EDMUND SCHLINK LA "JERARQUÍA DE VERDADES" Y LA UNIÓN DE LAS IGLESIAS Die Hierarchie der Wahrheiten und die Einigung der Kirchen, Kerigma und Dogma, 21 (1975) 1-12 El concepto de "Jerarquía de verdades" está tomado del decreto sobre Ecumenismo del Concilio Vaticano II. En el contexto de una reforma permanente de la Iglesia y de conversión interior, se dice literalmente: "En la comparación de las diversas doctrinas (de las Iglesias separadas) no debe olvidarse que en la doctrina católica hay una "jerarquía de verdades" según el diverso nivel de relación con el fundamento de la fe cristiana" (nº 11). ¿Qué significa "jerarquía de verdades"? Por "verdades" se entienden las partes componentes de la doctrina católica-romana, y en especial los dogmas. "Jerarquía" alude al reconocimiento de una relación interior entre ellas, por la que unas son dominantes y otras subordinadas, unas determinantes y otras determinadas. Y ¿cuál es la verdad base? "El fundamento de la fe" que (según se explicita en el n' 12) es: "la fe en Dios uno y trino, y en el Hijo de Dios hecho carne, nuestro Señor y Salvador". Determinante es, pues, el dogma trinitario y cristológico. Pero ¿cuáles son las verdades subordinadas, y cómo se relacionan con el Dogma fundamental? El decreto no ofrece respuesta alguna, dejando la vez al trabajo teológico. No exphcita ninguna relación teológico- histórica, sino que se limita a la formulación de un principio hermenéutico para la interpretación dé las diversas afirmaciones de la iglesia católicoromana: los dogmas han de interpretarse no aislados en sí, sino en relación al centro trinitario-cristológico. Principio de hermenéutica, pues, y no disminución del valor y del reconocimiento de las diversas "verdades secundarias". La asunción de este párrafo en la redacción final del decreto sobre ecumenismo encontró en los observadores de otras iglesias una calurosa acogida. La ruptura del corpus dogmático como bloque monolítico posibilitaría, sin duda, el diálogo ecuménico. Pero, sobre todo, era importante el reconocimiento del dogma trinitario-cristológico como el fundamental, pues concuerda con la valoración que de él hacen el resto de las iglesias. El camino para el trabajo en común sobre la graduación de las verdades aparecía expedito, y la esperanza ecuménica avivada de nuevo. Al margen, cabe notar que la imagen de la "jerarquía de verdades" es común no sólo a la tradición evangélica, sino también a otras religiones monoteístas y tradiciones filosóficas. El hombre y la sociedad, en definitiva, precisan de tales escalas de valoración. Intentemos ahora avanzar en la determinación de las verdades subordinadas y su rango respecto a la fundamental. Diversos caminos podrían ofrecerse, pero sólo uno nos llevaría a conclusiones comunes: el que parta de una base aceptada por todos. Ningún análisis que permaneviera en la lógica interna de la inmanencia del sistema dogmático de cada iglesia podría ofrecer conclusiones aceptables por todas las demás. Escogemos por ello el fundamento apostólico: todas las iglesias reconocen los escritos neotestamentarios como testimonios históricos originales de la tradición apostólica. EDMUND SCHLINK Concepto bíblico de verdad Comencemos reflexionando sobre el significado neotestamentario de la palabra álétheia: puede significar la verdad de la expresión, o la corrección de la doctrina. Pero, sobre todo, significa "aquello que tiene entidad", "aquella en lo que puede confiar uno". Así, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, se habla de la verdad de la fidelidad y firmeza de Dios, que permanece en su promesa y es el mismo para su pueblo, a lo largo de los avatares históricos. Por ello, el Espíritu Santo no sólo "recuerda" a Jesús, sino que le hace presente. El punto de partida de nuestras reflexiones sistemáticas no puede ser sino Cristo Jesús en cuanto revelación única y definitiva de la verdad divina: en su aparición, expresión y actuación, en su muerte y resurrección. Esa revelación de la Verdad encuentra la respuesta en la fe de los hombres, y esto de diversos modos: a) agradeciendo y alabando a Dios, b) en el coloquio con el hombre, es decir, en la transmisión de la tradición de las palabras y actuaciones de Jesús, de su muerte y resurrección (por tanto en la estructura paulina de la "doctrina"), y además en el testimonio actual (en la estructura paulina de la "profecía"), y c) como confesión de Cristo. Todas estas respuestas encuentran su concreción y determinación en la verdad de Cristo Jesús. Orar en nombre de Jesús significa presentar a Dios la muerte y resurrección de su hijo: el "de una vez por todas" de su acto salvífico. Anunciar la salvación de Dios significa testificar al Jesús histórico como el Señor presente. Y, ¡atención!, ambas estructuras, oración y testimonio, encuentran su significación en su correlación intrínseca: sin el testimonio, la oración es un monólogo; sin la oración, el testimonio se queda en propaganda. Y, así, en estas respuestas de la fe, se realiza la penetración y avance de la verdad en el mundo: se muestra la verdad como presente. La jerarquía de verdades Si comparamos ahora estos elementos neotestamentarios con el concepto de "jerarquía de verdades", nos encontramos con lo siguiente: 1) En el Decreto sobre Ecumenismo se habla de "verdades". Pero, tanto al Nuevo como al Antiguo Testamento les es ajeno el término en plural: allí se habla siempre de la verdad. 2) El decreto se refiere a afirmaciones sobre la verdad, y no a su aparición misma en palabras de hombre. 3) Se habla de Dogmas, definidos de una vez por todas y que pretenden merecer, en la misma formulación, el asentimiento de todos los tiempos. Consideremos en primer lugar este tercer punto, y preguntémonos si en el NT existen frases que tengan un- significado normativo o fundamentador. No hay más respuesta que la afirmativa: la investigación de critica textual ha confirmado la existencia de tradiciones sobre hechos y discursos de Jesús, fórmulas de aclamación y confesión, fórmulas doctrinales que resumen los acontecimientos centrales de Jesús (p. e. su establecimiento como Cristo, como Hijo de Dios, como Señor en la resurrección de EDMUND SCHLINK entre los muertos; su muerte y resurrección... ). Estas piezas se constituyeron en el contexto de las reuniones cristianas, bautismo, eucaristía, predicación y catequesis. Su contenido es siempre Jesús, la actuación salvífica de Dios en Jesucristo. Fuera del círculo de esta temática, apenas encontramos en el NT afirmaciones con la estructura de fórmulas cuajadas. Busquemos, p. e., en el NT, fórmulas sobre la doctrina de la gracia, y veremos que se nos habla del actuar salvífico de Dios. Lo mismo nos ocurre si buscamos formulaciones sobre la jerarquía eclesiástica: nada hay en el NT que permita reconocer a nuestros obispos, presbíteros, etc. Se afirma decididamente el servicio de los apóstoles como el fundamento de todo servicio, pero con la misma claridad se aprecia la pluralidad y lo variado de las formas que ese servicio asume. No nos encontramos en las narraciones neotestamentarias ninguna tradición sobre la ordenación, para no hablar de una subordinación escalonada de las funciones: sólo encontramos narraciones aisladas sobre misiones e imposiciones de manos. Y en fin, del mismo modo, tampoco encontramos base para separar la sucesión apostólica de los jerarcas y la de la comunidad, tal como posteriormente se convirtió en uso, distinguiéndose entre la apostolicidad de la Iglesia y la sucesión apostólica de las funciones. Evolución posterior al NT El testimonio de Cristo se ligó pronto a fórmulas doctrinales sobre la historia de Jesús. Estas hubieron de ampliarse en la expansión cristiana por el mundo gentil, y así surgió la confesión de Dios Padre, del Creador, del Espíritu Santo y de la Trinidad. La utilización de conceptos procedentes de la metafísica griega no supuso una manipulación del testimonio, sino un desarrollo doxológico de algo que tenía su raíz y esencia en el AT. Pero esto no ocurrió siempre. Al contrario, encontramos en la historia del dogma claras desviaciones del núcleo de fe original. Así, por ejemplo. 1) Los dichos sobre el actuar gratuito divino se separaron del acto del origen y recepción de la gracia, como si fuera posible dar con un lugar teórico, a partir del cual se creía poder determinar la relación entre el actuar divino y el humano. En cambio, si recordamos Flp 2, 12 s, ("obrad vuestra salvación con temor y temblor. Pues Dios opera en nosotros el bien y la perfección") vemos que el actuar divino y el humano se nombran uno junto al otro, sin que se dé contradicción entre ambos. 2) Especialmente claros se ven los efectos de la desviación estructural operada en la historia de la doctrina sobre la predestinación. En el NT, las afirmaciones sobre la elección de Dios se hallan sobre todo en el contexto y estructura de una alabanza de la gracia divina, y de la decisión eterna de Dios en la que se basa su actuar salvífico. En cambio, posteríormente se reflexionó sobre la elección y condena fuera del contexto existencial original, tratando de determinar teóricamente la relación antitética entre la decisión divina y el actuar humano. 3) Semejante análisis hay que hacer respecto a los sacramentos. Es interesante constatar que estas desviaciones de la estructura original no se produjeron en la iglesia oriental. En ella no se desarrolló una doctrina dogmática sobre la gracia, la predestinación o los EDMUND SCHLINK sacramentos. El desarrollo de los dogmas permaneció en la estructura doxológica de la confesión eucarística. No es que se callara sobre estos temas, sino que la doctrina sobre ellos surge de la liturgia y de la teología bíblica de los Padres, y no de dogmas particulares. 4) Del mismo modo, se produjo otra desviación estructural cuando la Iglesia comenzó a considerar igualmente obligatorias todas las fórmulas dogmáticas. Y lo mismo se diga de las crecientes fijaciones dogmáticas y jurídicas, así como del orden uniforme de los cargos eclesiales. Consecuencias prácticas ¿Qué consecuencias se siguen de los tres apartados anteriores? Resumamos primero: - La verdad suprema no es una frase, sino el Dios que se ha manifestado en Cristo de una vez para siempre y es fiel a ello. O bien: la verdad suprema es la salvación que Dios realizó irrevocablemente y sigue realizando en la muerte y resurrección de Jesucristo. - Esta salvación es, a la vez, misión al mundo: encargo de seguir predicando a Cristo, de bautizar en su nombre y celebrar su Cena. Y esta misión es, a la vez, promesa de que Dios seguirá obrando en el mundo a través de aquellas acciones humanas. - La verdad reina en los progresos históricos del mensaje de Cristo en el mundo. Pero ese dominio de la verdad suprema no es una obligación heterónoma, sino algo liberador. Provoca la espontaneidad del testigo, da libertad para múltiples desarrollos e incluye (en la unión de los testigos apostólicos) más posibles afirmaciones teológicas de las que hasta ahora se han realizado en las iglesias. Y de aquí se deducen las siguientes consecuencias: 1) Sobre la jerarquía de los dogmas o frases doctrinales de la iglesia, hay tres principios metodológicos importantes: a) Los enunciados dogmáticos no son enunciados intemporales sino históricos, hechos en unos frentes determinados. b) No hay que atender sólo a su contenido sino también a su estructura expresiva, su particularidad y su situación en el conjunto de las afirmaciones de la fe. c) Las afirmaciones dogmáticas de las iglesias separadas no pueden compararse directamente entre sí, sino mediante una retraducción a las estructuras elementales de la fe cristiana (p. e. la doctrina tridentina de la justificación ha de traducirse de una estructura expresiva de descripción, a otra de predicación, para poder saber en qué coincide y en qué difiere de la protestante). 2) Sobre el contenido doctrinal, se siguen estas consecuencias: a) Base común a todos los dogmas es el transmitir la salvación histórica operada por Dios en Jesucristo. EDMUND SCHLINK b) Punto común a todas las respuestas en que la fe acoge ese don y sigue propagándolo es el reconocimiento de Jesús como el Cristo. Y medio para ese reconocimiento es el dogma trinitario y cristológico. c) Son de menor importancia aquellas declaraciones dogmáticas que se salen del ámbito de la acción de gracias, testimonio y profesión de fe, o de la administración y recepción de sacramentos, para entrar en una reflexión teórica sobre la relación entre el obrar divino y el humano o entre el Dios invisible y sus signos visibles. d) También son de menos importancia las fórmulas dogmáticas que reducen a conceptos singulares (filosóficos o bíblicos) la riqueza de las expresiones que alaban la acción salvadora de Dios y la ofrecen a los hombres. e) Cuanto más se alejan los dogmas del centro de la confesión de Jesús como el Cristo, tanto menor es su pretensión de validez universal y perenne. 3) Y de cara a la unión de las iglesias, las consecuencias serían: a) La jerarquía de verdades abre la mirada a la multiplicidad de aspectos de la fe y, con ello, a la unidad de la iglesia en medio de la pluralidad. b) La unidad de la iglesia no exige una igualdad a todos los niveles de formulación dogmática. Si las iglesias están unidas en la profesión cristológica y trinitaria, basta para los otros niveles el reconocimiento de una verdad en formuladones diferentes e históricamente condicionadas. Es decisivo el que las iglesias recuperen la antigua estructura eclesial de comunidad a través del reconocimiento mutuo. Conclusión Todas estas reflexiones pueden parecer anacrónicas, pues las cuestiones dogmáticas interesan cada vez menos a los cristianos, que quieren esperar la unión más de los programas conjuntos de tipo sociopolítico. Ambas líneas de acercamiento pertenecen al movimiento ecuménico, pero es tal vez nuevo el que se vea la segunda "-sociopolítica- " como enfrentada a la primera -dogmática-. Personalmente creo que una unión "política", sola, llevaría a mayores diferencias y que al final volverían a aparecer las disensiones dogmáticas. Por otra parte, hay que reconocer que el trabajo ecuménico ha avanzado enormemente en los últimos veinte años. Y, en fin, metodológicamente conviene recordar que cuanto más sometidos se vean los esfuerzos para localizar la verdad a las afirmaciones dogmáticas, tanto más se perderá sensibilidad para captar lo mucho de verdad, de la verdad del Dios uno en todos los hombres, que se encuentra en otras religiones y filosofías. Tradujo y extractó: NICOLÁS POMBO LIRIA