el asalto a nochixtlán - La Jornada

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EL ASALTO A NOCHIXTLÁN
Suplemento Mensual Número 231 julio 2016
Violeta Hernández Andrés
COSTA RICA: TOMAS DE LAS TIERRAS
ACAPARADAS POR UNITED FRUIT
Ramón Vera Herrera
UMBRAL: LA NACIÓN HECHA JIRONES
u LA REVUELTA DE LOS
JORNALEROS EN EU
David Bacon, texto y fotografía
u VENEZUELA
EN
SU LABERINTO
Entrevista con Raúl Zibechi
u EL
NÁHUATL: DESAFÍOS
DE LA INVISIBILIDAD
Martín Tonalmeyotl
u LAS
JÓVENES DEFIENDEN
SUS TERRITORIOS
Y SUS CUERPOS
Jaskiran Dhillon
u SAN
LUIS POTOSÍ:
LA CASA CONTAMINADA
Gustavo Cerecer
u u u
u PETICIÓN
DE LLUVIA
ATSAJTSILISTLI
Simón Cojito Villanueva
u UNA
ORACIÓN CONTRA
BAYER Y MONSANTO
Xun Betan
u MORIR
O NO MORIR
ENTRE LOS SHOSHONE
u u u
u EL
HUECO DE LA MANO
EN AFGANISTÁN
PJ Harvey, texto
Seamus Murphy, fotografía
u IMÁGENES
DE LA VIDA
DE ALCE NEGRO, LAKOTA
Kabul, noviembre de 2012.
Foto: Seamus Murphy
LA NACIÓN HECHA JIRONES
O
bvio pero no, los nacionalismos en el mundo actual significan cosas muy distintas según la región del planeta y
de la específica Nación que se trate. Cuando vemos los preocupantes espectáculos de la Europa xenófoba y mezquina que
pretende blindar fronteras díscolas, en ocasiones al borde del
fascismo, podemos temer que se salgan con la suya, cierren
fronteras, persigan pieles oscuras o religiones “no occidentales” y contaminen de odio sus relaciones exteriores e interiores. El nacionalismo yanqui en tiempos de Trump puede volverse similarmente tóxico, pues Estados Unidos no es inmune
a la radicalización taruga del hombre blanco.
Otros nacionalismos en cambio respiran en el pozo de la negación, la injusticia y el exterminio, y sus luchas han de verse
como justas y liberadoras: Palestina, Kurdistán, la República Saharahui. Naciones que no son y necesitan resistir para no desaparecer.
En América Latina, Nación y nacionalismo adquieren un significado distinto. Compuesta por Estados nacionales de fronteras en
su origen arbitrarias, éstas han terminado por delinear consistentes identidades propias, marcadas como es natural por sus vecinos y, sin excepción, por el imperialismo estadunidense. Merced a
la contigüidad y la Historia, en México este ha sido un factor clave
para determinar la Nación y el ánimo popular. Todas las naciones
del hemisferio americano comparten las realidades pretéritas de
la invasión europea y las hegemonías criollas, ambas a fuerza de
saquear y dispersar a los pueblos originarios, de los inuit árticos
a los mapuche australes.
A la vuelta del milenio estos pueblos despertaron. Con inusual sabiduría eludieron los reclamos separatistas. Aceptando
en lo general al Estado nacional que los contiene, incluso lo
fortalecen, en Bolivia y Ecuador con bastante éxito, y en México
a contracorriente y con una implícita guerra en su contra. Han
concebido un horizonte de autodeterminación arraigado en su
experiencia histórica y novedoso a la vez, ejemplar para el resto de los connacionales, pues en América Latina las naciones
(y en ello México resulta patético paradigma) son dominadas
por castas criollas desvergonzadas que buscan enriquecerse
mediante el despojo y la cesión territorial de las Naciones que
gobiernan lamentablemente. Se someten económica, cultural,
política y militarmente a los capitales sin patria, los designios
de Estados Unidos y el idioma inglés. Así es que desgarran a
México, soñándose un Puerto Rico de fantasía.
De lo poco que tenemos en firme para frenarlos y reparar
la convivencia y las identidades entre nosotros es la lucha, variada, local, generosa y pacífica de las comunidades primeras,
que aquí siguen y a diferencia de los de arriba, piensan en colectivo para todos. Son guardianes de la Nación aunque no lo
digan. Por eso el gobierno neoliberal lo combate y criminaliza.
Son los guardianes de la vida.
UN VISIONARIO EN LOS AÑOS DEL DESASTRE
Arandero y chamán lakota-oglala, fue guerrero y hombre de visiones.
lce Negro (Black Elk) nació en 1863 en el Territorio de Montana. Cu-
Primo del jefe Caballo Loco (Crazy Horse), a los 12 años participó en la batalla de Little Bighorn (1876) y cortó dos cabelleras blancas; allí cayó el genocida general George Armstrong Custer. Posteriormente se convirtió en
show man haciendo rutinas ecuestres y demostraciones “de indio” en el
espectáculo “El Oeste Salvaje” de William F. Cody, mejor conocido como
Buffalo Bill (1886-1889), con quien viaja a Inglaterra, donde los contrata el
Mexican Joe Show para una gira por Europa. Retorna a Estados Unidos y
meses después, el 29 de diciembre de 1890, sucede la batalla de Wounded
Knee, en territorio lakota, que determinará la final derrota militar de los pueblos nativos frente al gobierno anglosajón de Estados Unidos.
En 1892 se estableció como curandero y hombre de conocimiento
en la reservación Pine Ridge en Dakota del Sur, donde tuvo dos matrimonios, ocho hijos y una larga vida consagrado en ayudar a su gente, y
a toda la gente, para entender su lugar en el Círculo de la Vida. Murió en
Pine Ridge en 1950.
Las imágenes históricas que publica Ojarasca aparecen en el libro ilustrado Black Elk’s Vision. A Lakota Story (Abrams Books for Young Readers,
Nueva York, 2010) del ilustrador y narrador lakota S. D. Nelson.
Ceremonia de la Danza de los Espíritus para traer de regreso a los búfalos exterminados y a los familiares asesinados. Sin fecha.
SIMÓN COJITO VILLANUEVA
PETICIÓN DE LLUVIA
ATSAJTSILISTLI
Lejanas huellas
inundadas en el silencio,
brillan enterradas
con polvos de olvido.
Iktsan tikxinestokej
niman xekaj nauatij,
ijtik tlalpoktli tsotlantok
tlamachilistli yenelkajtikaj.
Los tlacololeros
azotan el cielo
para suavizar la tierra
desempolvan el pasado.
Iljuikak kitoponalchiaj tlakolojkej
kiminyemaniliaj miltlaltin,
kixtiliaj tlalpoktli uan youejkaui.
El culto: mezcla
súplicas y ofrendas,
bañado con fuego de copal,
para purificar las semillas del temporal.
Atsajtsilijki sa itonijli ika popoxtli,
ika uentli notlatlauijchiaj,
kipopochuiyaj tonakayomej
uan xopantla notokas.
La tierra saborea los halagos
de cada gota de ruego,
enrolladas en la riata de lazar.
Kitlajtsijkamati tlalnantli
kuak nouitekij tekuanimej,
chipini yestli
kuak noueyikatsajtsiliaj ika ichmekatl.
La Santa Cruz camina
entre júbilos y privilegios,
acompañada de mujeres jaguares,
bajo la sombra del día.
Ijtik ueyikatsajtsilitli niman pakilistli
toueyinantsin krotsin panoua,
siuamej tekuanimej kimayanaj tetsajlan,
kuan tonaltsintli sa kuetlantok.
Estalla y ciñe,
en las manos suaves de mezcal
en cada mirada
de tenores Zitlaltecos.
Mexkal atsintli ika imauan
kintepichajsij niman kimpatlanalchiaj
sa kualtsin tlachixtokej
ika Zitlaltecos intlatsotsonaljuan.
Jaguares y danzantes
se trenzan con delicia
empapados
por los rayos del universo.
Sa nomajkuiya ika pakilistli
ijtotijkej niman tekuanimej
tonaltsintli kuajli
yokimalti nochimej.
Tigres verdes y amarillos
depuran el cultivo
ajusticiando con látigos colmillos,
entre garras
llueve retumbos de azotes
en el corazón de Zitlala
el día cinco de mayo.
kitlakuijkuiliaj tokistli
tekuanimej kostikej niman xojxojkej
tetsajlan sa notlatskouaj ika itlauan ixmektl,
tlakojkomoni kuan nouitekij tekuanimej
itlajkochian Zitlala
ipan makuijli tonajli toskatl.
 Simón Cojito Villanueva, poeta en lengua náhuatl.
Originario de Zitlala, Guerrero. Publicó en Ojarasca 229.
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EL ASALTO
A NOCHIXTLÁN
LA POBLACIÓN LO ASUMIÓ COMO UN ATAQUE
GENERALIZADO Y LAS POLICÍAS FEDERAL Y
ESTATAL PERDIERON LA POCA CREDIBILIDAD
QUE LES QUEDABA
LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL ACTIVÓ LA
SOLIDARIDAD Y LA RESPUESTA ORGANIZADA
VIOLETA HERNÁNDEZ ANDRÉS
L
o ocurrido en Nochixtlán, Oaxaca, el domingo 19 de junio tiene causas
multifactoriales: los índices de pobreza, la marginación y el desarrollo humano no mienten. En estos escenarios retumba insistentemente el reclamo
de garantizar el estado de derecho.
Nochixtlán deriva del náhuatl y significa lugar de la grana cochinilla, que es
un colorante, parásito del nopal, y ha sido catalogado como “uno de los principales aportes del México prehispánico al mundo”. Todos los domingos se instala en el centro del municipio de Asunción Nochixtlán una de las principales
plazas de la región mixteca, donde se congregan familias mixtecas (ñuu savi),
chocholtecas y algunas ixcatecas a comercializar sus productos y abastecerse de otras mercancías. Una de las vías para acudir a la plaza es justamente
la llamada carretera federal. Las comunidades que se trasladan en esta dirección encuentran a su paso el panteón municipal, el hospital, el hotel “Juquilita” y otros .
Estos breves datos de contexto son una condición sine qua non para desarrollar una acción como el operativo realizado la mañana del domingo 19 para desalojar a maestros e integrantes de diferentes comunidades que se manifestaban en
contra de la reforma educativa. ¿Se actuó con alevosía, sin cuidado de los protocolos internacionales para un hecho de esta naturaleza? La población lo asumió como
un ataque generalizado y las policías federal y estatal perdieron la poca credibilidad
con que contaban por las siguientes razones:
- La detención arbitraria de las dieciocho personas que no participaban en la protesta de la CNTE y que en ese momento estaban “cavando la tumba” de una persona recién fallecida.
- El anuncio del gobierno federal y estatal que negaba el uso de armas tuvo que ser
desmentida debido a fotografías y testimonios que mostraban lo contrario.
- La denuncia en diversos medios de comunicación respecto a que el hospital de
Nochixtlán fue atacado directamente por los uniformados, disparando a quemarropa contra la gente que se encontraba en el acceso.
- El fallecimiento de ocho civiles, entre ellos un joven de diecinueve años que estaba en auxilio de la ambulancia, más decenas de heridos y seis desaparecidos.
Frente a ello, al repique de las campanas, la quema de cohetones y el voceo, la
respuesta inmediata de la comunidad fue una muestra de solidaridad de los habitantes para protegerse. Mientras, la ausencia de la autoridad municipal fue evidente. La institución eclesiástica asumió un rol determinante; el sacerdote católico dijo
a la comunidad que era importante manifestar su inconformidad “ante las acciones
que el gobierno ha estado haciendo para la Nación, no solamente para el gremio de
los maestros”. Orientó, motivó a la ayuda y se posicionó como mediador para evitar una crisis mayor.
En el atrio de la iglesia se albergó a heridos sin distinción alguna y se convirtió
en centro de acopio de víveres y medicamentos. Al llamado acudieron hombres y
mujeres, a disposición de lo que se requiriera. Arribaron médicos de distintas latitudes para prestar sus servicios en la emergencia. De igual modo se contó con el auxilio de autos particulares y taxis, en especial del sitio “Nochixtlán”, para el traslado
de decenas de heridos. Una muestra de civilidad fue el resguardo de al menos veinte niños y algunos adultos en la comunidad de Sinaxtla, hecho que permite mirar el
valor que tiene la vida de los niños para la comunidad, donde se asume una responsabilidad colectiva sobre su cuidado.
Alce Negro y Alce vestidos para danzar, tal como aparecían en los espectáculos de Buffalo Bill en Europa.
E
l aparato estatal, al realizar el desalojo en un día de plaza, subestimó la capacidad de respuesta y organización colectiva de la población de Nochixtlán y las
comunidades aledañas. Como es costumbre de las instituciones del gobierno federal y estatal, se invisibilizó a las autoridades comunitarias. Sin embargo, éstas se hicieron escuchar dignamente, ya que acudieron con sus bastones de mando para
exponer, mediante un pronunciamiento, el rechazo a la represión como forma de
resolver conflictos. Cuestionaron la reforma educativa y exclamaron que si en ésta
“prevalece lo global, el centralismo y rechaza el sentido comunitario, de consenso,
de identidad, y [su] cultura milenaria no se ve reflejada ni incluida, entonces es una
reforma para otro mundo, no para nuestros pueblos”. Las autoridades enfatizaron
que no están en contra de los profesores pero les recordaron que quieren maestros
comprometidos e innovadores en los métodos para manifestarse.
Cuando aluden a maestros comprometidos, “se refieren a aquellos respetuosos de
las instituciones comunitarias, que asumen diversas obligaciones; entre ellas de gestores, psicólogos sociales, maestros de ceremonia, organizadores de los programas
culturales en las fiestas patronales y otros eventos importantes, padrinos de un sin
fin de alumnos egresados, promotores del deporte, mediadores, y otras actividades
que se acumulan dependiendo de las características de cada comunidad. Se alude a
docentes que están prácticamente de tiempo completo realizando su trabajo y son el
último eslabón en las instituciones de educación pública. Se usan adjetivos peyorativos para referirse a ellos, que cuentan con salarios precarios; muchos son menospreciados cuando realizan sus trámites y gestiones, la infraestructura con que cuentan
carece de la pertinencia adecuada y en general, también viven la exclusión sistemática de las comunidades donde laboran” mencionaron las autoridades comunitarias.
En escenarios así resuena el reclamo de garantizar el estado de derecho, ¿pero
cuál? El estado de derecho no hace referencia únicamente a la acción punitiva del
Estado. Implica reconocer a los pueblos y comunidades indígenas, garantizar el
cumplimiento de sus derechos, entre ellos a la consulta previa a la adopción de
cualquier medida legislativa como la reforma laboral, publicitada como educativa.
¿Se consultó a los pueblos y comunidades esta reforma que ha cobrado la vida de
sus hijos mixtecos?
Es indispensable garantizar los derechos económicos, sociales y culturales para
que de esta manera se cierre la brecha de la desigualdad. La población no espera
menos. Nótese que la efervescencia es implacable cuando las personas ya no tienen nada que perder g
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Jornaleras esperan mientras se realiza el recuento de la votación.
LA REVUELTA
DE LOS CHAPULINES
LOS INDÍGENAS MEXICANOS SON LA PRIMERA FUERZA LABORAL A LO LARGO DE LA COSTA
DEL PACÍFICO EN ESTADOS UNIDOS
EN LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS, LOS PAROS DE JORNALEROS TRIQUIS Y MIXTECOS SE HAN
EXTENDIDO DESDE BAJA CALIFORNIA HASTA EL ESTADO DE WASHINGTON
TEXTO Y FOTOGRAFÍA
DAVID BACON
McFarland, California, junio. Con playeras rojas, los
trabajadores hacen fila para ir a votar. A veces se llaman a sí mismos “chapulines”, una broma entre los
oaxaqueños. Los chapulines son pequeños insectos
parecidos a los saltamontes. Cuando están tostados
con limón y ajo son un manjar, parte importante de
la cultura indígena de Oaxaca, como el mezcal o las
grandes tlayudas.
Uno de los trabajadores, de pie al borde de un campo de arándanos en el Valle de San Joaquín, se ríe del
nombre. “Somos muy humildes, como los chapulines, y
muchos estamos todos amontonados en un plato”. Otra
razón por la que le gusta el símil es el color: un plato de
chapulines es marrón rojizo. Apuntando hacia la línea
de los trabajadores, hace un gesto: “Mira todas las camisetas”.
Cientos de trabajadores se habían formado en dos
largas filas antes del amanecer, listos para votar en
una elección sindical la mañana del sábado (último de
abril). Así que muchos llevaban playeras rojas con el
águila negra de la Unión de Trabajadores Agrícolas,
tantos que las pocas personas que no las portaban se
hacían notar. A medida que el sol salía, las líneas se
movían lentamente hacia las urnas, y los trabajadores
comenzaron a votar. A las once habían terminado.
Los recolectores de arándanos, con sus playeras rojas, salieron de las filas de arbustos, y se reunieron en un
semicírculo para ver cómo hacía el recuento un agente
de la Junta de Relaciones Laborales Agrícolas. Tal como
lo anunció: 347 contra 68 a favor de la Unión, y los
aplausos comenzaron. Los chapulines habían ganado.
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Los jornaleros bromean acerca de su identidad indígena, pero una realidad menos agradable es la que
los llevó a organizar un sindicato. “La mayoría de las
personas que trabajan aquí vienen de Oaxaca, mixtecos y zapotecos”, explica Paulino Morelos, que viene
de Putla. Como muchos de los 165 mil indígenas mexicanos migrantes en los campos de cultivo de California, un gran porcentaje no habla bien español.
“El capataz los humilla”, dice. “Se burla de ellos y
dice que trabajan como tortugas. Incluso si alguien es
lento, estamos trabajando a destajo, no por hora, así
que sólo se les paga por el trabajo que realizan. Pero
siempre los presionan para trabajar más rápido. Carmela, otra capataz, dice que “los oaxacos no son buenos”. “Oaxaco” y “oaxaquito” son términos despectivos
para los indígenas que Morelos dice escuchar mucho.
El conflicto sobre el pago por pieza condujo a la rebelión de los trabajadores. En abril, al inicio de la temporada de pizca de arándanos, la compañía pagaba a los
jornaleros 95 centavos de dólar la libra. A mediados de
mayo el precio había caído a 70 centavos, luego a 65.
Finalmente, el lunes 16 de mayo, la compañía anunció
que había caído otra vez, ahora a 60 centavos. Los trabajadores se negaron a recolectar y demandaron a la
empresa cambiar su decisión.
El propietario de la finca, The Klein Management
Company, produce cajas de concha de arándanos que
se venden bajo la marca Gourmet Trading Company. Al
igual que la mayoría de los grandes productores, no emplea trabajadores directamente. En su lugar utiliza a un
contratista, en este caso Rigoberto Solorio. En una dramática confrontación filmada por los trabajadores con
sus teléfonos celulares, Solorio dijo a la multitud a la orilla del sembradío: “Lo que puedo decir es esto, chicos:
‘No podemos subir el precio. Logramos lo que pudimos.
No vamos a subirlo. Si quieren quedarse, quédense’”.
Luego fue interrumpido por gritos de “¡vámonos!, ¡vámonos!”. Por su lado, Morelos cuenta: “Carmela nos dijo:
‘Si no quieren trabajar, sálganse’. Vi los coches abandonar el campo, entonces le dije: ‘Nosotros también nos
vamos’. Otro capataz dijo: ‘Puede llevarse a la gente,
pero no vuelva’. De todos modos nos fuimos”.
La huelga estaba en marcha.
Los huelguistas acudieron a la oficina local de la UFW
y, a la mañana siguiente los organizadores del sindicato se reunieron con todos los trabajadores que se
habían congregado a la orilla del campo de cultivo.
Un grupo se dirigió a las oficinas del Consejo de Relaciones del Trabajo Agrícola, que en California administra la Ley del Trabajo Agrícola. Pidieron elegir de
una representación sindical dentro de las 48 horas
siguientes, como establece la ley en caso de huelga.
Agentes del Consejo acudieron al campo y realizaron
un conteo del número de huelguistas. Determinaron
que 424 de los empleados de la compañía estaban
involucrados —mucho más que la mayoría requerida.
Después de nuevas discusiones, la elección fue fijada
para el sábado siguiente. Mientras tanto, los trabajadores volvieron al trabajo.
Jessica Ruiz, quien lideró al primer grupo de jornaleros que abandonó los campos de cultivo, dice: “También tuvimos el problema de que bajaron el precio después de que regresamos. No supimos siquiera cuál era,
sólo nos prometieron que al final del día nos dirían”.
Si bien la causa inmediata de la huelga era la disminución del precio unitario, los trabajadores también
tenían otras quejas. Ruiz dice que el recorte salarial
Jornaleros con sus camisetas rojas formados para ir a votar.
le habría significado más de 50 dólares a la semana,
a partir de un promedio de 700 por cheque de pago.
Y para conseguir ese cheque, ella y sus compañeros
debían trabajar siete días a la semana: “Ni siquiera nos
dejaron tomar el Día de la Madre. Mi hijo tiene sólo seis
meses de edad y éste fue mi primer día de las madres.
Me dijeron que si no trabajaba el domingo no podía
venir el lunes”.
A pesar de una reciente decisión judicial que ordena que incluso a los trabajadores por destajo se les
deben pagar los descansos, el primer día que se les
remuneró en los campos Klein fue el de la jornada de la
elección sindical. Ruiz y Morelos, además, se quejaron
del agua proporcionada por la empresa. Morelos dice
que sabía a detergente, mientras que Ruiz comentó:
“El agua sabe como a petróleo”.
La huelga y la campaña sindical en Klein Management son parte de un movimiento aún mayor entre los
indígenas de México que laboran como jornaleros agrícolas, y que se está extendiendo por toda la costa del
Pacífico. Durante los últimos tres años, los paros de
triquis y mixtecos que se dedican a la pizca de arándanos han alcanzado a las Granjas Sakuma en Burlington,
Washington. Los jornaleros organizaron un sindicato
independiente, Familias Unidas por la Justicia, y lanzaron un boicot contra Driscoll’s, el distribuidor de arándanos más grande del mundo.
En el Valle de San Quintín, en Baja California, hace un
año miles de jornaleros agrícolas que recolectan fresas
y arándanos se manifestaron durante tres semanas y
también se organizaron en un sindicato independiente.
Se unieron al boicot a Driscoll’s, que también distribuye
las bayas del mayor productor de la zona, BerryMex.
Los indígenas mexicanos son la primera fuerza laboral a lo largo de la costa del Pacífico. Provienen de
varias docenas de ciudades y comunidades de Oaxaca y partes de Puebla, Chiapas y Michoacán. Los
trabajadores tienen hermanos, hermanas, tíos, tías,
padres e hijos trabajando en los valles agrícolas a lo
largo de la costa. Tantas personas de Oaxaca han llegado a California que su sobrenombre para este estado es Oaxacalifornia.
Por tanto, las noticias sobre el conflicto en la zona
se propagaron a otras. Cuando los trabajadores de Baja
California se declararon en huelga, Rosalía Martínez, recolectora de chícharos de Greenfield en el Valle Salinas, California, dijo que se enteró a través de Facebook.
“Trabajé allí varios años en la pizca de tomates. Estamos
de acuerdo con lo que hicieron. Venimos de los mismos
pueblos. Somos indígenas y tenemos que hacer lo que
sea por seguir dándoles de comer a nuestros hijos, sin
importar lo que paguen. Pero si no trabajamos y no hay
cosecha, tampoco hay nada para los productores”.
Para irse a la huelga, los jornaleros de Klein Management no se inspiraron en las que hayan ocurrido en
otros lugares, sino en las brutales condiciones económicas que deben enfrentar como jornaleros indígenas
en California. De todos los trabajadores agrícolas del
Los trabajadores celebran la victoria del sindicato en la elección
estado, los indígenas, porque han llegado recientemente, son a los que menos se les paga. De acuerdo
con el estudio Trabajadores Agrícolas Indígenas, realizado por el demógrafo Rick Mines, el ingreso familiar
promedio anual en 2008 fue de 13 mil 750 dólares por
familia, y 22 mil 500 para una familia mestiza (no indígena). Ninguno de los dos es un salario digno, pero la
diferencia refleja la discriminación estructural contra
los indígenas.
Mines descubrió que un tercio de los trabajadores
indígenas que pudo consultar ganaba más del salario
mínimo, otro tercio percibía exactamente el mínimo y
un tercio más tenía ingresos por debajo del mínimo, que
representa un salario ilegal. Los bajos salarios, a su vez,
tienen un efecto dramático en las condiciones de vida.
La mayoría de las familias indígenas viven en estrechos
departamentos, en habitaciones de moteles, garages y
remolques. En algunos valles viven en chozas, tiendas
de campaña o debajo de los árboles y en los propios
campos de cultivo.
Al igual que los activistas de la UFW que apoyan
a los trabajadores de McFarland, Aquiles Hernández
comparte la experiencia del migrante oaxaqueño. Su
familia emigró de Santa María Tindu y desde niño trabajó en los campos de caña en Veracruz. Más tarde
se convirtió en profesor en la Ciudad de México y
perteneció al ala izquierda del sindicato de maestros,
la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación: “Tuvimos un plantón afuera de la Secretaría
de Educación”, recuerda. “Tres de nosotros fuimos
despedidos, nos quitaron las clases porque éramos
activos en las protestas, y estuve en la cárcel durante
72 días”.
Concepción García, migrante mixteca de Coatecas, Oaxaca, fue enviada a la UFW cuando empezó la
huelga en McFarland. Entiende la presión que había sobre los huelguistas porque ella experimentó la misma
historia. “Trabajé en Sinaloa cuando era un niña, pues
empecé cuando apenas tenía nueve años de edad. He
visto un montón de niños en los campos, mucha necesidad y sufrimiento. Así que me encanta enseñarle
a nuestra gente sobre sus derechos. No estamos en
México ahora, ya no vivimos esos tiempos”. Añade: “He
visto demasiadas humillaciones y discriminación contra los indígenas. Toda mi familia trabaja en los campos de Madera y he visto mucha injusticia. La gente te
agrede y tienes que ir a trabajar de todos modos. Si no
tienes papeles, el capataz amenaza con despedirte si
no haces lo que él quiere”.
García ha trabajado durante dos años para la compañía Pacific Tripe E, una de las grandes productoras
de tomate. Debido a que hay un contrato con la empresa, ella puede tomarse un permiso para ir a trabajar
en una campaña sindical. Es el caso de otros activistas
enviados a McFarland.
Édgar Urías es el secretario general del comité sindical en los campos de cultivo de setas en Gilroy, organización que ayudó a formar en 2011. Juan Mauricio,
a su vez, ha trabajado con su esposa en los campos
de fresa del Corporativo Dole desde el 2005. “Por el
mismo trabajo que realizo”, dice, “aquí las jornaleras
ganan mucho menos”.
El sábado previo a la elección, el vicepresidente de la UFW, Armando Elenes, declaró al Bakersfield
Californian: “Si ellos votan por sindicalizarse, de inmediato abordaremos el tema de los salarios. Entonces,
probablemente, fuera de temporada negociaremos un
nuevo contrato”. En un comunicado el primer día de
huelga, la empresa previó que solamente quedarían
tres semanas de pizca.
La mayoría en la elección sindical podría convencer a la compañía para negociar. Pero But Klein, propietario de Klein Management, declaró al reportero
Louis Henry: “El mercado es el mercado. Es lo que
establece los precios. Incluso si hay un contrato sindical y negociamos un precio, es lo mismo. El mercado es el mercado”.
Sin embargo, el sindicato posee una herramienta que
puede llevar a negociaciones más fructíferas. En California la ley ordena que si el sindicato y la empresa no se
ponen de acuerdo, los sindicalistas pueden convocar a
un mediador. Esa persona sopesa las propuestas de cada
una de las partes y elabora una propuesta de acuerdo. Si
el Consejo de Relaciones del Trabajo Agrícola lo ratifica,
el informe del mediador se convierte en contrato sindical. Esa medida fue agregada en la reforma de la Ley de
Relaciones Laborales Agrícolas de 2002. Esa ley data de
1975. La mediación obligatoria, no obstante, fue impugnada por uno de los más grandes productores de California,
Garawan Farms, y el caso está ahora en el Tribunal Supremo del Estado.
Días antes de la elección, Klein Management contrató a un asesor laboral, el conocido antisindicalista
Tony Raimundo, quien fue acusado de comportamiento poco ético en el caso de Gerawan Farms. Con todo,
Klein declaró: “La compañía está orgullosa de proveer
buenos empleos y bien remunerados cada temporada”.
Quien responde es Jessica Ruiz: “Trabajamos en
pleno sol todos los días y trabajamos duro. No tengo
problema con el trabajo, en absoluto. Mi problema es
con las cosas que ellos nos hacen. He esperado mucho
tiempo por esto. Estoy muy orgullosa de mi pueblo y
de lo que hemos hecho. Cuando saqué a la gente (del
campo de cultivo) uno de los dueños me dijo que me
enviaría a la cárcel. Pero ellos no van a pararnos” g
Traducción del inglés: SomosMass99
 David Bacon, escritor y fotógrafo documental
californiano. Ex dirigente sindical, ahora documenta
el trabajo, la globalidad, la guerra, la migración y las
luchas de abajo. El derecho a quedarse en casa (Beacon
Press, 2013), su libro más reciente, discute alternativas
a la migración forzada y la criminalización de los
transterrados.
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Espectáculo similar a los que Alce Negro, Toro Sentado y otros realizaban con Buffalo Bill.
VENEZUELA EN SU LABERINTO
EL CHAVISMO NO VA A DESAPARECER. ES UN PROCESO DE VERDAD ENTRE LA GENTE COMÚN,
DICE EN ENTREVISTA CON OJARASCA RAÚL ZIBECHI
Raúl Zibechi, periodista y analista uruguayo,
acompañante de luchas y procesos
autónomos en diversos países de América
Latina, habla para Ojarasca de la actual crisis
que atraviesa Venezuela, país por el que
caminó recientemente en compañía de los
campesinos de la Central Cooperativa de
Servicios Sociales de Lara (Cecosesola), red
de 50 cooperativas de producción rural y
urbana y de mercado en Barquisimeto, una
ciudad de más de un millón de habitantes y
capital del estado de Lara.
Zibechi habla de la escasez, de las largas
colas que dominan el paisaje, de la crisis
del Estado, pero sobre todo relata las
experiencias que desde abajo se construyen
de manera solidaria. Describe una sociedad
viva, organizada, muy lejos de la rendición.
Entrevista: Gloria Muñoz Ramírez
En tu reciente viaje a Venezuela ¿qué viste y
qué sentiste?
A partir de que cae el sol la gente no sale a la
calle por temor. Las calles están poco o nada iluminadas. Pocos carros circulan porque ya no hay
piezas para repararlos. Son de esos carros enormes, largos, de los años cincuentas y sesentas
como los que se ven en Cuba. Una fila de autos
de cuadras y cuadras para comprar baterías. Colas para comprar alimentos. Hay gente que pasa
días enteros en ellas y se convierte en su prin6|
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cipal actividad. La administración pública trabaja sólo
lunes y martes, para ahorrar energía eléctrica. Son
imágenes de una sociedad colapsada. Pero hay que
meterse en esta situación para entenderla.
Un día pedí a los compañeros de la organización un
recorrido en carro de Este al Oeste de la ciudad, desde
el barrio más rico al más pobre. En los barrios ricos no
se ven colas, se observan edificios nuevos o en construcción, carros nuevos. Se ve dinero, mercados y malls
abastecidos. Pasean por la calles personas de pelo rubio
y piel clara, como en cualquier ciudad rica latinoamericana. En la zona sur, por el contrario, falta comida, hay colas, las casas son precarias, las calles polvorientas, circulan carros viejos, la sensación de precariedad es grande.
¿Por qué relato esto? Porque cuando escucho el
concepto de Revolución pienso en Cuba. Ahí la escasez
está repartida de forma más o menos pareja. Pero en
Venezuela se ve con claridad que no ha habido una revolución, que las clases sociales ahí están, siguen existiendo barrios ricos y barrios pobres. Los ricos tienen
árboles y jardines, en los pobres no hay verde. La primera imagen es que la situación económica afecta de
manera distinta a los diferentes sectores sociales. Los
pobres sufren, en las farmacias no hay medicamentos.
No hay gas y para conseguir una garrafa de diez litros
hay que hacer colas enormes. La producción y la distribución se colapsaron. Justo lo contrario a lo que se
esperaba de un proceso de cambio.
La población sufre la incertidumbre de si va a conseguir lo que necesita. Para conseguir pañales hay que
llevar el acta de nacimiento de los niños; se falsifican
por supuesto. Y aquí aparecen toda la picardía, la podredumbre y mezquindad humanas, y también situaciones muy hermosas.
¿Cómo enfrenta esta situación el Estado y cómo la
enfrenta la gente?
El Estado tiene dos actitudes. Una es su discurso achacando la culpa de todo al imperialismo, a la derecha y
a los bachaqueros (o contrabandistas). No hay autocrítica. Hay una pésima gestión de los alimentos por
ejemplo, pero de eso el gobierno no habla, mientras se
apoya en los consejos comunales para buscar mejorar
la distribución y empieza a confiar en la población más
o menos organizada para garantizar la distribución.
Entre la población hay un contrabando hormiga. Están los grandes contrabandistas que desvían recursos,
alimentos, cemento, baterías. En Venezuela todo esto
tiene precios irrisorios, subvencionados, pero los contrabandistas los llevan a la frontera de Colombia donde
se paga por ellos a precios internacionales. Los precios
son una locura. Un cigarrillo en la calle cuesta lo mismo
que llenar un tanque de 50 o 60 litros de gasolina. Una
botella de medio litro de agua vale igual que un tanque
lleno de gasolina. La botellita cuesta 100 bolívares y el
tanque 70. La diferencia de precios con los regulados
por el mercado es del 1 al 20.
La población está sobreviviendo del bachaqueo.
Una persona va al mercado, hace una cola de horas
y consigue comprar cuatro kilos de harina, alimento
básico para la elaboración de las arepas. Ya en el mercado negro, esa persona intercambia un kilo de harina
por una bolsa de maniates. Hay una lógica de abuso.
Un kilo de harina en el mercado regulado cuesta 19
bolívares, después de horas de cola. En el mercado
negro vale mil bolívares. El salario mínimo son 18 mil
bolívares. Estuve en casas, con familias chavistas y anti
chavistas, y todas se ven afectadas.
¿Qué otra respuesta hay de la gente, hay algún tipo
de organización mediante la cuál se esté tratando
de responder?
Desde principios del siglo XX Venezuela ha vivido del petróleo. La lógica de la población es rentista y modificar
esta cultura es muy difícil. Se espera que el Estado provea. Pero estuve en cinco cooperativas campesinas que
están tomando providencias. Por ejemplo, productores
de papa y zanahoria tienen problemas con las semillas,
con los insumos y hasta para llevar sus productos al mercado. A veces llenan un camión de papa, los detiene la
guardia y les pide dinero para dejarlos pasar. Los campesinos están diversificando su producción para depen-
der menos del mercado, un poco como las comunidades
zapatistas.
Otra cosa es el intercambio de productos, no siempre
con dinero de por medio. Los productos regulados son lo
que se consumen tradicionalmente: harina, pan, azúcar,
aceite, café, pastas. Ahora dicen: si nos metemos a pelear
por la harina y por las pastas entramos en una guerra, mejor vamos a focalizarnos en producir e intercambiar hortalizas y frutas, menos valoradas pero que igual son comida,
y buena. Dejemos de lado los productos regulados, que
son los que provocan las colas y la guerra, para centrarnos
en jitomates u hortalizas. Tener alimentos es poder en Venezuela. Entonces dicen: ¿qué hacer? ¿Usar los alimentos
como poder, o voltear a otros alimentos que no signifiquen
un mecanismo de poder al modo de los contrabandistas,
los militares, los policías, la oposición y el gobierno?
¿Qué está pasando con la seguridad en las calles?
Se habla de asaltos, asesinatos, violencia.
No vi nada de eso, aunque todo el mundo lo comenta.
Lo que sí vi son colas de seis u ocho mil personas. Para
comprar un producto a las seis de la mañana la gente
empieza a formarse desde el día anterior a mediodía y
pasa más de 24 horas en la cola. Los bachaqueros colonizan las colas, se apropian del territorio, si la gente no
paga no la dejan formarse. Van personas armadas y ha
habido muertos. Hay tensión. La escasez complica todo
y empiezan a aparecer grupos delictivos, o grupitos de
vecinos que adoptan formas mafiosas.
En el tema de la generación de violencia, hay grupos
profesionales pero también un vecino o una vecina que
necesitan algo y se aprovechan a su vez de la necesidad
de otro; no es que tengan una historia delictiva, sino que se
aprovechan de la situación. Es importante tenerlo en cuenta pues además de los problemas tradicionales, surgen situaciones espontáneas de gente con una ética muy débil.
La imagen que transmiten los grandes medios
de medios de comunicación es de un desastre
total, la imagen del desmoronamiento.
Estuve en una cooperativa que se llama Kennedy, en la
que hay 300 personas, la mayoría socios. Las cooperativas de Cecosesola tienen dos características. Una es
que los que trabajan en ellas se llevan la misma cantidad
de productos que el resto de la población, de manera
que si tocan dos kilos de harina por habitante, llevan lo
mismo. Y la otra, que vende productos a toda la comunidad, no sólo a los socios. Hubo un intento de saquear la
cooperativa y uno de los referentes de la asociación, de
muchos años, cuenta que quienes azuzaron el saqueo
pertenecen a la oposición. Quiere decir que la oposición
se aprovecha para generar situaciones de violencia, y
los medios de comunicación lo usan para ofrecer una
imagen apocalíptica.
Yo he visto gente no militante, gente común, que dice
“no, aquí no habrá saqueo”, se pone en la puerta para tratar de disuadir a las personas para que no haya saqueo
y muchas veces lo consiguen. Hay un sector importante
de la población que no quiere que haya descomposición.
¿El ejército cómo está reaccionando?
La actitud de las fuerzas armadas, al menos por ahora, es
firme y respetuosa, pero no se sabe qué decisión tomen
a mediano plazo pues la situación, aunque no apocalíptica, sí es grave. No creo que el régimen se esté desmoronando, para nada, los militares tienen una actitud prudente. Hay mucha corrupción en todas las esferas —gobierno, oposición, policía, ejército, partidos— pero todo
parece todavía más o menos controlado. Hay actitudes
en el gobierno y en la población, incluso algún sector de
la oposición, de no llevar las cosas al extremo.
¿Qué factores alentaron la crisis?
La producción disminuyó, fue una caída clara. En las fábricas nacionalizadas o estatizadas, la gestión ha sido
mala o corrupta, pero hay también un boicot del capital
mundial para debilitar el proceso y provocar escasez.
¿Y a nivel interno, que fue lo que pasó?
No hay autocrítica por ningún lado. En el actual proceso hay maduristas y chavistas. Hay gente que respalda
el proceso bolivariano pero está en contra de Nicolás
Maduro. Si se revisa, por ejemplo, la página de Aporrea,
Soldados blancos muertos en la batalla de Little Big Horn. Dibujo realizado por el jefe lakota Caballo Rojo. 1881.
abundan críticas al gobierno de Maduro que provienen
del propio chavismo .
Otro factor es que en Venezuela no hubo un poder
popular, de abajo, asentado en una ética sólida. En las
comunidades zapatistas hay una firmeza ética por la que
pongo las manos en el fuego. Pero aquí no hubo esto, se
dio un proceso clientelar y populista. En algún momento,
hace años, Hugo Chávez dijo en un discurso: “bueno, si
el que roba lo hace porque tiene necesidad, no está mal”.
Eso avala comportamientos de los sectores populares
que no están bien.
Todos sabemos que el narco nace en los sectores
populares, por lo que se requiere un trabajo de educación, formación, debate, disciplina, algo que no se ha
emprendido en Venezuela. Y hay que sumar que una
parte del gobierno y del partido son corruptos.
Hay una diferencia con el proceso cubano. Uno pue-
Estas iniciativas de abajo se
fortalecen ante la necesidad de
volver a las raíces, seguir siendo
gente que se organiza donde tiene
que hacerlo y no depende de los
apoyos y recursos del Estado,
aunque sigan siendo chavistas.
de tener sus más y sus menos con Cuba, pero no nos
consta que la dirección del Partido Comunista sea corrupta. Puede haber corruptos, pero no es algo generalizado. En Venezuela sí. Aquí hay un problema ético, que
yo creo es el principal agujero del proceso bolivariano.
No se puede construir sin ética. No se puede gobernar,
militar y organizar sin ética. Por eso los zapatistas en
Chiapas hacen tanto hincapié en este tema, y no es una
cosa banal. Algunos creen que la ética es un discurso
para los sacerdotes, pero es fundamental en nuestras
vidas. En Venezuela no se tuvo en cuenta, y el resultado
fue un proceso viciado desde dentro por ese “vale todo”.
¿La crisis podría generar, al menos en algunos sectores, un proceso diferente, más desde abajo?
El chavismo en Venezuela no va a desaparecer. Es un
proceso de verdad entre la gente común. Al lado de cosas tremendas pasan cosas positivas. Está por ejemplo
la experiencia de Cecosesola. Muchísimos consejos comunales lo están haciendo muy bien. Esta gente no va a
desaparecer y tiene posibilidades de seguir trabajando.
Demuestran que es posible organizarse sin el Estado. Hay
redes de trueque, de solidaridad, la gente consigue medicinas solidariamente. Hay mucho de todo y es muy valioso. Ahí está el valor del proceso venezolano.
La crisis es un parteaguas. Muestra la miseria de los
que gestionan el Estado. También que en los sectores
populares hay miserias y maravillas. Hay deseo de seguir siendo pueblo que crea pueblo. Es importante tenerlo presente. De lo contrario le vamos a creer a los
medios su pequeña y fea parte de la realidad.
¿Qué está surgiendo por abajo?
Hay medios de comunicación que aunque reciben apoyos del Estado, surgieron por fuera de él y hacen un trabajo estupendo. Estas iniciativas de abajo se fortalecen
ante la necesidad de volver a las raíces, seguir siendo
gente que se organiza donde tiene que hacerlo y no
depende de los apoyos y recursos del Estado, aunque
sigan siendo chavistas. Los sectores populares tienen
autonomía cultural y política. Necesitan fortalecerla.
¿Surge un nuevo sujeto político?
No tengo claro si ya está surgiendo, pero es una de las
cuestiones que están sobre la mesa. Está sucediendo en
Brasil, Argentina y buena parte de América Latina. A pesar
de la dificultad cotidiana, los sectores populares siguen
buscando huecos de autonomía, espacios para seguir
siendo ellos, y defienden sus proyectos, a veces no formulados explícitamente en la autonomía pero uno ve que son
de otro tipo, no pasan por el Estado, no pasan por arriba
sino por la construcción de formas de vida fuera del control del capital y el Estado. Se trata de proyectos locales y
territoriales.
Es una sociedad muy viva, diferente a la imagen que
transmiten los medios. La sociedad venezolana es discutidora y organizada. Aquí hay un pueblo que todavía tiene muchas cosas por decir. La gente tiene claro que si
la oposición tomara el gobierno la situación no cambiaría
mucho, en el sentido de que seguirían la escasez y los
problemas. Hay madurez y conocimiento de la realidad. La
gente no se deprime, sonríe, busca salidas y soluciones
con creatividad. Es una sociedad que no se ha rendido.
¿Cuál crees que vaya a ser el desenlace de esta etapa?
Hay una gran duda sobre lo que harán las fuerzas armadas, pero independientemente de esto habrá un referéndum revocatorio (ya están las firmas) y es probable que lo
pierda Maduro. Pero en unos años, tres, cinco, diez, volverá un gobierno popular con fuerza. El chavismo llegó
para quedarse. Gran parte de la sociedad, por lo menos
la mitad, se identifica con este proyecto. La gente de abajo va a responder. Es probable que el régimen colapse y
venga un gobierno de derecha, muy acotado, y que en un
tiempo vuelva un gobierno popular, ojalá que más limpio.
Es lo que está pasando en América Latina. Virajes
importantes a la derecha en Brasil y Argentina. Pero la
gente logró su experiencia. Los gobiernos progresistas
no cayeron del cielo, la gente los puso. México es el único gran país de América Latina que no ha tenido un gobierno popular, pero en el resto de países son procesos
que no se olvidan, porque la gente los ha construido y
ha salido bien parada g
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LENGUA Y CULTURA NÁHUATL
DESAFÍOS DE LA INVISIBILIDAD
“Jaula” tirada por ponis para trasladar y proteger a los niños
en los trayectos largos durante el siglo XIX. En su infancia,
Alce Negro viajaba con su familia de esta manera.
MARTÍN TONALMEYOTL
L
a lengua es la raíz madre de toda comunicación humana. A partir del idioma la gente de
cualquier país, entidad, ciudad o comunidad, logran hacer un lazo de comunicación amistosa,
mercantil, amorosa o de otra índole. Sin ella, la comunicación sería diferente mas no imposible.
Nuestros ancestros, en el caso particular de los
nahuas, dominaron señoríos enteros de otras culturas
y los dominados tuvieron que aprender la lengua náhuatl para poder llevar a cabo los lazos mercantiles.
Antes de la llegada de los españoles, el náhuatl fue
el idioma oficial de toda Mesoamérica. Poco influyó
en los usos y costumbres de cada pueblo porque se
les respetó su forma de pensar, trabajar, vivir o vestir. Caso contrario a la invasión española a partir de
1492. Los invasores llegaron a los pueblos y mataron
a la gente para quitarles sus terrenos, sus cosechas, el
oro, la plata y todo recurso. No conformes, prohibieron
adorar a los dioses antiguos y maniobraron para que
el castellano fuera impuesto como lengua oficial. Sin
embargo, muchos pueblos se resistieron a esta afrenta, algunos huyeron a los montes para salvaguardar la
vida de sus familiares, su idioma y cultura. Gracias a los
pueblos sobrevivientes, hoy contamos con 68 lenguas
mexicanas que se siguen usando en la vida diaria de
millones de mexicanos, principalmente aquellos que
viven en comunidades pequeñas y alejadas de la urbe.
L
a lengua es el legado más rico y bello de nuestros ancestros. Nos comunica con nuestra gente.
En pueblos nahuas como Atzacoaloya, Guerrero, por
ejemplo, todas las mañanas y durante el día se escuchan
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los anuncios en la lengua nativa. Los voceros anuncian
la venta de puercos, carne de pollo, atole blanco, hasta
las reuniones de las autoridades del pueblo. En la cultura nahua, la lengua es hilo y motor de todas las demás
actividades humanas. Sin la lengua originaria, al menos
en esta comunidad, otras actividades no serían posibles
porque para un acto ritual con la lluvia, las estrellas, el
agua, la tierra, los árboles, los vientos, el demonio, el
dios cristiano o los dioses antiguos como Texayak y Tláloc, se acude al náhuatl para dialogar con ellos. En una
mayordomía, o en el tequio, se trabaja cuando se debe
pero se dialoga durante el descanso. En la casa de los
novios se dan los consejos del Ueuetlajtojle en la lengua
náhuatl y así en todos los actos. Ser de un pueblo originario no necesariamente es vestir como lo hacen las
personas de mayor edad, sino más bien reconocerse a
uno mismo, respetar a las personas con quienes se convive independientemente de la religión o preferencia
sexual. El reconocimiento de una persona, sea nahua o
no, genera una fuerza de voluntad consigo mismo, hace
valorar su propia historia, la de la comunidad o ciudad
donde habita, entiende por qué se llevan a cabo las fiestas patronales, los cumpleaños, las elecciones de los
candidatos de un partido político, aprende a distinguir
el conocimiento generado en las escuelas y la generada
en la comunidad. La lengua guarda todo eso y está presente en las actividades del ser humano.
Nahuas no sólo somos aquellos que hablamos este
idioma, sino todos aquellos que aún tenemos origen nativo proveniente de nuestros abuelos. Si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta que en la mayoría
de las comunidades o ciudades cercanas, los nombres
provienen de esta lengua: “El nombre de los pueblos
indios se toma del nombre de sus propias lenguas. Es
decir, debemos suponer que hay tantos pueblos indios
cuantas lenguas indígenas existan en el país” (Montemayor, 2007: 384).1 Por citar unos ejemplos me vienen a
la mente: Colotepec, Kolotepetl de kolotl ‘alacrán’, tepetl
‘cerro’ “el cerro de los alacranes”, Atzacoaloya, Atsakualoyan de atl ‘agua’, (ki)tsakua ‘él lo cierra’2, loyan ‘lugar’
“lugar donde se cierra el agua”, Tlanipatla, Tlanikpatla de
tlanikpatl ‘yerba santa’, tla ‘locativo’, “el lugar de la hierba
santa”, Zitlala, Sitlajlan de sitlalin ‘estrella’, lan ‘locativo’,
“el lugar de las estrellas”, Tixtla, Tixtla de tixtle ‘masa’, tla
‘locativo’, “el lugar de la masa o de la molienda”, Ometepec, Ometepetl de ome ‘dos’, tepetl ‘cerro’, “el lugar
de los dos cerros o entre dos cerros”, Iguala, Youala de
youaltik ‘redondo’, la ‘locativo’, “el lugar redondo”, Cuautla, Kuautlan de kuautli o kojtle ‘árbol’, tlan ‘locativo’, “lugar de muchos árboles”, Ecatepec, Ejekatepetl de ejeka
o ajaka ‘hace viento’ tepetl ‘cerro’, “el cerro del viento”
y así se pueden seguir haciendo mención de una gran
cantidad de lugares con nombres de raíces nahuas. El
significado de cada lugar se asignó de acuerdo a su ubicación geográfica, al oficio que desempeñaba la gente
nativa del lugar o porque se cultivaba algún producto.
Quienes vivieron en tiempos antiguos, no ya sólo los
aztecas, sino también sus vecinos texcocanos, tlaxcaltecas y otros varios más, así como sus predecesores los
toltecas, esos artífices extraordinarios, conservaron por
Montemayor, Carlos (2007). Diccionario del náhuatl
en el español de México. México: UNAM.
2
La palabra tsakua viene de “kitsakua” ‘él lo
cierra’. En la lengua náhuatl no existen los verbos
en infinitivo. Todos los verbos están marcados y
conjugdos con alguna persona. Por lo tanto, no se
puede decir cerrar, llorar, vivir, etcétera.
1
medio de la tradición oral y de sus antiguos códices el
recuerdo de su pasado. Dejaron en sus relaciones, mitos,
leyendas y poemas —preservados en museos y bibliotecas— la historia, a veces casi mágica, de sus orígenes,
sus peregrinaciones y su evolución cultural (León-Portilla
2009: 15)3.
Alce Negro, convertido en
catequista católico, con su
esposa y su hija hacia 1900.
L
a lengua náhuatl en la era actual, no solo está
inmiscuida en los nombres de los pueblos o ciudades sino en todo el cuerpo de la lengua española.
En el español de México existen más de cuatrocientos aztequizmos o nahuatlismos, como chocolate de
chokolatl o xokok atl ‘agua agria’, aguacate de auakatl,
coyote de koyotl, mapache de mapachin, tlacuache de
tlakuatsin, zopilote de tsopilotl, nixtamal de nextamajle, pozole de posojle, tamal de tamajle, atole de atojle,
tomate de yeuayojtomatl, jitomate de xitomatl, quelite
de kijle, ocote de okotl, chayote de chayojtle, zapote
de tsapotl, molcajete de molkaxitl, tequio de tekitl y
tantas palabras más usadas en el español actual. La
lengua como legado no debe de ser una vergüenza
para los mexicanos sino un orgullo, ha fortalecido al
castellano e incluso idiomas de otras naciones. Dominar dos idiomas no es una desventaja sino lo contrario; hablar dos lenguas significa pensar dos mundos
distintos y similares.
Un gran número de nahuahablantes y de otros idiomas mexicanos siguen culpando a los padres y los maestros bilingües de su desconocimiento o del no dominio
de la lengua. Opino que no se deben buscar justificaciones del por qué no hacemos una cosa u otra; más bien
lo que se debe buscar es una solución. Por ejemplo: si
no aprendí la lengua y la quiero aprender, lo hago sin la
ayuda de los padres ni los maestros, y así uno sale ganando sin tener que buscar a quien culpar. Por otro lado,
encontramos que la construcción de una cultura van de
la mano con el idioma. Sin ella su existencia sería nula.
E
sta visión acerca de las culturas originarias en
México comenzó a cambiar en el siglo pasado
porque surgieron escritores hablantes de una lengua
originaria que contrarrestaron la visión ideológica que
se tenía de nuestros pueblos, además de otros movimientos sociales como el EZLN, levantamiento armado que hizo temblar al gobierno mexicano de 1994 y
avivó, rejuveneció el rostro de los pueblos originarios.
Para los pocos cambios obtenidos, los escritores
y defensores de estos pueblos tuvieron que enfrentar
a muchos monstruos que nos tenían cubiertos con el
manto del olvido. Sin embargo, a pesar de la discriminación, nuestros ancestros siguieron existiendo y
desarrollando una cultura propia, sin perder de vista
la riqueza de sus entornos geográficos. La riqueza de
este legado se manifiesta a través de las fiestas, los
trabajos, el vestido de nuestra gente, y más aún, se
hace presente en el idioma originario que usamos para
comunicarnos con nuestros seres cercanos y la gente
de las comunidades circunvecinas.
Todo lo realizado por la gente dentro de una ciudad, colonia, pueblo o comunidad es cultura. Sin embargo, no todas las actividades se consideran parte de
ella, sólo aquellas que llevan al desarrollo humano:
[…] el antropólogo estadounidense Ralph Linton expresó, hacia 1945, que uno de los más importantes avances de los tiempos modernos fue el descubrimiento de
la existencia de la cultura, entendida no como los valores
educativos o artísticos de una clase social o de una élite, sino como una realidad antropológica: el tejido social
donde se va singularizando por valores lingüísticos, religiosos, de parentesco, de alimentación, económicos, lúdicos, una sociedad determinada, una región específica
(Montemayor 2007: 383).
La cultura no es exclusiva de las escuelas y ni siquiera de una élite social. Existe en diferentes espa-
León-Portilla, Miguel (2009). Los antiguos
mexicanos a través de sus crónicas y cantares.
México: FCE.
3
que hablan acerca de nosotros, no sólo
dirigidos a personas que viven en las
grandes ciudades. Las pocas emisiones
existentes tienen poca cobertura y están restringidas por los gobiernos de
los estados porque éstas no promocionan productos transnacionales, CocaCola, cerveza, las sabritas y una gran
cantidad de productos nada saludables.
En los libros de educación primaria,
secundaria y bachillerato, sólo se sabe
o se dice (si no se le olvida al maestro
de la ciudad) que la gente de los pueblos originarios fuimos alguna vez, no
que existimos más. Aún con las leyes
aprobadas a favor de nuestros pueblos,
un gran número de personas sólo nos
conoce de lo expuesto en los museos
donde se explica de manera muy general que antes, nosotros “teníamos”
nuestra propia forma de pensar, comer,
vestir, bailar, curar, pedir la lluvia, pero
no se explica que en los lugares donde
habitamos de manera cotidiana aún se
practica todo lo mencionado. Se sigue
siendo invisible para la mayoría de la
población nacional, y cuando hablamos
de la cultura mexicana sólo hacemos referencia a una manifestación de la cultura, desarrollada por algunos, sin tomar
en cuenta a la población originaria.
L
Reconocerse a uno mismo es
el principio del camino para
poder avanzar siempre hacia
delante y dejar de caminar
por lo tepanoles puestos por
los medios de comunicación,
que han sido creados para
mostrar una sola mirada de la
composición cultural del país,
además de guiarnos hacia la
ignorancia.
cios y áreas geográficas con sus particularidades. Por
desgracia, muchas escuelas de educación básica y
algunos medios de comunicación se sigue enseñando que la cultura tiene que ver directamente con los
libros, recitales de poesía, presentaciones, lecturas de
cuento y novela, asistir a una obra de teatro, exposiciones, un concierto de música instrumental. A la cultura
de los pueblos originarios se le reduce a la vestimenta,
las danzas, los rituales. En esta invisibilidad nosotros
mismos somos cómplices porque hemos permitido
que se ignore nuestra propia riqueza.
Reconocerse a uno mismo es el principio del camino para poder avanzar siempre hacia delante y dejar
de caminar por lo tepanoles puestos por los medios
de comunicación, especialmente televisión como la
de Televisa y Tv Azteca, con la mayoría de las radios
privadas que sólo tratan de divertir al público pero
no le enseña a crear ni pensar, pues han sido creados para mostrar una sola mirada de la composición
cultural del país, además de guiarnos hacia la ignorancia. Como pueblos originarios deberíamos estar
ampliando aún más las radios comunitarias, medios
a cultura de los pueblos originarios consiste en hablar de nosotros mismos. Somos la enagua floreada de nana Susana Meza, el bordado de
pájaros coloreado sobre el pecho de
nana Felipa Aguas, el sombrero de cinta-palma de tata Alejandro Jacinto, las
interpretaciones de música de viento de Tata Huello y
tata Tino Ramón, la salsa de huaje hecha en molcajete
que se prepara en casa de doña Eleuteria Cochine y
la flor de calabaza que se saborea con jugo de lima y
unos chiles picosos en casas nahuas de Atzacoaloya.
Cultura es todo lo que nos rodea, hacer tequio en los
panteones el día de San Miguel, arar la tierra con yunta de bueyes, sembrar maíz en un tlacolol con la coa,
festejar el tres de mayo en los pozos, ríos y manantiales, vestir a los elotes el 14 de septiembre en el día de
Xilokoros o Xilocruz, vestirse de tlacololero, de chivo,
de tekuantlaminkej para la Danza de los cazadores
de Jaguar. Ir a levantar el tonal cuando se cae uno
y se espanta, pedir salud en el cerro de Teskitsin y
Topiltepetl, mirar a los caballeros por la noche, asistir
al recorrido del primero de febrero, mirar la quema
de castillos y toritos pirotécnicos, llevar flores a los
panteones el dos de noviembre. Porque si hablamos
de cultura originaria, sus pueblos, a pesar de ser los
más pobres en el país, somos y seguiremos siendo los
más ricos en cultura porque inventamos y reinventamos día a día las formas de convivencia con nuestros
seres queridos.
Se puede decir entonces que estamos inmiscuidos
dentro de una de las culturas más ricas y completas
como es la del náhuatl. Sin embargo, mucha gente no
se da cuenta y siempre trata de imitar a otros grupos
culturales, principalmente a los de la ciudad o los que
nos muestra la televisión. Renunciar a uno mismo es
sinónimo de suicidio. La cultura de los pueblos originarios es lo que hacemos de manera cotidiana para
mejorar a nuestra sociedad. Nunca con la intención de
perjudicar a terceros como pasa en nuestro país con
la corrupción, el sicarismo, el despotismo político, el
mal manejo de la basura, el descuido de nuestro medio ambiente, la impuntualidad. Es importante recordar
que la cultura es nuestro motor-raíz que fortalece la
convivencia con nuestro entorno g
 Martín Tonalmeyotl, poeta y escritor nahua
de Atzacoaloya, Guerrero.
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TOMAS DE TIERRA EN LA UNITED FRUIT DE PALMAR SUR, COSTA RICA
FLORECER ENTRE LOS RESTOS
DE MIL NAUFRAGIOS
Ramón Vera Herrera, Palmar Sur, Costa Rica, junio,
2016. Estamos casi en el cuello de la península de Osa,
aledaña a la frontera con Panamá. Hay reunión de colonos en uno de los galpones de fertilizante, hoy vacío,
de lo que fue la United Fruit Company. Las historias de
trashumancia se agolpan como los truenos distantes.
En las plataformas de descarga siguen los restos herrumbrados de la maquinaria de poleas que de todos
los predios jalaba las enormes pencas. El banano se movía, suspendido en cables de acero, por zanjas circundantes a lotes de quinientos metros por cien, dividiendo
en predios “naturales” el espacio de los platanares.
A la vuelta de 55 años y tras el colapso de la bananera y la ulterior quiebra de las seudo-cooperativas de
cacao, palma africana y banano que le sucedieron, innumerables poblaciones procedentes de Costa Rica, Panamá, Nicaragua y hasta Honduras, se aposentaron en
esos lotes con la anuencia tácita del Instituto de Tierras
y Colonización (Itco), conocido ahora como Instituto Nacional de Desarrollo Rural. Hoy esas zanjas por donde
circulaba el banano son los linderos reconocidos entre
los predios. Y a los lotes en conjunto se les llama “los
cables”. La gente dice tener “su cable” —que unos siembran con banano, otros con milpa, con yuca, con cacao
o los varios frutales que completan la dieta. Según dicen
el frijol y el arroz “poco se dan” y en parte es la prolongada devastación de las tierras desgastadas por años
con agroquímicos, y en parte es el mecate plástico que
fue metiéndose (en el descuido) al subsuelo de muchos
“cables”, por el manejo de los costales de insumos y
los plásticos que cubren las pencas para evitarles los
parásitos. “Esos metros y metros de mecate enterrados,
y tanto agroquímico en el suelo, hoy impiden que las
tierras rindan todo lo que podrían”, comenta “don Pichincho”, Fernando Artavia, uno de los colonos.
T
ras el calor se levanta de los platanares el vapor
y de inmediato se vuelve lluvia pertinaz, de gotas
grandes y frescura muy volátil.
Estamos en el espacio de Finca 10 y Finca 9, unas
502 hectáreas divididas en “cables” que tomaron más de
85 parceleros. “Aquí había ya puras malezas y guarumos.
Y nosotros comenzamos a sembrarlas. Nuestros productos los enviamos a San José”, continúa don Pichincho.
El 24 de mayo de 2014, las fincas de los “cables”
aledaños a Changuená y Térraba protagonizaron la defensa de su territorio junto con las comunidades téribes, mediante un plantón que resistió los desalojos por
parte de las fuerzas antimotines durante 18 días contra
la construcción del Proyecto Hidroeléctrico El Diquís
(PHD) que busca vender electricidad a nivel internacional y contra la implantación de una ley de rías para
zonas marítimo-terrestres que va por enclaves turísticos y de servicios para inmensas villas de pensionados
estadunidenses que ya aprobaron los desarrolladores.
“La sabiduría de la política nos dice que ser campesinos es una arma muy eficaz contra el gobierno”, afirma
Sonia, una de las parceleras. Y prosigue: “Las autoridades municipales siguen insistiendo en que desocupemos
porque nos requieren la titulación de las tierras que estaban desocupadas y que nosotros sí trabajamos. Yo tengo hijos y por más de 30 años he luchado por ellos en
estas tierras, pero el gobierno de la municipalidad quiere
construir dos marinas y un aeropuerto. Al alcalde que se
opuso junto con nosotros, lo apuñalaron por la espalda”.
El PHD y el desarrollo inmobiliario en ciernes vienen a consolidar los poderíos locales ávidos de lavar
dinero y justificar la expansión de comercios, servicios
básicos, acaparamiento del agua, cuotas de energía
procedentes de las centrales eléctricas, tendido carretero, y la cauda de corrupción que esto entraña.
E
s paradójica la fuerza de la población porque ésta
es muy disímil, las familia provienen de historias inciertas de ostracismo y abandono, verdaderos restos
de mil naufragios que se fueron rejuntando de a poquitos, tomando una casa aquí, un cable allá, hasta volverse una comunidad de los diversos. “No quieren reconocernos los años que hemos estado aquí y alegan
problemas en la tendencia de la tierra”. Hace dos años
las autoridades quisieron dividir a la gente de Finca 10
y Finca 9 y echarnos a pelear. También decían que los
manifestantes habíamos bloqueado el puente “cuando bien saben que fueron los antimotines los que se
aposentaron ahí, para echarnos la culpa del problema”.
Las poblaciones ahí asentadas tienen una historia
común: haber sido traicionados por el gobierno. Éste
los dejó invadir en el fracaso de las cooperativas de palma y banano que sustituyeron a la enorme plantación
cuando ésta cerró sus puertas en 1984. Esto resultó
de una huelga que pudo estar influida por el sandinismo imperante en Nicaragua. Pero lo cierto es que tras
declararse en quiebra, la United se reconstituyó como
United Brands, dueña de la marca Chiquita, de vínculos
paramilitares.
Tras años de habitar “los cables”, la gente se topó
con que el gobierno no les “transparentaba” la tenencia de la tierra. Y los vecinos los siguen considerando
invasores sin más, cuando que son quienes han cuidado, mal que bien, con lo poco que detentan, esos montes, esos matorrales de caña brava y hasta los enormes predios de palma aceitera que hoy las compañías
pretenden echar a andar de nuevo.
Con el pretexto de que no tienen titulación no hay
presencia de las instituciones. Ni agua por las tuberías les
llega. Es puro herrumbre trasminado lo que sacan de los
caños. También se oxidan los puentes y la herramienta.
Restos del sistema de poleas para jalar las pencas de plátano desde los predios de la United Fruit Company, Palmar Sur, Costa Rica. Foto: Zuiri Méndez.
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No los dejan arrimarse a las juntas de desarrollo. Y
a la hora de la verdad son los más visibles para defender la región contra el futuro que se les viene encima.
A
ventados a esas tierras están. Y por eso la defienden con la vida. A Carmen Quintero, le quemaron su rancho hace un mes en Changuená, como una
secuela de los plantones, porque así como hay quien
defiende, hay los que no se conforman con que la gente habite casas u oficinas de la época en que funcionó
la bananera.
“El gobierno se come nuestros derechos”, nos cuenta. “No nos vamos a dejar de los incendiarios. De las
cenizas renace el fénix. Y aunque la pobreza está a la
vista y hay drogadicción y muchos delitos que perseguir, ésta es nuestra casa. Hasta aquí llegamos huyendo.
Sí es cierto que somos como los restos de un naufragio.
Habemos de todo: panameños, hondureños, nicaragüenses. Muchos de los aventados somos afrodescendientes chiricanos. Mi papá fue cocinero de un bongo
en la guerra de Costa Rica con Panamá”.
Bolívar Vázquez lleva en Finca 9 treinta años. Procedía de Alajuela y su trabajo se iba en “desmanar las
pencas y forrarlas con hojas grandes del mismo banano, para luego estibarlas en los furgones del ferrocarril.
Trabajó ahí en esas mismas tierras desde los 12 años,
“sube y baja escaleras para estibar cajas”. Su abuela
fue una mujer boruca que se juntó con un gringo. Al
pelear con su marido su mamá se fue a Orotina, “siempre como campesina”. Ahora en su finca él siembra lo
que quiere. Y dice afable pero firme: “Ésta es mi vida:
siembro elote, tengo mis limones”.
Fernando Artavia vino del Cerro de Chompite, por
el lado de Orotina. Sabe que se llevaron a su papá, Hernán Artavia, reclutado para la guerra. “A él y a Rafael
Molina se los llevaron al Cerro de la Muerte a guerrear.
Casi desnudos se los llevaron”. Murió su hermano picado de víbora de cascabel cuando él tenía 8 años.
Y al poco tiempo murió su papá “quién sabe de qué”.
“Luego murió mi mamá y me quedé rodando. Cuando
tenía 21 años entré a Pindeco (Pineapple Development
Corporation), subsidiaria de Del Monte, empresa que
acaparó el cultivo de la piña en Costa Rica, en Buenos
Aires de Punta Arenas, y que siempre mantuvo un trato
atrabiliario hacia los trabajadores. “Cuando salí dañado
de los ojos, me retiraron al igual que a otros 180 peones despedidos al mismo tiempo”.
A estas poblaciones su vida les urgió a la trashumancia antes de llegar a habitar los restos de las fincas en
los “cables”. A quienes intentaron vivir por su cuenta huyendo de las plantaciones los rastrearon con perros para
regresarlos. A otros y otras les abandonaron los padres,
la pareja, o les hicieron problemas laborales, problemas
con la injusticia y las autoridades, o sufrieron la incrustada
violencia doméstica. Terminaron yendo y viniendo en un
espacio de fragilidad extrema y pocas ataduras comunitarias. Como desde siempre, a las poblaciones indígenas
más tradicionales las fragmentaron para dar entrada a
empresas, autopistas, bienes raíces y la delincuencia organizada que se va apoderando de todo.
C
uenta Ana Luisa Cerdas, una de las investigadoras
clásicas de la zona, que a fines del siglo XIX se fundó
con el nombre de Dios Primero una colonia penal en la
finca de un cura, Nievorwsky, encargado de evangelizar
Térraba y Boruca. “Su población estaba compuesta por
confinados costarricenses y sus familias; por chiricanos,
y por una serie de inmigrantes que fueron llegando al
lugar en las primeras décadas del siglo”.
No deja de ser sintomático que para 1927 las poblaciones boruca y téribe (ellas mismas obligadas a migrar
de Panamá donde se autonombraban brorán) de Conte,
Boruca, Térraba y Palmar eran consideradas “una numerosa colonia bastante trabajadora y de mejor cultura (casi
todos leen y escriben) que las otras poblaciones que tuve
la oportunidad de conocer”. Y que en ‘apego a sus costumbres ancestrales’ cultivaban frijoles, maíz y plátanos
para su consumo” además de cazar y pescar, “manteniéndose aparte del desarrollo que se gestaba en la región,
siendo desatendidos por las autoridades nacionales”. En
Costa Rica eran ajenos: “indios, extranjeros y ciudadanos
Bodega abandonada en la United Fruit Company, Palmar Sur, Costa Rica . Foto: Zuiri Méndez.
Milpa al fondo de una alberca derruida en la United Fruit Company, Palmar Sur, Costa Rica . Foto: Zuiri Méndez.
del país”, se decía. Esto propició el despojo de tierras
perpetrado por los agentes de la United Fruit Company
(UFCo) que se apropiaron de la desembocadura del Río
Grande de Térraba y la llanura regada por éste. Los testaferros sirvieron los propósitos de casi todos los despojos
amañados, pero en otros casos, a la población de los Palmares los desalojaron en directo de sus tierras de cultivo
y de sus caseríos.
“Ahora estamos comenzando a sembrar de nuevo”,
se lee en El surgimiento del enclave bananero en el Pacífico Sur, de Ana Luisa Cerdas. “Teníamos nuestras milpas
hechas en terrenos donde hemos trabajado toda la vida,
cuando llegó la Compañía y en unión del Agente de Policía nos quitaron esas tierras. Hemos tenido que irnos
ahora a aquellas filas (y señalaban las montañas lejanas).
Trabajamos con dificultades, porque se nos tiene prohibido botar ni un árbol. Luego he sabido que en las tierras
ocupadas antiguamente por la población indígena, y por
ella trabajada, se ha afincado el Agente de Policía y un
socio. Siembran banano, que les compra la Compañía en
mejores condiciones que a ningún productor”.
Las maneras de operación de la bananera fueron
siempre oscuras. Sólo “hacían referencia a la cantidad de hectáreas sembradas” pero la United expandió perpetuamente la superficie que acaparaba para
mantener una gran zona de amortiguamiento, imposibilitando que otras compañías u otros productores
en pequeño pudieran dedicarse al cultivo del plátano.
Según el estudio “Ocupación del Pacífico Sur”, de Antoni Royo, la cantidad cultivada fue cercana a las 7 mil
hectáreas en el Pacífico (en 18 fincas de entre 333 y
500 hectáreas cada una). No obstante, en un momento
de auge (en 1938) la compañía llegó a acaparar “118
mil hectáreas en la costa del Pacífico”.
En 1956, el volumen de tierras pertenecientes a la
Compañía en todo el país, “era de 203 mil 526 hectáreas, manteniendo bajo cultivo el 13%, es decir 27 mil
087 hectáreas”, según notas de Royo. Cerdas añade
que casi una cuarta parte de sus terrenos totales los utilizaba en cultivos, pastos, drenajes, caminos y edificios.
La United controló y monopolizó la tierra apta, su producción, la exportación y comercialización y todas sus
infraestructuras. Adquirió grandes extensiones para construir y controlar vías y transportes (sobre todo vías férreas
y puertos). Nacieron así las “economías de enclave”, provocando la llegada de inmensas migraciones. Detentaban
tanta tierra que nunca pensaron rehabilitarla, simplemente
la abandonaban e iban por el siguiente predio.
La UFCo ejerció un importante control sobre su mano
de obra. No eran “temporaleros” sino peones de planta
en viviendas de largo plazo. A esta población se le construyeron caseríos de diseño uniforme con una plaza rectangular rodeadas de las casas del capataz y su gente,
y las bodegas para instrumentos de trabajo e insumos.
L
a gente que hoy habita “los cables” insiste en darle
significación a su historia y al papel que deben jugar
en ella. Para todas estas personas “vivir es dar cuenta
de la vivencia, pero además, dejar de ser anónimos”, lo
que implica “significar la unión de todas nuestras historias en lo que ahora vivimos pero sobre todo ser reconocidos como los poseedores de esas tierras” g
JULIO 2016 |
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EL SAN LUIS POTOSÍ “LA CASA” ESTÁ
AMENAZADA
POR LA
CONTAMINACIÓN
GUSTAVO CERECER
V
ivimos cambios climáticos que están generando constantes fenómenos metereológicos de
fuerza insospechada y grandes cantidades de
agua desplazándose. A mayor calor, más agua,
pero también mayor pérdida de suelos para la habitación
y la producción de alimentos, el oxígeno que respiramos
y la generación de lluvias. Muchas son ya las pruebas
que nos dicen que este cambio climático es causado por
una intensiva extracción de energéticos desde mediados del siglo XIX. Si antes parecía una hipótesis razonable que los humanos somos la conciencia del planeta,
ahora es indudable. Una ecología que sólo considere al
mundo de la biología no sólo resulta insuficiente sino del
todo errada.
Me parece valioso retomar lo dicho por uno de los
movimientos políticos del siglo más reconocidos en el
mundo: el EZLN de los mayas chiapanecos, quienes están
conscientes de que en cualquier momento los habitantes de las plantas superiores de La Casa pueden caerles
encima a ellos, los de las habitaciones de abajo, los humildes habitantes de jardines y sótanos. Esto sucederá a
pesar de que cada vez son menos los de arriba y muchos
más los de abajo. Pero los lujos y las amenidades de los
de arriba son demasiados, y muy pesados; gastan mucha
energía fósil, lo que también daña La Casa.
Aún más importante, los de arriba, a pesar de tener
tanto dinero, no se han preocupado por reforzar los cimientos y sistemas de La Casa. Sus encargados suelen
ser unos de usurpadores de la Ley, gente sin escrúpulos que trafica con el daño a los cimientos, materiales y
pilotes de La Casa, siempre a cambio de jugosas ganancias para ellos y los de arriba.
E
n la Zona Metropolitana Soledad de Graciano Sánchez-San Luis Potosí (ZM SGS-SLP), en los últimos
diez años, al tratar muchas de sus habitaciones y áreas
comunes como un chiquero, en abandono o destrucción. Llevamos pésimas cuentas. Poco claras además,
pues generan medios ambientes alterados, contaminados, vulnerados, destruidos, despreciados. Sabemos
que los medios ambientes bajo abuso generan violencia en las relaciones sociales.
Al parecer el cáncer nacional de la corrupción y el
nepotismo se ha hecho de la administración y el ordenamiento ecológico de la ZM SGS-­‐SLP. Asuntos esenciales como la ecología y la economía no son más que
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Niños, mujeres y ancianos refugiados después de la batalla de Wounded Knee en 1891.
CONTRA BAYER Y MONSANTO
otra fuente de dinero mal habido, relaciones pervertidas
e intereses oscuros. Los administradores de La Casa no
la ven como propia, si acaso como un hotel de paso del
que, después de una breve estadía, huyen con lo robado.
No cuidar La Casa enferma coadyuva al alto índice de
alergias y cáncer en SGS-­‐SLP. Las aguas negras industriales y particulares de la Zona Industrial y un sinnúmero
de colonias y barrios, recorre la parte central nororiente
de la ZM para desfogar a escasos 25 kilómetros, en La
Tinaja. Igualmente, en la zona metroplitana la cantidad de
basureros al aire, posiblemente tóxicos y sin control sanitario, son una vergonzosa realidad. Son muchos, y no sólo
en Soledad de Graciano Sánchez, también en San Luis.
Incluso las autoridades de SGS, de manera irrespetuosa
para todo valor humano, han dicho que los basureros no
son clandestinos sino reconocidos por las autoridades,
es decir generan presupuesto burocrático pero contaminan sin control alguno.
Qué decir de Peñasco, el sobresaturado basurero
municipal de SLP, donde no se aplican las técnicas de
contención y control sanitario ya comprometidas. No hay
todavía sustituto para lo que contamina, como se ha señalado reiteradamente. En ello están coludidos burócratas, empresarios y académicos con la empresa Vigue. De
hecho, al nororiente de la ZM, Rinconada, Rancho Nuevo,
Peñasco y Milpillas están abandonados a la suerte de la
basura y sus sobras. Es una zona saturada de desechos,
en la que en este siglo XXI, la primera infancia sobre todo
padece enfermedades que pensábamos erradicadas.
La planeación urbana, los estudios de impacto
ambiental, el control de contaminantes, la prevención
y la contención tóxica, si acaso se realizan mediante
lerdas gestiones, simplemente son fuente de tráfico
de influencias. Los comités de ordenamiento ecológico y organización urbana están ya corrompidos y no
funcionan. Se ha dicho que los fraccionamientos no
reconocidos por el Ayuntamiento son demasiados,
mientras los reconocidos, que carecen de regulación
y estudios urbanos ambientales, son más, algunos ya
infiltrados por mafias producto de la industria de la
construcción y el desarrollo urbano.
Pregunto al amable lector: ¿Cómo el funcionario, el
político, el presidente municipal —comisario ejidal, académico, constructor, administrador, trabajador de salud, líder comunitario— son precisamente quienes abusan o incumplen su deber por la limpieza de La Casa?
¿Cómo puede no importarles que su medio ambiente
sea un basurero, un foco de infección en el que come,
bebe y respira junto con sus seres queridos? g
ORACIÓN AL
CORAZÓN DEL CIELO
XUN BETAN
Bendita seas lucero de la mañana
tu despertar huele a maíz.
Nace una larga jornada
de trabajo lucha y amor.
Sagrada Tierra, Sagrada Madre
líbranos de la privatización.
Llena de fuerza mi espíritu
para luchar contra el sistema explotador.
Preciosa piedra, corazón de mujer
llena de sabiduría a tus hijos
para salvar tus ríos,
de minas, represas y contaminación.
Génesis de nuestra existencia
tus pasos forman nuestro tiempo
apártanos de Bayer y Monsanto
que aprisionan nuestro campo.
¡Oh! grandiosa madre-padre
libéranos de las guerras.
Tu corazón es semilla de paz
de justicia y dignidad.
Madre sagrada, tierra es tu cuerpo
Mujer diosa, dueña de la vida
tus flores del campo
que sean los sueños de muchos niños.
Mujer de la Tierra, luz de la mañana
desde la oscuridad y en la tiniebla
danos la LUZ para luchar
NO para Televisa ni Tv-azteca
Demonios que tu nombre
quieren apagar.
Amén.
SK’OPONEL YO’ONTON
CH’UL VINAJEL
Ts’uiltesbilot xojobal ch’ul vinajel
Yik’ ixim sak jamaj ch’ul osile.
Ayanxa yach’il kabteltik
Sa’el lekilal xchi’uk k’anel bail.
Ch’ul Balumil, Ch’ul Me’il
Pojun lok’el ta achonel.
Nojeso ta yip jch’ulel
Ta skoltaelot ta yolil chopol uts’intael.
Lekil yaxal ch’ul ton, yo’onton ants
Ak’beo sp’ijilal avoltak
ak’o skolta ach’ul uk’um,
ach’ul lum, ch’ul jo’ ta ik’ubaletik.
Yojoval jkuxlejaltik
Yav avoke smeltsan sbatel ch’ul k’ak’al.
K’ejun ta stunel Bayer xchi’uk Monsanto
Te ja’ smil yojoval ch’ul osil.
¡Oh! Muk’ta Me’il Totil
K’ejun lok’el ta milombail.
Jun ko’olajel te sjol avo’onton
Lekilal xchi’uk ich’el ta muk’.
Ch’ul me’il, ch’ul lum avinkilel
Ch’ul ants, yajvalelot kuxlejal
Anichimal ta osilaltik
ja’uk svayuch skotol ololetik.
Antsilel ch’ul lum, sakubel ch’ul osil
Ta ik’altik xchi’uk ta yak’ubal toketik
Ak’o jXOJOBALKUTIK ta akoltael
MA’UK yu’un Televisa xchi’uk Tv-azteca
Chopolaletik te ja’ sk’an
smil te ach’ul bie.
Jechuk o
 Xun Betan, escritor tsotsil de Venustiano
Carranza, Chiapas, conocido por los lectores de
Ojarasca. Radica en San Cristóbal de las Casas.
LAS JÓVENES DE LAS TRIBUS
CONTRA EL COLONIALISMO INTERNO
COMO EVIDENCIAN ESTAS JÓVENES, NO ES SÓLO UNA LUCHA POR EL CLIMA, SINO TAMBIÉN LA
VIEJA LUCHA ANTICOLONIAL CONTRA EL DESPOJO
JASKIRAN DHILLON
Violencia en la tierra, violencia en nuestros
cuerpos
E
l 6 de junio, la Red Juvenil Nativa de Salud Sexual
(Native Youth Sexual Health Network, NYSHN) y la
Alianza de Mujeres de la Tierra (Women’s Earth
Alliance, WEA) distribuyeron un informe y una serie de instrumentos para “elaborar una respuesta indígena a la violencia ambiental”. La iniciativa busca articular
una conexión explícita entre las violencias contra la tierra
y contra el cuerpo, exhibiendo cómo las estrategias de
colonización, genocidio y ecocidio convergen en el corazón del territorio y el pueblo indígena. Una chica de
NYSHN declaró: “Reunimos estos instrumentos para favorecer las respuestas de movilización a los ataques contra
nuestros cuerpos tanto como a nuestras tierras; son herramientas y estrategias para la resistencia y la atenuación de los daños por la violencia colonial y ambiental”.
El reporte subraya la sistemática violencia que experimentan las comunidades, que siguen viviendo en
condiciones de ocupación. También muestra una extendida resistencia, que marca las diferencias entre sus
formas de relacionarse con la tierra y las percepciones
de los colonos, influidas éstas todavía por el principio
de terra nullis producto de la Doctrina del Descubrimiento, la cual fue usada para justificar la apropiación
y posterior desacralización de los territorios nativos.
La frase latina “tierra de nadie”, un invento colonial de
la ley internacional europea, legitimaba que las tierras
consideradas “desocupadas o no habitadas” podían
ser adquiridas por un Estado soberano, y las leyes de
dicho Estado se aplicarían en el nuevo territorio.
NYSHN es un movimiento de base de y para jóvenes
indígenas activas en Estados Unidos y Canadá en temas
de salud sexual y reproductiva así como derechos y justicia. Para elaborar el reporte la organización recorrió algunas de las regiones indias con impactos más severos y
documentó sus condiciones. Devela historias de cómo las
industrias extractivas han perforado, minado y fracturado
durante décadas tierras próximas a los territorios indígenas ricos en recursos. Los proyectos de energía producen
inmensas ganancias económicas para las corporaciones,
mas a un costo significativo para los pueblos nativos,
impactando desproporcionadamente a mujeres, personas “con doble espíritu” y niños. Como expresa Amanda
Lickers (del clan Tortuga de los séneca), joven defensora
de NYSHN: “La razón por la que atacan a las mujeres es
porque somos las que parimos a nuestros clanes. De ahí
tomamos nuestras identidades como naciones. Si destruyes a las mujeres, destruyes las naciones y tienes acceso
a sus territorios”.
El daño múltiple causado por la violencia ambiental
posee un rango amplio y devastador -violencia de género, alta incidencia de alcoholismo y drogas, asesinatos y
desapariciones, enfermedades reproductivas y exposición a tóxicos, amenazas directas a la cultura y el modo
de vida indígenas, el sabotaje deliberado de las demandas de gobernabilidad y autodeterminación; todo esto
asoma sus feos rostros en el reporte. Los testimonios
dejan claro que la concepción de la violencia ambiental data del aberrante proceso de conquista y dominio
sobre la naturaleza que fue necesario para hacer existir
a Canadá y Estados Unidos. Dicha revelación lleva el origen del movimiento por la justicia ambiental tan atrás
Tokata Iron Eyes, AnnaLee Yellow Hammer, Precious Winter Roza Bernie y Waynona
Gayton, de la campaña “Rezpeten Nuestras Aguas”. Foto: Kattie Jean
como el año 1492. “Hablamos de cómo experimentamos el cambio climático y la destrucción ambiental
como resultados directos de la colonización”, declaró
Lickers. “El problema de raíz no reside en el cambio climático per se, sino en la ocupación de nuestros territorios y las visiones anti indias que consideran al mundo
natural separado de la existencia humana”.
Organizaciones indígenas dirigidas por jóvenes,
como la misma NYSHN, desafían los hábitos políticos y
el foco analítico dentro del movimiento por la justicia
climática (movimiento que padece amnesia deliberada en relación a las complejas estructuras coloniales y
sus efectos, los cuales condujeron al mundo a una crisis ecológica en la que todos debemos reubicarnos),
colocando la crítica anticolonial y de género en el centro del debate sobre la crisis del clima.
Descolonización y resurgencia
E
l trabajo de la juventud indígena requiere una evaluación crítica para la construcción del movimiento
por la justicia climática. La violencia colonial, que acelera
la ruina del planeta en primer lugar, es difuminado en la
discusión pública sobre el tema. Un adecuado examen
de las causas sociales y políticas del cambio climático
requiere revisar muy de cerca la historia de genocidio,
desposesión y destrucción concertada de las sociedades indígenas, así como las prácticas que trae consigo el
irreversible impacto de la destrucción ambiental.
Siku Allooloo, escritora inuit con raíces taínas, organizadora de Denendeh (Territorios Noroccidentales de
Canadá), dio un campanazo en la Cumbre Climática de
Mujeres Jóvenes (Filadelfia, 2016) al exponer su labor
para el enlace de jóvenes y viejos con la tierra, y discutir los impactos del cambio climático en sus modos de
vida. En entrevista con Truthout, Alooloo dijo:
“Los pueblos indígenas viven bajo los efectos superpuestos del colonialismo, la explotación industrial y el
cambio climático. Sin embargo, mantenemos un fuerte
compromiso en la protección cuanto genera vida dentro
o fuera de nuestras prácticas ancestrales y las fuerzas
dadoras de vida en la tierra misma. Por ello los pueblos
originarios en todo el mundo —principalmente mujeres
y muchachas— se encuentran en la avanzada de los movimientos por la descolonización y la justicia climática”.
Urgió a las delegadas de la Cumbre, niñas de 9 a
18 años, a poner estas realidades en primer plano y
centrar en ellas sus estrategias.
Como estas jóvenes ponen en evidencia, no se trata
sólo de la lucha por el clima, sino también la vieja lucha
anticolonial contra el despojo de tierras que se trasforman en mercancía para vender y comprar, la explotación
de los recursos de la Tierra y el aire, la eliminación de
pueblos enteros por los afanes de conquista y ganancias.
No basta con proteger el ambiente del daño industrial. También debemos desmantelar los sistemas mismos en los que estas industrias participan. Sistemas
que perpetúan la violencia contra seres humanos y
territorios por igual. La justicia climática debe ir de la
mano con los esfuerzos descolonizadores impulsando
la participación de los jóvenes, apoyando proyectos de
restitución a gran escala para las naciones indias, fortaleciendo la revitalización de los sistemas indígenas de
gobierno y orientando recursos a la resistencia de los
pueblos por toda la Isla Tortuga (nombre indígena para
la Norteamérica hoy anglosajona).
En pocas palabras, debemos prestar atención a
la sabiduría y los conocimientos de los jóvenes y sus
comunidades, quienes buscan sanar al planeta y protegerlo de los perjuicios que acarrea la incesante demanda de energía sin importar el precio g
 Jaskiran Dhillon, académica y abogada, se crió en el territorio cree
y métis en Saskatchewan, Canadá. Especialista en colonialidad,
antropología del Estado, feminismo antirracista y violencia
colonial, próximamente publicará Prairie Rising: Indigenous Youth,
Decolonization, and the Politics of Intervention (University of Toronto
Press, 2017). Este texto apareció en la revista Truthout y se traduce y
publica en Ojarasca con autorización de los editores: http://www.truthout.org/news/item/36482-indigenous-youth-are-building-a-climatejustice-movement-by-targeting-colonialism
JULIO 2016 |
| 13
CHARIKAR
Pelean con cometas. Pelean con huevos.
Pelean con chivos sin cabeza.
Algo tiene que haber en el aire.
Hay peleas por todos lados.
Hay una manada de perros en el carril.
Un grupo de niños los molestan.
No es un juego. Están decididos a ganar.
Procuran hacer un poco de práctica.
Hay un viejo de pie al lado de una bandera.
Sostiene un gancho y una bolsa
bajo su aliento maldice
mientras los aviones de caza pasan por arriba.
Bamiyán, 2002
Pelean con carneros. Pelean con alondras.
Pelean con nudillos y pantorrillas.
Algo tiene que haber en el aire.
Hay peleas por todos lados.
Jebel Seraj, provincia de
Parwan, 1996
EL HUECO DE LA MANO
EN AFGANISTÁN
Entre 2011 y 2014, la cantante Polly Jean Harvey y el fotógrafo de guerra Seamus
Murphy, ambos británicos, recorrieron Kosovo, Afganistán y, muy anticlimáticamente los
barrios oscuros de la ciudad de Washington DC La roquera y poeta, caracterizada por
sus mensajes con clara inclinación libertaria, feminista y de preocupación social, luego
de ocho álbumes de canciones, con la experiencia de estos viajes creó el disco The
Hope Six Demolition Project para llamar la atención sobre los efectos de las guerras en
la población de los países que las sufren. Murphy ha cubierto los conflictos bélicos en
Gaza, Líbano, Sierra Leona, Irlanda, los Balcanes y muy especialmente Afganistán.
La colaboración entre ambos artistas del mundo real produjo el libro El hueco
de la mano, traducido del inglés por Pedro Carmona y espléndidamente editado
por la editorial Sextopiso (Madrid-México, 2016), con cuya generosa autorización se
publican en Ojarasca algunas de las imágenes más poderosas de Murphy y un par
de poemas de Harvey, pertenecientes al apartado central, el más sobrecogedor del
volumen, dedicado a Afganistán. Sus ecos no dejan de resonar en nuestros países,
donde la guerra “no se ve”.
14 |
| JULIO 2016
Shomali, provincia de Parwan, 2001
PJ HARVEY, TEXTOS
SEAMUS MURPHY, FOTOGRAFÍA
HABLANDO CON EL PERRO
El rey de su dominio.
Una silueta atenta
junto a los muros del palacio.
Un fantasma en la puesta del sol.
El perro que subí a encontrar
era uno de los muchos perdidos
que ves caminando por las calles.
Esto es lo que dice Perro:
Vi que construyeron la ciudad
hace dos mil años.
Vi a los extranjeros llegar.
Vi a los extranjeros irse.
Vi a las tropas llegar
y empezar la lucha.
Vi que dibujaron una frontera
que mató a diez mil más.
Panj Qala, provincia de Parwan, 2012
Kabul, 1996
Vi que construyeron este palacio.
Conté cada piedra.
Y aquí estaré
mucho después de que te hayas ido.
JULIO 2016 |
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CONTROVERSIAS SOBRE LA EXISTENCIA
Fotografía coloriada de una danza de los indios pueblo. Terjeta postal, principios del siglo XX.
ENTRE LOS SHOSHONE
MORIR O NO MORIR
T
iempo atrás la gente no acostumbraba morirse. Lobo,
hermano de Coyote, dijo, “Cuando la gente muera,
despertará a los dos días”. A Coyote eso no le pareció.
Coyote dijo, “Cuando la gente muera, deberíamos hacerlo para siempre”. A Lobo no le gustó eso. Coyote le
insistió a su hermano que explicara por qué los muertos
debían levantarse. A él le parecía que la gente debía morirse para siempre. Después Lobo deseó que se muriera
el hijo de Coyote, que era Urraca. Cuando murió su hijo,
Coyote fue a casa se su hermano y le dijo, “Levanta a mi
hijo en dos días”. Lobo no contestó por un buen rato. Entonces dijo, “Tú, Coyote, decías que la gente debe morir
para siempre”. Lobo le aconsejó quemar todas sus ropas,
cortarse el pelo y quemarlo, y le dijo que, para empezar,
morir para siempre fue lo que Coyote quiso. Si no fuera
por Coyote habría demasiada gente.
Luego de quemar sus ropas, Coyote se acostó en
el suelo y miró al cielo. Pronto vio muchísimos pájaros
negros allá arriba. Cuervos. Eran de Lobo, su hermano. Coyote deseó que se desplomaran. Coyote los oyó
graznar. Vio bajar uno, que se sentó en sus pies y le saltó a la cara. Coyote lo cogió. Lo destrozó y dispersó los
pedazos por el suelo porque estaba enojado con Lobo.
Coyote hizo un funeral para su hijo. Cantó toda la noche.
Narrado por Commodore
DE LAS CONDICIONES DE LA VIDA
L
obo y Coyote discutieron. Lobo dijo que las mujeres
deberían tener a los bebés en sus brazos. De sólo
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| JULIO 2016
darle la mano el bebé debía venir, y el bebé se pondría de pie cuando la mujer agitara el brazo. A Coyote
no le gustó eso. Dijo que las mujeres deberían tener a
los bebés adentro y sufrir. Lobo dijo que las mujeres no
deberían amamantar a los bebitos, sino que deberían
estar ya crecidos al momento de nacer.
Lobo quería que todo estuviera listo para que la
gente pudiera comer. No debían pasar tiempos difíciles.
A Coyote no le pareció. Quería que la gente trabajara.
Lobo dijo que no habría inviernos, ni nieve. Las
bayas y las semillas estarían disponibles todo el año
para que la gente pudiera comer. Todo sería abundante. Coyote objetó la idea. Quería inviernos y nieve.
Coyote le dijo a Lobo que eso le había sido dicho por
su padre.
Bala y se sentó en la roca pequeña. Lechuza descendió volando y llamó, “Halcón Bala”, y Halcón Bala murió.
Lechuza lo hacía diario y mataba algún pájaro de nada
más pronunciar su nombre.
Al final sólo quedaban dos personas en el campamento además de Coyote. Discutieron qué hacer. Coyote dijo, “Voy para allá y tú volarás encima cuidándome”. Así que Coyote fue a sentarse a la roca pequeña y
Gran Halcón voló bien alto para observar qué pasaba.
Coyote dijo, “Mira Lechuza, aquí estoy sentado, llámame”. Lechuza lo miró y no dijo nada un buen rato. Lechuza se acercó volando a la roca pequeña y comenzó
a balbucear. Gran Halcón voló justo por encima y le
cortó la cabeza.
Entonces Halcón y Coyote volvieron a casa.
Narrado por Commodore
(Cuando le preguntaron a Commodore quién era
el padre de Coyote, respondió, “Nadie lo sabe”)
Tom Stzeward, de Beatty, Nevada
EL NOMBRE MATA AL PÁJARO
C
oyote acampaba en la Montaña de Charleston. Había muchísima gente allí. Por la mañana comenzaron
a caminar hacia el sur. Coyote fue a un lugar entre Shoshoni y Tacoloa donde el agua corría en la planicie. Allí
vivía Lechuza. Azulejo estaba por ahí. Lechuza estaba
sentado en un risco. Lechuza voló en círculo llamando
por su nombre a Azulejo allá abajo. Lechuza dijo, “Azulejo”, y Azulejo murió. Otro pájaro pasó al día siguiente.
Lechuza voló del risco, lo llamó por su nombre y se murió igual que Azulejo. La mañana siguiente pasó Halcón
 En 1939, Anna C. Smith recogió una vasta serie
de relatos del pueblo shoshone occidental en los
estados de Nevada y Utah en Estados Unidos. Los
shoshone sólo tenían entonces una reservación
grande, Valle de Patos, establecida en 1877. Otras
dos eran más pequeñas. En esos años aún no se
imponían los modos de vida europeos y las tribus
vivían en relativa tranquilidad, desplazándose por
su territorio a lo largo del año para aprovechar los
cambios de las estaciones. Los mitos que aquí
aparecen estuvieron fuera del alcance del público
durante décadas, hasta que en 1993 se reeditó
Shoshone Tales (University of Utah Press, Salt
Lake City).
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