Intervención de Astarloa

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Como Director de Constitución e Instituciones de la
Fundación FAES y también como Diputado de este
Congreso de los Diputados, quiero, en primer lugar, dar las
gracias. Al Presidente del Congreso que nos acompaña y a
la Mesa del Congreso, que ha autorizado la presentación
en esta Casa de la colección de libros sobre Biografías
políticas españolas editados por FAES, y, concretamente,
de esta cajita que comprende los tres primeros volúmenes
de la colección, que agrupa las biografías de algunos de los
más grandes políticos de la Restauración: Cánovas, Silvela
y Maura.
Libros magníficamente elaborados por Carlos Dardé, Luis
Arranz y José María Marco, respectivamente; a los que
igualmente traslado nuestro reconocimiento y gratitud por
su esfuerzo para culminar unos trabajos de tanta altura
académica como sencillez para conectar con todos los
públicos.
Y agradezco, en fin, la presencia de todos Vds. Para mí,
que soy un hombre de libros, resulta especialmente
satisfactorio que el motivo de este concurrido encuentro
sea la presentación en sociedad de una nueva colección de
ellos. Libros que, además, nos hacen presente parte de la
mejor historia política de nuestro país.
Hace más de 20 años, en 1991, en otra Sala de éste
congreso de los diputados (no en ésta, porque entonces
esta ampliación del Congreso no había sido todavía
construida y no se inauguró hasta 3 años después), tuve el
honor de organizar y presentar, entonces en mi condición
de Secretario General del Congreso y Letrado Mayor de las
Cortes, una colección de Historia Parlamentaria que se
denominó
y
hoy
sigue
denominándose
de
Textos
Parlamentarios Clásicos.
Colección en la que se han publicado obras clásicas sobre
la institución parlamentaria, como aquel primer número que
se dedicó a las Parlamentary Tactics de
Bentham, o
recopilaciones de discursos de nuestros grandes oradores,
entre los que, por cierto, están incluidos los discursos de
Cánovas del Castillo.
Sostuve
entonces
y
mantengo
hoy
que
resulta
especialmente importante hacer un esfuerzo por rescatar la
historia parlamentaria y política de España. Una historia
que todavía está en gran parte por escribir, por
sorprendente que pueda parecer. Y una historia que, en
consecuencia, es mal conocida, muy mal conocida y mal
valorada, especialmente entre las jóvenes generaciones.
La colección que hoy presenta la Fundación FAES abunda
en este mismo empeño. Hacer historia –historia política y
parlamentaria española de la buena- de la mano de
algunos de sus principales protagonistas. Para empezar –y
no parece mal comienzo- de la mano de D. Antonio
Cánovas, Don Francisco Silvela y Don Antonio Maura. Los
tres, presidentes en varias ocasiones del Gobierno de
España. Y Cánovas, además, antiguo presidente de esta
Cámara, como atestigua el cuadro de Ricardo de Madrazo
que cuelga en la galería de retratos de Presidentes del
Congreso situada en la planta primera del Palacio.
Los tres biografiados fueron hombres de gran formación. El
profesor Cánovas, el Letrado del Consejo de Estado Silvela
y el jurista y académico Maura. Y los tres pusieron esa
formación y su mucho talento al servicio de España.
Tuvieron
desde
muy
jóvenes
larguísimas
carreras
parlamentarias y actuaron con unas convicciones y una
determinación reformista que les llevaron a articular el
régimen de la Restauración y, posteriormente a plantear su
revisión,
tratando
constitucional.
de
modernizar
la
Monarquía
Cánovas es nada menos que el gran artífice del tiempo
más duradero de democracia en la historia de España, el
de la Restauración, sólo hoy superado por el que ahora
afortunadamente disfrutamos desde 1978. Silvela ha sido
calificado
como
el
padre
del
regeneracionismo
conservador. Y Maura fue el pionero de un nuevo estilo,
tanto en su novísima oratoria moderna (que asombró entre
otros al gran Azorín, hasta el punto de transformarse de
cronista
parlamentario
en
diputado
maurista),
como
innovador también en la intención democratizadora de su
proyecto político, el proyecto liberal más sincero de su
tiempo, en famosa descripción de Pabón.
Pero no se trata sólo de contribuir con estas biografías y
con las que han de seguir, a una galería, en este caso
literaria, de políticos egregios. Se trata también de poner
en EL valor que merecen, la política, el parlamento, la
democracia liberal, el sistema representativo, el liderazgo
de los grandes de la política, la historia de esta Casa como
centro de la política nacional y la propia continuidad de la
aportación a la libertad y el progreso del pensamiento
conservador y del pensamiento liberal español.
No puedo obviamente extenderme sobre todo ello,
literalmente apasionante. Pero déjenme compartir con Vds.
una brevísima reflexión.
Este tiempo en el que no son pocos los que cuestionan la
política, las instituciones y hasta la ley, hasta el punto de
deducir de todo ello, el crepúsculo mismo de la democracia
representativa, es precisamente el momento de insistir en
que los valores que la democracia liberal representa son
sencillamente inabdicables: la limitación del poder y no su
concentración, el pluralismo, el valor del parlamento como
foro común de opiniones e intereses, la solución dialogada
de las discrepancias y conflictos, la deliberación pública
transparente de los asuntos comunes, la libertad de crítica,
la dación de cuentas del poder.
Y el respeto a la ley y al Derecho (que tanto se empeñan
algunos en devaluar, cuando es el fundamento de todo lo
demás). No hay democracia sin respeto a la ley, del mismo
modo que no hay participación política sin elecciones libres,
ni debate público y pacífico sin instituciones parlamentarias
operativas. Y sin democracia sencillamente no hay libertad.
Nuestra crisis de hoy, como la del último tercio de nuestro
siglo XIX o la del tremendo primer tercio de la España del
siglo XX, exige soluciones y reformas políticas. Reformas
intensas, para reforzar y modernizar la democracia, no para
aniquilarla. Y para dar respuestas adecuadas a las
exigencias de los tiempos nuevos. Las reformas que sólo la
gran política puede proporcionar. La política de hombres
que trabajan con honestidad y valentía por el interés
común.
La política de líderes como nuestros tres
biografiados. Políticos que tuvieron éxitos y también
fracasos, pero que pusieron lo mejor de su empeño al
servicio de España y de la libertad de todos los españoles.
Los tres fueron grandes hombres de la democracia liberal.
Hombres que creyeron en un destino noble para nuestro
país. Hombres que lideraron con pulso firme la acción
pública para hacer hacedero ese destino, en tiempos no
menos complejos que los actuales.
Todo esto sigue siendo hoy igualmente valioso y necesario.
Por ello les invito a leer estos libros. Y a trabajar como lo
hicieron sus protagonistas por el bien de nuestra Nación.
Muchas gracias
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