Hacia la victoria frente a las drogas a través del desarrollo mundial. La necesidad de un frente internacional antidroga Intervención de V. P. Ivanov en el Foro Mundial Contra las Drogas, Münchenbryggeriet (Suecia), 20 de mayo de 2012 Majestad. Estimados organizadores y participantes del Foro. Estimados colegas. En primer lugar, me gustaría agradecer a Su Majestad la Reina Silvia de Suecia su invitación a participar en este Foro y felicitarla por su brillante intervención en la inauguración del mismo. Es imposible sobrevalorar el papel del Foro Mundial, que hoy en día, sin duda alguna, se ha convertido en la fuerza que consolida la comunidad internacional, formula el orden del día global en cuanto a la lucha antidroga y se opone a la creciente amenaza global de la legalización de las drogas y al creciente rechazo hacia las convenciones básicas antidrogas elaboradas durante los últimos 100 años. Durante este último año se ha observado una verdadera explosión de iniciativas de legalización, ya que la propuesta de “resolver rápidamente el problema” es formulada por los presidentes de algunos países (como por ejemplo, el de Guatemala) o, tal y como ha sucedido hace un mes, por uno de los ex directores del MI-6, el Servicio Secreto de Inteligencia británico. Resulta más que significativo el hecho de que la llamada Comisión Global de Políticas de Drogas, que promueve abiertamente la legalización de drogas, llegase a presentar el año pasado un informe descaradamente provocativo que tenía por objetivo legalizar las drogas precisamente el día 1 de junio, es decir, ¡el Día Internacional de la Defensa de la Infancia! No cabe duda de que esta campaña de relaciones públicas, muy agresiva y de gran envergadura, para promocionar las drogas, está directa o indirectamente relacionada con los enormes beneficios proporcionados por el negocio de los narcóticos, beneficios que según los expertos alcanzan los 800 mil millones de dólares anuales. El informe mencionado anteriormente debería ser considerado, sin lugar a dudas, el manifiesto de los partidarios de la legalización de las drogas. Si pudiéramos al lado el informe de la llamada “Comisión Global” y la Declaración del Foro Mundial Contra las Drogas de 2008, veríamos que se trata de dos posiciones radicalmente opuestas, dos doctrinas incompatibles entre las cuales, a día de hoy, está teniendo lugar una lucha aguda e implacable. El propósito de los que abogan por la legalización de drogas consiste en legalizar el crimen transnacional organizado, una especie de trama internacional global de delincuencia, convirtiendo el tráfico de drogas en un proceso fluido y cómodo. Su objetivo consiste en romper la unidad internacional respecto a la defensa del derecho internacional de riguroso cumplimiento (hard law) establecido en las convenciones correspondientes de Naciones Unidas. Hay que decir que las acciones de los partidarios pro legalización están muy bien organizadas. Por ejemplo, durante los últimos tres años el número de páginas web destinadas a apoyar la legalización de las drogas, sin contar las redes globales de acción directa, como mínimo, se han duplicado. También se hace evidente que hoy en día se intenta convertir a América Latina en el motor del movimiento global para la legalización de las drogas, ya que es en esta región donde varios estados están formulando iniciativas de hacer concesiones a los partidarios de la legalización de las drogas. Es significativo que la Comisión Latinoamericana para los Problemas de las Drogas y la Democracia, que promueve dicha legalización, haya servido como proyecto piloto para transformarse posteriormente en la mencionada Comisión Global de Política de Drogas, por lo visto, para “transmitir la experiencia” del hemisferio occidental al oriental, es decir, para propagarla por el mundo entero. Es una tendencia extremadamente peligrosa, y nuestro Foro Mundial debe condenarla de una manera unívoca. Es evidente que se trata de un frente pro drogas, perfectamente organizado, generosamente financiado, profundamente jerarquizado y con una propaganda muy bien pensada, y nuestra obligación consiste en oponernos al mismo creando nuestro propio Frente Mundial Contra las Drogas. Creo que es muy cierta la definición de drogadicción propuesta en la Declaración del primer Foro Mundial Contra las Drogas de 2008 como “una forma moderna de esclavitud”. Es nuestro deber no permitir que a principios del siglo XXI y del tercer milenio, la esclavitud sea reconocida como un fenómeno normal. Es nuestro deber luchar por la causa de la libertad, los valores verdaderamente democráticos y por todas las personas que no quieren permitir la vuelta de la esclavitud. En esta situación, nos parece actual y oportuno crear alrededor del Foro Mundial una comunidad de Amigos de las Convenciones Contra las Drogas en la ONU. Pido a los participantes de este Foro que tengo en tan alta estima, que apoyen mi propuesta. Y es que las convenciones Contra las Drogas de Naciones Unidas constituyen hoy en día las acciones principales de cuarentena contra la epidemia de la drogadicción global provocada por la gran envergadura del negocio de las drogas, nunca vista anteriormente en la historia universal, y la generación de dos centros históricos, que son, en realidad, dos centros planetarios de producción de estupefacientes, con sus correspondientes sistemas globales de tráfico de drogas. El fundador del modelo antidrogas sueco, el gran pensador, organizador y entusiasta Nils Bejerot, ya en 1988 avisaba a la humanidad: “Es probable que la lucha contra la epidemia de la drogadicción tenga una importancia clave para la supervivencia de los estados de derecho modernos y del bienestar común. El incremento del abuso de las drogas llevará inevitablemente al caos y a la decadencia de las sociedad”. Los especialistas y los líderes sociales en el ámbito de la política antidroga son perfectamente conscientes de que, aparte de la defensa de los resultados conseguidos en la lucha contra la droga, actualmente hay que elaborar rápidamente un nuevo modelo de acción antidroga, porque con los cambios vertiginosos que están viviendo las sociedades y las bases de la vida social, la misma naturaleza de la drogadicción y del crimen relacionado con ella han cambiado drásticamente, por lo que ahora se nos plantean nuevos desafíos y nuevas amenazas, tanto para regiones o estados aislados, como para el mundo y la seguridad internacional. Voy a señalar brevemente las principales amenazas y a proponer cinco soluciones básicas. CENTROS MUNDIALES DE PRODUCCIÓN DE DROGA Y RUTAS GLOBALES DE TRÁFICO RUSIA EEUU 950 toneladas de cocaína al año UE CHINA AFGHANISTÁN 550 toneladas de heroína al año 1 Primero. Hay que introducir en el sistema un nuevo concepto de seguridad antidroga que garantice la seguridad internacional y nacional, y que sea capaz de utilizar unos instrumentos adecuados contra una amenaza que es, en realidad, completamente nueva: la globalización del crimen debido al funcionamiento sostenible, durante varios años y a largo plazo, de dos centros planetarios de producción de estupefacientes: el sudamericano en el hemisferio occidental y el afgano en el oriental, y sus correspondientes sistemas globales de tráfico. Son éstos los que han creado y mantienen una red de narcotráfico que abarca todo el planeta, deformando procesos económicos y políticos y produciendo una escalada en el crecimiento del crimen y la violencia. Es por eso por lo que se necesitan decisiones serias por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sin cuyas acciones nos veremos prácticamente tan desarmados ante la globalización de la drogadicción, como si se tratase de una pandemia provocada a nivel global . Es imprescindible que revisemos nuestra percepción del fenómeno de la producción de estupefacientes en Afganistán, que últimamente ha superado los límites de la plantación y la producción de drogas como tal, transformándose en el factor dominante, tanto en la crisis económica y financiera global, como en la situación mundial en general. Hace tiempo que ha llegado el momento de calificar la producción de estupefacientes en Afganistán, de acuerdo al capítulo VII de los Estatutos de Naciones Unidas, como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional. Segundo. Se requiere una diplomacia antidrogas, siendo ésta un tipo de actividad completamente nueva, tanto a nivel nacional como internacional. Voy a subrayar una vez más que nuestro Foro Mundial juega un papel muy importante en ello, ya que se ha convertido en una especie de Estado Mayor de la diplomacia no gubernamental contra las drogas. Creo que sería muy oportuno y extremadamente importante organizar cuanto antes una Cumbre Antidroga con la participación de las mayores potencias mundiales. Tercero. La política global contra las drogas debería partir del hecho de que la producción de drogas se ha convertido ya en una parte inalienable del sistema financiero sumergido, culpable de esta crisis global mortalmente peligrosa. La creciente crisis económica y financiera global, y la economía de la especulación y del parasitismo tienen una relación directa con los beneficios del crimen relacionados con los estupefacientes, porque este dinero negro permite a una serie de grandes bancos superar su déficit de liquidez, algo crítico para ellos. Para que la crisis no desemboque en una catástrofe, tenemos que destruir su base financiera, es decir, suprimir los centros planetarios de producción de narcóticos. BURBUJA FINANCIERA GASTOS DE DEFENSA DINERO ILÍCITO (50% - DROGAS) Cuarto. Ya es hora de dirigir la atención hacia la organización y los métodos de rehabilitación social y resocialización. La drogadicción parece ser el motor más importante de la degradación social y antropológica de las sociedades, y de la destrucción del capital humano. El mundo tiene que reunir todas las teorías y los métodos más avanzados de recuperación de la existencia humana a través de una política social polifacética, capaz de organizar la reproducción y el desarrollo de unas comunidades nacionales y transnacionales óptimas. Propongo organizar bajo el escudo del Foro Mundial una conferencia especialmente dedicada a los nuevos métodos de rehabilitación social y resocialización. Quinto. Las importantísimas medidas de represión policial y las medidas de prevención de la drogadicción y rehabilitación de los drogodependientes tienen que estar acompañadas de una apuesta decidida por el desarrollo alternativo. Hoy en día resulta evidente que la mejor prevención primaria contra la producción de drogas consiste precisamente en el desarrollo alternativo. En este sentido, nos gustaría aplaudir desde esta tribuna la decisión del Presidente de Perú de celebrar a finales de junio en Lima un foro contra las drogas de alto nivel, que hará especial hincapié en el desarrollo alternativo, y una conferencia de expertos en noviembre, que tendrá lugar en la misma ciudad. Uno de los derechos fundamentales de los seres humanos, el derecho al desarrollo, se consigue, precisamente, a través del desarrollo alternativo. El derecho al desarrollo es, para Naciones Unidas, uno de los derechos fundamentales proclamado en la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo adoptada por la resolución 41/128 de la Asamblea General del 4 de diciembre de 1986, y garantizado por un sistema de medidas para estimular el progreso social y el desarrollo, basado en la Declaración del Progreso y Desarrollo Social proclamada por la resolución 2542 (XXIV) de la Asamblea General del 11 de diciembre de 1969. Nos parece imprescindible que nos hagamos fuertes alrededor del desarrollo alternativo y del cumplimiento del derecho al desarrollo, no sólo teniendo en cuenta que éste está siendo sistemáticamente vulnerado por la drogadicción, sino pensando que la propia drogadicción no es, en esencia, más que la consecuencia integral de la falta de desarrollo. Actualmente, nos damos cuenta de la fuerza que tiene nuestro frente contra las drogas. Hay que pasar a celebrar victorias en la lucha contra las drogas, dejando de lado las tendencias derrotistas y de compromiso con las iniciativas de la mafia de los narcóticos. Ganaremos esta batalla. Gracias por su atención.