Grateful Dead: vuelve la banda que inventó el culto y

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LATERCERA Lunes 19 de enero de 2015
Sociedad
Espectáculos
Grateful Dead: vuelve
la banda que inventó
el culto y las
grabaciones piratas
R Sus sobrevivientes darán
en julio tres shows en el
mismo lugar donde
cerraron su historia.
Claudio Vergara
RR La banda nació en 1965, en la escena hippie de San Francisco. FOTO: AP
No contaron con un éxito real
hasta 20 años después de su
creación –Touch of grey, de
1987-, pero Bill Clinton, Al
Gore y Steve Jobs aparecen
entre sus fieles más fervorosos, Martin Scorsese alista un
documental con su historia
para este año y, hasta los 90,
sus giras escalaban entre las
más rentables del rock estadounidense.
Está claro: la huella del grupo Grateful Dead no se calcula en cifras, sino que en uno
de los legados más particulares en el cancionero del siglo
XX, apenas un eco que resuena lejano para el resto del
planeta, pero que aún late en
varios de los modelos vigentes en que se desarrolla la
música.
Un patrimonio que se alista
para su resurrección en julio,
cuando sus cuatro sobrevivientes ofrezcan tres conciertos en el estadio Soldier Field
de Chicago. Además, se trata
del lugar donde en ese mismo
mes, pero de 1995, dieron su
último recital con su líder y
cantante, el legendario Jerry
García, fallecido un mes después y encarnación de la mística espiritual y comunitaria
inmortalizada por el conjunto. “Estamos todos encantados con la noticia”, fue una de
las primeras reacciones, propiedad de Patrick Leahy, el
miembro más veterano del
Senado estadounidense.
Nacidos en 1965 en la escena
hippie de San Francisco que
también vio despegar a Janis
Joplin y Santana, los Grateful
Dead asumieron desde su origen un canon sellado a fuego
en la historia posterior del
rock de EE.UU.: la verdadera fortaleza de una banda está
en sus shows, incluso sí sus
álbumes no están a la altura.
De hecho, el dogma, extendido desde The Doors y Jimi
Hendrix hasta Bruce Springs-
R Iconos del rock
estadounidense de los 60,
fueron pioneros en
aspectos que rigen hasta
hoy en la música.
CIFRAS
3
shows de regreso dará el grupo en julio. Se anunciaron
como sus últimos conciertos.
1995
ese año murió su líder, el legendario Jerry García.
teen y Pearl Jam, apunta a
que las grabaciones en estudio son incapaces de capturar el fluir eléctrico y emotivo que representan los conciertos.
“Mientras la cultura rock norteamericana ha puesto más
énfasis en las actuaciones que
en los discos, en Inglaterra
ocurre lo contrario”, ha apuntado el crítico musical Simon
Reynolds, situando el hito en
los inicios de Grateful Dead.
De hecho, gran parte de la fijación actual de la industria
por las presentaciones en vivo
tiene su cuna en los estadounidenses.
Ante ello, y adscritos a una
química visceral que cruzaba
blues, psicodelia, jazz e improvisación, el grupo de García montó sus espectáculos
como verdaderos ritos, como
ceremoniales irrepetibles, tejiendo un vínculo único con
su grupo de seguidores. A
ellos se les bautizó como
Deadheads, una de las primeras tribus musicales en la
historia del rock y que entregó a los norteamericanos un
estatus de banda de culto que
hasta entonces no se conocía.
Como vuelta de mano, los integrantes de Grateful Dead
dejaron que su comunidad
de devotos comenzara a gra-
bar libremente sus conciertos, tanto en audio como en
video, con el fin de intercambiarlos de manera gratuita
con fanáticos de otras ciudades. A tanto llegó el ritual que
el conjunto debió habilitar
en sus shows un área especial
donde sus seguidores pudieran agacharse y concentrarse en el registro artesanal del
espectáculo, con pleno derecho a retar al público que
chocaba con los equipos
mientras cantaba, bailaba o
disfrutaba lo que sucedía en
escena.
Las grabaciones detonaron
la circulación de miles de cintas piratas que la fanaticada
intercambiaba por correo a
través de todo EE.UU.. Era
fines de los 60 o principios de
los 70, hace más de 40 años,
pero el flujo ya avizoraba la
masiva cultura de intercambio de archivos propia del
nuevo siglo, a través de plataformas como Napster y Kazaa, y, sobre todo, la obsesión
actual por registrar conciertos en los más diversos aparatos, desde cámaras hasta
celulares, para luego difundirlos vía YouTube.
“Nunca hubo un plan maestro”, ha dicho Phil Lesh, uno
de los sobrevivientes de la
agrupación, aunque sus modos para encarar el negocio
han sido analizados por expertos en marketing y en libros de economía no convencional. De hecho, el volumen
inagotable
de
grabaciones hizo que sus fans
–barbudos, amantes de los
colores chillones y sobreestimulados con LSD- levantaran en torno a los conciertos
verdaderas ferias con todo el
merchandising imaginable.
Incluso, para muchos se volvió más atractivo lo que empezó a rodear las presentaciones, que lo que transcurría
bajo las luces. Un espíritu
único que en julio próximo
tendrá un nuevo capítulo. b
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