto de señorío, cuatrocientos maravedises anuales del aprovechamiento, por
rebaños forasteros, de los pastos del término de la
villa. Pese a la enajenación de Rioseco, el rey seguía recibiendo los impuestos de cientos, sisas y
millones. Por el contrario, las alcabalas generadas
en la villa estaban vendidas a Lorenzo Fernández
Fontecha, vecino de Reinosa35.
En 1668, aprovechando una de tantas crisis económicas de la Real Hacienda, Martín de la
Llana Terán, cura beneficiado de San Miguel de
Aguayo, adquirió de la corona el señorío de esta
villa a cambio de un millón largo de maravedises.
Años más tarde, en 1670, el propio concejo de la
villa pleiteó con el comprador y logró rescatar el
vasallaje. Sin embargo los gastos ocasionados fueron imposibles de saldar para los vecinos de San
Miguel, por lo que se vieron obligados a vender el
60
61
Manuel García Alonso:
Aguayo y los Aguayos. La
creación del paisaje en
la divisoria cantábrica.
Santander: Gobierno de
Cantabria, Consejería de
Cultura y Deporte; Universidad de Cantabria,
Aula de Etnografía, 2001,
págs. 38-43.
36
A.G.S., Ibidem. Libro
634, fol. 123. (San Miguel de Aguayo. Respuesta 2).
37
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.095 (año 1767), f.
34; leg. 4.104 (año 1797,
fs. 23-24; año 1798,
fs. 80-81; año 1799, fs.
23-24).
38
A.G.S., Ibídem. Libro
632, fol. 133. (Pesquera.
Respuesta 2).
39
Así se confirma en
el acta de elección de
oficios de 1752 (A.H.P.C.,
Protocolos, leg. 4.054,
fol. 41) y en el capítulo
2º de las ordenanzas de
1794 (B.M.S., Manuscrito
432, Fol. 300.310. Copia
de 1856).
40
A.G.S., Ibídem. Libro
634, fol. 105. (Santa
María del Valle de Aguayo. Respuesta 2).
41
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
En los confines del territorio de la Hermandad
de Cinco Villas se localizaban dos villas sometidas
a jurisdicción señorial: Pesquera y Santa María del
Valle de Aguayo.
Pesquera era señorío del arzobispo de Burgos.
En la Respuesta 2 del interrogatorio general al
Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), los
vecinos de esta villa declararon no saber si este
dominio señorial obedecía a donación o compra.
Satisfacían al rey los impuestos de cientos, sisas y
millones, pero las alcabalas estaban enajenadas, al
igual que sucedía en San Miguel de Aguayo, Pesquera y Santa María del Valle, en Leandro Fernández Fontecha, vecino de Reinosa39.
Al frente del concejo de la villa de Pesquera
estaba un alcalde-justicia ordinaria; dos regidores,
uno de ellos decano, que sustituía al alcalde en
ausencias; un procurador síndico general; un fiel
depositario y un ministro fiscal, elegidos en junta
anual celebrada entre el día 13 (Santa Lucía) y el
21 (Santo Tomás) de diciembre. Los nombramientos
de alcalde y ministro fiscal debían ser confirmados
por el arzobispo de Burgos, señor de Pesquera40.
El señorío de la villa de Santa María del Valle
de Aguayo y su barrio de Santa Olalla era ejercido, a mediados del siglo XVIII, por Luis Antonio
de Navamuel, vecino de Reinosa. Las alcabalas y
los cientos pertenecían a la corona, pero estaban
enajenadas en el ya citado Leandro Fernández
Fontecha41.
siguiente y repitió en 1777 la fecha de 1775. En las
elecciones de esta hermandad se elegía también al
escribano de su jurisdicción42.
En el valle de Valdeolea se situaban catorce
concejos: Camesa (Barriopalacio, Camesa y Rebolledo), Castrillo y El Haya (Castrillo y El Haya,
Hoyos, Cuena, Espinosa, La Loma, Mata de Hoz,
Mataporquera, Matarrepudio, Olea, Reinosilla y
la venta de Casasola, San Martín de Hoyos, Santa
Olalla y el concejo mayor de Las Quintanillas, integrado por las localidades de Bercedo, Las Henestrosas, La Quintana, Las Quintanillas43 y la venta
de La Cuadra.
En cuanto a su dependencia jurisdiccional, todos estos concejos pertenecían al rey, salvo los de
las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos, sometidos, desde mediados del siglo XVI, al vasallaje
y señorío de la casa Bravo de Hoyos. Pero incluso estos dos satisfacían al fisco real los impuestos
reales comunes, tales como alcabalas, servicios y
millones, para cuyo pago se encabezaban juntamente con el resto de concejos de la Hermandad
de Valdeolea.
Sin embargo no todos los pueblos del valle pertenecieron a la Hermandad de Valdeolea. Quedaban fuera de esta las villas de Hoyos y San Martín
de Hoyos así como también el concejo de Cuena,
que, aunque lugar realengo encuadrado dentro de
la Merindad de Campoo, se regía y administraba
como un ente separado de las demás hermandades
campurrianas.
Aparte de la pertenencia, en la época medieval, de la iglesia parroquial de Camesa, dedicada al
Salvador, a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, aún permanecen en Valdeolea vestigios del
régimen feudal en la Edad Moderna. Los ejemplos
más destacables los encontramos en las villas de
La Hermandad de Valdeolea celebraba sus juntas en el sitio de Casasola y parece que la renovación de oficios tampoco guardaba fecha fija. En
efecto, mientras que en 1718 la elección se celebró
el 19 de marzo, en 1775 el acta aparece firmada el
10 de mayo; cambió al 18 del mismo mes el año
62
63
A.H.P.C., Protocolos,
3.937 (fasc. de 1718);
leg. 4.097 (año 1775, f.
76; año 1776, fs. 37-38;
año 1777, fs. 73-74.
42
En el Becerro de las
Behetrías (1352) aparece
como «Quintanilla de
Enmedio».
43
A.H.P.C., Diversos, leg.
52, doc. 11. (Copia simple
de este testamento,
efectuada a finales del
siglo XV o comienzo del
XVI).
44
A.G.S. (Valladolid):
Única Contribución,
Respuestas generales al
Catastro del Marqués de
la Ensenada, libro 630,
fols. 288 y ss. (Hoyos) y
libro 634, fols. 93 y ss.
(San Martín de Hoyos).
(Respuesta 2ª al interrogatorio general).
45
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Hoyos y de San Martín de Hoyos, señoríos de la
casa de Hoyos.
La vinculación de las localidades de Hoyos y
San Martín de Hoyos a la casa de Hoyos arrancaba
de la Baja Edad Media. Gómez García de Hoyos,
vasallo de Juan II de Castilla y avecindado en Fresno (Campoo de Enmedio), vinculó su hacienda en
1445. Entre las posesiones de este mayorazgo figuraba la casa de San Martín de Hoyos, en la que
otorgó su testamento el 19 de diciembre de 147644.
En el Catastro del Marqués de la Ensenada
(1752), las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos figuran con régimen de señorío y vasallaxe de
don Joseph Antonio de Mioño [y Bravo de Hoyos],
vezino de la de Reynosa, quien nombraba alcaldes y justicias ordinarias en ambas villas. Percibía,
además, un tercio de los diezmos de la parroquia
de Hoyos y dos tercios de los de San Martín. Le
pertenecía también, en el término de la villa de San
Martín, un monte alto poblado de ayas y robles, en
el sitio que llaman el Monte de San Martín, de unas
24 has. de extensión, cuyos pastos leñas y granas
aprovechaban gratuitamente los vecinos de esta
villa, aunque si querían cortar algún árbol por su
pie, para reparo o construcción de casa, necesitaban la licencia del señor. Sin embargo, los vecinos
de ambas villas pagaban al rey los impuestos de
alcabalas, cientos, sisas y millones45.
José Antonio de Mioño y Bravo de Hoyos también percibía diezmos de la iglesia de San Facundo,
en el barrio de La Cuadra (concejo mayor de Las
Quintanillas).
Cuena, si había formado parte de la Hermandad
de Valeolea en algún tiempo, dejó de pertenecer a
ésta en 1569, como resultado de una real ejecutoria
de la Chancillería de Valladolid, expedida el 16 de
febrero de ese año, tras la sentencia de un pleito
litigado entre 1546 y 1569 entre el concejo de Cuena y la Hermandad de Valdeolea por la inclusión,
por parte de esta, del concejo de Cuena en los repartimientos generales de la Merindad de Campoo,
porque jamás, en ningún tiempo, sus partes (Cuena) pagaban los dichos maravedís, ni les fueron
echados ni repartidos por ningún repartimiento de
los que hasta entonzes se an echo, ni estavan en
costumbre de andar en ellos con los vezinos del Valle de Olea, ni con otros de la dicha Merindad, ni
de hazer Procurador, ni lo hera el dicho valle de
Valdeolea del dicho Conzejo, antes siempre havían
seydo de todo ello libres y, cuando hauían de tomar
Procurador para lo que convenía a el dicho Conzejo, lo tomavan e nombravan por ellos y sobre ellos;
e en la dicha posesión y costumbre de no pagar ni
contribuir en los tales repartimientos havían estado
64
65
Vista de Valdeolea.
Julián Puente Camino
(2007).
Archivo fotográfico
Casa de Cultura Sánchez Díaz.
A.H.P.C., Cuena, leg. 1,
docs. 2 a) y 2 b).
46
A.H.P.C., Cuena, leg. 2,
doc. 1.
47
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
y estavan de ynmemorial tiempo… En el siglo XVIII
(1733-1745) se suscitó pleito similar, resuelto por
sentencia confirmada en ejecutoria de la Chancillería de Valladolid de 25 de febrero de 174746.
De hecho, en las elecciones de oficios de la Hermandad de Valdeolea, al menos en las celebradas
ya en el siglo xviii (años 1718, 1775, 1776 y 1777),
no participan los regidores o diputados del concejo
de Cuena. Esta independencia de Cuena respecto de
la Hermandad de Valdeolea se confirma, además,
por numerosos encabezamientos de impuestos formalizados de manera individualizada por este concejo entre 1659 y 180347.
largo del tiempo. Hasta 1757 las juntas de elección
solían celebrarse en el mes de enero, pero dada la
normal crudeza del clima en ese mes, se trasladaron, a partir de 1758, a la segunda quincena de
octubre48.
En el nombramiento de procurador síndico general los electores guardaban un orden cuantitativo (según la densidad demográfica) y rotativo
por concejos: dos años seguidos se nombraba de
entre los vecinos de Los Carabeos, los dos siguientes salía elegido del concejo de Los Riconchos y el
quinto año se designaba a un vecino de ArceraAroco. Debido al exiguo vecindario del concejo de
Arcera-Aroco, los dos alcaldes de la Santa Hermandad procedían siempre de Los Carabeos y de
Los Riconchos49.
Las juntas de la Hermandad de Los Carabeos
se celebraban a cielo abierto, en el paraje conocido
como Campo de la Hermandad y, también, prado de
Pramorgado, punto equidistante de los tres concejos que componían esta hermandad: Los Carabeos,
Los Riconchos y Arcera-Aroco, cada uno compuesto por varias entidades de población o barrios.
El concejo de Los Carabeos estaba formado por
los barrios de Arroyal, Barruelo (con sus anejos
de Cantinoria y La Piedra), Berzosa, San Andrés y
Santolalla. Varios de estos poblados desaparecieron
hace ya siglos: Santaolalla, cuya iglesia de Santa
Olalla se documenta ya en 1119, se despobló posiblemente en el siglo xvi, Berzosa lo hizo a mediados de xviii y a finales de esta centuria le sucedía lo
mismo al anejo de La Piedra.
Constituían el concejo de Los Riconchos los barrios de Aldea de Ebro, Bustidoño, Laguillos, Malataja, Mediadoro y Santiago.
Formaban el concejo de Arcera-Aroco los lugares de Arcera (integrado por los barrios de Abajo y
de Arriba) y de Aroco.
La elección de oficios conoció dos fechas a lo
66
El Valle de Valdeprado, cuyos vecinos eran vasallos solariegos, se transformó en hermandad realenga el año 150350, fecha en que los concejos del
valle, cansados de soportar los abusos de sus señores (les exigían, entre otras cosas, que fuésemos con
ellos a caza, que llebásemos el pan de sus rentas
a donde ellos vivían», «e sobre yantares que nos
pidían», «e sobre solares que estaban despoblados
que se los pagasen las orciones como si estobiesen
poblados») los demandaron judicialmente al Consejo de Castilla, ganaron el pleito, se constituyeron
en hermandad y se dotaron de las correspondientes ordenanzas de gobierno. Hasta entonces venía
gobernándose por dos alcaldes judiciales, uno por
cada estado, y cuatro regidores generales, uno por
cada concejo del valle: Reocín de los Molinos, Valdeprado, Sotillo-San Vitores y Hormiguera-Candenosa. Pero a partir de 1503 las ordenanzas de
esta hermandad determinaron que, a estos oficiales
antiguos, se añadieran los comunes al resto de las
67
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.011, fs. 17-18.
48
Acta de elección de
1773. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.096, fs.
240-241).
49
Este origen de la
hermandad estuvo motivado por la denuncia
judicial de sus habitantes contra determinados
abusos de sus señores
laicos. El Consejo de
Castilla dictó sentencia
favorable a los concejos,
cuyos vecinos se liberaron del antiguo vasallaje
solariego y pasaron a
depender de la jurisdicción real. (Vid.: Agustín
Rodríguez Fernández:
«La Hermandad de Valdeprado», en Altamira,
Santander, I.C.C., 1974,
págs. 59-83).
50
A.H.P.C., Diversos, leg.
6, núm. 1. (Incluye las
ordenanzas de la Hermandad y sus aprobaciones sucesivas).
51
A.H.P.C., Protocolos,
leg. 4.085, fs. 80-81.
52
Publicado, junto a
otros dos de 1637 y
1639, por Juan Baró
Pazos y Rogelio Pérez
Bustamante: El gobierno
y la administración de
los pueblos de Cantabria.
II: Valle de Valderredible.
Santander, Institución
Cultural de Cantabria,
1991, pp. 653-663. En
el Archivo Municipal de
Valderredible (Polientes)
se guarda un privilegio
real de Fernando VII (1509-1825), en pergamino,
que confirma los tres
documentos.
53
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
hermandades de Campoo, es decir, el procurador
síndico general, los alcaldes de la Santa Hermandad y, desde 1766, el diputado de abastos, participando, como el resto de las demás hermandades,
en la designación del síndico personero del común
para toda la Merindad.
Las juntas del valle y de la hermandad se celebraban, tradicionalmente, en el mes de marzo,
junto a la ermita de San Juan, en el concejo de
Valdeprado, donde en 1784 se construyó una casa
de juntas51. Sin embargo, las elecciones de 1785 se
celebraron el 30 de abril, también junto a la ermita
de San Juan, y en ellas quedaron nombrados un
alcalde de la Santa Hermandad por el estado noble;
un procurador síndico general por el de hombres
buenos; dos alcaldes judiciales, uno por cada estado; cuatro regidores generales, uno por cada concejo, y un diputado de abastos52.
dor general, elegido por los fieles-diputados de las
once cuadrillas quienes, a su vez, eran designados
por los vecinos de los respectivos concejos o lugares que formaban aquéllas. Este procedimiento se
documenta en la elección del procurador general
Alonso de Bustamante, vecino de Cadalso, efectuada en 159954.
Pero a partir de la separación del valle, en 1635,
su gestión administrativa se rigió conforme a ordenanzas propias, aprobadas por el Consejo de Castilla en 1646 y modificadas parcialmente en 165155.
Con arreglo al articulado de estas ordenanzas, los
regidores de las once cuadrillas, reunidos en Polientes el 20 de enero (festividad de San Sebastián),
celebraban junta anual, en la que procedían a la
elección de los siguientes cargos de administración
y gobierno:
-Dos alcaldes ordinarios, uno por cada estado,
a quienes competía el ejercicio de la jurisdicción
real, civil y criminal. Para casos de ausencia o enfermedad estos alcaldes nombraban sendos tenientes. Cada alcalde, en su medio valle, debía celebrar
audiencia cada semana y para la aplicación de la
justicia nombraba alcaide de cárcel y carcelero.
-Dos regidores generales, uno por los hidalgos y
otro por los pecheros.
-Dos alcaldes de la Santa Hermandad, uno noble y otro del estado llano.
Ninguno de estos oficios podía ser reelegido en
un plazo de cuatro años inmediatamente siguientes.
-En la misma junta de elección se nombraban
los escribanos de número, tanto para el ayuntamiento del valle como para la audiencia del mismo.
La elección de alcaldes ordinarios, regidores
generales y alcaldes de la Santa Hermandad recaía,
anualmente, sobre vecinos de dos de las once cua-
El valle de Valderredible, formado por dos medios valles (de Arriba y de Abajo, separados a la
altura de la villa de Polientes, su capital) que se
distribuían en once cuadrillas o concejos mayores
y que comprendían un total de 54 lugares, funcionó como una hermandad de concejos, perteneciente a la Merindad de Campoo hasta 1635. A partir
de esta fecha, por privilegio del rey Felipe IV (21 de
octubre de 1635), se constituyó en valle con jurisdicción independiente, a cuyo frente figuraban dos
alcaldes, o jueces ordinarios, elegidos anualmente
por los fieles-diputados de las once cuadrillas de
concejos53. Sin embargo Valderredible siguió sometido a la autoridad judicial, en segunda instancia,
del corregidor de Reinosa e integrado, ya en la época de los Borbones, en el partido reinosano.
Durante la etapa de hermandad, la autoridad
máxima del valle la ostentaba un procurador-regi68
69
Polientes, 29 de enero
de 1599. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.369).
54
B.M.S., Manuscritos,
núm. 472. Publicadas por
Juan Baró Pazos y Rogelio Pérez Bustamante: El
gobierno y la administración…, Santander, I.C.C.,
1991.
55
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
drillas del valle, una del medio valle de arriba y
otra del medio valle de abajo. Se seguía un orden
rotativo, de modo que todas las cuadrillas participaban en el gobierno municipal de la demarcación. En esta rotación se guardaba, además, una
alternancia de estados: si el alcalde ordinario por el
estado noble salía elegido de la cuadrilla del medio
valle de abajo, al año siguiente había de salir de
una del medio valle de arriba, y lo mismo ocurría
con el alcalde ordinario por el estado general de
hombres buenos o pecheros. Este mecanismo electoral se respetaba también en la elección de regidores generales y alcaldes de la Santa Hermandad.
d) Los ayuntamientos constitucionales
del siglo XIX:
Campoo de Suso, Campoo de Yuso, Enmedio,
Los Carabeos, Marquesado de Argüeso, Pesquera,
Reinosa, Rioseco, San
Miguel de Aguayo, Santa
María de Aguayo, Santiurde, Valdeolea, Valdeprado y Valderredible.
56
Estas hermandades de concejos de Campoo,
más las villas de Reinosa, Pesquera, Rioseco, San
Miguel de Aguayo, Santa María de Aguayo, el valle
de Valderredible y el marquesado de Argüeso, fueron además, en líneas generales, las demarcaciones
administrativas del Antiguo Régimen que sirvieron de soportes territoriales a los ayuntamientos
constitucionales del siglo XIX. De acuerdo con el
Decreto orgánico municipal de 1835, el partido de
Reinosa contaba con catorce ayuntamientos56. Este
número inicial de municipios, que aún pervive en
1842, sufrió modificaciones en la segunda mitad de
aquel siglo hasta quedar reducido a los once actuales. A mediados del siglo XIX el ayuntamiento de
Santa María de Aguayo se unió al de San Miguel
de Aguayo, de modo que, en 1855, los municipios
del partido reinosano se habían reducido a trece.
En el transcurso de la segunda mitad de este siglo
desaparecen tres ayuntamientos y se crea uno. Rioseco se fusiona con Santiurde de Reinosa; en 1868
70
Los Carabeos y Valdeprado se unen en el actual
de Valdeprado del Río y el ayuntamiento del Marquesado de Argüeso, tras intentos fallidos en 1838
y 1840, se fusiona con el de Campoo de Suso en
1881 para formar el de la Hermandad de Campoo
de Suso57. Por el contrario, por Real Orden de 14
de enero de 1867, el ayuntamiento constitucional
de la Hermandad de Campoo de Yuso se dividió en
dos: los siete lugares del antiguo concejo mayor de
Valdearroyo58, más los concejos de Bimón, Llano,
Renedo y Villanueva se desgajaron del primitivo
ayuntamiento de esta hermandad y formaron el
ayuntamiento constitucional de Las Rozas de Valdearroyo59.
El caso de Valderredible merece mención aparte. En virtud de la nueva legislación decimonónica sobre administración local, el antiguo valle de
Valderredible se convirtió en ayuntamiento consti71
Campoo de Suso.
Archivo fotográfico
Casa de Cultura Sánchez Díaz.
A.H.P.C., Diputación,
legajo 170, doc. 2. (Contiene documentación de
los expedientes para la
fusión de los Ayuntamientos de Campoo de
Suso y del Marquesado
de Argüeso, formalizados
los años 1838 y 1840).
57
58
Llano, Renedo, Villanueva, Las Rozas, La
Aguilera, Bustasur, Arroyo, Medianedo, Quintanilla de Medianedo, La
Magdalena y Bimón.
A.H.P.C., Elecciones,
legajo 24, doc. 1. Incluye expediente de esta
segregación municipal.
59
A.H.P.C., Elecciones, leg.
18, doc. 1.
60
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
tucional del mismo nombre. Sin embargo esta conversión del valle en ayuntamiento único no se produjo de una sola vez, sino en dos etapas sucesivas.
En una primera fase y coincidiendo con el Trienio Constitucional, tomando como base el Decreto
de 25 de mayo de 1812 de las Cortes de Cádiz, que
transformaba en ayuntamientos constitucionales a
los ya existentes en el Antiguo Régimen y en virtud de la orden de 16 de noviembre de 1821, el Jefe
Político y la Diputación Provincial de Santander,
con fecha 7 y 30 de septiembre de 1822, cursaban órdenes al valle de Valderredible para que su
territorio se organizara administrativamente, dentro del partido de Reinosa y provincia marítima
de Santander, en cuatro ayuntamientos constitucionales: Polientes, Ruanales, San Martín de Elines
y Villanueva de la Nía. Al frente de cada uno figuraba un alcalde constitucional, cuatro regidores
y un procurador síndico. El primero de noviembre
de 1822 quedaron constituidas las corporaciones
municipales de Polientes y Ruanales, el día 3 lo
hacía la de San Martín de Elines y un día más tarde
tomaba posesión la corporación de Villanueva de
la Nía60.
El Ayuntamiento de Polientes comprendía la
villa de Polientes (capital) y los lugares de Arenillas de Ebro, Ruijas, Rocamundo, Rebollar de Ebro,
Campo de Ebro, Sobrepeña, Quintanilla de Án, La
Puente del Valle, Montecillo, Sobrepenilla, Salcedo,
Quintanas-Olmo y Arantiones.
El Ayuntamiento de Ruanales abarcaba los lugares de Ruanales (capital), Cejancas, Riopanero,
La Serna, Población de Arriba, Población de Abajo,
Allén del Hoyo, Quintanilla de Rucandio, Soto-Rucandio, Espinosa de Bricia, Renedo de Bricia y las
casas de Vallosera.
Componían el Ayuntamiento de San Martín de
Elines los lugares de San Martín de Elines (capital), Villaescusa de Ebro, Arroyuelos, Villaverde del
Hito, Santa María del Hito, Repudio, Ruerrero, Villota de Elines y las casas de Cadalso.
Finalmente, el Ayuntamiento de Villanueva de
la Nía estaba compuesto por los lugares de Villanueva de la Nía (capital), San Andrés de Valdelomar, San Martín de Valdelomar, Santa María de
Valverde, Castrillo de Valdelomar, San Cristóbal
de Monte, Navamuel, Moroso, Coroneles, Susilla,
Cubillo de Ebro, Villamoñico, Revelillas, Rasgada,
Bárcena de Ebro, Loma Somera, Bustillo del Monte
y Otero.
Pero el funcionamiento de estos cuatro ayuntamientos fue efímero. Los acontecimientos nacionales impidieron, una vez más, la vigencia de las reformas constitucionales en la administración. Los
Cien Mil Hijos de San Luis (1823) dieron paso a la
Ominosa Década absolutista y hubo de esperarse a
1833, muerto ya Fernando VII, para que la nueva
división provincial y administrativa de España fuera una realidad. Una vez configuradas las nuevas
provincias españolas (30 de noviembre de 1833)
y la división de estas en partidos judiciales (24 de
abril de 1834), el Decreto orgánico municipal de 23
de julio de 1835 dividía la provincia de Santander
en trece partidos judiciales y 110 ayuntamientos
constitucionales. Uno de estos era el de Valderredible, integrado ahora en el partido judicial de Reinosa. Desde 1835, por tanto, el territorio del valle
forma un único municipio, con capital en la villa
de Polientes. Para su gobierno se redactaron, en
1895, unas Ordenanzas municipales de policía urbana y rural, aprobadas por el Gobierno Civil de
la provincia de Santander en 6 de mayo de 189661.
Resultado de estos ajustes en la administración
local del territorio de Campoo fue la consagración
72
73
Agustín Rodríguez
Fernández: «El arado,
la hoz y el molino (Valderredible en la Edad
Moderna)», 1ª parte, en
Altamira, tomo LXIII, año
2003. Santander, Consejería de Cultura, Turismo
y Deporte, 2003, págs.
116-117.
61
Agustín Rodríguez Fernández
Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I)
de los 11 ayuntamientos que han conformado, desde finales del siglo xix a nuestros días, el partido
judicial de Reinosa, dentro de la antigua provincia
de Santander, hoy de Cantabria: Reinosa (cabeza del partido), Campoo de Enmedio, Campoo de
Yuso, Hermandad de Campoo de Suso, Pesquera,
Las Rozas de Valdearroyo, San Miguel de Aguayo,
Santiurde de Reinosa, Valdeolea, Valdeprado del
Río y Valderredible.
(Contimuará)
74
Carmelo Fernández Ibáñez1
UN PUÑAL MILITAR
DE ÉPOCA ROMANA HALLADO
JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
1
Museo de Palencia e
Instituto «Sautuola» de
Prehistoria y Arqueología.
Correo electrónico:
[email protected]
Introducción
Con este trabajo y entre otras cuestiones nos
proponemos enmendar un doble equívoco. En el
Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de
Cantabria se expuso desde su apertura en el año
1941 esta arma ciertamente singular tanto por su
exclusividad en Cantabria (e incluso en Europa),
como por el característico atractivo de unas formas que sin duda posee. Por ello, se le ha llegado a
adjudicar un origen erróneo producto de una suma
tanto de ancestrales como de acumulativos datos
erróneos a lo largo del pasado siglo xx. En la mayor
parte del cual, se carecía de los actuales soportes
científicos (en forma de paralelos, estratigrafías,
método, bibliografía…) para llevar a efecto un adecuado análisis de esta arma tan singular. Ha llegado incluso a evocar toda una serie de equívocas
consideraciones de índole indígeno-regionalista en
forma de inexactas imágenes.
Por otra parte, este más que interesante objeto que lleva más de un siglo siendo elemento de
comparación para múltiples cuestiones históricoarqueológicas, tanto en nuestro país como fuera
de él, no había sido motivo de estudio monográfico
alguno, habiéndose acumulado con el paso de los
años toda una serie de equívocos a su alrededor y
que lógicamente iban en aumento, y que no servían sino de confusión. Aunque hemos realizado
previamente algunas reducidas consideraciones al
respecto (Fernández Ibáñez, 1999, 2004, 2006), el
estudio de las dagas militares en la Península Ibérica (Fernández Ibáñez, 2008a; Kabanagh de Prado, 2008) supuso un momento propicio para llevar
a efecto un minucioso análisis de cada una de sus
partes, y de esta manera obtener conclusiones sólidas y científicamente actualizadas (Fernández
76
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Ibáñez, 2008b), desmitificando buena parte de lo
que ya era una liosa e inconexa madeja de supuestos.
Descripción del arma2
Este puñal está forjado en hierro a excepción
de dos piezas que forman parte de la estructura
de su empuñadura y que son de aleación de cobre (Figura 1). La hoja tiene una longitud de 172
mm con el desarrollo de los filos en la forma de
una «S» suave o tendida, lo que provoca que nos
muestre una estrecha cintura en la parte superior,
para seguidamente adquirir la máxima anchura e
2
Con el fin de seguir de
forma más precisa esta
descripción, véanse en
la Figura 6 la denominación de las diferentes
partes de una daga.
Figura 1
Daga romana procedente de la llanura de
Bolmir.
77
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
ir reduciéndose paulatinamente hasta finalizar en
un aguzado extremo en punta. Anverso y reverso
son diferentes. La que podemos considerar como
cara principal o anverso muestra los restos de una
película negra de magnetita (Óxido ferroso Fe3O4),
frágil y descohesionada de la base metálica —y su
correspondiente película de oxidación— sobre la
cual levemente reposa. Son los restos de lo que en
otro tiempo fue la superficie original del arma. A
partir de lo cual hoy podemos reconstruir aquellas
superficies en las que esta película se ha perdido por completo (como es la cara opuesta), y de
esta manera saber que mostraban cuatro aristas
en cada una de ellas conformadas a partir de cinco
amplias acanaladuras paralelas que abarcan ¾ de
la superficie de cada cara de la hoja, confluyendo
cerca del extremo inferior en una sola hasta alcanzar la punta. La cara opuesta (reverso) es lisa
por la pérdida total de aquella antigua superficie
acanalada; en el tercio inferior levemente se esboza una arista central. Vista en sección observamos
que esta arma es mayoritariamente lenticular, y
solo romboidal en la parte que corresponde al extremo punzante.
La empuñadura (Fotografía 1) de 98 mm de
longitud y 15 mm de grosor es en forma de una
«T» invertida, y se trata de una estructura compuesta por cinco elementos ensamblados. Juntos
muestran el mismo perfil y dimensiones (Fotografía 2). En el centro de este conjunto se encuentra
un espigo plano de 5 mm de grosor que sube perpendicularmente desde la base de la hoja hasta el
extremo opuesto a la punta donde se encuentra
el pomo. Sobre las partes superior e inferior de
este espigo se acoplan dos finas láminas de aleación de cobre (± 1 mm de grosor), para finalmente
sobre ellas acoplarse las cachas (confeccionadas
78
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Fotografía 1
Daga de Bolmir: empuñadura.
Fotografía 2
Estructura de la empuñadura.
en láminas de 1 mm de grosor) que muestran una
sección en «V» de 4 mm de altura. Parte de una
de estas cachas (más concretamente la que se corresponde con el reverso) se encuentra perdida, lo
que nos permite analizar parte de su interior. La
cruceta, también denominada arriaz o guarda, es
de forma rectangular (49 x 9 x 10 mm) y los cinco
elementos de que consta quedan remachados cerca
de sus extremos mediante sendos roblones. Este
79
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
arriaz se prolonga perpendicularmente en ángulo de 90º respecto a la caña o asidero de la daga.
Dicha caña se ensancha levemente en el centro de
su longitud en dos cortos apéndices triangulares
formando lo que A. Kavanagh denomina genéricamente como nudo (Kavanagh de Prado, 2008:
20). Como elemento de unión de las cinco láminas
metálicas en esta parte central solo es evidente de
forma clara uno de los remaches. La empuñadura
remata en la parte superior mediante un personalísimo pomo en forma de «U» o creciente lunar.
Los extremos de este pomo son redondeados y de
sección poligonal, y solo en el anverso conserva
restos de una decoración perlada de semiesferas en
relieve que seguramente decoraban ambas caras, y
que ha perdido en su mayor parte junto con la película de magnetita que como antes vimos también
reproducía los relieves de la hoja.
la ermita del Valle.» (García y Bellido, 1963, págs.
200-201; 1976-78: , pág. 83)3.
Pero con referencia al lugar de hallazgo han
sido localizados algunos documentos de interés4.
En el Museo Marítimo del Cantábrico en Santander
se conserva el texto titulado Catálogo del Museo
Arqueológico del Excmo. Marqués de Comillas, en
el Fondo Tomás Maza Solano (Leg.16/3). Se trata
de unos folios mecanografiados (que quizás puedan fecharse en torno a 1925) y que fue enviado
con fecha 23 de agosto de 1941 a Gonzalo Bringas Vega (quien fuera arquitecto de la Diputación
Provincial de Santander) por José Abarrategui
(administrador del segundo Marqués de Comillas).
Con el nº 839 del citado catálogo, podemos leer:
Descripción. Tesoro de Juliobriga (Retortillo), que
se compone
Nº 1. Dos piedras areniscas, base y tapa, con
una concavidad central, en la que se encontraron
según cartas de D. José María de los Ríos de 26
de Septiembre de 1919 y de 16 de Agosto de 1919.
(a) fragmentos de una vasija? de cristal. (b) tres
anillos de oro con camafeo (c) un tubito id. con veneno ó esencias. (d) varios huesecillos, al parecer
de mano y antebrazo.
Nº 2. (a) un filete bocado de hierro. (b) tres
lanzas pequeñas. (c) una id. grande. (d) un puñal
con su vaina.
Nº 3. (a) un candelabro retorcido. (b) una candileja con su asa. (c) cinco tornillos. (d) grapa de la
piedra funeraria.
Datos de procedencia del mismo. Adquiridos
por el Sr. Marqués de Comillas por conducto de
Don José María de los Ríos, vecino de Reinosa.
Los objetos del nº 2 y 3 menos, fueron hallados
en una tierra de labor próxima.
Pormenores y vicisitudes de este hallazgo
En cualquier publicación que hasta hoy haya
hecho referencia a esta arma siempre ha figurado
bajo la denominación de Puñal de Juliobriga, sin
otros datos. Por lo tanto se le sigue hoy atribuyendo como descubierta en la antigua ciudad romana
de Iuliobriga, lo cual no es cierto. La primera noticia que hace referencia a esta daga la encontramos
en la primera guía del Museo de Prehistoria de
Santander (1943, pág. 21). Años más tarde Antonio
García y Bellido fue el investigador que nos transmite la existencia sobre el reverso del objeto de
un pequeño papel adherido (hoy no conservado) y
donde se podía leer: «Juliobriga-Retortillo». También recoge una serie de datos que le fueron proporcionados por Joaquín González Echegaray: «…
cree recordar que se halló en la parte baja, donde
80
81
La ermita en cuestión
-hoy inexistente- era
denominada como de
«Nuestra Señora de los
Palacios» y fue erigida
en la amplia llanura
sedimentaria que de Este
a Oeste se extiende a los
pies de la loma donde
se encuentran los restos
de la ciudad romana, y
cercana a esta en dirección N.W. Dicha llanura
se encuentra en parte
recorrida por el río Ebro
y en ella -entre otrasse erigen poblaciones
cercanas tales como
Reinosa, Requejo o Bolmir. De la citada ermita
hoy solo resta un túmulo
recubierto de vegetación,
junto y a la derecha en la
carretera comarcal que
une las localidades de
Bolmir con Requejo. Se
sabe que en los comienzos de la última contienda civil y hacia los años
1936-37 se encontraba
muy deteriorada. La
piedra que formaba
su estructura sirvió
posteriormente para
construir una casa en
el pueblo de Requejo, y
su portada renacentista
fechada entre los siglos
XVI-XVII fue reubicada
y es la actual portada
de la Casa de Cultura
«Sánchez Díaz» de Reinosa. En este último siglo
citado la ermita poseyó
gran fama en la comarca
(BOHIGAS et alii, 1989:
6; CALDERÓN, 1971: 44 y
46; PÉREZ, CAMPUZANO
y MARTÍNEZ, 1995: 105106; RODRÍGUEZ, 1983).
3
4
La documentación
que a continuación
vamos a manejar nos
ha sido amablemente
facilitada por nuestros
colegas y amigos Ignacio
Castanedo Tapia y Virgilio Fernández Acebo,
quienes redactan en la
actualidad una monografía historiográfica
del mayor interés para
la prehistoria y arqueología en Cantabria. Para
ambos vaya nuevamente
desde aquí nuestro más
sincero agradecimiento
por su valiosa y siempre
desinteresada colaboración.
«… y en la extensa Vega
de Bolmir, donde fue
hallado el tesorillo que
en su museo guarda el
Marqués de Comillas»
(Carballo, 1941: 19).
5
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
En el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander existe un documento manuscrito sin fecha (Documentación Museo-IV, Capeta
45 Hallazgos en pueblos de la provincia) y en él,
bajo el título de Lugares donde se hicieron excavaciones para el Marqués de Comillas, se encuentra
redactada una relación a mano de cinco lugares,
donde podemos leer en el último de ellos: En Retortillo, abajo al lado del Ebro = poco. Además Jesús Carballo añade en una publicación la siguiente cita: Hace ya muchos (años) que el Marqués de
Comillas compró un tesorillo de oro procedente del
sitio llamado Los Trigales y unas lanzas de hierro encontradas en la llanura de Bolmir (Carballo,
1949: 2). De lo que se deduce que el Marqués de
Comillas compró para su colección un conjunto de
objetos que —seguramente— las labores agrícolas
habían dejado en superficie en un indeterminado
lugar de la llanura de Bolmir (y que en los documentos manejados por nosotros se cita bajo la
denominación de «Tesoro»), a los pies de la loma
donde se encuentran los restos de la ciudad de Iuliobriga, en 1919 o poco tiempo antes5. Solo se especifica el lugar llamado Los Trigales, quizás un
lugar cercano a la que fue ermita de Ntra. Sra. de
los Palacios como apuntó J. González Echegaray a
A. García y Bellido, y este último autor posteriormente publicó como ya dijimos antes. De todo esto
y como primera conclusión se infiere que la daga
que aquí estudiamos no fue hallada en la ciudad
romana, y que apareció junto a lo que podemos
considerar su vaina o funda.
su vida Claudio López Bru (1853-1925) —segundo
Marqués de Comillas— (Cabré Aguiló, 1925) fue
asaltado, y robados todos los objetos allí expuestos. Acabada la guerra los objetos fueron recuperados y depositados en el Museo de Prehistoria de
Santander, donde algunos fueron expuestos para
su inauguración en el año 1941: el armamento
y demás implementos metálicos procedentes del
Monte Bernorio (Palencia), una punta de lanza,
el puñal y una cadena de bocado de caballo, por
cesión temporal de Juan Claudio Güell Churruca
—Conde de Ruiseñada— (1943, pág. 21) heredero
del Marqués de Comillas. Los objetos fueron devueltos al Palacio, a excepción de un par de puntas
de lanza de hierro y dos fíbulas en aleación de
cobre procedentes de Monte Bernorio (Palencia), y
el puñal de Bolmir motivo de este trabajo6 (García
Guinea y González Echegaray, 1963, pág. 69 y Fig.
46). Nada sabemos hoy de la vaina que supuestamente acompañaba al puñal en el momento de su
hallazgo y que se cita en el punto 2.(a) de la documentación del Museo Marítimo, de cuyos detalles
carecemos totalmente.
Durante nuestra última contienda civil y más
concretamente en Agosto de 1937 el Palacio de Sobrellano (Comillas) donde se encontraba expuesta
la colección arqueológica que reunió a lo largo de
82
El análisis de las diferentes partes de
la daga
Tomaremos como base de nuestro análisis las
dos partes básicas en que se divide cualquier arma
blanca (Figura 6): la empuñadura o zona inferior
por donde se sujeta, y la hoja o parte superior.
La empuñadura
La empuñadura, como ya hemos descrito, se
encuentra formada por una estructura compacta de cinco elementos metálicos superpuestos de
perfil similar, unidos entre sí mediante pequeños
83
En otros listados de
los objetos a devolver
al Conde de Ruiseñada
por parte del Museo
de Santander y que
han sido conocidos por
nuestros amigos investigadores e informadores,
figuran las siguientes
piezas del entorno de
la ciudad de Iuliobriga:
cuatro puntas de lanza
(una de ellas grande), un
filete de bocado y una
daga con su funda, todo
ello en hierro.
6
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
remaches cilíndricos. Esto último más su forma
general en «T» invertida suponen algunas de las
inequívocas características que singularizan las
dagas del ejército romano a la largo de los siglos
posteriores a la primera centuria. Mas, para enmarcar esta daga adecuadamente en el tiempo,
hemos de retrotraer nuestra explicación hasta los
orígenes.
El puñal romano que en muchos aspectos caracterizó a su ejército, todos los datos por el momento apuntan a aque tiene su origen en la meseta
Norte de Hispania en el último cuarto del siglo I
a.C., y fue tomada por aquel como préstamo cultural de las poblaciones celtibéricas de aquella
zona durante su conquista. Este antiguo modelo
de daga presentaba dos modalidades en su empuñadura: las bidiscoidales7 —que no parecen sobrepasar demasiados años el cambio de era—, y
las de pomo en forma de «D» invertida (también
denominado de «semidisco» por Kavanagh) hasta
finales del siglo I d.C. Durante los años en que ambas empuñaduras conviven, su estructura parece
ser levemente diferente. Mientras que esta última
posee cinco elementos (tres metálicos y dos de materia orgánica —madera o hueso—), la bidiscoidal
cuenta con siete (cinco metálicos —hierro y bronce— y dos de materia orgánica). Hacia la mitad de
la caña o asidero del arma ambos modelos poseen
un ensanchamiento circular/oval antideslizante
(disco o nudo central). Como esta, otra característica definitoria también de ambos modelos de daga
es el mostrar hombros (o parte superior de la cruceta, también llamada guarda o aún mejor arriaz)
oblicuos, hecho que se refleja no solamente en la
forma de la citada cruceta sino también en la parte
superior de la hoja. Disco central y oblicuidad de
los arriaces son algunas de las características que
a nivel formal mejor identifican a las dagas militares de finales del siglo I a.C. y toda la centuria
siguiente d.C.
En el siglo II d.C. y en general en lo que se
refiere a las armas se producen cambios sustanciales en el ejército de Roma, cuyas motivaciones
últimas en la actualidad nos son desconocidas. Estos cambios lógicamente también alcanzan a los
puñales, que se convierten en un objeto residual
sin que por ahora tengamos una explicación clara
para tal comportamiento; quizás sea un efecto con
motivaciones culturales, simbólicas, tácticas... De
hecho en esta centuria el número de dagas descubiertas decrece de forma ostensible con respecto a
la inmediatamente anterior, dando la firme impresión de desaparecer mayoritariamente como arma
reglamentaria. Aunque también con incuestionables cambios en ciertas partes, hay una evidente
continuidad; evidentes y apreciables diferencias
de este siglo con respecto al anterior. Este panorama muestra que la problemática es compleja y
hoy existen grandes lagunas en el conocimiento,
agravándose esta situación por el hecho de que los
objetos conocidos se encuentran mayoritariamente
descontextualizados, ya que se tratar de hallazgos
Figura 6
Denominación de las
diferentes partes que
conforman una daga
antigua y su vaina (sg.
Kavanahg).
Tradicionalmente
denominada como
«biglobular», pero que E.
Kabanagh ha matizado
con este término mucho
más adecuado (Kavanagh de Prado, 2008: 6) ya
que sintetiza el aspecto
formalmente más destacado del cual deriva su
denominación tipológica.
Ya que la empuñadura
no está compuesta por
glóbulos, sino por sendos discos.
7
84
85
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Figura 2
Daga de Buciumi (Rumanía) (sg. Chirila et alii).
de fortuna o bien antiguos. Este hecho
nada baladí arroja un horizonte por el
momento difícil de ordenar, y dar por lo
tanto sentido y explicación a múltiples
interrogantes.
En las dagas del siglo II d.C. las empuñaduras se fabricaban sin las partes
orgánicas interiores que vimos en las
dos centurias anteriores antes y después
de J.C. En la Península Ibérica además
hace su aparición por primera vez el
espigo cilíndrico (aunque de forma circunstancial, ya que mayoritariamente
siguen siendo planos), lo que en todo el
Norte de Europa ya se empleaba desde
el reinado del emperador Nerón (54-68
d.C.). Las cachas de estas empuñaduras
eran fabricadas en hierro; aunque también circunstancialmente en aleación de
cobre como muestra el hallazgo de Torre Palma (Portugal) (Fernández Ibáñez,
2008: 103). Los hombros o línea superior de los arriaces (a diferencia de lo
que aseguramos para el siglo anterior
que eran oblicuos), ahora son rectos y
forman ángulo recto con la caña. Las protuberancias centrales antiguamente con forma circular/
oval ahora se reducen ostensiblemente a pequeños
apéndices triangulares. Ahondando aún más en
los cambios los pomos también cambian de manera muy significativa ya que desaparece la forma
semidiscoidal en «D», confeccionándose en estos
momentos dos nuevos tipos diferentes; y a su vez
con dos variantes. La daga de Buciumi —Rumanía— (Chirila et alii, 1972, pág. 62, lám. LVII) (Figura 2) fechada en este segundo siglo es el primero
de los tipos y muestra un pomo redondeado con
86
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Figura 3
Dagas del siglo II d.C.:
Bar Hill -Inglaterra- (1),
Tuchyna -Slovakia- (2 y
3) (sg. Bishop y Coulston).
una concavidad en la parte superior, de tal manera que se consiguió una estructura en lo que
hemos dado en denominar como «pomo bilobulado
o de mariposa» (Fernández Ibáñez, 2007, pág. 417;
2008a, pág. 116). El segundo tipo agrupa a otros
puñales que muestran el pomo con la forma de
una particular «U» cuyos extremos superiores están apuntados como muestra el hallazgo inglés de
Bar Hill (Figura 3,1) fechado a mediados del siglo
II d.C. (Roberson, Scott y Keppie, 1975, pág. 99 nota 15, Fig. 32-15).
87
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Fiotografía 4
Dagas procedentes de
Künzing (sg. Herrman).
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
es posible establecer dos tipos básicos con alguna
variante. El primero es el de extremos apuntados
y concavidad de profundidad media, siendo claramente una continuidad respecto a los que ya vimos en pasado siglo II. Pero las dagas de Künzing
presentan pequeñas variaciones con respecto al de
Bar Hill ya visto (Figura 3,1), como es un redondeamiento general de este extremo(Fotografía 4,3).
Otras variantes de estas empuñaduras muestran un
pomo de forma hexagonal (Fotografía 4,2), o bien
este como tal ha desaparecido, quedando tan solo
una muesca en el extremo que ahora es redondeado (Fotografía 4,1). Preludiando, lo que a partir de
entonces y hasta el día de hoy serán estas formas
de empuñar las armas blancas. Los hombros de las
guardas o arriaces son oblicuos durante el siglo I
a.C., siendo rectos en las centurias siguientes.
Las características de las dagas de la centuria
siguiente (siglo iii d.C.) las conocemos con relativa
seguridad a partir de los hallazgos efectuados en
las excavaciones del antiguo taller ( fabricae) del
fuerte Künzing (Austria) (Fotografía 4), compuesto
por 59 dagas y 29 fundas (Herrmann, 1969; 1972);
son los únicos hallazgos que con un gran número
de objetos mejor conocemos para este siglo, con
fecha segura y procedentes además de contexto
militar. En líneas generales vemos que la empuñadura sigue siendo una continuidad de la ya vista en el siglo anterior pero con ciertas variantes.
También se fabricaban en hierro y nuevamente sin
los elementos orgánicos de madera o hueso de la
empuñadura como los del siglo I. El engrosamiento (nudo) central de la caña de nuevo se reduce a
unos pequeños apéndices de forma triangular. El
pomo sigue siendo un elemento que define bien
estos modelos tardíos de puñales, y por ellos nos
88
La hoja
Las hojas de las dagas del ejército romano de
los siglos I-II d.C. halladas hasta hoy en la Península Ibérica, muestran como una de sus principales características el presentar hojas con un nervio
central (Fernández Ibáñez, 2008a, págs. 111-115 y
117), y en este sentido la daga de Bolmir es la única
que muestra varios de estos nervios al haber sido
surcadas sus caras por acanaladuras paralelas. Las
hojas suelen ser en general anchas; estrechas solo
de forma excepcional en los hallazgos de Corporales (León) y Monte Castrelo (Asturias) (Fernández Ibáñez, 2008, págs. 92 y 94-95). Los espigos
que sustentan la empuñadura y que nacen desde
la hoja (en el centro mismo del extremo opuesto
a la punta), son láminas en la mayor parte de los
hallazgos. Los pedicelos estrechos están solo representados por los ejemplares de los yacimientos
de Rosinos de Vidriales (Zamora) y Ateabalsa (Na89
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Figura 4
Daga de Sotopalacios
(Burgos).
varra) ambos del siglo ii d.C. (Fernández Ibáñez,
2008, pág 102-103); no se conoce por el momento
en la Península Ibérica la forma cilíndrica como a
veces aparece en el Norte de Europa.
Para el resto del Imperio en estos momentos
tardíos para las dagas (siglos ii-iii d.C.) vemos algo
semejante a lo que ocurre en Hispania, tan solo con
algunas diferencias según nos muestran los puñales de Künzing (Austria), Copthall Court (Inglaterra), Tuchyna (Scolvakia), Carnuntum (Hungría),
Nida-Heddernhem o Eining (Alemania) (Figura 3
y Fotografía 4). Las hojas son anchas con arista
central de refuerzo y los espigos son tanto de sección cuadrada como laminar. Las delineaciones de
los filos son rectas y/o sinuosas mostrando cinturas estrechas y altas, destacando aguzadas puntas.
Algunas hojas de Künzing muestran decoraciones
grabadas con motivos en espiga.
El problema de la fecha
En primer lugar creemos que ha quedado definitivamente confirmado que esta daga no se trata
de un arma blanca de la II Edad del Hierro, sino de
época romana con un claro carácter militar. Nos
encontramos ante lo que hasta la actualidad podemos considerar como un ejemplar único entre
los pocos conocidos en el territorio que abarcó el
antiguo Imperio romano. En términos temporales
podría decirse que esta arma fue fabricada/utilizada entre los siglos ii y iii d.C. Es más, según hemos
comprobado por las características que presentan
todas las empuñaduras hasta ahora analizadas,
con respecto al hallazgo de Cantabria podríamos
pensar que este es una variante hispánica, a partir de los tres únicos hallazgos conocidos de este
90
exclusivo tipo y que tan solo han aparecido en
nuestro país: Sotopalacios (Figura 4) (Monteverde,
1975), una empuñadura vista hace ya muchos años
(y que podemos dar por desaparecida) en un mercado de antigüedades de Madrid (Figura 5) (Cabré
Herreros y Morán Cabré, 1991) y esta de Bolmir.
También y a partir de los datos obtenidos entre
el escaso número de dagas militares conocidas en
todo el orbe que constituía el Imperio Romano y
clasificadas como de los siglos ii y iii d.C., podemos
obtener otras interesantes precisiones. A una más
que evidente reducción numérica de hallazgos respecto al siglo primero y que quizás podamos interpretar como un masivo abandono en la utilización
de esta arma, se une la carencia de unidad formal
91
Figura 5
Empuñadura de procedencia desconocida del
mercado de antigüedades de Madrid (sg. Cabré
Herreros y Morán Cabré).
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
entre todas ellas, presentando variantes tanto en
la hoja como sobre todo en la empuñadura. Así,
la parte metálica de dicha empuñadura aumenta
durante estos dos siglos de tres a cinco elementos
(desapareciendo por lo tanto las partes orgánicas
en madera o hueso), tal y como se fabricaban las
de antaño, a finales del siglo I a.C. Es como si de
alguna manera se volviese a fabricar la ya antigua
estructura.
En cuanto a decoraciones tan solo la desaparecida daga vista hace ya años en Madrid es la única
que la mostraba en base a un dibujo geométrico,
posiblemente nielado en plata. También la daga de
Burgos, que quizás podría ser fechada en el siglo
III d.C. no solamente según su parecido en cuanto
a forma con algunas de las aparecidas en Künzing
(Fotografía 4), sino porque asimismo muestran su
hoja decorada mediante un espigado similar.
orientando la investigación por derroteros hasta
ahora desconocidos, zanjando de forma definitiva
que no se trata en modo alguno de un arma prerromana relacionable con las antiguas poblaciones
cántabras.
Finalmente y con respecto a la hoja del puñal de Bolmir no nos queda sino confirmar lo que
la empuñadura ya nos dijo, y es la vuelta a los
viejos modelos del siglo primero d.C. Entre las hojas fechadas en el siglo segundo ninguna lleva ni
las nerviaciones que le son tan características ni
otro tipo de relieve, a no ser el ya clásico refuerzo
longitudinal que las recorre en su parte central a
todo lo largo de ambas caras. Pero sin embargo
la hoja de Sotopalacios sí las presenta (Figura 4):
¿vendrá a decir esto que puede ser también una
característica más de los puñales del siglo iii d.C.?
Por lo que la cuestión cronológica del arma procedente de Bolmir y que aquí hemos tratado sigue sin
poder ser resuelta de forma categórica. Por el momento no podemos asegurar otra cosa que no sea
su datación entre los siglos ii y iii d.C. No obstante
hemos podido comenzar a aclarar muchos otros,
92
¿Qué otro tipo de información nos proporciona el hallazgo de Bolmir?
Un muy interesante aspecto es el que deriva de
los datos aportados en el tercer apartado de este
trabajo Pormenores y vicisitudes de este hallazgo,
a raíz de la documentación manejada con respecto
a los pormenores del descubrimiento de la daga en
cuestión. Como vimos, en el documento titulado
Catálogo del Museo Arqueológico del Excmo. Marqués de Comillas se relacionan los hallazgos efectuados en la llanura de Bolmir, al pie de la ciudad
de Iuliobriga, y es en este documento donde leemos
claramente el descubrimiento de una piedra horadada de forma cóncava con su correspondiente
tapa, e incluso una grapa (supuestamente metálica). Estos objetos quizás nos estén poniendo tras
la importante pista de la existencia en la citada
llanura —como no podría ser de otra manera— de
la necrópolis o una de las necrópolis de la antigua ciudad romana, de lo que hasta hoy no existe
testimonio material alguno. Como también es importante el hecho de que hasta la fecha no se haya
encontrado ni rastro del imprescindible cementerio que le es característico a todo núcleo urbano a
lo largo de la historia.
Los objetos que fueron hallados (restos de vidrio quizás de una urna olla usuaria —para huesos— y/u olla cineres —para cenizas—, —Martín de
la Torre, 1991—, huesos y demás hallazgos) tal vez
responderían al ajuar depositado en una urna fu93
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
neraria de incineración de mayores dimensiones
en piedra, que fue tan usual en emplazamientos
cementeriales del Alto Imperio (Diebner, 1987) de
los siglos I – II d.C. Como ejemplo más cercano
de este tipo de ritos lo encontramos algunos kilómetros más al Sur en la necrópolis de Eras del
Bosque de Palencia capital (Amo, 1992; Fernández
Ibáñez, 2008: 97-98) Quizás la daga mismamente
formase parte del ajuar de alguna tumba, como
varios puñales quizás también lo fueron en la misma necrópolis palentina (Fernández Ibáñez, 2004:
209; 2006a: 283 y 285-286). Este no sería el único
ejemplo, ya que podemos citar otros muchos a lo
largo de la extensa geografía que abarcó el antiguo Imperio Romano, y que solo actualmente se
están comenzando a valorar. Serían modelos de lo
que decimos las necrópolis de Ateabalsa (Navarra)
o Sta. Lucía (Taranto, Italia)
Por lo tanto no sería nada extraño encontrarnos ante la necrópolis (o una de ellas) de Iuliobriga
por cuyo interés (ya que nos encontraríamos ante
el primer ejemplo en Cantabria) y confirmación debieran de llevarse a cabo prospecciones al respecto,
aunque vislumbramos que actualmente no es tarea
fácil. Y ello debido a que el valle de Reinosa hoy
se encuentra modificado en grandes extensiones
producto del aprovechamiento que a lo largo de los
años los habitantes del entorno han hecho de esta
área geográfica, siendo el pantano del Ebro la obra
más emblemática, aunque no la única. Las continuas labores agrícolas desde época inmemorial
(posiblemente ya desde momentos romanos) y de
pradería en los últimos decenios, han convertido
los alrededores de Bolmir en una llanura haciendo
desaparecer los accidentes topográficos que suponían un estorbo al aprovechamiento del suelo. Por
lo tanto muy posiblemente han sido borrados de su
geografía los siempre imprescindibles relieves en
la localización de asentamientos de la antigüedad.
Reflejo superficial que suele resultar muchas veces
inequívoco en la identificación de algún tipo de
ruina que se encuentra soterrada. En este caso ha
sido la documentación escrita la que quizás nos ha
puesto en evidencia nuevas ruinas muy cerca de
la ciudad de Iulióbriga, y con ella relacionadas en
algún momento, más allá de lo que es la colina de
su asentamiento.
Por pura lógica también nos es posible atisbar
(de una manera que por ahora metodológicamente no es prudente evaluar de forma categórica) la
presencia de militares, ya que son ellos los únicos que en estos siglos aún llevaban en su equipamiento este tipo de armas que durante siglos les
fueron tan características; aunque en estos siglos
centrales del Imperio ya se encuentren a punto de
desaparecer de su indumentaria. Si en verdad la
daga proviniese de un área cementerial, podríamos pensar quizás que se tratarse de un veterano
que se llevó a la tumba aquello que quizás conservó durante décadas como valioso recuerdo. Lo que
fuera uno de los símbolos más emblemáticos que
caracterizó su noble y peligrosa profesión durante
¼ de siglo, y además sobreviviendo. A partir de
la cual hizo realidad el mayor de los anhelos para
todo peregrini o indígena de la época, como fue
llegar a alcanzar el estatus de ciudadano romano
tanto para él como para sus descendientes.
94
95
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
Bibliografía
Atlántico en Época Romana (C.Fernández Ochoa y P.García
eds.), B.A.R. Int. Series 1371, Oxford, 203-228.
Amo, M. del (1992): «Una tumba», Boletín del Seminario
Arte y Arqueología LVIII, Valladolid, 169-207.
Fernández Ibáñez, C. (2006): «Post Vestigium Exercitus.
Militaria romana en la región septentrional de la Península
Ibérica durante la época Altoimperial», Actas del IIº Congreso de Arqueología Militar Romana en Hispania (A.Morillo
ed.), León, 257-308.
Bohigas Roldán, R. et alii (1989): Informe arqueológico
para la evaluación ambiental del proyecto de trazado de la
Carretera Nacional 611 (Tramo Reinosa-Límite Interprovincial con Palencia), Santander (inédito).
Cabré Aguiló, J. (1925): «Las colecciones de prehistoria y
protohistoria del Museo Cantábrico de Comillas», Coleccionismo 109, Madrid, 1-17.
Cabré Herreros, E. y Morán Cabré, J. A. (1991): «Puñales dobleglobulares con probable simbología astral en el
pomo de la empuñadura», Actas del XXº Congreso Nacional
de Arqueología, Zaragoza, 341-348.
Calderón, J. (1971): Campoo. Panorama histórico y etnográfico de un valle, Institución Cultural de Cantabria,
Santander.
Carballo, J. (1941): «Descubrimiento de una ciudad romana», Metalurgia y Electricidad 43, Madrid, 18-22.
Carballo, J. (1949): «Juliobriga, capital romana de
Cantabria», Las Ciencias 1 (año XIV), Madrid, 1-4.
Chirila, E. et alii (1972): Das Römerlager von Buciumi,
Cluj.
Diebner, S. (1987): »Sonderformen von Urnen und Grabstelen in den Regionen Mittelitaliens», Römische Gräberstrassen Selbsdarstellung. Status. Standard, München, 229238.
Fernández Ibáñez, C. (1999): «Puñal», Cántabros. La Génesis de un Pueblo, Santander, 292.
Fernández Ibáñez, C. (2004): «Metalistería militar romana en el norte de la Península Ibérica durante los periodos republicano y altoimperial», IIIer Coloquio Internacional
de Arqueología en Gijón: Unidad y Diversidad en el Arco
96
Fernández Ibáñez, C. (2007): «La metalistería militar de
Hispania en época altoimperial», Metalistería Romana de
Hispania (C.Fernández Ibáñez ed.), Sautuola XIII, Santander,
403-426.
Fernández Ibáñez, C. (2008a): «Las dagas del ejército
altoimperial en Hispania», Gladivs XXVIII, Madrid, 87-175.
Fernández Ibáñez, C. (2008b): «La daga militar romana
de la llanura de Bolmir (Cantabria)», Sautuola XIV,
Santander, 165-182.
García y Bellido, A. (1963): «Parerga de arqueología y
epigrafía hispanorromanas (II)», Archivo Español de Arqueología XXXVI (107-108), Madrid, 191-206.
García y Bellido, A. (1976): «El ejército romano en Hispania», Archivo Español de Arqueología 49 (nº 133-134), Madrid, 59-108.
García Guinea M. A. y González Echegaray, J.
(1963): Museo Provincial de Prehistoria y Arqueología de
Santander, Guías de los Museos de España XV, Madrid.
Herrmann, F. R. (1969): »Der Eisenhortfund aus dem Kastell Künzing”, Saalburg Jahrbuch 26, Berlin, 129-141.
Herrmann, F. R. (1972): Die Ausgrabungen in dem Kastell
Künzing/Quintana, Stuttgart.
Kabanagh de Prado, E. (2008): «El puñal bidiscoidal
peninsular: tipología y relación con el puñal militar romano (pugio)», Gladivs XXVIII, Madrid, 5-85.
Martín de la Torre, M. (1991): «Urnas cinerarias romanas de vidrio plomo del Museo Arqueológico Nacional. Ma-
97
Carmelo Fernández Ibáñez
UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA
drid», Boletín del Museo Arqueológico Nacional IX, Madrid,
17-28.
Monteverde, J. L. (1975): «Puñal romano de Sotopalacios», Boletín de la Institución Fernán González 141, Burgos,
792-795.
Pérez, J. L., Campuzano, E. y Martínez, E. N. (1995):
Catálogo monumental de Reinosa, Ayuntamiento de Reinosa, Reinosa.
Roberson, A., Scott, M. y Keppie, L. (1975): Bar Hill: A
roman fort and its finds, British Archaeological Reports 16,
Oxford.
Rodríguez, R. (1983): «La casa del Convento», Casa de Cultura El Convento, Reinosa.
Museo de Prehistoria, Diputación Provincial, Santander
(1943).
98
José Luis Vicario
EL ARTISTA Y SU OBRA
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
Vista general de la
exposición El soporte
del foramontano, Museo de Bellas Artes de
Santander, mayo 2009:
1. Remo (cuchara), 2009
Madera de cedeceira
177 x 11 x 4 cm
2. Remo (rastrillo), 2009
Madera de cedeceira y
hierro
291 x 40 x 8,5 cm
3. Remo (cazo), 2009
Madera de cedeceira
284 x 9,5 x 4 cm
4. Remo (percha), 2009
Madera de cedeceira y
metal
247 x15,5 x 15cm
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
Campanas (cervicales),
2009
Madera de olmo, roble
y haya
220 x 24 cm de diámetro
Una sola verja o el esmeril estéril
«No = si, por los cojones.»
«Fíate de la virgen y no corras,
ya verás que ostias te llevas.»
«Cuidaos ajenos,
de los cojones cuelgan.»
Este grupo de obras fueron exhibidas en el Museo
de Bellas Artes de Santander con el título El soporte foramontano. La muestra constaba de varias
series de piezas realizadas entre 2007 y 2009. Tanto
los materiales empleados en cada una de las series,
como las proporciones, las referencias y las intenciones se adecuan a unas necesidades específicas y
diferenciadas. De tal modo, aparecen resoluciones
en piedra, plata, madera, tela, espejo y distintos objetos de uso cotidiano. Todas las esculturas dispo-
nen de una pretendida intención rural y utilitaria.
Ante tanta y frecuente «virtuosidad» virtual estas
piezas intentan basarse en una presencia atávica y
una perspicacia furtiva.
Todo el conjunto de la exposición elaboraba un
desarrollo multidisciplinar en torno al paradigma
del soporte en la escultura. En consecuencia, he
tratado la idea del soporte como un problema y
una circunstancia tridimensional, incorporando a
su resolución plástica los efectos, los aciertos y so100
101
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
Soporte de plata II,
2009
Plata y piedra
12 x 17 x 41 cm
dos por la intencionada contención del formato y
el recuerdo de los aperos estrictos que se vinculan
al esfuerzo propio de faenas agrícolas, pesqueras y
ganaderas, frente al devenir del museo de arte.
Desde hace tiempo el proyecto escultórico que
desarrollo se compromete con la expresión de inquietudes y certezas a través de la concreción expresiva, oportuna en cada caso. Especialmente con
aspectos de resolución formal, como es el tamaño, y los mecanismos plásticos que la obra dispone para abarcar el espacio. No atiendo al estilo
o a señas de identidad, puesto que en cada caso,
las necesidades de la obra requieren unas soluciones concretas. Para ello, básicamente me remito a
conceptos de forma y escala, selección del material y de su acabado, instalación expositiva e intervención lumínica. De este modo introduzco en las
bre todo la esencia propia del uso del objeto. De
este modo, además de los componentes intrínsecos
del arte, las esculturas intentan atribuir a esto también su empleo, o mejor dicho, un uso específico
bien sea este práctico, hipotético o referencial.
Procuro aunar el arraigo y la riqueza del registro rural al desarrollo de la evolución propia del
arte contemporáneo. Me valgo para ello del capricho propio de ese juego retórico que ambos mundos posibilitan para la mutación y la síntesis en
el fruto de los resultados concretos. Así pues, el
trabajo deriva con destellos camperos condiciona102
103
Equipaje Delgado, 2007
Mármol rojo
60 x 45 x 33 cm
Equipaje Grueso, 2007
Mármol rojo
60 x 45 x 33 cm
Equipaje Bond, 2007
Mármol rojo
60 x 45 x 33 cm
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
Instalación de Pasión I,
II, III y IV, 2006
Mármol de olivilla
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
Secreto (mortero), 2008
Mármol macael, 2/20
25 x 25 x 18 cm
obras visos tan de cantante pop como son: el amor,
la espera, la certeza del acierto, la responsabilidad
de abarcar y expandirse, el impacto de aspectos
políticos y sociales en el desarrollo individual, la
cotidianeidad de la felicidad, la búsqueda de lo que
nunca regresa, la ambición del sediento, el vuelo
de una pluma o de una bolsa de plástico, el aguante de unos huesos de aire, el desdén de los náufragos por la noche, las lecciones infantiles de Bartok,
la búsqueda del perfume de quien pasó a mi lado,
la escucha de una biografía triste, el nerviosismo
previo del viajero, la conversación de quien lleva
anillos, la alusión al buenos días de la tristeza, la
micro vida fósil en Marte, el talento de los otros, la
belleza que acostumbra, la casa de la vida de unos
cuantos, el linóleo de la casa de la cascada, otro
viaje a Nueva York, mi amiga la estéril y su amigo
104
Palée, 2009
Madera, espejo, plomo e
imperdibles.
81 x 61 x 19 cm
105
Cesto de mimbre
(adulto), 2009
Mimbre
201 x 74 x 40 cm
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
EL ARTISTA Y SU OBRA
José Luis Vicario
que vive en una eterna yema de huevo, las obras
de mi taller, unos candelabros de plata catalanes,
un mantel lleno de huellas de pájaros, la botella
llena de agua con una escalera y terrones de azúcar dentro, Proust, el frío, los diamantes, Dean &
Deluca, la tela de ruán iluminada por velas de tiniebla, Michiko cantando a Scelsi, las dedicatorias
de mi próximo catálogo, las descripciones del Cairo
por P. Loti, mis próximos cuadros, una rodilla que
ya no duele, el tabaco, mis clases de portugués, la
ilusión de un encargo querido, componer la luz, la
confianza de un desconocido, una ducha, el olor a
fritanga fresca, los erizos de mar, las fuentes sonoras japonesas, el proyecto ilusionado de un amigo,
Paris en octubre, una casa en invierno, una pasta
pasada, una postal, un capricho caro, un capricho
barato, un capricho, siempre toda Italia, el viento,
una humilde bandolera, el niño con seis dedos a
quien sus padres mutilaron por amor, el libro que
estoy escribiendo, la Sicilia, la Ibiza y la Mallorca
de este verano, una camisa, el fuego lejano, la sopa
de tomate con ron, unos guantes, el color de las
paredes del Kabanah, el brindis sin vasos, las entrevistas aburridas, el maltrato a los maltratadores
de sí mismos, las cintas que se acoplan, el mantra
de un tartamudo, la lucha armada por separado, el
botón al infierno de Dante, un baluarte transparente como una medusa, el coleccionista de fracasos y
victorias, la cantautora aristócrata, el sombrero de
todos y la mochila de sal, un mapa a escala 2:1, la
caligrafía de la lluvia, el acero y la caliza, millones
de kilómetros en línea recta, la estufa del revés, un
nudo gordiano, una mermelada zen, los latidos del
que no haya...
Durante el transcurso de este periodo de estudio
todos estos aspectos y muchos otros han representado un motivo continuo de revisión, y lo seguirán
siendo con posterioridad, creo.
Fotografías:
Jorge Fernandez Bolado
Agradecimientos:
Museo de Bellas Artes de Santander
Galería Del Sol St.
106
107
LA BARCENILLA
ESPACIOS INTANGIBLES
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
La Barcenilla y Vista
Alegre hacia 1920.
Imprenta de Arselí Irún.
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
La Barcenilla
Bárcena, barcenilla, es un topónimo muy característico de Cantabria referido a los lugares llanos próximos a un río, generalmente en un meandro de suaves riberas apropiadas para cultivos, que
sufre periódicamente inundaciones. Es posible que
la palabra provenga de la voz prerromana bargina,
derivada de barga, campo inundado.
El emplazamiento reinosano de La Barcenilla
responde en parte a ese modelo, pero reúne otras
características que lo hacen diferente. Adosado a
un empinado promontorio de roca caliza que estrecha notablemente la bárcena, formada, a su vez, en
el espacio de confluencia entre el Híjar y el Ebro. El
diminutivo barcenilla es, por tanto obligado dadas
las características físicas del lugar.
La ocupación humana transformó y, en cierta
forma, redujo ese espacio. Una senda paralela a la
margen izquierda del río y una línea férrea delimi110
tan el pequeño triángulo urbanizado. Este último
ha sido, indudablemente, el factor determinante
en la configuración del barrio. El desarrollo urbano de los núcleos afectados por el ferrocarril tuvo
siempre en las vías del tren una frontera física y
sociológica. Lo que estaba al otro lado, es decir, los
espacios urbanos o periurbanos a los que se accedía cruzándolas, quedaban en cierta medida marginados. Solo el empuje urbanizador de la segunda
mitad del siglo XX propició, en muchos casos, la
ocupación residencial (no tanto la industrial) de estos lugares.
La Barcenilla puede considerarse, en su evolución, un ejemplo de adaptación a los cambios promovidos por el desarrollo industrial en áreas de la
periferia urbana. Espacios geográficos imprecisos,
zonas de contacto con los núcleos rurales inmediatos, en ocasiones poco favorables, por su tamaño y
condiciones, para albergar las grandes instalaciones industriales o residenciales, pero por esa misma
111
La Barcenilla y Vista
Alegre en 2011.
Cuadernos de Campoo.
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
razón, más asequibles, dado el menor valor del suelo. Su condición de lugares mestizos se refleja en
la interesante mezcla de usos dentro de un espacio
muy reducido: agrario, manifestado en las huertas;
preindustrial, denotado por el calero o el molino
harinero; industrial, visible en los pequeños talleres
o fábricas; residencial, con viviendas bloque típicamente urbanas y construcciones aisladas de tipo
rural. A todo esto hemos de sumarle el hecho de
que el lugar es, también, zona de comunicaciones
claramente marcada por la presencia del paso a nivel que da acceso al barrio, pero también al camino
que comunica con el vecino núcleo rural de Requejo. Este hecho motivó que durante mucho tiempo
fuera frecuentado por paseantes que le añadieron
un uso recreativo, como espacio de ocio.
La misma imposibilidad física de ampliar la
ocupación del suelo, y el crecimiento de la ciudad
en otras direcciones fueron dejando a La Barcenilla
en su estado actual. La dotación de suelo industrial
en polígonos específicos trasladó los pequeños talleres e industrias a ellos, manteniéndose en la actualidad un uso exclusivamente residencial, sin que
haya habido una ampliación del mismo en las últimas décadas. En cierta manera, el barrio sigue presentando su carácter semiurbano e intenta rescatar
la función de espacio de ocio, perdida también por
la irrupción de otras sendas mejor adaptadas que
atraen a los paseantes. El proyecto de recuperar
esta bárcena, dentro del plan más ambicioso que
pretende construir un camino a lo largo del río hasta Fontibre, ha tenido, por ahora, una repercusión
menor, plasmada en la construcción de una pasarela y la adaptación de una zona de paseo sobre
el llano de inundación del Híjar. El descuido y la
proliferación de basura en el entorno, no ayudan
precisamente, a que mejore el atractivo del lugar.
112
Recuerdos de la Barcenilla
Existían dos Reinosas. La calle del Generalísimo
Franco, desde el Cañón a la fuente de la Aurora, y
la avenida José Antonio que llegaba hasta el parque
de Cupido (calle Mayor y avenida del Puente de
Carlos III, en la actualidad), que formaban la ciudad,
donde estaba el comercio y cuyas aceras recorrían
los vecinos para hacer las compras a diario, y los
días festivos, despacio, paseando en parejas los
adultos, y en pandillas ruidosas y numerosas los
más jóvenes; pero había otra Reinosa formada por
los barrios, más rural, más antigua, en la que los
niños jugaban en las calles aún sin asfaltar, poblada
de risas y voces en los veranos interminables de
nuestra infancia sin miedo, en la que las mujeres
se sentaban al sol al lado de su portal o vivían
permanentemente acodadas en las ventanas de las
galerías o en los balcones, controlando desde lejos,
113
Vecinos de La Barcenilla.
Principios de los años
60 del siglo xx.
Archivo fotográfico de
la familia Ortega.
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
sin entrometerse, los juegos de los niños del barrio,
en esa Reinosa floreciente de los años 70.
La Barcenilla era un pequeño barrio alejado
del centro, surcado por dos grandes cicatrices, el
Ebro y la vía de tren. Era la frontera, aquí acababa
la ciudad. El barrio estaba formado por varias
casas, huertos, algún pequeño taller y la fábrica
de anchoas en lo alto del cerro del paseo de Vista
Alegre. Las huertas estaban entre dos ríos, en la
confluencia del Híjar y el Ebro, como si fuera, y eso
se aprende mucho más tarde, la ciudad de Koblenza
y la unión del Rin y el Mosela bajo la atenta mirada
de la estatua ecuestre del Káiser Guillermo y donde
allí hay parques, aquí surgían las matas de judías
o cebollas que se concentraban en el triángulo
inundado periódicamente por los dos ríos. En
nuestro barrio no había estatuas, ni siquiera había
aceras, pero disfrutábamos de una vida tranquila y
feliz, interrumpida, solo, por los trenes conocidos
como chispas o por los mercancías. Los elementos
más atractivos para los niños eran, sin duda alguna,
la garita verde del guardagujas y el cierre para los
peatones, una puerta tornadiza, que se convertía
en nuestros juegos infantiles en un improvisado
tiovivo que daba vueltas y más vueltas. Los veranos
eran el territorio de nuestra infancia, las huertas
presentaban vivos colores y constituían nuestro
diminuto reino donde destacaba el pequeño huerto
del señor Varona, ordenado y armónico como si
fuera el expositor de un supermercado. En aquel
feudo de hortalizas, y arrullados por los ladridos de
los perros, jugábamos sin descanso.
En el invierno había otros alicientes, sobre todo
en la zona del Calero y la cuesta que conducía a la
fábrica de conservas Hoyo, aquella pendiente era
una improvisada pista de esquí en la que cada uno
usaba lo que estaba a su alcance para deslizarse,
trineos, bolsas de plástico o algún recipiente de
madera, mientras la nieve cubría las huertas y los
ríos mordían las orillas blancas y muertas.
El túnel del tren, con su gran boca negra y
profunda, el más largo de Cantabria, destacaba
sobre el blanco de la piedra de las vías y la línea
horizontal de la traviesas. El túnel era el reto de
nuestra imaginación de niños callejeros, la puerta
a todas las fantasías, y penetrar en su negrura
amenazante nos permitía el ascenso a la categoría
de héroes. Atravesarlo cumplía, entre nosotros,
una suerte de rito de paso, el más atrevido ¿hasta
dónde llegaría?, ¿vería los enormes murciélagos?,
o ¿le asustaría la luz a lo lejos de algún tranvía de
horario incontrolado? Ese era el mayor desafío y
solo los valientes intentaban penetrar en aquellas
tinieblas cargadas de misterio.
114
La Barcenilla era el límite sureste de Reinosa,
y el camino, a través del paseo de Vista Alegre,
hacia Requejo. Todos los años por San Pedro, los
reinosanos enfilaban esa senda para llegar a la
romería del pueblo vecino. Vista Alegre era refugio
de enamorados, de pandillas de adolescentes y de
pescadores con grandes botas verdes de goma que
aguardaban pacientes a las truchas que se deslizaban
corriente abajo. Este paseo con grandes árboles y
un asiento de piedra, construido en un terraplén
muy cerca del lugar donde se unen nuestros dos
ríos, era desde los años veinte, un lugar habitual
para disfrutar de las tardes de verano, siempre
muy concurrido, pero después de la guerra y como
consecuencia de un plan de saneamiento, se instaló
a la entrada del paseo el desagüe de las aguas
fecales de la ciudad y los malos olores expulsaron
a quienes lo frecuentaban. En el último tercio del
siglo XX, solo algunas familias y ancianos de las
115
ESPACIOS INTANGIBLES
lA BARCENILLA
casa próximas se sentaban por las tardes a disfrutar
del buen tiempo y, ya al anochecer, algunas parejas
aprovechaban la oscuridad y tranquilidad del lugar
para saltarse los preceptos morales impuestos por
una sociedad que comenzaba a liberarse poco
a poco. A lo largo de los años 70, grupos de
muchachos y muchachas se juntaban en aquella
zona para fumar sus primeros cigarrillos y divertirse
con bromas y juegos, porque, como sucede incluso
en la actualidad, apenas tenían lugares donde estar
juntos y sin la vigilancia de padres o adultos.
En La Barcenilla existía una enorme casa de
piedra, la antigua fábrica de muebles de los Toledo,
de la que hoy solo queda el solar, y escasos restos
aislados de un viejo molino harinero. En ese solar,
como en el poema de León Felipe, dejamos nuestra
infancia. Frente a este paraje idílico, espacio de
nuestros juegos, y observados por la lejana pero
presente, mirada paterna, los niños jugábamos en
las peñas del Calero y bajo los chopos ribereños
de Vista Alegre, en el paso a nivel y corriendo de
huerta en huerta, libres y felices.
Daniel Guerra de Viana
116
Descargar