20 / HENRY KING Zinemaldiaren egunkaria • Larunbata, 2007ko irailaren 22a L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FILMS / L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FI LMS / L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FI LMS / L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FI LMS / L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FI LMS / L A S P E L Í C U L A S / FILMAK / THE FILMS Versiones mejoradas Con la llegada del sonido, el cine ganó en expresividad oral pero perdió en capacidad para contar historias con la imagen. Se potenciaba la nueva sensación de poder oír las voces de los actores, y quedaba en segundo plano la puesta en escena que, al estar basada en los diálogos, volvió a acercarse peligrosamente a la cómoda idea del teatro filmado. Mucho parloteo y escasa imaginación, esa era la tónica entre 1930 y 1933, más o menos. Sin embargo, descubrimos que la filmografía de Henry King va a contracorriente. Si en el período mudo King había sido un activo investigador de las nuevas posibilidades expresivas del lenguaje de la imagen, con la llegada del sonido su escritura elegante y esforzada no retrocede en absoluto. No hay más que tomar Over the Hill (1931), lamentablemente hoy olvidada, para comprobarlo. Era la quinta película sonora de King, una nueva versión de un filme realizado en 1920 por Harry F. Milarde. Otra tendencia de comienzos del sonoro: retomar con nuevas posibilidades películas que triunfaron en el mudo. Y en el caso de Over the Hill al menos, probablemente mejorada. Over the Hill aborda un tema querido por King: la relación entre padres e hijos, y especialmente la devoción a la madre. Pero más allá del mandamiento de honrar a la madre, King elabora todo un estudio de la evolución de una familia, desde que los dos hermanos son niños, hasta su radical diferencia de comportamiento como adultos: de nuevo la referencia bíblica (como en Tol’able David), aquí a través del contraste entre Caín y Abel. El comienzo es magnífico: el despertar de la casa, desde el camino exterior y el silencio inicial, hasta el bullicio que montan los niños al levantarse y desayunar. Todo ello en continuo movimiento. Asombra en Over the Hill que la cámara casi nunca es estática, escruta cada detalle de esa casa y de esa familia, y recorre en continuos travellings los espacios, como un filme de sorprendente modernidad. Incluso en la vibrante pelea final hay un barrido de imagen que parece más propio de la era digital que de los balbuceos del cine sonoro. El niño malo resulta gracioso con su perfil de En Over the Hill, King elabora todo un estudio de la evolución de una familia. Nosferatu y el lado melodramático del desenlace es de parecida intensidad al de Stella Dallas. Ese estilo dinámico, en perpetuo movimiento, también se da en State Fair (1933), que tuvo varias versiones posteriores. Y de nuevo la pericia de King para describir los espacios y la tipología de la América de la época está en pleno rendimiento. Las ilusiones de las familias de granjeros que van a la feria se transmite en unas imágenes a las que King dota de una épica especial aunque sea con situaciones tan sencillas como un viaje en camioneta o el re- corrido por los puestos de la feria. Way Down East (1935) era también una versión, sobre un filme de uno de los maestros de King, D. W. Griffith, aunque esta vez era más difícil superar el original. Ricardo ALDARONDO