Rev. Med. Univ. Navarra, Vol. XX, 217, 1976 Control terapéutico en el hospital José M. ª González de la Riva Lamana* Dentro de este título general quiero resa'1tar dos aspectos concretos, a la vez que amplios, como son ]os efectos yatrogénicos de los medicamentos y el control de calidad de fos mismos dentro de un centro hospita!Clcrio. Referente al aparta:do de la yatrogenia medicamentosa (según el Dr. Sa1vá Miquel «toda alteraoión patológica, directamente incriminable al uso de a ligún medicamenton) es eno11memente amplio aún cuando su consideración sea 1bastante reciente. Simplemente quisiéramos enumerar que la posibihdad yatrogénica de un fármaco o medicamento 1puede ser debida a innumera1bile cantidad de causas o conjunción de 'las mismas, y que por lo tanto es falso querer englo1bar la yatrogenia bajo un solo ángulo. El 1.primer aspecto, tal 'vez el más fácil y el de tener más presente, es la !posibilidad de ella por la ipropiélc peligrosidad del fármaco, debido a que la molécula por si misma origina un tipo de efectos en la mayoría de los individuos cuando es administrada, como por ejemplo la interferencia en los procesos de coagulación con una dosificación continuada de ácido acetilsalicílico. 1 1 * Jefe del Servicio P,armacéutico. Residencia S. «V. del Camino». Pamplona. Otro tipo bastante frecuente debido a la plurifarmacia empleada es la posibilidacd de aparición yatrogénica por potenciación debida a otro farmaco que de por sí es inocuo. Esto es debido a la jnteracción farmacológica que incide sobre la 1biodisponibilidad en el organismo en el sentido ¡positivo o negativo. Asímismo existe una interacción durélcnte el proceso metabólico conocido como «inducción enzimátican (aumento de acüvidad por salicíJ,ico de tofüutamida, o de ilos barbitúricos 1por los }MAO), lo mismo que una interferenaia en la excreción tanto renal como hepática que veremos en otro apartado. De todo ello debe deducirsPque todo medicamento que no esté indicado está contraindicado. Influye de forma definitiva la circunstancia fisiológica del paciente. De sobra es conocido la incidencia de la ·.:dad en la acción medicamentosa expLcada en parte tanto por la composición del fluido sanguíneo (lo que incide en la vida media plasmática como Ja inmadun:z de las funciones des intoxicantes norMa le,; renal o hepática. También hay que tener en cuenta la variación individual que aunque en ·pequeños grupos los extr,:1110.~ de una curva de Gauss siempre pw~den pres·entarse. Mucho se ha escrito por lo que solo hay que esbozarlos sobre los estados de geriatría (es peciatmente sobre 1 1 218 J· M. GONZÁLEZ DE LA RIVA LAMANA Vol. XX la serie sanguínea, andrógenos, estróg~­ nos, corticoides,... etc.), así como las personas inmunosuprimidas por agotamiento o medicación citostática, y los estados de prematuros y lactantes. Un grupo numerosísimo dentro de este apartado es la medicación durante la gestación en la que es muy fáól encontrar oscilaciones en fos criterios clínicos que van de un extremo al otro desde casi el nihilismo terapéutico hasta la indiferencia de ut>ilización medicamentosa, siendo ambas 1posturas peligrosas ya que no se puede negar que fa barrera placentaria es atra'Vesada por bastantes fármacos de utilización habitual, entre los que se 2ncuentran 'antibióticos, ansiolíticos, ciertos analgésicos, ... etc. No so'lo hay que pensar en un efecto teratogénico sino en 1a posi:bilidad de 1pertut1bación en el intercambio feto-materno, en la modificación del equiliibrio hormon~l materno o incluso en la peDtuvbación de·l mecanismo del parto; las listas son interminables y lo mejor es estudiar cada caso en concreto. frecuentes estas alteraciones en pediatría. Un gran grnpo de las consideradas reacciones yatrogénicas son las alérgicas o anafilácticas a los medicamentos, por los principios acüvos contenidos en los mismos, aunque haya habido algún raro caso reseñado de ser motivados por los exdpientes. De los di·versos grupos estudiados más recientemente (analgésicos, antiinflamatorios, su1famidas, cardio'Vasculares, antibióticos, sicofármacos, y anticonceptivos) el que en un período de cinco años ha incrementado su incidencia de forma alarmante ha sido el de 'los antibióticos desde un 9% a un 25%, habiendo ilos demás grupos disminuido en genera·l de forma considerable. Es de ley señalar que la mayoría de las causas de apariciones yatrogénicas es por una automedicación ambulatoria, y que 1por lo tanto no se observan facilmente en centros hospitalarios, así como en éstos e:s francamente eficaz 1poder atajarlos en lo áparición de su primera sintomatología sin que las consecuencias lleguen a ser graves. Nunca deben menospreciarse aquellos fármacos de conocida toxicidad renail o hepática, sobre todo cuando en el estudio del enfermo se ha observado algún tipo de insuficiencia en estos dos mecanismos. ·Pueden llegar a combatirse con facilidad simplemente ajustando ·hi.s dosificaciones en proporción al funcionalismo. Igua•lmente !los casos concretos deben ser enfocados ind:tvidualmente como ya se ha didho. Por otro lado es en ios mismos centros hospitalarios donde se observa frecuentemente la aparición de un tipo de yatrogenia que podríamos llamar de origen local!, y por acción in situ de un medicamento fuertemente ácido sobre una ramificación nerviosa importante, independientemente del mismo que en sí no es yatrogénico en este sentido, sin.o de•bido al pH de su solución que da lugar a una necros·is localizada. Un ejempJo ex1plícito serían las lesiones del ciático por inyección de dovhidratos de antibióticos detectadas y evaluadas posteriormente por métodos electromiográfic<Js. Han sido 1puestas de manifiesto cataratas yatrogénicas, enfermedades yatrogénicas de estómago, disquinesias yatrogénicas,... etc. con lo que englobaríamos lo que se conocería como yatrogénesis clínica, no soilo m 1edicamentosa sino también incluyendo toda manipulación sanita•ria acerca del enfermo. Existe un grupo de reacciones debido a un origen genético especialmente por aheraciones de los enzimas contenidos bien en los eritrocidos, en el suero sanguíneo o en el hígado. A título de enumeración podemos consignar: G-6 P. D., Diaforasa, Hemoglobina inestable, Colinesterasa, N-Acetiltrasferasa, Hidrolasa microsómica, D-Alkilasa microsómica,. .. cuyo reconocimiento en los pacientes es casi más propio d~l campo de la investigación •que de rutina olínica. Son 1976 CONTROL TERAPÉUTICO EN EL HOSPITAL Por lo que respecta al control cie calidad que es un concepto de bastante reciente introducción 1en todas las actividades labon!]es y profesionales de la vida, puede ser aplicado en el caso concreto del me1dicamento, bien al fármaco en sí preparado por la industria farmacéutica, o bien a su ap1Jicación en e1] medio hospitalario. La primera faceta es en la que debe de ser revisada su pureza, ,potencia, uniformidad, esta1biJidad, actividad terapéutica, ·biodisponibilidad y presentación compete a la industria en un ·principio y su control debe ser ejercitado por la entidad nacional Sé!nitaria correspondiente, ya que el número de varü11bles a analizar caen fuera de cualquier otro 1posible control. En esta Mesa de Trn1bajo lo que debe interesar es el contwl de calidad en un hospitail por 110 1que respecta a la medicación. Debe exigirse que la Comisión corres1pondiente imponga dentro de las historias clínicas un dosier u hojél farmacoterapéutica del paciente, y que su control sea super1v1isado por personal técnico adecuado. 219 3.-Control de calidad de la dispensación, únicamente posible con la implantación de l sistema de distribución unitaria de medicamentos por enfermo eficazmente demostrado no solo en algunos más avanzados paises sanitarios sino también en algún centro español pionero en esta técnica de distribución de medicamentos. Sus ventajas son innumeraibles, disminuyendo de forma espectacular los errores y permitiendo liberar a la enfermera grandemente de su traibajo meramente lburocrático. También se ha demostré!do ser más económico.• en contra de lo que se le acusó al principio, por aiprovechamiento tota1l de la medicación evitando no solo pérdidas y a:lmacenamientos inútiles, sino fugas. 1 4.- Contra'! de calidad de la instauración del enfermo, al asegurar por medio de una serie de requisitos muy simples que se le suministre exactamente la medicación prescrita por el médico para aquel enfermo, en la dosificación indicaca, con la cadencia adecuada, y por la vía oportuna. ! .-Control de calidad de los medicamentos utilizados, a base de la puesta a punto, implantación y revisión periódica de una Guía Fé!rmacotera1péutica con la cual se juzgue por la Comisión de Farmaoia con el visto bueno de la Junta Facultativa, que se cubren todas Ias necesidades terapéuticas hwbituales. Todo ello daría lugar al perfil farmacoterapéutico ya enumerado, indispensable para evaluar críticamente Ja calidad de un moderno arohivo de historias clínicas. Es verdaderamente incomprensible que el acto médico parece terminar, muchas veces, con un diagnóstico acertado (para .Jo que se recargan lé!s pruebas radioló:gicas y de laboratorio), y que Ia terapéutica muohas veces es pensada de formé! general y secundaria, tanto en la elección de fármacos como sobre todo en la dosis, cadencia y vía de administración. 2.-Control de calidad de la prescripción debiendo llegar a hacerse por enfermo y día, con lo que se evitaría inumerable cantidad de errores no solo de medicación omitida o cambiada sino de actualización diaria de comienzo o cese tera1péutico. Abogamos por ello acerq de la implantación del sistema de distribución de (cDosis Unitarias» (que no de uní-dosis) de medicamentos en los centros hospitalarios para un aceptable control de calidad en este aspecto del tratamiento terapéutico. Fundamentalmente proponemos que el control de calidad medicamentoso de un hospi1tal 1recaiga en estos cuatro apartados esenciales :