( 2 3 9 ) la tose. Otras muchas propiedades tienen las granadas, que

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la tose. Otras muchas propiedades tienen las granadas, que
por no ser prolijo callo, y aun porque casi se pueden reducir á estas que he dicho. L a madera de los granados es
Je muy lindo color, y de mucha tura. Los granados dxiran
muchos años, porque aunque se pierde el tronco, siempre
totna de raiz.
ADICIÓN.
E l granado está comprendido en la clase 1 2 , orden i . ° (Icosandria monogynia)
del sistema de L i n e o , quien lo denominó
Puntea
granatum,
conservándole el nombre que le dieron los romanos
cuando, en tiempo de sus guerras púnicas, le trasladaron desde
Cartago á Italia. H o y dia abunda espontáneamente en todo el m e diodía d e E s p a ñ a .
Reconócense como especies, propiamente tales, el granado c o mún (P. granatum),
y el enano (P. nana. L i n . ) . E l d e fruto
agrio y dulze al mismo t i e m p o , llamado por esto agridulze,
el q u e
lo tiene enteramente dulze , el de flor s e m i - d o b l e , el balaustria, q u e
la produce doble ó llena, y a mas y a menos grande & c . & c . , son
todas variedades m u y fugazes de la especie primitiva ó granado agrio;
tan accidentales y p o c o permanentes q u e , en descuidando su cultivo
y beneficio, desaparecen al momento todas las propiedades que las
distinguen. D e ahí es que la propagación por medio de estacas, b a r bados é injertos, es indispensable para conservar cualquiera de ellas.
E l granado e n a n o , c o m o q u e es una especie natural, conserva
su tipo y carácter p r i m i t i v o ; mas no usándose de ella p o r l o g e n e ral sino para adornar los espesillos ú otros puntos semejantes en los
jardines, no nos detendremos á tratar d e su c u l t i v o , ocupándonos
solo en aclarar los puntos pertenecientes al granado común.
Desaprueba Herrera la multiplicación del granado p o r semilla
como cosa enteramente i n ú t i l , y aun nociva según sus principios; y
á la verdad no deja de tener razón hasta cierto p u n t o , pues si c o n sideramos por una parte la lentitud en la vejetacion de este árbol
cuando proviene de semilla, y p o r otra el hallarse después con frutos
ácidos y ruines, no puede menos de desalentarse el c u l t i v a d o r , y
abandonar enteramente semejante medio de p r o p a g a r l o ; pero siendo
cierto q u e solo p o r las semillas se consigue la renovación de los i n dividuos y generaciones, tampoco puede quedar duda sobre las v e n tajas que se logran con las multiplicaciones ovíparas ó de semilla. P o r
esta razón nos parece prudente aconsejar q u e , sin olvidarse de la
multiplicación p o r estaca, acodo y barbado , repita también el cultivador d e cuando en cuando algunas siembras, pues es constante que
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