Disertacion de Filosofía_RaquelJusto

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¿Vivimos en una democracia?
Sobre el papel, vivimos en una democracia representativa, pero también es cierto
que la democracia actual tiene poco que ver con la primera idea de democracia
que surgió en Grecia. Una democracia representativa es aquella en la que el
pueblo elige a sus representantes y estos son fieles a los ciudadanos intentando
lograr un Estado óptimo de acuerdo con los ideales de la mayoría. Uno de los
problemas de la democracia actual es que no cumple esos requisitos sino que los
gobernantes miran por su propio interés ejerciendo el poder a su gusto en vez de
ser meros representantes del pueblo.
Está claro que el estado en el que vivimos hay una democracia en el sentido de
que elegimos a nuestros representantes, votándolos, y el que recibe la mayoría
gobierna. En España votamos cada cuatro años y a la hora de votar, los partidos
políticos hacen una campaña en la que nos proponen unos proyectos para el
Estado y si nos parecen correctos les votamos. Sin embargo, nuestro sistema
tiene varios problemas: el Parlamento que sale elegido, con el gobierno
correspondiente, no suele realizar la mayoría de sus promesas electorales. Al
haberles votado nos sentimos entonces ignorados hasta que vuelven a pedir
nuestro voto. No estamos realmente representados porque no representan a la
auténtica mayoría de la población.
Un grave problema añadido al anterior es la poca participación del pueblo
durante esos cuatro años. No digo que haya que votar cada menos tiempo porque
los proyectos son difíciles de llevar a cabo, sino que hubiera una mayor
participación en la que pudiésemos opinar acerca de las medidas que se toman.
Por otro lado, nos encontramos con un sistema bipartidista en el que cuando
votamos a uno y no cumplen lo que deberían, votamos al otro. Cuando estos
fallan, volvemos a votar al primero y así continuamente. De este problema
quizás tengamos la culpa nosotros porque las personas, sobre todo las más
mayores están acostumbradas a ello.
Una de las cosas que yo personalmente no entiendo es que si se supone que
nosotros gobernamos y nuestros representantes deben buscar nuestro bien,
cuando protestamos por algo que no nos gusta y pedimos que no se lleve a cabo,
como todos los recortes en educación y sanidad, se nos ignora completamente y
se sigue haciendo lo que a nuestros representantes quieren. Queda demostrado
que no podemos llamarles representantes porque no lo son. Quizás la respuesta a
mi duda sea que es lo que a ellos les conviene aunque también tiene mucho que
ver la presión que ejercen los poderes que no elegimos, como el financiero, el
judicial o la Iglesia, que, aunque no nos demos cuenta, poseen demasiado poder,
tanto que disminuye el del pueblo.
Concluyendo, solo me queda decir que las cosas no se pueden cambiar de un día
para otro y que el sistema de gobierno que ahora tenemos en España
probablemente cambie cuando los jóvenes veamos cercano el pésimo futuro al
que vamos encaminados y nos indignemos pidiendo una democracia real en la
que podamos opinar sobre las cosas que nos suceden porque ahora mismo
cuando vamos a votar no parece que elijamos a nuestros representantes sino a
quienes queremos obedecer.
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