La curiosa epidemia del baile que afectó a 400 personas en 1518

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La curiosa epidemia del baile que afectó a 400
personas en 1518
Cierto día de julio una mujer se puso a bailar sin parar en plena calle de Estrasburgo.
Como si de una plaga se tratase en una semana ya eran 34 las personas que bailaban y en
un mes se llegó hasta la cifra de 400. Jamás hubo una respuesta lógica de por qué sucedió.
(Fuente: BBC-Londres)
Una curiosa epidemia de baile afectó a 400 personas en 1518
Hay una serie de enfermedades neurológicas (entre ellas la Corea de Sydenham y Corea
de Huntington) que consisten en una degeneración del sistema nervioso central y cuyos
trastornos provocan movimientos corporales bruscos y convulsivos. Durante la Edad
Media, cuando todavía no se tenía ni idea del motivo por el cual alguien podía padecerlas
y, de repente, comenzaba a convulsionarse se tenía la convicción de que se trataba por
motivos sobrenaturales, por lo cual se veneraba a un santo pidiéndole que curada al
enfermo.
Se trataba se San Vito, salvador y auxiliador de enfermedades raras, y motivo por el cual
ese tipo de enfermedades comenzaron a ser conocidas como ‘baile de San Vito’.
Pero muchas fueron las ocasiones en las que, sin padecer esas coreas, se dieron casos de
personas que, sin venir a cuento, de repente les daba por ponerse a bailar
compulsivamente y sin parar durante horas, días e incluso semanas.
Uno de los casos más documentados y famosos que existen es el que ocurrió en el mes
de julio del año 1518 en Estrasburgo (nordeste de Francia), en el que de repente una
ciudadana llamada Frau Troffea se puso a bailar en medio de la calle sin motivo aparente
alguno.
Lo curioso del asunto es que bailaba impetuosamente y sin parar de hacerlo. Cuando
llevaba una semana y también, sin motivo aparente, ya eran 34 las personas que se le
habían unido, como si de un contagio se tratase.
Pero las autoridades, en lugar de extrañarse e intentar averiguar el motivo por el una
treintena de ciudadanos andaban bailando convulsamente por sus calles, se limitó a pensar
que tal y como habían empezado acabarían, por lo que incluso se instó a los músicos
locales a que tocasen y amenizasen con melodías esas extrañas danzas.
Muchos fueron los fallecimientos a causa de agotamiento, derrames cerebrales o infartos.
Algunos dejaban de bailar de golpe ya exhaustos de cansancio y otros caían fulminados,
pero así como unos dejaban de bailar otros comenzaban.
Nunca se averiguó la razón del porqué hubo la epidemia del baile en 1518. Como si de
una epidemia contagiosa se tratase, a mediados del mes de agosto ya eran 400 las personas
que no podían dejar de bailar.
Ninguno mostraba signos de estar danzando de ese modo por propia voluntad y la mayoría
de ellos rogaban por poder parar de una vez aquel infernal baile, motivo por el que a
muchos se les trasladó hasta las iglesias con el fin de que aquel lugar sagrado y la
veneración a San Vito los sanase.
Nunca se supo qué fue la causa que la originó ni los verdaderos motivos. Unos apuntaban
al posicionamiento de los planetas y otros a causas sobrenaturales o extraños hechizos.
Los más racionales señalaban como posibles razones un brote de calor que hubo aquel
verano o el haber comido algún hongo alucinógeno (muy posiblemente el cornezuelo,
cuya ingesta provoca espasmo y delirios como si se estuviese bailando). Otros apuntaban
a un posible brote de histeria colectiva provocada por la hambruna que hubo en la época.
Tal y como llegó la epidemia de baile se esfumó y a finales de septiembre de aquel mismo
año ya no quedaba nadie danzando por las calles de Estrasburgo.
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