Dr. D. Jaime Orejas Pérez Vocal de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región y presidente de Jóvenes Dentistas Vamos a comparar …Y eso que dicen que son odiosas, pero las circunstancias hacen que me apetezca. Tengo pacientes que fuman un paquete de tabaco diario, otras van unas 2 veces al mes a hacerse la permanente, también los tengo que mensualmente salen a cenar fuera de casa, y otros muchos van al cine los domingos,… ¿Es caro un ‘empaste’ a 60 euros? Me pregunta una vecina (afirmación transformada en pregunta), mientras cojo la moto dispuesto a empezar mi larga tarde de trabajo… Sí, trabajo, porque algunos todavía piensan que a nosotros nos cae el dinero del cielo. Un paquete de tabaco cuesta 3 euros, la permanente en una peluquería de barrio (nada del otro mundo) sale por unos 25 euros, y no es que me haga muchas, pero me he informado. Salir a cenar fuera de casa sin ir al sitio más caro de Madrid, y no hablo precisamente del McDonald’s, no baja de 30 euros. Una sesión de cine, alrededor de 7 euros por persona a no ser que te apuntes a la tecnología 3D, cosa que recomiendo porque entonces serán 10. Y os preguntaréis, ¿esto a qué viene? La ‘culpa’ la tiene mi vecina. Voy a someter a juicio el precio que me cuestionó por el ‘empaste'. Aunque sé que los hay muy por encima y muy por debajo, y no voy a hablar de las variables posibles que a cualquiera de vosotros os vienen a la cabeza a la hora de responder a mi vecina. Podría haber estado horas razonándole todos esos factores, que por sí mismos justificarían el diferente precio: profesionalidad, formación, calidad de materiales, técnica clínica, tiempo empleado, responsabilidad en el tratamiento, resultados, zona donde está la clínica, pronóstico a largo plazo, trato humano (horas y horas), etcétera. Pero no, ese día me dio por comparar. “Doña Vecina: ¿cuánto le ha costado la permanente que lleva?, porque está usted muy guapa” (además yo estaba un poco toca-narices). Entonces ella, con cara desconcertada me respondió: “25 euros”. “Doña Vecina: cuando usted se meta en la cama esta noche (no se eche la siesta porque es peor), ¿ese trabajo capilar tan maravilloso llegará a su fin?, pero en cambio, el empaste estará en su boca trabajando día tras día durante muchos años, pongamos 5”, sé que me he quedado corto, pero es para no abusar en esto de la comparación. Pero como no hay nada más claro que los números, hagamos cuentas: 60 euros invertidos en un ‘empaste’ que dura un mínimo de 5 años sale a unos 0,033 céntimos de euro al día. En cambio, los 3 euros diarios en tabaco por 365 días que tiene un año, y por 5 años de nuestro famoso ‘empaste’, nos costaría el módico precio de 5.475 euros. Sigamos: 30 euros al mes en cenas por 60 meses que tienen los 5 años que dura nuestro amigo el ‘empaste’ salen a unos 1.800 euros, e ir unas 5 veces al cine al año, sin palomitas ni refrescos, por cinco años unos 175 euros. Respecto a las peluquerías, más de lo mismo, la inversión media por año no bajaría de unos 3.000 euros. Por eso estoy más que cansado de ese perfil de pacientes, que sólo buscan ofertas odontológicas y no buscan la calidad del tratamiento que se les va a realizar. Y lo digo, porque sólo se interesan por el monto de la factura y le dan una importancia casi nula a la explicación de lo que incluye el ‘servicio’. Conclusión: que el único factor para elegir a un odontólogo en detrimento de todos los demás es quién es el que oferta el precio más bajo. La causa de que hayamos llegado a este punto la tengo en mi cabeza, todos os imagináis e intuís esos factores que han ayudado a aparecer esos pacientes que buscan el ‘ofertón’ odontológico, algo difícil de asimilar, más aún cuando uno compara. El problema es que es inevitable comparar, y las comparaciones… casi siempre son odiosas, porque muestran una realidad sangrante. Inversión en un empaste a los 5 años: 60 euros Comparaciones odiosas: inversión a los 5 años – Tabaco 5.475 euros – Cenas 1.800 euros – Cine 170 euros – Permanentes 3.000 euros Y para terminar, aunque sé que debía haberlo hecho al principio, mandar saludos a todos los compañeros que os habéis tomado la molestia de leer estas comparaciones en especial a los recién colegiados, esperando que por lo menos esto nos dé una idea de lo ‘caro’ que somos o lo son los demás.