El agua y el cambio climático

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El agua y el cambio climático:
¿Cuál es la conexión entre los dos?
Una hoja de datos con información sobre una solución a la crisis del clima y el agua
El ciclo del agua es la sangre vital del mundo. Según las Naciones Unidas, representa el vínculo principal entre
el clima, la sociedad humana, el medio ambiente y el desarrollo económico. Las amenazas de una crisis global
del agua y una crisis global del clima llevan consigo un tremendo peligro, especialmente para los pobres del mundo.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que el cambio climático
afecta a los sistemas de agua dulce en todas partes de mundo, resultando en la desertización, las inundaciones, el deshielo de los glaciares y más. Lo que ha sido menos discutido es el hecho de que nuestro colectivo mal manejo del agua dulce es una causa significativa del cambio climático y el calentamiento global.
Para revertir exitosamente al cambio climático, tenemos que repensar, radicalmente, cómo proteger a las
cuencas y el agua en sí—nuestra propiedad común.
La reducción del CO2 y la secuestración del carbono a través de la administración selvática fueron dos
estrategias de mitigación que fueron discutidas en la reunión COP15 en Dinamarca. Pero una estrategia de
secuestración del carbono basada en la selva no tiene mucho sentido si no existe una gran cantidad de agua,
la cual es necesaria para salvaguardar la vida selvática. No se puede separar el hecho de lograr las 350 partes
por millón de CO2 con la restauración cuidadosa y masiva de las dolientes cuencas. Una mitigación del cambio climático y las estrategias de adaptación tienen que basarse en un entendimiento integral de los sistemas
interdependientes del ecosistema, utilizando el agua para mitigar la crisis del agua. La mayoría de las soluciones propuestas no lo hace.
“El Agua: Propiedad Común, Administración Pública y Alternativas”, un Coloquio Panasiático sobre el agua,
ha declarado que “el agua es vida” y que el cuido de esta propiedad común es la responsabilidad de todos los
seres humanos. Esta visión del agua nos pide lidiar con las preguntas que no fueron tratadas en Copenhague:
¿Cómo podemos administrar y gobernar nuestra agua como propiedad común, incluyendo las cuencas y el
agua que contienen, para lograr una justicia climática y del agua y parar el abuso desenfrenado del agua?
Y, ¿cuáles son las instituciones democráticas, las leyes y las regulaciones que pueden asegurar equidad en el
uso del agua y la sostenibilidad para todas las personas y todos los ecosistemas?
La ciencia—lecciones de la hidrología sobre el clima y el agua
La pintura toma prestado de la naturaleza. El amarillo del sol se combina con el azul del agua para crear el
verde de nuestro mundo viviente. Si quitamos el azul o el verde de la tierra, el calor representado por el amarillo destruye rápidamente a la tierra.
El mundo viviente influye en el clima,
principalmente cuando regula el ciclo
del agua y el gran flujo del agua que se
vincula a él. Si quitamos la vegetación,
se interrumpe la regulación natural de
la biosfera. La urbanización, la deforestación y la destrucción del pantano
destruyen a los paisajes que retienen
agua y resultan en una pérdida de la
precipitación. Se lleva los vapores de
las nubes, creando un desierto. La
secuestración natural del carbono en
el suelo es socavada. El suelo seco y
sin vida atrapa el calor, aumentando
la temperatura y reduciendo la precipitación en las áreas afectadas.
Foto: Lucero González
Administrar nuestra agua como una propiedad común: Pasos concretos para revivir el clima y el agua
• Los gobiernos en el mundo tienen que reconocer la crisis del agua que están enfrentando y que nuestro consumo
de bienes, que utiliza mucha agua, juega un papel importante en la deshidratación del planeta. Inevitablemente,
hay que hacer una reestructuración, la cual probablemente será dolorosa, de las prácticas de producción y de consumo.
• Para asegurar que el ecosistema esté sano y el planeta enfriado por el agua, las cuencas, incluyendo el agua
que contienen, tienen que ser administradas como propiedad de todos, prevaleciendo el bien público sobre las
malas decisiones en el uso del agua privada y pública.
• Revertir la tendencia alarmante hacia la privatización del agua. Hay más y más evidencia que demuestra lo
siguiente: 1) hay muy pocos incentivos para conservar el agua; 2) el financiamiento privado es demasiado caro
para los requisitos de la infraestructura; 3) el acceso al agua es deplorablemente inequitativo; y 4) la corrupción
es común y la privatización no contribuye a la gobernación local y democrática del agua.
• Implementar regulaciones que garanticen que la extracción de agua subterránea no exceda la taza natural de
recargo, sin la cual no habrá suficiente agua para las generaciones del futuro.
• Hacer responsables a la industria, la agricultura y las crecientes municipalidades para que se use el agua de
manera sostenible y que cumplan con estándares de no contaminación. Esto significa la implementación de
regulaciones existentes sobre el agua y la salud pública y la promulgación de nuevas leyes cuando sean necesarias.
• Revertir los patrones actuales del uso no sostenible del agua en la agricultura industrial. Abandonar las estrategias de secuestración de carbono que están basadas en una reforestación con plantaciones. En su lugar,
implementar las recomendaciones de la Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la
Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD) con un apoyo institucional para lograr que la agricultura sea apropiada en términos ecológicos y que secuestre el carbono y disminuya la huella de carbono de la agricultura.
• Apoyar a los campesinos a pequeña escala, los pescadores, los pastores, la gente indígena y las mujeres de la
zona rural para que cuiden efectivamente a las cuencas, utilizando la agroecología y la agrosilvicultura, estableciendo una reforma agraria exhaustiva que prevenga a las corporaciones de apropiarse de la tierra y del agua.
• Crear comités democráticos para administrar las cuencas, incluyendo la participación de personas que viven
río arriba, aun cuando viven en áreas urbanas. Igual que la mejor práctica en la administración de la selva reconoce el importante papel que juegan las comunidades que viven dentro de y cerca de los bosques para cuidar
este recurso de propiedad común, tenemos que reconocer el papel que juegan las comunidades para mantener
las cuencas. Los programas de apoyo tienen que fortalecer, no socavar, las formas tradicionales de ganarse la vida.
• Mitigar los conflictos sobre el agua, utilizando cuerpos que administren a las cuencas en forma democrática y
con reconocimiento legal, trabajando tras fronteras políticas para asegurar que el uso sea coordinado entre las
comunidades que viven río arriba y las que viven río abajo. Administrar el agua a nivel local. Reducir las transferencias de agua de una parte de la cuenca a otra porque desbaratan la habilidad de la naturaleza de regular el
ciclo del agua y el clima.
• Poner fin a la minería de extracción y su procesamiento porque contribuyen al cambio climático. Aplicar estándares estrictos sobre la contaminación del agua y el aire y sobre los derechos humanos.
• Rechazar las represas hidroeléctricas como parte de una solución de problemas de energía e irrigación y reconocerlas como un problema de derechos ecológicos y humanos.
• Rodear las ciudades del mundo con zonas verdes de conservación. A través de una sabia planificación urbana,
permitir que el agua de lluvia se quede dentro de las cuencas locales.
• Construir movimientos poderosos a favor de la justicia climática y del agua, los cuales sean más fuertes cuando
aborden múltiples asuntos. Trabajar dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre Cambio
Climático (CMNUCC), a pesar de sus defectos, y a través de estrategias creativas populares y creativas que no
son parte de este proceso.
Los intentos de revertir la dependencia en las emisiones de gases de invernadero y en las combustibles fósiles no pararán el cambio climático. Las soluciones a los problemas climáticos no serán
exitosas si no paramos al abuso del agua. ¡La gobernación sostenible y democrática del agua es
necesaria para lograr la justicia climática!
Los movimientos que promueven la justicia climática serán mucho más poderosos al incluir a los 6
billones de consumidores del agua en el mundo. Por favor, únase a nosotros para revertir el abuso de
nuestro clima y agua en una organización audaz que busca administrar el agua como propiedad común.
Para más información, ver el artículo escrito por Maude Barlow, http://www.ourwatercommons.
org/feature/water-abuse-and-climate-change, Water: Eye of the Climate Storm en http://www.iatp.
org/climate/index.php?q=document/eye-of-the-storm-integrated-solutions-to-the-climat o contacte a
[email protected]. Para bajar la versión electrónica, visite www.ourwatercommons.org
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