PLATÓN 1º EXPLIQUE EL SIGNIFICADO… Idea del Bien : la idea del Bien es la suprema realidad, gracias a la cual existen y son verdaderas todas la demás realidades, o sea, las ideas y, en último término, también las cosas del mundo sensible. Es decir, la Idea de Bien proporciona al ser a todo cuanto es, a todo cuanto existe. Y en este sentido, es un trascendental o, lo que es lo mismo, algo que siendo en sí, penetra, al mismo tiempo, en todas las demás realidades. En este sentido, todo el resto de los seres poseerán realidad en tanto participen de la Idea de Bien, en tanto que en ellos se dé la Idea de Bien. Como los hombres participamos del Bien, tenemos una tendencia inmanente hacia él. Esta tendencia se concreta en el concepto de imitación (mimesis). Este concepto de imitación supone: 1) el reconocimiento de que hay un ser que se nos aparece superior y estimable.2) un impulso que nos lleva a ser como él. 3) la seguridad de que nuestro ser se hace mejor al aproximarse a ese modelo Camino del alma hacia el ámbito inteligible: se trata del ascenso dialéctico hacia el ámbito inteligible. Según Platón, sólo de la auténtica realidad puede existir auténtico conocimiento. Ahora bien, en el mundo sensible los seres humanos se encuentran enormemente alejados de dicha realidad; se impone, por consiguiente, realizar el esfuerzo adecuado para ascender desde el conocimiento del mundo sensible al conocimiento del mundo inteligible. Pero una vez alcanzado el mundo inteligible por la noésis, hay que ir ascendiendo de idea en idea hasta la suprema Idea o suprema realidad, la Idea del Bien. El motor de este proceso dialéctico es el Eros(amor) pues el impulso amorosos es el que proyecta al hombre fuera de sí y su objetivo es la belleza. La belleza llama al amor y nos lleva al conocimiento de otras formas en la que no cabe la imperfección, ni el tiempo, ni por tanto, el envejecimiento. El camino que debe recorrer el alma para salir del mundo de las sombras, que es el mundo de la realidad sensible, para lograr vislumbrar tras las apariencias, la verdad real de las ideas. La meta propuesta en este mito es salir fuera de la caverna, pero la salida no es ya una liberación sino que liberarse es acostumbrarse a convivir con la luz, a ver bajo la nueva luz (la Idea de Bien). Salir a la luz abre una nueva perspectiva y por ello, una nueva vida. Conocimiento: captación de los seres, de las cosas, de la realidad, etc. En Platón, la calidad del conocimiento se mide por la calidad del objeto conocido. Por tanto, distinguirá tantos grados de conocimiento como clases o grados de ser: LO VISIBLE Imágenes Eikasía DOXA | LO INTELIGIBLE cosas pistis | objetos matemáticos dianoia | ideas noésis EPISTEME En el segmento más bajo se sitúa la facultad de percibir imágenes, percepción acrítica sin valor noético alguno. En el siguiente se sitúan los fenómenos o apariencias del mundo físico. Estos objetos que captan nuestros sentidos no son plenamente reales, y paralelamente, tampoco es plenamente veraz nuestro conocimiento sensible. Ya en el mundo suprasensible, nos encontramos con las entidades matemáticas, que sí son objeto de verdadera ciencia (dianoia). La matemática, así como la dialéctica o conocimiento de las ideas, son ciencias de la medida y saber de la norma que regula nuestro conocimiento y las cosas mismas. La ciencia verdaderamente última es la dialéctica, arte de comparar las ideas, clasificándolas y comprender la esencia del Bien supremo, que las contiene y es la causa de ellas. Esta línea que acabamos de seguir, tiene los siguientes aspectos: 1. en el plano gnoseológico muestra la gradación de los distintos tipos de conocimiento desde la mera fantasía hasta el conocimiento intelectual que se da en la contemplación de las ideas.2. En el plano ontológico, representa los grados del ser en descenso, desde la plenitud absoluta del Bien hasta las simples imágenes de las cosas, desde lo uno a lo múltiple, y a la inversa, el ascenso esde la multiplicidad de las cosas hacia la unidad del Bien.3. En el plano ético, la línea, en su sentido ascendente, conduce a una meta: el Bien. Las diferentes partes o segmentos de ella son otras tantas etapas de la vida del filósofo, que progresivamente se desprende de lo material, mudable y perecedero, para, trascendiendo su naturaleza terrenal, alcanzar un día la liberación. El sol-el bien: en la filosofía de Platón el Bien tiene tres dimensiones: a) tiene un carácter inteligible. El Bien es una idea, objeto de la filosofía. Sólo se le puede aproximar el alma que se ha purificado por una ascética piadosa y por el ejercicio del pensamiento puro. B) el Bien es real: el Bien no es un mero concepto, no ha sido formado por la mente humana ni depende de ella. Es real, una idea, que existe, en sí, más allá de este mundo. C) como fundamento del mundo inteligible, el Bien es tanto causa de toda la realidad como del conocimiento que de ella tenemos, por lo que Platón lo compara con el Sol del mundo sensible. El Sol es el “Vástago del Bien”. Del mismo modo que el Sol no sólo permite que las cosas sean vistas por los ojos, sino que también hace posible que los seres del mundo visible existan y vivan, el Bien, sol del mundo inteligible, es el fundamento de todas las cosas, lo que hace posible que ellas sean y la fuente de inteligibilidad para toda la realidad. Estudio supremo : es el verdadero conocimiento científico, universal y necesario, sin referencia alguna a lo sensible. La episteme permite conocer los modelos racionales de la realidad, las ideas y las relaciones entre éstas. A este conocimiento qure Platón llamará también Dialéctica, le corresponde la función ordenadora de la vida humana: sólo quien es capaz de remontarse por encima de lo particular y llegar a conocer perfectamente lo que es justo en sí puede vivir justamente. En sí: Platón denominó “en sí” a las ideas, que constituyen la auténtica realidad, el verdadero ser, de tal modo que, frente a ellas toda otra realidad es lo que es gracias a otro (por ejemplo las cosas del mundo sensible son lo que son gracias a su participación en las ideas). Las ideas (Lo en sí) son inengendradas, imperecederas, eternas e inmutables, independientes y separadas de todos los objetos materiales, y su lugar propio es el “cosmos noetós” (mundo inteligible). En tanto que son en sí, las ideas constituyen la esencia, el auténtico ser de todas las cosas, la causa ejemplar o modelo de todas ellas y el fin o causa final (todas la cosas tienden hacia ellas) Bueno en sí, Bello en sí. Verdad en sí: verdad en sí es la verdad propia de lo “en sí” , de lo inmutable; se trata de la verdad ontológica de las cosas que, en este sentido, cada cosa es lo que es; sólo a los seres en sí les corresponde una verdad en sí, o, lo que es lo mismo, únicamente en las ideas puede darse la verdad en sí; las cosas sensibles carecen de verdad en sí, pues según Platón, se encuentran a medio camino entre el ser y el no er. Por tanto, su auténtica verdad no se encuentra en ellas mismas sino en las ideas de que participan. Artes: en el libro VII de la República, las ciencias (las artes) que con anterioridad se han enumerado han sido la estrategia, la geometría, la astronomía la música y, por último la dialéctica. Las cuatro primeras pertenecen aún al mundo de la doxa, al mundo de las cosas sensibles, pero a su vez, ya se vislumbra en ellas algo del mundo inteligible porque ellas consideran el orden, la medida, la proporción, la armonía, etc. y estas propiedades ya no se comprenden con los sentidos, sino que para comprenderlas hay que recurrir a los números, es decir, “al pensamiento discursivo (dianoia), y los números pertenecen ya al cosmos noetós. Su utilidad consistirá en elevarnos al mundo de las Ideas. En este sentido, constituyen el “proemio de la dialéctica”, la cual nos conducirá a la Idea del Bien. Las demás artes: contrapone “Demás artes” a dialéctica. La dialéctica es la única ciencia porque es la única que puede mostrar la verdad en sí, lo que cada cosa es en sí. Las demás artes (las enumeradas en el punto anterior y algunas más), como dijimos versan sobre los objetos del mundo sensible. Alma: el dualismo metafísico de Platón que divide la realidad en dos mundos (sensible e inteligible o material e inmaterial) tiene un reflejo en su concepción dual del ser humano: el hombre es un ser que vive en tensión porque es un cuerpo donde habita prisionera el alma. El cuerpo es material y está sujeto a pasiones, por eso puede conducir al alma a la esclavitud. El destino del alma es la idea de Bien, este destino no puede cumplirse sin su liberación del cuerpo. Estas relaciones contradictorias entre cuerpo y alma se pone de manifiesto en la naturaleza tripartita del alma. La función primordial del alma es el conocimiento y en ella distingue tres partes aunque en algunos diálogos habla de tres almas: parte racional. Tiene naturaleza divina y es inmortal como las ideas. Su virtud es la sabiduría (Sofía), se rige por la razón y debe gobernar racionalmente el cuerpo conforme a las ideas. Se sitúa en la cabeza. Las otras dos partes no son separables del cuerpo. Parte irascible. Es común a los animales y, por no ser separable del cuerpo, es mortal. Su virtud es la fortaleza, se rige por el valor y su función es impulsar a la acción, su función es el querer. Se sitúa en el pecho. La parte concupiscible: tampoco es separable del cuerpo y también es mortal. Su virtud es la templanza (sofrosine), la moderación en los placeres, se rige por el deseo y su función es manifestar los deseos del cuerpo. Está situada en el vientre. Para que el alma sea virtuosa, debe estar en armonía. En el “Fedro”, Platón usa del mito del auriga para explicar cómo se logra la armonía: cuando es la razón quien gobierna al valor y al deseo. De este modo el alma alcanzará su destino natural: el retorno al mundo de lo perfecto, escapando así de la reencarnación. TEMAS GENERALES DEL TEXTO DE PLATÓN La República es una obra de madurez y fundamental dentro de la producción filosófica de Platón. La justicia ocupa el centro de su reflexión en ella. Tras buscar una definición de la justicia en los primeros libros, Platón trata de establecer, en los siguientes, cómo es posible constituir un Estado en el que reine la justicia. Su tesis es que el Estado justo es posible sólo si gobiernan los filósofos, es decir, aquellos que han llegado a conocer la idea de Bien. Así, en los libros VI y VII, el tema fundamental es la educación de estos filósofos gobernantes. En los dos capítulos seleccionados, Platón se centra en un tema: la educación de los filósofos, aunque en ellos se puede resumir prácticamente todo el pensamiento de Platón. En primer lugar nos encontramos con la comparación del bien con el sol: el bien representa en el mundo de las ideas la misma función que el sol en el mundo sensible. Igual que en el mundo sensible el sol permite ver las cosas y es el responsable de su existencia, la idea de bien permite conocer mediante la razón las ideas, que son la auténtica realidad. Tras esta comparación, Platón presenta el famoso símil de la línea que es una imagen geométrica que nos permite entender la jerarquía de los modos de ser y de los grados de conocer, así como la relación entre ellos. Platón traza una línea que distingue entre la opinión, conocimiento cambiante e inseguro y la ciencia, que proporciona un conocimiento absoluto y verdadero, pues nos descubre las ideas y, en último término, alcanza la idea de bien. Esta distinción en el ámbito gnoseológico se corresponde con una jerarquización ontológica: hay dos ámbitos en la realidad: el mundo de las ideas, en cuya cúspide está la idea de bien y es el mundo de la plenitud del ser, de la perfección y por tanto el mundo auténticamente real; y por otro lado, el mundo de lo sensible, que está a medio camino entre el ser y el no ser, es el mundo de lo cambiante y de la apariencia. Ambos ámbitos, conocimiento y realidad, se corresponden: la opinión es cambiante porque trata de las cosas sensibles que también son cambiantes, mientras que la ciencia es verdadera porque se ocupa de las ideas, que son eternas e inmutables. En el libro VII se desarrolla “el mito de la caverna”, en el que Platón describe el camino que ha de seguir el prisionero ( que representa al hombre ocupado en el mundo sensible), desde la caverna, que es el mundo sensible, hasta contemplar la luz del sol, la idea de bien (el mundo inteligible). En este proceso consiste la educación. Una vez que el hombre conoce el bien, el prisionero, ya convertido en filósofo, vuelve a la caverna para liberar a sus compañeros de cautiverio. Es, por tanto, un deber del sabio gobernar sobre los hombres. Vemos, pues, que en estos temas se encuentra casi toda la filosofía de Platón, por ello es muy fácil justificarlos. Habrá que hablar de su dualismo cosmológico, de lo que representa el mundo de las ideas y, sobre todo de la idea de Bien, Ser, Belleza, del conocimiento y la educación, de la educación para ser filósofo rey o gobernante.