Aventuras, inventos, y mixtificaciones de la

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Aventuras, inventos, y mixtificaciones
de la hispanocatalanidad
Seis tesis capitales
Conferencia del
Prof. Ramón Tamames
en la sesión del lunes 17.XI.2014 de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,
dentro de su ciclo “La Cuestión Catalana”
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1. INTROITO
Sr. Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,
señoras y señores académicos, queridos amigos, señoras y señores:
Esta es una conferencia muy especial para mí, pues me propuse la
búsqueda del fondo de lo que en este ciclo de la Real Academia se
llama “La cuestión catalana”. En la idea de que además de una serie
de factores políticos, económicos, fiscales, etc., está lo que se ha dado en llamar el sentimentalismo, que tiene su génesis en todo un
conjunto muy complejo de temas que vamos a tratar de desentrañar.
El título de esta intervención se relaciona, como todos habrán advertido, con la novela “Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre
Paradox”, obra de Pío Baroja. A quien tuve el privilegio de conocer y
tratar en 1953, cuando yo era estudiante en la Universidad, y él un
autor más que reconocido, y que sabía a ciencia cierta que estaba
viviendo los últimos años de su vida.
Esa novela se considera por la crítica como un testimonio de la crisis
de conciencia de la sociedad burguesa a comienzos del siglo XX. Se
publicó en enero de 1901 y el autor la encasilló en su trilogía La vida
fantástica; compuesta inicialmente por el citado relato, más “Camino
de perfección” (1902) y “Paradox Rey” (1906).
Así pues, La vida fantástica es la del personaje Paradox, un inventor y
aventurero capaz de abordar cualquier emprendimiento, o de entrar
en no importa qué atrevidas lucubraciones. Hasta que un día, perseguido por sus acreedores y otros enemigos, y lleno de desengaños,
huyó a terra incognita; en un contexto de sucesos y pensamientos
que algunos llegaron a considerar precursores de la filosofía existencialista que afloraría ulteriormente.
Paradox es un personaje que de la cordura, en episodios sucesivos,
viajó hasta el delirio; de la realidad a la fantasía. Así pues, en su devenir hay aventuras, inventos y mixtificaciones, como ha sucedido en
las últimas décadas con el secesionismo catalanista.
2. SIGNIFICADO DE PALABRAS Y EXPRESIONES, Y UNA PRIMERA TESIS
Pero, naturalmente, para establecer el paralelismo entre el título de
esta exposición y sus contenidos, hay que indagar en el sentido de
las palabras y los hechos; empezando por precisar que aventura, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es la “empresa de resultado incierto o que presenta riesgos”. O dicho de otra
forma, la vida es una continua aventura, lo mismo para una persona
que para un colectivo, que pretende ser expresión del designio de un
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pueblo entero; como sucede en el caso que nos ocupa con el nacionalismo soberanista de Cataluña.
En cualquier empresa que se aborda, inevitablemente, hay aciertos, y
errores. Y si se va más allá de las realidades de cada día y de los fundamentos de la razón, las aventuras acaban mutando en inventos y
mixtificaciones; que precisamente es lo que le sucede con el colectivo
que nos ocupará en el iter que vamos a seguir. Abordando ahora el
segundo de los conceptos a utilizar: los inventos, con dos acepciones
en el DRAE:
 La primera, “hallar o descubrir algo nuevo”; por ejemplo, la lámpara eléctrica de Thomas Alva Edison, en 1879.
 En la segunda acepción, el invento consiste –y este es el significado que encaja con nuestro discurso— en fingir hechos falsos:
 “dando a entender lo que no es cierto”, o
 “pretendiendo existencia real para lo que no la tiene”.
Y eso es lo que ha sucedido con el secesionismo catalán: se da a entender, en muchos casos, lo que no es real, pretendiéndose que ha
tenido existencia lo que nunca la tuvo. Para lo cual se recurre a las
tergiversaciones de la Historia, como sucedió de modo más que manifiesto en diciembre de 2013, en el Congreso celebrado en Barcelona,
en la sede del Institut de Estudis Catalans, bajo el título: “1714-2014,
tres siglos de España contra Cataluña”.
En resumen, de las aventuras reales se transita a los inventos, y a
partir de éstos, como en una segunda derivada, surgen las mixtificaciones (con x como escribía Baroja); concepto que tiene dos acepciones próximas entre sí:
 “Engañar, embaucar”, y
 “falsear, falsificar, deformar”.
En la dirección apuntada, el nacionalismo soberanista fue introduciendo, a través del sistema educativo, y con todo un instrumental
mediático complementario –configurado al amparo de las libertades y
derechos de la Constitución de 1978 y de los dos Estatutos de 1979 y
2006—, la idea de Cataluña como una entidad ajena a España; para
luego vituperar e incluso odiar a ésta. Deformando y falseando todo
lo que fue preciso, y creando, en los entornos más diversos, una idea
de auténtica vida fantástica (al modo de la trilogía barojiana), a fin de
sustentar proyectos inauditos y visionarios de cara al futuro.
Y es en ese contexto en el que hemos de referirnos a la hispanocatalanidad, último término mencionado en el título de la presente intervención, pudiendo decirse que:
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 Catalanidad, es el carácter de lo que es y se vive como catalán.
 Hispano, es generalmente sinónimo de español, pero en las circunstancias en que nos movemos se relaciona con la idea de la
Marca Hispánica; para de ese modo sustentar un hecho diferencial
hipertrofiándolo.
Así, con el término hispanocatalanidad, lo que aquí se expresa es la
pretensión de que ser catalán es tener un origen propio, diferenciado
del resto de España; que pretendidamente se originó en los comienzos del siglo IX por las conquistas de Carlomagno entre el Pirineo y el
Ebro. De modo y manera que la hispanocatalanidad, a través de los
inventos y mixtificaciones secesionistas, se transforma en un modo
de ser diametralmente opuesto a la idea de que Cataluña forma parte
del conjunto de lo español. Una actitud muy distinta a la de otras dos
regiones que originariamente también estuvieron en la Marca Hispánica: Aragón y Navarra, que no obstante su ascendencia carolingia no
utilizan ésta como base para ninguna diferenciación insuperable.
Todo el conjunto de inventos y mixtificaciones hasta aquí conceptuado, y que después veremos en detalle, termina inevitablemente en la
sublimación de ideas, para acabar en el delirio. Debiendo aclararse
que éste, volviendo al DRAE, es el “síndrome atenuado de la paranoia,
caracterizado por la egolatría, manía persecutoria, suspicacia y agresividad”; especialmente preocupante cuando se sublima, es decir,
cuando se ensalza al máximo.
La gravedad del caso consiste en que al sublimarse el delirio, se refuerza la egolatría (que puede consistir en la exaltación de un nebuloso Volkgeist), crece la manía persecutoria (España actúa sistemáticamente contra Cataluña), se difunde la suspicacia (estimándose que
todo va contra el ser propio) y se exacerba la agresividad (con mecanismos de exclusión y de pretendido pensamiento único).
Todo eso, caracteriza hoy al secesionismo extremo, tal como se evidencia en las proclamas y manifestaciones al estilo de la Asamblea
Nacional de Cataluña y de Omnium Cultural; así como en los efectivos de CiU, ERC y otros entes políticos independentistas.
Llegamos de esa manera a la primera tesis de la presente intervención: Cataluña, por su historia, tiene estrecha vinculación con el resto
de España, por mucho que desde el enfoque soberanista, con inventos y mixtificaciones, se ignore la multitud de vínculos existentes; y
por sublimación del delirio, desde el secesionismo se persigue la independencia a toda costa, con cualquier clase de manifestaciones de
egolatría colectiva, manía persecutoria, y mucho de suspicacia y
agresividad. Para, a la postre, defender la idea imposible de una Cataluny llure que sería una Arcadia feliz, sin parangón posible sobre
cualquier hipótesis de continuidad como una parte de España.
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Frente a ese proyecto de independización en tono de heroísmo autocomplaciente, en mi libro “¿Adónde vas, Cataluña?” presenté una serie de razones políticas, históricas, económicas, etc., que apoyan la
segunda tesis que aquí presentamos en frase castiza: la independencia de Cataluña “no puede ser, y además es imposible”. Porque el
proyecto de secesión carece de bases racionales y procede de toda
una secuencia de hechos históricos realmente vividos, pero que han
derivado a inventos y mixtificaciones y sublimación del delirio, según
pasamos a ver con algún detalle.
3. AVENTURAS REALES EN LA HISTORIA DE CATALUÑA
Las aventuras que se refieren seguidamente, son sucesos reales de la
Historia de Cataluña, con sus periodos de indudable grandeza y también de frustraciones, según citamos:
 Geográficamente, Cataluña se sitúa hoy en lo que fue la Hispania
de romanos y visigodos; e incluso, antes, de cartagineses; pues
no cabe olvidar que el nombre de Barcelona, según la interpretación más aceptada, se relaciona con los Barca, la familia de Amílcar, Asdrúbal y Aníbal que tuvieron su sede principal muy al Sur,
en Cartagonova, hoy Cartagena.
 Siglos después, la formación de la ya mentada Marca Hispánica
tuvo su razón de ser en el intento de consolidar, en el siglo IX,
una frontera al sur del imperio carolingio, para defenderse de un
nuevo posible asalto sarraceno; como el que hubo en la centuria
anterior y que paró en seco Carlos Martel en Poitiers en 732.
 A partir de la ya citada Marca Hispánica, nació la historia de Cataluña de los nacionalistas, ignorando todo lo anterior. Con un designio manifiesto en Ramón Berenguer IV: no aceptar el proceso
de una unión peninsular encabezada por Castilla. Para lo cual, el
último de los condes catalanes planteó la unión confederal con el
Reino de Aragón –vía su matrimonio con Petronila, hija de Ramiro
I el Monje—, en una visión del espacio aragonés como costado
confederal al Oeste, destinado a frenar el expansionismo de una
Castilla de demografía por entonces ya de mayor potencia; y más
aún después, al no verse su población devastada por las epidemias de peste negra que asolaron toda la costa catalana en el siglo XIV.
 Lo anterior no es óbice para estimar que sí hubo un sentimiento
de destino común con el resto de España; por parte de los reyes
más catalanes de la Corona de Aragón, como paradigmáticamente
sucedió con Pedro II, con su valerosa presencia en las Navas de
Tolosa (1212), junto a los Reyes de Castilla y de Navarra, en la
empresa común de la Reconquista.
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 La inmediata batalla de Muret (1213) en la que murió el mentado
Pedro II, significó la pérdida de los territorios de la Corona de
Aragón al norte de los Pirineos (excepto los condados, el Rosellón
y la Cerdeña). Lo que inevitablemente equivalió a un giro hacia
una mayor hispanización –volis nolis— de la ulterior historia catalana. Algo que se confirmó plenamente por el propio hijo de Pedro
II, Jaime el Conquistador, con el Tratado de Corbeil de 1258, por
el que Luis IX de Francia, después el Santo, renunció definitivamente a sus pretensiones de la antigua Marca Hispánica; a cambio de que Jaime hiciera lo propio respecto al Norte de los Pirineos.
 Debe recordarse en este pasaje, que para los territorios al Oeste y
al Sur de la Corona de Aragón, Jaime I ya había firmado con Castilla el Tratado de Almizra (1244), para consolidar una frontera
común en la fase final de la Reconquista; muestra de una amistad
confirmada por lazos de familia entre las dos coronas.
 Esas dos limitaciones de los Tratados de Almizra y Corbeil, contribuyeron a la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo, en Baleares y más o menos duradera en Córcega, Cerdeña,
Sicilia y Nápoles; llegándose incluso a la adquisición, por los Almogávares, de los Ducados de Atenas y Neopatria. Una política
mediterránea que se continuaría después, como empresa común
española, a partir de Fernando el Católico y con los Austrias hasta
1701.
 En cuanto a la unión de los reinos cristianos de España se haría
inevitable, empezando su gestación con el Compromiso de Caspe
de 1412, con la elección de Fernando I (el de Antequera) como
primer rey Trastámara de la Corona de Aragón. Presagio que fue
de la ulterior unión con Castilla. Una unión personal que resultó ya
inevitable en 1476 con el “tanto monta, monta tanto” de los
RR.CC. Si bien es cierto que Fernando V de Castilla y II de Aragón,
reinó en el área castellana mucho más de lo que pudo hacerlo
Isabel en Aragón.
 Años después, a partir de Carlos I, verdadero primer rey de España entera, se introdujo el Consejo de Aragón, con sus virreyes,
para desde la real Corte, regir los destinos de la antigua Corona;
relegándose ésta respecto a la de Castilla. Algo que Cataluña puso
después en tela de juicio en diferentes ocasiones, con dos fechas
resonantes:
 1640. El Corpus de Sangre que a la postre llevó a la dependencia de la Francia de Luis XIII; monarca mucho menos
respetuoso de las constituciones catalanas que Felipe IV. Lo
que ocasionó, junto con otros hechos, el consiguiente retorno catalán, en 1552, al seno de la Monarquía Hispánica.
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 1705. Después de haber aceptado Cataluña a Felipe V como
legítimo rey en 1701, se produjo una reversión de ese reconocimiento, por las injerencias británicas, en la idea de debilitar al nuevo Rey de España. Un hecho que dividió a los
catalanes a lo largo del resto de la guerra de sucesión
(1705-1714), con el postrer sitio de Barcelona, que se tradujo en el Decreto de Nueva Planta: que supuso la creación
de la Capitanía General de Cataluña y la desaparición de la
Corona de Aragón.
 La nueva relación política y económica de Cataluña con el resto de
España desde Felipe V a Carlos III fue claramente favorable para
los intereses catalanes en su comercio peninsular y con las Indias.
Con todo un renacimiento económico que situó al Principado en el
máximo nivel de toda España, en lo que sería un verdadero dominio económico de larga duración.
 Posteriormente, en la Guerra de independencia de 1808 a 1814,
Cataluña tomó parte con indudable entusiasmo a favor de la nueva idea de la Nación Española; con el envío de sus representantes
a Cádiz para elaborar la Constitución de 1812; por mucho que,
ciertamente, el principal diputado catalán, Antonio Capmany,
planteara como necesario un tratamiento diferenciado a las diversas partes de la nación.
 Después, a lo largo del agitado siglo XIX español, con el triunfo
del proteccionismo arancelario, tan favorable a las manufacturas
catalanas y sobre todo al textil, desde las esferas políticas se presionó por una mayor diferenciación de Cataluña del resto de España. Sobre todo a partir de la Renaixença, verdadero nacimiento
del catalanismo moderno, con los siguientes pasos sucesivos:




1892.
1910.
1913.
1930.
Bases de Manresa de la Lliga regionalista.
Solicitud de la autonomía por la propia Lliga.
Creación de la Mancomunidad de Cataluña.
Pacto de San Sebastián, planteando la autonomía catalana en la ulterior República Española.
 1932. Estatuto de autonomía de Cataluña.
La historia posterior la hemos vivido muchos de los que estamos aquí:
guerra civil/Era de Franco/recentralización y dictadura, con el retorno
a la democracia desde el 15-J-1977 y la Constitución de 1978; merced a la inteligencia del pactismo de todas las fuerzas políticas españolas (y de los catalanes de manera señalada) durante la transición.
A lo que siguieron el Primer Estatuto de Cataluña de 1979, y el segundo de 2006. Y a partir de este último, la legal pero lamentable
Sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, recortando competencias de un texto ya refrendado por el pueblo catalán. Un episodio que
tanto contribuyó a exacerbar el proceso soberanista actual, con in7
fluencia también en ese devenir de la falta de comprensión del tema
por los sucesivos Gobiernos de la Nación.
Y con base en todo lo que acabamos de ver, se formula la tercera
tesis de esta intervención: hay una Historia de Cataluña que debería
conocerse más a fondo. Para calibrar cómo sus relaciones con el resto
de España fueron in crescendo desde el siglo XI, hasta nuestros días.
Cuando hay una interpenetración estructural que resulta necio ignorar, tanto para valorar la realidad actual, como para prever las nefastas consecuencias que tendría una desunión.
4. INVENTOS DEL CATALANISMO SOBERANISTA
Hecha la anterior relación de las principales aventuras de la Historia
de Cataluña –con un detallismo del que tal vez he de disculparme—,
estamos ya en condiciones de pasar a los inventos del nacionalismo
secesionista, con todo un repertorio del que seleccionamos las siguientes expresiones:
 Pretensión de una larga y efectiva independencia de Cataluña,
como Estado propio. Lo cual es harto discutible, pues de facto –y
aún más dudoso de iure– sólo tuvo su plena capacidad de decisión
propia entre la respuesta contundente del Conde Borrell II a los
poderes carolingios (985) y el casorio de Ramón Berenguer IV con
Petronila (1063). Pero después de ese paréntesis, que no llegó a
un siglo (y siempre bajo la pretensión francesa de que la Marca
Hispánica persistía como tal), ya no existió nunca una Cataluña
independiente; sino una corona confederal de Aragón. Y entre
1640 y 1652, lo que sí hubo fue una desgraciada dependencia de
Francia, de la que Cataluña se desprendió rápidamente.
 El sueño de un semi-Estado Catalán democrático y floreciente a
finales del siglo XVII, también es posible que sea una lucubración
catalanista; en el sentido de que Cataluña en 1701, antes de llegar Felipe V a España estuviera camino de convertirse en una especie de Holanda mediterránea; con amplias libertades públicas,
auténtico gobierno democrático y potentes instituciones económicas. Cuando la realidad era que todavía dominaban los estamentos más aristocráticos de origen medieval (Fontana Lázaro versus
Vicens Vives y Pierre Vilar, podríamos decir).
 El siguiente invento estriba en la presunción de que el Decreto de
Nueva Planta de 1714, hizo que Cataluña lo perdiera todo. Una
proclama pertinaz del inventario catalanista, que in crescendo fue
polarizando las Diadas –desde el 11 de septiembre de 1976—
como el símbolo máximo de la añorada independencia. Cuando la
realidad es que con los primeros Borbones (Felipe V, por cierto,
creó en 1728 los Mossos d’Escuadra”), Cataluña ganó económi8
camente, al pasar a disfrutar, como ya se ha visto, del mercado
del resto de España, primero, y después del comercio con las Indias. Y ya en la segunda mitad del siglo XIX, Cuba y Filipinas se
convirtieron en verdaderas colonias catalanas; con el Marqués de
Comillas asentado en Barcelona como “dueño de media Cuba”, de
la Transatlántica, y después de la Compañía General de Tabacos
de Filipinas desde 1882, tras abrirse el Canal de Suez.
 Con los ya indicados y otros varios inventos más, se ignora la
prevalencia catalana en la economía española durante los siglos
XVIII a XX a partir del proteccionismo que se manifestó en las listas de géneros prohibidos y en los sucesivos aranceles proteccionistas de Cánovas (1892), Amós Salvador (1906) y Cambó (1922).
 Igualmente, pretende olvidarse que el franquismo favoreció a Cataluña, con un régimen de comercio autárquico ultraproteccionista;
con especial incidencia en la configuración de un auténtico mercado cautivo para casos como las industrias textil y farmacéutica. Y
con el llamado efecto Seat, cuando el propio Franco decidió situar
la primera gran fábrica de automóviles de España en Barcelona,
en vez de Castellón, como era la pretensión de la FIAT italiana.
 Toda la invención histórica expresada, culminó en el ya aludido
Congreso de Historia 1714-2014 en Barcelona, diciembre 2013,
en el que se cargó a España todo lo malo que en tres siglos pudo
sucederle a Cataluña; ocultando, en cambio, un amplio activo en
el balance de las relaciones España/Cataluña. Y después del desarrollo democrático 1977/2007, surgió el ruin eslogan España nos
roba, de efectos tan devastadores para quienes lo idearon, que
hubo de retirarse por su efecto bumeráng.
La tercera de nuestras tesis, a partir de todo lo anterior, es que la
convivencia de Cataluña con el resto de España, en contra de lo que
dicen los nacionalistas más extremos, contribuyó a potenciar su economía, y a convertirla en la parte más rica y progresiva de todo el
país; en contra de los inventos sobre el dominio abusivo de Castilla.
5. MIXTIFICACIONES
Entramos ahora en el último de los tres sustantivos que dan título a
este trabajo: las mixtificaciones. Empezando por subrayar que los catalanistas extremos al tiempo que reniegan de la Constitución, la tomaron como base para sus exigencias, invocando su Art. 150.2 en
petición de las competencias sobre referendos, para el ejercicio unilateral del derecho de decisión.
Una petición que técnicamente resultó imposible de aceptar, por la
circunstancia de que de haberse hecho esa transferencia, se habrían
inculcado los artículos 2 y 8 sobre la inviolabilidad de la Nación Espa9
ñola. Por otro lado, ha de señalarse que ha habido varios recursos de
la Generalidad de Cataluña ante el Tribunal Constitucional, en contra
de las diversas manifestaciones que éste ha hecho en sus autos.
Las mixtificaciones del catalanismo también se hacen patentes en su
objetivo de conseguir la independencia a toda costa: contra la Constitución, contra las experiencias comparadas de EE.UU., Quebec, Escocia, Australia, etc.; y contra la racionalidad económica y social, mediando toda clase de sofismas, con argucias y no argumentos, a favor
del derecho unilateral a decidir.
Para empezar, se ha atacado la Constitución de 1978, que en su momento se estimó un gran pacto nacional por Jordi Pujol, Miquel Roca,
etc., establecido para siempre. Como lo consagró el propio pueblo
catalán en el referéndum del 6.XII.1978, cuando votó el 68 por 100
del censo de las cuatro provincias, con un 92 por 100 a favor; asistencia a las urnas nunca conseguida después en los referendos sobre
los Estatutos de 1979 y 2006.
Y eso sucedió, sencillamente, porque la Ley de Leyes de 1978 daba
satisfacción a los catalanes dentro del Estado de las Autonomías, con
mucha mayor amplitud de autogobierno que la Constitución republicana de 1931. Y con la mención de las nacionalidades históricas, en
línea con las máximas aspiraciones del federalismo de Pi y Margall.
A renglón seguido de todo lo visto, hay que mencionar la mixtificación
que supone el hecho de exigir lo que en el proceso constituyente se
rechazó de plano, cuando los diputados catalanes en la ponencia de
los siete del periodo constituyente y en la propia Comisión Constitucional, nunca pidieron un pacto fiscal en línea con el concierto y el
convenio del País Vasco y de Navarra, respectivamente. Posibilidad
que, según parece, llegó a ofrecerles el Presidente Suárez.
Como también se ignora que no hubo apoyo catalán a la cláusula de
autodeterminación propuesta por el diputado de Euskadiko Ezquerra
Francisco Letamendía, que recibió la abstención de la minoría catalana. Ahora se quieren esas dos cosas, que en tiempos no se pidieron o
que incluso se rechazaron. Pero resulta que para conseguirlas legalmente sería preciso reformar la Constitución, que se elaboró con un
consenso total que ahora muchos pretenden ignorar.
Señalemos, además, que tampoco cabe aceptar el sofisma de que la
Constitución de 1978 ya no sirve, “porque la mayoría de los catalanes
de hoy no la votaron”. Es algo que se oye mucho, pero que no tiene
ninguna validez y que cabe rechazar con precedentes como el de
EE.UU., cuya Constitución de 1787, de hace 227 años obviamente no
ha votado ninguno de los 320 millones de habitantes del país. Sucediendo lo mismo con la Carta Magna de Juan Sin Tierra (1215), en
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una Inglaterra donde sigue vigente 800 años después, para admiración de todos; sin que ni siquiera la votara el Dorian Grey de Oscar
Wilde si es que su inmortalidad hubiera sido hacia atrás, en vez de
hacia delante en el tiempo.
Pero además de las ya mencionadas mixtificaciones, hay que traer a
colación las sorprendentes ideas del pomposamente llamado Consejo
Nacional de la Transición de Cataluña, establecido por la Generalidad
en su forzada senda hacia la independencia. Todo un cúmulo de disparates como el de una reunificación española a posteriori, con Cataluña y el resto de España, dentro de un Consejo Ibérico, al lado de
Portugal y Andorra (¿y por qué no Gibraltar?). Además, el referido
Consejo de la Transición plantea una especie de Benelux de España y
Cataluña en un extraño al alimón.
También forma parte del cúmulo de mixtificaciones la decisión de
crear una carrera diplomática, la Diplocat, que de hecho ya está funcionando por la permisividad del Gobierno de la Nación, en las costosas Embajadas catalanas en París, Londres, Nueva York, etc. Así como un servicio secreto de espionaje, con inspiración en el Mosad de
Israel. Y como si todo eso fuera poco, ya están diseñados un ejército
y una marina propias, con la previsión de que esta última patrulle en
el Atlántico… y hasta en el Océano Índico.
También cabe calificar de mixtificación la idea proclamada ad nauseam de “Cataluña Estado de Europa”, cuando resulta inevitable la
salida de la UE en la hipótesis de independencia. Al igual que sucede
con el euro, la OTAN, etc. En el propósito de luego intentar la reentrada en una difícil negociación que no se sabe ni cómo, ni cuándo, ni
en qué términos acabaría. Con una más que posible ruina económica
que la entidad Sociedad Civil Catalana de Barcelona ha cuantificado
de manera dramática.
Y no olvidemos, como mixtificación última, la declarada postura de
los independentistas de que si consiguieran salirse con la suya en Cataluña, repetirían lo mismo en Baleares y la Comunidad Valenciana.
6. LA SUBLIMACIÓN DEL DELIRIO
Y tras las aventuras, inventos y mixtificaciones llegamos a la sublimación del delirio, en lo que es un fenómeno bien estudiado por la
Psicología y la Psiquiatría desde muchos ángulos. Debiendo recordarse aquí que esa sublimación es el “síndrome atenuado de la paranoia,
caracterizado por la egolatría, la manía persecutoria, la suspicacia y
la agresividad, que se derivan de ensalzar valores imaginarios e irreales”.
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En el sentido que apuntamos, los nacionalistas secesionistas han trabajado esforzadamente –aprovechando las libertades y posibilidades
de la Constitución y los dos Estatutos, y con la permisividad de los
sucesivos gobiernos de la Nación, harto negligentes—, en extender
como verosímiles los inventos y mixtificaciones a que nos hemos referido; con la gran palanca el sistema educativo en Cataluña, transferido plenamente en la práctica a la Generalidad, que no atiende las
sentencias del Tribunal Constitucional.
Y a esa sublimación del delirio han contribuido de manera decisiva
dos entidades, ya mencionadas antes, que representan la quintaesencia –o el alcaloide si prefieren— del catalanismo secesionista y
que presionan al máximo a la Generalidad y a los partidos políticos en
sus planteamientos soberanistas, que son la Asamblea Nacional de
Cataluña (ANC) y Omnium Cultural que se han ocupado, por delegación de la Generalidad, de toda la mecánica del 9.N.14:
 En ANC, que preside Carme Forcadell, la Generalidad declinó la
organización –con fuertes subvenciones— de las Diadas y de las
demás movidas pro independencia; y sobre todo, las relacionadas
con el referéndum primero, consulta después y simulacro al final
del 9-N-2014.
 Omnium Cultural, presidida por Muriel Casals, entidad de carácter
cultural y político creada en 1961 para promocionar el uso de la
lengua catalana y difundir su cultura. Y que desde 2010, promueve la autoderminación y la independencia de Cataluña. Una entidad también muy relacionada con el 9-N-2014.
La sublimación del delirio a que nos referimos tiene como resultado
algo muy claro y determinante que configura la cuarta tesis de esta
exposición: se ha creado una situación en la que resulta imposible
negociar nada entre el Gobierno de la Nación y los nacionalistas secesionistas, porque estos últimos no atienden a razones sino a su propio delirio, que han contagiado a un 20 o 25 por 100 de la población,
precisamente la que se muestra más activista, frente a la tantas veces recordada mayoría silenciosa, que podría ser los dos tercios del
censo de votantes que no concurrieron al simulacro del 9.N.14. La
sublimación del delirio tiene mucho que ver con ese fundamentalismo
que a veces se expresa de manera fanática en el consciente propósito
de amedrentar a quienes no participan de las propias ideas.
En definitiva, frente a los nacionalistas extremos sólo resulta factible
poner de relieve su carencia de fundamentos por los inventos y mixtificaciones que implica y por la sublimación de su propio delirio. De
nada sirve aportar argumentos económicos, ni políticos, ni históricos,
ni filosóficos. Todo se tergiversa en función de las posturas independentistas hacia una Arcadia feliz para Cataluña; que no es una utopía
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luminosa, ni un sueño quijotesco, sino que puede acabar siendo una
pesadilla para todos. Sólo vale conversar y negociar.
7. ¿QUÉ HACER?: EL MODELO PRIM
Ante esa situación: ¿Qué hacer? Algo he expuesto en mi libro
“¿Adónde vas, Cataluña?”, basándome en lo que denomino el Modelo
Prim, a partir del ejemplo histórico del gran militar y estadista, catalán y español a carta cabal; y que fue asesinado en 1870, cuando tenía 56 años y estaba en la cúspide de su vida para cambiar a mejor la
faz de España.
Prim es una figura señera, no reconocido actualmente por el nacionalismo secesionista, por considerarlo como una ignominia histórica por
su acendrada defensa de la Nación Española. Todo ello en una tergiversación de la figura de quien fue el único catalán Presidente del
Consejo de Ministros (aparte de Pi i Margall y Figueres, efímeramente
durante la Primera República) que luchó por la libertad contra la tiranía: contra los carlistas del absolutismo y el dogmatismo, frente al
propósito dictatorial de Espartero en 1843; y contra su antes venerada reina Isabel II, en 1868, cuando se demostró ad nauseam su predilección por los gobiernos despóticos al estilo de O’Donnell y Narváez
y sus seguidores.
Prim fue defensor de los intereses catalanes y de los generales del
país con ocasión del Arancel Figueroa de 1869, con una sabia ponderación de proteccionismo razonable que no impidió un cierto librecambio, y que defendió durante un tiempo razonable las industrias
nacientes. Como también Prim contribuyó a modernizar la economía
del país, apoyando la instauración de la peseta en 1869, en relación
con un proyecto de internacionalización de la economía europea como
era el de la Unión Monetaria Latina.
Pero sobre todo, Prim buscó democratizar España entera con la Constitución de 1869, y consagró un modelo de Nación Española progresista, que precisamente fue el origen de su ruin atentado; quienes
quiera que fuesen sus asesinos: republicanos fraccionalistas, monárquicos saprofíticos, terratenientes cubanos, o militares partidarios de
volver a una dictadura; como de hecho sucedió en 1874 con el General Serrano. Y esa es nuestra quinta tesis: el modelo Prim, actualizado, sigue siendo válido, por lo que implica de énfasis en las libertades públicas, en los derechos políticos, y en la modernización económica de España.
8. SOLUCIONES PARA NUESTRO TIEMPO
Con base en el modelo Prim y otros muchos elementos, cabe pensar
hoy en un desarrollo organizativo, que sin discriminaciones interre13
gionales, facilite el máximo despliegue de las potencialidades catalanas. A través de negociaciones con quienes defienden el verdadero
interés de Cataluña, que son mayoría según sondeos y como quedó
claro en el simulacro del 9.N.14. Tras el cual la Societat Civil Catalana,
constituida en Barcelona, sólo calcula un 19 por 100 de síes-síes. Y
en la dirección señalada hay toda una serie de reformas económicas y
políticas que planteamos a continuación:
 Un Nuevo Sistema de Financiación Autonómica, con una agencia
tributaria federal, que haga efectiva la corresponsabilidad fiscal y
la capilaridad para detectar bolsas de fraude en las CC.AA.
 La limitación de la solidaridad interregional al 4 por 100 del PIB de
las CC.AA. contribuyentes netas, según el criterio de la UE y la
experiencia federal alemana.
 La federalización de la deuda autonómica, que resultará impagable; a menos que se desarrolle un método adecuado en la dirección mutualizadora que proponemos.
 La reorganización del Senado, para hacer de él una cámara territorial útil y efectiva, con el complemento de la creación de un Ministerio de Relaciones Territoriales. Con sede de ambas instituciones en Barcelona, algo que implicaría definitivamente a Cataluña
en el protagonismo institucional para participar plenamente en el
devenir de España en su conjunto.
 La revisión del Estatuto catalán de 2006 aceptando la mención de
la Nación catalana, pensando España como una nación de naciones; como propuso Enrique Tierno Galván, como planteó en su
momento el autor de esta conferencia en 2003, y como también
preconizan el historiador Carlos Seco Serrano y otros autores.
Insistimos: la negociación continúa siendo posible después del
9.N.2014. Para en vez de ir por el camino de la radicalización por
ambas partes y llegar a un choque de trenes, evitar la máxima virulencia de la cuestión volviendo a lo razonable y al pacto. Esta es la
sexta de nuestras tesis, en línea con lo que le he propuesto al Presidente Artur Mas en carta que le escribí el pasado viernes 14 de noviembre.
Aventuras, inventos y mixtificaciones, sublimación del delirio de los
nacionalistas secesionistas, imposibilidad de negociar con ellos. Todo
eso nos lleva a una negociación con los que todavía conservan la razón o quieren volver a ella. Una problemática que debe enfocarse con
los temas fundamentales ya destacados: la nueva configuración de la
Hacienda autonómica, un nuevo Senado, y la concepción de un Ministerio de Relaciones Interterritoriales, así como la revisión del Estatuto
Catalán de 2006.
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Y todo eso hay que negociarlo a escala nacional, para abrir paso a
una nueva transición regeneradora, en un país hoy abrumado por sus
penurias, la corrupción generaliza, las ineficiencias de las Administraciones Púbicas, etc.
Los referidos podrían ser los términos para la iniciativa del actual Gobierno de la Nación, que junto con la Generalidad deberían promover
un Comité de Sabios, como un tanque de talento; para desbrozar el
terreno y buscar el consenso hacia un pacto que en caso necesario
podría instrumentarse a través de la reforma de la Constitución. Todo
ello sin crear discriminaciones, para abrir paso a un mayor dinamismo
interterritorial y al reforzamiento de la idea de España como empresa
común y válida en el siglo XXI.
Muchas gracias.
Madrid, 17 de noviembre de 2014
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