Subestimación del riesgo estratégico en el conflicto colombiano

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Subestimación del riesgo estratégico
en el conflicto colombiano
El siguiente es el resumen de la ponencia presentada en el
conversatorio organizado por la línea de investigación sobre
Negociación y Manejo de Conflictos del Centro de Investigación
y Proyectos Especiales (Cipe): «Élites económicas, percepción del
riesgo estratégico y procesos de negociación: el conflicto armado
colombiano en una perspectiva comparada», celebrado el pasado
mes de mayo en la Universidad Externado de Colombia.
actualidad
A
CAMILO ECHANDÍA
CASTILLA
Docente e investigador
Facultad de Finanzas, Gobierno
y Relaciones Internacionales
[email protected]
pesar de que en Colombia el conflicto armado ha tenido una intensidad y
magnitud no desdeñables, en general se ha percibido como una molestia lejana y no como una amenaza significativa para el orden económico o político,
frente al cual se preferiría un arreglo de mínimo costo y en ningún caso una solución
colectivamente costosa en términos políticos, institucionales o económicos1.
La subestimación de las implicaciones del conflicto por parte de la dirigencia económica tiene derivaciones de singular importancia a la hora de considerar el grado de esfuerzo político o militar para alcanzar la paz. La evidencia
disponible muestra que solamente cuando se escalan la confrontación y las manifestaciones de violencia, como el secuestro, parece advertirse en las élites una
preocupación sobre el impacto en la economía2.
Por otra parte, la experiencia internacional sobre exitosos procesos de paz
sugiere que en la medida en que las élites crean que sus intereses económicos se
encuentran seriamente amenazados y que, por tanto, estarían mejor protegidos
con una solución negociada que ponga fin al conflicto armado, se produce un
cambio decisivo que lleva a la dirigencia a abandonar su oposición inflexible a la
salida política y a considerar las reformas la opción más conveniente3.
En el caso colombiano, la evidencia reciente muestra que los líderes empresariales que durante la administración de Andrés Pastrana manifestaron su
respaldo a la vía del diálogo para lograr la terminación del conflicto armado,
desde el comienzo del gobierno Álvaro Uribe acogieron la opción de derrotar
militarmente a la guerrilla. En efecto, en un sondeo hecho en noviembre de 2002
se mostraba que el 69% de los entrevistados consideraba que en la solución de la
confrontación debía privilegiarse la vía militar y el 74% estaba de acuerdo con el
impuesto de 1,2% al patrimonio para el fortalecimiento de la fuerza pública4.
A finales de 2008, tras los más duros golpes asestados a las Farc en toda su
historia, el 93% de los principales industriales considera que las fuerzas militares
están ganando la guerra5. En 2009 la dirigencia económica del país que ya no
contempla la negociación como una opción para poner fin al conflicto, tampoco
parece estar dispuesta a seguir asumiendo de manera exclusiva el pago del impuesto al patrimonio para la seguridad6.
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La evidente reducción del esfuerzo que los líderes económicos del país
están dispuestos a hacer para superar el conflicto armado se relaciona indistintamente con el cambio en la percepción de la amenaza, pero sobre todo con una
clara subestimación de las implicaciones estratégicas del potencial de transformación de la guerrilla, que se ha propuesto garantizar su supervivencia y prolongar el conflicto armado, como se mostrará en este artículo.
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Cambios en el conflicto y la percepción de la amenaza
A comienzos del gobierno Pastrana, las Farc consiguieron su mayor éxito en momentos previos al inicio de las conversaciones de paz en la denominada Zona de
Distensión (ZD), en el suroriente del país. En noviembre de 1998, la guerrilla se
tomó por asalto la ciudad de Mitú, capital del departamento del Vaupés, en una
acción que produjo la muerte de 16 miembros de la fuerza pública y el secuestro
de otros 61. Si bien esta maniobra marcó el logro más significativo de las Farc,
el ejército recuperó rápidamente el control mediante una acción militar, que significó el principio de una serie de operaciones exitosas contra las Farc, resultado
del proceso de transformación de la fuerza pública y la cooperación de Estados
Unidos a través del Plan Colombia7.
La ruptura de las negociaciones entre la administración Pastrana y las
Farc, en febrero de 2002, dio paso a una escalada de acciones de la guerrilla
orientadas a afectar la gobernabilidad local mediante amenazas contra alcaldes
y concejales municipales, a quienes se forzaba a renunciar. En 2002, 158 de los
1.098 municipios del país se encontraban sin presencia policial por los reiterados
ataques a las poblaciones, mientras 131 alcaldes amenazados se habían visto
obligados a salir de sus localidades.
A partir del primer gobierno Uribe, se produce un cambio sin antecedentes en la dinámica de la confrontación, que se expresa en un aumento de la capacidad de combate de la fuerza pública que obligó a la guerrilla a reducir, en forma
muy significativa, su accionar armado, su presencia territorial y sus operaciones
de secuestro. Se produjo un quiebre en las tendencias que desde hacía tiempo
caracterizaban la confrontación. Por primera vez, los combates librados por las
fuerzas militares superaban las acciones lanzadas por iniciativa de la guerrilla,
que empezaron a disminuir. A partir de 2003, el balance de fuerzas comienza a
ser ampliamente favorable al Estado.
El cambio en la relación de fuerzas se vio reflejado hacia mediados de 2008 en la operación que permitió la liberación de Íngrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses y once integrantes de
La
las fuerzas armadas que permanecían secuestrados por las Farc.
reducción de
No parece exagerado afirmar que esta maniobra, que implicó
la actividad armada del
la infiltración de la organización subversiva, ha sido uno de los
ELN es notoria, incluso en la
golpes más contundentes asestados a las Farc, ya que puso en
realización de sabotajes contra
evidencia la vulnerabilidad de una guerrilla que se había caracla infraestructura económica,
terizado por su elevado grado de hermetismo y cohesión.
su tipo de acción más
Por otra parte, la muerte de Raúl Reyes, ocurrida a corecurrente.
mienzos de 2008, fue otro duro golpe para las Farc, que nunca
habían perdido a un miembro del secretariado a causa de una
operación contrainsurgente. Pero aún más importante fue el significado de la acción militar contra el campamento de Reyes, que marcó
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La guerrilla colombiana, que logró avances muy significativos en cuanto a la
consolidación de algunas zonas del país y la ampliación de su presencia hacia
los centros político-administrativos, hoy da muestras de debilitamiento. Esta situación es, en buena medida, el resultado de la acción de las fuerzas militares,
fortalecidas y mejor preparadas gracias al proceso de modernización iniciado en
el gobierno de Pastrana y profundizado con Uribe.
Pese a que se han afectado los elementos esenciales que se deben ejercer
para que un ejército pueda existir y operar, es preciso reconocer que las Farc han
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Adaptación de la guerrilla a las nuevas realidades
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un fuerte revés para la táctica de las Farc de replegarse a las áreas de frontera
como vía para resguardar la integridad de su retaguardia estratégica.
En lo concerniente al ELN, la reducción de su actividad armada es notoria
incluso en la realización de sabotajes contra la infraestructura económica, que
era el tipo de acción más recurrente de esta guerrilla. Aun cuando las operaciones
lanzadas por las fuerzas militares han sido claves en el debilitamiento del ELN,
la actuación de los grupos de autodefensa es un factor que no puede dejarse de
lado. Las autodefensas lograron penetrar zonas de elevado valor estratégico para
la agrupación guerrillera y golpear a una buena parte de sus fuerzas, que tuvieron
que replegarse hacia las zonas montañosas.
Así mismo, algunas estructuras del ELN han decidido estrechar vínculos
con las Farc o con grupos armados al servicio del narcotráfico, con el fin de garantizar corredores estratégicos para transportar la droga y participar en otras
actividades ilegales, lo que les ha permitido, en alguna medida, actuar con autonomía frente a la dirección central de la organización.
Las alianzas con grupos armados ligados al narcotráfico no han sido ajenas a las Farc. En efecto, en el sur de Bolívar, Urabá, Córdoba, el bajo Cauca antioqueño, el sur de Cesar, Meta y Vichada, al menos seis frentes guerrilleros han
establecido pactos para el manejo de los cultivos de coca, la protección de los
laboratorios y la utilización de las rutas para la exportación de droga.
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podido compensar las pérdidas más importantes8 y garantizar la operatividad de
sus estructuras mediante el mando, control y comunicaciones que se ha flexibilizado y adquirido cierto grado de autonomía9.
Los esfuerzos de adaptación de esta guerrilla a las nuevas realidades militares se expresan también en la creación de un bloque móvil y en la posibilidad
de conformar «comandos conjuntos de área» o «interfrentes», estructuras establecidas a partir de frentes y columnas móviles para realizar acciones y poder
reaccionar ante las ofensivas de las fuerzas militares10.
Las Farc conservan estructuras con un poder de fuego nada despreciable. Por una parte, el bloque Oriental, no obstante haber sido la estructura más
combatida en el marco del Plan Patriota y haber reducido su presencia en forma
ostensible en el centro del país, se mantiene muy activo, en zonas con cultivos
ilícitos del suroriente del país11. Por otro lado, el bloque Occidental ha pasado a
ser la segunda estructura más activa y la única que ha aumentado su dominio
territorial debido al desplazamiento de varios frentes del suroriente al Pacífico,
a donde se trasladaron los cultivos de coca, compensando en buena medida la
disminución del área sembrada en el oriente y el sur del país12.
Vale la pena señalar que el repliegue de la guerrilla hacia las fronteras en
el momento actual representa un nuevo desafío, no sólo por el riesgo de difusión
de la confrontación y las externalidades hacia los países vecinos, sino también por
cuanto las dinámicas transfronterizas permiten que los grupos irregulares, a través de mercados ilegales de carácter transnacional, garanticen el sostenimiento
de su actividad armada.
Las zonas de frontera, sobre todo con Venezuela y Ecuador, acogen numerosas rutas de tráfico de drogas y sirven, en momentos en que la fuerza pública
despliega sus ofensivas, de refugio a la guerrilla, que a su turno lanza ataques
desde allí13. Las áreas de frontera también otorgan a los grupos irregulares una
posición privilegiada para el financiamiento de su esfuerzo de guerra14.
Pese a que los agentes estatales deben respetar la soberanía de los territorios ajenos a su jurisdicción nacional, se presentan episodios como el que permitió
a la fuerza pública dar de baja a Raúl Reyes. A pesar de que esta operación militar
constituye uno de los principales éxitos en la lucha contra las Farc, condujo al rompimiento de las relaciones diplomáticas con Ecuador y a una fuerte censura regional, todo lo cual se encuentra documentado en la literatura especializada, en
la que se advierte que el carácter transnacional que adquieren los grupos
irregulares incrementa la probabilidad de conflicto entre los países
que se convierten en receptores y los países de origen15.
Las zonas
En conclusión, la sorprendente capacidad de adapde frontera acogen
tación a las nuevas realidades militares, que le ha permitinumerosas rutas de
do a la guerrilla, particularmente a las Farc, insistir en la
tráfico de drogas y sirven,
confrontación armada pese a la prevalencia de un entorno
en momentos en que la
adverso e incierto, hace que se corra el riesgo muy alto de
fuerza pública despliega sus
subestimar hacia el futuro la capacidad de transformación
ofensivas, de refugio a la
e
impacto del conflicto. Cabe señalar que ante la creencia
guerrilla.
equivocada que se ha impuesto en la dirigencia económica
del país, según la cual la derrota de la guerrilla está cerca, no
se puede descartar que para lograr la terminación de la guerra se
requiera todavía un mayor esfuerzo de su parte.
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1. Esta manera de ver el problema, que corresponde más bien a una percepción urbana, se refleja en los
sondeos de perfil urbano sobre el orden de las preocupaciones de los colombianos, en los cuales el
conflicto armado y la violencia figuran por lo general en un lugar secundario, después del desempleo,
el costo de vida y otras preocupaciones cotidianas.
2. Jesús Bejarano et al., «La percepción del riesgo estratégico: una hipótesis», en Colombia: inseguridad,
violencia y desempeño económico en áreas rurales, Bogotá, Universidad Externado de Colombia: Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo, 1997.
3. Elisabeth Jean Wood, «Las élites y la resolución de los conflictos en El Salvador y Sudáfrica», ponencia
presentada en el conversatorio «Élites económicas, percepción del riesgo estratégico y procesos de
negociación: el conflicto armado colombiano en una perspectiva comparada», Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 22 de mayo de 2009.
4. «La gran encuesta de líderes empresariales», Revista Credencial, 2002.
5. Ibid.
6. Uno de los miembros más representativos de la dirigencia económica del país manifestó hace poco
que la seguridad es un servicio del Estado que se debe cargar a todos los bolsillos y no exclusivamente
a los patrimonios más elevados. «Estoy expresando que la tributación requerida para consolidar la paz
en Colombia debe tener un límite de condición objetiva frente al orden público y una fuente general».
«Reservas por propuesta del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo. Tributo al patrimonio no debe ser
para todos: expertos», El Tiempo, 4 de mayo de 2009.
7. La estrategia contrainsurgente ha contado sobre todo con el apoyo del Plan Colombia de Estados
Unidos-Colombia, en desarrollo del cual Washington ha aportado cerca de US$6.000 millones. Colombia también ha recibido asistencia técnica militar y de seguridad de otros países, entre ellos del Reino
Unido e Israel.
8 A Raúl Reyes lo remplazó Joaquín Gómez en el bloque Sur; a Iván Ríos lo sustituyó Isaías Trujillo en el
bloque Noroccidental, un guerrillero veterano que opera en la cuenca del río Atrato y en la región de
Urabá (Chocó y Antioquia), y a Marulanda lo remplazó Alfonso Cano. Se dice que ya hace algunos años se
había decidido que se nombraría a Cano como comandante general en caso de que muriera Marulanda.
Así mismo, el secretariado, integrado por siete miembros, se amplió para incluir a dos suplentes: Bertulfo
Álvarez, del bloque Caribe, y Pastor Alape, del bloque del Magdalena Medio, aparentemente para facilitar
remplazos rápidos en el futuro. Como es probable que la deliberación interna en el secretariado se haya
dificultado, las directivas recientes de Cano sugieren que está impartiendo órdenes menos específicas,
de modo que los comandantes de campo se puedan adaptar rápidamente a las circunstancias locales y
se eviten fricciones debilitantes (International Crisis Group, 2009).
9. Prueba de lo anterior es la capacidad que las Farc demuestran en el primer semestre de 2009, de
coordinar la realización de acciones ofensivas en diferentes escenarios. «Las Farc después de Jaque».
Siguiendo el Conflicto, N°. 55, Fundación Ideas para la paz.
10.Cabe anotar que entre las acciones que recientemente han generado gran impacto se destaca la que
llevó a cabo la columna móvil Teófilo Forero, cuando en mayo de 2009 irrumpió en el concejo municipal de Garzón (Huila) con el propósito de plagiar a todos sus integrantes. En desarrollo de la operación
tipo comando, un concejal fue secuestrado y dos celadores y un policía, que impidieron el plagio de
los demás, resultaron muertos.
11. A mediados de 2009, en el suroriente del país, en desarrollo de la confrontación armada con las Farc
se produjo una serie de acciones en las que las fuerzas militares salieron mal libradas. Entre los hechos
que tuvieron mayor impacto cabe mencionar el contacto armado llevado a cabo en zona rural de Puerto
Rico (Meta) que cobró la vida a un suboficial y cinco soldados profesionales, cuando tropas de la Brigada
Móvil 4, orgánica de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, localizaron un campamento del frente 43 de
las Farc. En otra acción acaecida en La Macarena, en el área general de la serranía La Lindoza, perdieron
la vida un oficial y cuatro soldados profesionales, cuando la Brigada Móvil 7, orgánica de la Fuerza de
Tarea Conjunta Omega, realizaba una operación contra el frente 44.
12.El monitoreo de los cultivos de coca realizado en 2008 muestra cómo la disminución del área sembrada en el oriente y sur del país se compensa, en buena medida, con el aumento registrado en el
Pacífico. Colombia: censo de cultivos de coca 2008. Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas
y el delito (UNODC, 2009).
Por otra parte, en junio de 2009 un convoy de quince camiones que transportaba a cien integrantes de
la policía que regresaban de realizar un operativo contra el frente Manuel Cepeda Vargas del bloque
Occidental en el alto Naya, fue emboscado en el corregimiento Timba, en el municipio de Buenos Aires.
En la acción perdieron la vida seis patrulleros y un teniente adscritos a la IV regional de la policía.
13.Durante 2008 y 2009, columnas móviles a lo largo de la frontera con Ecuador atacaron la autopista PastoTumaco y torres de alta tensión. De igual manera, a lo largo de la frontera con Venezuela, en Norte de
Santander, se han registrado ataques a la fuerza pública y sabotajes a la infraestructura de transporte de
hidrocarburos. Cabe señalar que la escalada de acciones de las Farc en 2009 se inició justamente en la
serranía del Perijá, con una emboscada tendida en abril por integrantes del frente 59 en Cerro Templao, que
cobró la vida de ocho soldados orgánicos del batallón de caballería No.2, Juan José Rondón.
14.En el caso de la economía de guerra asociada al tráfico de drogas, se ha podido constatar, a partir del
monitoreo que realizan las Naciones Unidas, que el mayor crecimiento de la producción de coca en
Colombia se registra en las zonas fronterizas (UNODC, 2009).
15.Irene Cabrera, «Las fronteras: espacios decisivos en la prolongación del conflicto colombiano», tesis
de grado, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, Facultad de Gobierno, Finanzas y Relaciones
Internacionales, 2009.
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