Protestantismo: Lutero, Calvino y Enrique VIII

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*Martín Lutero
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*Juan Calvino
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*Enrique VIII
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Martín Lutero (1483−1546)
Origen :
Martín Lutero nació en Eisleben en 1483. El hombre que estaba destinado a ser una de las personalidades más
conspicuas de la historia de la Iglesia, ingresó en el monasterio agustino de Erfurt a la edad de 22 años.
Agitado por un profundo deseo de obtener la salvación no le importó decepcionar a su propio padre al tomar
tal decisión, quien había puesto muchas esperanzas en el futuro profesional de su hijo.
Decepción:
En 1507, con 24 años, fue ordenado sacerdote y tres años más
tarde viajó a Roma, la capital de la cristiandad; pero este
viaje, lejos de ayudarle en su búsqueda espiritual, tuvo para él
el efecto contrario al percatarse de la frivolidad y
mundanalidad en la que aquella iglesia había caído. De vuelta
a su patria se doctoró en teología en 1512 comenzando a dar
clases en la universidad de Wittenberg.
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Hambre de Dios y descubrimiento:
Hasta entonces, Lutero había acudido a todos los recursos espirituales para encontrar paz con Dios: la
confesión auricular, la comunión frecuente, la penitencia, las lecturas edificantes, la meditación etc. Pero al
tener que preparar como profesor sus clases sobre los Salmos y sobre la carta a los Romanos, fue donde
descubrió la fuente de donde viene el perdón de los pecados y la paz de la conciencia: la justificación gratuita
del pecador a través de la fe en Jesucristo.
Consecuencias
Si esto era así, muchas de las prácticas sostenidas por la Iglesia eran totalmente inútiles y dañinas para las
almas en busca de perdón, porque alentaban a buscarlo en cosas que no podían impartirlo. Es más, si esto era
así, significaba que la Iglesia se había apartado del evangelio de la gracia de Dios, sustituyéndolo por un
sistema sacramental en el que el sacerdote suplantaba la mediación única de Cristo. Es en esta época de
profesor cuando se entrega al estudio del griego y del hebreo con el objetivo de profundizar en el significado y
matices de las palabras; algo que luego le será de gran provecho a la hora de traducir la Biblia.
Las indulgencias:
En 1517 aparece en escena un monje dominico, Tetzel, predicador
de las indulgencias. Por medio de la compra de indulgencias,
según la enseñanza tradicional, se libraba a las almas recluidas en
el purgatorio de los tormentos del mismo. El dinero obtenido en
esta ocasión por este medio sería invertido, a partes iguales, en la
erección de la basílica de San Pedro en Roma y en la compra por
parte de Alberto de Hohenzollern de un obispado. Fue entonces
cuando Lutero escribió y clavó en la puerta de la iglesia del
castillo de Wittenberg sus Noventa y cinco tesis. Este documento
fue la chispa que puso en marcha todo un proceso cuyas
consecuencias iban a ser de largo alcance
Ante la Iglesia
Como consecuencia de la rápida difusión de las Tesis, Lutero es
llamado en 1518 a dar cuentas en Roma. Sin embargo, el elector
Federico de Sajonia logra que en vez de tener que ir a Roma, el
encuentro se produzca en Augsburgo.
Probablemente la protección que este gobernante ejerció hacia Lutero fue uno de los factores clave,
humanamente hablando, en el triunfo de la Reforma. En Augsburgo Lutero se encuentra con Cayetano, el
enviado del Papa León X. Pero el cardenal Cayetano no estaba allí para dialogar con un oscuro fraile sobre
ciertas cuestiones teológicas; lo único que Cayetano esperaba de Lutero era una cosa: la retractación. Lutero
contestó que la Biblia tenía primacía sobre todos los decretos, a lo que Cayetano repuso que el papa estaba por
encima de los concilios y de la Escritura. "Yo niego que esté por encima de la Escritura.", respondió Lutero.
A partir de ahí se terminó el encuentro.
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Todavía habría lugar para otro debate entre Lutero y una autoridad católica; se celebró en Leipzig en 1519
teniendo como contrincante al teólogo Juan Eck. Éste acusó a Lutero de reavivar las opiniones de Huss sobre
el papado y con ello estar bajo la misma sentencia de excomunión con la que Huss fue condenado por el
concilio de Constanza; Lutero respondió que muchas de las opiniones de Huss eran totalmente correctas.
Luego ¿se equivocó el concilio que lo condenó?, preguntó Eck, a lo que Lutero contestó que los concilios
pueden equivocarse. A estas alturas Lutero ya había puesto en entredicho la autoridad del papa y ahora
también ponía en entredicho la fiabilidad de los concilios. Era a todo el cimiento mismo del sistema católico
romano al que Lutero estaba negándole infalibilidad. El paso decisivo ya estaba dado, ¡Lutero era un hereje!
Excomunión:
El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de excomunión de Lutero intitulada Exsurge Domine; cuando
Lutero la recibió se dirigió al pudridero de la ciudad y, juntamente con el Derecho Canónico, la arrojó a las
llamas. La ruptura estaba consumada. Un fraile había osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso
de más de mil años de antigüedad, con el solo apoyo de la Palabra de Dios.
En ese mismo año de su condenación Lutero ha escrito incansablemente algunas de sus mejores obras: A la
nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y La libertad cristiana.
Ante el emperador:
El recientemente elegido emperador, Carlos, convoca una Dieta en Worms en 1521 para tratar ciertos asuntos
concernientes al gobierno; uno de ellos es el "caso Lutero". Hay que hacer que la condenación eclesiástica de
la bula papal se traduzca en condenación imperial por parte de la autoridad civil; en otras palabras: hacer
efectiva la condena, acabar con Lutero. De nuevo aquí la intervención de Federico de Sajonia, apodado el
Sabio, volvió a ser de importancia trascendental para la causa de la Reforma:
Lutero viajó a Worms bajo la protección de un salvoconducto y allí, conminado ante Carlos V, a pronunciarse
sobre sus doctrinas pronunció las memorables palabras:
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"Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que
no creo al papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí
mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la
Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra
la conciencia."
La suerte estaba echada; Lutero se había enfrentado al poder religioso y ahora lo estaba haciendo al poder
secular. Las dos grandes instituciones: Iglesia e Imperio no estaban por encima de la Palabra, sino sujetas a
ella.
La traducción de la Biblia
Cuando Lutero dejó Worms para regresar a Wittenberg su vida corría peligro. En un punto del camino fue
secuestrado por unos jinetes desconocidos y llevado al castillo de Wartburg. Este secuestro, planeado por
Federico el Sabio, era el medio de ponerlo a salvo de sus enemigos. Durante varios meses nadie supo qué
había sido de Lutero, si estaba vivo o muerto. Pero fue precisamente en ese refugio donde se entregó a la
traducción del Nuevo Testamento al alemán; en menos de tres meses estaba terminada. Antes de eso ya
existían traducciones de las Escrituras a dicho idioma, pero estaban hechas a partir de la Vulgata y eran toscas
y fuera del alcance del pueblo. La traducción de Lutero estaba hecha a partir del Nuevo Testamento griego
que Erasmo de Rotterdam había compilado.
Obra maestra:
Sin duda ésta fue una, si no la mayor, de las grandes contribuciones del reformador alemán a su patria. La
primera edición en septiembre de 1521, en la que no se decía el año, ni el nombre del impresor ni del
traductor, fue de tres mil ejemplares y tal fue su éxito que tres meses después hubo que hacer una reedición.
Para el año 1553 las ediciones del Nuevo Testamento de Lutero ya eran cincuenta y ocho.
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"Todos los que conocían el alemán, nobles y plebeyos, los artesanos, las mujeres, − dice un
contemporáneo de Lutero − todos leían el Nuevo Testamento con el más ferviente deseo. Lo llevaban
consigo a todas partes; lo aprendían de memoria; y hasta gente sin instrucción se atrevía, fundando en las
Sagradas Escrituras su conocimiento, a disputar acerca de la fe y del evangelio con sacerdotes y frailes, y
hasta con profesores públicos y doctores en teología."
La traducción de Lutero atendía más al sentido que a la letra, algo en lo cual él sería hoy enteramente actual,
pues estaba hecha en un lenguaje tan vivo y tan popular que todos lo entendían. Aunque no hubiera hecho otra
cosa, la Biblia de Lutero, supuso un hito tal en la fijación de la lengua germana y en la difusión de la Palabra
de Dios, que por sí sola hubiera bastado para darle al reformador fama imperecedera. La terminación de toda
la Biblia la llevó a cabo en 1534.
Del trabajo de la misma nos da razón el mismo Lutero:
"Algunas veces nos ha sucedido que durante quince días, y aun tres o cuatro semanas, hemos buscado una
sola palabra, e inquirido su verdadero sentido, y tal vez no lo hemos encontrado. Como ahora está en
alemán y en lengua fácil, cualquiera puede leer y entender la Biblia, y recorrer pronto con sus ojos tres o
cuatro hojas, sin apercibirse de las piedras y tropiezos que antes había en el camino."
La Biblia para Lutero era el libro:
"que debe llenar las manos, lenguas, ojos, oídos y corazones de todos los hombres. La Biblia sin
comentarios es el sol que por sí solo da luz a todos los profesores y pastores."
La Guerra del Campesinado:
Poco después volvió a Wittenberg donde hubo de enfrentar los excesos que Carlstadt, en su ausencia, había
provocado. En 1525 tienen lugar dos acontecimientos en la vida de Lutero de signo contrario; el primero es la
Guerra del Campesinado, ante la cual el reformador tomó una postura totalmente contraria a los campesinos.
A pesar de que las peticiones de éstos eran de sentido común: derecho a coger leña de los bosques, abolición
de la servidumbre, reducción de los impuestos, cese de los castigos arbitrarios, etc. Lutero reaccionó
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poniéndose del lado de las autoridades y escribiendo un duro alegato Contra las hordas asesinas y ladronas
de campesinos.
Matrimonio de Lutero:
El segundo acontecimiento de ese año es su matrimonio con Catalina
von Bora. Al lado de esta mujer, Lutero construyó un hogar marcado
por la felicidad conyugal y familiar. Una vez dijo:
"Después de la Palabra de Dios no hay un tesoro más precioso que el
santo matrimonio. El mayor don de Dios sobre la tierra es una esposa
piadosa, alegre, temerosa de Dios y hogareña, con la que puedes vivir
en paz, a la que puedes confiar tus bienes, tu cuerpo y tu vida."
En 1546 murió en Eisleben, la aldea en la que había nacido, confesando hasta el último momento la fe que
había predicado.
Juan Calvino (1509−1564)
Teólogo francés
Calvino nació en Noyon el 10 de julio de 1509. Recibió enseñanza formal para el sacerdocio en el Collège
de la Marche y en el Collège de Montaigue, dependientes de la Universidad de París. Alentado por su padre
a dedicarse al Derecho en lugar de a la Teología, Calvino ingresó también en las universidades de Orleáns
y Bourgues.
Junto a varios amigos empezó a interesarse por los movimientos humanístico y reformista, y emprendió
estudios sobre la Biblia griega. En 1532 publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, poniendo
de manifiesto su preparación como erudito humanista. Su asociación con Cop, que acababa de ser elegido
rector de la Universidad de París, obligó a ambos a huir cuando Cop anunció su apoyo en 1535 a Martín
Lutero. Aunque pocas veces se refirió a este tema, Calvino estuvo sometido a una experiencia religiosa
personal más o menos por esta época.
Durante los dos años siguientes Calvino viajó con frecuencia, evitando las autoridades eclesiásticas
mientras estudiaba, escribía y disertaba a partir de la Biblia y la tradición cristiana los principios básicos
de su teología. En 1536 publicó la primera edición de su Christianae Religionis Institutio, un conciso y
provocativo trabajo que le situó en la vanguardia del protestantismo como pensador y predicador. Durante
el mismo año Calvino visitó Ginebra camino de Estrasburgo y fue invitado por Guillaume Farel a
participar en el movimiento reformista de la ciudad. Calvino permaneció en Ginebra con Farel hasta 1538,
cuando la ciudad votó contra Farel y los dos fueron invitados a marcharse. Calvino concluyó su
interrumpido viaje a Estrasburgo y participó en la vida religiosa de esa comunidad hasta septiembre de
1541. Durante su estancia en Estrasburgo, Calvino se casó con Idelette de Bure, que era viuda. El
matrimonio tuvo un hijo, que murió en la infancia. En Estrasburgo Calvino publicó, además, el primero de
sus numerosos comentarios sobre los libros de la Biblia.
En 1541 los ginebrinos convencieron a Calvino para que regresara y les dirigiera de nuevo en la reforma
de la Iglesia. Permaneció en esa ciudad el resto de su vida, excepto los breves viajes en defensa de la
reforma de la Iglesia. Su esposa murió en 1549, y no se volvió a casar. Aunque recibió casa y salario del
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Gobierno, no tuvo cargo oficial y no se hizo ciudadano de Ginebra hasta 1559. Hasta la derrota de la
familia Perrin en 1555 hubo una importante oposición al liderato de Calvino en la ciudad.
Calvino redactó el borrador de las nuevas ordenanzas que el Gobierno modificaría y adaptaría como
constitución de Ginebra, regulando a la vez temas sagrados y profanos. Calvino apoyó también el
establecimiento de un sistema de escuelas municipales para todos los niños, con una academia en Ginebra
como centro de formación para los estudiantes más adelantados. En 1559 inauguró la academia, con
Theodore Beza como rector, que muy pronto se convertiría en una verdadera universidad.
Mientras Calvino estuvo al servicio de Ginebra, la ciudad se vio amenazada con frecuencia por los ejércitos
católicos a las órdenes de Emanuel Philibert, duque de Saboya, y de otros jefes. En realidad la ciudad era
una fortaleza amurallada y recibía alguna ayuda de las granjas de los alrededores y de los aliados
próximos. Por este motivo, la amenaza de conquista contribuyó a que la vida fuese muy severa en Ginebra
y a su necesidad de comercio. Los cristianos disidentes eran expulsados a menudo de la ciudad, y se llegó a
ejecutar a un individuo por hereje. Hombre de su tiempo, Calvino aprobó la condena a la hoguera de
Miguel Servet (aunque él recomendara la decapitación) cuando el científico católico y unitario fue
capturado en la ciudad. Además de sus convicciones religiosas, el factor determinante en la ejecución de
Servet fueron sus estudios sobre la circulación de la sangre de los hombres, teorías que Calvino reprobaba.
Calvino se propuso mejorar la vida de los habitantes de la ciudad de muchas formas. Defendió la creación
de hospitales, alcantarillado, barandillas protectoras en los pisos altos para evitar que los niños se cayeran,
atención especial para los pobres y los enfermos y la introducción de nuevas industrias. Promocionó el uso
del francés en las iglesias, y contribuyó de forma muy personal a su formación como lengua moderna con
sus escritos en lengua vernácula.
Sin embargo, los escritos de Calvino han resultado ser su contribución más duradera a su Iglesia.
Compuso himnos y animó a otros a hacerlo. El famoso salterio ginebrino, compuesto en su mayor parte
por su colega Louis Bourgeois, se convirtió en el modelo de muchos himnos protestantes. Compuso un
influyente catecismo, cientos de cartas a compañeros reformistas, y comentarios sobre casi todos los libros
de la Biblia. Se recopilaron, además, sus escritos y sermones.
Calvino nunca gozó de buena salud; sufría asma crónica y catarro. Estuvo muy delicado a causa del
violento ataque de fiebre cuartana en 1558. Murió el 27 de mayo de 1564 y fue enterrado en una sepultura
anónima en Ginebra.
Enrique VIII (1491−1547)
Nació en Greenwich en 1491. Fue coronado rey en 1509 y poco después se casó con Catalina de Aragón,
viuda de su hermano Arturo e hija de los reyes católicos. En su persona se caracterizó por un especial aprecio
por las artes e incluso se inclinó a protegerlas; aunque también su conducta estuvo dirigida siempre por una
ambición y una crueldad extremas. Su gobierno se caracterizó por veleidoso en su política exterior y en lo
interno por un gran conflicto con la Iglesia Romana, motivado por la disputa del poder y centrado
superficialmente en la problemática personal del monarca.
La imagen de Enrique VIII no aparece agradable en ninguno de sus aspectos, pero debe reconocerse que fue
un monarca inteligente astuto y hábil. Aparte de sus forcejeos con Roma a propósito de asuntos religiosos,
sostuvo una lucha sorda por sustraer a su país del dominio del Papa.
Enrique VIII formó parte de la Santa Alianza, combatió contra los franceses y los venció formando la paz en
1514 otorgando la mano de su hermana el rey Luis XII; pero más tarde se unió a Carlos V para volver a luchar
contra Francia, poco después cambió de nuevo de parecer y firmó una alianza con el rey francés y rotos su
nexos con España, repudió a su esposa para casarse con Ana Bolena, pero al Papa Clemente VII, se negó a
divorciar al rey inglés por haber desencadenado el movimiento protestante.
Enrique no tardó en movilizar todos sus recursos para atacar al papa, tras lo cual logró consagrarse como jefe
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de la Iglesia anglicana. Logrado el propósito de concentrar en su persona el poder político y religioso, Enrique
nombró como arzobispo de Canterbury a un incondicional, Thomas Cranmer, quien de inmediato se ocupó de
anular el matrimonio con Catalina de Aragón y de confirmar el que ya en secreto había realizado con Ana
Bolena, quien estaba encinta.
En 1534 se proclaman el Acta de sucesión y el Acta de supremacía, con las cuales se legitimaba la
descendencia del rey y se declaraba reo de alta traición a quien se negase a aceptar la supremacía eclesiástica
del monarca; de este modo se consumó la separación de la Iglesia anglicana de la romana y el 15 de enero de
1535 se proclama "Cabeza suprema de la Iglesia".
En 1536 acusó a Ana Bolena de adulterio y la manda decapitar para celebrar un nuevo matrimonio diez días
después con Juana Seymour quien le dio un hijo, quien sería el futuro Eduardo VI y murió al año siguiente. En
1540 se casó con Ana de Cleves para aliarse con los protestantes alemanes pero seis meses después la repudió
para casarse con Catalina Howard a quien Enrique denunció por infidelidad y fue ejecutada en el cadalso. Su
crueldad no solo se puso de manifiesto en sus esposas, también cayó sobre personajes tan prominentes como
John Fisher, obispo de Rochester, y el canciller Tomás Moro, quienes también fueron decapitados.
En 1543 se casó con Catalina Parr y fue la única de sus mujeres que sobrevivió al monarca quien murió
quien 1547 en Westminster luego de haber logrado cortar la injerencia papal en los asuntos políticos y
económicos de Inglaterra.
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