1 DIOS HACE UNA DISTINCION ENTRE LA LEY Y LA PROMESA Dos Hermanos: Isaac e Ismael Isaac e Ismael eran hijos de Abraham, pero hermanos medios. Sara era la madre de Isaac, y Agar la madre de Ismael. Estos hermanos estaban separados por la edad (Ismael era catorce años mayor) y por el propósito divino: Dios dijo a Abraham, “20Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. 21Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene” (Gén. 17:20-21). La relación entre los hermanos es citada por Pablo como ilustrativo del plan divino, diciendo – “21Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 22Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre” (Gál. 4:21-22). Esta lección considera a Isaac e Ismael a través de la alegoría presentada por el apóstol Pablo. Las Circunstancias del Nacimiento de Ambos Leemos en Gál. 4:23 – “Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa”. El hijo que Abraham tuvo con Agar la esclava “nació según la carne”; en otras palabras, su concepción fue llevada a cabo a través del acatamiento de la ley natural de la procreación. A la dirección de Sara su esposa, Abraham “se llegó a Agar, la cual concibió ...” (Gén. 16:4); y luego “... Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael” (Gén. 16:15). El hijo que Abraham tuvo con la libre Sara fue “por la promesa”, el resultado de la intervención divina. El registro dice que “Sarai mujer de Abram no le daba hijos” (Gén. 16:1); y Pablo habla de la “esterilidad de la matriz de Sara” en Rom. 4:19. Dios le prometió a Abraham con respecto a Sara, “Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo ...” (Gén. 17:16); y Génesis 21:1-3 habla de la concepción milagrosa – “por la promesa”: “1Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac”. Pablo introduce la lección para ser aprendida de Isaac e Ismael en Gálatas 4:24, diciendo, “lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos ...” Ismael el hijo de Agar era “según la carne”, eso es, fue concebido en concordancia con la ley; de manera que Agar “es el monte Sinaí en Arabia” en esta alegoría; es representativo de la ley de Moisés. Isaac el hijo de Sara fue “por la promesa”, eso es, fue concebido independiente del mérito de concordancia con la ley; de manera que Sara corresponde a “la Jerusalén de arriba”, a la fe. Ismael representa a aquellos que son “echados fuera” (Gál. 4:30); Isaac representa a aquellos que son “hijos de la promesa”. Lo que Isaac e Ismael representaban, mucho antes de la realidad, era la transición de la ley a la promesa, de un sistema requiriendo perfecto acatamiento con la ley a un sistema basado en la fe exhibida por la obediencia. El Trauma de la Transición, de la Ley a la Promesa Pablo dijo “... el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu ...” (Gál. 4:29), y posiblemente tenía en mente la burla de Ismael registrada en Génesis 21:8-9 y siguientes. Fue sobre este pretexto que Sara demandó que Agar e Ismael fueran “echados fuera”, lo cual pareció grave a Abraham (v.11); pero “... dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa Anotaciones 2 Anotaciones del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia” (v.12). Podemos suponer razonablemente que fue duro para Ismael aceptar que “en Isaac” sería llamada descendencia a Abraham – ¿no era él también hijo de Abraham, aun su primogénito? Pero, el hijo nacido “por la promesa” fue el escogido. La lección de Pablo que los judíos tenían que aprender es, “así también ahora” (Gál. 4:29c). Así como el linaje de ley de Ismael significaba nada, exactamente así el linaje de ley del judío – su capacidad para volver a trazar su ancestro, a través de Jacob hasta Abraham – finalmente eso significa nada, porque “28... hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa ... 31de manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (Gál. 4:28,31). Si uno verdaderamente es hijo de Abraham, debe serlo como lo fue Isaac, por fe – y debe dar su espalda a sus pretensiones a través de la ley. Pablo ya había dicho a los Gálatas (3:16) – “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. Dijo en el v.29 del mismo capítulo, “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. Hay una sola simiente, Gál. 3:16; pero esto está hablando acerca de clase, no de pluralidad, como es visto en el v.29. ......... .......................................... Conclusión Con esta alegoría Pablo imprimiría en aquellos que buscaban una relación de ley con Dios la inutilidad de algo tal – antes del Sinaí y después de Pentecostés. La relación de ley de Ismael con Abraham era inútil en frente de la relación de pacto de Isaac con Abraham. De igual manera, la relación de ley de un israelita con Abraham significa nada; es la relación de promesa del creyente con Abraham lo que los hombres deberían buscar. “De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gál. 3:9); “26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gál. 3:26-27). [Faith and Facts, Vol. 15, # 3, Pág. 205; Patrick Farish].