Uso del preservativo masculino en las relaciones con coito vaginal

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ISSN: 1794-9998 / Vol. 4 / No 2 / 2008 / pp. 401-415
Uso del preservativo masculino en las relaciones con coito
vaginal de jóvenes españoles entre catorce y veinticuatro años∗
Male condom usage in vaginal intercourse relations by spanish
youngsters aged fourteenth to twenty fourth
María Lameiras Fernández∗∗
José María Faílde Garrido
Universidad de Vigo, España
José Luis Bimbela Pedrola
Noelia Alfaro Oliver
Escuela Andaluza de
Salud Pública, España
Consejería de Salud de la Comunidad
Autónoma de Madrid, España
Recibido: 21 de diciembre de 2007
Revisado: 14 de febrero de 2008
Aceptado: 26 de mayo de 2008
Resumen
En la actualidad, el preservativo masculino continúa siendo
el principal método para prevenir enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH/SIDA. El objetivo de este estudio
transversal analítico-descriptivo es evaluar la frecuencia de
uso de dicho preservativo en las relaciones sexuales coitovaginales de jóvenes españoles con edades entre 14 y 24 años,
e identificar las variables relacionadas con los factores que
predisponen, facilitan y refuerzan su utilización. La muestra
estuvo integrada por 2.171 jóvenes de las comunidades de
Galicia, Madrid y Andalucía. El 50,4% de los jóvenes encuestados manifestaron haber tenido relaciones coitovaginales en
los últimos seis meses. Se encontró que ser mayor de 18 años
y tener más actividad sexual se asocia a menor frecuencia
de uso del preservativo. Se tomó como referencia el modelo
Precede; los análisis de regresión logística identificaron como
predictores confiables: la intención de conducta de no riesgo
y la habilidad autopercibida para usar el preservativo masculino con la pareja habitual (dentro del grupo de factores predisponentes); uso del preservativo masculino la primera vez
que mantuvo relaciones coito-vaginales, hablar con la pareja
sobre las prácticas sexuales por llevar a cabo, hablar con la
pareja sobre los métodos de prevención que se van a utilizar
y la baja frecuencia de relaciones con penetración vaginal
(dentro del grupo de factores facilitadores); y haber sentido
agobio, culpa o arrepentimiento por no tomar precauciones
tras alguna práctica coito-vaginal (dentro del grupo de factores reforzantes). Los resultados de este estudio confirman la
utilidad del modelo Precede para efectuar el diagnóstico de
la conducta sexual.
* Esta investigación ha sido subvencionada por la fundación FIPSE. La información recogida en este estudio forma parte de una investigación más
amplia llevada a cabo en las comunidades de Galicia, Madrid y Andalucía.
** Correspondencia: María Lameiras Fernández. Universidad de Vigo, Campus de Ourense. Facultad de Ciencias de la Educación. Campus Universitario
de As Lagoas s/n. Avda. Catelao s/n 32004 Ourense. Teléfono: 988-387121. Fax: 988-387159. Correo electrónico: [email protected]
REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA
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María Lameiras Fernández, José María Faílde Garrido, José Luis Bimbela Pedrola, Noelia Alfaro Oliver
Palabras clave: jóvenes, coito vaginal, uso de preservativo masculino, prevención VIH/Sida, sexualidad.
Abstract
The male condom continues to be the primary method of preventing sexually transmitted diseases, including HIV. This is a transversal descriptive research, their objective is assess the frequency of use of the male
condom in sexual relations involving vaginal penetration using a sample of young Spanish men from 14 to 24
years of age. We attempt to identify reliable predictors for condom use, factors that predispose, facilitate
and reinforce its consistent use. The sample was made up of 2.171 young belonging to three regions in Spain
(Galicia, Madrid and Andalusia) among the ages of 14 and 24. A 50,4 % of the young men polled expressed
having had vaginal intercourse in the previous six months. Participants who were 18-year-old and older as
well as those who engaged more frequently in sexual activity were less likely to use the male condom at
all times. Taking the Precede model as a point of reference, the models of logistic regression identified
the following variables as reliable predictors: a declared intention of partaking in non-risk conduct with a
stable partner and the self-perceived skill at using the male condom with a stable partner (within the group
of predisposing factors); having used the male condom the first time they engaged in vaginal intercourse,
the habit of speaking to one’s partner about sexual practices, speaking to one’s partner about prevention methods to use, and low frequency of sexual relations with vaginal penetration (within the group of
facilitating factors); having felt a sense of guilt or repentance for not taking precautions after engaging in
vaginal intercourse (within the group of reinforcing factors). In conclusion the results of this study confirm
the utility of the Precede model to carry out the diagnosis of the sexual behaviour.
Key words: young, vaginal intercourse, condom use, HIV/AIDS prevention, sexuality.
Introducción
Desde la aparición en 1981 de los primeros casos
de SIDA, el porcentaje de transmisión por vía heterosexual ha ido progresivamente en aumento,
siendo la primera vía de transmisión en los países
con las tasas más elevadas de infección, así como
la principal vía en incremento en países como España, en los que el mayor número de contagios
estaba asociado con el consumo de drogas por vía
intravenosa (UNAIDS, 2006).
El 31 de diciembre de 2005, la transmisión del
virus de inmunodeficiencia humana (VIH) por vía
sexual representaba en España la segunda categoría de contagio tras la vía parenteral, tanto
en hombres como en mujeres. Si a las personas
infectadas por vía heterosexual (15,63% del total
de casos de SIDA) se le suman los hombres infectados a través de relaciones homo y bisexuales
(13,8% del total de casos de SIDA), casi una de
cada tres personas diagnosticadas de SIDA en España en 2005 están relacionadas con las prácticas sexuales. Un dato especialmente relevante lo
supone el hecho de que más de la mitad de los
402
casos de SIDA en España tienen entre veinticinco
y treinta y cuatro años (Registro nacional de casos
SIDA, 2005), y si se considera el largo periodo de
incubación de la enfermedad, se infiere que una
buena parte de estas personas contrajeron la infección por VIH en edades comprendidas entre los
catorce y los veinticuatro años.
Un estudio reciente del Instituto de la Juventud
en España (Injuve), realizado con jóvenes entre
diecisiete y veinticuatro años, establece como
edad media de inicio de las relaciones sexuales
los diecisiete años para los chicos y los dieciocho para las chicas (Injuve, 2005). Dicho estudio
indica, además, que el 81% de los jóvenes ha
mantenido relaciones sexuales completas, un 5%
relaciones sin penetración, mientras que un 14%
refieren no haber mantenido relaciones sexuales. Asimismo, los datos muestran que los chicos
tienen más parejas sexuales que sus coetáneas
(Ochaita & Espinosa, 2003).
En el estudio nacional realizado por Castilla, Barrio, De La Fuente y Belza (1998), con una muestra
de 9.984 personas mayores de quince años, el 63%
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Uso del preservativo en jóvenes españoles
de los jóvenes de entre quince y diecinueve años
que tenían una única pareja afectiva, utilizaron
siempre el preservativo masculino, frente al 23%
que lo utilizó en algunas ocasiones y al 15% que
nunca lo utiliza. En el grupo de jóvenes con pareja ocasional, el 67% lo usaron siempre, mientras
que el 13% en algunas ocasiones y el 20% nunca.
Según los datos de estudios previos realizados por
nuestro equipo en el que se analizan las conductas sexuales de estudiantes universitarios(as), en
Galicia aproximadamente la mitad de los jóvenes
de veinte años han mantenido relaciones sexuales
coitales (Lameiras, 1997; Lameiras, 1999; Lameiras & Failde, 1998), de los cuales el 57% refieren
utilizar siempre el preservativo masculino, frente
al 27% que lo utilizan en algunas ocasiones y al
16% que reconoce que nunca lo utiliza (Lameiras
& Failde, 1998).
Estudios más recientes señalan que el uso del preservativo masculino se aproxima al 70% (Lameiras, Núñez, Rodríguez, Breton-López & Agudelo,
2006). Datos similares fueron reportados por otros
estudios realizados con muestras de estudiantes
universitarios(as) de diferentes comunidades autónomas españolas (Bayés, 1996; Bayés, Comellas,
Lorente & Viladrich, 1998; Bayés, Pastells & Tuldra,
1995; Planes, Gras, Soto & Font-Mayolas, 1999; Planes, Gras, Soto & Font-Mayolas, 2000). Asimismo,
en un estudio realizado con adolescentes del sur
de España, el 47,2% del total de la muestra había
practicado el coito vaginal (Bimbela, Jiménez, Alfaro, Gutiérrez & March, 2002), y de ellos un 26,3%
manifestó haberlo realizado una sola vez, mientras
que un 73,7% en más de una ocasión. Entre los que
habían practicado el coito vaginal en una única
ocasión (en los últimos seis meses), un 83,1% utilizó
siempre el preservativo masculino. Sin embargo,
entre los que tuvieron más de una práctica sexual
coital, sólo el 48,6% refirió utilizarlo siempre.
En general, se observa que a pesar de que es cada
vez mayor el número de jóvenes españoles que
refiere utilizar el preservativo masculino, sigue
existiendo un grupo importante que nunca lo usa,
o que solamente lo hace ocasionalmente (Injuve,
2005). Ante esta situación, resulta prioritario estudiar qué variables se asocian con la conducta
de usar siempre el preservativo masculino en las
prácticas coito-vaginales. Hasta ahora, las variables que han gozado de mayor apoyo empírico son
las incluidas en los principales modelos explicativos de la conducta en general y de la sexual en
particular, tales como:
El Modelo de creencias de salud (Becker, 1974),
el cual parte de la premisa de que las conductas salutogénicas –aquéllas que no implican
riesgos para la salud– están determinadas por
las actitudes y por las creencias personales.
Las cuatro variables que intervienen en este
modelo para explicar el cambio conductual
son la susceptibilidad percibida para contraer
la enfermedad, la severidad percibida de la
enfermedad, los beneficios percibidos de ejecutar la conducta salutogénica y las barreras
percibidas para llevar a cabo dicha conducta.
El Modelo de la acción razonada y conducta
planeada (Ajzen & Fishbein, 1980; Ajzen &
Madden, 1986), según el cual el antecedente
inmediato de la conducta es la intención de
ejecutarla. A su vez, la intención conductual
es el resultado de la combinación de dos variables: las actitudes hacia la conducta, que
hacen referencia a las creencias personales
de que la conducta tiene unas determinadas
consecuencias y las evaluaciones que el sujeto
hace de esas consecuencias; la segunda variable que modula la intención de conducta es
la norma subjetiva, que implica las creencias
personales de lo que los individuos o grupos
significativos para el sujeto creen sobre si debería o no ejecutar la conducta y la motivación
del sujeto para cumplir con las exigencias de
dichos referentes. Sus autores defienden que
la conducta bajo consideración se debe encontrar bajo control voluntario. De modo que a
medida que la conducta dependa para su ejecución de la presencia de oportunidades como
tiempo, dinero, destrezas o de la cooperación
de otras personas disminuirá la capacidad predictiva del modelo. Los autores incorporaron
la variable control conductual percibido, que
hace referencia tanto a los obstáculos internos
(falta de habilidades) como externos (baja accesibilidad, no colaboración de los otros), haciendo eco de las críticas vertidas al modelo,
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María Lameiras Fernández, José María Faílde Garrido, José Luis Bimbela Pedrola, Noelia Alfaro Oliver
las cuales se centraban en que muchos comportamientos humanos, tales como la conducta sexual, pueden estar sujetas a factores que
escapan al control voluntario. En definitiva,
esta variable hace referencia a la estimación
de control que el sujeto tiene sobre la conducta en cuestión, en sintonía con el concepto
de autoeficacia de Bandura (1987), y con ella
se articula el Modelo de la Conducta Planeada
(Ajzen & Madden, 1986).
 Modelo de autoeficacia (Bandura, 1977), el
cual hace hincapié en el concepto de eficacia
percibida, que se describe como la percepción que el sujeto tiene de que una conducta dada tiene determinadas consecuencias y,
también, sobre el concepto de auto-eficacia,
es decir, la percepción que el sujeto tiene
de ser capaz de ejecutar una conducta. Así,
según Bandura (1982), no solamente son necesarios los conocimientos y las habilidades
para poder dar una explicación plausible de
la conducta, sino que también los pensamientos auto-referidos actúan como importantes
mediadores sobre ella.
Además de las variables incluidas en los modelos
anteriormente expuestos otras variables han demostrado su relevancia para la predicción del uso
del preservativo masculino, entre ellas se destacan: las habilidades para una efectiva comunicación/negociación sexual (Diclemente, 1992); la
autoeficacia para solicitar el uso de preservativo
masculino (Diclemente, 1992); la percepción de la
norma social o del grupo de referencia para la
prevención del VIH (Diclemente, 1992); la creencia
de que el uso del preservativo masculino aumenta
la confianza (Santelli, Konris, Hoover & Polacseck,
1996); las actitudes y reacciones anticipadas de la
pareja (Soet, Dilorioy & Dudley, 1998); la interacción entre las características de los métodos, de
los usuarios y del contexto en el que se utilizan
(Becckman & Harvey, 1996), y el arrepentimiento
anticipado (Buunk, Bakker, Siero, Van den Eijnden
& Yzer, 1998).
En este mismo sentido, el metaanálisis efectuado por Sheeran, Abraham y Orbell (1999), en el
que se analiza la relación entre variables psicológicas y uso del preservativo masculino entre
404
heterosexuales, concluye que una actitud positiva hacia el preservativo, que fortalezca su aceptación como método anticonceptivo/protector y
la promoción de esta visión con los compañeros
sexuales, favorece la frecuencia de su uso. En la
misma línea, el fácil acceso a los preservativos y
el hablar acerca de ellos, tienden a actuar como
factores que influyen positivamente sobre el nivel
de utilización.
De todas estas variables, las más relevantes
para explicar el uso del preservativo han sido
incorporadas en el modelo Precede (acrónimo
de Predisponentes, Reforzantes, Facilitadores,
Causas, Educacional, Diagnóstico y Educación)
formulado por Green, Kreuter, Deeds y Partridge (1980), posteriormente revisado por el propio
autor (Green & Kreuter, 1991), y adaptado para
la realización de diagnósticos de conducta por
Bimbela (1996).
En esta versión adaptada del modelo, los factores
que influyen sobre las conductas relacionadas con
la salud se estructuran en tres bloques:
 Predisponentes: hace referencia a los factores
internos que suponen una motivación para actuar en una persona o grupo. Incluyen conocimientos, creencias, valores, actitudes, etc.
Estos factores serían los que conducirían al
individuo a intentar una nueva conducta, modificarla, mantenerla o abandonarla.
 Facilitadores: son los que preceden al comportamiento y los que permiten modificar la
motivación. Implican recursos personales, aptitudes, recursos sociales, lo que permite que
la conducta deseada se lleve a cabo.
Reforzadores: son los que se obtienen por el
comportamiento (recompensa, penalización o
iniciativa). Pueden ser sociales, materiales,
autorreconocimiento o felicitación.
Si se tiene como marco de referencia el modelo
Precede, el objetivo de este trabajo es evaluar
la frecuencia de uso del preservativo masculino
en las relaciones sexuales coito-vaginales de jóvenes españoles entre catorce y veinticuatro años,
e identificar las variables relacionadas con los
factores que predisponen, facilitan y refuerzan su
utilización
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Uso del preservativo en jóvenes españoles
Método
Tabla 1. Características sociodemográficas de la
muestra
Participantes
Para la consecución del objetivo de este estudio
transversal analítico-descriptivo, se seleccionó una
muestra de jóvenes españoles con edades comprendidas entre catorce y veinticuatro años, residentes en las Comunidades Autónomas de Galicia
(norte), Madrid (centro) y Andalucía (sur). El tamaño muestral se fijó en 2.171 personas, 731 en la
Comunidad de Galicia, 720 en la de Madrid y 720
en la de Andalucía.
Para realizar el muestreo, en primer lugar, se determinó el número de participantes por comunidad autónoma (primer estrato) y se estratificó por
provincia (segundo estrato), por lo que se seleccionó para cada provincia según su distribución
poblacional y tamaño de hábitat (tercer estrato)
una muestra proporcional de jóvenes comprendida entre los catorce y los veinticuatro años, y se
procedió a la selección de los municipios donde
se realizarían las entrevistas.
Por último, en cada municipio se seleccionaron las
secciones censales para ajustar la distribución, de
puntos de muestreo, en torno a diez personas entrevistadas (con un rango de 8 a 11). Se fijaron
cuotas por edad y género, según la distribución
de la población (tabla 1). Un total de 380 jóvenes
contactados se negaron a responder a la encuesta, lo que determinó una tasa de respuesta del
85,10% (380/2.551). Aquellos jóvenes que se negaron a responder fueron sustituidos en la misma
sección censal por personas de su mismo estrato
de edad y género. El error muestral se situó en un
2%, con un intervalo de confianza del 95%.
Instrumentos
Para la recogida de información se utilizó el cuestionario diseñado por Bimbela y Jiménez (2000), en
el que se evalúan cuestiones relacionadas con la
conducta sexual, la prevención de enfermedades
de transmisión sexual y otros hábitos de salud. A
partir de los ítems de este cuestionario se identifican las variables que a continuación se describen.
(n=2.171)
Sexo
Edad
Nivel de
estudios
Situación
Sociolaboral
Convivencia
Tamaño de
Hábitat
Comunidad
Autónoma
Mujer
Hombre
14-16
17-20
21-24
EGB/ESO
FP
BUP-COU
Universitario
Estudia
Trabaja
En paro/No
activo
Otros
En familia
Emancipado
Otro
< de 10.000
De 10.000 a
50.000
De 50.001 a
200.000
De 200.001 a
500.000
>500.001
Andalucía
Galicia
Madrid
%
50,0
50,0
27,2
36,4
36,4
20,7
14,7
46,3
18,3
68,0
25,5
n
1.085
1.085
590
791
791
446
316
996
395
1.463
548
5,5
117
1,0
91,1
7,9
1,0
21,4
22
1.963
170
21
465
22,1
479
17,4
378
3,0
66
36,1
33,2
33,7
33,2
783
720
731
720
EGB: Enseñanza General Básica (primaria); ESO:
Enseñanza Secundaria Obligatoria, FP: Formación
Profesional; BUP: Bachiller Unificado Polivalente;
COU: Curso de Orientación.
Para medir la Variable Dependiente (VD) “frecuencia de uso del preservativo masculino en la práctica del coito vaginal en los seis últimos meses”
anteriores a la encuesta, se estableció el nivel de
medida en tres categorías de respuesta (siempre/
uso sistemático, en ocasiones y nunca). Por su parte, las Variables Independientes (VI) fueron introducidas para su estudio en cada uno de los tres
bloques propuestos por el modelo Precede:
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 Factores predisponentes incluyó las variables:
intención de conducta de riesgo con la pareja
habitual u ocasional –son conscientes de que
van a llevar una conducta que implica riesgo de
transmisión del VIH y no modifican su conducta, asumiendo el riesgo–; habilidad para usar el
preservativo masculino con la pareja habitual u
ocasional; número de zonas sensibles al placer
sexual –zonas corporales consideradas erógenas–;
norma social positiva o correcta de prevención
del VIH entre el grupo de coetáneos; y conocimientos sobre los métodos de prevención.
 Factores facilitadores incluyó las siguientes variables: edad, género; tipo de convivencia (emancipado/con sus padres); uso del preservativo
masculino la primera vez; hablar sobre las prácticas sexuales que se van a llevar a cabo; hablar
sobre los métodos de prevención por utilizar;
tipo de pareja (habitual/ocasional); número de
parejas en los últimos seis meses; frecuencia de
relaciones con penetración vaginal; y uso del
preservativo masculino la última vez.
 Factores reforzantes estudió la consecuencia
de la conducta: ¿has sentido agobio, culpa o
arrepentimiento después de alguna relación
por no tomar precauciones?
Para la evaluación de los factores predisponentes,
el cuestionario utilizado disponía de tres escalas:
Número de zonas sensibles al placer sexual,
que incluía un total de once zonas corporales (a mayor número de zonas seleccionadas
se asumía una percepción más amplia de la
sexualidad por parte del/la joven).
Norma positiva del grupo de coetáneos, formada por las siguientes cuatro cuestiones: “Los(as)
jóvenes de hoy en día deberían llevar siempre
encima un preservativo masculino por lo que
pueda pasar”, “Me parece bien que las chicas
lleven preservativo masculinos”, “Me parece
bien que las chicas propongan usar el preservativo masculino” y “el uso del preservativo
masculino es algo totalmente aceptado entre
mis amigos(as)”; cuyas valoraciones van de 1
(totalmente en desacuerdo) hasta 5 (totalmente de acuerdo).
Conocimientos sobre los métodos de prevención, formada por diez cuestiones que aludían
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el nivel de eficacia como métodos de prevención ante la transmisión del VIH. Para obtener
la puntuación total de esta escala se sumaban
las puntuaciones correctas de cada individuo,
dando como resultado una puntuación que oscila entre 0 a 10 (siendo la puntuación más alta
indicativa de mayor nivel de conocimientos).
Procedimiento
Tras el oportuno entrenamiento del equipo de entrevistadores que llevaron a cabo el estudio de
campo, se procedió a la recogida de datos, para
lo cual se utilizó el cuestionario anteriormente
citado, que fue autoadministrado con presencia
del entrevistador(a); se invirtió una media de
26 minutos en su realización. Con el objetivo de
comprobar la veracidad del trabajo de campo se
supervisó telefónicamente un 10% de las entrevistas realizadas y otro 10% acudiendo nuevamente
al domicilio del entrevistado(a), lo que permitió
confirmar la veracidad de éste en la totalidad de
los casos.
Análisis estadísticos
Para el análisis de datos se practicaron tres procedimientos. En un primer momento se realizó
un análisis descriptivo de las variables evaluadas.
En segundo lugar, un análisis de contingencia de
éstas, teniendo en cuenta las principales variables sociodemográficas. Para estimar las diferencias estadísticamente significativas se realizó la
prueba chi-cuadrado, por lo que se tomó como
referencia el valor crítico menor a 0,05. Por último, se ajustó una ecuación de regresión logística
jerárquica para determinar, con un intervalo de
confianza del 90%, los predictores confiables asociados a la conducta de usar siempre el preservativo masculino.
Las variables se introdujeron en los modelos de
regresión según el orden secuencial que propone el modelo Precede: factores predisponentes,
facilitadoras y reforzantes. Esto permitió medir
el porcentaje de varianza explicada, tanto de la
ecuación final, como en cada uno de los modelos
de regresión logística previos. Las variables de
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Uso del preservativo en jóvenes españoles
cada bloque se introdujeron en las ecuaciones de
regresión utilizando el método de incorporación
hacia atrás (backward) –el más conveniente para
conocer que variables actúan en mayor medida
como factores predictores, después de la interacción entre todas ellas.
Las variables incluidas en el grupo de factores predisponentes que se mantenían en la ecuación, por
tener una razón de verosimilitud que alcanzara
la significación estadística (p<0,05) se integraron
forzosamente en el modelo a través del método
introducir (enter), junto con el segundo bloque
correspondiente a las variables facilitadoras, a las
cuales les fue aplicado el método de incorporación hacia atrás, en los sucesivos pasos. Concluido
éste, se volvieron a introducir forzosamente en el
modelo las variables predisponentes y facilitadoras que habían resultado significativas.
Finalmente, fueron incorporadas las variables del
grupo de factores reforzantes, utilizando el método hacia atrás. Para medir la bondad de ajuste
de los modelos de regresión logística se recurrió
a la prueba de Hosmer and Lemeshow. Mientras
que se recurrió al estadístico de Nagelkerke para
medir la varianza explicada. El análisis de datos
se realizó utilizando el paquete estadístico SPSS
14.0 para Windows.
Resultados
Tal como puede apreciarse en la figura 1, del total
de 2.171 jóvenes que tomaron parte en el estudio,
1.095 (el 50,4 %) informaron que habían mantenido
relaciones sexuales coito-vaginales en los últimos
seis meses. De éstos, el 17,3% (8,7% de la muestra
total) indicaron haberlas practicado una sola vez,
mientras que el 82,7% (el 41,7% del total de la muestra) informó haberlas practicado más de una vez.
Jóvenes que han practicado la penetración
vaginal en los últimos 6 meses
n=1.095
(50,4%)
¿Con qué frecuencia has tenido relaciones con
penetración vaginal en los seis últimos meses?
Más de una
vez
n=906
(82,7%)
Una vez
n=189
(17,3%)
Uso Sistemático
n=171
(90,5%)
No uso
sistemático
n=18
(9,5%)
Uso sistemático
n=468
(51,7%)
No uso
sistemático
n=215
(23,7%)
Nunca usa
preservativo
n=223
(24,6%)
Figura 1. Uso del preservativo masculino en las relaciones con coito vaginal en los últimos 6 meses
(n=1.095)
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María Lameiras Fernández, José María Faílde Garrido, José Luis Bimbela Pedrola, Noelia Alfaro Oliver
Tabla 2. Relación de variables contempladas en el modelo Precede que mostraron diferencias estadísticamente significativas en relación con la frecuencia de uso del preservativo masculino, en las prácticas
coito-vaginales
Uso del preservativo masculino en los
últimos seis meses
Intención de conducta de
riesgo con la pareja habitual*
Intención de conducta de
riesgo/no riesgo con la pareja
ocasional*
Habilidad autopercibida para
usar el preservativo masculino
con la pareja habitual
Habilidad autopercibida para
usar el preservativo masculino
con la pareja ocasional
No-riesgo
En
ocasiones
Siempre
11,0%
75,7%
368
37,0%
39,4%
23,6%
Riesgo
614
19,4%
16,9%
63,7%
No-riesgo
134
24,6%
41,0%
34,3%
Sí
942
20,5%
20,8%
58,7%
No
52
55,8%
32,7%
11,5%
Sí
652
18,7%
21,5%
59,8%
No
63
31,7%
30,2%
38,1%
FACILITADORAS
90
10,0%
22,2%
67,8%
17-20
401
15,7%
22,7%
61,6%
21-24
Chico
605
548
27,9%
19,9%
19,8%
21,4%
52,2%
58,8%
Chica
Con la familia
548
929
24,1%
18,8%
20,8%
21,2%
55,1%
60,0%
Emancipado
Andalucía
167
325
39,5%
15,4%
20,4%
26,8%
40,1%
57,8%
Galicia
402
29,9%
17,4%
52,7%
Madrid
369
19,2%
20,1%
60,7%
Sí
856
18,9%
18,2%
62,9%
No
162
39,5%
34,0%
26,5%
Sí
516
21,1%
16,7%
62,2%
No
574
22,8%
24,6%
52,6%
Sí
557
9,9%
21,4%
68,8%
No
537
34,5%
20,9%
44,7%
Género
Uso del preservativo
masculino la primera vez que
mantuvo relaciones coitovaginales
Hablar con la pareja sobre las
prácticas sexuales a llevar a
cabo
Hablar con la pareja sobre
los métodos de prevención a
utilizar
408
<0,001
<0,001
<0,003
<0,001
<0,238
Convivencia
Comunidad Autónoma
p
<0,001
Riesgo
14-16
Edad
Nunca
n
PREDISPONENTES
634
13,2%
<0,001
<0,001
<0,001
<0,002
<0,001
REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 4, No 2, 2008
Uso del preservativo en jóvenes españoles
Habitual
FACILITADORAS
855
25,4%
21,5%
53,1%
Tipo de pareja
Número de parejas en los seis
últimos meses
Frecuencia de relaciones con
penetración vaginal
La última vez que tuviste
relaciones afectivo o sexuales
con contacto físico, ¿usaste
preservativo masculino?
<0,001
Ocasional
Una
233
774
8,6%
27,0%
19,7%
19,0%
71,7%
54,0%
Más de una
Una vez
313
189
9,6%
9,5%
26,2%
8,5%
64,2%
82,0%
Una vez al mes
211
10,9%
15,6%
73,5%
Al menos semanal
695
28,8%
26,2%
45,0%
739
2,6%
20,0%
77,4%
357
62,2%
23,2%
14,6%
<0,001
Sí
No
<0,001
<0,001
REFORZANTES
Has sentido agobio, culpa o
arrepentimiento por no tomar
precauciones tras alguna
practica coito-vaginal
Nunca
820
25,1%
13,8%
61,1%
Alguna vez
266
12,4%
44,4%
43,2%
<0,001
Con respecto a la variable objeto de estudio, frecuencia de uso del preservativo masculino en las
relaciones coito-vaginales, entre los que refirieron
haber practicado el coito vaginal una sola vez, un
90,5% indicó haber utilizado siempre el preservativo
masculino, mientras que para aquéllos que tuvieron más de una relación el porcentaje de utilizarlo
siempre se situó en el 51,7%. En la tabla 2 se describe la frecuencia de uso del preservativo masculino (nunca, en ocasiones, siempre) en las prácticas
coito-vaginales, de sujetos activos sexualmente en
los últimos seis meses, agrupadas de acuerdo con
los factores propuestos por el modelo Precede.
que se tuvieron prácticas coito-vaginales”, “hablar con la pareja sobre las prácticas que se van
a llevar a cabo”, “hablar con la pareja sobre los
métodos de prevención por utilizar”, “tipo de pareja”, “número de parejas en los últimos seis meses”, “frecuencia de relaciones con penetración
vaginal” y “uso del preservativo la última vez que
tuvo prácticas coito-vaginales” (incluídas dentro
del grupo de factores facilitadores); y, finalmente, en la variable “haber sentido agobio, culpa
o arrepentimiento, tras la práctica coito-vaginal,
por no haber tomado precauciones (integrada en
el grupo de factores reforzantes)”.
Como se puede apreciar en la tabla, se encontraron diferencias estadísticamente significativas
en la frecuencia de uso del preservativo en las
siguientes variables: “intención de conducta de
riesgo/no riesgo con la pareja habitual”, “intención de conducta de riesgo/no riesgo con la pareja ocasional”, “habilidad para usar el preservativo masculino con la pareja habitual” y “habilidad
para usar el preservativo masculino con la pareja
ocasional” (todas éstas dentro del grupo de factores predisponentes); asimismo, en las variables:
“edad”, “tipo de convivencia”, “comunidad autónoma”, “uso del preservativo la primera vez
Por otra parte, con el ánimo de identificar los predictores confiables de la conducta de usar siempre
el preservativo en las prácticas coito-vaginales, se
ajustó una ecuación de regresión logística jerárquica, que incluía tres análisis de regresión logística,
uno para los factores predisponentes, otro para los
factores predisponentes y facilitadores y un tercero para los factores predisponentes, facilitadores y
reforzantes. Los resultados de este último análisis
de regresión logística (tabla 3), mostraron como
predictores confiables a una serie de variables, las
cuales se relacionan a continuación, en cada uno de
los tres factores que propone el modelo Precede:
REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 4, No 2, 2008
409
María Lameiras Fernández, José María Faílde Garrido, José Luis Bimbela Pedrola, Noelia Alfaro Oliver
Tabla 3. Variables predictoras según el Modelo Precede de la conducta de uso sistemático (siempre) del
preservativo masculino en las prácticas coito-vaginales
Variables asociadas
b
s.e.
wald
Factores predisponentes
g.l.
or
i.c.
95%
Intención de conducta de no riesgo con
pareja habitual
-2,13
,24
80,78
1
0,12**
(0,07-0,19)
Habilidad autopercibida para usar el
preservativo masculino con la pareja
habitual
-1,29
,60
4,61
1
0,27*
(0,08-0,89)
Factores facilitadores
Uso del preservativo masculino la
primera vez que mantuvo relaciones
coito-vaginales
-,89
,31
8,19
1
0,41**
(0,22-0,76)
Hablar con la pareja sobre las prácticas
sexuales que se van a llevar a cabo
-,58
,23
6,09
1
0,56*
(0,35-0,89)
Hablar con la pareja sobre los métodos
de prevención que se van a utilizar
-,93
,22
17,20
1
0,39**
(0,25-0,61)
Baja frecuencia de relaciones con
penetración vaginal
-,50
,12
17,63
1
0,61**
8,50
1
0,47**
(0,48-0,77)
Factores reforzantes
Haber sentido agobio, culpa o
arrepentimiento por no tomar
precauciones tras alguna practica coitovaginal
-,74
,26
(0,29-0,78)
* p<0,05; ** p<0,01: n=567 ^ Variables continuas
Para el grupo de factores predisponentes las variables predictoras de la conducta de usar siempre
el preservativo masculino fueron: “la intención
de conducta de no riesgo con la pareja habitual”
y “la habilidad para utilizar el preservativo masculino con la pareja habitual”. Por lo que se refiere a los factores facilitadores, los predictores
confiables fueron: “Uso del preservativo masculino la primera vez que se mantuvieron relaciones
coito-vaginales”, “hablar con la pareja sobre las
prácticas sexuales que se van a llevar a cabo”,
“hablar con la pareja sobre los métodos de prevención que se van a utilizar” y “baja frecuencia
de relaciones con penetración vaginal”. Mientras
que para el grupo factores reforzantes el análisis
410
de regresión logística mostró como predictor confiable a la variable “haber sentido agobio, culpa
o arrepentimiento, tras la práctica coito-vaginal,
por no haber tomado precauciones”.
La prueba de Hosmer and Lemeshow indicó, en
los tres modelos de regresión logística, un buen
nivel de ajuste, ya que no se detectaron diferencias significativas entre los valores estimados y
observados (p<0,05). Asimismo, la varianza explicada aumentó progresivamente en cada modelo.
El estadístico de Nagelkerke indicó que el primer
modelo explicaba el 31,2% de la varianza explicada, el 45,5% para el segundo y el 46,5% de la
varianza explicada para el tercero.
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Uso del preservativo en jóvenes españoles
Discusión y conclusiones
Un aspecto importante, que confiere un carácter
novedoso a esta investigación, lo constituye el hecho de haber utilizado el modelo Precede para
estudiar las variables asociadas a la conducta de
uso del preservativo masculino en una muestra
de jóvenes de diferentes comunidades del Estado
español. Si bien ha habido un estudio previo en
este país, éste se ha realizado únicamente con
jóvenes residentes en la Comunidad de Andalucía
(Bimbela et al., 2002). Asimismo, aunque han sido
muchas las investigaciones que han estudiado el
uso/no uso del preservativo masculino, son relativamente pocas las que lo han hecho diferenciando la conducta de usarlos siempre, en ocasiones y
nunca. Es claro que el índice de eficacia del preservativo masculino como método anticonceptivo
y profiláctico, se ve seriamente reducido cuando
es utilizado de forma ocasional.
El tipo de diseño muestral utilizado garantizó la
representatividad de la muestra seleccionada, por
lo que se consideró la tasa de respuesta obtenida
(85,1%) aceptable para un estudio sobre prácticas
sexuales. Aquellos jóvenes que se negaron a responder fueron sustituidos por otros de su misma
edad y sexo, en su misma sección censal, por lo que
previsiblemente el sesgo de no respuesta no afectó
de forma significativa a las conclusiones del estudio. Además, se tomaron diversas medidas metodológicas para garantizar la obtención de información válida y fiable, en un tema como la conducta
sexual que se percibe como una cuestión íntima y
muy influida por la presión social (Catania, Gibson,
Chitwood & Coates, 1990; Catania, Gibson, Marín,
Coates & Greenblatt, 1990). Se tomaron medidas,
entre otras, como diseñar un cuestionario para ser
autoadministrado y proporcionar el oportuno entrenamiento a los entrevistadores.
Por lo tanto, la presente investigación supone un
trabajo pionero con respecto a la utilización del
modelo Precede como instrumento para estudiar
los factores que predisponen, facilitan y refuerzan
la conducta de uso sistemático del preservativo
masculino en una muestra de jóvenes de diferentes ámbitos de la geografía española. A la hora de
analizar los datos, en un primer momento, se ha
focalizado la atención en describir las variables
asociadas a mayores niveles de usar siempre el
preservativo. Posteriormente, se ha tratado de
identificar el conjunto de predictores confiables de
la conducta de uso sistemático del preservativo.
Con respecto a la primera cuestión, se debe señalar, en primer lugar, que en este estudio no se
ha encontrado que el hecho de tener mayor nivel
de conocimientos sobre la sexualidad o sobre la
seguridad de los métodos preventivos se asocia a
una mayor frecuencia de usar siempre el preservativo masculino, confirmando los resultados previamente reportados por otros investigadores (Bayés,
1995; Ford & King, 2001; Park, Sneed, Morisk, Alvear & Hearst, 2002; Raj, 1996; Svenson, Carmel
& Varnhagen, 1997). Así, pese a que la inmensa
mayoría de los jóvenes reconoce el papel protector del preservativo masculino frente al contagio
por el VIH, el porcentaje de encuestados que lo
utilizan es significativamente menor. Siendo, todavía más reducido el porcentaje de los que refieren
que lo utilizan siempre que mantienen relaciones
coito-vaginales (Lameiras & Failde, 1998).
Otros resultados de este estudio también apoyan
esta idea, ya que son los jóvenes encuestados de
más edad los que demostraron un mayor conocimiento en relación con la capacidad preventiva
del preservativo masculino, pero, a su vez, son
los que tienden a utilizarlo con menor frecuencia.
Esto se podría interpretar por el hecho de que a
medida que se incrementa la edad, los jóvenes
tienen más probabilidad de establecer relaciones
de pareja más estables, lo que conlleva que tiendan a sustituir el preservativo masculino por otro
tipo de métodos anticonceptivos como la píldora
(Bimbela et al., 2002). Estos datos son congruentes con los resultados reportados por Civic (1999)
en un estudio anterior, en el que encontró que en
las relaciones más largas, serias y con mayores
niveles de compromiso el preservativo masculino
era sustituido por anticonceptivos hormonales,
como la píldora, quedando las prácticas sexuales desprotegidas frente al contagio por el VIH u
otras infecciones de transmisión sexual. En relación con lo aquí comentado, en el presente trabajo se encontró que tener más de dieciocho años y
mantener relaciones sexuales con una pareja es-
REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 4, No 2, 2008
411
María Lameiras Fernández, José María Faílde Garrido, José Luis Bimbela Pedrola, Noelia Alfaro Oliver
table, disminuye significativamente la frecuencia
de usar siempre el preservativo masculino.
Por otro lado, el menor uso sistemático de este preservativo con la pareja habitual se podría explicar
por la falsa sensación de seguridad afianzada en la
“confianza” que regula implícitamente las relaciones de pareja estables o monogámicas (Lameiras,
1999), lo cual hace que el uso sistemático del preservativo masculino se convierta en un elemento
que puede generar conflicto y desconfianza entre
los miembros de la pareja (Bimbela et al., 2002). En
este sentido, Fierros y Brow (2002) y Santelli, Konris, Hoover y Polacseck (1996) señalan que en las
relaciones percibidas como “monógamas” se tiende
a no usar el preservativo masculino, ya que parece
que la “confianza” se hace incompatible con su uso.
De modo que el principal riesgo percibido es un embarazo no deseado. Vinculado con lo anterior, se encontró que el hecho de haber tenido varias parejas
sexuales en los últimos seis meses se asoció a una
mayor frecuencia de usar siempre el preservativo.
De igual forma, la presente investigación pretendía identificar los predictores confiables de la conducta de usar siempre el preservativo masculino
en las relaciones coito-vaginales. En este sentido,
se tomó como referencia el modelo Precede; en
consecuencia, los análisis de regresión logística
permitieron identificar el grupo de factores predisponentes, como predictores confiables de la
conducta de usar siempre el preservativo masculino a las variables “intención de conducta de no
riesgo con la pareja habitual” y a la “habilidad
para usar el preservativo masculino con la pareja
habitual”. Es decir, estar dispuesto o dispuesta a
no llevar a cabo una conducta de riesgo con la
pareja habitual indica que existen más probabilidades de usar el preservativo masculino a la hora
de mantener relaciones sexuales coito-vaginales.
Estos resultados están acordes con la línea de lo
ya informado en los estudios de Sheeran, Abraham y Orbell (1999), Sheeran y Orbell (1998) y
Bimbela et al. (2002). Así se confirma que la “intención de conducta” es una variable predictora
de la conducta de uso del preservativo masculino;
tal como propone el modelo de la Acción Razonada de Ajzen y Fishbein (1980). Además, este es-
412
tudio ha confirmado la relevancia de la variable
“habilidad auto-percibida para usar el preservativo masculino con la pareja habitual”, no así con
la pareja ocasional. Datos que van en la línea de
otros estudios que subrayan la importancia de la
autoeficacia percibida en su relación con la conducta de uso del preservativo (Bayés, Villamarín
& Ochoa, 1995; Kasen, Vaugahan & Walter, 1992).
Por otra parte, en el grupo de factores facilitadores, el presente estudio aporta sólo un apoyo parcial a las propuestas hechas por Baker, Morrison,
Carter y Verdon (1996), quienes sugieren que además de las variables tradicionales (“actitudes” y
“norma social percibida”), propuestas por la teoría
de la Acción Razonada de Ajzen y Fishbein (1980),
se deben tener en cuenta las variables tipo de pareja (estable versus casual) y conducta pasada (uso
previo del preservativo masculino), con el objeto
de incrementar el poder explicativo del modelo.
Los análisis de regresión logística identificaron la
variable “uso del preservativo la primera vez que
se mantuvieron relaciones coito-vaginales” como un
predictor confiable de la conducta de usar siempre
el preservativo masculino. De modo que aquellos
jóvenes que usaron el preservativo masculino la primera vez que han tenido prácticas coito-vaginales,
tenían más probabilidades de utilizarlo siempre,
frente a los que no lo utilizaron. Además, este estudio confirmó la relevancia, para predecir la conducta de usar siempre el preservativo masculino,
de las variables “hablar sobre las prácticas que se
van a realizar con la pareja o sobre los métodos de
prevención que se van a utilizar”. Un amplio abanico de estudios ha demostrado la influencia que
estas variables tienen en el proceso de negociación
del uso del preservativo masculino (Bimbela et al.,
2002; Gutiérrez, Oh & Gillmore, 2000; Serovich &
Greene, 1997; Sheeran, Abraham & Orbell 1999;
Smith, McGraw, Costa & McKinlay, 1996).
Es así como las habilidades de comunicación para
una efectiva negociación en la conducta sexual
parecen determinantes para que tenga lugar la
conducta de usar siempre el preservativo masculino (Diclemente, 1992); y aunque a la hora de intervenir es incuestionable, a estas alturas, la necesidad de incorporar una perspectiva de género
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Uso del preservativo en jóvenes españoles
(Amaro, 1995) en el estudio, las diferencias entre
chicos y chicas no fueron significativas, aunque se
confirmó la tendencia de que los chicos muestran
mayor capacidad para hablar tanto de prácticas
por realizar como de los métodos.
la píldora, para analizar en qué medida puedan estar condicionando su uso. Estos dos aspectos deberían ser abordados en posteriores investigaciones.
En este mismo grupo de factores facilitadores se
encontró que tener una baja frecuencia de prácticas coito-vaginales parece pronosticar una mayor
frecuencia de usar siempre el preservativo, pero
éste es un dato de difícil interpretación y que
requiere de mayor profundización en su estudio.
También se encontró que tener más de dieciocho
años y una pareja estable se asociaba a una conducta de no usar siempre el preservativo y a mayor actividad sexual. Por el contrario, tener una
edad inferior a dieciocho años y pareja ocasional
se asoció a la conducta de usar siempre el preservativo y menor actividad sexual.
Amaro, H. (1995). Love, Sex and Power. Considering Women’s Realities in HIV Prevention.
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Por lo que se refiere al grupo factores reforzantes,
la variable “haber sentido agobio, culpa o arrepentimiento por no tomar precauciones después de
alguna relación coito-vaginal”, fue identificada en
los análisis de regresión logística como un predictor confiable de la conducta de uso sistemático del
preservativo, resultados similares a los anteriormente reportados por Bimbela et al. (2002). No
obstante, debido a la complejidad de esta variable, se considera conveniente abordar su estudio
en profundidad en posteriores investigaciones.
En conclusión, los resultados de este estudio confirman la utilidad del modelo Precede para efectuar el diagnóstico de la conducta sexual; sin
embargo, se deben señalar algunas limitaciones
del estudio. En primer lugar, decir que aunque
la muestra representa adecuadamente a tres comunidades españolas (Galicia, del norte; Madrid,
del centro, y Andalucía, del sur), no representa
necesariamente a toda España, pese a que agrupan aproximadamente a la mitad de la población
española. Esto le resta cierta validez ecológica
a este estudio, si bien se considera que el sesgo
puede ser mínimo.
Por otro lado, no se han incorporado los análisis relativos a la relación entre uso del preservativo masculino y otros métodos anticonceptivos, tales como
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