Dejando aparcada la vida entera

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"Dejando aparcada la vida entera"
Una generación, dos mujeres. Una de España, la otra de Alemania – las dos sin trabajo. Un
diálogo polémico.
por Miriam Klemm y Teresa Tiburcio Jiménez
M: Teresa, te ves nerviosa. ¿Qué pasa?
T: Otra vez me encuentro ante uno de esos pasos significantes: Después de tres años en Berlín, volveré a
España. Me siento como si tuviera que volver a empezar de cero. ¿Lo que espero del futuro? Ni idea. Y a ti,
¿qué te pasa?
M: Yo tampoco tengo idea de que será en el futuro. No te sé decir donde o con quien estaré en cinco o diez
años. Para nadie en mi entorno social es posible hacer planes de verdad. Estoy agobiada, pero ya no me da
miedo. Quizás porque todos mis miedos se han consumido ya durante la licenciatura.
T: ¿Así que ya no tienes miedo? ¡Vaya! Es que por un lado la situación a mí tambien me hace resignarme,
pero todavía trato de volverme más eficiente. Talvez debería aprender ruso o ir a Latinoamérica o estudiar
otra carrera, sería la tercera. Aun tengo la sensación de que me hacen falta más seminarios, talleres o
cursos, ¿entiendes? Que hace falta que me vuelva cada vez más eficiente; como si tuviera que convertirme
en una versión 3.0 beta de mí misma.
M: ¡Oye, existe un grupo de autooptimizadores en Berlín! Se reunen una vez por semana para medir sus
progresos en el deporte, sus signos vitales o el nivel de cumplimiento de sus dietas.
T: ¡Quizás de verdad me ponga en contacto con ellos! Me parece que todavía no me he esforzado lo
suficiente. Arrastro conmigo una difusa sensación de incertidumbre. Y, probablemente, la única manera de
manejarla sea centrarse completa y únicamente en la carrera profisional. Es que no entiendo por qué no
encuentro un trabajo – ¿no es que el mercado laboral global necesita trabajadores? ¿Por qué nadie me
necesita a mi y mi experiencia?
M: Conozco esa sensación, la he experimentado varias veces. ¡Pero es tan errado! Tienes dos carreras
universitarias, tienes experiencia laboral, eres flexible y móvil. Si eso no es suficiente, !¿qué más hace
falta?¡ ¿Cúal sería la versión mejorada de ti si no esa? ¿Y por qué razón deberías malgastar lo mejor de ti en
el mercado laboral global? ¿Por qué queremos formar parte de él?
T: ¡Porque es imprescindible! ¡Y, naturalmente, para tener éxito! Políticos, periodistas, burócratas; al final es
toda la élite europea quien nos muestra que tenemos que ser existosos. Por lo tanto, debemos convertirnos
en buenos productos adecuados a las normas. El mercado demanda – y somos nosotros los
suministradores. Y si el mercado no demanda tu producto, te quedas atrás.
M: ¡Pero no somos ni atrasados ni improductivos! Además, eso no tiene nada que ver con la situación
laboral en la que uno se encuentra. Si no tienes éxito en el trabajo, no te toman en serio, ni te escuchan. Y,
además, nos reprochan que somos apolíticos. ¿Cómo y cúando quieren que nos comprometamos
politicamente si pasamos todo nuestro tiempo explotándonos y comercializándonos?
T: ¿Pero hay otra alternativa? Con los protestas en España al final no se consiguió cambiar el mercado
laboral global. Al igual que antes, hay muchos jóvenes sobrecalificados que están desesperados y que
aceptarán trabajos jodidos. La política no modifica las condiciones porque el sistema continúa funcionando.
Por eso, cada quien trata de ser un poco mejor y más especial que todos los otros graduados. No solo debes
destacar por tu formación, experiencia y flexibilidad sino también por tus habilidades sociales y tu
personalidad. Comercialízate como un concepto general.
M: ¡Eso no es justo! El concepto general debería ser solo tuyo, solo tus amigos y tu familia deberían tener el
derecho a tu personalidad. Personas por las que tu has optado. No puede ser que tu existencia y tu
participación en la sociedad dependan de si te vendes bien o mal. A veces, me siento como el agua en una
botella de plástico: capturada, etiquetada y con precio.
T: ¿Sabes de aquellas empresas americanas que a sus empleadas les ofrecen congelar sus óvulos? Para que
así las mujeres puedan centrarse en su carrera profesional, sin sentir el constante tic-tac del reloj biológico.
¡Ya las necesidades del mercado laboral están avanzando lentamente hacia adentro de nuestros cuerpos! Y,
sin embargo, llegando al fin de tu vida, nunca te han dado un contrato de trabajo de verdad.
M: ¡Qué horror! Pero vamos a ser honestas: El tema de la planificación familiar de hecho es un serio
problema para muchos de nuestra generación; hasta establecer una relación seria y mantener amistades
resulta difícil, ya que hay que ser siempre flexible y estar preparado para mudarse por el trabajo.
T: Qué absurdo: Dejamos toda la vida aparcada para estar preparados para ese momento en que el
mercado laboral finalmente nos acoja. Solo para así recibir la posibilidad de realizarnos.
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